Desde este fuego de soles isleños
con la mirada baja en este otoño sombrío
sofocada te pienso 
y no me puedo asir más ,
que a un racimo de máscaras diversas,
extáticas tristezas
que me invaden un momento.
La soledad furiosa,
con el silencio vuelve y se inventa
en la puerta de lo prohibido
de un mismo paisaje abandonado.

Esta calma caída en lo sublime,
sin jazmines o magnolias,
que aludan al mar,
o inventar una memoria
que omita el nombre de las flores
y luego llegue a ser mi voz,
perfume enajenado por tu ausencia.

Asciende tu placer,
al sonido de tu voz tiemblo,
mi furia femenina es un estanque fundido,
la noche es clara aún sin luna,
pero hay un latir de parpados de nácar

Perpetua exaltación de mis llanuras
en el azar de los vientos
caídas riberas blancas
sollozan con su doliente cabellera de lívido

Mojando con su llanto 
y su boca azulada de sortija
en ese mirar despacio.
no me busques debajo de esta sangre desnuda
búscame en la brisa perpleja de la tarde
donde se pierden las ninfas solitarias
Y el Polifemo enamorado .

Doris Melo
2010, Licencia Creativa.