LA MARCHA
 
Cuando las fuerzas de derecha y de izquierda,
gubiernistas o no, religiosas, políticas y militares
convoquen a marchar contra el secuestro,
la tortura, la desaparición forzada,
las masacres y los crímenes de Estado,
además de otras formas de violencia
y delito generalizados,
pensaré que es una invitación sana,
honesta y bien intencionada.
 
Mientras tanto,
tal despliegue en los medios oficiales
incitando a marchas multitudinarias,
será apenas una farsa hipócrita,
perversa y desvergonzada,
donde se acusa a unos y se absuelve a otros,
desviando la atención arteramente
fuera de la horrenda tragedia nacional
que vive un pueblo idiotizado y sordo.