El día de tu funeral, estaré ahí. Me acercaré intentando no hacer sonar tan fuerte mis tacones. Guardaré silencio mientras te miro dentro de este pulcro y negro ataúd. Quitaré mis guantes y lo acariciaré... como a tu piel durante noches de risas, canto y copas. Lo abrazaré... como a tu cuerpo mientras nos adormecíamos al llegar el cansancio. Lo besaré... como a tu deliciosa boca al entregarnos al placer. Derramaré sobre él una lágrima mientras susurre un adiós. Te dejaré una flor.
Me iré... intentando nuevamente no hacer sonar tan fuerte mis tacones. Todos voltearán para mirarme. Escucharé qué se preguntan unos a otros. Nadie sabrá responder quien soy.