Noches de karaoke.
Publicado en Jun 07, 2013
Prev
Next
Cantaba en la ducha, cantaba en el baño, en la cocina, al hacer el amor.
Cantaba, cantaba, de buena gana, no sabiendo que estaba a punto de emprender un viaje con rumbo a lo desconocido... No fue fácil aceptar que la vida cambiara de un momento a  otro... Sin embargo, lo que paso  no me habilita para decir lo que es bueno o es malo en esta vida...Hay algo que ahora entiendo, y que obviamente, en ese momento encontraba muy injusto, demasiado para mí, yo que  nunca le hice daño a nadie, que  fui buena y bondadosa al estilo "Caperucita Roja", obviamente sin tener en cuenta que el lobo siempre estaba  allí , en la oscuridad del bosque , en la penumbra, acechando para saltar sobre la indefensa  chica de la capa roja y devorarla desde los pies a la cabeza, ansiando poseerla y engullirla para jactarse luego de su audacia y desfachatez,  animal al fin y al cabo.
Comenzaba a preocuparme que nadie me llamara para la salida del día sábado por la noche, noche de ronda que sin duda, ya se me hacía conocida  en aquel barcillo que albergaba a un sin número de aficionados a ese pasatiempo superfluo que es cantar.  Fue difícil encontrar quien me acompañase aquel fatídico día, pero sin pensar demasiado decidí que era hora de tener el coraje de salir sola como la mujer autónoma que soy.
 Cantaba   en   la      camioneta     algo de     Luis Miguel     que  me transportaba a la luna, a las estrellas y que me hacía pensar  que yo era una de ellas. 
            Al llegar  ya sentí una mirada clavada en mi frente, la energía condensada y una embriaguez  sutil, una mezcla de  aromas a alcohol y cigarrillo.  Su mirada me acompañó desde el primer  momento en que traspasé la puerta.  Cantando, cantando, nuestras miradas se entrelazaron, se estrecharon, se abrazaron con una pasión etérea y contundente a la vez.  A cada nota, sentía como sus ojos verdes   traspasaba mi piel y recorría  mis órganos, podía sentir el fluir de su respiración junto con la mía, pensé que nunca podría haber cantado si la letra del karaoke no estuviera apareciendo en la pequeña y negra  pantalla del monitor.
Apoyada en la barra ya sin tener mucho donde mirar, quise escapar de su asedio pero el deseo de saber que había más allá me apernó al taburete alto y espigado en el cual  estaba sentada.   Conversaba con la chica que preparaba los tragos cuando voltee para mirar a quien cantaba aquella canción de Luis Miguel que venía escuchando en la camioneta..."...no puede ser, que maravillosa voz...el tipo estaba allí parado frente a todos, micrófono en mano, haciendo alarde de una voz envidiable y un porte admirable.  Extraño personaje que nunca había visto por los alrededores.  Alto, delgado, pelo cano perfectamente ordenado, tez clara, una barba prolijamente desordenada, y  completando el cuadro,  dos grandes y redondos ojazos verdes..."exquisito" pensé.
            Allí firmé mi sentencia  de muerte. Frente a todos los presentes  y  acercándose lentamente, entre cantos y susurros acercó sus labios a mi mejilla y tiernamente dejó su aroma impregnado en mi piel. De ahí en más, todo fue rápido...un trago, conversación agradable y pausada, miradas cómplices, silencios comprometidos.  Ya la noche se hacía tediosa escuchando a quienes  no quería escuchar. Otros eran mis deseos a esa altura y él, Antonio,  leyó  esa lectura entre líneas. Tomando mis pequeñas y frías manos  entre las suyas  me sacó de allí sin siquiera preguntar nada.  Todo estaba dicho entre risas y sonrisas, entre cantos y  románticas letras. 
            Caminata  lenta pero enérgica, en dirección a un automóvil  negro, elegante y de vidrios polarizados. Nada que decir, sólo acepté que amablemente me abriera la puerta para entrar  y deposité toda mi humanidad en aquel asiento suave y mullido con total confianza.
            Conversación  sin mucha profundidad y risas nerviosas nos acompañaron en el trayecto. ¿A dónde iremos? Pregunté  mirando como el paisaje pasaba frente a mi ventanilla.  "No te preocupes, te va a gustar, sin duda...Es un lugar especial que yo adoro, ya verás"
            Y claro que vi, viví y adoré.  Fue una noche inolvidable.  Como dice Arjona: "para que describir lo que hicimos en la alfombra si basta con resumir que..."
            Desperté enrollada en las aún  tibias sábanas blancas, solitaria y llena de preguntas...pero ya era tarde...se había marchado sin dejar rastro...y pensé..." el problema no es el daño, el problema son las huellas..."
Página 1 / 1
Foto del autor Marcela Isabel Montes Silva
Textos Publicados: 11
Miembro desde: Mar 30, 2013
0 Comentarios 284 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Lo que sucedi en una noche de karaoke en el pequeo bar de mi ciudad.

Palabras Clave: karaoke cantar bar romanticismo.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy