Locos, loqueros y camareros
Publicado en Mar 14, 2016
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EL HOMBRE DE LAS MIL Y UNA PREGUNTAS
Otra noche más de verano. El bar estaba tranquilo, creo recordar que era un día de diario, pasadas las 23:00 horas. La gente de la zona estaba de vacaciones y dentro del local clientes habituales, tomando lo de siempre.
Llega un hombre bajito y regordete a la barra y me pide un ron coca. Le pongo el ron y sigo a mis quehaceres, limpiando la cafetera.
-¡Pues está genial el sitio! No había estado nunca y tenía ganas de entrar y no había venido todavía.
-¡Si el bar está muy chulo, me alegra que te guste! Cuando quieras, ya sabes dónde estamos. –Le dije simpática.
La verdad el bar estaba decorado de impresión. Era todo de madera, con una cafetera antigua italiana, una “Belle Epoque”. Parecía un R2-D2 en color cobre, en muy buen estado pero con signos de desgaste por los años. Un águila en lo alto de la cafetera, redonda y alargada. Era preciosa. Lámparas de estilo Tiffanys, fotos y reseñas de un famoso capo de la mafia, guantes americanos y bates de beisbol, un sillón de cuero, más de 30 clases de ginebras, cafés especiales, un montón de bebidas que no había escuchado en mi vida, colección de botellas originales de Jack Daniels y grandes expositores. Un pequeño museo y un local en definitiva, con un estilo particular y al que no le faltaba detalle.
-Qué bonita la cafetera es una pasada, ¿es original? –Me pregunta observándola curioso.
-Sí es original.
-¿De qué año es? – Me corta rápidamente
-Pues la verdad no sabría decirte, pero tiene unos cuantos años. –Le digo
-¿Y cómo se limpia? Porque tiene que ser difícil…
-No es tan difícil como parece, no te creas, mucho más fácil y rápido que una cafetera normal –Le digo y sigo limpiando la cafetera, contestando a cada una de las preguntas que me hacía el hombre siendo testigo y no mudo, de cada uno de mis movimientos.
-¿Y cuánto cuesta?
-Pues unos 12.000 euros.
-¿Y las lámparas? –sigue preguntándome.
-Pues….. son estilo Tiffanys. El jefe que es muy pijotero. –Le digo mientras continúo colocando los vasos recién salidos del lavavajillas en sus estanterías correspondientes.
-Pero está super bonito todo. Yo es que he trabajado también en hostelería. Tengo un bar y una fábrica de muebles en Extremadura, y hago también proyectos sociales porque dedicamos una parte de los beneficios y me gusta ayudar a la gente.- Me empieza a contar media vida sin yo preguntarle, quizás queriendo sorprenderme, aunque me decía tantas cosas y tan rápido, tan contradictorias otras, que no sé exactamente qué partes de la conversación eran ciertas y cuales producto de su imaginación.
-¿Y esos vasos para qué los usais?-Continúa preguntando y empezando a provocarme un poquito de estrés con cada interrogación.
-Estos los usamos para el agua y el café con hielo.
-¿Y esos? –Me señala unas copas de una estantería, curvados y del estilo del local.
-Son para los licores, los whiskys solos… -Le digo enseñándole el vaso.
-¿Y esas botellas de qué son? ¿De ron? ¿Me la dejas?
Empezó a preguntarme por cada botella, de dónde venían, con qué se servían, en qué vaso, cuantos hielos…. Me empecé a desesperar, mi compañera como siempre, a su rollo tan feliz evadiendo mis apuros. Me preguntó por cada cuadro y cada foto. Cada una de las botellas de Ginebra, de las cuales antes he dicho que había treinta, por las tónicas, los cafés…. Ya no sabía si quería montar un bar exactamente igual, aunque sus escasos conocimientos sobre muchas de las cosas básicas, fue lo que me hizo comprender que lo de que era dueño de no sé que bar era un farol. Llegué a pensar que se trataba del llamado “Cliente misterioso” poniendo a prueba mi paciencia. Tocaba todo, miraba todo, preguntaba más…. Una pregunta tras otra, a veces disparaba la quinta cuando aún no le había contestado la primera. No paraba de preguntar, no paraba. Llegué a pensar qué por qué siempre me pasaba  a mí lo mismo y me tocaban todos los pesaos… Llegué a pensar que no se callaría ni debajo del agua. Pensé que la lengua se le iba a hacer un nudo marinero de tanto usarla. Pensé que estaba llegando a  mi límite tolerante. No sé si me hizo mil preguntas o mil millones. No sé si venía con una lista escondida de preguntas. No tengo ni idea de cómo su cabeza formulaba tantas preguntas tan rápido. Estaba al límite de la locura y de explotarme la cabeza, veía interrogantes por todos lados y al típico niño que a todo lo que le dices te contesta ¿y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?
¿Y este cóctel con qué se hace? ¿Y con qué ron? ¿Y esas pajitas? ¿Y las cucharas? ¿Y esa foto quién la hizo? ¿Y cuántos años tiene el whisky? ¿Y cuánto cuesta? ¿Y a qué sabe? ¿Le echas limón? ¿Y ese ron se bebe sólo? ¿Y esa botella de calavera? ¿Dé donde es? ¿Qué tiene? ¿Cuánto cuesta una copa? ¿Y a esa ginebra qué le echais? ¿Y a la otra? ¿Y este bote qué contiene? ¿Y cuántas bolitas de enebro echas? ¿Y cervezas? ¿Y cuál se vende más?
Solo puedo decir………………………………………………………………………………………………………………………… Mis respuestas eran cortas, evasivas, al meollo de lo que me preguntaba, intentaba escaparme, me miraba, me preguntaba a lo lejos……………………………………………………………………..
-¿Y a qué hora abrís?
-A las 4 de la tarde.
-La verdad es que te he visto alguna vez abrir y quería pasarme a conocerte y hablar contigo, lo siento por ser tan directo, pero te lo tenía que decir, yo no suelo ser tan atrevido.
¿Tan directo? ¿En serio? No cabía en mí de incredulidad
-¿Cuándo libras? ¿Hasta qué hora estáis? ¿Y el jefe es majo? ¿Y el bar tiene teléfono?
-¿Para qué quieres el teléfono del bar? –Le dije cortante. Lo quiere para seguir haciendo preguntas, pensé en tono irónico.
-Pues no sé por curiosidad, para llamar a ver si estáis abiertos.
-A partir de las 16:00, no puedo darte el teléfono del bar. Entonces no es por curiosidad. (Recordé que mi compañera me contó que a veces llamaban por teléfono y colgaban…. Y que creía que era un chico con el que estuvo y la acosaba de esa manera sútil).
-Oye me he quedado sin dinero y me quería tomar otra copa, ¿te importa servirme otra y otro día te lo pago?
-Lo siento, el local como bien sabes no es mío y no está permitido fiar a nadie.
-Vale, pues me voy y ahora vengo o te paso a buscar y te llevo a casa.
-Tengo el coche en la puerta, no te preocupes.
Mi compañera, a la que a partir de ahora apodaré como sabrosona.jolie, que al fin se dio cuenta de la situación en la que estaba…. Y con su habitual forma de afrontar las situaciones, entró en la conversación atropellando con su acento dominicano, que le faltó dar un culazo al hombre bajito y regordete de las mil y una preguntas.
-Pero Sara, ¿ahora venía tu novio a buscarte no? ¿No viene ahora tu novio? –Guiñándome el ojo como si yo no supiera que se estaba tirando apenas el farol- Sí que me lo has dicho antes, que venía a buscarte y os ibais a casa, que se llevaba tu coche y venía a buscarte a ti –Prosigue hablando, preguntándose y contestando ella solita sin ayuda.
-¡Vale, vale!No hace falta que te pongas así la estaba preguntando-Le dice el hombre a .jolie
-Si yo estaba hablando con ella, yo no me he puesto de ninguna manera…… bla, bla, bla, bla….. se enzarzaron ellos dos en una conversación de besugos, mientras yo estaba de testigo mudo, y aunque el hombre no se creyera las palabras de sabrosona.jolie…. la verdad que me dejó en paz.
El hombre de las insaciables preguntas sin respuesta, finalmente se marchó a buscar dinero para tomarse otra copa… y mientras me escapé con otros clientes.
El hombre volvió,se pidió su copa, se echó amigos en el bar, se despidió diciendo que encantado de conocerme, que le había gustado el bar y que volvería. Y simplemente le dije lo que todos los camareros decimos a muchos de los clientes que pasan por los locales en los que prestamos servicios:
-Cuando quieras, ya sabes dónde estamos, Gracias, Hasta luego.
(Y cuando creías que ya sabías todas las respuestas, llega el hombre bajito y barrigón y te cambia todas las preguntas)
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Foto del autor Locura Transitoria
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Descripción

Locos, loqueros y camareros. Serie de relatos e historias contadas desde el otro lado de la barra.

Palabras Clave: relato historia hombre bajito

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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