• Marcela Isabel Montes Silva
chicamonti
Soy una cuarentona juvenil, con muchas ideas para realizar.
Me gusta el canto, el baile, las letras.
Estoy aqui como una asidua y princiante escritora.
Considero que estoy iniciando una excelente etapa de mi vida.
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  • País: Chile
 
"Querido Diario,esperando que al recibo de esta carta todos mis amigos se encuentren bien, paso a relatar lo sucedido precisamente durante el día de ayer. El día comenzó apurado, como muchos en este último tiempo, tomando el telefono despertador y lanzandolo a la pared para que la voz monótona y gangosa de la chica diciendo "son las seis horas con 54 minutos..." una y otra vez,parara de retumbar en mis oidos.Sentí como se abría en varios pedazos quedando alli tirado en el suelo, inerte y callado, "por fin", pensé. Primer asesinato virtual del día. Corriendo a despertar los niños, tomé mis ropas y las puse sobre mi cuerpo aún adormecido y perfumado sólo con aromas naturales. Emulé a los franceses haciendo gala de la más clásica característica de su cultura: "excelencia en el perfume que no deja rastro de aromas corporales". El pelo...reflexioné... no hay problema que una bonita boina no solucione...total hace frío y pasa piola", pienso. Tostando pan para el desayuno,ordenando la cocina, estirando la cama, prendiendo la lavadora con una mano y con la otra, sacando el pan de la tostador que ya está quemado...valor. 07:10...y no hay ruido...Niñossss despiertennnnnnnnnnn, que vamos a llegar tardeeeeeee......otra vezzzzzzzzz ,por la cresta!!!!... Nadie dice nada...  Subí a la camioneta y me puse a tocar la bocina como endemoniada, tanto que el vecino miró con una cara de no muy buenas pulgas....el perro ladra y los cabros de porquería no se dan ni por aludidos...tanto asi que llego a la esquina y al mirar por el retrovisor veo a los chiquillos corriendo a medio vestir con la mochila arrastrando..".puta mamá que la cagai ...te quedai dormia y además nos apurai....soy paletea,pos" ....me dieron unas ganas de palabrearlos...pero no tengo tiempo porque ya es muy tarde y además llama Marcelino,el amigo de mi hijo al que pasamos a buscar todas las mañanas,que esta asustado por la demora....lo van retar si llega atrasao,me dice el Franco y yo, ya no quiero más guerra....CRESTA , SE ME QUEDÓ EL MAQUILLAJE  EN LA OTRA CARTERA!!!!! además de edionda voy a tener que andar con cara de poto todo el dia!!!! valor!!!!...   Dejo a los atrasados en la puerta del colegio y escapo raudamente a la casa de mi mamá. A lo lejos veo la figura de la  Inspectora Claudia que sale con el libro de firmas para autorizar  el  atraso de  los cabros pero pienso dos segundos y digo...." a la chucha con la firma...ni cagando me devuelvo...mañana firmo....voy atrasada". Menos mal que llegué a la casa de mi mamá para tomar desayuno con ella, me esperaba tempranito para pasarme las llaves del terreno....Don Antonio de la chatarra llegará a las 8:00 a buscar las llaves y ya son 7:45...."y este viejo es más puntual que la cresta" pienso y tomando el café caliente que me quemá hasta las papilas gustativas salgo con las llaves para ir a entregarlas...la mañana se pasó volando y yo deje las patas en la calle, callejeando como dice un amigo mio, pero ya llega la hora del almuerzo y voy a reponer energías. Mi amiga Irene me llama salvadoramente a las 13:38 hrs y me invita a almorzar...."Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"  respondo entusiasmada..."me salvó la negri de hacer almuerzo en la casa,jajajajajaja". Floja la loca....pienso y después me olvido... El menú riquísimo y la conversación, mejor, le entrego su regalito porque estubo de cumpleaños. Pelambre variado, postre espectacular. Tratamos de conseguir doble postre con el metre, pero no resultó... Bueno , un cafecito, repetimos al unísono...reímos de buena gana... Entonces empezó lo bueno...empiezo sentir la garganta adolorida, viene la toz, me pican los oidos, me pican las orejas. La nariz se me suelta y los moquitos corren libremente, yo trato de buscar los pañuelitos desechables que nunca faltan en mi cartera pero....me acuerdo de que se quedaron en la bolsita del maquillaje ... Pienso "...¡CRESTA QUE HAGO AHORA!". Inevitable, tuve que recurrir a las servilletas que estaban en la mesa... Extraño, pensé. "Chica te tiene caga el resfrío" ...fue el comentario, y pasó. Corre para alla corre para aca....en fin me sentía rara pero eso es habitual en mí...tengo mucha cosas que hacer...de ahí a la farmacia por los pañuelitos desechables y a buscar a mi madre para los trámites: retiro de la pensión, compras a la farmacia y al super...en eso, siento mis labios un poco inchados...le pregunto a la chica de al lado, "me notas algo extraño en la boca"....me mira asustada..."tienes los labios rojos, inchados, te van a salir aftas"...QUE!!!!!!!!! grito despavorida...no puede ser...que me pasa....en eso siento los ojos arder, la palma de las manos rojas y hasta las uñas de los pies mi pican...puta la weaaaaaaaaaaaa ...es alergiaaa. Mi mamá que grita junto conmigo, la pobre no ve nada sólo escucha..."Mami, te voy a tener que ir a dejar rapidito porque esta custión me esta oliendo mal"...Corre para La Cruz y luego a casa. Entro gritando..."Francoooooooooooooooo apurateeeeeeeee me tenis que acompañar a emergencias weon, estoy asustada, me dio alergia aaaaaa..... Salimos raudos a la Clinica. En el camino, sudo helado y siento calor al mismo tiempo...se me seca la garganta,me pican hasta los huesos. "Puta mami y yo que debería tener mis documentos pa manejar, te dije que era importante" y yo pienso..."por caga me pasó....mañana mismo mando a este cabro a hacer el curso..." Ojalá llegue a emergencia....fatalista la tonta...jajaja. Como pleno invierno, emergencia esta llena. Niños chicos y abuelitos, todos toziendo a diestra y siniestra, la influenza acecha..." aqui voy a morir esperando"...pensé... No terminaba de hacer la recepción y me llaman..." Dios me ama", pienso. Entro, la chica toma la temperatura,la presión,pregunta webadas y yo con la picazón desde la punta del pelo hasta la punta de los pies. Entra el doctor, "lindoooooo"... pienso,"hasta las hormonas estan transtornadas con la alergia"jajaja. Mientras hace las preguntas de rigor, va haciendo el diagnóstico...revisión de por medio, analisis de sangre,de orina, rx, etc.  Una hora y media después dice..."Es una reacción alérgica que no tiene causa aparente...me da la impresión que es ESTRES...le voy a dejar una inyeccion y unos medicamentos suaves para los síntomas pero va a tener que ir a la consulta  de su médico de cabezera para tratarse...dígame....¿le ha pasado algo complicado este último tiempo?...y pienso...¿además de la vida complicada que ya tengo...tengo que soportar preguntas weonas de un gil que ni conozco y además tengo que pagarle? Pero la aguja entrando en mi gluteo me recuerda que necesito descanso...de preferencia en una isla desierta, con un moreno lindo, musculoso y sensual... FIN. 
  Desperté cansada. Me duele la cabeza. Fueron muchos sueños durante la noche. Tanta inspiración nocturna....¿será producto del cansancio por este insomnio que me atormenta hace días, o por esta inmensa tristeza que inunda mi corazón desde que él se fué?. Es demasiada la calma que reina en esta casa desde aquel día. Recuerdo que todo era movimiento y un interminable remolino de ideas,emociones,sentimientos cuando él aparecía en la puerta. Fue así desde que lo conocí.Era septiembre. Celebrabamos el 18, nuestra fiestra patria. Yo habia cumplido recién los 19 años.El ya tenía 23 y una interminable fila de chicas a la espera de ser elegidas como la compañera de la noche.Todo un Don Juan seductor.Lo miré desde la barra del bar un tanto desalentada pues obviamente sabía que yo no estaba en ese grupo. Sin embargo, no pasarían muchas horas antes que me sintiera la primera de la lista.En una de esas interminables idas al baño, me lo encontré  justo a la salida. Fumaba un cigarrillo y con una pícara sonrisa en esa carita de niño malcriado. ¿Yo?...en la luna y pensando si sería a mí a quien miraba. Comenzó a caminar en mi dirección y como nunca antes lo sentí, mi corazón llegó hasta mi garganta. Tomó mi mano con fuerza pero delicadamente. Increíble, baila muy bien, pensé. Es dificil que alguien baile nuestro baile nacional con tanta pasión, pensé. ¡ Me encantó!... Su mirada guiaba mis movimientos y sus gestos,aprobaban complaciente. Hubo química desde el principio.  Luego, agotados, me acompañó a la mesa y sin más me preguntó porque me habia cortado el pelo si lo tenía tan lindo... Ahí descubrí que había alguien "mirandome" desde lejos hacia ya algún tiempo, amándome en secreto desde que era una quinceañera. Aunque no me lo dijo, el ya me conocía, tenía una historia conmigo. Sólo esperó con una paciencia abrumadora (inusual para su temperamento), la oportunidad propicia para cruzarse en mi camino.Fué así como esa misma noche y sin más espera, me dijo de una forma casi premonitoria: "tú te vas a casar conmigo". Cuando la noche aun no terminaba , me pidió el número de teléfono, (en esos años no teniamos celulares)y sin tener donde escribirlo, lo memorizó. Ok, eso es todo, dije yo. ¿Cómo iba a recordar un número de teléfono con esa fiesta en su cabeza? Imposible. Ya cansada regresamos a casa y aunque lo intenté , no pude dormir. Me convencí de que tenía que olvidar ese encuentro y dedicar mi tiempo a mis estudios universitarios.Había pasado una semana y jamás pensé verlo de nuevo tan pronto. Estaba a punto de salir al cumpleaños de Anita, mi mejor amiga, cuando sono el teléfono. Era él. Los nervios me abrazaron fuerte. Me invitó a  salir pero yo no podía. Quedó en silencio y luego dijo "¿y el domingo?"...Pero nunca llamó.Pasó un mes y estabamos con las chicas en la inauguración de un nuevo bar, cuando alguien toco mi hombro. Con su cara triste me dijo que lamentaba mucho no haberme llamado aquel domingo, pues su padre había sufrido un accidente y en su mirada se descubría la verdad."No importa... insistí ". Me tomo tiernamente la mano y me dijo..." en ese caso...¿sería posible que hoy me acompañaras?. Imposible negarme.Desde ese día no nos separamos más.Un pololeo de 7 meses y un largo noviazgo de cuatro años. Nos casamos en enero del año 1990 y tuvimos dos hijos.Pasamos muchos momentos de felicidad y otros de profunda tristeza, pero siempre juntos. Problemas de salud (yo tuve un cáncer que casi me arrebató la vida), problemas económicosque nos llevaron a tomar la decisión de viajar al extranjero en busca de nuevos horizontes...en fin, una vida de altibajos, pero juntos. Como dijera el sacerdote el día que nos casamos: "compañeros en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza,hasta que la muerte los separe"....Para toda la vida , pensé.Por eso, cuando se fué, sentí que confirmabamos lo prometido en el altar. Dios se lo llevó un día de verano, cuando apenas cumpliamos 21 años de casados.Tan rápido y caóticamentecomo había sido nuestra vida juntos. "Un infarto fulminante al momento de conducir de vuelta a casa" dijo la policía.Perdió el conocimiento y desbarrancó su auto en la cuesta llamada "La Dormida". Ahora pienso que mi resignación tiene algo que ver con ese nombre. "Está durmiendo", es lo que me gusta pensar.Dios así lo quiso y su vida terminó en un sueño como tantos en los que lo recuerdo. Acelerado, inquieto,un niño rebelde. Ese era él.Te soñaré por siempre, amor.
Cantaba en la ducha, cantaba en el baño, en la cocina, al hacer el amor. Cantaba, cantaba, de buena gana, no sabiendo que estaba a punto de emprender un viaje con rumbo a lo desconocido... No fue fácil aceptar que la vida cambiara de un momento a  otro... Sin embargo, lo que paso  no me habilita para decir lo que es bueno o es malo en esta vida...Hay algo que ahora entiendo, y que obviamente, en ese momento encontraba muy injusto, demasiado para mí, yo que  nunca le hice daño a nadie, que  fui buena y bondadosa al estilo "Caperucita Roja", obviamente sin tener en cuenta que el lobo siempre estaba  allí , en la oscuridad del bosque , en la penumbra, acechando para saltar sobre la indefensa  chica de la capa roja y devorarla desde los pies a la cabeza, ansiando poseerla y engullirla para jactarse luego de su audacia y desfachatez,  animal al fin y al cabo. Comenzaba a preocuparme que nadie me llamara para la salida del día sábado por la noche, noche de ronda que sin duda, ya se me hacía conocida  en aquel barcillo que albergaba a un sin número de aficionados a ese pasatiempo superfluo que es cantar.  Fue difícil encontrar quien me acompañase aquel fatídico día, pero sin pensar demasiado decidí que era hora de tener el coraje de salir sola como la mujer autónoma que soy.  Cantaba   en   la      camioneta     algo de     Luis Miguel     que  me transportaba a la luna, a las estrellas y que me hacía pensar  que yo era una de ellas.              Al llegar  ya sentí una mirada clavada en mi frente, la energía condensada y una embriaguez  sutil, una mezcla de  aromas a alcohol y cigarrillo.  Su mirada me acompañó desde el primer  momento en que traspasé la puerta.  Cantando, cantando, nuestras miradas se entrelazaron, se estrecharon, se abrazaron con una pasión etérea y contundente a la vez.  A cada nota, sentía como sus ojos verdes   traspasaba mi piel y recorría  mis órganos, podía sentir el fluir de su respiración junto con la mía, pensé que nunca podría haber cantado si la letra del karaoke no estuviera apareciendo en la pequeña y negra  pantalla del monitor. Apoyada en la barra ya sin tener mucho donde mirar, quise escapar de su asedio pero el deseo de saber que había más allá me apernó al taburete alto y espigado en el cual  estaba sentada.   Conversaba con la chica que preparaba los tragos cuando voltee para mirar a quien cantaba aquella canción de Luis Miguel que venía escuchando en la camioneta..."...no puede ser, que maravillosa voz...el tipo estaba allí parado frente a todos, micrófono en mano, haciendo alarde de una voz envidiable y un porte admirable.  Extraño personaje que nunca había visto por los alrededores.  Alto, delgado, pelo cano perfectamente ordenado, tez clara, una barba prolijamente desordenada, y  completando el cuadro,  dos grandes y redondos ojazos verdes..."exquisito" pensé.             Allí firmé mi sentencia  de muerte. Frente a todos los presentes  y  acercándose lentamente, entre cantos y susurros acercó sus labios a mi mejilla y tiernamente dejó su aroma impregnado en mi piel. De ahí en más, todo fue rápido...un trago, conversación agradable y pausada, miradas cómplices, silencios comprometidos.  Ya la noche se hacía tediosa escuchando a quienes  no quería escuchar. Otros eran mis deseos a esa altura y él, Antonio,  leyó  esa lectura entre líneas. Tomando mis pequeñas y frías manos  entre las suyas  me sacó de allí sin siquiera preguntar nada.  Todo estaba dicho entre risas y sonrisas, entre cantos y  románticas letras.              Caminata  lenta pero enérgica, en dirección a un automóvil  negro, elegante y de vidrios polarizados. Nada que decir, sólo acepté que amablemente me abriera la puerta para entrar  y deposité toda mi humanidad en aquel asiento suave y mullido con total confianza.             Conversación  sin mucha profundidad y risas nerviosas nos acompañaron en el trayecto. ¿A dónde iremos? Pregunté  mirando como el paisaje pasaba frente a mi ventanilla.  "No te preocupes, te va a gustar, sin duda...Es un lugar especial que yo adoro, ya verás"             Y claro que vi, viví y adoré.  Fue una noche inolvidable.  Como dice Arjona: "para que describir lo que hicimos en la alfombra si basta con resumir que..."             Desperté enrollada en las aún  tibias sábanas blancas, solitaria y llena de preguntas...pero ya era tarde...se había marchado sin dejar rastro...y pensé..." el problema no es el daño, el problema son las huellas..."
                      Temor a lo desconocido, asumir que estas fuera de práctica, perder el control en lo que siempre estuviste segura. Sin excepciones, todo lo que podría sentir en este momento.                 Difícil conciliar deseo y realidad. Puedes leer, ver, comprender pero nada te asegura que podrás volver a entrar al juego sin salir lastimada. Estuve a punto de hacer “click” en “besos”, pero no me animé. Que tal si entendiese otra cosa…¿qué otra cosa, un beso es un beso, sinónimo de amor, sexo y pasión” pensé. Posé para la cámara una y mil veces, pero nunca me decidí a subir la foto para el perfil. ¿Kilos o gramos de más? Ya no recuerdo que escribió.  Lucía  bien en la foto y su descripción,  creíble… ¿me pregunto qué es lo que me intimida tanto?... Mi hija me retó cuando descubrió que estaba en el chat del site de citas on-line…”Mamáaaaaaaaaaaaa ¿qué haces?, gritó, “eso no es para ti"... Me gustaría haberle respondido que lo sé pero en vez de eso, me eche a reír de buena gana. Realmente le encuentro sentido a esto de ver un perfil. Te hace sentir que conoces a ese alguien un poco más. Minimiza los errores del primer encuentro.                 Pasé muchas noches viendo como Luisito, Sofrito y Dumas, aparecían y desparecían del chat, sin imaginarme siquiera de que tenían una conferencia tripartita en “privado”..¿haciendo que?.      Imagino que es tonta la pregunta, obvio.   Imaginaba como sería aquel Luisito  y si todo lo que escribía sería cierto.                 En fin, debemos confiar hasta que nos desilusionen, o no?.
"Una chica estaba un tanto confundida, pensando y pensando en que era lo que le pasaba. Mientras descansaba en un banco de la sombría placita de su barrio sin nadie a su alrrededor, intentando encontrar una explicación a su inusual y repentina felicidad. No entendía mucho cuando entró esa sensación en su interior.Con un inusual frio que le recorría de pies a cabeza. En realidad no sabía si era sensación o emoción, sólo que no estaba cierta si debía o no permitirse aquella inquietud. "claro, pensó,debe ser que hoy salio la luna llena y redonda como la mayor de las esferas brillantes de navidad y está afectando mi energía,debe ser eso" asintió con un gesto de marcado alivio. Pero cuando levantó la vista para ver en el cielo a la causante de su inquietud, se encontró con los ojos de aquel que tiernamente la observaba. "Sorpresa" dijo el individuo en un tono extraño y extendió su delgada y fria mano hacia ella tomandola delicadamente por su cintura. Sintió como sus pies se despegaban del suelo mágicamente y se elevó por los aires entrando por una amplia puerta de acero a una especie de laberinto que los condujo al lugar más gélido que ella hubiese conocido jamás. Una profunda sensación de paz la inundó. Podía sentir una suave brisa y la presión de las grandes manos de su compañero. Deseo nunca más volver al solitario banco de la sobría placita de su gris y oscuro barrio". Feliz cerró los ojos y se dejó llevar. " Nada se puede hacer ya" remordió sus palabras la señora Inés. Observaba incómoda la escena desde la puerta de su descuidada casa. Doña María refunfuñó " ¡¡que manera más terrible de morir!!...el tipo de la ambulancia dice que murió de frio pero incomprensiblemente su carita tiene una linda expresión de felicidad"...
"Ya me voy.  Es una lástima que no pueda despedirme de todos los que vinieron a verme. Más que por mí, por aquellos que no solucionaron sus conflictos conmigo". Recuerdo que antes de llegar, tuve esa extraña sensación. La noche anterior  fue especialmente calurosa, en todo el verano no había sentido tal calor. Recordé con nostalgia las hermosas noches de calor húmedo de Brasil. “Saudade” como dicen los brasileros.   Imaginé que  ese ambiente cálido me había sido enviado para realizar esta  tarea con  agrado. Siempre tuve la costumbre de preocuparme en demasía la noche anterior a cualquier evento, más ahora que había decidido operarme. Ni siquiera pensé en acostarme. Después de comer, despedí a los chicos después del besito de buenas noches acostumbrado. Pasaron las horas rápidamente ordenando y organizando carpetas y carpetas, grandes, pequeñas, de variados colores y formas. Documentos de todo tipo  acumulados durante muchos años. Las tenues luces del comedor fueron mi grata compañía hasta avanzada la noche. Cansada y con dolor de espaldas me recosté en el mullido sofá gris de la sala para fumar un cigarrillo, costumbre  heredada  de mi ex marido, mala costumbre por cierto. Allí adormilada descansé mi preocupado ser, esperando que nada malo aconteciera durante la operación...Podía ver a la distancia la figura de mi anciana abuela en la pequeña sala de espera con sus ojitos cerrados y su piel ajada por los años.  Sus ojos se mantenian cerrados para no ver la cruda realidad que la rodeaba desde que comenzara esa seguidilla de partidas. Primero su única hija, Marcela. Luego mi abuelo, su marido durante 55 años. Luego mi hermano, el único nieto varón de sus 5  hijos. Tristeza era la que se vislumbraba en su rostro. En sus manos un viejo y manoseado relicario que le regalar mi abuelo hacía ya muchos años. Una a una pasaban aquellas bolitas desde una mano a otra, tras  el murmullo de su voz pausada y silenciosa. Podía sentir que a sus más de 90 años y  un tanto agobiada por  recuerdos acumulados, sus rezos llenos de  dulzura llenaban el ambiente.A  pesar del silencio reinante en aquella sala fría y poco iluminada, podía sentir  la  calidez  de una tenue energía que emanaba de  su cercanía. No sé  si los demás alcanzaban a notar todo aquello que tan especialmente observaba yo desde la puerta de aquel cuarto, pero eso me llenaba de una inexplicable paz. Ahora entiendo que ese silencio tenía una razón de peso para todos los que se reunieron esa fría tarde. Y el motivo era yo.  Me tomó por sorpresa,sí.  Como podría explicar siquiera que aunque veía todo y a todos, yo ya no pertenecía a este mundo. Sólo estuvo todo claro cuando vi a mi madre, cruzar la recepción del hospital  ahogada en un mar de lágrimas, con su cara llena de dolor y tristeza. Dijo a todos con un pesar que atravesó  mi corazón: "mi niña se ha ido"...     
Don Juan José Sierralta era un buen hombre, campechano hasta los huesos, siempre adoró el campo y sus tareas matutinas. Vivía en la ciudad sólo por su amada Teodora. La infiel, ingrata y complaciente Teodora.             En innumerables oportunidades  don Juanjo, como respetuosamente  le llamaban sus subalternos, la recordaba y la ansiaba fumando un cigarrillo a la salida de la empresa. Allí, en el verde césped del antejardín, podía remorder sus rabias y digerirlas rápidamente antes de volver a casa y enfrentarse a esas dos pequeñas creaturas que en nada  se parecieran a su despiadada  madre. “No tengo el valor de seguir aguantando  esta vida plana y sin gracia, Juanjo. Necesito libertad, necesito sentir que aún estoy viva. Contigo estoy encerrada en una jaula de plata. Entiendo que a veces soy un tanto exigente e inconformista pero quiero que me entiendas. Necesito con suma urgencia volver a distraer mis sentidos  con cosas bellas, a escuchar la música que envolvía mi cuerpo, a bailar al son de la guitarra y vestir aquellas lentejuelas que me hacían brillar como una estrella..." No quería aceptarlo, en verdad sus oídos se negaban cada vez más a  escuchar tamaña verdad. "Como podía pretender siquiera pensar en esa vida de aprietos y pobreza cuando bailaba en aquella cantina de mala muerte." Pensaba Juanjo y sentía como sus dientes se apretaban cada vez más llegando incluso a fracturar su mandíbula en alguna oportunidad. El dolor que antes fuera intermitente ahora se hacía más profundo. “Desvergonzada, puta, maraca, no eran suficientes palabras para describirla” pensaba. Recuerda como ella  le regalaba dulces e insinuantes miradas desde el escenario del único cabaret de mala muerte que existía en el pueblo. Ella era la más hermosa de todas. Alta, muy delgada pero con sus pechos turgentes como la más dulce y apetitosa de las frutas. La deseaba con todas su fuerzas de hombre recio de campo, acostumbrado a domar la más arisca  de sus yeguas. Y así fue que en una noche de festejo interminable, para su cumpleaños número 32, sus amigos cerraron el local y dieron rienda suelta a la más alocada fiesta que él haya recordado.  El ambiente estaba cargado de humo y alcohol. El son de la guitarra aceleraba  los latidos del ansioso corazón de Juanjo y a medida que su cuerpo se embriagaba con el dulce sabor del coñac, repetía su nombre: "Sussy,Sussy".  En el instante en que se abría el telón, Juanjo ya la deseaba para él. Sus labios color carmesí se insinuaban sólo a él, caminaba con pausada elegancia sobre el escenario y su descubierto cuerpo le entregaba el placer de ver hasta donde terminaba su espalda. Divagaba pensando en la suavidad que esa piel le entregaría a sus callosas manos de trabajador incansable y a cada nota de su sensual canción, expiraba un suave pero profundo suspiro. "¡Como la deseaba!"  Entre las copas y la música se fue embriagando de ella hasta desvanecerse por unos instantes.  Despertó sobresaltado, aún con el perfume de tabaco  que lo cubría por completo pero en un cuarto ajeno al suyo. Demoró unos segundo en aclarar su mente y recordar que hacia pocas horas estaba en el burdel celebrando su cumpleaños. Entonces,  recordó los momentos antes  de su desmayo. Contuvo la respiración.  Entre aquella sensación de angustia y deseo, se levantó del lecho y comenzó a caminar hacia la puerta cuando sintió pasos  detrás del antiguo Biombo que separaba el cuarto del vestíbulo. "Juanjo, adónde vas?" dijo quien estaba tras ese Biombo, pero él ya sabía que esa voz era de ella. No dio tiempo para recoger sus ropas o para siquiera arreglar su cabello enmarañado, solo quedó allí petrificado, clavado al suelo de madera como si todo su ser se negara a obedecer a su cerebro. Comprendió que  había estado a su lado, tocando su cuerpo, embriagándose de su piel. Y se enfureció consigo mismo por no recordar nada, "Maldito Coñac", refunfuñó. Y sólo atinó a responderle con una tímida sonrisa. "Estúpido”…se dijo. Sussy, cuyo nombre real era Teodora, ya estaba acostumbrada a terminar su show con el festejado sin mayores dramas. La paga por el evento siempre ameritaba un final memorable, sólo que esta vez Juanjo le había parecido un tipo tranquilo, sencillo, y muy dormilón y ya que no estaba en condiciones de comenzar una batalla, dejó que el soldado durmiera plácidamente en el  lecho en  que ella  tantas guerras había ganado. Juanjo  seguía de pie en el medio de la habitación, con calzoncillos y entumecido por el ambiente  helado de aquella madrugada. Ella, como un ángel,  caminaba por la habitación desnuda y sonriente con una manta entre  sus manos con la que tiernamente envolvió los fuertes hombros de Juanjo. Lo acercó al mullido  sillón cercano a la  ventana y dirigiendo sus pasos hacia  la cocina, trajo  un cargado café que minutos antes hiciera  para ella.  Con gracia y lentitud  Sussy se cubrió con una larga y suave bata de satín verde  brillante. Juanjo aún sentía que su pecho iba a explotar y no encontraba el lugar donde sus palabras se habían escondido.  Sentía que a cada sorbo de café, iba tragando su deseo y  ansiedad para luego despertar del todo.  Sussy hablaba alguna cosa que él no entendía  pues estaba absorto sólo en mirar la  hembra  que envuelta en un suave envoltorio verde, se presentaba ante él como un gran regalo de cumpleaños.  Sólo reaccionó cuando escucho su nombre. “Juanjo, responde hombre!! Ya es de madrugada y te he pedido un taxi para que vuelvas a casa. ¿Estás bien como para irte? Ya ha finalizado la fiesta hace un par de horas. Tus amigos te trajeron a mi cuarto para darte tu regalo de cumpleaños, pero tu haz caído desplomado en los brazos de Morfeo. Nada  ha podido despertarte. ¡Sí  que tienes un sueño profundo, hombre! Juanjo estaba asombrado, hasta el momento no había articulado palabra y ahora ella le insinuaba que nada había pasado entre los dos…¡Mierda ! ¡Qué imbécil soy! ¡Qué oportunidad he desperdiciado!...Se lamentaba mientras Sussy le alcanzaba la ropa y le susurraba al oído que se vistiera rápido porque ella  necesitaba  descansar. Llegaba a la puerta y girando la cabeza para dar la última mirada a su compañera de cuarto, escuchó  su suave voz, "en tu saco he dejado mi número de teléfono, el día y el horario en el que podrás venir a buscar tu regalo de cumpleaños que no haz disfrutado...sólo te pido que no bebas ese mal coñac que ha impedido que lo recibas hoy...no pierdas el papel...es lo único que te asegura la entrada al Cabaret". Y con un tono enérgico pero cómplice le dedicó un escueto "ya vete". Esa fue su sentencia de muerte.   
"Pensando y reflexionando, Juanito se durmió intranquilo aquella noche de luna llena. No sabía a ciencia cierta si podría levantar su pequeño y pesado cuerpo de la cama a la siguiente mañana. Hacía varios meses que notaba sus diminutos pies un tanto entumecidos bajo las suaves ropas de su camita pequeña y húmeda. Vivía en una casita enclavada en lo alto del cerro más agreste que existía en aquel pueblito del norte. El frio nocturno lo mantenía bajo un extraño y sobresaltado letargo, sin embargo, intentaba mantenerse fuera del alcance de la nostalgia del persistente recuerdo de días mejores. Recordaba como su madre lo protegía durante los crudos inviernos de antaño y cada tanto, dejaba escapar contundentes y saladas lágrimas de tristeza de sus cansados ojos. Entonces recapacitaba y volvía a enfrascarse en la soledad de su vida. Con determinación y una inagotable esperanza deseaba que sus días se hicieran cada vez más cortos para volver a ver a su Amanda querida. Volver a abrazarla sin descanso y rodeándola con sus pequeñas pero cálidas manos, hacerle saber cuánto la amaba, aunque fuera en sueños, aunque fuera a la distancia, pues nunca se atrevió a confidenciarle sus más íntimos deseos de amor sincero. Recordaba el día en que tan fieramente lo había defendido de sus juveniles agresores en el polvoriento patio de la Escuela del pueblo. "Enano deforme, pareces un chiste de la naturaleza" aún retumbaban los gritos de aquellos que lo maltrataban. En esa época dolían más las palabras que los golpes, pensaba y trataba de incorporarse lentamente para que aquellos chicos lo dejaran en paz pero, sin piedad, volvía a sentir los golpes tan profundamente que sus huesos parecían gritar de dolor". Le pareció ver una luz muy clara y luego,  una tenue imagen de una menuda niña asomándose por la puerta de su cuarto, ¿Amanda?...balbuceo. Y como una película de ficción, sintió  tímidamente que su cuerpo se levantaba de su camita y le seguía enfrentando la oscuridad de la noche...   …oscuridad que lo perseguía desde hacía mucho tiempo…Creía estar soñando cuando reaccionó a las frías gotas  de lluvia que empapaban su rostro. No reconoció aquel lugar, ni siquiera sabía quién era.   Comenzaba a desesperarse pues  sentía que su memoria tenía sólo segundo de haber nacido. No recordaba su nombre o de donde venía, buscaba en sus recuerdos  algún indicio de su pasado, cuando desde un lado de la calle apareció una chica con un blanco delantal y un paraguas  negro y brillante.                 Casi por instinto caminó hacia ella y tomó la mano que  aquella  mujer le extendiera con cierta  ternura.  Cruzando la calle entraron a la gran casa que se erguía a un lado de la vereda.  Adentro le recibieron unas personas muy amables quienes se apresuraron a cubrirle con una manta y llevarle a un cuarto austeramente adornado. En aquel cuarto, Amanda le ayudó a despojarse de sus mojadas ropas y secando su pequeño cuerpo, le vistió con un suave pijama  afranelado. Se sintió cuidado y protegido.  En un segundo se vio arropado y  acurrucado en la pequeña cama y sus pies lentamente perdieron ese entumecimiento que  lo acompañara hacía ya un tiempo. Recibió un cariñoso beso de buenas noches en su amplia frente y murmurando dulces palabras  hacia su protectora, se despidió con una sonrisa.                 Amanda  salió del cuarto y luego de dar un último vistazo a su protegido, enfiló hacia la recepción de la clínica. Allí todos estaban esperándola para el café de la media noche. “Nada se puede hacer más  que amarlo” dijo Amanda. Cada noche desde hace  dos años, Juanito se despierta y sale en estado sonámbulo  hacia la calle y yo tengo que seguirlo hasta que algo lo despierte sin asustarlo. Es cautivante la ternura con la que sus pequeños ojos me observan y  responde tan bien a mis palabras que no queda más que amarle. Recuerdo cuando lo encontraron vagando solo y muy lastimado a las afueras del pueblo.  Lo ingresaron como NN en este lugar.  Lo bauticé como Juanito por mi padre.  Nadie sabe de dónde viene ni adónde iba, sólo sabemos su  dirección hoy:  “Hospital psiquiátrico San Juan”.

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