Esto le ocurri a Romn por coqueto
Publicado en Oct 18, 2013
ESTO LE OCURRIÓ A ROMÁN POR COQUETO Román visitaba la peluquería cada tres meses, no soportaba más tiempo sin que lo peluquearan. Siempre en la misma peluquería, el mismo corte de pelo y las mismas críticas a los hombres vanidosos que se mandaban pintar las uñas, pintar el pelo, o hacer masajes. Mientras los peluqueros atendían a otras personas Román trataba de leer revistas, sin concentrarse, por mirar y estar pendiente de Anita, -la manicurista- que siempre estaba ocupada y no podía hablar con ella. Un día, por primera vez, Román ordenó a la manicurista que le arreglara las manos, que le pintara las uñas, que le hiciera masajes. Anita y los peluqueros se miraban extrañados, no podían entender ese misterio, que después de tantas críticas de Román a la vanidad de los hombres llegara a imitarlos. No era un misterio, Román estaba enamorado de Anita, quería tener en sus manos las de ella, sentir sus masajes como caricias y hablarle. Ya no le importaba ser vanidoso y que lo criticaran con tal de sentir contacto con Anita, pero ella cumplía su trabajo con seriedad, sin corresponder al coqueteo de Román, respetando que él era casado. El refrán dice: “La constancia vence lo que la dicha no alcanza” aplicable al tiempo que llevaba Román insistiendo a Anita que le concediera un romance de amor. Anita, negaba toda posibilidad de aceptar, por las circunstancias conocidas del estado civil de su admirador. Después de dos años de la insistencia de Román, Anita empezó a inquietarse, sentía que no podía dejar de corresponder las miradas de Román que seguía enamorado. Ese pensamiento rondaba en su cabeza y su corazón no dejaba de palpitar cuando se acercaba a Román, lo que significaba que ella poco a poco correspondía al amor de su admirador a quien quería rechazar, pero no podía disimular, su mirada la delataba y Román al notarlo le solicitaba que fueran amigos, presintiendo que con el tiempo ella aceptaría una relación amorosa y así se cumplió. Empezó el romance de amor entre Román y Anita, pero ella autocriticaba su relación con un hombre casado, perdiendo todo control. La esposa y los cuatro hijos de Román sufrían el doloroso golpe del abandono del esposo y padre, todo por la “maldita infidelidad”. Una familia que había sido feliz durante veinte años acababa de destruirse. El sufrimiento de la esposa fue tan profundo que le produjo “depresión severa”. Los cuatro hijos visitaron a la rival de la madre, le contaron el dolor de ellos, la depresión de la madre, la gran desilusión que les causaba su padre por su infidelidad, deslealtad y abandono. Al escuchar Anita el sufrimiento de esa familia que por mucho tiempo habían sido felices y ahora por sus relaciones clandestinas estaban destruidos, no quiso continuar su relación con Román, pidió perdón a la familia. Suplicó a Román que volviera a su familia, que no permitiera que la esposa sufriera de esa lamentable depresión. Román reconoció su injusticia, su mal comportamiento con su buena esposa y sus hijos, les pidió perdón y volvió a su hogar, pero con el gran dolor de perder a su amante. El buen comportamiento de Román era fingido, no amaba a su esposa, quería a sus hijos, pero no dejaba el amor por Anita, no la podía olvidar. La esposa de Román y sus hijos se daban cuenta que la vida de Román era todo un teatro, que estaba presionado y obligado a cumplir con su deber de esposo. No siendo un hogar feliz, la esposa de Román y sus hijos preferían la separación, que Román volviera con su amada, que dejara de fingir, puesto que ellos también fingían, porque habían perdido el amor por Román y así se lo manifestaban. Vete con ella decía la esposa y también los hijos, vete lejos porque más depresión nos produce tu manera de fingir y tu depresión por no estar con tu amante. Vete, ya no te amamos, no queremos tu lástima. Román sintió gran alivio, tranquilamente podría reconquistar a su amante. Román salió de su familia en busca de su amada Anita, pero ella no lo aceptaba, a pesar de que lo amaba. Román recordaba que fue difícil conquistarla, pero que el tiempo le ayudó y logró un romance con ella, entonces empezó a reconquistarla de nuevo, mandándole flores, escribiéndole poesías, dándole serenatas con canciones de gran amor. La última canción que le dedicó sin resultados fue ese bello bolero que Luis Miguel canta: “No sé tú Pero yo te busco en cada amanecer Mis deseos no los puedo contener En las noches cuando duermo Si de insomnio, yo me enfermo Me haces mucha falta, mucha falta No sé tú” No valieron flores, poesías ni cantos. Anita no lo recibió, y la esposa no lo perdonó.
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DEMOCLES...(Mago de Oz)
Silvana Pressacco
Buena historia amiga, me entretuve leyéndote.
Cariños Matilde
Matilde Contreras
MARIA VALLEJO D.
Cuanto vale el respeto, que hasta el amor doblò la rodilla,es el caso de Anita, quien supo mantener su sentimiento hasta ver clara
su posiciòn, buena forma de actuar, bueno es mi concepto.
Buenas tus letras mujer!
Saludos
Matilde Contreras
GLORIA MONSALVE
logres llevar al lector atento a lo qeu va suceder,,tienes buena continuidad y redacion..
la historia un tanto triste,... asi es amor, asi es la vida,, hay precios por pagar y otros que por mas amor que se tengan no se pagan por las concecuencias que esto pueda traer como en el caso de anita que ya nunca mas quiso volver con rroman,, y el caso de la esposa e hijos que prefirieron la separacion a estar finjiendo... la balanza decide..
me gusto leerte
abrazos
ahhhhhhhh se me olvidaba.. rico esa mezcla de narrativo y cancion.. conatgias ...
Matilde Contreras