Mariposa temprana que has volado hasta
mi enero agonizante de tristeza.
Te sorprende este silencio pensativo de mortajas.
Te conmueve este vacío apoderado de la pieza.
Bienvenido tu aletear para estas hojas
irresueltas aprendices de poesías,
huérfanas de plumas valerosas quebradas
por otras palabras.
Frugalidad de palabras paridas para tu vuelo,
compañeras de un paisaje sufriente que
lagrimea en los avatares del silencio.
Te has posado a contemplar mi espera, otro estreno
de la muerte incorregible, y que puede importarle
al mundo esta pasión que escupo en palabras.
Solo tú, mariposa temprana, has comprendido el
solitario temor de las estatuas que maldicen su
destino en plazas equivocadas.