Recostada en el quicio de la vida
quiero recordarte alegre,
abrazarme a ese tiempo en que te traigo
dejarlo fluir tranquilo y sosegado.
Que las palabras corran por si solas
en medio de tus silencios.

Te conocí en la risa,
una tarde cualquiera
me contagiaste un día
y ahora me rio,
para emborracharme de paz.
Sabes que me encanta escribirte,
pero también oirte y escuchar tus palabras

Me palpo con palabras delirantes
Atropeyada de voces interiores
que te reclaman en mi espacio
desatándome a veces,
recogiendo negaciones
.
Te acaricio en el viento de la tarde
para sujetar tus recuerdos,
para perpetuar ese gesto,
de dibujarte en el aire
mientras mi mente embrujada despierta,
en medio de ese silencio
para buscar mi lumbre en tus instantes.
Doris 2009