LA MATA DE TRIGO QUE NO DIO LA ESPIGA
 
Las páginas cantan en mi recuerdo
la leyenda del trigo que negó la espiga.

Era un pasto altivo, hermoso y rebosante
de todo el trigal el más sobresaliente.

Sus hojas anchas firmes vigorosas
el recelo despertaron más allá de sus iguales.

Y crecía majestuoso cual un árbol engreído
a su lado sus hermanos se veían casi grises.

Las páginas de mi memoria lo grabaron con enfado
y llegaron los días del verano sin aviso.

Aquel pasto murió cual pellejo deslenguado
sus alardes se apagaron al brotar de las espigas.

¿Y por qué ustedes, pastuza resentida
sacan de sí un trigo de granos tan selectos?

¿no correspondía a mi gallarda compostura
producir el trigo de la noble sabrosura?  

Así lloraba el pasto del trigo descartado
que no alcanzaba a comprender su desvarío.