El Fiasco
Publicado en Aug 27, 2013
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Él no deja de mirar la hora. Desde hace algunos meses todo ha cambiado entre ellos. Él con sus constantes viajes “por motivo del trabajo”,  su negativa a que ella lo acompañara, las llegadas tarde y las conversaciones secretas con quien sabe que cliente. Ella se pregunta ¿Qué es lo que paso? ¿Qué hizo o qué dejo de hacer? Desconcertada no quiere saber la verdad, todo lo atribuía a un mal momento que estaba pasando la relación y él se siente emocionado no lo puede ocultar es como si la alegría de vivir embargará todo su ser, las noches que pasa en su casa se le hacen eternas, le cuesta conciliar el sueño, él está ahí pero su pensamiento está en otro lugar añorando otra compañía. Esa mañana en particular, algo era diferente, él se había levantado muy temprano, se veía apresurado, ella al oír tanto movimiento se despertó, al incorporarse lo vio sacando del closet su ropa la que con toda prisa la metía a las maletas. De un salto ella estaba frente, quería una explicación, él por su parte ni se inmuto siguió con su labor. Ella estaba angustiada, enojada, desconcertada, todo a la vez, dudo un momento pero tomando fuerzas del dolor, lo encaro ¿Qué significa esto, exijo una explicación? Él, se detuvo con unas camisas en las manos sin levantar la mirada, dijo “me voy” ¿Por qué? Pregunto ella ¿Dime que pasa? Ella sentía un vuelco en su interior y un sudor frio le recorría el cuerpo, no sabía si ponerse a llorar o decir que se largara. Él dejó la ropa sobre la cama y levanto la mirada, ella tenía los ojos anegados con una expresión de angustia, temblada toda, él al verla así sintió avergonzado y un dolor en el estómago, no tuvo más remedio que hablar, apesadumbrado se sentó en la cama con la cabeza gacha empezó a decir “Mira tú no tienes la culpa de nada, soy yo. No sé en qué momento deje de ser feliz, el sólo pensar regresar cada noche a este lugar me llenaba de angustia.  Eres una buena mujer, pero ya no te quiero como antes. Todo es tan rutinario, tan aburrido. Y bueno conocí a alguien que me ha devuelto la alegría de vivir, me siento feliz no veo la hora de estar con ella… Cada palabra que él pronunciaba para ella era una daga que le cortaba, sus ojos no dejan de llorar, sentía que el rostro le ardía, dentro de ella había una lucha, el dejarlo ir así nada más o retenerlo exigirle que cumpliera con el compromiso que hizo con ella. Él se dio cuenta de la confusión que ella sufría, aprovecho el momento cerro los belices y salió de la recamara, Mientras ella dentro de la recamara sólo atino a sentarse en un taburete todo le daba vueltas, en ese momento lo único que quería era desaparecer o que desapareciera lo que acaba de ocurrir, deseaba que el reconsiderara y le dijera que no era cierto… Se escuchó que se abría la puerta y él le decía “mandare por las demás cosas que faltan. Piensa en qué términos se realizara el divorcio” La puerta se cerró. Ella sintió como se rompía en pedazos el proyecto de vida que los dos habían planeado,  en un instante ya no tenía nada. El resto del día se quedó tumbada en la cama, iba del dolor a la rabia, después de un tiempo se quedó dormida, al despertar se fue al baño, al estar frente al espejo  decidió pelear por su matrimonio, rápidamente se arregló para dirigirse a la oficina de él, lo seguiría para saber quién era “esa” que pretendía echar a perder su vida. Así las cosas salió de su casa y se enfilo rumbo al trabajo de él, se estaciono frente a la salida del estacionamiento, marco a su oficina,  su secretaría le informo que acaba de retirarse pero si quería lo alcanzaba antes de que entrara al elevador, ella le dijo, no se preocupe ya lo veré en casa. No espero mucho para ver salir el vehículo y se dispuso a seguirlo, la cabeza le palpitaba con fuerza, una cúmulo de sensaciones le envergaban, el vehículo se detuvo frente a un edificio de departamentos, él descendió y llamo por teléfono, estaba muy contento según lo que observaba, guardo el celular y procedió a recargarse en el carro, después de unos minutos la puerta del edificio se abrió, ella sentía que el corazón se le detenía, la boca la sentía seca y con un sabor amargo, las manos las tenía sobre el volante, finalmente apareció “esa” muy sonriente extendiendo los brazos, él hacía lo mismo. Ella se quedó helada, no era posible lo que veía. La persona que a su marido le había devuelto el deseo de vivir,  era nada más y nada menos un hombre. Lo único que atino hacer ella al ver como se abrazaban y besaban,  fue llamar a su abogado.
Lunaoscura
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Foto del autor Edith Zepeda Hermenegildo
Textos Publicados: 164
Miembro desde: Feb 21, 2013
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Descripción

El Fiasco, Relato

Palabras Clave: Engao pareja separacin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (3)add comment
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Silvana Pressacco

Ay, ay...realidades que espantan, ya que nos dejen por otra es un golpe en el ego, me imagino lo que sería por un hombre. Divorcio total y sacar de la cabeza ya a ese confundido hombre.
Me gustó la historia. Saludos Edith
Responder
September 12, 2013
 

Edith Zepeda Hermenegildo

Gracias por leerme. En efecto en esta época ya no se sabe, he visto varios casos así pero no sólo de hombres sino también de mujeres. ¡La modernidad!

Te mando un afectuoso saludo Silvana
Responder
September 12, 2013

un sentimiento

Muy Buen Texto!!!
Responder
September 12, 2013
 

Edith Zepeda Hermenegildo

Muchas gracias por leerme y por tu comentario. Hasta pronto Un Sentimiento
Responder
September 12, 2013

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