Por el deseo que se vistió de obsesión…
Por las frustraciones de cálculos no acertados…
Por la incertidumbre que se mezcla de vanidad…
Por el creer que nadie escucha, solo porque estamos sordos…
Por creer que nadie transpira, solo porque estamos en cama y estresados…
Por lavarnos los dientes con menos frecuencia y con menos dientes…
Por creernos con derecho a agitarnos, cuando los que corren son nuestros hijos…
Por no poder llegar a ser capaces de ser tan dulces como nuestras abuelas…
Por justificarnos siempre de no visitar mas seguido a nuestras madres…
Por tener un poco de miedo a que nuestros hijos adolescente partan de casa…
Por no decirle mas a menudo “te amo” a nuestros padres ancianos…
Por estar consientes de todo eso,
Y no habernos atrevido a revertirlo.
Por eso el agua de la vida nos abandono…
Y TODO SE FUE DE NUESTRAS MANOS.