• Alejandra Correas Vázquez
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  • País: Argentina
 
LA  PELADA  DE  LA  CAÑADA  (PINCELADAS)...................Entonces éramos todos parte del Calicanto, con la misma Pelada de la Cañada arrullando su canto melancólico, cuando apoyada sobre la blanca pirca de piedras sostenía su dolor incomprensible, para nosotros... en aquel tiempo tan alegres.Entonces éramos todos parte de una ciudad cordobesa, bohemia e ilustrada, entre los fantômas jesuíticos del Monserrat nocturno, ruidosos y poco juiciosos. Entre los fantômas silentes, en esos estáticos asientos de sus palcos, de nuestro teatro Rivera Indarte.Éramos nosotros los nocturnales dueños de esta pirca mágica y antigua, sencilla y seductora, en el invierno gélido de sus amaneceres. Las heladas escarchaban las sierras circundantes y el vaho neblinoso del pozo cordobés, confundía su blanquísimo esmalte con las piedras blancas del borde en el nuevo Calicanto, nostálgico de su pirca rústica con simple cantos rodados. Allí donde la Pelada de la Cañada de espalda juvenil y con rostro de calavera, asustaba antaño a las viejas iglesieras que iban a misa de 6 hs... Y a las niñas mozas que iban camino a la escuela. Como nuestro mayor poeta folklórico cordobés -el Chango Rodríguez- nos dijera :"Soy piedra del Calicantoagüita de la Cañadaa mí me asustó el fantasmade la famosa Pelada"Queríamos encontrarla lloriscosa como mito imponderable y fantasmal, pero siempre habría de esconderse de nosotros. Éramos alegres y ella triste. Nunca quiso compartir sus penas desconocidas con nosotros, ni mostrarnos su paso juvenil y zigzagueante, cuando de espaldas aparecía, para luego aterrar con su rostro de huesos al volverse... ¡Y así agradecer la compasión de aquel personaje desprevenido que intentase darle un consuelo!......................................¿Dónde estás Pelada? ¿Qué rumbo nuevo tomó tu pintoresca figura? ¿A qué paisaje desconocido fuiste a decorar sus entornos? ...Aún hoy pervives entre nosotros.......................................En esas noches bohemias de tantas, las verdes "tipas" con su ostentoso ramaje caían melancólicas, rozando las turbias aguas de la creciente última. El borde de blancas piedras parecía delinearse bajo una luna helada, donde lo corriente o lo insólito estaban a nuestro alcance. Porque era nuestra esa vitalidad que no obedecía a imposiciones ni necesitaba de tutores. Tomábamos la amistad que emanaba de cada uno, sin revisar sus bolsillos ni exigirle líneas genealógicas.Más allá del serpenteo blanco de nuestra Cañada, incompresibles héroes incendiaban las calles y añicaban las vidrieras, al parecer -según ellos decían- para ofrendarnos una vida feliz ...¡pues no conocían la nuestra, de soñadores noctámbulos!.La subversión colocaba bombas en el centro cordobés y la represión caía en pos de ella con igual violencia. Mientras nosotros seguíamos con nuestras pláticas lejos de ambos contendientes, sentados junto a las frondosas "tipas" sobre el borde blanco de la Cañada (ella nostalgiosa de su antiguo Calicanto con piedra bola, más rústico y más romántico). Las bombas terroristas llenaban la noche entre fuertes llamaradas y la represión corría en pos de ella, en su busca, sin fijarse en nosotros.La ciudad, en medio del caos, sobrevivía en nosotros.¡Córdoba la Docta, éramos sólo nosotros... los bohemios!...................................Alejandra Correas Vázquez...................................Pelada de la Cañada :  fantasma míticoTiene dos versiones Una cabeza redonda, y blanca,  rapadaOtra segunda versión con cabeza de calavera
ROMILIO  RIBEROS Y  LA NAVE   INTERGALÁCTICA................................Mi gran amigo y poeta indio Romilio Riberos, proporcionábame paseos insólitos con algún motivo especial que se definía recién al concluir el mismo. No había que preguntarlo, había que vivirlo. Como aquella noche cuando apareció en un espacioso auto junto a un viajero procedente de Québec (Tito Curuchet) lo más europeo posible, lo menos indio posible, como eran todos los amigos de mi "amigo indio"  ...Y con quien amenizamos en buena empatía dentro de esa agradable tertulia bohemia que iba a durar dos jornadas ininterrumpidas.Vinieron ambos a visitarme hacia la puesta del sol y nos fuimos los tres juntos en ese amplio vehículo, para disfrutar de una parrillada criolla en la Ruta 9 ...¡No íbamos a dormir por 48 hs!... Ni habría tampoco forma de desatender el jugoso diálogo de estos dos intelectuales llenos de vivencias propias, ideas originales, lecturas vívidas y observaciones pensadas. Ignoro cuál era mi intervención allí, pero estaban contentos conmigo.La noche avanzaba y la conversación volvíase más medulosa.  Luego de cenar recorrimos el Parque Sarmiento lindero a la Ruta 9 que lo separa del centro citadino, bordeamos el Coniferal cargado de rosas multicolores, y pasamos junto al Zoológico con sus grandes barrancones donde se amodorran los tigres, los pumas y los leones. Estábamos los tres cautivados por esa paz nocturnal y sin tráfico, por esa plenitud conservada dentro de aquel lugar especial y selvático erigido en medio de la ciudad... puro aún, a pesar del avance mecánico del siglo.Y en algún momento al pasar la medianoche, salimos hacia los caminos. Un manto de niebla fue cubriendo nuestra visión, pues el invierno cordobés habíase posesionado de todos : Los noctámbulos que permanecíamos despiertos o los burgueses durmientes arropados en sus domicilios.Las nevadas serranas parecían extenderse hacia los valles y los copos se derretían en el vidrio de nuestras ventanillas. Un vacío total nos rodeaba, mientras nosotros seguíamos avanzando en un diálogo permanente y sin horario. Cuando el auto era detenido para limpiar el visor, el motor helábase por la escarcha nocturna sumada a la densa niebla cordobesa e invernal. Y para evitarlo. el automóvil tenía que continuar andando por cualquier lado de la provincia.La provincia de Córdoba no es pequeña, pero en dos días de recorrer kilómetros, se la atraviesa. Se cambian los paisajes, se los recorre, se los combina y se retorna a ellos. El sol al iluminar el campo helado con espejos de escarcha, encandilaba los ojos reforzando el juego de la naturaleza. Los diálogos volvíanse por inspiración del ambiente, más imaginativos y pictóricos.La Pachamama nos abrigaba con su fuerza de diosa, en esos momentos de helada,  cual protectora vital o diseñadora de caminos cordobeses.Por momentos dormíamos en el auto. Pero como yo tenía el asiento de atrás para mí sola, podía descansar más cómoda que ellos. Mis acompañantes hacían caso omiso del frío escarchado que nos rodeaba, acostumbrados como estaban : el uno a las nieves serranas del Uritorco y el otro a las nevadas del Québec. Así entre marchas y retrocesos no queriendo salir de la provincia, nos encontramos 48 hs. después en plena sierra abrupta, sobre un camino de tierra muy pedregoso, donde las ruedas del automóvil parecían rugir desesperadas.Y allí, el poeta e intelectual indio, nuestro querido Romilio (quien era por cierto el Cicerone de aquella insólita ruta) nos señaló una cresta rojiza diciéndonos :---Se llama "Los Terrones". Allá arriba mi madre siendo una joven pastora de dieciséis años, antes de que yo naciera, vio un "ómnibus" muy largo asentado allí donde no es posible subir sino escalando, posado durante semanas sobre esas crestas de greda roja. Ella estaba aquí abajo donde nosotros estamos ahora, cuidando sus cabras... ¡Era una jovencita de 16 años que contemplaba un "cigarro volador" y en el pueblo de "Capilla del Monte" nadie le creía!De aquellas mismas fechas (mitad siglo XX) la sierra cordobesa guarda memoria sobre numerosas historias paralelas, que ocuparon la crónica de los diarios por lo insólito de los sucesos. Una de ellas figura en el extraño "Libro de los Condenados" de Charles Fort, autor que coleccionaba por el mundo hechos sin explicación, con testigos. Y otra muy detallada la encontramos en los relatos cordobeses del agrimensor Don Salustiano Yánez (comienzos siglo XX), con ese componente mítico, trágico y legendario sobre tales sucesos, a los que se les atribuyera sólo un valor mitológico.  Una obsesión pueblerina, con testigos aldeanos. Llamado uno de ellos "El loco de Cabana" (presunto astronauta). Y otro fue la estrella Venus muy roja, revoloteando extrañamente sobre el cerro "Pan de Azúcar", también de Cabana.Cuando yo vi siendo el atardecer un objeto verde con dos haces de luces (que en mi conciencia creo aún, era un plato volador) me hallaba precisamente al pie del Pan de Azúcar, en Unquillo, hablando con mi jardinero Don Ortiz. ..........................Pero aún así, esta otra historia sucedida allá en Los Terrones, ésta de la pastora analfabeta, india y serrana, que tendría un hijo intelectual y erudito, ha sido siempre para mí la anécdota de OVNIS que más me ha gustado. Tiene una pureza espontánea, natural y creíble, precisamente por su sencillez.Y en un trajinar de 48 hs. sin parar el motor o deteniéndolo escasamente. En el transcurso de aquel peregrinaje inventado por Romilio Riberos -poeta y pintor- a partir de un tema de análisis que nos fue cautivando hasta llevarnos de un diálogo a otro y de un lugar a otro ...¡En ese momento!...  la aparición imprevista de "Los Terrones" tan esbeltos e imponentes, con su mágico color naranja brillante de media siesta, soleados tras una helada, ha dejado dentro mío, una sugestión perdurable. Y aún hoy "Los Terrones" me parecen guardar restos de aquella Nave Intergaláctica....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
ROMILIO  RIBEROS,  MI  HERMANO  INDIO  ........................... (aprendí junto a Romilio que la familia como tal, más que la de sangre, es la unión cordial de los espíritus)Cerca del mediodía, con un sol radiante a las 11 hs. de la mañana, sonó el timbre de mi casa anunciando una inesperada visita en ese extraño horario para mí (y para todos los bohemios, quienes nos visitábamos habitualmente de noche). Con un rostro pálido de "no dormido" enfrentó mi rostro incoloro de "recién despierta", mi mejor amigo ... Mi hermano del alma : Romilio Riberos.Yo podía dejar de verlo un año, seis meses, o verlo seis meses todos los días. Nuestra discontinuidad, estaba fuera del tiempo. Al abrirle la puerta y encontrarme frente a su sonrisa, siempre de júbilo, noté que Romilio cargaba sus brazos con voluminosos paquetes forrados en papel de diario. Por la forma como los abrazaba, casi con cariño, parecían contener algo muy valioso para él.--¿Qué son?- preguntéle--Faroles ... Faroles coloniales- me respondió Romilio--¿Antiguos?--Casi. Usados y nuevos. Quiero guardarlos en tu casa.--No hay problema ¿Pero si los necesitas y yo no estoy?--No hay apuro. Por ahora los quiero dejaren tu casa.No hay duda de que en aquellos días, anduve por todas las plazas y lugares semejantes mirando hacia arriba para ver si faltaban faroles. Por curiosidad. Pero aún así, no los hubiera sacado de su envoltorio improvisado en papel de diario. Yo respondía a mi amigo porque él siempre me había respondido a mí, más allá incluso, de toda lealtad humana, casi divina. Como la propia Pachamama serrana a la que él pertenecía.Más adelante supe que dichos faroles eran creación del francés Jean de La Farge, su benefactor o mecenas que habíale encargado de su venta. Comisión comercial que a un bohemio resulta de difícil resolución. Pero en aquel momento quedé muy intrigada y aquellos paquetones ocuparon por meses un lugar en una habitación de mi casa, sin que yo los desenvolviera para verificar nada. Así de inesperado era Romilio. Era imposible rechazar o desistir de algún pedido o invitación suya, sobre todo estas últimas, pues las organizaba en cierta manera ineludible... justamente porque no eran organizadas, como tampoco improvisadas. El esquema estaba básicamente en su interior debiéndose confiar en él, pues garantizaba un momento inolvidable, que parecía alargar el tiempo. Romilio tenía la virtud de hacer largo el espacio y trascendentes los momentos, por más simples, sencillos y fugaces que ellos fueran en la marca mecánica del tiempo. Nunca fue una personalidad fácil de tratar, pero facilitaba la vida propia y la de todo su entorno.Su presencia de corpachón atlético con imponente espalda junto a su perfil inca, como sus recónditos ancestros ocultos en las quebradas serranas de su Valle de Punilla, imponía una peculiar fascinación. Caminaba cimbrando los hombros en una forma cadenciosa. Y ejercía un atractivo magnético sobre la sociedad de Córdoba, culturalmente europeísta y "domadora" en el pasado de Malones indios, largamente glosados. Una ciudad que quiso a lo largo de su historia eliminar de raíz a la indianidad natural, autóctona... Y que ahora frente a Romilio remontaba ese pasado en sentido contrario, como intentando un diálogo ha tiempo concluido, tratando de refundir credos ya irreconciliables.............................La tradicional sociedad cordobesa había tratado siempre de demostrar que ella era racialmente europea, desde el comienzo con su fundación en 1573. Que ella era obra de ella misma, pues en estas latitudes del Cono Sur Sudamericano nunca penetraron las grandes civilizaciones precolombinas y en el mapa alemán de "Homo" del siglo XVI se señala a esta la región como "Incógnito Regno", pues las referencias incaicas o guaraníes no ofrecían descripción alguna sobre conocimientos humanos válidos para los cronistas. Hasta su paisaje de sierras y pampas era desconocido.Los primeros cordobeses debieron comenzar por modelar en barro los ladrillos con sus propias manos, para levantar casas y tener abrigo a fin de protegerse de la intemperie, no contando ab initio ni siquiera con cerámica indígena. Y en este "nacer" casi de la nada comenzó su orgullo localista, que los llevó a crecer, dado que no se les regaló nada desde el instante inicial. Siendo como eran cuarenta familias completas y letradas, que se asentaron en este "reino incógnito". Se lo debían todo a sí mismos y nunca conquistaron ciudades precolombinas que jamás existieron. Con su propio trabajo desde el primer día de un helado 6-7-1573, llegaron a conformar una comunidad aislada y aceptable. Una vida posible. Décadas más adelante tuvieron la suerte del arribo jesuítico y la empresa cobró bríos nuevos. Sus maestros jesuitas iban a exprimirles cierta savia especial y nuevo esfuerzo, pero el sacrificio ya era carne propia en estos citadinos. Creció como entidad comunitaria. Cada habitante que llegaba desde allende los mares atraído por su leyenda, quedaba cautivado, pero separado del mundo. No contaba Córdoba del Tucumán con salida al mar y la comunicación de meses hacia Bolivia (Alto Perú) era su único contacto con la realidad. Por ello no tuvo en su evolución ninguna deuda cultural, con el indio autóctono.Esta sociedad no amaba al indio (podemos dar fe de ello quienes la hemos conocido desde adentro, con todas sus premisas) y sólo se resignaba a él en las zonas orilleras y conflictivas de continuo contraste, porque ya en la sociedad actual, no era posible otro genocidio. Otra nueva "campaña del desierto". Por su parte los indios naturales y autóctonos, comechingones y ranqueles, nada hicieron en el pasado por mejorar este sentimiento. Mejor dicho, hicieron todo lo contrario........................¡Y de pronto Romilio! De pronto un indio, serrano, "guacho" la había conquistado. Había cautivado a la ciudadanía cordobesa. El tuvo como pocos en esta ciudad, los salones más cerrados, abiertos para él. Las casas con puertas más herméticas, en la cerrada sociedad cordobesa, para él siempre abiertas. Sentarse con él acompañándolo un sábado a la mañana en una confitería de moda era todo un espectáculo, pues sus elegantes "madrinas" coquetas y señoriales, acostumbradas a que él fuese la "estrella" de sus eventos, aparecían por todos lados y hasta tenían celos de mí.Alto, esbelto, orgulloso, de finos modales y verbo enjundioso, de alegría contagiosa con la terquedad y la agresividad típica del indio, compensada por su carisma. De movimientos rítmicos, parecía caminar más con los hombros que con el resto del cuerpo. Tuvo amigos y enemigos, sin término medio. Entregaba su adhesión completa cuando respetaba intelectualmente a alguien, y nunca a medias. Yo me sentí protegida por su amistad, por él, por Romilio. Como una protección mágica o tal vez religiosa, yo que soy totalmente arreligiosa.En aquella síntesis misteriosa de su personalidad se fundían la cultura más erudita y occidental, con la magia de la Pachamama, siempre presente. En la biblioteca que tengo ahora en este momento a mi lado -mi biblioteca- hay libros favoritos suyos que él seleccionó para mí, para que yo los leyese con la misma minucia que él: Las Antimemorias de André Malraux, usado y anotado por él y con una bella dedicatoria suya. También Mircea Eliade y Freud. Sus mejores tesoros.Su pintura preciosita buscaba imágenes mágicas telúricas, pero su formación cultural expresábase con un grafismo proveniente de la escuela francesa. Sin embargo su folklorismo mágico, serrano, que evocaba raíces vernáculas se servía de este aporte occidental para manifestarse y describir a la Pachamama como madre-tierra primordial. Era más fuerte en el dibujo que en el color. Cuando dibujaba escribía y cuando escribía pintaba. Sus poesías eran sumas pictóricas... había logrado la síntesis entre la plástica y la poesía. No se separaban ente sí, pues las dos contenían al autor.Este es mi recuerdo de amistad con Romilio, como amigo y hermano de siempre, el cual invitóme a compartir deleites en ese mundo imborrable del alma, que nunca perece. Murió de cirrosis apenas pasados los 30 años, porque la bohemia argentina conlleva muchas noches áticas, escanciadas con buen vino mendocino.Romilio Riberos. Un poeta. Un pintor. Un artista....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
  UN    REY    EN    CÓRDOBA........................  1 - Su  Alteza              1795. Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde Córdoba hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Calicanto, hasta la Real Audiencia de Charcas.          Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia, su refinamiento y orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica, en este año de 1795.            Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita, su "Comunidad Malfin", aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato, pues es una Merced Real.            Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no  únicamente a la familia dinástica Deiqui.            Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a esta ciudad alejada del mundo, en una sede universitaria, que transformara a antiguos aventureros  en una sociedad erudita. Y a su provincia del Tucumán en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo... Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente también, se trajeron a los indios civilizados. Ellos,  precisamente :  Los  Malfin, y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente,  la validez de estas  razones.  2 - LA  DINASTÍA  DEIQUI             Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- descendientes de Enrique de Navarra, pero se han enfrentado con lDeiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba Colonial, que perteneciera a inmensa Provincia del Tucumán de antaño... ¡que ahora ya no existe!            Como tampoco existe ya más, el gran Virreinato del Perú  que abarcaba un medio continente y ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo. Como se halla ahora ausente la progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos,  quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa.             ¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ... Está intacta porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano... .mientras dure,  mientras subsista. Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el  Alto  Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito.  3 -LOS  MALFIN              Es el honor de un Rey, de una casa dinástica inextinguible y de un pueblo soberano, al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa.            Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos vinieron  a  salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones, indiada autóctona, con su primitivismo cultural  (imposible incluso para asimilar la civilización del Inca) imposible de superar y al que la ciudad  de Córdoba no hallaba remedio.            Los Malfin de 1670 son una tribu entera, compuesta de ancianos y mujeres, hombres y niños, príncipes y súbditos, sacerdotes y civiles. ...¡Completa!... deportados en masa. Civilizados, refinados, industriales, alfareros, textiles, albañiles, artesanos hortelanos, comerciantes, sastres, artistas,  músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados,   encadenados....y esperando la muerte.              No saben que Córdoba Colonial -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles la dinastía Deiqui ... honores de Reyes. Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que esta ciudad reconocerá su estirpe y sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria Deiqui que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es arrancada de sus lares) irá algún día más adelante dos un siglo después a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya. ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos  usurpadoras!...Caminando para ello hasta la Real Audiencia de  Charcas...              Y hacia allí se dirige su alteza Don José Antonio Deiqui. no lo detendrán los caminos, ni el vacío de las pampas, ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita,  aclimatada ya a la ciudad colonial e identificada con la sociedad cordobesa  y su cultura. Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural sólida,  recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :---" Me corresponde ser amparado por el "Fuero de los Nobles "            4 - El  TRIBUNAL  de  CARLOS  V             Tendrá cuando llegue un interlocutor válido : Los Oidores de la  Real  Audiencia  de  Charcas. Encontrará  nuevamente ese estilo que él añora y se halla ausente ahora de Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán ahora desbastado, desarticulad, partido en pedazos todo el Virreinato del Perú de antaño, fragmentado en cinco virreinatos menores.            Porque los nuevos amos Borbones (que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar) a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias, a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga  Charcas. Han comprendido la importancia política de esta ciudad de los tres nombres (Charcas, Chuquisaca, La Plata y en el futuro le agregaremos uno más, Sucre, para seguir siendo la  "ciudad  de  los  muchos  nombres").  "Charcas La Blanca" según reza en los carteles de bienvenida a los visitantes modernos, debe permanecer vigente. No puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe, perder su crédito de confianza y renombre de legalidad adquirido en siglos, puesto que ello provocaría un desequilibrio político, que hasta los innovadores Borbones  prevén como peligroso.            De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía Borbón trajo consigo quedó empero algo intocable del pasado : la Real Audiencia de Charcas.              Tribunal Mayor del Rey e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador,  lo que constituía una gran herramienta de gobierno. Su fuero de acuerdo a cláusulas sólo admitía el veto real o imperial. La elegida selección de sus Oidores y las exigencias a que ellos mismos estaban sometidos -durante su breve período de residencia en el Alto Perú adonde luego no podían volver- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas" concita  y  conlleva. Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas tierras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano a cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última  instancia.             La acusación contra el príncipe Deiqui (hecha por su propia comunidad) partió del hecho de aplicar este príncipe sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde tenía asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria (correspondiente al período Jesuítico) desnuda un pensamiento de gobierno. Como también una debilidad interna en la nueva dirigencia española al soslayarlo.             Estamos pues de camino hacia el Alto Perú junto a su alteza el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) en busca de este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias coloniales y más aún la de Charcas, eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas.  Tenían en ellas su espacio propio, su voz, mucho más de lo vendría después. 5 -- AUSTRIAS  y  BORBONES             Esta acusación que privaba de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español  anterior) nos demuestra que los nuevos reyes no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos, con quienes el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como el cuerpo  humano. Los Borbones ya han perdido Québec, Nápoles, Flandes, Sicilia, perderán dentro de poco Hispanoamérica, más tarde Filipinas, Cuba. y venderán Florida. Imperios que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más de la tendencia anárquica de esta administración. El absolutismo de Luis XIV no dio resultado en las colonias.             No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden. Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales nacieron en Versalles, en la círculo de los Luises ...¡Pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre!              Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico que dejó en esta materia trabajos muy valiosos. Luis XV otorgaba pensión a los intelectuales entregándoles el uso completo de sus salones. El mismo era un avanzado químico. Se llamaba a palacio al Señor de Lasalle, quien había creado de su propio peculio una escuela nueva donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectiva, dando inicio con ello a la educación moderna..            Los Borbones tienen además una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian no hay duda, la historia del hombre. Grandes reformadores, tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos, tampoco podrán negar sus desacierto como la expulsión Jesuítica, que desequilibró a todo al imperio español.  6 - PRÍNCIPES  DEIQUI             Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Malfin cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Temor al desorden, a la  disolución social por la pérdida de códigos y convivencia con este pueblo precolombino , puro hasta entonces, e instalado en  el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta  Chateau  Carreras.             Atacar a los Príncipes Deiqui es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a Córdoba Colonial, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes Maloneros (hordas salvajes asaltantes). La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795 veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Ellos representan lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden.           Esta coexistencia con de la comunidad nativa  cultural, puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui. Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible.            Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del río donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Es importante impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento en que vivía esta ciudad colonial y con ello comprender el papel que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano, donde el aporte de cada  miembro era indispensable. Los citadinos jugaban un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes,. que sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo por acefalía, en el caso de perder los príncipes Deiqui su Curaquía. Representaba gran peligro desprenderse de este miembro distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y a más con el agravante de Malones salvajes cercanos.             Tenía bajo su mando Don José Antonio también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente             La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui.                        Oponerse a las Leyes Diaguitas por "exceso de rigor" (tal es la acusación contra Deiqui) no era en modo alguno una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Menos aún acusando a este código diaguita antiquísimo y autóctono, de estrictez. Poniendo en duda la capacidad propia de los reyes naturales, para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia la América precolombina.            El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable.                        7 -PEREGRINAJE   de   un   REY             Su alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones,  grandes y pequeñas. Ciudades y ríos. Va a pie, lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la era del progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795,  nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal".              El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa, ni la montaña, ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme.            Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) se halla en este momento muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre, nació con él, lo tuvo su familia en esta ciudad donde la sociedad de Córdoba y su centro universitario le deben mucho a los Deiqui, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento.  Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica.            El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen esta dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela ... porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener su derecho al orden.             La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura, puede ser fría, pero tiene que ser efectiva para salvarnos de la anarquía. Para preservarnos dentro de la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía  ( "La Política" ). La Casa de Austria  puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y José Antonio Deiqui se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LEYES   DIAGUITAS                                       Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo, erudito y brillante, también conocedor perfecto de las leyes a nivel académico.             Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Universidad de Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan. Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con mano de hierro. Con la severidad milenaria de sus Leyes Diaguitas.            Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de sus honores, atravesando un territorio inmenso. Lo acompaña una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona.  Si esto lo hizo él por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será  atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista.  9 - Ciudad   Monasterio                         Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta ciudad colonia, pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Jesuitas, Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, el conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro.            Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos religiosos o no, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor.            Para mantener una ciudad hecha de monjas y sacerdotes, alumnado e internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo sin evidenciar una edificación para familias, recibía de hecho aporte de afuera. Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, residentes en grandes edificaciones pétreas. No había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional.              Fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, no atraía a los espíritus mundanos, a los aspirantes a riquezas, aventureros que pululaban en las Indias. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, la población civil cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables".            Ellos eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzado el siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios.            Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad universitaria. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión Jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XVIII y recibir al XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios.            Fueron los súbditos diaguitas de estos príncipes Deiqui  la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que esta ciudad tan aislada fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina, del mar y los puertos, del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura.             Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin,  su tutora.  Su aya.  La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan  mentada.            Y se recompensaba a sí misma esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna, con una suerte de autonomía y autoridad  como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO  de  los  NOBLES              Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el nuevo gobierno Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún el Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor. Y  hacia  allí  camina,  paso a paso ... su Alteza ...el príncipe  Deiqui  en  1795.            Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados por él ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, las mujeres tenían escolaridad y se las llamaba "Jesusas" Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos.            Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su alteza Deiqui "No permite pulperías" (tabernas) en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, (aún subsisten en Córdoba). Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él, al punto de dotar a Córdoba con relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado.             Deiqui es un político de raza y muy carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones. Tiene un estilo propio y con él se presenta, camina, lucha, vence. (Vini. Vidi. Vinci) Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. De legítimas raíces, con tronco original y auténtico. Fue el suyo, uno de los grandes momentos donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante.            Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo.            También nos habla de su talento como dirigente de masas y su capacidad de conductor. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica de su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las  Leyes  Diaguitas.           O sea el sistema de orden para su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así con tal argumentación ante el poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria que lo seguía (pero completamente pacifista) haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía.             Este fuero colocábalo a él por arriba de las autoridades coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey diaguita de la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían. En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización, la megalítica Tiawanacu,. fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto.   11- REAL  AUDIENCIA  de  CHARCAS            El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular en el periodo colonial y milenaria en el prehispánico. Posee cultura desde el comienzo. Primero fue la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charcas con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía que es Borbón. ¡Pero siempre defiende la legalidad! En siglos anteriores levantáronse los Charcascontra de los Incas, para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes.            Los Oidores saben que en tierra adentro, un desorden de la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Una anarquía de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, con todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos, como a su hija.            Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos...¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui!12 - EL   MONARCA                                    Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal. Llegó hablando en latín, recitando leyes y expresándose con oratoria, buscando un interlocutor válido. Charcas los recompensó :¡Y Siguió siendo Rey! El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba... La Deiqui.            Murió en 1800 como un monarca, con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su  memoria............................................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio de Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación, en la que se apoya el citado relato.  ....................................Alejandra  Correas  Vázquez...................................   
UN  REY  EN  CÓRDOBA...................................Por  Alejandra  Correas  Vázquez1 - SU  ALTEZA            Es la mañana. Don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde la ciudad de Córdoba del Tucumán hasta el Alto Perú ... caminando desde la vera del Río Suquía, hasta la Real Audiencia de Charcas. Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia. Su refinamiento y su orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos días de vida y esplendor, del Imperio Español de Ultramar en Sudamérica. 1795.            Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita. Su "Comunidad Malfin". Aquellos mismos Malfines que los misioneros Jesuitas supieran traer más de un siglo atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas de Córdoba... sus regadíos, sus canales y sus quintas ubicadas en la zona fértil del "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato. Una Merced Real.            Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde Alto Alberdi hasta el Chateau Carreras, todo incluido. El predio fue siempre desde el siglo XVII de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de diaguitas Malfines. Por decisión de su último príncipe el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no solamente a la familia dinástica Deiqui.            Pero José Antonio está solo. En aquella mañana de 1795, no tiene apoyo. Es quizás él, lo único que resta de toda esa gran empresa Jesuítica que convirtiera a la ciudad universitaria de Córdoba en una sociedad erudita. Y a su provincia en un emporio progresista, industrial, agropecuario, vitivinícolo.            Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, la imprenta, los archivos, los violines. Finalmente, se trajeron también a los indios civilizados, ellos,  precisamente :  Los  Malfin. Y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca reconocido en Córdoba por casi dos siglos. La Real Audiencia de Charcas dará su veredicto y fijará finalmente,  la validez de estas  razones.2 - LA  DINASTÍA  DEIQUI            Las autoridades borbónicas son tozudas -vascas- procedentes del antiguo reino pirenaico de Enrique de Navarra. Pero se han enfrentado con la Casa Deiqui, la única dinastía nobiliaria existente, reconocida y aceptada durante años en la larga vida colonial de Córdoba del Tucumán, perteneciente a aquella inmensa Provincia del Tucumán de antaño... que ahora ya no existe.            Como tampoco existe ya más, aquel gran Virreinato del Perú de antes, que abarcaba casi un medio continente y que ha quedado dividido ahora en tres Virreinatos menores (luego de la expulsión Jesuítica) con evidentes carencias directivas como los años iban a demostrarlo.            Como se halla ahora ausente esa progresista Compañía de Jesús que llenara de eruditos a Córdoba, transformándola en La Docta, probando y haciendo hacer carrera a los jóvenes profesores europeos,  quienes más tarde brillarían en las cátedras de Europa.¡Pero la Real Audiencia de Charcas todavía existe! ...            Está intacta, porque de ella dependerá el orden, el método y el equilibrio de todo este imperio español sudamericano. .Mientras dure.  Mientras subsista.            Por eso su alteza Don José Antonio camina erguido, incólume, frío y austero hacia el  Alto  Perú, llevado únicamente por sus piernas y por su séquito. 3 -LOS  MALFIN                                     Es el honor de un Rey, de una Casa Dinástica inextinguible y de un pueblo soberano al que los hombres de Loyola salvaron de su exterminio al traerlos (prisioneros, encadenados, enjaulados, a punta de lanza y con grilletes) desde los valles catamarqueños en 1670, luego de un cruento levantamiento sofocado a pólvora, y rescatándolos así de su extinción completa.            Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos, vinieron  a  salvar a Córdoba de la indolencia y vagancia de los nativos Comechingones. La indiada autóctona. De un primitivismo cultural que ya había sido imposible de asimilar para la civilización del Inca, y que luego de un siglo español, también fue imposible de superar ... y al que la ciudad monasterio de Córdoba, no hallaba remedio.            Los Malfin de 1670 son una tribu entera. Compuesta de ancianos y mujeres.  Hombres y niños. Príncipes y súbditos. Sacerdotes y civiles. Completa. Hombres asentados y deportados en masa. Civilizados. Refinados. Culturales. Industriales. Alfareros. Textiles. Albañiles. Artesanos. Hortelanos. Comerciantes. Sastres. Artistas.  Músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza. A punta de espada y con cadenas.Llegan aterrados...espantados...asombrados,   encadenados....y esperando la muerte.            No saben que Córdoba del Tucumán -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles, a la dinastía Deiqui ... honores de Reyes.            Aún no saben al llegar aquí encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que Córdoba va a reconocerles su estirpe y que sabrá valorar su identidad propia de nación, de sociedad cultural. Y esa misma casa nobiliaria que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es violentamente arrancada de sus lares catamarqueños) irá algún día más adelante, más de un siglo después, a defender sus derechos dentro de esta Córdoba que ama, que considera prácticamente como suya... ¡Y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos  usurpadoras!Caminando para ello hasta la Real Audiencia  de  Charcas              Y hacia allí va su Alteza Don José Antonio Deiqui. No lo detendrán los caminos. Ni el vacío de las pampas. Ni el abismo de las quebradas. Ni la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes. Y será esta distancia impresionante hecha a pie, sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, la contienda mayor y el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita,  aclimatada ya  a la ciudad del Calicanto luego de transcurridos ciento veinte años, e identificada con la sociedad cordobesa  y su linaje.            Su alteza Don José Antonio Deiqui repite así, insistentemente, con la fuerza erudita de su formación cultural -sólida-  recibida por manos de sus preceptores Jesuitas :-" Me corresponde ser amparado por el Fuero de los Nobles "                        4 - El  TRIBUNAL  de  CARLOS   V            Tendrá cuando llegue allá un interlocutor válido: Los Oidores de la  Real  Audiencia  de  Charcas. Encontrará  nuevamente ese estilo que añora, que se halla ausente en Córdoba, luego de la expulsión de los Jesuitas. Que se ha perdido en el Tucumán, ahora desbastado, desarticulado. Como está partido en pedazos todo el Virreinato del Perú espléndido de antaño, ahora  fragmentado,  desarticulado.            Porque los nuevos amos borbónicos que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar, a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias a quienes han sucedido ...no dejarán que se extinga  Charcas. Han comprendido que la ciudad de los tres nombres : Charcas, Chuquisaca, La Plata (y en el futuro se le agregará Sucre, para seguir siendo la  "ciudad  de  los  muchos  nombres")  pero a quien sus habitantes de hoy prefieren llamar "Charcas La Blanca" (según reza en los carteles de bienvenida) ...debe permanecer vigente. En el horizonte político de las Indias Occidentales y sudamericanas, no puede esta antigua capital del "Reino Charca" sufrir un hecatombe. Perder su crédito de confianza. Su renombre de legalidad adquirido en siglos anteriores, puesto que ello provocaría un desequilibrio administrativo y político, que hasta los innovadores Borbones,  prevén como peligroso.            De toda la gran gama de trasformaciones que esta nueva dinastía española (Borbón) provocó e hizo sufrir a las tierras del Nuevo Mundo (con frustraciones inmensas sobre proyectos magníficos en visión de futuro, abortados de improviso y en forma inesperada) de ese cúmulo de sorpresas y desastres que aún nos sacuden como un hecho anárquico, quedó empero algo intocable : la Real Audiencia de Charcas.            Tribunal Mayor del Rey, e independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, que lo constituía en una gran herramienta de gobierno. Su fuero, de acuerdo a cláusulas, sólo podía admitir el veto real o imperial. Además la elegida selección de sus Oidores y las exigencias a la que ellos mismos estaban sometidos -durante su período de residencia en el Alto Perú- da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas",  concita  y  conlleva en tiempos de su Alteza Deiqui.            Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando... Cruzando esteros y montañas. Salinas y pampas. Desde las verdosas chacras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano de cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última  instancia.             La acusación contra el príncipe Deiqui parte del hecho de aplicar sus Leyes Diaguitas -antiguas, severas y milenarias- a su Comunidad Malfin, donde él tiene asentado su poder legal e intransferible de "Curaca" (o sea gobernador de la realeza en el incario y cargo político hereditario para príncipes nativos en el sistema colonial español, llamado Curaquía). Estas leyes ajustadas a un código ancestral diaguita, respetado en tiempos de la Casa de Austria -correspondiente al período Jesuítico- desnuda un pensamiento de gobierno. Una debilidad interna en la nueva dirigencia española borbónica, y que amenaza al imperio muy organizado y legado por Don Carlos V.            Estamos pues de camino junto a su Alteza, el Curaca Deiqui, en un larguísimo camino (¡Y a pie!) hacia este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí, para los súbditos de herencia precolombina. Pues las Audiencias en general (y más aún la de Charcas) eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas, especialmente por aquéllas con procedencia incásica, las herederas del Imperio del Sol, al que llamaban Tihuantisuyo. 5 -- ASTRIAS  y  BORBONES             Esta acusación que priva de autoridad y nobilitat a un Curaca (intocable en el incario y en el sistema colonial español) nos demuestra que los nuevos reyes Borbones, no tienen el mismo sentido de organicidad que los Habsburgos. La Casa de Austria, con quien el engranaje del Imperio Español de Ultramar se convirtiera en una célula viva y perfecta, como un cuerpo  humano.            Los Borbones ya han perdido Canadá (Québec y Montreal, francesas), perderán dentro de poco Hispanoamérica, Nápoles, Flandes, Sicilia, Filipinas y más tarde Cuba. Además venderán Florida. Recibieron imperios que no crearon y que se deshicieron en sus manos. El caso Deiqui es una demostración más, de la tendencia anárquica de esta administración. No les negaremos humanismo. Voltaire, Diderot, Rousseau, l'Enciclopedie, la Ilustración, son producto de las cortes borbónicas. Les negamos orden.             Los Borbones son reyes distintos a casi todos los conocidos. Apelan al individuo. Crean la ilustración Buscan la mente del hombre. Investigan el devenir de la sociedad. Muchos de nuestros valorados e incontables asertos actuales, nacieron en Versailles, en la círculo de los Luises ...¡pero pierden los imperios adonde en definitiva debe que vivir el hombre! Luis XVI abolía la pena de muerte, plantaba árboles y flores junto a su pueblo, en las plazas de París. Era un botánico, sin embargo le cortaron la cabeza. Luis XV rentaba a los intelectuales entregándole el uso completo de sus salones y era él mismo, un avanzado químico. Luis XIV llamaba a su lado al Señor de Lasalle quien había creado de su propio peculio una escuela nueva, con un proyecto novedoso, donde se instruían grupalmente niños nobles, burgueses y obreros, en clases colectivas. Se dio inicio con ello a la educación moderna, y levantó el nivel cultural de todo el pueblo francés al compararlo con el resto de Europa,  para convertir a esta iniciativa por medio del Rey Sol en un instrumento didáctico nacional. El cual sería con el tiempo internacional.            Los Borbones tenían una inmensa facilidad para perder bienes y vidas, pero cambian la historia del hombre. Comenzaron por ser reyes vascongados vasallos de Francia y perseguidos por protestantes. Quizás esto les dio desde el inicio, una visión distinta del futuro, abriéndoles otro camino. Grandes reformadores, los Borbones tienen luces y sombras. Nadie les quitará sus brillos. Ellos tampoco podrán negar nunca sus opacidades ...La expulsión Jesuítica, por ejemplo, que desequilibró a todo al imperio español. ...Y luego de ella, sólo cuarenta años después, quedó todo perdido pues vinieron las independencias ¡Cual un castigo divino!  6 - LOS  PRÍNCIPES  DIAGUITAS             Cuando Don José Antonio Deiqui camina hacia el Alto Perú para recabar sus derechos de establecer orden y firmeza en su nación Diaguita cordobesa ... las calles de París están limpiando la sangre derramada por el "Terror", en cuyas manos terminó el reinado borbónico. Hay peligro pues, en Córdoba, amenaza de desorden en las estructuras diaguitas milenarias (probablemente más antiguas que las del propio Inca). Hay temor a la disolución, a la pérdida de los códigos de convivencia con este pueblo precolombino -puro hasta entonces- e instalado más de un siglo atrás en  el extenso predio que va desde Alto Alberdi hasta  Chateau  Carreras.             Atacar a los Príncipes Deiqui, es atacar una estructura bien conservada, que puede desarticular en demasía a la Docta Córdoba, con su provincia fronteriza en la zona de desmanes maloneros. La barbarie se halla allí nomás, a sus puertas. Pero en esta fecha de 1795, veintiocho años después de la expulsión de los Jesuitas, aún subsiste el organigrama que ellos establecieron con apoyo de la Dinastía Deiqui. Pero lo que todavía resta en pie, con firmeza y orden, de coexistencia con de la comunidad nativa -mayoritaria- puede perderse. Y llave importante de este sistema es la nobleza Deiqui.            Sin embargo se ha decidido eliminarla, como parte no hay duda, de un aniquilamiento terminal del programa Jesuítico. Pero aún está por verificarse, ante la mentada Real Audiencia e Charcas, si ello es factible.            Esta antigua dinastía Deiqui que junto a sus súbditos fuera trasladada en 1670, como un pueblo completo, hacia la ribera del Río Suquía donde fuera fundada Córdoba, tuvo bajo su control legal a toda la población nativa. Se entiende con ello a la población aborigen comprendida dentro de este Tucumanao (frontera) situado detrás de la Salina Grande, que era el límite sur de las Indias Occidentales. Situación geográfica difícil para la doctoral Córdoba aislada dentro del continente sudamericano y sin comunicaciones con el exterior.             Es importante señalar todo ello en detalle, para poder impregnarse con los sentimientos del momento, al constatar el aislamiento  en que vivía esta ciudad durante el siglo XVIII y con ello comprender el papel específico, que cada cordobés representaba dentro del colectivo humano. Era un intrincado proceso de gestación ciudadana, sobrevivencia y progreso, donde el aporte de cada uno de sus miembros era indispensable. A su vez que cada citadino jugaba un rol fundamental en dicha sociedad en ciernes, la cual sería desarticulada sin posibilidad de reemplazo, frente a la acefalía, en el caso de perder los Deiqui su Curaquía. Representaba un inmenso peligro perder a este miembro tan distinguido y necesario, para mantener la paz con el elemento nativo civilizado, entonces en mayoría étnica muy pronunciada. Y con el agravante de Malones salvajes cercanos.             Tenía bajo su mando Don José Antonio, hasta ese momento, también a los muy autóctonos Comechingones, siendo este príncipe el responsable, de la comunidad india cordobesa en su totalidad. Sus leyes, su respetabilidad, su linaje antiquísimo que se pierde en la noche de la historia, diéronle a estos dinásticos diaguitas (tanto entre los naturales como ante las autoridades oficiales españolas) una distinción permanente durante más de un siglo.            La larga distancia con Europa, tuvo su apoyatura en la política liberal y descentralizante de la Casa de Austria, la cual otorgó autoridad a los mandos medios volviéndolos casi autónomos. Ello permitió una administración efectiva en las Colonias, a pesar de la incalculable distancia que separaba la metrópolis de sus súbditos en las Indias Occidentales y Orientales. Tal el caso Jesuita y el caso Deiqui.                        Oponerse a las Leyes Diaguitas como hizo la administración borbónica, por razones elitistas europeas (y por "exceso de rigor" que es la acusación expuesta contra Deiqui) no era en modo alguno, una forma de preservar el gobierno español en sus colonias. Aunque esto fuera paradójico. Menos aún, acusando a este código antiquísimo y autóctono, de estrictez. Intentando con ello poner en duda la capacidad propia de los reyes naturales para con su nación. Cuando menos, es una falta de respeto hacia América Precolombina.            El hombre no es perfecto y quizás ni siquiera sea perfectible. Podrá ser ilustrable, educable, modificable, pero necesita una guía especializada que se juegue por el orden desde arriba suyo. Que controle la paz social, en bien del propio individuo. Son pocos los espíritus auténticamente independientes en una colectividad masiva. Más que nada, en una comunidad india, donde el espíritu de colmena es insuperable.                        7 -PEREGRINAJE   de   un   REY             Su Alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie  por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones. Grandes y pequeñas. Ciudades. Ríos. Va a pie. Lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores. Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está esperando el advenimiento de Napoleón y la Era del Progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795,  nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal".            El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa ni la montaña. Ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los incas, luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme.            Este príncipe diaguita, que fuera respetado como tal por los códigos vigentes en el anterior Virreinato del Perú (ahora fragmentado) durante el reinado de la Casa de Austria, se halla en este momento solo. Muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre. Nació con él. Lo tuvo su familia en esta ciudad, donde la sociedad monacal de Córdoba y su centro universitario de La Docta, le deben mucho a los diaguitas. Le deben demasiado a los Malfin, para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, de austeridad y valores principistas, tal como él los expone. Lo vemos manifestarse con soltura en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades del nuevo Virreinato que recién comienza su vida. Que no tiene todavía experiencia de gobierno en Sudamérica.            Pues el antiguo Virreinato ahora extinguido (fragmentado en tres) fue aquél donde floreció la Compañía de Jesús, la Universidad de Córdoba del Tucumán (Universitas Cordubensis Tucumanae), el Colegio de Nuestra Señora del Monserrrat, la  Biblioteca Mayor (una de las primeras de América) la imprenta, el Calicanto... bienes de los cuales los cordobeses aún gozamos y que fueron sembrados en los primeros días de la Colonia ...Junto al vino cordobés que producíase en  las bodegas jesuíticas de Jesús María (Vino del Rey) y los cueros secos exportados a China por el puerto altoperuano de Arica.            El príncipe Deiqui ha mirado con soberbia a los hombres que componen la dirigencia del nuevo Virreinato, y ellos nada comprenden. Su dinastía es más antigua que las europeas y las europeas hasta aquel momento, habíanle reconocido siempre su vigencia. Y volverán a reconocérsela, porque lo necesitan. La nobleza Deiqui es indispensable para el equilibrio político de Córdoba, para mantener el orden dentro de la población nativa.            La "autoridad" tiene reglas. Es como una magia. Puede ser muy dura. Puede ser fría. Pero tiene que ser efectiva y salvarnos de la anarquía. Preservarnos la civilización. Aristóteles nos dice que la deformación de la Monarquía es la Tiranía y la de la Democracia es la Anarquía  ( "La Política" ). La Casa de Austria  puso orden efectivo en América, creando una administración. Mucho más los Incas. Y los Deiqui fueron igualmente severos, ordenados. Y Don José Antonio se dirige hacia los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, para hablar de estos principios. 8 - LAS  LEYES   DIAGUITAS                                  Don José Antonio tiene esa altivez, esa soberbia, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. A Tupac Amarú, a José Gabriel Condarconqui Tupamaro  y a nuestro personaje,  el príncipe Deiqui. Sus escritos y réplicas son de un arrogante orgullo. Es además un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo. Erudito. Brillante. Y conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Docta Córdoba para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia. No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos los que se le opongan.            Es uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo) pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca. Y atraviesa a pie un territorio inmenso, casi un medio continente, caminando con su dignidad y su prestancia sin los antiguos honores que antes le correspondieran. Porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia" -hoy Alto Alberdi y Chateau Carreras- con ...¡mano de hierro!... Con la severidad milenaria de sus Leyes  Diaguitas.            Los Deiqui tenían incluso como dijimos, autoridad legal sobre los Comechingones, quienes desde la llegada de los Malfin en 1670 estaban expatriados en la práctica de la Docta, por vagancia. De donde podemos inferir por dónde vino la acusación contra Deiqui. Córdoba era una ciudad de trabajo, estudio, disciplina, arquitectura y arte, bajo las directivas jesuíticas. Y esto hizo crecer a los Malfines, quienes ganaron prestigios propios más allá del propio linaje.             Ejercían una soberanía total y legal, sobre la población nativa de la provincia cordobesa. Como conjunto étnico progresista, como sociedad civilizada, como pueblo cultural, los Deiqui y sus Malfines, eran los responsables jurídicos de las tribus atrasadas y autóctonas en este aislado y antiguo "Tucumanao". Una tierra virgen incorporada a la civilización, desde la fundación de Córdoba. Estos Curacas respondían por todos ellos ante la dirigencia virreinal, y eran de suma exigencia. Tal como se exigieron progresar ellos mismos, desde su llegada y habíanlo logrado, con sus quintas, sus industrias y su vida universitaria.            Los diaguitas están considerados entre los "indios blancos" muy típicos en el cono sur sudamericano. El estudioso Marcelo Aballay (diaguita sanjuanino muy blanco, cara redonda y ancha) dio en Córdoba numerosas conferencias al respecto, entre 1960 y 1980.            Y allí va caminando su alteza Deiqui, el príncipe diaguita, sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de honores, atravesando un territorio inmenso ... Pero acompañado por una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su marcha en silencio, que no lo abandona.  Si esto lo hizo él, por proselitismo o por demagogia, nos demuestra con ello al mismo tiempo, su enorme talento político. Pero a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes, su lucha será jurídica, intelectual y erudita. Su lenguaje pulido será  atendido y escuchado de igual a igual, por los Oidores de Charcas. Pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él- Don José Antonio era un pacifista.  9 - LA  CIUDAD   MONASTERIO                         Los Malfin posibilitaron en gran medida, la existencia de esta Ciudad Monasterio del Cono Sur Sudamericano. Pues durante mucho tiempo los habitantes de Córdoba, fueron gente de claustro. De biblioteca. De estudio. De concentración. De pensamiento. De órdenes monásticas y centros educativos. Jesuitas con sus: Parvulario, Universidad, Biblioteca, Imprenta. Como también Franciscanos, Franciscanas, Catalinas, Teresas, Mercedarios, Dominicos, todos ellos además con Seminarios. El conjunto total del habitante en los primeros siglos de esta ciudad, era de claustro.            Era una ciudad vestida de ropa talar. En los dibujos registrados por los cronistas de la época, puede verse que los habitantes vestían corrientemente ropa monástica. Fueran ellos jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, profesores, alumnado del parvulario o del universitario, todos acostumbraban a vestir este ropaje. Los niños tal como aparecen en estos dibujos llevan hábito largo igual a los monaguillos y caminan por la calle ciudadana acompañados por un preceptor. Es posible que los civiles también la usasen para no desentonar, como era (y a veces es, aún hoy) la costumbre establecida en los monasterios europeos     con sus huéspedes.            Para mantener una ciudad hecha de jesuitas, monjes, monjas, sacerdotes, alumnado de niños y jóvenes internos, se evidencia que este conjunto humano no tenía prevista la reproducción. En la edificación colonial del período llama la atención la ausencia de lugar para niños o la falta de cocina. Para que la ciudad de Córdoba fuera creciendo (y fue creciendo, de acuerdo a las obras edilicias) sin evidenciar una edificación para familias, recibía aporte de afuera. Alumnos, monjas, monjes... gente de mística o de estudio.            Su propio aislamiento continental facilitaba la inclusión de nuevos miembros decididos a alejarse por motu propio, del cansador "mundanal ruido". Los cuales a su vez como se observa, no se reproducían dentro del perímetro cordobés. O sea, nadie nacía entre esos habitantes, dentro de las grandes edificaciones pétreas. Las comadronas por su lado habitaban todas en el campo (y hasta el siglo XIX). Tampoco como hemos dicho, había infantes anteriores a la edad escolar. Todo lo cual se verifica por medio de la arquitectura dejada de aquel tiempo, donde el tipo de diseño para las habitaciones comunes, no permiten presuponer la residencia de madres lactantes. Ni de niños, en un espacio no previsto para ellos. Córdoba tuvo una arquitectura especialmente construida para adultos.            Los Encomenderos, los habitantes laicos de este Tucumanao, dentro de la Provincia del Tucumán (hoy provincia de Córdoba) se establecieron en las Mercedes Reales, o sea zona de campo y producción agropecuaria. A la ciudad de Córdoba sólo arribaba aquél que tuviese que ver con el estudio o el monasticismo. No era una ciudad habitacional.                Y fueron precisamente los Malfin y sus descendientes, ubicados en el Pueblo de la Toma, al pie de la ciudad monacal, quienes constituyeron el grueso de la población civil por mucho tiempo. Pues la ciudad de Córdoba dedicada al estudio y monasticismo, en aquellos tiempos, no atraía a los espíritus mundanos. A los aspirantes a riquezas, o a los aventureros que pululaban en las Indias en esos siglos XVI, XVII y XVIII. Ello condicionó la circunstancia de que a partir del año l670 fuesen los diaguitas malfines, por mucho tiempo, hasta el arribo del Marqués de Sobremonte con un planteo de vida social diferente, la población civil y laica cordobesa. Podríamos decir en síntesis : "Los Malfin fueron los primeros cordobeses que tuvieron en esta ciudad familias estables".            Eran el elemento productivo, mientras que los universitarios y monjes, el consumidor. Cultivaban sus quintas de Alto Alberdi y distribuían el agua de sus acequias (Toma de la Acequia). Productores del cinturón verde tradicional en Córdoba, que todavía hemos conocido hasta avanzada la segunda mitad del siglo XX. Con sus tomates, choclos, ajíes, lechuga, pimientos, paspas, batatas, servidos en la mesa de los místicos conventuales o de los eruditos universitarios. Juntos y amalgamados habían vivido en esa coexistencia indispensable, que permitió sobrevivir a la ciudad monasterio. Juntos habían enfrentado el aislamiento continental. Juntos habían preservado la civilización. Juntos habíanse preparado para el futuro. Juntos, extensa y largamente juntos, vivieron los avatares de furiosos Malones, expulsión jesuítica y fraccionamiento del Virreinato del Perú, con todas sus consecuencias, tan difíciles de sortear. Juntos debían quedar hasta el final de aquel período colonial. Era imposible separarlos. Juntos debían despedir al siglo XIX que se avecinaba, con toda su evolución y todos sus cambios.            Fueron los súbditos diaguitas de los príncipes Deiquis  -y ellos mismos ante todo- la quinta columna de la Córdoba jesuítica con su cuidada "Universitas Cordubensis Tucumanae". Los Malfines hicieron realidad que Córdoba fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : de Charcas su tribunal, de Lima su capital virreinal, de Santiago del Estero su capital provincial, de Arica su puerto. Separada siempre por una gran salina del mar, de los puertos y del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura.             Córdoba era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos. Y la Comunidad Malfin,  su tutora.  Su aya.  La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba sus calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su hábil cerámica diaguita, siempre tan  mentada.            Y se recompensaba a sí misma (esta dirigencia diaguita que se puso al servicio de tal obra magna) con una suerte de autonomía y autoridad  como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos cordobeses que vivían alejados del "mundanal ruido" junto al Calicanto! 10 - FUERO  de  los  NOBLES                                       Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudadanía y no va a ceder. Cederá en cambio el gobierno borbónico del Virreinato del Río de la Plata. Los nuevos administradores. Y ellos se ajustarán a él. Porque Córdoba ha sido siempre gobernada desde Charcas, incluso por encima de la capital provincial en los tiempos que formó parte del Gran Tucumán (Santiago del Estero con quien mantenía reyertas). Y lo seguirá siendo mientras dure, mientras subsista. Mientras exista aún para el mundo ese Imperio Español de Ultramar, donde Charcas es el tribunal mayor.            Y  hacia  allí  camina,  paso a paso ... su Alteza ...el príncipe  Deiqui  en  1795.            Este príncipe tiene educación universitaria. Su madre María Constanza también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados ante el alto tribunal. Lo que demuestra que durante el período anterior a la expulsión de la Compañía de Jesús, en Córdoba, las mujeres tenían escolaridad. Lo que hace a las damas cordobesas unas de las pocas mujeres ilustradas de aquellos siglos.            Estos Malfin de etnia diaguita, o más precisamente esta Dinastía Deiqui ¿Era uno de los planes secretos de los Jesuitas que tanto preocuparon a Carlos III, ordenando su expulsión en  1767? El era en realidad un rey extranjero quien llegó al trono de España luego de reinar veinte años como Carlos VII de Nápoles, a causa de la muerte del Infante Fernando. ¿Estaban los Jesuitas preparando una clase dirigente para Sudamérica en la muy escondida y aislada Universitas Cordubensis Tucumanae situada en este apartado "finisterre"? Cual era la ubicación cordobesa en el mapa en este Cono Sur sudamericano, geográficamente distante de toda posible vigilancia oficial no deseada ... Mucho hace pensar que sí.            Sabemos hoy día que había un gran proyecto Jesuítico gestándose en Sudamérica hasta 1767. Y esta clase dirigente Malfin con su Casa Real Deiqui a la cabeza, fue probablemente uno de los pilares centrales, dentro de cuyos esquemas los conductores jesuitas iban moviéndose, para concretar su paso al futuro. Puede verse que en el proyecto de la Orden para las Misiones Jesuíticas del Paraguay, había una programación bien concatenada.             La ciudad de Córdoba pertenecía desde su fundación en 1573 al Virreinato del Perú, con capital en Lima. En esa administración colonial se mantuvo hasta el proceso traumático de la "expulsión jesuítica". Dentro de ella creció la Universidad. Sin embargo esta alta casa de estudios fue fundada en realidad por el erudito y educador franciscano Fray Trejo y Sanabria, cuyo monumento honra hoy el patio central de la Universidad de Córdoba, la cual es llamada entre los cordobeses La Casa de Trejo. Pero posteriormente, con una visión diferente (franciscanos tienen voto de pobreza y aquí se necesitaba una casa de estudios para hijos de encomenderos quienes administraban bienes del rey) fue otorgada por Felipe III de Austria a los Jesuitas. Ahora bien, para la Orden, nuestra Universidad de Córdoba pertenecía a la muy extensa "Provincia Jesuítica del Paraguay" por ello debemos realizar aquí una   segunda  lectura.            El proyecto paraguayo de las misiones jesuíticas, in situ, es decir en el propio escenario Guaraní, tenía una clara programación industrial. La ciudad de Trinidad, con su espléndida arquitectura, era un emporio manufacturero y estaba sin duda prevista como capital de una futura nación. "Trinidad", fue aquella hermosa urbe que defendió el general de la Orden, padre Horotz, cañoneada sin piedad por las tropas de Carlos III de Borbón, hasta demolerla piedra a piedra.                El jesuita Peramás, por ejemplo, es en Córdoba profesor y en el Paraguay, misionero. Su libro que llegaría a Argentina dos siglos después de ser llevado prisionero (encadenado delante de sus alumnos mientras enseñaba Retórica) nos habla de un proyecto Jesuítico donde aplicábanse las ideas de Platón, detalladas por este autor griego en "La República". El libro del Padre Peramás editado hoy y leído con sumo interés, llámase : "Las Misiones Jesuíticas y la República de Platón". Peramás nos ofrece allí un análisis exhaustivo, sobre la organización de las misiones paraguayas, con un rico planteo comparativo.Platón en la República y en el Político nos propone además, una semblanza sobre la clase dirigente de esta sociedad especial y equilibrada. El autor griego nos describe con minucia esa gente que debe estar formada, por conductores preparados y elegidos para tal fin, en condiciones apropiadas. Tanto como educados para mantener el orden y la preservación del sistema. Una clase dirigente formada  ad hoc, bajo esta consigna. Son ellos los "Guardianes" de la República, llamados así por  el  filósofo.Y esta dirigencia a la cual el ilustre ateniense dedicaba párrafos especiales sobre su preparación ¿Serían acaso los Deiqui para la Orden? Todo quedó en un obscuro misterio después de la expulsión compulsiva de las huestes de Loyola. De la misma manera que resulta misteriosa esta "Curaquía" en medio de la ciudad de Córdoba, casi despoblada de gente civil. Una nación completa diaguita insertada en medio de ella, nos ofrece como panorama una perla escondida, una más dentro del período jesuítico, que oculta muchos misterios aún. Como también abre una incógnita sobre el imperialismo expansionista de la Casa de Austria, que aceptaba príncipes Malfines gobernantes dentro de sus territorios, y no sólo los aceptaba, los importaba a la fuerza desde el norte argentino hacia Córdoba en el finisterre de su imperio.            Hombre de élite, Don José Antonio Deiqui defiende su Curaquía como Reino asociado con plenos derechos. Su Alteza Deiqui "No permite pulperías" en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado, todavía subsisten en Córdoba (Barrio Alto Alberdi) como sobrevivencia de un pasado que aún persiste. Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra de este príncipe José Antonio, hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él al punto de dotar a Córdoba de relevantes figuras de nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, quien es el que nos entrega la documentación sobre su principesco antepasado.             Dicho historiador cordobés señala y cita además, una larga serie de familias cuyo solar tradicional pertenece a Alto Alberdi, con apellidos conocidos en Córdoba y de gran prestigio social. Todos ellos, según este investigador que habla en función de documentos, de un claro origen Malfin.            El príncipe Deiqui ostenta un sello inconfundible que le ha sido prefijado. Político de raza, carismático, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones.Con él se presenta. Camina. Lucha. Vence.Vini. Vi. Vincí  Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento, desde la cuna y amamantado por una mujer ilustrada -su madre María Constanza- exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que había sido violada. Es él, José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. Rey de legítimas raíces, de tronco original. Autóctono. Fue el suyo, uno de los grandes momentos, en donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su pasado brillante.            Para él, hombre rico y cordobés de alcurnia, universitario de gran orgullo, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, paredes rocosas cortadas a pique, quebradas e infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... significaba más que un esfuerzo sorprendente. Era todo un reto con la historia y una superación sobre sí mismo.            También nos habla de su talento como dirigente de masas. Su capacidad de conducción. Esa espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas, acompañado de aquella multitud que lo seguía, pacifista y legalista como él, nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y oratoria, está la fuerza anímica y su capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : Las  Leyes  Diaguitas.El sistema de orden de su pueblo, la confirmación de ese derecho para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentándose así, con tal argumentación ante ese poderoso y máximo tribunal, acompañado además por una corte de seguidores multitudinaria pero completamente pacifista, y haciendo respetar en su persona dinástica, al carolingio "Fuero de los Nobles", en el cual se amparaba y al cual exigía. Este fuero colocábalo a él, por arriba de las autoridades corrientes coloniales, pues él era Don José Antonio Deiqui, Rey de los diaguitas de Córdoba en la Comunidad Malfin, "Curaquía" conferida más de un siglo atrás con todos los recaudos legales que le asistían.            En el Alto Perú se ubicaba la más antigua civilización precolombina con su asiento en la megalítica Tiawanacu, donde recorrer sus monumentos es entrar en el corazón del tiempo. Fue su heredero el Reino de los Charcas, más tarde el Collasuyo Incásico y en la época donde se desenvuelve nuestra historia : la Real Audiencia de Charcas. Y hacia ella se dirige Don José Antonio Deiqui, cordobés y príncipe docto.    11 - REAL  AUDIENCIA  de  CHARCAS             El Alto Perú posee una experiencia civilizadora larga. Secular. Posee cultura desde el comienzo. Primero como dijimos la de Tiawanacu, luego vino la del Reino Charca con sus reyes propios, posteriormente la del Inca, suplantado por la Casa de Austria y finalmente por esta última dinastía nueva que es Borbón. Pero siempre defiende la legalidad. Cuando en siglos anteriores se levantaron los Charcas en contra de los Incas, fue para hacer respetar sus leyes. Y el Inca tuvo que aceptar. Ahora defenderá a Deiqui... su orden, sus principios, sus leyes.            Los Oidores saben que tierra adentro, un desorden en la comunidad india -que acata sólo los mandos autóctonos- puede producir una hecatombe incontrolable. Un desorden de proporciones inesperadas. Por ello el Fuero de los Curacas ha sido siempre validado por esta Audiencia, por todo lo que reviste de indispensable. Charcas, Chuquisaca, La Plata (ciudad de varios nombres o tres ciudades distintas dentro de un solo predio) ha considerado a Córdoba por siglos como a su hija... O su ciudad rebelde, siempre.             Todos los pleitos de esta ciudad terminaban allá ¡Y Córdoba tenía ya infinitos pleitos en el tiempo hispanocolonial! Charcas la ha cuidado desde el comienzo : diseñó el plano de su ciudad, pobló su provincia, distribuyó sus Mercedes Reales, le envió encomenderos para que las trabajasen, demarcó sus caminos enviándole portugueses cartógrafos, colocó sus postas, le proveyó de familias en los pueblos, profesores en la ciudad, artesanos, le dio gobernantes ...Fueron siglos.¡Ahora salvará a la ciudad del Córdoba de una probable anarquía, haciendo valer los derechos de legitimidad de la Dinastía Deiqui! 12 - EL   MONARCA                                    Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito.  Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes pórticos del supremo tribunal.Llegó hablando en latín. Recitando leyes y expresándose con oratoria. Buscando un interlocutor válido. Y Charcas los recompensó :¡Siguió siendo Rey!El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba......La Deiqui. Murió en 1800 como un monarca. Con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía de la Docta Córdoba. Su descendiente, el profesor universitario Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su  memoria.................................El profesor Rojas de Villafañe recibió el Premio Historia de la Provincia de Córdoba por esta investigación en la que se apoya el siguiente relato   
N E F E R T I T I  ... LA  BELLA  EGIPCIA ........................................................          No tenemos partida de nacimiento de Nefertiti y menos aún de defunción. Si las normas exigentes y detallistas de la burocracia egipcia (que fijaba al milímetro la vida de sus faraones y consortes) se hiciesen extensibles a esta reina del Nilo, habría que darla por inexistente. Se desea en estos tiempos, atribuirle un hallazgo nuevo que la determine, pero esto está lejos de ser confirmado. Pues todo lo que trate sobre las personalidades de la revolución de Amarna -los seguidores de Akhenatón, del Demiurgo Atón, o sea los Atonianos- escapa a la convención. La voluntad de todos ellos identificados con su doctrina, era "nacer de nuevo" por entero, tal como lo declararon en su mensaje al mundo. Fue una juventud dorada pacifista, monoteísta y socialista. Antes de Amarna tuvieron un nombre y al llegar a esa ciudad nueva edificada por ellos, eligieron otro. El príncipe Amenofis IV transmutó el suyo por el de Akhenatón. Nefertiti su bellísima esposa e inspiradora, llevaba el mejor de los nombres. Nefer en lengua egipcia significa Belleza, Bella, Belle, esa belleza de Nefer-Titi que tanto admiramos y es motivo aún hoy, de inspiración para los estilistas modernos. Titi, según los lectores de jeroglíficos, significa extranjera o llegada de lejos. Han ofrecido una preciosa traducción : "la bella ha llegado".                       Ella ya estaba desposada con este joven heredero al trono, siendo madre de dos niñas (tendría seis) a una edad adolescente, desde los tiempos del padre de Akhenatón, el célebre Faraón Amenofis III "el Magnífico" (Amenhotep en lengua egipcia). Fue aquel formidable hombre de empresa, un faraón economista, quien puso a uno en el camino del otro. Pero él, conocido por su cautela, sabia administración y gran diplomacia, no habría de imaginar nunca lo que Nefertiti y Akhenatón harían en conjunto más adelante, cambiando todo el futuro.           Nefertiti iba a transformase en la personalidad más perseguida de la revolución amárnica, por el fuerte partido opositor tebano.  Mucho antes que Akhenatón, ella ya estaba proscripta del escenario político. Cuando el muchacho de 30 años todavía esforzábase por salvar el movimiento "Atoniano", sobre aquel escenario adverso que se mancomunaba en su contra, su hermosa compañera ya había sido condenada, al ostracismo. Si muchas de las especulaciones relativas a la personalidad de Nefertiti descansan sobre hipótesis difíciles de comprobar, esta certeza es una demostración que evidencia y define la figura ideológica que ella representaba, dentro de aquella juventud dorada que se jugó el todo por el todo.                      Es una ley histórica infalible. Todos los períodos de retrocesos y contramovimientos que llevan al estancamiento de la sociedad, al retraso evolutivo, toman como primera medida en forma drástica, la expulsión de la mujer de la vida política. Se le condena a la vida ignorante del gineceo, a su reclusión en el serrallo doméstico, su aislamiento social y su inferiorización sumisa al hombre. Como si ambos hubiesen sido gestados por espermatozoides de diferentes especies y en úteros de cualidades distintas. La condición de la mujer en el medio donde vive, es una tabla de medida exacta y perfecta para conocer el estado de avance y retroceso de la sociedad. Es decir, diferenciar las épocas de progreso de las épocas de estancamiento. Por ello, como primera víctima del proceso que aplastaría a la revolución amárnica, con todo su mensaje panhumanista, Nefertiti fue eliminada de esa conducción que ella encarnaba con talento y cultura dentro del gobierno egipcio. Fue aislada y encerrada en un palacio distante reducida a una vida de gineceo.                     La condena de Nefertiti fue el peldaño inicial mediante el cual se derrumbaría ese movimiento Atoniano que hablaba de un dios único y creador, de las igualdades raciales y sociales, de la paz entre los pueblos. Nefertiti marcó el destino, diólo vuelta, representó un momento clave iniciando con ello un proceso (que a pesar de su adversidad en aquel momento) no habría de decaer nunca... Mil trescientos años después Egipto cerrará su historia, nuevamente de la mano de otra mujer muy bella... Cleopatra. También castigada, pero que cambió no solamente la historia egipcia sino asimismo la de Roma, madre de nuestras naciones modernas. Las mujeres romanas después de Cleopatra tendrán por fin protagonismo.Nefertiti es una mujer intemporal. Pertenece a su tiempo tanto como al nuestro. Fue la antorcha del feminismo que al caer, hízose ya muy necesaria. La nación del Nilo buscará en el futuro figuras femeninas fuertes. Pero ella fue castigada por el delito de ser inteligente, culta, progresista, hermosa y mujer. Rescatada del olvido por los arqueólogos, es para nosotros una adquisición de la época moderna. Desprovista de tiempo como ente puro y no condicionado, irradia fuerza real, se manifiesta hoy ante nosotros en forma viva, como si conviviéramos con ella. Los dos tiempos positivos para la existencia de la mujer, con derechos adquiridos y presencia social -el suyo y el nuestro- identifica al movimiento Atoniano con este presente que ahora vivimos. Teniendo en cuenta al arte naturalista que marcó su época, con libertad de expresión para los artistas, alejados por completo del convencionalismo oficial que había regido al arte egipcio por milenios (y éste es uno de los atributos mayores de la nueva ideología atoniana) podemos hoy día, mediante un estudio, hacer un análisis psicológico de ella. Del mismo modo que se estudian las psicologías de griegos y romanos, mediante sus retratos. Fue la mujer más retratada de la antigüedad y por ello llegamos fácilmente hasta nuestra heroína. Observamos que Nefertiti ostenta siempre una sola mirada, una sonrisa tenue y continua, un carácter equilibrado. En su rostro no cabe la incertidumbre.  Eran ellos dos como pareja (Nefertiti y Akhenatón) y como joven matrimonio, dos temperamentos disímiles a los que sus retratistas lograron casi "fotografiar". Akhenatón por su parte se revela temperamental, cambiando emocionalmente en forma continua. Sus retratos nos muestran a este muchacho faraón de veinte años en distintas expresiones, propio de un temperamento  emotivo. Fueron ambos dueños de psicologías distintas, pero estaban unidos por un mismo pensamiento, como lo demostraron en su accionar. Ellos llenaron esos espacios vacíos que los diferenciaban por temperamento, por personalidad, agregando pausas y diálogos que es de suponer, fueron muy intensos al aportar distintos elementos, consubstanciándose con aquella gran empresa atoniana que era la razón de sus vidas. Pocas parejas se han dado en la historia real, que lograran una armonía semejante tanto en la ideología como en la espiritualidad. Juntos aparecen en las representaciones de carácter político y privado. Fueron ellos los cabezales de un proceso revolucionario que convocó a muchísimos individuos, con sus nombres propios, a pueblos diversos y dispersos, a coterráneos y extranjeros, en pos de un proyecto internacional.            .          Era una pareja unida en una múltiple alianza que a los 28 años de edad, en pleno apogeo amárnico, en plena actividad Atoniana, habían procreado de su unión 6 hijas, lo que nos da la pauta de un amor verdadero entre ambos jóvenes. Cuando los vemos en las representaciones jugando con sus niñas y paseando con ellas por la ciudad nueva (que habían edificado en sólo dos años) no podemos desestimar aquella camaradería afectiva que ambos manifestaron con tanto alborozo.                      Una muestra notable de este real amor se encuentra en la estela del año 6, donde el muchacho ideólogo y faraón oficial, exterioriza su emotividad hacia ella, dando muestras de un exquisito cariño a su bella amada, casi sutil, que los reyes pocas veces han manifestado en público :                    "Verdad es que mi corazón es feliz              al lado de la gran esposa real Nefertiti                   por la gracia de Dios                por siempre y eternamente                 viva en el cuidado del Faraón.            Y que la princesita Meritatón              y la princesita Maketatón                   lleguen a adultas en los mimos           y cuidados de su madre Nefertiti                 la Gran Esposa Real"               Un esposo amante y un encantador padre. Un hombre de familia, muy moderno. Cuando nos asomamos al proceso atoniano, todo parece de actualidad.              En las ceremonias del gran parque solar de esta ciudad nueva de Amarna, creada para unir a los hombres, ella comparte con su amado las funciones religiosas. Es una pareja de sacerdotes. Además de ello, Nefertiti dirige con los sistros el compás de la música sacra en todo el ceremonial. Su presencia crea un halo de distinción y grandeza. La vemos en los instantes cumbres de aquella arrolladora revolución y su nombre es el alma danzante del proceso. Dijeron los escribas que la conocieron :               "Lanza gritos de júbilo quien la oye hablar"            Esta sentencia de sus contemporáneos nos habla con claridad de su condición de oradora, en pleno proceso. Lo que no podía faltar dentro del movimiento que ella encabezaba junto a su marido. Vemos además, que sobresalía por su capacidad para transmitir emociones. Su actuación en público iba acompañada de la palabra. La serenidad de su rostro, su sobriedad, la delicadeza altiva de su porte, nos sitúan frente a Nefertiti y aún creemos escucharla. Ser su auditorio. Tenía no hay duda, el encanto de las personas que antes de hablar, meditan hondamente. Su gesto impasible, unido al poder de cautivar a los oyentes, ofrece una faceta sutilísima de su personalidad.           Su actividad fue realmente múltiple. Era la oradora que cautivaba al público. La mujer hermosa que inspiraba a los artistas. El espíritu contemplativo que se extasiaba ante la infinitud del Sol Atón (muy semejante al Inti de los Incas). La tierna mamá que acoge y mima a sus niñas en la falda y que las acuesta cariñosamente al lado de su cama. Pues se han encontrado en su casa seis camitas que acompañan en un mismo dormitorio, al lecho matrimonial. Y también la seductora amante que volcaba sobre ella, toda la pasión de un temperamento desbordante como el de Akhenatón.                      Cuando el mundo de su época la haya proscripto del esquema político, todavía hará sentir el peso de su talento como educadora del príncipe Tutankhatón, quien más adelante será el famoso Tutankhamón. El cual esperará despertar en el siglo XX d.C. permaneciendo escondido por 3 milenios en el Valle de los Reyes junto al fabuloso tesoro de esta dinastía XVIII....Cuando ya Akhenatón y Nefertiti hayan desaparecido del escenario egipcio haciendo un "mutis por el foro", sin saberse hasta hoy día si ellos fueron al exilio o a la tragedia, donde culminan habitualmente, tantos actos panhumanistas como fue aquel movimiento Atoniano de Amarna................................Alejandra Correas Vázquez................................    
Los   Amantes   del   Carbó    (Ciclo Córdoba)  ......................   1 --- ROMEO  Y  JULIETA                Romeo y Julieta también vivieron en Córdoba en las primeras décadas del siglo XX... Lo tenían todo : pasión, belleza e intelecto Romanticismo y erotismo. Protección y respetabilidad. Dinero en abundancia, salones y estudios ... Pero decidieron separarse de este mundo por voluntad propia y en plena juventud, dejando un libro abierto en la página de un poema, contemplando desde una ventana soleada del microcentro citadino, a la tradicional "Plaza del Caballo". 2 --- TETRALOGÍA             Como un cuadro teatral clásico y perfecto, contiene este drama cuatro personajes que dialogan de a dos. Los dos amantes. Luego una maestra y una abuela, que juegan entre ambas su propio diálogo. También tiene dos escenarios. El primer escenario es el que más pesa : la sociedad tradicional de Córdoba, su orgullo y su altivez, basadas ambas como ocurría con las ciudades griegas, en su cultura y su aislamiento.            Como una antigua sede helénica entre vida campestre y gente erudita, habitada por estancieros ganaderos y universitarios al mismo tiempo, era una ciudad aislada desde hacía tres siglos de toda mundanidad. Por geografía, ubicada en el centro del país, y por historia al ser fundada tempranamente en tiempos de Felipe II en 1573. No creía ni siquiera pertenecer a su propia nación Argentina y se manifestaba sola, con una independencia inamovible. Su sociedad era impenetrable en sus condicionamientos.            El segundo escenario de muchísimo peso por décadas, era el ilustradísimo Colegio Carbó. ... cuna del intelecto cordobés volcado hacia la mujer y preparado desde el siglo anterior por el presidente Sarmiento, como colegio férreamente laico, latinista y humanista. para a lograr en esta ciudad alejada y mediterránea, un esquema de mujer con formación erudita. 3 --- LA  DAMA               El primer personaje es la Dama, no por galantería banal sino porque fue ella en sí misma con su circunstancia social, el centro de esta historia apasionada y cuestionada. María Luisa, cordobesa de alcurnia y hermosa, lucía en los salones su elegancia juvenil, su fortuna familiar y la espléndida mansión enrejada llena con todos los lujos (que hoy día es un museo de artes plásticas). Bella y culta, estudiosa, con sólo veinticuatro años ya era la profesora del Carbó... Era un ejemplo para otras niñas elegantes de su generación y su ambiente, quienes sólo atendían a su frivolidad pasajera. Pero ella era distinta. Veíasela como la representante de un tiempo nuevo en aquellos años pioneros. Encarnaba la profesión vocacional en la mujer (no la necesidad de trabajo puesto que era rica), y la disciplina en el estudio, que en la mujer era reciente y por ello sumamente exigida. Llevaba además un apellido ilustre por corresponder al del gobernador más destacado en el siglo anterior. Un gran respaldo social protegía a la hermosa María Luisa, buscada en matrimonio por los mejore galanes de su tiempo. Pero ella, moderna como era, libre de pensamiento y de buena situación económica, se enamoró de un médico español, profesor también del Carbó (fundador de un conocido Sanatorio particular que aún lleva su nombre) respetado en la cátedra, admirado como profesional ...¡ y casado ! 4 --- EL  GALÁN                                                                La emoción de la aventura para ambos en ese amor que afrontaba un riesgo, había señalado a aquel médico extranjero, como el personaje masculino de esta historia. Córdoba continuaba con su tradición de tres siglos al llamar gente destacada de Europa, para su tarea educativa. En esta escuela femenina que aspiraba a la inserción de sus discípulas en las fuerzas vivas ciudadanas, el Dr. brillaba con su verbo de enjundia castiza, poco conocido en la Sudamérica por entonces.            Aportaba con su presencia y prestancia ese bagaje de nostalgias que al cordobés de larga tradición colonial (como era el perteneciente a la vieja sociedad) traía el ensueño de sus antepasados. Y la vieja sociedad cordobesa habíase encerrado en esa tradición. Su cultura y su preparación recordaban los antiguos lustres latinistas de la Universidad creada aquí por las huestes de Loyola : los maestros jesuitas nunca olvidados. Su rico diálogo, traía a la memoria la lejana oratoria de los antiguos cabildantes. Todas estas imágenes hispánicas de un viejo imperio donde no se ponía el sol -cuyos recuerdos eran evocados con nostalgia- cautivaron sin duda a María Luisa que había nacido en el seno de una familia histórica.             Ante este brillo se fascinó la joven y bella profesora, criada entre las crónicas de una familia como la suya, entroncada en el pasado colonial.. Pues el médico español. brillaba realmente como si él encarnara  -y sin él saberlo- todos los mitos aún vivos por entonces  de una Córdoba Colonial ...   Mientras que él por su lado admiraba la fineza de la bella María Luisa, centro esta joven de una atención social.            Estaban los dos colocados en un punto central de la escena cordobesa. Sus familias son aún representativas. Sus bienes (mansión, estancia, sanatorio) también se conservan en el siglo XXI. Poco ha cambiado, pues cambian siempre muy poco las aristocracias y su centro de poder, como sostuvo el novelista revolucionario Manuel Azuela, luego que se desilusionó de su "revolución mejicana".             Pero ellos -los Amantes del Carbó- hace mucho ya que se fueron juntos a vivir su amor verdadero, en otra dimensión distinta, sin trabas morales y sociales ...  ¡Y por decisión de ellos mismos!.             5 - EL  CARBÓ            Cuando las estudiantas del ciclo secundario en el Carbó subíamos corriendo las largas escalinatas de mármol, casi por costumbre, saludábamos a la antigua maestra y directora. La nunca olvidada educadora : Doña Trinidad Moreno... quien esperábanos en el descanso central de la escalera, desde su busto de bronce. Con Doña Trinidad se dijo siempre que "se avanzó mucho en poco tiempo". Tenía ella una firma vocación docente, y era una buena didáctica que sabia transmitir con claridad las ideas, amaba los libros y se esmeraba porque sus alumnas lograsen una buena preparación Su conversación, su diálogo afable, mostraban esos rasgos de la mujer enriquecida con temas e inquietudes continuas.Algo sin embargo nos inquietaba con curiosidad : la doble fecha en el ejercicio de la dirección del Colegio Carbó,  para alguien que había fijado tan preciados recuerdos ... que partiera y volviera, en la dirección escolar ... era un comportamiento muy extraño. Solamente después, al dejar el Carbó terminando nuestros estudios, recién entonces nuestras familias nos abrieron sus confidencias. Cuando ya nosotras al crecer y dejar atrás la rebeldía adolescente siendo más adultas, nos confiaron al fin el secreto escondido en aquel rígido instituto de enseñanza. Y nos develarían  ¡al fin! el motivo de aquella incógnita.            La edad donde dejamos atrás lo más tierno de nuestras vidas, abrió el telón a ese mundo secreto donde habíamos vivido sin advertirlo. Cuando crecimos lo suficiente como para que nuestros mayores nos relataran la trágica y confusa historia de  "Los Amantes del Carbó".7 --- LA  ABUELA La gran señora de Córdoba, habitante de esa célebre mansión (hoy museo) era la abuela de María Luisa. Una familia poderosa en la ciudad y a la cual nadie osaba negar reclamo alguno. El diálogo privado entre Doña Trinidad y la importante Abuela, iba a tener una derivación inesperada. Pues aquel encuentro que la maestra y la abuela tuvieron en el interior de una suntuosa sala, traería malísimos resultados.            La maestra había educado a su alumna María Luisa con especial interés en su progreso. Le afligía la situación creada con este amor apasionado y conocido por todos en el Colegio Carbó, el cual iba a redundar si ello continuaba, en un devenir incierto para su discípula más inteligente querida ...Sobre todo en aquellos tiempos donde regía una sociedad con estamentos muy formales.             La abuela a su vez, habíala educado para una vida de alta sociedad, brillante y lujosa, pero de familia. Para un buen matrimonio. De tal modo que no creyó en esas palabras de aquella maestra y tomó las advertencias de Trinidad, como un infundio. Muchas veces ignorar los hechos, en las personas que no se hallan preparadas para un enfrentamiento con la realidad, es la solución inmediata. Para algunas damas de antaño, el encierro en su cofre de cristal, por frágil que éste fuera, permitíales sobrevivir a las circunstancias reales que ellas eran incompetentes de asumir.            Las viejas familias de Córdoba en esas primeras décadas del siglo XX, arrinconadas en sus derechos y presionadas por un mundo nuevo competitivo que las avasallaba (los inmigrantes ambiciosos y luchadores recién llegados), asumían por momentos una conducta "purista". Una rigidez que generaciones atrás, en medio de las guerras civiles argentinas del siglo anterior, que duraron 60 años (donde todo era válido para sobrevivir) ... no les hubiera preocupado.            Pero ahora con el nuevo siglo y la presencia de nuevos europeos arribando al país, se sentían observadas y juzgadas por jueces de su tiempo. ¡Y debían ser mejor que ellos! ... para justificar sus derechos. Sus privilegios de tres siglos. Sostener un mundo terrateniente, aristocrático y vernáculo, cuasi feudal, que había caducado con los últimos estertores del siglo diecinueve.            Y los derechos románticos de una pareja enamorada, no eran en el pensamiento de la abuela de María Luisa, una alternativa válida para su familia. Entonces ante la realidad de aquel amor (de su nieta con un hombre casado) expuesto en su casa y en su sala, en su elegante mansión, casi en susurro, entre ambas mujeres a quienes preocupaba la bella heroína del mentado romance,   ocurrió lo inesperado... ¡La persecución a Doña Trinidad!8 --- LA  FAMILIA                                                  No es la primera vez que una familia poderosa destruye a un profesional. Muchas otras personas más importantes en la historia han sido objeto de este mismo sistema abusivo. Gentes de valor han sido perseguidas por familias de "pro" ... Como Dante que debió huir de Florencia. O víctor Hugo que debió dejar Francia. O Sócrates que fue denunciado por los ricos burgueses atenienses.. O el mismo Ignacio de Loyola, que no pudo regresar a España.            Pareciera que los poderes sociales pasan siempre por arriba de los valores personales. Y sobre la humilde tarea pionera de una maestra y directora del Colegio Carbó, cayó con furia de hierro el poder social. El cual dominó a autoridades y ministros.            El Carbó es un colegio oficial depende del Estado, siempre será laico y gratuito, tiene un presupuesto del gobierno para su funcionamiento, tal como lo diagramó el presidente Sarmiento. No es una escuela privada de señoritas donde los padres tengan un poder adquirido. No puede haber privilegios pues no está rentado por ellos, como los colegios particulares. Su enseñanza fue, es y será gratuita. Pero es de una alta exigencia en el rendimiento, en los exámenes y en la selección de los profesores. Su época de oro duró hasta la década de 1980, cuando dejó de ser por ley, un instituto de formación para el Magisterio.            Sin embargo en los hechos reales aquí relatados, resultó todo lo contrario. Actuó como un colegio privado, al capricho y arbitrio de una dama orgullosa de familia rica y vinculada al poder ... Fue así como Doña Trinidad Moreno fue cesanteada y excluida. Perseguida. Expulsada de Córdoba, con firmas oficiales, sin justificación docente que avalara en el desempeño de su profesión, esta medida. El poder social. El poder político. El poder de las fuerzas vivas. La familia poderosa dueña de una mansión, dueña de una empresa. Y ese diálogo privado entre una maestra y una abuela (del que no hubo testigo alguno pero cuyo contenido era claro) trajo además por la violenta reacción de esa abuela, otras consecuencias más graves ... Irreparables y Trágicas.9 --- LA  EXPULSIÓN             Doña Trinidad Moreno armó sus petates, que eran muy pocos, por cierto. Reunió sus únicos valores económicos : sus libros, y retornó a la provincia de Entre Ríos su lugar de origen. Su obra docente de años había concluido. La gran escuela entristecida sobrevivía ahora sin piloto y sin ruta, pues los tiempos eran aún muy iniciales en materia de educación superior femenina. Un manto de silencio casi oficial, cubría, amparaba y protegía ahora, aquellos amores prohibidos. Un apellido importante salvaba de este modo su prestigio de "purismo". Todo ello al precio de una escuela y un alumnado completo que quedaban a la deriva, como un barco sin timón ni timonel. El silencio de los patios, la soledad de la biblioteca y los archivos, el vacío de la sala de música y de la sala de ciencias, del museo de armas y la pinacoteca, la mudez del Teatrino, de la sala de profesores ... abriría un abismo intolerable en el peso moral (no ya sexual) de los Amantes del Carbó. Una fuerza poderosa invadió el ánimo de María Luisa y de su amante, el médico español, cada vez que se presentaban a dar clase mirando de frente a alumnas y profesores. La mirada de todos ellos era un reproche mudo, tácito y concreto.            Una fuerza mayor que el erotismo, la sensualidad y la aventura embriagante... hízolos tomar una decisión definitiva y sumamente clara ... Y entonces se despidieron para siempre de todos nosotros, mirando tras una ventana llena de luz frente a la Plaza del Caballo (plaza General Paz).10 --- DOS  CORTEJOS             Dos capillas ardientes muy entristecidas, recibieron a los amantes del Carbó : una de lujo que le hizo a su nieta, la abuela de María Luisa, en su mansión. Otra más simple que hizo la familia del médico español a su esposo y padre perdido. Y el Carbó -que fuera el escenario romántico y trágico de este cuestionado amor- conmovido y enlutado, entró en duelo.             Los dos cortejos fúnebres fueron acompañados por una multitud citadina con emociones confundidas. Los universitarios, los amigos, los familiares, el alumnado, los románticos, y el pueblo cordobés reunido en las calles con dolor, veíanlos pasar. Con sus negros carruajes tirados por negros caballos, a usanza de la época.11 - EL  RETORNOY esa misma multitud estaba muy poco tiempo después de pie, en el andén del ferrocarril, con los ojos húmedos de emoción esperando el arribo de Doña Trinidad. La cual retornaba finalmente a Córdoba, con su pequeña valija cargada de libros y la alegría de encontrar allí al cuerpo completo de sus alumnas y profesores, quienes habían ido a recibirla.Universitarios y políticos leyeron palabras de bienvenida acordes al caso, muy ceremonialmente. Y las alumnas, los profesores y maestras (más los citadinos reunidos en la estación del ferrocarril al conocer su retorno) aplaudieron y vivaron. Volvió así la sonrisa perdida del Carbó, de la Docta Córdoba .... Era una mañana de sol.             Ella subió en un mateo de plaza (pues no tenía coche propio) y el cortejo de bienvenida la acompañó a pie siguiendo aquel caballo de alquiler, hasta el colegio, así muy sencillamente, para continuar su obra educadora. Y el Colegio Carbó saliendo al fin de su doloroso duelo, reabrió nuevamente las puertas en busca de la alegría perdida, para continuar formando en sus aulas a las futuras maestras de Córdoba................................Alejandra Correas Vázquez..................................
CÓRDOBA,  MITO   y   MAGIA..........................................El "Puente Centenario" -cuyo nombre nos está señalando un hito histórico en el proceso del tiempo- une el casco céntrico cordobés con el barrio de Alta Córdoba, situado en la zona alta. Es un gran puente de diseño finesecular, el cual, antes de que la barranca ribereña del Río Suquía (conocida como "Bajada del Negrito Muerto") fuese absorbida por una elegante construcción moderna, constituyóse en el espacio panorámico de deleitación visual, elegido por los pintores paisajistas.Fue inaugurado a comienzos del siglo XX, al cumplirse cien años de la independencia argentina, como parte de sus bulliciosos festejos. Ornamentado en aquella ocasión con guirnaldas y serpentinas, más los fuegos de artificio que desde allí se contemplaron. Una ciudadanía entera se dio cita en sus largos barandales de cemento, para contemplar aquellos festejos únicos en su tiempo. A partir de ese día y por varias décadas, iba a transformarse en el apostadero favorito de los pescadores citadinos, sobre un río mucho más caudaloso que el de hoy. Colmado por bravías crecientes donde las aguas rojizas de greda barrancal inundaban las calles cordobesas, arrastrando peces desde la sierra que se diseminaban como un tapiz plateado, sobre el empedrado de las calzadas. Un espectáculo resonante antaño, para esta ciudad estudiantil.Apoyados sobre sus bordes y junto a una finísima vereda hecha para un solo peatón (ampliada en parte por balconetas llenas de niños inquietos) los pescadores veteranos ocasionaban serios inconvenientes en la circulación del puente, sobre el cual pasaba en loca carrera cuesta abajo, un estrepitoso tranvía. Creaban situaciones de verdadero peligro.---"¡Cuidado!"Gritaban los pescadores casi a destiempo, cuando alguna criatura cruzaba temerariamente la calle de "su" puente, al no poder los niños transitar por la veredita que ellos mismos atascaban. Y el tranvía ruidoso de siempre, cuya loca carrera bajaba a toda máquina desde la Estación del Ferrocarril, entraba ya descontrolado en el centro citadino. Atrás suyo los pescadores, luego de comprobar la inexistencia de heridos, volvían a sumergirse en su tarea deportiva y estática.Eran ellos sin saberlo, las últimas reminiscencias de aquellos pioneros andaluces llegados junto con el fundador, Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo (un judío sevillano) "autoexiliado" aquí de la hoguera del Santo Oficio. Quienes luego de perderlo, supieran nueve años después elevar un memorándum a la Real Audiencia de Charcas, para destacar la importancia de la pesca en el Río Suquía, entonces muy caudaloso y navegable : "¡Con peces de una vara de largo!"Como quiera que sea, aunque ningún habitante de las márgenes de este río a comienzos del siglo XX, fuese conciente de su deuda con esos andaluces del siglo XVI (quienes plantaron civilización en medio de tribus nativas indolentes)... lo cierto es que la barranca llamada Bajada del Negrito Muerto con su población vernácula, marginal y folklórica, disociada de la universitaria, debió gran parte de su subsistencia y duración a la fauna ictícola y gratuita de estas aguas providenciales, que cruzaban un desierto de greda.En los años de 1940, la pesca era todavía abundante, sobre el lecho de un río mucho más torrentoso que el de hoy y profetizaba la continuidad de dos décadas más.La barranca defendía su estilo propio de vida, en esa circunstancia perenne y sin prisa, de un tiempo sudamericano olvidado ...¡Mítica y misteriosa Bajada del Negrito Muerto!... donde la historia como tal, habíase detenido.Frente a ella, en la otra margen del río, la ciudad universitaria de Córdoba se extendía y se elevaba. Cruzaba a través del Puente Centenario ese páramo perdido, loteaba sus gredales, construía y la cercaba. La iba lentamente devorando. Consumiendo. Rodeábala con un cinturón de cemento y jardines. La barranca comenzaba ya a deshabitarse, quedando cada vez menos pobladores nativos y menos greda.La árida barranca convivía entonces al límite del medio siglo, con las casas de dos plantas de una clase media alta que comenzaban a emerger en aquel escenario agreste, exhibiendo sus fachadas señoriales. La Bajada del Negrito Muerto, sería reemplazada finalmente por el barrio residencial céntrico que hoy la ocupa (Cofico) cuyo crecimiento rápido en aquellas décadas, produjo un deterioro del clima barrancal en su paisaje, tanto como la exclusión de sus típicos habitantes propios. Cuando el resto de las barrancas cordobesas aún mostraban su hechizo ornamental de inmensas formaciones esculturales de greda, y fue cubierta por la ciudad primero que ninguna otra.En esos años 40 la visión del Río Suquía era todavía ostentosa. La sierra decoraba el gran telón expandido y a la noche, al iluminarse el centro de la ciudad desde la otra orilla sobre una superficie más baja, el paisaje parecía ofrecer una continuidad entre las estrellas celestes y las estrellas terrestres....................................Y nace el mito. Allí, en el momento mismo cuando se encuentran, cuando es edificado el Puente Centenario que unirá a ambas comunidades humanas, sin poder relacionarlas.Se estructuraron los rituales paganos y mágicos al pie de la ciudad universitaria y erudita (apodada "La Docta")... y a espaldas de ella. La urbe crecerá en su derredor y nunca querrá mirarlos, admirarlos o sorprenderse con ellos. La Bajada del Negrito Muerto pervivirá dentro de estos rituales, sobre una barranca mítica, cuyos habitantes vernáculos no tendrán nunca ningún diálogo posible con el citadino intelectual de la Docta, ni la Docta intentará aproximarse a ella.Ajenas una a la otra, en sus dos orillas del Río Suquía, coexistiendo en una muda indiferencia, vivirá cada una su destino. Así como nació la Bajada mítica sin que se supiera cómo, sobrevivirá sin lograr saberse de qué forma. Inmutable al devenir o al progreso. Pero subsistirá mientras subsista la greda, la creciente del río y su fetichismo.Fuera de todo plan de vida, al pie de una ciudad que por el contrario, nació y progresó por un plan prefijado. Esta Bajada del Negrito Muerto poblada al azar (no hay registros de ella en tiempos coloniales) junto a una ciudad universitaria cuyos pobladores en cambio, llegaron ab initio, con un programa especialmente detallado y con un plano ciudadano diseñado por un ingeniero en la oficina del rey.Será la Bajada de Alta Córdoba, un mito en sí misma, sin comunicación con el exterior. Un mundo mágico, conocido sólo por sus actores. La Córdoba del siglo veinte por contraparte, se irá en pos del progreso para hallar un lugar dentro del mundo moderno. Mientras que la Bajada del Negrito Muerto congelará el tiempo, evitando ser tocada por él.Mientras el reloj más se detenga, más largo será su tiempo de vida.Por aquellos años aún se veían en las crestas de la barranca, extrañas procesiones nocturnas que avanzaban en fila de a una, portando luminosas antorchas. Producían un efecto alucinante. Como fuegos de un mundo imaginario, tornado realidad en el barranco mítico. El camino zigzagueante por el cual circulaban entre sinuosos gredales, volvíase diurno en medio de la noche estrellada. La Bajada con sus formas esculturales de greda, recortábase en el firmamento como un gran cuadro mágico.Los habitantes de la clase media alta en esas casas nuevas y señoriales de dos plantas, edificadas en su contorno, asomábanse a los resquicios de sus ventanas para verlos, por curiosidad y asombro. Como también, con la perspectiva de que la sugestión de aquel espectáculo, no los dejase dormir en toda la noche.Y desde allí contemplaban atónitos aquellas figuras portadoras de antorchas, cuyos ropajes veíanse en penumbra, mientras los rostros sobresalían luminosos por los reflejos del fuego. Era una imagen abismal. Muda. Cautivante. Eran dos mundos de herencias irreconciliables, que se observaban a distancia y desde lejos, pero que nunca habrían de incorporarse. Sería el uno o el otro.Los espectadores de las ventanas llevarían para siempre en su retina, perviviente en sus memorias, aquella mágica escenografía nocturna y fantasmal que agigantaba las figuras barrancales. Recrearíanla con los años en el pensamiento del adulto y en su vejez, que llegaríales hacia el final del siglo XX. Y habrían de recordarla con nostalgia como una parte lejana de su juventud pasada. Una vez que el devenir avanzara sin pausa modificando todo aquel entorno, con el crecimiento ciudadano definitivo. Cuando el Río Suquía cedió su caudal a la sed de los citadinos, la greda convirtióse en asfalto y el progreso terminó por borrar finalmente a toda esa mistérica Bajada del Negrito Muerto..........................Alejandra Correas Vázquez
LA  CALLE   MAYOR  ..........................  1--La  Fuente   de   Juvencia                  Voy caminando por la  soleada calle Flagger en el centro de Miami ¿Cómo se llamaría antaño cuando mis ancestros vivieron en esta ciudad? Sin duda que "Calle Mayor"...como en todas las ciudades hispanoamericanas. Y en esta preciosa Florida de Ponce de León, busco hoy mis genes.                       El aeropuerto de Miami antigua ciudad española (M-I-A-M-I, así pronunciado en lengua india seminola, que significa "agua dulce") ...me recibió en inglés, idioma que no hablo, no leo, ni hablaré nunca. Es una decisión tomada a toda conciencia,  y como la mitad de mi sangre es vasca, originaria de Álava, nunca cambiaré de parecer. Pero allí iba a residir todo un año encantador. Inolvidable. Trajeron una intérprete "¿Su motivo de viaje?" ... ¡Acaso podía decirle "Yo :vengo en busca de mis raíces!"                  Pero allí estaban respetuosamente cuidadas, conservadas en sus frisos con nombres españoles las  casas coloniales con sus callejuelas recicladas dentro de techados con pasajes internos y un esmero preciosista, que lucen hoy coquetas boutiques. ¡Respetuosamente cuidado! todo ese período español por este pueblo yanqui (que no es yanqui sino sureño), como un patrimonio del pasado. No han sido borradas sus huellas, pues los pueblos que quieren su suelo, no destruyen los lares antiguos. Los lares, recordemos, son dioses como aseguraron los romanos.           ¡Qué extraña síntesis es esta Florida! Y como un ritual, caminamos sobre sus calles llenas pasado en busca de la "FUENTE de JUVENCIA", igual que lo hizo Ponce de León. Existen fuentes de aguas en arroyos donde se busca la preciada agua de la juventud. Sin embargo la que fluye por las cañerías produce el mismo prodigio. Los mates que yo tomaba con fruición y a diario (allí la yerba mate es fácil de conseguir) produjéronme un cambio notable en el organismo. Todo mis órganos vitales olvidaron sus ñañas y alergias que me acosan desde la infancia. Me puse muy delgada y como soy alta de largas piernas (1.70m), el torso refinado me dio esbeltez. Mi rostro y mis manos no necesitaban cremas de suavizar pues esa agua no era irritante. Florida contiene una laguna interna de agua dulce lo que testifica que fue un "atolón" oceánico con un volcán al medio en lejanos tiempos geológicos. Como sucede en los diversos atolones, el volcán se hundió dejando el lago central. El suelo de coral lo termina de confirmar ¡allí está el agua de juvencia!  Esta es la Calle Mayor de Miami, que diagramaron aquellos marinos de alta mar llegados desde Vizcaya.. Pues esta isla de coral La Florida a quien un cataclismo geológico la pegó al continente americano (arrancándola del océano) aún perdura separada de él  Está inclinada en diagonal junto al continente que la atrapó, pero tiene otro suelo y otro diseño. ¡Pero siempre será una isla oceánica! ...llena de navegantes como antaño, de viajeros modernos que llegan y se van. Como cuando arribaron hace cuatro siglos dentro de galeones españoles, los vascongado para encontrarse aquí con indios mansos (los seminolas) que hablaban en "guaraní" ...2-El   Colibrí  ¡GUARANÍ!... Una lengua paraguaya, de tres provincias argentinas, cuatro estados brasileros y una provincia boliviana. En Florida se llama "seminola"... pero es guaraní auténtico.  --"¿Por qué se llama esa tienda "Kolibrí"? -pregunté asombrada-Está mal escrito no lleva K es "Colibrí" nuestro picaflor. Un gran letrero adornaba aquella tienda que yo señalaba con el dibujo inconfundible de un colibrí. Nosotros en Argentina decimos así al picaflor, usando la voz india guaraní"  --"Porque en lengua nativa seminola se llama así al picaflor."- me contestaron mis amigos cubanos          --"¿Cómo es eso?" --"Sí ... Quizás los guaraníes de ustedes salieron de Florida hacia allá... o al revés. Aquí son de mar y allá de grandes ríos. Pero siempre, en un hemisferio u otro, son de agua y habitan la selva."2-El  Bosque  de  Buda            La Florida es amada por todos, residentes, viajeros, turistas. Es. un suelo encantado para quienes la transitan y disfrutan, en su calma chicha provinciana y vernácula. Allí el tiempo parece no transcurrir y se evade sin hacerse sentir. Su nombre suena perfecto para definir una tierra cubierta de flores y llena de un intenso perfume selvático que inunda las habitaciones. Su flora exuberante semeja a un parque Jurásico. Pero posee una selva baja muy distinta a la del Matto Grosso brasilero, que parece a la distancia como decapitada (corta de altura), debido a los violentos huracanes. Muy intrincada , como si la naturaleza anudándose entre sí misma se defendiera de ellos. También se diferencia en el matiz de los colores. En Brasil los tonos de verde son obscuros, con una fuerza de verde talo. La Florida se distingue por su verde pálido, turquesa, reflejado con exactitud por los pintores de su escuela plástica denominada "Art Decó".  Tendencia a la que yo me adscribí de inmediato. Nosotros los pintores tenemos que hallar nuestro color, nuestro matiz, nuestra herramienta. Yo la hallé allí.En el camino a Fort Myeres mientras íbamos en grupo para visitar el laboratorio de Edison, me impresioné con ese paisaje floridiano de selva baja que extiéndese hacia el infinito dejando ver todo el cielo en lontananza. Pareciera una pampa gigantesca y verde ¡Pero es una selva! Bandadas de pájaros estaban asentados sobre los lomos de esa arboleda. Me impresionó un grupo de ellos de un blanco níveo, reposando en  las verdes copas como si fuera una planicie. En contraste el cielo límpido con su sol deslumbrante, era de un celeste pálido. Pedí bajar del automóvil (que manejaba Giorgio un amigo peruano) y me lo prohibieron, pues los mosquitos de allí iban a devorarme.                   Se contempla esa selva floridiana hasta el infinito, cual una pampa de hojas y ramas que no se separan por ningún claro, semejante a una postal pintada por el Duanero Rousseau. Y siempre las aves adornando su superficie en infinitas bandadas blancas, amarillas o azules. Es difícil creer viéndolas, que todavía subsistan en este planeta perturbado por la tecnología, tal cantidad junta de pájaros. Parecieran ignorar el peligro del hombre y sus automóviles, sin huir de ellos con espanto como sucede en mi país.                       En el camino hacia Fort Myeres yo discutía con uno de mis  acompañantes muy pro-yanqui (Juan, argentino) que aquél era un nombre bien español (Myers, Mieres, Mires). Y él respondíame que tal era un apellido inglés, para que al final un tercer viajero más versado en lingüística, aclarara:   --"Es lo mismo. Mieres es un dios celta, como Mayo o Briones Brian, Brand, pueden hallarse en las toponimias y apellidos de España, que de hecho hay numerosas, pero también en los de Inglaterra, Francia, Suiza, Holanda, Bélgica. Pertenecen a su pasado gálico.             La llegada a destino fue impactante al descubrir el "Bosque de Buda" plantado allí por Edison, quien sin duda no llegó a verlo. Para sus experimentos en busca del filamento apropiado con el cual lograr la "lámpara eléctrica" trajo plantas y semillas de todo el mundo. Su inmenso jardín botánico es una joya floridiana. El Bosque de Buda es una especie, un árbol de la India que crece hacia el costado. Va echando ramas hacia los costados y genera una sucesión de árboles en forma de avenida, que son en realidad un solo árbol.Cuando regresé a nuestra casa comprendí que toda la avenida de árboles en la calle 60 donde vivíamos, casi en esquina con la Avenida Vizcaína (Biscayne escrita allí en buen vasco)... Era en realidad un Bosque de Buda.             3-El   Palacio   De   Vizcaya            Y sigo caminando por la Calle Mayor después de haber contemplado a la antigua prefectura española (hoy museo) que yergue solemne su edificio. Hasta allí antaño llegaban los navegantes de Vasconia, especialmente llegados del golfo de Vizcaya, a la que el castellano le puso una V corta, cuando Fernando el Católico la invadiera en el siglo XV. La casa de la gobernación en Florida se llama, aún hoy, para emoción de mis genes vascongados, el "Palacio de Vizcaya". Yo admiraba ese edificio colonial de la prefectura española, con su inmenso portón labrado al que comparé (luego de fotografiarlo) con otro portón muy semejante, que supe también fotografiar sobre la Calle de Alcalá, en Madrid ¿Los habrán tallado juntos los mismos ebanistas? Coloqué ambas fotografías en mi álbum, a la par.4-La   Luisiana   Y sigo recorriendo la preciosa Calle Mayor donde voy a sentarme sobre el borde de una fuente romántica y blanca, que la adorna a su entrada, con su diseño rococó de toque francés. Supongo que este es el sitio propicio que vengo buscando desde tan lejos. Es acá donde creo oír (trasladados en el tiempo) los pasos del Capitán Salas (un cordobés como yo y presunto antepasado mío) quien en 1870  acompañando por franceses vencidos de Luisiana buscaron  refugio en este colorido territorio floridiano, por entonces bajo pabellón español. Había hecho este cordobés un larguísimo viaje desde América del Sur...¡Para salvar la Luisiana!... Tal como lo solicitaron los obispos argentinos desde sus púlpitos. Para salvar a los católicos de los protestantes.Durante los años de mi infancia cuando escuchaba de boca de mis abuelos ese extraño relato, supe ponerlo en la misma bandeja que al Rey Arturo o al Príncipe Valiente. Pero igual también que al Príncipe Negro el cual aparecía como un paladín "para desfacer entuertos" en revistas de aventuras con muchos dibujos. En esas revistas de historietas también lucíase otro personaje encantador: el príncipe Asoka... junto a Patoruzú, Ñancul, la Chacha y Upa. En la misma bolsa de fantasías infantiles. Me tocó crecer para llegar a ilustrarme que el Príncipe Negro sí había existido en la realidad. Fue un príncipe de Gales que vivía en Aquitania como protector de Castilla. Igualmente era real Asoka, el príncipe hindú que expandió el budismo. Y en esa misma medida de sorpresas, escuché la confirmación que me dieron mis amigos cubanos de Florida sobre la extraña versión que yo tenía de mis abuelos. Andrés Avellanet (y lo menciono con nombre completo) me confirmó que los cubanos integraron las filas del ejército Confederado del  General Lee ¡Para salvar la Luisiana!                        ¡Qué extraña guerra fue aquélla de la Secesión norteamericana! Concentró en medio del caos, a tanta gente hispanoamericana en el salvamento Nueva Orleáns, la mágica ciudad francesa y católica. Pero hacia allí partieron los jóvenes hispanoamericanos, como quien va detrás de un sueño. Quizás a una gesta ansiada, dentro del tedio monótono de una clase acomodada y ociosa, que ahogaba sus pieles juveniles ansiosas de aventuras. Como aquéllas que oían haber vivido por sus ancestros... Pero para luego hallar al fin, su sitio verdadero en el Puerto español de Miami. Y más tarde, dichosos, llenos de luz, dejando atrás el horror de la guerra, pasear gustosos por la Calle Mayor junto a sus esposas francesas de Luisiana.              Eran según me dijeron, tres los hermanos Salas que partieron, pero sólo uno de ellos (Rosendo, como el hijo que en su tierra quedó) escribía de continuo contando a la familia sudamericana, sus paseos floridianos por la alegre Calle Mayor. Debido a lo cual se pensó que era él solamente, el único sobreviviente del grupo de segundones que fueron a la guerra de Luisiana. El Mayorazgo heredero de grandes campos con hacienda vacuna, había quedado en Argentina.                   Rosendo, ya libre de la espantosa guerra, enviaba cartas contando su "promenade" por la bella Calle Mayor, con su esposa Blanche... bonito nombre para una dama elegante con modales de salón, cabellos dorados y ojos tono cielo ...pero... ¿Podría llamarse Blanche una mulata? ...Pues al no regresar con ella, toda su familia argentina sospechó que bien podría tratarse de una mujer de piel obscura y no de una rubia francesa. El dijo por correspondencia que ella era la viuda de un hacendado francés muerto en batalla. Lo creyeron al primer momento, pero dos generaciones después empezaron a dudar. Era común que los franceses en sus plantaciones de Luisiana tuvieran una mulata viviendo con ellos, mientras en Nueva Orleáns lucieran sus familias blancas, entre oropeles y valses. Pero de igual forma el decoro galo era parte de esas mulatas refinadas que compartían con ellos, su elegancia y su arrogancia. Si tal era el caso del capitán Rosendo Salas, (quien nunca regresó junto a su familia para presentar a su esposa) su secreto fue bien resguardado.                 Se puede apreciar hoy en Florida la presencia de estos refugiados franco-luisianos (creoles se llamaban a sí mismos) en el gran edificio Du Pont y en el barrio elegante "Le Jeune", donde sin duda se radicó gente joven desterrada de sus lares como su nombre lo indica. Sobrevivientes de aquella cruenta guerra. Hay un toque francés en todo Miami que acompaña al español, hasta una arquitectura propia de ese período.    .             Camino por la Calle Mayor que ahora se llama Flagger y creo cruzar alegremente a Rosendo y su esposa Blanche. No sé si ella es rubia o negra, pues ambos están ataviados de ropas blancas y translúcidas... y me acompañan en este mediodía de sol, brillante, entre los perfumes de La Florida. Hemos ido juntos a almorzar en La Camila y luego iremos a pasear al Bay Front, para sentarnos en ese parque que contempla al extenso mar por el cual los marinos de antaño, vascongados navegantes, arribaban aquí desde la península española. Esta isla de coral pegada al continente los acogió entonces tanto como me acoge ahora a mí, y me siento una floridiana más, impregnada del aroma de todas sus flores. Los canarios celestes pósanse sobre mis pies, comiendo migas de galletas que caen de mis manos. Y no me siento sola aquí, pues Rosendo y Blanche me acompañan, vestidos de ánimas alegres, muy blancas.              De pronto veo un colibrí ¡Sí, un Kolibrí floridiano! en su vuelo violeta perlado ha posado en aquella mata de flores perdiéndose luego hacia la lontananza ¿A dónde dirige su viaje? Quizás ...hacia nuestra guaranítica provincia de Corrientes, en la que aún hoy se habla y se conserva intacta, la lengua seminola.    ............................................Alejandra Correas Vázquez    
EL ORO BLANCO .................... (dedicado al erudito y bohemio loco Raúl Bustos Fierro quien me acercó la figura mítica del Gran Tucman el "Solitario").......................TUCUMÁN  O  TOCUMENEl avión me traía de regreso a casa en el Cono Sur desde La Florida, aquella mágica tierra explorada por Ponce de León en búsqueda de la "Fuente de Juvencia". Luego de despegar de la hispánica Miami con sus recovas coloniales y callejuelas serpenteantes (bien conservadas con fuentes blancas llenas de arabescos) yo dejaba atrás mío llena de dolor aquel lugar ideal, donde fui tan feliz. Un mundo bucólico de fronda y flores. Jugos tropicales y canarios celestes. Ardillas corriendo entre frondosos árboles y el esquisito dulce de guayaba. Dejaba atrás mío a la imponente Prefectura española del puerto de Miami (hoy museo) cuyos inmensos portales de madera fotografié tantas veces, encontrándolos semejantes a los de la Calle de Alcalá en Madrid. Me preparé entonces con paciencia para un larguísimo viaje, desde La Florida hasta Argentina ¡Y de improviso llegué demasiado pronto! ...siendo que apenas había echado una siestecita ¡Demasiado rápido! dije para mí. Más rápido que en el viaje de ida un año atrás. El avión descendía, el piloto anunciaba la llegada, la azafata lo confirmaba. El aeropuerto lo señalizaba: "Tucumán" ¡Tucumán! ...No cabía duda, se me había escapado el tiempo y yo había entrado sin quererlo con aquella breve siesta, en una "nube gálica", perdiendo conciencia de las horas reales entre un mundo y otro. Tal y como les sucedía a los celtas cuando paseaban por sus bellos pasajes mitológicos. --¿Ya hemos llegado a Tucumán? -pregunté- ¿Ya estamos en Argentina? Sí, lo estábamos y no lo estábamos al mismo tiempo... Porque en realidad estábamos en "Tocumen" el aeropuerto de Panamá, no en "Tucumán" provincia argentina. Pero era la misma nación india, con el mismo nombre y una sola identidad. Habíamos aterrizado en uno de los puntos claves de esa nación inmensa del pasado llamada TKMN. Pues Panamá es "selva" igual que Tucumán, cual es el significado que de este término se tiene por tradición. Selva enmarañada con intensas lluvias, calor, humedad y fronda. Tal es Tocumen, tal es Tucumán. Indudablemente "Tucumán" o "Tocumen" es una voz propia y autóctona, con larga referencia en el pasado del continente americano, el mismo nombre, la misma "voz" en términos lingüísticos, pues con el paso de los siglos los idiomas pierden las vocales o las cambian, pero sobreviven las consonantes. En las lenguas semíticas ni siquiera escriben las vocales. De modo que el término TKMN de acuerdo a consonantes es el nombre real de una inmensa nación precolombina. No posee traducción ni en quichua, ni en aymará, ni en guaraní, ni en panameño, ni en castellano. La lengua se ha perdido. Pero nos habla de una naturaleza selvática y lluviosa. Fue tan antigua esta nación precolombina TKMN que su lengua ya se había extinguido a la llegada de Colón en el siglo XV, pero continuaba vivo el nombre de su territorio. El REINO TUKMAN Según narran los cronistas españoles, el Tucumán argentino era un Cacicado que comprendía a ocho provincias de hoy. A saber : Tucumán, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Santa Fe. Este inmenso territorio estaba gobernado por los "Caciques Tucman", quienes lo recorrían en forma permanente socorriendo y legislando a sus habitantes. Pero ellos a su vez, respondían con obediencia fiel al ¡Gran Tucman!. El Solitario. El cual era visto en persona solamente por estos grandes caciques. La dinastía Tucman tenía como medio de vida la explotación del "Oro Blanco" (o sea la sal) procedente de la Salina Grande en el Mar de Ansenunza (mar interior salado llamado hoy Marchiquita) situado en el centro de Argentina y que entonces les pertenecía. Sal marina de un mar desecado y prehistórico a la cual los caciques Tucman vendían al Reino Charcas (Bolivia), transacción que realizaban a cambio de otras utilidades. Pues fueron muy buenos comerciantes estos caciques Tucman. La llegada imprevista del Inca conquistador, desbordó a ambos países. Se apoderó de la sal con todo su ejército... y los Tucman (precavidos y pacíficos) retiráronse a sus zonas boscosas para ya no regresar de allí. Según el mito ellos eran de color verde y estaban hechos de agua proporcionando lluvias y verdor. Siempre retornaban en tiempos de sequía para auxiliar a sus súbditos, como lo hacen todos los Reyes-Dioses. ¡Y aquí estamos siempre esperándolos! sobre todo ahora cuando Argentina padece su peor sequía. HUELGA de BRAZOS CAÍDOS Los Caciques Tucman son "Monarcas Aislados". Isolados Solitarios. Gobiernan desde su aislamiento, rigen sin ser vistos, ejercen un mando esotérico subyacente, que predomina y domina sin hacerse ver. Así este pater-familia llamado "GRAN TUKMAN" es un rey-dios al que ningún súbdito puede llegar a visitar y sólo se comunica con los hombres a través de sus Caciques itinerantes. Semeja en su concepto, al Gran Hermafrodita de masones y templarios. "Aislado" significa habitante de una "isla" de allí el término más antiguo de "isolado". Pero esta Isla Tucman, interior y mediterránea (como toda isla mítica) nunca fue encontrada por las expediciones hechas en busca de su paradero, cuando el Tucumán era una inmensa provincia colonial. O por expediciones militares argentinas de siglos XIX y XX, quienes incursionaron en la selva enmarañada y pluviosa para hallar el trono o la capital de los Reyes Tucman ¡a quienes los rebeldes indios chaqueños insistían obedecer ...desobedeciendo! "Obedecían" al Gran Tukman "desobedeciendo" al gobierno argentino o colonial. Negándose a colaborar al trabajo. En huelga de brazos caídos. Los Caciques Tucman les prohibían según parece, colaborar con el trabajo. Tal política de mando estuvo dirigida en principio contra del Incaísmo (su primer invasor) pues el Imperio Incaico era una civilización del trabajo. Incluso vemos al Inca, azadón en mano (pinturas del príncipe Guaman Poma). Nada mejor para los Tucman que oponerse al "Hijo del Sol" con una huelga de brazos caídos, ya que fue él quien los desalojó de sus predios en la Salina Grande Además el Incario no aceptaba ninguna transacción comercial, era un socialismo rígido. O sea prohibió la venta de la sal que favorecía a esta Dinastía Tukman. Una frase muy escuchada decía de quienes "remoloneaban" en el estudio o en el trabajo: "--¡Estos sólo obedecen a los Tucman!" O sea a nadie... ni estudiaban ni trabajaban. Parecía una decisión establecida, cuando no inviolable. EL REINO IMPENETRABLE Siempre se señaló como asiento de Dinastía Tucman el bosque tropical del Gran Tucumán de antaño. "El Impenetrable". Una grandiosa y soberbia selva (ahora en peligro de  extinción último pulmón ecológico de Argentina) Allí en El Impenetrable ocultábase según tradición el "Oculto Gran Tukman". El gobierno ya sea colonial español o argentino posterior, tenía con estos monarcas itinerantes y su padre mitológico un serio rival fantasmal. Inexistente y existente al mismo tiempo. Cualquier rebeldía o abandono de tareas imprevistas, era orden de los Tukman. Pudo eliminarse con rapidez y sangre a Monctezuma y Atahuallpa... pero no a los Tukman. Pues no puese eliminarse a mediante sangre... A los mitos.Reyes-Dioses inalcanzables. Inalterables. Continúan ocultos en su selva impenetrable y enmarañada, mientras quede algo de ella... Ordenan. Protegen. Mandan. Vienen. Parten. Su mitología es muy rica y podemos rearmarla, reinterpretarla, pues ya no hay prejuicios en su contra. Ya no hay partidas de soldados pertrechados hasta los dientes, tras las huellas de una monarquía que no existe en este mismo plano donde nosotros vivimos. Ellos no existen en nuestra dimensión. y por ello es imposible encontrarlos. EL MITO El Gran Tukman (como el Gran Hermafrodita masónico y también Osiris a quien le faltaba el pene) tuvo sin cópula por partenogénesis a una muy copiosa descendencia. A saber : 4 hijos, 8 nietos, 16 bisnietos... y así hasta 40. Hasta que el Inca (quien era "non tan sancto") les quitó su reino, su territorio y su economía. Su medio de vida basado en la venta y exportación de sal comestible de la Salina Grande (Oro Blanco del País de la Sal) al Reino Charcas de Bolivia que era su mejor cliente. Desde un punto de vista no mitológico y racional, el Reino Tukman tenía una autonomía plena hasta la expansión del Incaísmo hacia el 1200 o 1300 de nuestra era. Cuando Europa también vivía dos finales trágicos : la extirpación de Cátaros y Templarios, aquí en Sudamérica se extirpó asimismo al Reino Tucman. El Incario decidió poseer ese País de la Sal y con razones de políticas pragmáticas que eran "non tan puras", se apoderó de esta propiedad privada de la comunidad Tucman. Desde aquel momento los Reyes Tucman se retiran y se "aíslan" en la selva, conformando un mando mítico de dioses-reyes, tal como llegan hasta nosotros. La historia del Reino Tukman nunca podrá ser escrita. Pero sí descripta. Podemos describir al mentado Gran Hermafrodita o Gran Tucman, padre ancestral de cuarenta Tucman, como a un autócrata, de carácter teocrático. "Aislado". Habitante de una isla real o mítica, vinculado al agua, a la lluvia, alos grandes ríos. Dios marino de agua dulce en tierra adentro, a quien nadie puede ver. Pero él envía continuamente a sus hijos para distribuir periódicamente con generosidad : lluvia, cosecha, flores y pájaros. Abundancia. Los Caciques Tucman en su sapiente benevolencia trazaron un período de tregua. Casi olímpica. Dijeron : "Llegamos cada cuatro años o cada cuarenta años". En este ciclo de cuatro hijos y cuarenta descendientes, se asienta el período de sequía que invade Argentina y puede tornarse de húmeda en seca o de seca en húmeda, por obra de los Caciques Tucman . Pues Tucman es ...¡Selva!... Y cuando ellos se ausentan largo tiempo... llega la ¡Sequía! El Cacicado Tucman como dinastía se traduce en buen castellano, como un reino ecológico. Detrás de ellos al partir, se retiran también las lluvias, el rocío, las flores y las aves ¡Se han retirado los reyes míticos! ...Los Tucman. Pero volverán. Un día regresan con el agua y la vegetación. Con el rocío y el canto de las ranas. Tal es la leyenda. Tal el mito. Y tal los hechos ecológicos, nuestra región tiene una larga tregua menor de cuatro años y una mayor de cuarenta años donde las lluvias embellecen sierras y pampas, el horizonte se azula y el colibrí adorna las mañanas. ¡Son los reyes del Tucumán que han regresado! su nombre mismo habla de riego y vergeles. De selva y lluvias torrenciales. El Tucumán llega, se establece y se va. Entra y sale. Viene y parte. Tal como el mito antiguo de los Caciques Tukman lo condiciona. EL DRAGÓN BLANCO Este salinar, rico y disputado "Oro Blanco" propiedad privada del Gran Tucman, agrandó su figura política y mágica. El tenía, como todo dios pagano que se precie, su propio guardián. Un feroz "cancerbero" encarnado en la figura de un yaguareté blanco, albino, hecho de sal. Una mole gigante salina, igual en forma a un dragón. Monstruo blanco que vigilaba de noche a la Salina Grande, evitando la substracción desautorizada del polvo prodigioso. En tiempos prehispánicos tenía la figura de un yaguareté albino (tigre guaraní selvático) y en tiempos hispánicos se lo identificó con un animal mítico europeo : el Dragón de la Salina, temido por los lugareños. Un dragón vigilante ...Un monstruo... Un ser mitológico y devorante por su mole salina. En este punto el Reino Tucman y su Gran Hermafrodita, vuelven tortuoso y simbólico, a un hecho real. Cualquier intruso que intentaba apoderarse del tesoro comestible, era devorado por el dragón. De manera tal que creando el mito, los guardias del lugar apostados, tenían una justificación fácil para deshacerse del ladrón. El Tucumán o Tocumen libre e histórico, gran reino, ya había muerto a la llegada del español, pues pertenecía a ese tiempo ilímite donde subyacen las culturas precolombinas. Este reino fue un gran constructor de mitos para transmitir antiguos mensajes. Fue el Incaísmo quien lo borró del devenir -hecho muy imperial- porque no quería pagar la sal. Y como siempre hacen los socialistas "estatizó" el salinar. Lo "desprivatizó", eso que hoy día tanto se critica. También lo borró de la historia, del recuerdo vivo y fue allí cuando se refugió en el mito. Como hicieron los galos con su pasado histórico que conformó sus leyendas vivas. Sin embargo después de ello y en medio de la evangelización, la leyenda del "Dragón de la Salina" tomó otra vez cuerpo con toda su furia pagana para ahuyentar ladrones. Fue incorporado a la mitología criolla y evocado en el escenario por los gauchos arrieros, quienes nunca pasaban solos por el salinar. Siempre iban en compañía numerosa, se persignaban, oraban avesmarías y padrenuestros, pedíanle permiso al Dragón de la Salina para seguir el camino. Y en ese sincretismo religioso donde ellos sentíanse cómodos, continuaban la marcha nocturna hasta el nuevo sol. DINASTÍA SAGRADA Con una Dinastía gobernante que vive en dos planos, el antiguo Tucumán ha dejado su sello indeleble. Más rápidamente se quebró luego de la conquista, la imagen del Inca, que la de los Reyes Tukman. Dentro de ese contexto puede exponerse una temática fantasmal, o predisposición a transferencia de un plano a otro como si una puerta estuviese abierta y es posible transitar con frecuencia por ella. Como una puerta abierta al mundo desconocido, al mundo precolombino.Y en ese climax real e irreal, donde flotan de tiempo en tiempo sus fantasmas, el Tucumán de antaño tiene su voz, sus juegos, sus tragedias. Su vida de siglos. Reúne a sus habitantes de sur a norte y los consuela en sus sequías o los arrulla en el torrente de sus crecientes. Como un ángel tutelar, liberador de tragedias ecológicas, donde transita de tiempo en tiempo : "Algún enviado de los Reyes T K M N" ... Para traer de nuevo a esta región la fertilidad, el canto de las ranas, las mariposas, el rocío, los colibrí, la lluvia benefactora que hará florecer las pampas, serranías y champas con su luciente lozanía. ......................... Alejandra Correas Vázquez .........................
LA  CAMPANA  DEL  MONSERRAT................  1---Los  DIABLOS del "MONSE"El Colegio Monserrat de Córdoba, cuyo edificio es hoy patrimonio de la humanidad aunque sigue funcionando, se concibió en tiempos coloniales a comienzos del siglo XVII, mediante Jesuitas fundadores y aportes económicos privados,. Se dictaba en él una educación humanista para los hijos de Encomenderos que vivían en el confín del imperio español (cono sur sudamericano), en el aislado Tucumanao, al pie de tribus en edad de piedra. El Imperio del Inca no había dejado allí su impronta cultural Eran adolescentes y niños casi. Eran párvulos crecidos en campos solitarios, entre producción agropecuaria y "malones" de "ranqueles" próximos, Eran vástagos sin contacto con naciones. Habían visto la luz en aisladas propiedades rurales, con  padres feudales, quienes era aventureros muchas veces rudos. Se hicieron desde niños amigos de los gauchos, mimados por sus negros esclavos (quienes hacían de tutores en su traslado a la ciudad) y consentidos por sus madres de leche angoleñas, quie habíanlos amamantado (tuvieron toda su vida un hermano de leche negro, compinche suyo) ... Pero pasaban de improviso a ser discípulos de sus maestros Jesuitas, humanistas y eruditos, llegados desde Lovaina y que no hablaban castellano. Comenzaban a vivir desde ese momento con ellos en aquel internado "monserratense" que duraría varios años. Los Jesuitas les enseñaban -en griego- a disfrutar de los amores de Helena y Paris en un ensueño romántico. También a  llorar por Príamo y  Héctor. Se vengaban de las ofensas con Menelao o sufrían por la traición de Clintemnestra. Recitaban a Horacio en latín y viajaban sin rumbo junto con Virgilio por la ruta de Eneas... Y así luego de aquellos sueños "monserratenses"  retornaban como es debido para hacerse cargo de su herencia en propiedades camperas, y a ponerse al frente de un arreo con miles de cabezas de ganado de pastura en pastura, o a guiar caravanas de carretas rumbo al Alto Perú para empezar a hablar en "quichua" o en comechingón, a fin de que sus peones les entendieran. El Camino Real los llevaba, lentamente y paso a paso, en la larga marcha de semanas interminables, cantando una Huella ...Y era allí, en esos momentos de angustia, de nostalgia infinita, cuando la figura del Monserrat y sus maestros Jesuitas cobraba para ellos, una dimensión inmensa, seductora y mágica. Su nombre reconstruido hoy (pues los liberales del siglo XIX habíanselo quitado) es "Colegio de Nuestra Señora del Monserrat.".........................             Desde entonces hasta el presente y quizás desde el comienzo, cuando arribaron a esta provincia para fundar la ciudad de Córdoba moriscos y marranos bautizados (cristianos nuevos), la Virgen Negra o Moreneta ha admitido como discípulos suyos a adeptos de múltiples credos : bautizados y no bautizados, circuncisos o no circuncisos, protestantes, agnósticos, judíos ... y también a católicos (dicho con ironía) . La Moreneta cordobesa es muy liberal, como puede verse.            En este juego de absurdos de un Colegio laico y muy liberal que lleva el nombre de una "Virgen" y donde pueden asistir toda clase de ideologías religiosas (a gusto quizás de los hombres del siglo XIX) rigen las pautas escolares de la edad difícil. La adolescencia. La pubertad. Nadie lo ignora ... Y en el turno de la tarde cuando el "malón" estudiantil sale del Monserrat, pareciera que va a aplastar la ciudad. Ellos mismos lo admiten diciendo... " El Diablo sabe por Diablopero más sabe porque fue al Monse "                                    Este "grafiti" escrito sobre la pirca de blancas piedras de la Cañada, próxima al Monserrat, conserva intacta su tradición. Define el espíritu natural de su alumnado como esencia pura, de una ciudad con mitología propia y particular humor. Los "Diablos del Monse" -como se autodenominan ellos mismos- han recorrido distancias en el tiempo, destacándose como profesionales, políticos, embajadores, docentes etc.. Caminos propios, locales, provinciales, nacionales, internacionales. Nadie ha librádose de ellos. Ignoramos quién con el correr de la vida prestigia a quién, pues ambos se han hecho notar a través del camino. Tanto la tierna Moreneta como sus audaces educandos.2---LA  TRAGEDIA            Fue un día de 1767 cuando todo el alumnado en pleno hallábase en clase, que entró allí imprevistamente y sin anuncio, en forma intempestiva, una partida de soldados pertrechados hasta los dientes y procedieron de inmediato a encadenar a los profesores jesuitas "in situ".            El batifondo fue total. Aumentado por los jovencitos que trataron de intervenir a sillazos contra los soldados armados defendiendo a sus amados maestros Y por sus fieles mulatos angolas (escribientes de los Jesuitas) que quisieron en vano protegerlos. Los soldados enervados, quienes intentaban no herir a los alumnos según órdenes recibidas, fueron agredidos a palazos por los muchachitos con sus bancos de madera de lapacho paraguayo, bastante pesados. Quedaron todos ellos llenos de magullones. Mientras los profesores Jesuitas, encadenados, en forma estoica seguían recitando en latín a Horacio y en griego a Platón. Y así subieron a los carruajes que se los llevaba para siempre lejos de sus discípulos, por orden del rey Carlos III de Borbón.            Aquello se llamó la "Expulsión Jesuítica" que dejó en la mentalidad cordobesa un recuerdo doloroso, cruel, caótico. Por meses los alumnos que eran internos y permanecían en la institución varios años hasta terminar sus estudios, sobrevivieron en soledad y a su suerte, acompañados sólo de los mulatos y encerrándose sin abrir la puerta a nadie... ¡ni a sus padres, cuando venían a buscarlos! Algunos de ellos no se reconocían ya, pues luego de varios años (veraneaban incluso en los predios jesuíticos serranos) habían los chiquillos cambiado mucho. Hasta corrió la versión -posteriormente- de que entre ellos se intercambiaron. O de que alguno sufrió un accidente importante durante aquel batifondo (cuando los separaron abruptamente de sus maestros) del que no sobrevivió. Entonces otro de menor holgura económica,...o con padres que andaban dispersos por el hispanísimo imperio ...lo reemplazó.             Al parecer se estilaba dentro del Monserrat, cuando era un colegio jesuítico, seguir el uso de las órdenes religiosas. Es decir, darles otro nombre dentro del internado. Esto se hacía en el Monserrat a fin de evitar privilegios entre el alumnado, recibían un nombre que usaban en el interior del colegio y mediante el cual se los examinaba. Entre ellos tenían prohibido conocerse por el auténtico. Hoy nos examinamos por un número, antaño por un nombre clave escolar. El verdadero que figuraba en la lista de archivos y sólo lo conocían el Prior de la Compañía y el R.P Rector, ambos ahora ausentes, encadenados y en viaje hacia Roma.            Ingresaban siendo niños de unos 7 años (la edad preferida por los Jesuitas) y ciertos de ellos llevaban en esos momentos más de 10 años sin haber vuelto a ver a su familia. Por ello se sospechó de confusiones. Nunca aclaradas o silenciadas a voluntad de los muchachos. Quizás por revelaciones secretas entre compañeros aquellos que estaban ahora ausentes en forma definitiva (por haber luchado a golpes contra los soldados cuando la tragedia abatióse sobre el Monserrat) pudieron establecer los que no eran, conocimientos de la familia que buscaba al que ya no podía hallar. Así se suplantaron. Pues la sangre corrió, inevitablemente y aunque lo negasen a posteriori, corrió sangre estudiantil en aquel recinto convulsionado que resistióse a sillazos contra una partida de soldados bien pertrechados. Era inevitable.            Epílogo final de un vida "lejos del mundanal ruido" ofrecida por eruditos clásicos -los Jesuitas- a jóvenes aislados en el Cono Sur del continente americano, en tiempos coloniales............................................Nunca más súpose en Córdoba sobre aquellos profesores encadenados del Monserrat y arrancados de allí por vía de la fuerza. Como en apariencias los hechos eran casi los mismos observados con la prisión y ejecución hecha antaño a su fundador (Don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, judío y cristiano nuevo) la triste suerte corrida por estos maestros Jesuitas (pensóse) era la misma.            Por dos siglos se tomó aquello como una dolorosa verdad. En sus celdas de meditación y estudio quedaron sus ropas, sus libros, sus apuntes, sus plumas de ganso, sus violines, sus efectos personales. Tal como los dejaron. Pues nadie les dio tiempo para hacer un equipaje. Todo quedó allí. Tal cual lo dejaron en ese instante final, cuando fueran arrebatados de sus cátedras encadenándolos frente al alumnado. Objetos privados que sus discípulos guardarían con celo cada uno de ellos, como tesoros invaluables, todo el tiempo que durarían sus días. Perduraron dentro de muchas familias y aún se conservan como antigüedades coloniales.. Los Jesuitas transformáronse en leyenda. Pertenecían a un tiempo feliz, que cada uno evocaba como la vida bucólica de una Córdoba que ya no volvería. El devenir sería más realista y más ambicioso. ..............................            Dos siglos después comenzaron a aparecer noticias de ellos, desde Roma, adonde fueron llevados de inmediato y entregados al Papa como un "paquete". Habían sobrevivido en la ciudad eterna sin que los cordobeses lo supieran, pues en el mejor de los casos creíanlos dentro de cárceles españolas. Y fue allí en Roma que en el siglo XX comenzaron a editarse publicaciones, escritos argumentales, comparativos, partituras musicales y presencia viva de aquellos amados profesores arrebatados de improviso de la Docta Córdoba, a la que ellos forjaron y le dieron un destino cultural. Una ciudad que conservó y valoró su recuerdo. Personajes valiosos revivieron entonces  como  Peramás y Zípoli, quienes por sus obras retornarían doscientos años después, a esta ciudad universitaria que dejaran con tanto dolor y encadenados.3---LA  CAMPANA            Es a partir de allí que comienza un nuevo giro de la historia, cuando sus depredadores bajan la cabeza, admiten su errores y comienzan a pedir lentamente disculpas. Ahora podemos hablar libremente de aquellos Jesuitas con todo el respeto merecido ¡Porque hubo una buena cuota de silencio obligado! Y comenzamos a hacernos eco también de otros sucesos, muy mencionados, pero nada estudiados, antes de que la Parapsicología ganara calle.            Se da crédito a la "vox populi" que mencionaba al Monserrat como centro de leyendas relativas a la cuarta dimensión. Cuando el telón se descorre y se reúnen los dos mundos -porque la "niebla gálica" se ha disipado y pueden ambos transitar los mismos corredores coloniales- estamos frente a lo insólito. Son paredes cargadas de historias y anécdotas, inmersas en un clima atemporal. Los personajes del pasado continúan allí presentes, como aquellos soldados enfrentados a niños que intentaban a sillazos oponerse a su armamento. El ruido de cadenas con pesados pasos, la campana de clase clamando, las voces en  latín... se han convertido lentamente en mitología. Pues las versiones referente a que todo el cuadro se repite, o al menos suele oírse en el silencio de la noche, es parte de la leyenda cordobesa.            La mayoría considera que la campana suena en horas vacías sin clase. Cuando yo vivía a dos cuadras del Monserrat en la calle Belgrano, frente a la Cañada, se insistía en este tema. El Jesuita encargado de la campana la tocaba desde hacía doscientos años. Las cadenas que los profesores arrastraban al partir, todavía se escuchaban por los corredores. Los alumnos aún gritaban entre la soldadesca por el "Monse" nocturno y  vacío. Todo continúa allí según creen los mitólogos, estático entre dos niveles de tiempo, flotante como en una "nube gálica"  y  es parte del encanto del bonito edificio colonial. Escenario intemporal guardado celosamente entre sus paredes, como un bien preciado. Pues aunque los edificios jesuíticos de toda la cuadra forman un solo componente -con la iglesia de la Compañía incluida- es el Monserrat quien acopia los fantasmas y su leyenda. Sólo él,  dentro de ese conjunto.             Algunos han visto caminar de lejos a los Jesuitas togados y pausados, perdiéndose por los corredores, libro en mano. Otros han oído una bola de hierro rodar de punta a punta (la bola de los grilletes) o la maza que cerraba las cadenas de los ilustres prisioneros, golpear incesantemente en  el cuarto contiguo. Pero es la campana del Monserrat quien guarda una historia especial y propia. Siendo yo parte de ese escenario al vivir mucho tiempo a dos cuadras de allí, sea por sugestión o por travesura de alumnos, desde mi terraza oíala sonar. Era así, para mí, la "Campana del Jesuita", de tarde en tarde dejaba oír su lamento de plata. Y en los festejos del milenio -en la aurora del 2.000- los campaneros traídos desde Europa para realizar el concierto de campanas en la medianoche de ese año nuevo internacional, (poniendo en juego las numerosas iglesias del centro cordobés con campanas de oro y plata colonial) quienes rompieron por meses nuestros oídos con sus ensayos y afinaciones, decían que los Jesuitas se les aparecían entre los campanarios. Pues todo muro antiguo guarda su mensaje, el que dejaron sus pretéritos habitantes. Los que allí amaron y platicaron. Gozaron. Abanicaron sus sueños o melancolías. Acariciaron sus profundas vivencias aún subsistentes entre cal y canto. Como el Colegio laico y liberal de Nuestra Señora del Monserrat...............................Alejandra  Correas  Vázquez.............................
SAL Y SOLEDAD..................(época colonial) Era un amanecer blanco. Rojo el horizonte llano. Blanco, muy blanco el suelo. Blancos los cabellos y los rostros. Las ruedas y los ejes. La larga caravana toda blanca. Cada una de las puertas y el vestuario de los cocheros. Las negras pestañas y las negras manos estaban blancas. La sal las había cubierto en su manto blanco, durante largas y negras noches iluminadas de blancas estrellas.El horizonte emergía rojo con el alba, coloreando aquel mundo blanco de sal y soledad. Sal. Siempre sal. Los rígidos cabellos de Félix sobresalían de su cuello, el cual giró casi involuntariamente para sacudir los cristales blancos. Alborotó su cabellera. Su ropa. Su incipiente barba. Saltó al suelo y dióse palmadas en el traje de lino paraguayo, levantando una nube blanca. Más sal. Mucha más sal.Entonces divisó con una ilusión desmesurada, el rancho grande de la Posta, hecho en adobe y paja, que emergía ante su vista como un milagro surgiendo detrás de la salina. El rancho grande circundado de una ranchería menor y aún más pobre, hallábase ahora muy próximo de él... Igual a una visión aérea en aquellos confines del mundo conocido. En ese desierto blanco donde la visión parecía haberse evaporado, bajo densos mantos de sal y soledad.Atrás, muy lejos suyo -pensaba ahora Félix- había quedado aquel mundo cosmopolita y convulsionante de Potosí, con sus escudos y sus fastos. Con todo ese esplendor áureo y rico del Alto Perú festivo. Mientras a sus pies, extendíase el manto blanco y la noche espesa que lo transportara entre sed y aridez, cruzando en caravana la Salina Grande por el extenso Camino Real, tantas veces mentado. Y allí frente suyo en la inmensa soledad blanca, erguíase heroico aquel milagro del «rancho grande» de la Posta, solitario detrás de la salina. Para Félix en éste, su primer viaje al Alto Perú, el pobre rancherío que supo despedirlo meses atrás con su cuota de sequía y salinar, era ahora de regreso, luego de traspasar el desierto blanco, un milagro venturoso.¡La Salina Grande! Más grande de lo que siempre la imaginara durante largas y recientes tardes de estudiante «monserratense», acunado por corales de ranas junto al Calicanto cordobés. Y ella habíase apoderado de él... La Salina Grande. Poderosa. Brillante. Imponente. Majestuosa. Árida. Seca. Blanca. ¡Qué distinto era regresar a ella desde Potosí, que aventurarse hacia ella desde Córdoba del Tucumán!Antes, al partir, representó el comienzo de la excitante aventura. La travesía por el desierto blanco y su llegada a un mundo nuevo, al escenario rico y cautivante del Alto Perú.... Y ahora, en cambio, era el final de esa exótica experiencia por ciudades cosmopolitas separadas mediante una salina, de Córdoba, la apacible ciudad-monasterio de los Jesuitas........................................La caravana lenta, pesadamente, muy blanca, fue acercándose a la Posta. En su desgastante acento, las carretas que en el viaje de ida se cargaron con productos del Tucumán -cueros secos, harina, bizcocho, carnes saladas en forma de charqui y el Vino del Rey de Jesús María- volvían ahora repletas de plata potosina en enseres graciosamente labrados. También abarrotadas por el Mercado de Charcas con telas paraguayas, sedas de Manila y tejidos cuzqueños.Crujían lastimeramente los ejes. Lloraban heridos por los cristales blancos. Pero el rancho grande los aguardaba siempre, los bendecía y los amaba, haciendo que los caravaneros ansiaran reencontrarlo ...Año a Año... Y en éste, el primer año de caravana para Félix -altivo, novato y gallardo- la emoción que producíale aquel pobre rancherío al pie del salinar, justificaba todo esfuerzo. Era el premio merecido por atravesar el páramo agobiante, como si los fastos de Potosí y la elegancia de Chuquisaca, hubiesen sido apenas un sueño poco creíble a estas alturas de los acontecimientos. Félix prefirió adelantarse a pie, sacudiendo y empujando de su asiento a su amodorrado mulatillo Perico, quien malhumorado como lo era habitualmente, debió acompañarlo. Por costumbre y hábito, por exceso, Félix hizo caso omiso de sus quejas y volvió a prometerle nuevas dádivas. Perico, con sus manos negras y resecas de sal, ajustó su pistola al cinto. Dio un salto temerario y felino sin usar la escalerilla, y ambos jóvenes acercáronse caminando al rancho grande, alardeando juventud...........................................Amanda estaba en la puerta y dio aviso a los rancheros. Se tendieron ponchos en el suelo colocándose la gran mesa bajo el parral. Bebían los bueyes y se refrescaron. Descansaban las mulas y los caballos. Reposarían las lanzas del gauchaje que custodiaba a la comitiva. Aireáronse los aperos. Sea aseaban las carretas y el carruaje privado de Félix.En la extensa siesta los caravaneros sacudieron la sal de sus rostros y ropajes, mientras Perico daba órdenes requisando una a una las carretas... Félix contempló al sol en su poniente. La jornada especial iba concluyendo. Amanda adornábase con una mantilla filipina color crema de bordados chinescos, que le entregara Perico por encargo de Félix. Su rostro mestizo lo observó desde lejos. La noche caía y hacia el horizonte rosado, la soledad del paisaje ocultaba su inmaculada blancura.Perico condujo a Félix hacia la habitación exterior donde Amanda se acicalaba. Sentían ambos jóvenes al caminar hacia allí, junto a ellos el sereno nocturnal, fresco, espeso y tibio. La techumbre de la galería en aquel rancho grande estaba ornamentada con faroles de velas, semejando en su amarillento resplandor, a tucos gigantes. Jolgorio de Posta llena, con cánticos de caravaneros. Por la ventana del cuarto de Amanda se recortaba un carminado anochecer, donde su figura se delineóse mostrando a Félix sus formas contorneadas. Sobre una mesa la llama derramaba cera.Amanda acarició la seda de Manila que cubría su cuerpo y fue a recostarse sobre la cama. Félix desenrolló la cortina de esterilla ocultado el cuadro colorido de ese anochecer, yendo después a sentarse en el borde donde ella reposaba.Estaba por fin frente a ella y podía contemplarla sin disimulo. Era la misma joven, de una edad semejante a la suya, que salió a despedirlo en la partida y que hallábase junto a la puerta a su regreso. Una figura transparente y mestiza. Silenciosa y huraña. Esquiva y entregada. Yacente frente suyo y cubierta por una mantilla de seda oriental, que él extrajo de sus arcones procedentes del Alto Perú. Una pieza de lujo destinada al apartado Tucumán del Suquía, que faltaría más tarde en el recuento.Pero él gozaba con verla extendida en su color crema y orlada de flores chinescas, cubriendo las formas insinuantes de aquella joven silenciosa del desierto blanco. Amanda continuaba muda. Félix se irguió acodándose contra la pared para contemplar ese cuadro insólito de pobreza y lujo. De adobe crudo y seda chinesca. De silencio y salinar. Luego volviendo al lado suyo le despejaría la cara de algunos cabellos rebeldes, que la mestiza dejaba sueltos. Desprendió uno de ellos y a la luz zigzagueante de la vela pudo verlo brillar con fosforescencias de oro. Con sus dos manos le descubriría totalmente la frente, admirando sus raíces con engarces casi dorados. Y jugó con esos cabellos lacios, entrencados y obscuros, decorados por aquellos reflejos rubios.Félix fue hasta la mesa proyectando su sombra contra la pared de adobe, y levantando de ella la vela, la aproximaría a la joven para contemplar mejor aquel rostro de rasgos intrigantes. Pasó su dedo índice por el arco de las cejas de Amanda. Detuvo la luz frente a sus pupilas entreviendo los ojos acerados de un escondido tinte azul. Marcó la línea del perfil y la boca, descubriendo la pálida piel de la mestiza.Con su mano libre fue retirando la mantilla hasta despejar los senos abultados, las caderas angostas, la piel casi perlada. Sostuvo su mirada en los pezones observando la aureola color rosa. Olvidó entonces las trenzas indias de su cabello. La aridez de la salina y el escenario aborigen que la rodeaba.Amanda no estaba ya ante su mirada en aquella soledad blanca. Amanda tenía los ojos más claros aún. Sus pupilas dilatadas, de un celeste tenue, eran semejantes a las de Félix. Sus cabellos más rubios y su piel pálida más blanca. La contempla tal cual era. Pero volvíase más clara, menos mestiza, más vascongada...casi como Félix. Se identificaba en ella. Tomó sus manos fuertes y duras, comparándolas con las suyas. Eran manos grandes que evidenciaban ancestros de antiguos marineros vascos, llegados al Tucumán en el reinado del Rey Felipe, trepados a los mástiles de las carabelas.De pronto Félix en un gesto rápido y con movimiento precipitado, apartóse de la cama de Amanda, yendo a acomodarse hacia el rincón opuesto de la habitación del pobrísimo rancho. Olvidó entonces a las carabelas de sus antepasados, a los rudos marineros vascos que llevaba en sus genes absorbidos en un tiempo sudamericano y distante... Y que creía adivinar en aquella mestiza, con su cabellera en reflejos de oro y ojos acerados. De aquella mestiza de pezones rosados y caderas lisas.Ahora veía en Amanda su esencia aborigen, cargada de espesas y obscuras trenzas, con silencios graves. Su identidad con la Pachamama. Veía la sal correr por su piel de poros marcados y la línea enérgica del perfil, casi aquilino. Su pupila semiclara llevaba párpados pesados y el conjunto, nada tenía de familiar al propio Félix, siendo en cambio de una identidad plena con el desierto blanco. Pero Félix tampoco se hallaba más en el lugar. Ya no era él quien contemplaba a la joven del salinar. No era él, el hijo del encomendero Don Félix de Larrea, sino su padre, Don Félix mismo... En un día de retorno del Alto Perú veinte años antes, agobiado por el paso de la Salina Grande y ansioso de subsistir luego de la travesía. Instalado bajo las arcadas de ese rancho grande de la Posta y en esa misma pieza de adobe, dispuesto a procrear una mestiza en una noche refrescada. En un atardecer violeta y a punto de partir hacia la ciudad del Suquía.Félix se acercó nuevamente junto a Amanda, comparando otra vez sus manos con las suyas. Su cabello, la línea de su ceja, el corte de su rostro, el trasfondo azulino de sus ojos. Era, sería siempre, estaba realmente convencido. Amanda, la hija de la salina, del rancho grande de la Posta: era su hermana... Y ella ahora, también lo sabía... La caravana que retornaba todos los años en la misma fecha del Alto Perú, habíale traído como siempre, un valioso regalo.----Don Félix de Larrea ha muerto --le dijo-- Yo soy ahora Don Félix...............................La caravana estaba limpia, sacudida, pronta. Perico recorrió las carretas. De su cargamento intacto sólo faltaba una mantilla de Manila. Todos se despidieron hasta el próximo año, pues Córdoba del Tucumán los aguardaba. Había transcurrido mas de una jornada desde el arribo a la Posta y ya ella, solitaria, comenzaba a añorarlos. Esa hora de la Oración anunciaba una travesía nocturna guiada por la Cruz del Sur, entre arreboles carminados.Félix habíase vestido con un ropaje impecable. Los bueyes, las mulas, los caballos, se hallaban frescos y relucientes. Y partieron con ansias de retorno luego de abandonar la sal y la soledad. A lo lejos, junto a la puerta del rancho grande en esa Posta, la figura de Amanda envuelta en una mantilla de seda oriental color crema y ornamentada con flores chinescas, íbase desdibujando de la vista de todos.Silenciosa, arisca, hija del tiempo y de la historia... Habitante del desierto blanco, desde siempre y para siempre................................Alejandra Correas Vázquez..................................
LA   NUEVA   AURORA   .............................Omar hizo la primera sonrisa frente a los ojos de su madre y las miradas maternas siguiéronlo, a través de sus primeras palabras y sus primeros pasos. Más tarde aprendió a llamarla con insistencia ante los objetos del mundo que iban despertando su curiosidad. Y era la misma mirada de la madre, que le contestaba, antes de responderle con palabras.            Fátima colocábalo sobre unos almohadones de seda damasquina color escarlata, esparcidos sobre el alfombrado persa. La luz penetraba por el ventanal enrejado y él jugaba con ella, tratando de capturarla. Una tarde llegó tambaleante hasta el cortinado color púrpura y con pasos aún zigzagueantes, entró en la sala contigua. Su madre seguíalo por detrás. Una algarabía de voces masculinas sentadas en rueda sobre cojines, saludó al nuevo integrante de esa familia. Muzá levantó a su hijo para presentarlo a sus visitantes, como si el niño ya fuese un caballero granadino en estampa viril            Otro día, bajo el sol luminoso de Andalucía, el pequeño transpuso gateando la reja que daba hacia el patio interior, atraído por su claridad. Fátima asustada corrió tras su hijo. La luz que emanaba del patio arrebató las dos figuras ¡y se iluminaron los ojos morunos del pequeñuelo, agitado pero sonriente, recortándose en el marco rosado de las vestiduras translúcidas de su madre! Ella recogió la gasa que la contorneaba y la luz que penetraba por el ventanal en arco, fue dibujando todas las formas de su cuerpo. Juntos entraron en la frondosidad del patio, donde el agua de la fuente describía un mundo de saetas que fundíanse con el aire, como múltiples cristales esparcidos en su derredor. Precipitado sobre ellos en un impulso súbito, Omar vióse de improviso húmedo y frío, profiriendo en lastimero llanto. Un rizo goteábale sobre la frente y su madre comenzó a secarlo, con la gasa transparente de su túnica. El niño se tomaría con fuerza sus largos cabellos ensortijados, mirándola con fijeza.A lo largo de su vida errabunda y agitada, de gran aventurero, recordaría siempre aquellos ojos obscuros, sombreados y penetrantes, con los cuales la morisca le fuera mostrando los colores, los perfumes, los ornatos, las alegrías de una vida que habría de extinguirse para él, al entrar en su séptimo cumpleaños..................................El sol declinó en aquella tarde de Granada, cuya inclemencia de fuego pareciera continuarse con la noche, a pesar del descenso de calor que llegaba suavemente con la brisa nocturna desde la Sierra Nevada. Sobre ese escenario andalusí nutrido por vertientes naturales, que emanan de las rocas donde se levanta la Alhambra, el niño Omar fue transcurriendo sus primeros siete años de vida, bajo los cuidados minuciosos de la mora granadina.         ¡Y fue entonces! ... cuando de la tutela materna debía pasar a la paterna, que el horizonte de su existir cambiaría totalmente. Pero no iba a ser en sí misma la lejanía de ella, aislada en el harén entre tules y danzas orientales, la razón principal de este cambio. Sino el doloroso devenir mismo que le aguardaba, y que lo arrastraría para siempre del lugar donde había nacido.            Omar había pasado recién su séptimo cumpleaños, cuando su casa se vio arrasada por las tormentas del último combate en la ciudad de Ronda...Y Granada, la capital del reino nazarí, capitulaba en enero de 1492, entregando la Alhambra. ...¡GRANADA!          ...........................En los años que siguieron el niño aprendió a errar solo por las calles, con sus vericuetos intrincados y sus largas escaleras en pendientes misteriosas. Recorría una y otra vez ese blanco Albaicín ahora aletargado, entre mezquitas de oro llenas de cruces nuevas y la gran sinagoga granadina erguida en el centro citadino, transformada de repente en catedral cristiana.            Aún oíase hablar el mozárabe entre la puerta de Elvira y la de Vivarrambla. Y el niño recorría ese espacio a pie (donde antaño cabalgaba el rey moro en su blanco rocín adornado de turquesas)  pero con un oculto deseo de fuga hacia las costas, donde Simbad lo esperaría para transportarlo hacia los mares, en su nave encantada.Su educación paterna fue el tumulto de la época, y de la materna comenzó a olvidarse. Mientras que la mirada de Fátima, aquella mora antaño envuelta en gasas que lo cuidara con ternura oriental en sus primeros años, se extinguió en una noche sombría como ella...     ¡Roja de hoguera y negra de Inquisición!         Una mano piadosa retiró al niño de aquel lúgubre lugar, donde encapuchados quemaban a su madre, para llevarlo hasta un convento. De allí salió ya muchacho con un nombre distinto : JUAN ... Y fue él uno de los tantos "Juanes" que partieron veinte años después de los puertos españoles rumbo a las Indias lejanas y misteriosas, las Indias que prometían olvido... Olvido... Riquezas... Gloria.    ¡Y una Nueva Aurora! ..........................................¿Llegó el olvido? ¿Llegó la Nueva Aurora? ¿Llegó en verdad? ... Se preguntaría a sí mismo más adelante, Juan el Valiente, Juan el conquistador de Indias cuando a su lado una Virgen del Sol le pidiera como pago por su amor, el precio de una vida : la de su hermano, un noble incaico. Un Orejón. Pero la brillante y filosa espada de Juan no supo escucharla. Y brilló aún más en esa noche del incaísmo, tiñéndose de más guerra y de más sangre... ¡Y sangre corrió por las tierras del Inca!          ¡Sangre!... por el río Amazonas o Marañón surcado de orilla a orilla. ¡Sangre!... ¡Sangre cuando cayó la cabeza altiva de Gonzalo Pizarro!  Sangre en el Cuzco, en la búsqueda incesante de la Ciudad de los Césares, del País de la Sal, del País de las Amazonas... Sangre de años por las tierras sudamericanas, tierra de los hijos solares, la raza vencida. Mientras los obscuros cabellos de Juan, fueron perdiendo su color, hasta encanecerse. Y empalideciéndose el brillo de sus ojos moros, de tal manera que muy lejanamente podía verse a través de ellos al niño Omar, aquel niño que naciera junto a los arcos de la Alhambra..........................Era en el atardecer de una vida, cuando en el atardecer de un día, el conquistador de Indias contemplaba a su hijo mestizo, muy altivo y hermoso, montado en su caballo.  --La he encontrado, padre. Quise encontrarla y conocerla ¡Tengo derechos!- le dijo el joven      --No te niego tus derechos, hijo ¿Quién tiene y quién no tiene derechos?- expresóle el padre     --Tiene derechos el que no tiene culpas- respondióle éste.           --¿Y quién tiene las culpas? ...Yo... el conquistador, por cierto.--Padre... soy tu hijo... No te juzgo, te amo.          --¡Culpas! ¿Y quién no las tiene? ..Ella... la Virgen del Sol. La virgen sagrada de un pueblo, conquistada y violada.            --Padre... no vengo a juzgarte.        --¿Y quién tampoco tiene culpas?... La mora que se extinguió toda quemada, bajo las miradas de su niño, en una noche de Granada.     --Padre...-- Escúchame ahora, hijo ¿De quién es la culpa de toda esta sangre? De toda la que ha corrido por este imperio y por estas Indias promisorias.          --Padre, yo no juzgo a nadie ¡soy un súbdito del Virreinato del Perú y feliz de pertenecer a él!... Pero quise conocer a mi madre. --Sangre, sí, sangre... ¿Quiénes la derramaron? Nosotros los conquistadores- continuó el padre --Padre... yo no te juzgo, pero conocí al fin a mi madre.     --¿Y quiénes somos los conquistadores? ¿Qué somos hoy y qué hacemos aquí? ¿Y qué ha sido del reino de Granada donde yo nací?--Padre... llevo tu sangre.    --Hijo, escúchame, hasta ahora nunca hemos hablado íntimamente. Mira : tú has nacido en un mundo en construcción. Yo había nacido en un mundo construido.        --Padre... construiremos aquí uno nuevo, lo estamos haciendo día a día y nacerán de él muchas naciones.  --El mío ya estaba construido. Eso creí en mi infancia y cuando hube de salir de ella, cuando debí recibir el mensaje paterno, mi mundo ya no existía.          --Pero ahora existe éste, padre.      --Aquélla, sí era mi patria... Y ya no la tengo más.  --Padre... ahora tienes ésta, con todo su devenir.    --Déjame contarte, es importante para mí. Necesito que me escuches. Nací en el reino nazarita de Granada, era hermoso, lujoso, poético... y ya no te lo puedo describir, quedó demasiado atrás para mí. Luego vi su destrucción, minuciosa, extrema ... ¡Como yo después destruí al Inca! Incluso sin darme cuenta de ello, era un simple soldado que buscaba escapar de mi duelo siguiendo a Simbad. --Olvídalo padre, nada de eso conocí ... Pero quería conocer a mi madre.--Conquisté para un rey que no era el de Granada, para una cruz que no era del Profeta, con un nombre de bautismo que no me lo dio mi madre mora.         --Padre... también yo, el hijo de una Ñusta, una princesa inca, una antigua servidora de Inti, una virgen solar, estoy ahora  bautizado.        --Hijo ...¿Quién fui ayer? ¿Quién soy hoy? ¿Dónde está el olvido y la nueva aurora?         Un silencio se expandió sobre las últimas hojas del verano. Padre e hijo mirábanse condolidos, pero ambos seguros de sí..            --¡Aquí está!- señaló el hijo de improviso Y la antigua servidora del Sol, aún altiva, apareció frente a él saliendo de entre los árboles. Eran blancos los cabellos de los dos, blancos como el porqué que los envolvía. Pero eran negros los del hijo mestizo. Y brillantes como la cruz de estrellas que extendíase hacia los caminos del sur, rumbo al Tucumanao, adonde el hijo dirigía ahora su caballo.           ¡El,  era el olvido y la Nueva Aurora!            ..................................Alejandra Correas Vázquez     ..................................
FANTASMAS   del    PASADO .....................................            Durante la calma de una noche citadina, cuando los transeúntes cordobeses buscan el reposo vaciando el microcentro, Rolando fue deambulando por las calles. Parecíale que un sinfín de rostros lo llamaran desde los faroles de cada vehículo. El los enfrentaba, pero su llamarada artificial heríale los ojos con violencia. Una de estas luces fue más intensa y se detuvo delante suyo, obligándolo a detenerse.       --¿Todavía me temes?- le dijo esa luz, sus facciones le eran demasiado conocidas           --Nunca- respondióle él   --¿Estás seguro?     --Sí, seguro. Cuando te observé con detenimiento tu imagen era sumamente opaca. El mundo, una máscara de burla.            --¿Y por qué te alejaste entonces?          La mujer se dibujó con nitidez delante suyo, materializándose desde el farol de un automóvil allí estacionado. Juntos ambos nuevamente, continuando un diálogo inconcluso en el tiempo.   --Fue una tarde, cuando cayeron sobre mi cabeza todos aquellos retratos. --Tú los bajaste de allí, hijo, dejando las paredes vacías.    --Sí, lo hice. Sentí que así me lo pedían... para dialogar conmigo.           La figura de la madre estaba apoyada sobre un vehículo. La vieja calle colonial del microcentro, era un pasaje donde aún quedaban antiguos adoquines. Más allá de ese espacio vacío y enfarolado, los semáforos encendían sus ojos centellantes marcando la ruta rápida moderna, obligando la salida de los automóviles rezagados, que partían raudos hacia sus domicilios distantes en la periferia citadina. --¿Por cuál motivo?- preguntó ella curiosa--Querían comunicarse conmigo. Desde el primero de aquellos retratos me habló un anciano, diciéndome : "¡Mírame al rostro! Mi frente caminó erguida por las veredas de Córdoba."           --No puedes negarlo, nadie te ha mentido hijo mío.            --El siguiente retrato también tenía algo que decirme: "Durante mis años de plenitud conocí mucho del mundo. Los países vecinos, junto a los continentes alejados por el mar"     --La verdad siempre se mantiene, Rolo.      --Y continuaron desfilando en una procesión múltiple, aquellos personajes que se evadían de los marcos.           Ambos callaron mirándose, como si quisieran por fin conocerse, o reconocerse. La calle sumida en el frío no los cobijaba, pero permitía sin embargo este diálogo tardío, antaño buscado. La helada nocturna extendíase por las angostas veredas invernales, donde el tiempo antiguo quería detenerse, sellar un momento único que permitiese olvidar los desencuentros del pasado. Pero el viento gélido continuó su marcha implacable, limpiando los gases constantes y estancos de cuantos automóviles se entrecruzaban.        --Te contaron ellos sus vidas y sucesos ¿Hay algo más?- preguntóle ella              --Sí... entonces les pregunté : "¿Puedo hacer algo por ustedes? La jornada terminó y merecerían un descanso. Me parece verlos continuamente entre dos espacios y aprisionados en ellos"- dijo esto Rolando mirando de frente al fantasma de su madre     --Siempre te reconocí gentileza- admitióle ella      --Yo continué : "Quisiera devolverlos hacia el camino, por las dos direcciones que se bifurcan desde un puente, para guiarlos por aquélla que hoy les corresponde"- quedóse callado, meditando           La figura materna, erguida y altiva como fuera en su pasado, no había perdido en cuerpo fantasmal, ni su aplomo ni su hermosura. Pero conservaba asimismo en esta visita nocturna, esa aguda melancolía que aún confundía los sentimientos del hijo... ahora muy distante de ella, aunque conversasen a través de un farol humanizado.--¿Y ellos pudieron responderte?- insistió la madre          --Sólo más tarde, cuando dormía.   --¿De qué forma?   --Se acercaron lentamente y el más antiguo de ellos arrimóse a mí con suavidad : "Descansa" me dijo "No te preocupes por nosotros. En el marco representamos una idea, o una insignia, pero en nuestro destino real ya nos hemos alejado ha mucho del puente. Hemos seguido la dirección contraria a la luna del espejo, pero que en nuestra situación actual, es nuestra realidad ¿Por qué te perturbamos?"          La madre y el hijo mirábanse de frente, como en otro tiempo. O como pudieron haberlo hecho antes, pero sin lograrlo. Ambos anhelaban detenerse en ese punto, en ese instante fijo, entre farolas, donde al fin habíanse reencontrado. Rolando continuó rememorando imágenes...    --¿Por qué te perturbaban?- inquirióle ella           --También ellos insistieron : "¿Por qué te perturbamos? ¿Te lo has preguntado sinceramente alguna vez? Las generaciones nuevas transformaron el lugar geográfico que fue nuestra cuna. Un realidad distinta te espera ¡Corre con ella!"            --¿Y qué les contestaste?- insistió el fantasma materno--"Sueño...¡vivo con ustedes!... Y se han transformado allí desde sus retratos, en existencias perpetuas dentro de nuestra casa, por ello me perturban."              Medianoche. Invierno. Helado. Espeso. Y allí... un caminante. ¿Desde cuándo? Desde el primer llanto. Desde el inicio junto al pecho materno, desde que aspiró la primera gota de vida. Un caminante dialogando con sus fantasmas. --¿Y qué hiciste entonces? ¿Fue el día de tu alejamiento? Yo aún vivía- preguntóle el farol humanizado   --No. Pasó más tiempo. Yo comencé a partir de aquella visita nocturna, a descender por las laderas de la roca. A la mañana siguiente me hablaron nuevamente los personajes incrustados en los marcos. Articulaban sus frases sujetos a un hilo de plata, seguí su dirección y encontré su origen en tu frente. La raíz tenía cimientos hondos que se insertaban en los extremos de tus cabellos, penetrando toda tu piel. Era el seno, no había otro. Aquellos muñecos se gestaron dentro tuyo y acorralaban nuestra casa- afirmóle Rolando         ¡Generaciones opuestas! Distintas, distantes y dolientes, pero vividas con fuego. Había un abismo con intolerancias mutuas que en esa obscura medianoche, intentaba acercarlos. Cerrar los estigmas lacerantes, sellados y abiertos en el corazón del hijo. Estaba el muchacho frente a su fantasma propio, aunque él lo ignorase.--Era mi pilar de vida ¿Fue delito ofrecértelo? Yo me apoyaba en él, como una fuente de energía vital- sostuvo ella con gran firmeza--"¿Tengo padre?" te pregunté otro día. "Es éste" me respondiste, sorprendida.--Era una pregunta incomprensible, Rolo.            El enfrentó a la imagen del farol. Las calles penumbrosas y coloniales del centro citadino, solitarias a esa hora, abrían posibilidad para un diálogo nuevo. Una comunicación entre madre e hijo que en otro tiempo estuvo vedada desde adentro de ellos mismos. Pero ambos sabían que este encuentro también concluiría, apenas Rolando se apartase del lugar.      --Sí. Son duda. Era el hombre que vivía con nosotros. Un perfil al que nunca llegué a percibir, pues los perfiles de los marcos presidían nuestra casa. Cada antepasado en su retrato tenía más presencia paternal, que él en nuestra casa- sentenció el hijo           --Nos acompañaban más... él estaba siempre ausente.       --¡Ese era mi padre real! ... sin embargo, aquel hombre había sido sólo un dibujo, una estampa que caminaba. Pero ese día lo descubrí ...¡Vivía!... Era humano y de fibras como nosotros.      --Como nosotros, de fibra humana, pero absorto en su profesión y en su actividad pública. Política. No tuvo desgaste contigo en la convivencia- respondióle ahora con vehemencia el fantasma materno    --Un hombre brillante, presente y vivo. Sin marco. Debió ser el fuerte de mi vida para que yo tuviese la energía necesaria para entrar en el mundo exterior de su mano ¿Y qué pasó?...me separaste de él, desde el principio, para que yo admirase retratos ¿Porqué?                 Un silencio extremo pareció envolverlos, dentro de ese pasaje con farolas y adoquines. A cierta distancia, un poco más allá, el cabildo cordobés ofrecía su densa soledad nocturna, donde algunos tardíos transeúntes apuraban el paso bajo su ancha recova colonial. La mirada de Rolando dirigióse hacia allí, donde algunas coquetas jovencitas paseando por ella, lucían sus minifaldas en medio de la noche helada.        --Tu padre hablaba poco con nosotros, tenía nuestro respeto ¿Podíamos darle algo más?  --Mi padre... Casi un desconocido.            --Sin desgaste contigo en la convivencia, cual ya te lo he dicho- volvió a repetirle la madre          --¿Por qué te separarte de toda su actividad pública y me alejaste de ella también a mí? Yo era el hijo varón que después sería entregado al mundo, desarmado y solo.  --Yo quería protegerte, hijo. El era un político en lucha y su vida un riesgo continuo, del que quise preservarte.      --¿Acaso te lo pedí? ¿Y por qué te casaste con él?... ya que no ibas a aceptar su elección de vida.           --¿Has pensado hijo si mi generación tuvo derecho a elegir? Vivíamos otro tiempo.           --No amabas su entorno, luego no podías amarlo a él. Un hombre es él y su circunstancia- reprochóle el hijo      --Nunca escuchas mi descargo, Rolo ¿Piensas acaso que mi generación tuvo derecho a elegir, si podía pensar sólo en el amor, libre de otros valores?    --No, sin duda. Ya ves, madre, que ahora te he escuchado ¿Te extraña? Desde que crecí, volviéndome un joven libre y ansioso de caminar por el mundo, nunca más lo hice. Me había sobrecargado de ti.--O sea, que ahora me permites un retorno... a tu lado.      --En cierta manera, dentro de lo imposible. Aprendí a confiar en mí, buscando mi propia experiencia.        --O buscando el amor... que me exiges- expresó ella      --Tampoco ¡No te aflijas, madre! No es ése el camino. Yo busqué el amor y llegué a la desilusión.            --¿Cómo así?         --No es el amor lo que debemos buscar cuando tomamos la ruta propia, sino el Diamante.            --Al menos ahora, desde el otro lado del espejo, tengo ese consuelo- díjole ella           Ambos callaron por algunos momentos, como si una emoción perdida los acercase. La proximidad de la Avenida Colón asfaltada y tumultuosa, pareciera ahora muy distante de ellos, haciéndolos más próximo al reencuentro -ya imposible- separados como estaban en dos planos sin retorno.            --¿Y aquellas otras mujeres con su presencia permanente a tu derredor... por qué rondaban el círculo?- díjole él            --Mis hermanas y amigas, me acompañaban desde mi infancia. ¿También ellas te molestaban?       --Sí, por completo. Estaban a tu alrededor casi a diario, aumentando tu aislamiento con el exterior. Y no te aventurabas a una consulta que yo te hiciera sobre mí, sin agregar la intervención de ellas. Nunca podíamos hablar ambos a solas, como esta noche.                 El farol humanizado quiso hacer un movimiento rápido acercándose a Rolando, quizás para llenar esos espacios ocupados por numerosas presencias y retratos que antaño la rodeaban, separándola de su hijo. Pero carecía de materia y no logró caminar fuera del farol.           --Pudo ser un núcleo- sostuvo el muchacho -Pero girábamos siempre alrededor de los marcos colgados en la paredes, donde la mención continua de sus vidas, parecíanos, nuestra única realidad. Nosotros en cambio, sólo éramos las sombras de ellos.                  El farol colonial se movía dando una luz intermitente en su derredor. Ciertos transeúntes, aislados, miraban sorprendidos a Rolando de soslayo, sin comprender con quién hablaba. La luz quebraba esa monotonía del penumbroso pasaje y de ella continuó emergiendo la voz materna :  --¿Lo ves así?... tan drástico siempre... Rolo.         --Nuestro presente era una cáscara. Cada minuto de aquéllos que sólo figuraban en el grabado, había constituido nuestra única sensación vida. ¡Pero aquel día! ...que continuó a la visita nocturna de los ancianos escapados de sus marcos, se cayó para mí la máscara de todos ellos y me arrimé a mi padre real, el de fibra. Sin amor profundo, pero contemplándolo por vez primera y deseoso de hallar una palabra acertada, a fin de comunicarme con él.          --¿Y qué le dijiste? Era tu primer diálogo.   --No fue fácil, pero me expresé así : "Padre... querría que me perdonaras. Hemos habitado durante veinte años en esta misma casa, sin embargo sentí siempre, la paternidad adherida a las paredes... a esos retratos".          --Fue un reencuentro emotivo entre padre e hijo- expúsole el fantasma femenil -Sucede siempre. Cuando el hijo llega a la juventud el hombre se convierte de verdad en padre. Cuando las mujeres los hicimos crecer. Cuando los hijos nos olvidan.                      La luz del farol titilaba luego de estas palabras cargadas de desencanto, ya vivido, y casi ajeno en su situación actual.            --¡No te aflijas!- volvió a recomendarle Rolando -pues él y yo no podíamos tampoco andar mucho tiempo juntos.            Mis veinte años demandaban un camino abierto, amplio, sin barreras ni límites.            --Tampoco con él, permaneciste quieto, hijo.         --Nunca he buscado la quietud, sino el rumbo ¿Te resulta difícil comprenderlo?--Tu padre, el ausente, el político, el profesional... Tenía todo para atraerte.           --Tampoco quedé junto a él, madre. El iba a permanecer allí, persistente contigo. Te entregó su vida cuando te vio en su juventud y no se alejó más, aunque pareciese ausente. --Así era nuestra juventud. Nuestro tiempo.            --Soy distinto.         --Esta juventud es distinta, pero te parecerás al conjunto, como ley inexorable.              El cabildo colonial con su ancha recova ya vacía, parecía escuchar sus voces, llamarlos desde el pasado y confundir sus sentimientos pretéritos con los de ellos. También concluidos, pero vivificados en este diálogo último y a pleno.      --¿Qué harás ahora?- preguntóle ella, protectora --Tengo en mis manos el Diamante del comienzo. Antes yo no poseía una identidad propia, sólo era una baldosa más de tu casa que no tenía la libertad para elegir su propio color. ¡Tengo conmigo el Diamante en bruto! Y aquí estoy tratando de tallarlo, puliendo sus facetas, con cinceles elegidos por mí.       --Es una propuesta positiva, niño mío. Crece.         --Lo intento. Ya lo voy logrando.    --Tu generación elige.         --Sí, madre.            --Tu generación juzga.        --Sí, madre.            --Tu generación se arriesga en mundos nuevos.      --Sí , madre.           --¿Podrás protegerte a ti mismo?    --Ese es mi propósito. Sí, madre.    --Ya no puedo hacerte crecer más, hijo.     --Es mi turno. Me toca a mí ahora pensar en mí, por mi presente. Nunca como ahora he sido tan dueño de mí mismo y es perentorio que cumpla conmigo.      --Algo positivo.      --Pero al menos, ha sido posible encontrarnos y hablar de nosotros, por primera vez.        --La primera... La última.    --Sí, madre.                    Ambos callaron. La luz del farol fue apagándose ante las claridades del alba, que se anunciaba hacia la distancia detrás de los edificios citadinos. No hubo más diálogo. Y luego, lentamente, Rolando continuó pensativo pero tranquilo, su camino abierto por el tráfico. Libre ya de motores y fantasmas, en una ciudad vacía, con calles solitarias que marcaban su ruta sin barreras.          ...........................................Alejandra Correas Vázquez     ..........................................
VOLVER  a  NACER.........................Cuando Akhenatón presentóse al mundo expuso un mensaje de panhumanismo acorde a su época y su cultura, donde los procesos políticos habían llegado a una maduración clara, en aquella dinastía XVIII del Antiguo Egipto.La nación del Nilo estaba en ese momento definida, tal como una nación moderna. En todo su juego de idas y venidas ofreció por siglos una cantera de argumentos para los novelistas. Había pasado por sucesivas experiencias. A saber...La autocracia de las dinastías IV y V, en el tiempo de las tres pirámides de Gizhá.. El socialismo de la VI dinastía con el faraón Pepi II quien repartió los bienes del estado y de los particulares ricos a la "manchancha" cayendo este país en la anarquía que dio fin al Antiguo Imperio, lo que produjo un aislamiento continental. Luego llegó el internacionalismo del Imperio Medio donde arriban a Egipto pueblos refugiados de babilonios y judíos (dinastía XII) entre ellos Abraham e Ibsha. Estos extranjeros terminan como dueños del país imponiendo reyes Hiksos en las dinastías XIV y XV cuando José hijo de Jacob es nombrado gran visir. Pero la paz interna resulta imposible y hay un continuo enfrentamiento con la política nacionalista y aislacionista de Tebas (sur) y el pensamiento internacionalista de Heliópolis (norte). Finalmente llega el expansionismo imperial de la dinastía XVIII (donde nace Akhenatón) que se comunica con toda la media luna fértil (en especial con los reyes de Canaán y Babilonia) y con el Mediterráneo. Allí se destaca el feminismo pacifista de Hatshepsut (tatarabuela suya) y el militarismo conquistador de Tuthmosis III y Amenofis II que vienen a continuación, creando reyes vasallos. Por último se presenta el liberalismo democrático de Amenofis III (padre de Akhenatón) quien toma una esposa fenicia (Ty, su madre). De modo que todos los procesos políticos habíanse consumado al momento de su nacimiento................................Con Akhenatón además de una ideal social y espiritual, (con integración de pueblos, clases y razas) hace aparición por primera vez el "artista creador". Pues su interés primordial era la valorización al individuo. Ningún pueblo antiguo poseía la idea del "Artista Creador", las naciones mostraban excelentes estilos artísticos, pero no artistas creativos.Tampoco existieron en la Europa medioeval, Oriente, Oceanía, África o América precolombina. Es decir, el artista que se expresa con su propia identidad tal como el artista de hoy, es considerado una invención de Atenas y del Renacimiento... pero no fue así. Akhenatón ya lo tenía, lo había definido y lo había puesto en marcha. Este faraón de extrema juventud (vivirá hasta los 30 años) dejó para la posteridad las bases de una metamorfosis artística, y allí es precisamente donde se expresa con mayor claridad su pensamiento "atoniiano". Bok y Tuthmosa, los dos escultores principales, tienen estilos propios y completamente disímiles.   Formas renovadoras para una nueva expresión creadora. Pues Akhenatón además de faraón ideólogo y poeta, era un exquisito pintor. Dentro de su palacio fueron hallados sus pinceles y los murales donde retrató a sus hijas.. El era fundamentalmente un maestro de vida, un dirigente político que impulsaba una propuesta nueva, coordinando además en forma directa al grupo de artistas que estaba a su lado. Su amigo más íntimo, el escultor expresionista Bok -ese artista que hará las más célebres y extrañas estatuas de todo el  período- nos expresa el pensamiento de su joven faraón, al decirnos que  ..."ha sido guiado por su rey"... Bok fue impulsado a descubrir sus propias formas (inherentes a un artista moderno) por el visionario Akhenatón. Fue de ese modo que logró una ruta propia, definida y personal, dentro de la materia plástica, con un formato al que nosotros hoy podemos desmenuzar en todos sus contenidos. El insiste además que  ..."ha nacido de nuevo"... de la mano de Akhenatón. Este es un decálogo común que repiten todos los "atonianos" (o sea sus seguidores) al sostener aquel particular "nuevo nacimiento" al lado de Akhenatón. Palabras que describen una iniciación ritual, donde los adeptos al Atonismo (de Atón, el Demiurgo) adoptan nombres nuevos, dejando atrás el que antes tenían. Amenofis IV se llamó al nacer Akhenatón.. Este cambio en el caso particular de Bok lo anima a expresar su propia creatividad individual, desligándolo de los moldes estereotipados egipcios. Se hace evidente la faceta "iniciadora" cuando el escultor sostiene que ha sido conducido y llevado por Akhenatón hacia un nuevo orden plástico. La creación individual transmútase entonces en manifestación de vida, lo cual es propio de este pensamiento nuevo. Bok se presenta ante nosotros como un discípulo declarado y manifiesto, ofreciendo con sus magníficas esculturas, el pensamiento de los seguidores del Círculo al que ellos llamaron Atón.Ese Círculo-Atón donde nos parece reconocer la Ostia  que el sacerdote católico muestra en la consagración de la misa, cuya imagen circular plasmada por muchísimos artistas cristianos, puede ser colocada en paralelo para demostrar la eternidad que logró el dogma Atoniiano del Círculo.Cuando Bok encierra la figura de Akhenatón dentro de un elipse y somete la caracterología del personaje a un ideal geométrico, nos muestra con ello un hecho evidente... allí está la "Geometría" como personaje central. O sea el ideal del movimiento atoniano. La elipse de Bok acompaña la esfera como cuerpo del círculo, dándole con ello el volumen escultórico (pues la escultura es volumen). Una y otra son descripciones plásticas del astro solar reinante, que ilumina en la cosmogonía física a todos los seres vivientes y el espacio elíptico que describe la tierra al circundarlo. La escultura de Bok describe al cuerpo elíptico de Akhenatón, donde este "hijo único" (como él mismo se llama en su "Poema al Sol") representa al espacio que rodea la esfera solar por donde la tierra circula. Con lo cual un enigma secreto se transforma en una desacralización abierta. Estamos ahora muy lejos de aquel mito solar de Ra que atravesaba con su barca el cuerpo de la tierra para reaparecer con el alba. En esa lejanísima síntesis egipcia anterior a los Atonianos que originó los posteriores descensos a los infiernos de etruscos y dantistas. Aquí con Akhenatón el dios solar Ra ha desaparecido con su mito de navegante nocturno y oculto. Su barca no emergerá más de las tinieblas para renacer al día siguiente, con su cosmogonía primitiva y ocultante que desconocía la esfericidad de la tierra. Ahora estamos viviendo con Akhenatón en nuestro planeta redondo y contemplando de frente al hermoso astro solar circular que la tierra  recorre en su elipse anual.El enigma descollante de la obra escultórica "akhetoniana" de Bok era su asexualidad, puesto que carecía de pene. El maestro (o sea Akhenatón)  está representado como un arquetipo hermafrodita... Es él, pues, el Gran Hermafrodita místico. El ideal masónico. En esta figura simbólica Akhenatón de la mitad para arriba tiene una concepción masculina y de la mitad para abajo femenina. Esta característica notable ha inquietado desde hace más de un siglo (cuando fue hallada la obra artística de los Atonianos) a los analistas curiosos. Pero para los herederos de esta clave, para el montaje completo, para el pensamiento dejado a la posteridad por aquellos innovadores del pasado, la transmisión del mensaje se hace clara y completa. Bok y Akhenatón han dejado impresa su cosmogonía en esta obra maestra y con ello la escultura que tiene 3.300 años de existencia (además de una alta y exquisita factura artística) pasa a ser la síntesis del ideario geométrico atoniano. La tierra es esférica y la órbita terrestre es elíptica..................................Alejandra  Correas  Vázquez..................................
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