LIBRE DE PECADOS
Publicado en Aug 23, 2009
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"No tengo hambre", murmuró a desgano en la cocina. Eran las 4 de la tarde y no quedaba tiempo para otro ensayo.
Desde el invierno las cosas habían cambiado. Con el frío todo se transforma en hielo. Se congela. Se detiene.
Las milanesas endurecían en la heladera. Las aceitunas morían en el frasco. La fruta se pudría en el plato de loza de la abuela, el pan enverdecía, las batatas echaban raíces, las latas de tomate caían vencidas.
Antonio ya no sentía placer cuando regresaba. Daba lo mismo comer o dormir. Hablar o callar. ¿Cuánto hacía que no se  le escuchaba?... "¡Aquí estoy mi rey!".
Mariana no quería saberlo. No deseaba reconocerlo. Tal vez otros platos cambiarían la historia. Quizás un risotto, ravioles de rúcula o algo distinto como lomo de jabalí. No... jabalí no es bueno para sus intestinos. Carpaccio de llama. Una locura. Ceviche de langosta. Sencillamente imposible. Cazuela de ñandú. Un despropósito. Una buena sopa de verduras y hamburguesas de cuadril molido. Tampoco. ¡Sorprenderlo...eso es, cambiarle la rutina!. Muchas especies, bastante picante, ajo, nuez moscada. Impactarlo con agridulces. Cerdo y ciruelas... frutos del bosque...arándanos, sauco. ¿Comida oriental? Las paltas, el zapallo, las legumbres, los hongos secos, el tomate disecado. Las peras al vino oporto como le preparaba su madre. El budín de acelga con queso parmesano. Nada de platos comprados. Nada de olor a fonda. En la mesa jazmines y sahumerios con fragancia a canela. Yo vestida como una diosa y siempre una sonrisa. No hacerle preguntas sobre el trabajo. No disgustarlo con problemas domésticos.  En la casa: placer, distracción, alegría, carnaval carioca. Las manos arregladas de peluquería, los zapatos nuevos, el maquillaje perfecto. Sorprenderlo. Dejarlo boquiabierta. Tentarlo con una caricia, una mirada fatal, un gesto de gata caliente.
Si todo lo hubiera aprendido antes, cuando dormía sola en el otro cuarto. Si al menos una sospecha se antojara meterse por debajo de la puerta. Si alguien me zumbara al oído que perra estaba cerca.
"La gente es lo que come", escuchó decir y Antonio piensa con el estómago. Entonces: todo a nuevo. Ostras, salmón, pulpo, bacalao, pez espada, calamares en su tinta, besugo a la vasca, pejerrey al vino blanco, ¡empanada gallega!...gigante, descomunal, con morrones, cebolla de verdeo y arvejas. Pimentón, azafrán, albahaca. Una pizca de sal, un poco de romero, tomillo, pimienta de cayena. Se va a cansar nuevamente. Mejor delicias naturales: chop suey, canasta de arroz yamaní con vegetales nituke, croquetas de mijo, porotos aduki, germen de trigo, zanahorias y alpiste, amarantos, trigo burgol, algas. Brócoli con semillas de sésamo y tofu. Huevos de codorniz. Aceite de canola, vinagre de arroz, leche de coco, almendras, dátiles, granada y mango, ananá y kiwi, guaraná, higos, frutillas. ¿Carta de vinos?. Malbec, Cabernet, Syrah, Torrontés, Tempranillo. Agua mineral sin sodio. Jugo de zanahorias. Licuado de limón y menta.
Mañana cuando despierte, a su lado va a estar otra Mariana, su nueva cocinera, la mujer que mejor conoce el paladar del sibarita, la única, la perfecta, la reina de su corazón.
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Foto del autor LIBRE DE PECADOS
Textos Publicados: 26
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2 Comentarios 743 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Una mesa de tentaciones

Palabras Clave: digestin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
menos espacio | mas espacio

inocencio rex

coincido 100% con el comentario que precede a éste. es atrapante el soliloquio de mariana ¿una futura yiya murano?.
Responder
September 01, 2009
 

miguel cabeza

Llegados a este punto sin retorno tengo que decirte que aprecio enormemente la obra que nos estás ofreciendo.
Responder
August 31, 2009
 

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