• Alejandra Correas Vázquez
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  • País: Argentina
 
EL  CAMINO  REAL...................por Alejandra Correas Vázquez1 - VIOLENCIAS VASCONGADAS........................................Por el camino empedrado fue perdiéndose la comitiva de carretas que transportaba a los vascongados en un exilio involuntario, desde Potosí hasta el Tucumán. Era un larguísimo viaje por la ruta incaica del Camino Real, surcando medio continente sudamericano.Atrás iban dejando los suntuosos frentes ornamentados de escudos. Atrás iría quedando la ciudad más populosa gobernada por el Virrey de Lima. La urbe más habitada del imperio español de ultramar.¡La ciudad de oro! ¡La ciudad argéntea! La de la montaña de metal precioso ... POTOSÍ ... La del monte "Potoche".Una violencia extrema había vuelto a apoderarse en ella de sus rivales clásicos -vascongados y castellanos- que teñían de sangre esas suntuosas calles, conmoviendo a sus ciudadanos estables. Muy pocos por cierto, pero muy poderosos, quienes argumentaban su derecho a una vida regular. Era muy difícil una vida regular en Potosí donde tanta población fluctuante y transitoria se juntaba. Donde tanto aventurero de regiones ignotas arribaba día a día. Donde tanta riqueza, como en ninguna parte de este Virreinato del Perú, corría a raudales. Vascongados y castellanos, como otras tantas veces, cruzaron cruentamente sus armas por ambiciones desatadas en esa ciudad del Altiplano, donde emergía un río de oro y plata. Y una vez más los Oidores de la Real Audiencia de Charcas, determinaron practicar expulsiones. .............OOOOOO.............El Camino Real continuaba perdiéndose en el largo descenso de esta altísima ciudad ubicada como "techo del mundo", a cuatro mil metros de altura. La ciudad dorada y argéntea, de elegantes palacios y templos, alejábase de ellos los expulsados, con su monte Potoche cargado del precioso metal.-"¡Adiós Potosí! ... ¡Inolvidable Villa Imperial de Potosí!".Decíase a sí misma la bella Aminta, junto a sus dos pequeñas hermanas, quienes jugaban a su lado indiferentes al hecho. Era ella quien iba a conmoverse plenamente con este cambio, al dejar Potosí. Era su algarabía emotiva y danzante, la que perdía un escenario tan valioso para su juventud. Su galas y sus trajes. Sus salones. Sus saraos. Sus romances.2 - HOMBRE  DE  MAR....................... Pues las niñitas con esa candidez propia de su edad, tomaban este viaje como un paseo más desde la lejana Vasconia, a donde su padre -Don Iñigo- fue a buscarlas luego de no haber visto sus hijos por diez años. Isabela y Lidora eran demasiado frescas aún, no habían nacido como gemelas cuando partió su padre hacia los océanos del mundo, y dejándolas a ellas aún incubadas en el vientre de su madre. No lo conocían, cuando viéronlo llegar a buscarlas después de una década, y como todas las niñas de esa edad, uno y otro cambio eran un juego más para ambas.Aminta dentro del carruaje que partía por el Camino Real, volvió la mirada hacia su padre nuevamente con reproche. Puso en él esos ojos inquietos de un azul profundo, con los cuales habíalo despedido en su infancia. Pero esta vez ella no lo despedía, emigraban juntos. En aquél entonces un océano los separó apartándolos por diez años, y más tarde, casi heroico, logró verlo descender finalmente de la nave que fuera su hogar durante toda una década.Ya no era más el jovenzuelo rubicundo que trepaba a los mástiles de las velas, entre los oleajes, con todo el vigor físico de su fuerza vasca. Ahora figuraba como miembro importante de una tripulación, cuyo piloto lusitano lo tenía en gran estima. El periplo de la flota portuguesa de la Casa de Austria daba vuelta al Africa, llegaba a Oriente, pasaba por Filipinas y arribaba al Perú. En uno de esos recorridos el marinero vascongado, llegado a contramaestre, conoció Potosí acompañando a su piloto lusitano por motivos comerciales, quedando fascinado con la espléndida ciudad colonial. Fue entonces cuando pensó en su familia, en sus hijos amados por él a la distancia. Y especialmente en su hijo primogénito ...Iñaki... para quien él deseaba ese brillante futuro. Su protector en el mar, el piloto portugués, propúsole nuevas empresas, pero Iñaki López de Narvaja maduraba ahora otros proyectos. Había reunido, haciendo grandes ahorros durante esos diez años, un capital importante para dar comienzo a sus ideas, y así buscar a su familia. Sus hijos estaban solos junto a los Pirineos, pues la madre de ellos no había sobrevivido al nacimiento de las gemelas. Fue de este modo que en el Alto Perú, junto a sus hijos, comenzaría a llamarse Don Iñigo, emprendiendo una actividad de próspero comerciante con mostrador propio en el centro citadino. Comerciaba con la habilidad que había aprendido en sus viajes por mar. Adquiriendo, además, una bonita residencia potosina. Hizo feliz con ella a los jóvenes Aminta e Iñaki, proponiéndose a partir de allí rescatar una vieja prosapia nobiliaria perdida en las guerras del Reino de Navarra... cuando los vascongados fueran súbditos del Príncipe Negro. Y él, semianalfabeto, con lustres de abolengo enterrados en el Medioevo, pertenecientes a reinos ya inexistentes, hombre de mar, estaba dispuesto a dar un vuelco total de su vida en Potosí.Era un navegante que conocía los océanos del mundo, pero estaba colocado ahora en este puerto seco a cuatro mil metros de altura sobre el mar. Llevó consigo a todos sus vástagos, y en especial a su jovencísimo Iñaki, para quien él diagramaba con esmero este lugar de privilegio. Su primogénito mostróse de inmediato con habilidad comercial, buen manejo de los números, y disciplina en el trabajo. Era un tenaz joven vasco. Las ilusiones puestas en él, por su padre, aumentaban día a día.Mas no sería así... En aquellos sangrientos días cuando las calles potosinas de oro y plata se tiñeron de granate (por las violencias entre castellanos y  vascongados) Iñaki amaneció tumbado en ellas como uno de los contendientes más impulsivos. Toda la familia fue expulsada, junto con un grupo numeroso de vascongados.  El camino que los llevaba era inexorable ¡Qué lejos estaba la Vasconia natal! ¡Qué lejos el nevado Pirineo! ¡Qué lejos el mar Cantábrico! ...¡Adiós, inolvidable Villa Imperial de Potosí!... Adiós a sus fastos. Sus salones. Sus trajes. Sus galas. Sus amores ¡Adiós mundano Alto Perú! Ya no veremos más tus ciudades ni tus Oidores. Y tampoco veremos más sus violencias -"¡Adiós juvenil Iñaki! Tu tumba no recibirá nuestras flores..."3 - EL  EXILIO..................Don Iñigo López de Narvaja partía con su lujoso cargamento. Platería, mobiliario, sedas y bellas niñas. Sus hijas. Tan blancas como las crestas nevadas del Pirineo, de donde procedían. Fuertes y ampulosas. Rubias y rosadas. Vascas. Miradas de cielo despejado en sus celestes esferas circulares, con el iris de los ojos estático en el centro. Esa pupila particular de los vascongados que les hace parecer con ojos muy abiertos, de un curioso mirar fijo -frontal- como si los párpados se separasen de ellos.Cuando él regresó a sus lares luego de diez años, sus hijas menores no sabían quién era, pues habían nacido luego de su partida hacia el océano. Sólo Aminta e Iñaki recordaban que tenían padre. El piloto lusitano, siempre tan amable y protector, enviábales noticias suyas, pues él apenas sabía escribir. Pero Don Iñigo les ofreció a todos sus hijos un mundo mágico ...Potosí... al que ahora ellas abandonaban. Solas. Sin Iñaki. Sin embargo la comitiva de vascongados era numerosa y en realidad, por los hechos físicos, las hijas de Don Iñigo no se hallaban solas. Pero abandonaban ese fascinante Alto Perú, para ya nunca volver. Las mujeres jamás retornarían. Fueron los hombres quienes mantuvieron con su línea comercial de carretas el tráfico pesado y peligroso por el Camino Real, que llevaba desde el Tucumán hasta el Alto Perú, ida y vuelta en forma continua. Las mujeres iban a quedar para siempre en el Tucumán y ya no saldrían de él por dos siglos. Llevaban la semilla y la semilla se siembra en tierra.Los vascongados partían del Alto Perú dolidamente. Atrás suyo quedaron los fastos de aquélla -para siempre- inolvidable Villa Imperial de Potosí. Se dijo siempre entre las familias de la llamada Vieja Córdoba, que sus antepasados procedían de una vida de esplendor, condenados por hechos simples, a una existencia dura y casi ermitaña. Del mismo modo, se atribuía una razón semejante para los fundadores andaluces de la solitaria ciudad de Córdoba del Tucumán, a quienes se sindicaba un origen judío y rico, que debían esconder en este aislamiento por razones religiosas.Los vascongados eran temerarios y tozudos. Sinceros y valientes. Ambiciosos y adustos. O quizás víctimas de las iras rivales de los castellanos en las calles de Potosí. Obsesivos hasta el extremo de salir a duelo por causa de una palabra, eran muy fáciles de violentar mediante las hábiles argumentaciones dialécticas de los castellanos. Hombres de poco sentido del humor, o ninguno, no sabían contenerse frente a ellos. 4 - EL  TUCUMÁN  VIRGINAL................................El carruaje mecía a las niñas como una cuna gigante, adormeciéndolas. El selvático Tucumán íbalas devorando como el bosque intrincado de la Bella Durmiente.  Las encandilaron las salinas. Las saludaron los pumas. Las recibió un cortejo de corzuelas. Hízoles acrobacia un plumudo ñandú. Les mostró su torpeza el guanaco. Las vizcachas asomaron de la tierra su hocico para olerlas. Los cuises huyeron ante sus presencia. Revoloteó sobre sus cabezas el colibrí. Las libélulas azules se posaron sobre la barandilla del carruaje. Allí estaba muy verde el intrincado yuyal, los churquis espinosos, la suave champa bordeando los arroyos. La peligrosa yarará, el furioso pecarí y la miel riquísima del camoatí en su nido de barro, con sus enojadas abejillas. Era un esplendor distinto. Era la Pachamama virginal que se exhibía ante ellas. Fueron tres meses de viaje. Los carromatos recargados iban a paso lentísimo y para aliviar a los bueyes era necesario caminar al lado de ellos, a pie, en muchas jornadas. Cuando arribaron al lugar indicado por los Oidores de la Real Audiencia de Charcas -al pasar la Salina Grande- ya no hallábanse en el Tucumán propiamente dicho, sino en el "Tucumanao" ...la frontera casi desconocida. Ese era el exilio verdadero.   En ésta, su zona de frontera, el Virreinato del Perú era rico y paupérrimo, fértil y abandonado... desde siempre. Esta frontera sur de la Provincia del Tucumán dependiente del Alto Perú y su mentada Audiencia, contenía al Tucumanao aún sin desarrollar, con indios Comechingones que habitaban en cuevas, sin ninguna forma cultural. Lo que hoy día es la Provincia de Córdoba en la República Argentina, zona pujante, segura, instruida y productiva, necesitaba en aquel momento inicial gente fuerte, como aquellos marineros vascos que trepados a los mástiles de las carabelas enfrentaban los océanos. Desde Guipúzcoa hasta Filipinas. Donde Magallanes fue asesinado, los guipuzcoanos fundaron  la ciudad de Manila.Si mucha tinta se ha escrito en contra de la colonización española, esta zona por el contrario, le debe por completo su prosperidad.6 - EL  TUCUMANAO......................A este mundo marginado de la civilización, casi independiente del Virreinato y del Virrey, un escenario que no les prometiera ninguna vida social, a este Tucumanao, trajo Don Iñigo sus hijas a quienes antes habíales ofrecido la Villa Imperial de Potosí.En la crónica colonial de Fray Lizárraga se leen con precisión, las descripciones que este testigo ocular palpitara ante aquella realidad que él  recorrió asombrado. Había atravesando dicho cronista un inmenso territorio vacío, desde la salida de la ciudad de San Miguel del Tucumán (hoy Tucumán-Argentina) hasta la ciudad de Córdoba del Tucumán, donde según nos dice, no existía pueblo alguno ni ningún villorrio habitado, en todo ese largo camino de numerosas jornadas. Y hacia allí, a este escenario  vacío de habitantes, dirigíanse los recién llegados. Tenían como guía la gran ruta abierta antes por el Inca, llamada el "Camino Real". Pero fueron nombrados como Encomenderos, habiéndoseles otorgado en dicho Tucumanao grandes Mercedes, que ni estaban demarcadas ni sabían de límites o extensión. Eran posesiones de campos concedidas con carácter hereditario, pero cuyo dueño legal era el Rey. El Encomendero no era un dueño sino un administrador, con un sentido auténticamente medioeval. Era el vasallo de un rey muy lejano que estaba detrás del océano, y por ello tuvo una independencia completa del mismo, convirtiéndose en feudatario, cuyos descendientes siglos después iban constituir los estancieros argentinos. Las Mercedes no pagaban impuesto territorial, compartían las ganancias con las autoridades coloniales y separaban el "diezmo del rey".Estos encomenderos al llegar al Tucumanao, al trasponer la Salina Grande y comprobar el áspero recibimiento de ese ambiente olvidado, inexplorado, tuvieron una sensación de despojo. Llegaría el momento en que fuesen sus más apasionados defensores, tanto como al principio habíanse sentido casi repudiados. Consideraban que sus existencias estaban concluidas con este destierro en vida. Lentamente habrían de aceptarlo todo. Edificar su Merced. Empresa difícil y lenta por la soledad, como también riesgosa por la proximidad en la zona serrana de una vecindad aborigen en edad de piedra, indios "Comechingones" quienes nunca colaboraban pero sí acercábanse a robar. Instalar los cercados con pircas de piedra. Construir las casas para habitar donde no había nada ni nadie. Ninguna mano de obra como no fuera la de ellos mismos.Debían a partir de allí vencer las salinas, el monte virgen, los churquis espinosos, el yuyal altísimo, los pinchudos abrojos, la venenosa yarará, el peligro de los pumas, del pecarí, del camoatí, la vagancia comechingona y el vandalismo de los indios pampas. Este Tucumán virginal de frontera o Tucumanao, demandaba en aquel tiempo pobladores fuertes, y algunos de ellos probados como tales. La violencia con que los vascongados enfrentaron a los castellanos en Potosí, justificaba cualquier decisión al respecto. Una vez instalados los vascongados, comprendieron que debían convivir con otros dos grupos ibéricos. Cuarenta familias andaluzas, algunas de las cuales sospechadas de "judaizar" tanto como de ser "islámicas", llegadas con Don Jerónimo el fundador de la ciudad de Córdoba. Y además ambiciosos portugueses (siempre infaltables en las colonias españolas) de quienes se decía que la mitad de ellos eran "marranos", de origen borgoñés. Debido a que llegaron a Portugal con Enrique de Borgoña cuando este príncipe fundó el reino lusitano. Estas tres etnias no habían tenido contacto alguno en la península ibérica, hablaban distintas lenguas, tenían genes nunca antes mezclados entre sí, pero de aquí en más lograrían la fusión en el Tucumanao, e iban a constituir la simiente familiar de la Vieja Córdoba.7 - EL  ENCOMENDERO..........................Aminta bajó del carruaje al terminar la travesía y contempló su ropaje desgastado por el viaje. Rasgado. Descolorido. Pidió su arcón y comenzó a vaciarlo arriba de los abrojos. Las espinas del aromo hicieron de mobiliario. Las sedas de Manila y el lino paraguayo bordado en ñandutí, tenían olor a humedad y sal corrediza entre las costuras. Las pequeñas Isabela y Lidora jugaban con una corzuelita que acercóse a ellas, con esa mirada tierna del ciervito cordobés juguetón, y no prestaron atención a los esfuerzos domésticos de Aminta. Fue ese el momento en que la hermana mayor añoró más la presencia a su lado de Iñaki. Lo recordó junto a ella como siempre estuviera, y como nunca más estaría.Continuó con el arcón y con esa parquedad y ese estoicismo de su adusta sangre pirinaica, emprendió la tarea de ayudar a la comitiva. Sacudir el mobiliario, cargado con sal de la Salina Grande y tierra del Camino Real. Recorrer entre todos el paraje para ubicar los arroyos en busca de agua fresca. Y además, comenzar a amasar el barro para hacer los ladrillos de adobe con los cuales edificar viviendas protectoras.Esa damita elegante que lucía su coquetería en los salones potosinos, amasaba ahora la tierra con astillas y hojarasca para modelar la masa del adobe. Los varones buscaban piedras para levantar las pircas como cercado y cañas para el techo. Por esa región del Tucumanao no existían nativos ceramistas y albañiles como los del Alto Perú, sólo vivían en cuevas desprovistos de ropa. Tampoco cultivaban ni labraban, eran simplemente recolectores de lo que ese Edén natural les proveía gratuitamente. Toda vida tiene una faz inicial y aquélla era, pensaba ahora Don Iñigo, la propia. Numerosas veces creyó que aquel día era el primero. Cuando partiera rumbo a los océanos del mundo, a donde no se ponía el sol. De Occidente a Oriente. Cuando eligió el dorado y argénteo Potosí... Y ahora cuando edificaba su Merced.Iniciar un comienzo tantas veces dábale la impresión de haber vivido más de una vida. Pero sus cuarenta y ocho años aún vigorosos y plenos, no podían hablarle de vejez, pero sí debieron ser de madurez. Una madurez que hasta llegar al Tucumán no supo adquirir. Don Iñigo como todos los Encomenderos del Rey gozaba de abundante personal y un buen ganado provisto por las autoridades coloniales. Autoridad sobre ellos y derechos incontables. Pero debía pensar él solo por todos ellos, y ya no tenía junto a él a Iñaki. Ya no existía más aquella ilusión del primogénito, y sí, la tristeza de Aminta...........OOOOOOO............La Merced de Don Iñigo prosperó. El aventurero de Vasconia aceptó el nuevo reto transformándose en un buen productor agropecuario, con la ayuda de asesores, algunos de los cuales eran Caballeros de Santiago que llegaban anualmente. El Alto Perú requería sus productos: cueros secos, charqui, harina, bolsas de sal faltante en el Altiplano y Vinos del Rey que producían los jesuitas de Córdoba en Jesús María. Todo lo cual era transportado por él en sus carretas dos veces al año.El Gran Mercado de Charcas comerciaba gustoso con el Tucumán y pagaba muy bien. Así pasado el tiempo -como quien nadie conoce- Don Iñigo hizo algunas visitas a Potosí a fin de adquirir platería para la venta a su regreso ¡Y creyó ser otra persona! Ya no era el mismo que interviniera en las grescas de sus calles. El Tucumán, su aislamiento, su distancia, cumplía esa misión. Cambiaba mucho la conducta de cualquiera.8 - UN  PILOTO  PORTUGUÉS.................................Isabela y Lidora eran ahora jovencitas decorativas y espléndidas, con sus pieles claras y tersas, como las de una porcelana. Vestíanse con elegancia pues su padre les traía trajes de moda altoperuana. Las distintas Mercedes eligieron cada una sus santos o vírgenes protectores, que daban lugar a las Fiestas Patronales, de modo que durante el año diversos festejos realizábanse en aquel entorno, para alegría de los más jóvenes.Pero nunca ellas se acercaban hasta la ciudad universitaria de Córdoba del Tucumán, donde la Compañía de Jesús poseía su asiento predilecto en esta región. Sólo los hijos varones ingresaban como internos allí, y Don Iñigo tenía ahora únicamente hijas mujeres. De modo que él tampoco se incorporaba a ese círculo selecto de intelectuales.................OOOOOOOO................Luego de una partida de varias jornadas donde Don Iñigo recorriera sus campos, junto a custodios bien armados, encontró extrañas visitas en su casa grande de la Merced. Apostados junto a la pirca estaban carruajes y soldados de la ciudad de Córdoba.Sorprendido, el encomendero dirigióse de inmediato hacia la sala ¡Y le bastó verlo para reconocerlo! Estaba en su casa y frente a él, su viejo piloto lusitano. Aquel mismo marino portugués que lo ascendiera de categoría en sus años de navegante. Sí, Don Diego, él era. Sextante en mano, brújula, cuadrante, como siempre. Mostrábale a las niñas el norte, el sur, el este y el oeste. Jugaba con ellas. Y esperaba a Don Iñigo.La esfera terrestre era una sola, como uno solo era el imperio del Rey Felipe de Austria, donde no se pusiera el Sol, y ambos pertenecían a él. Don Diego había dejado a Iñaki López de Narvaja en el puerto del Callao, y ahora lo reencontraba -llamándose Don Iñigo- en el Tucumán, en proximidad de la ciudad de Córdoba del Tucumán donde el marino portugués había llegado recientemente, a instalarse junto con su familia. Lo reencontraba para volver a necesitarlo. Tenía plena confianza en él como siempre le tuviera, y podían nuevamente trabajar juntos. El piloto lusitano había sido contratado por los Oidores de Charcas para demarcar caminos, establecer Postas, y lograr una mayor viabilidad de comunicación entre el Tucumán proveedor de alimentos, y las ciudades consumidoras del Alto Perú. Su experiencia en cartas de navegación por el mar, se traduciría ahora en el trazado de mapas por tierra. Debía entrelazar las nuevas rutas hacia el Camino Real.Entretanto, Don Diego trabó una bella amistad con aquellas niñas a quienes recién conocía. Por años mientras navegaba junto al padre de ellas, habíales escrito cartas en su nombre, de su puño y letra, cuando aún vivían en Vasconia y ahora teníalas frente suyo fascinadas con sus relatos e instrumentos. Como era de esperar en un temperamento recio y seco, como era el de Don Iñigo, nunca había hablado con sus hijas de todas aquellas aventuras marítimas. Y de pronto aquí en su casa oyeron hablar de los Mandarines de China, de los Rajá de Calcuta, de Filipinas, de Macao, de Angola ¡Un mundo exótico! ingresando a su propio domicilio de la Merced.9 - UNA  FAMILIA  LUSITANA................................Este acontecimiento cambió por completo la vida campesina de esta familia vascongada. Le fue posible a Don Iñigo conocer la ciudad universitaria, tan cerrada para él desde su arribo. Y conocer además al Prior de la Compañía de Jesús, quien lo recibió con formalidad.Las niñas menores en tanto, llenas de emoción y plenas de entusiasmo, prepararónse para hacer un viaje de dos jornadas a fin de visitar la nueva casa de Don Diego y conocer a su familia. Y se vistieron para ello con todos los lujos coleccionados en sus arcones. El alboroto de la casa también entusiasmó al padre, recordando sus días de emociones altoperuanas.Al llegar finalmente a destino, luego de dos jornadas de viaje, a pesar de la somnolencia propia del esfuerzo, Isabela y Lidora bajaron del asiento emocionadas. En sus rostros encendidos volvíanse más claras sus pupilas. El portal de hierro abierto para las niñas regalaba a su vista un salón iluminado por un gran quinqué, con tapices y muebles color granate, y los sillones portugueses de madera obscura con altísimos respaldos tallados en arabescos. Pero Aminta vio algo muy diferente: Vio a Yago..............0000000.............El hijo de Don Diego lucía las maneras elegantes de un aristócrata portugués. Era alto y delgado. Sus cabellos castaños rojizos y su barba en mosquete, mostraron una amable sonrisa al saludar primero a la hermana mayor. Sus ojos verde mar, parecieron sonreírle, como un galanteo. Y ambos tomaron asiento dentro de la sala, casi indiferentes al conjunto familiar.La esposa de Don Diego lucía con suma elegancia y quedó encantada también con la alegría de las niñas. Ella no había tenido hijas mujeres, y viéndolas tan animosas y entusiastas, se encariñó prontamente con Lidora e Isabela. Mientras que los dos socios y amigos de largas andanzas por mares, y ahora por caminos, pasaron a una salita contigua a revisar mapas y medidas.10 - EL  LATÍN.................Poco le costó comprender a Aminta que su incomunicación con el apuesto joven lusitano, hijo de Don Diego, no era debido a su aislamiento en la Merced, de falta de sociedad por parte de ella, sino idiomática.Don Diego acostumbrado a ser piloto en naves con diferentes marineros de múltiples nacionalidades, conocía sinnúmero de lenguas debido a su profesión. El habíales hablado a estas niñas, hasta entonces, en vascuence. Y ello facilitó su trato del comienzo. Ahora todo volvíase diferente, al entrar en contacto con su familia. Pues el castellano de Aminta era muy elemental y no alcanzaba para comunicarse con la lengua portuguesa del joven Yago.Existía una insólita situación en este Tucumanao, una incomunicación idiomática que los separaba a unos de otros. Al grupo de nuevos residentes vascos de lengua eskerra, con los andaluces del comienzo. Pues estos pioneros fundacionales hablaban aún dentro de sus familias el "romí" y el "mozárabe" andaluz, o el árabe mismo empleado durante 8 siglos también por los judíos sefarditas.. Sumándose a ello además, el gran grupo lusitano que fijaba allí residencia o viajaba comerciando, en aquella provincia al sur de la Salina Grande, y que hablaba el portugués. Eran tres lenguas de uso continuo en el ambiente familiar. Incluso en las calles de Lima -capital virreinal- también por aquellos tiempos oíase hablar el vascuence según las crónicas.La Real Audiencia de Charcas habíalos enviado hacia el Tucumán hablando esos tres idiomas ...¡Y que allí resolvieran el problema!... Pues todos ellos eran súbditos de la Casa de Austria, en cuyo imperio no se ponía el sol. Pero Castilla, cabecera del imperio español de ultramar por una Bula Papal, no necesitaba de estas lenguas. En realidad, le era preciso eliminarlas.La lengua oficial era el castellano, en el cual se escribían las Actas Capitulares, pero las lenguas familiares eran aún otras, dentro de aquella comunidad cordobesa que ya comenzaba a buscar su fusión para lograr una identidad propia. Fue allí que los Jesuitas, residentes en su Universidad de Córdoba del Tucumán, como directores espirituales y culturales de hecho y de derecho ...salieron al cruce... dando una solución válida para ellos mismos: El Latín.11 - LOS  FLAMENCOS.........................Los flamencos eran la población mayoritaria de la Compañía de Jesús, puesto que todos sus profesores habían estudiado en Lovaina, centro cultural de Flandes. Y los que no lo fueron por pertenecer a naciones latinas, iban a recibir igualmente el nombre de tal, por extensión, entre las familias cordobesas. Decir "flamenco" equivalía a "jesuita", con todo el respeto que a ellos se les tuvo.¡Pero aquél era el Flandes de los Austria! O lo que por "Flandes" se entendió en las Indias, especialmente en el apartado Tucumán, y más especialmente en el Tucumanao al pie de tribus vandálicas.Altos. Corpulentos. Piel rosada. Ojos claros. Señoriles. Fríos. Calmos. Habían llegado todos por el Camino Real desde el Alto Perú, donde la sede universitaria principal llamábase Universidad de Chuquisaca. La cual era un centro universitario cosmopolita como todo el altiplano. Pero aquí en Córdoba se había generado una ciudad monasterio.Unos procedían de Bruselas, otros de Viena, otros de Rotterdam, otros de Colonia, otros Cracovia, otros de Zagreb, otros de Roma, otros de Barcelona, otros de Praga... Para los Indianos (europeos nacidos en las Indias) este Flandes de la toga jesuítica era mucho más amplio que el Flandes histórico. Sin embargo entre ellos no se entendían en la lengua nativa de cada uno, lo que hizo decir a los cordobeses:-"Los Flamencos nacieron en la torre de Babel".Pero poseían una lengua común que los unificaba permitiéndoles la obra misionera en Paraguay y la universitaria en Córdoba... El Latín.Aprovechando esta circunstancia y no habiendo maestros especiales de la lengua de Cervantes, los flamencos impulsaron el latín dentro de la comunidad heterogénea del Tucumanao, haciendo de él un instrumento de comunicación, como en los mejores días del imperio romano. Por ser una lengua declinada como el árabe, resultóles fácil de aprender a los andaluces. Por ser una lengua antigua y comprimida, sintiéronse más cómodos con ella los vascongados. ................OOOOOOOO................ Este dato no es menor, pues más adelante, los inspectores que llegaron a Paraguay enviados por Carlos III de Borbón -expulsor de la Compañía de Jesús- denunciaron a su rey que los indios guaraníes en las misiones jesuíticas no hablaban castellano, pero sí en cambio el Latín. Extraño pretexto para un rey que tampoco hablaba castellano porque era napolitano. ................OOOOOOOO................Don Diego que se preciaba de conocer muchas lenguas, tenía especial predilección por el latín, como todo hidalgo de su tiempo. De este modo pasaba largas horas junto a esos Jesuitas a quienes había encargado de la educación clásica para su hijo Yago. Lo acompañaba numerosas veces en estas visitas, su socio Don Iñigo, quien por sus viajes estaba acostumbrado a oír idiomas diferentes, tanto como aprender lo básico de ellos. Pero el vascongado nunca sería un buen latinista, dado que apenas escribía.12 - LA  CAPILLA..................... Las Mercedes tenían su capilla, su santo patrono o su virgen, y además de ello su Cura propio. El Encomendero lo mantenía, lo protegía y lo consultaba.Cuando Don Iñigo vio a su hija Aminta aplicarse disciplinadamente a los latines de Don Cándido -su cura particular- algo que hasta entonces su melancólica hija mayor nunca hiciera,  y pasar horas con él en la capilla, creyó verla interesada en ser monja. Aminta, a pesar de su talento, había demostrado siempre mucha indiferencia por su ilustración, de modo que el cambio era llamativo. Le sorprendió a vocación advertida de pronto. La demora en ponerse de manifiesto con algo tan delicado e importante, y creyó que su hija deseaba ser monja.  Aunque él como aventurero de los mares tenía muy poco hábito a las misas, decidió resignarse. Quizás así, pensaba el padre, tomando los hábitos ella volvería a cantar con esa bella voz que ya no usaba desde la pérdida de Iñaki.Pero en la medida que observaba los movimientos de su casa. Entrando y saliendo de ella para recorrer su Merced acompañado de custodios armados. O en exploraciones insólitas junto a Don Diego, por aquel Tucumán virginal para demarcar caminos... no advertía aún la presencia de ninguna Madre Superiora de convento, viniendo a parlamentar con él. La aguardaba. En su celo familiar. En sus ilusiones tantas veces cambiadas al cambiar de lugar. Al perder a su primogénito y pensando en sus dos hijas menores, hízose la idea de que los hábitos de Aminta pudieran ser para él, un pie de importancia primordial en la ciudad togada. Tan cerrada para él desde que había arribado. Era un futuro para su semilla. Pero la Madre Superiora no llegaba.En cambio venía Don Yago. El jovenzuelo esbelto y refinado aguardaba a su padre y al encomendero en cada regreso. También se presentaba en otras oportunidades. Y el Latín comenzó a instalarse en su casa. La capilla convertida en sala de estudios reunía por largas horas a Don Cándido con sus dos discípulos -Aminta y Yago- sobre los libros. Las declinaciones y la caligrafía absorbían a los tres, en prolongadas tertulias. Habituado a una variedad de lenguas dentro de un solo reino, hecho vigente además en la propia península ibérica, nada de esto le resultaba insólito a Don Iñigo. Pero sí, la permanencia insistente del joven lusitano. Cuando se hizo claro en su mente que Aminta era el objeto de tales visitas, y que la vocación latinista de su hija no era precisamente monacal... El padre tuvo un violento desasosiego. Y Don Iñigo planetóle a la hija sus principios inclaudicables, como si aún viviera en la lejana Vasconia del antiguo reino pirinaico medioeval.  13 - LA  SIMIENTE......................Aminta estaba esa tarde mirando el paisaje tras el ventanal, hermosa y gozosa. Habíale vuelto la sonrisa perdida de Potosí, cuando su padre entró en la sala de improviso. Y él la enfrentó de pronto a un extraño derrotero del cual nunca le hablara anteriormente.-¿Crees, hija mía, que sólo el amor filial lleva a un padre que está ausente diez años a buscar sus hijos, para traerlos con él a la aventura del océano y de las Indias?"Aminta lo observó con extrañeza suma. Apartó su cabeza del paisaje y volvióse de frente hacia su padre.-"¿Crees que es el único motivo por el cual te he traído hasta aquí?"- insistió Don IñigoElla por un momento tuvo la visión ya desdibujada de su padre e Iñaki, dialogando en largos espacios de tiempo. También de sus abuelos que los criaran allá en los Pirineos, dialogando con él casi en susurro, mientras preparaban los arcones con ropa para cargar en el galeón.-"No te he traído únicamente por ser mi hija. También te traje como miembro de mi nación, como simiente vascona"- le dijo su padre-"¿Qué quieres decir?"- preguntóle ella sorprendida-"Nosotros los vascongados nos hemos instalado aquí como un conjunto único. Unido y uniforme. Como fueron nuestros siglos y nuestro pasado incalculable."-"¿Es eso verdadero?"-"Nadie en Europa conoce bien su tiempo. Roma no nacía y nosotros ya existíamos. Hemos vivido para nuestra antigüedad. Logramos conservarla. La hemos cuidado y te la he ofrendado pura hasta ti"- concluyó con firmeza Don Iñigo-"¿Es por Don Yago? ¿Lo rechazas para mí?"-"¡Sí!"Ella lo miró detenidamente. Tuvo incluso temor, al recordar su abandono de niña cuando creyera que ya no tenía padre. Luego él regresó, y vino su sobreprotección. Tan incalculable lo uno como lo otro.-"¡En esa forma de adhesión respondes al piloto portugués que te ha colocado por dos veces arriba de tus compañeros de ruta!- expresóle ella con gran firmeza-"En mar y en tierra, ello es cierto"- admitió Don Iñigo-"Es un honor para mí la presencia de Don Yago con el prestigio de Don Diego". La niña contemplaba fríamente a su padre. Habíanse enfrentado con la misma tenacidad y recién estaban presentando sus posiciones. Pero ambos serían igualmente rígidas. De pronto Aminta tomó conciencia de que ella no era solamente la hija de un encomendero vasco, sino algo más importante para él, la simiente de una estirpe vascona.Ella posó su mirada en la vigorosa estampa de su padre, como si intentase hallar alguna fisura que le permitiera introducir ideas opuestas. Aunque lo consideraba de antemano una empresa casi imposible.14 - ORGULLO  MARRANO.............................-"¡Lusitanos! ... Hija mía ... ¿Sabemos acaso diferenciar bien a un lusitano de un marrano?"- díjole de pronto el padre-"¿Cuál es el delito, padre? ¿La hoguera amenazante? ... ¡No llegará al Tucumán!"- contestóle Aminta con convicción-"¿Estás segura de ello?"-"Pero aún así, es falso atribuir "marranismo" a todos los lusitanos del Tucumán"- sostuvo la hijaDon Diego la veía proceder con una altivez y una seguridad que nunca hubiera calculado. Tomó impulso llenando de aire su robusto pecho. Puso sus ojos translúcidos en los de ella, igualmente claros, fijos, inalterables. Luego le dijo:-"Ellos lo prefieren hija mía. Hay una creencia especial que nos rodea, por todas las colonias españolas... Un marrano con escudo y prófugo, o un portugués particular y sin nobleza. La Casa de Borgoña que fundó el reino de Portugal hace cuatro siglos, ennobleció a sus judíos borgoñones. Y ahora forman parte de esa nación. Pero el pueblo llano lusitano no tiene estirpe nobiliaria, y es pobre".-"No conozco lo que dices, padre"- comentó la niña-"Te lo explicaré. Son ellos mismo quienes eligen nobilidad y marranismo. Especialmente aquí, y quieren justificar con ello su presencia en el desolado Tucumanao". -"Nosotros también nos hallamos habitando estas tierras, aunque sabemos nuestros motivos".-"Ellos llegan aquí bajando el Camino Real debido al hambre o judaísmo, pero no quieren reconocer nunca el motivo que los trajo al Tucumán. Pues los lusitanos son muy complejos y vanidosos, desean siempre figurar adelante. No admiten ser como nosotros, gente de lucha, de esfuerzo, de trabajo"- insistió Don Iñigo-"Demasiado trabajo, quedaron mis manos astilladas de amasar barro para los adobes"- recordó Aminta-"Ya ves. Allí tienes la prueba. Ellos en cambio quieren ser perseguidos y descendientes de condados. Llevan anillo de sello. Se visten como gentilhombres. Lucen discurso adornado. Tienen modales galantes".Cuando ambos callaron prodújose un silencio espeso, por momentos agobiante. Aminta no podía olvidar los esfuerzos que ella debió realizar, con sus frágiles brazos de damita delicada, al llegar al Tucumanao. Y Don Iñigo continuó diciéndole:-"...No... No todos son marranos, hebreos cortesanos, pero lo prefieren antes de reconocer su antigua pobreza. Y tampoco son todos nobiliarios... ¡Han creado una confusión muy grande en el Tucumán! Extendieron por estas tierras esa convicción, y ahora deben hacerse cargo de ella. Pues han lanzado aquí una leyenda donde se yuxtaponen amos con lacayos, y ya no sabemos diferenciar a unos de otros ... Ahora deben hacerse cargo de su propia creación".Aminta meditaba, pensando en Don Yago. Su elegancia. Su fineza. Su apostura. Su sabor a ciudades. Todo lo que para ella había quedado atrás, al dejar Potosí.15 - ORGULLO  VASCÓN..............................Don Iñigo no era un hombre ilustrado, pero tenía el razonamiento de quien ha bajado en muchos puertos, comerciado en una gran ciudad con eficiencia, y tratado con diferentes personas a lo largo de sus aventuras. Su tradición a su vez, apoyada en herencias, y un buen conocimiento de sus vecinos peninsulares.-"Una nación -expresó la hija nuevamente -es una forma de vida. La nuestra o la de ellos".-"No es así, querida hija. Los lusitanos no tienen nación en el sentido de la nuestra"- le contestó el padre de la niña quien confiaba en su respuesta-"No lo comprendo, padre".-"Te lo explicaré pues es muy simple. Ellos poseen educación. Modales. Trajes. Flota. Pilotos. Cuadrantes. Sextantes. Brújula. Pero están conformados de múltiples naciones mixturadas durante siglos ¡Esto nos separara de ellos, Aminta! Nosotros somos un pueblo rudo, pero no tenemos mixtura".-"Es extraño, padre, pues han vivido como vecinos en Iberia".-"Vecinos, sí, pero con principios muy diferentes desde el comienzo. Lusitania era celta y prefirió ser romana, traicionando a su rey Viriato. Nosotros por el contrario, impedimos que Roma nos invadiera."-"Fue una decisión dura, sin duda padre, pues Roma era muy fuerte y nos impuso la lengua latina"- comentó Aminta quien estaba encantada con sus latinismos-"Pero no influyó en nuestra lengua vascuence, esta misma con la cual te estoy hablando ahora, que se mantiene intacta. Ellos en forma distinta a nosotros, cambiaron muchas veces de idioma, pues aceptaron siempre al recién llegado, árabes al sur, vikingos al norte".-"Aceptar, quizás sea una forma de sobrevivir"- pensó en voz alta la niña-"O de claudicar. Nosotros los vascongados llevamos una sangre sin mezcla y trajimos a nuestras mujeres para que se perpetúe. Fui a buscarte. Te traje como a una gema. Como semilla".-"Es tan difícil padre, aceptar a una nación diferente a la nuestra?"  -"Es tan diferente que los lusitanos no crearon a su propia nación, pues llegó un rey borgoñés con su corte y sus burgueses y creó el reino de Portugal que ahora ellos lucen con tanto orgullo. Después la Casa de Borgoña queriendo hacerse a la mar, contrató a Génova para armar su flota portuguesa. Por ello el Almirante Colón era a su vez portugués y genovés... Dime hija ¿Cuántas herencias tiene en su haber un marino lusitano?"- le observó firmemente el padreEl silencio los envolvió sin miedo, no se temían, pero se anteponían. El cielo afuera, tras el ventanal, parecía teñirse de violeta. Circulaba en el aire un frescor a lluvia que acalló el canto de las chicharras. Los verdes yuyales cabeceaban aguardando el ritual acostumbrado. El zorzal revoloteó enmudeciendo su canto. Dentro de esa calma previa a la tormenta, iniciábase una tregua entre padre e hija. Ella sin embargo, lo seguía contemplando de frente con la mirada abierta, redonda, de su antigua raza. 16 - DONDE  NO  SE  PONE  EL  SOL  ........................................Los meses dejaron paso al tiempo, sin que nada alterara los trabajos de la Merced, ni el marcado de nuevas rutas tucumanas que uníanse al Camino Real hacia el Alto Perú. Como tampoco el idilio espontáneo de los jóvenes que estudiaban latín en la capilla de Don Cándido, y conocían la oposición de sus dos padres.Don Diego y Don Iñigo no cruzaron entre sí queja alguna, ni hubo entre ellos ningún diálogo sobre aquella romántica pareja que no los conformaba, debido a sus orgullos diferentes. Seguían siendo siempre buenos colaboradores de una misma empresa, para un imperio extendido de Occidente a Oriente. Eran súbditos de las "Casas de Austria y Borgoña", reunidas por Carlos V, el emperador que creara una sola Iberia.De reinos fragmentados en el pasado, uno solo era ahora el imperio del Rey Felipe donde nunca se pusiera el sol... y ambos pertenecían a él : "Don Felipe por la gracia de Dios. Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Portugal, de Granada, de Navarra, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de los Algarbes, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Brabante y Milán, Conde de Augsburgo, de Flandes, de Tirol y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina" (Actas Capitulares de Córdoba). 17 - EL  SOL  ROTO........................Nubarrones. El cielo teñíase de un tono violeta mientras las chacras reverdecían y la vacas mugían en los tambos. Por el camino de ingreso a la casona de la Merced fue divisándose la silueta de un carruaje escoltado por soldados, que llegaba con prisa, dispuesto a protegerse del chaparrón.Don Diego venía en él, ensimismado. Pensativo y dudoso. A su lado su hijo Don Yago, en cambio, se hallaba emocionado. Era su edad. Su tiempo. El esplendor juvenil de todo lo nuevo avasallando su destino. Cuando Don Diego descendió buscando a Don Iñigo dominábalo un pensamiento, una incógnita, un desconcierto. Su brújula, su sextante y su cuadrante habían ayudado en gran medida a lo largo de décadas, a construir ese imperio donde no se ponía el sol. Pero aquella semana supo con la llegada de un Chasqui proveniente de la Real Audiencia de Charcas, portando sellos reales hacia el Cabildo de Córdoba... que aquel imperio ya no existía para él ¡Habíanse separado los reinos!España y Portugal no iban a formar de ahora en adelante, una sola Iberia y una sola Hispanoamérica. Dábase con ello comienzo al lento y penoso proceso de la balcanización hispanoamericana, con los rayos solares de Inti, uno a uno amputados. El marino Don Diego no sería de aquí en más, un súbdito natural sino extranjero. Abismos muy grandes avecinábanse en este momento para este piloto lusitano, el cual fuera cartógrafo de su flota y de sus rutas.Felipe de Austria y Borgoña en sus tres versiones (Felipe II, Felipe III, Felipe IV) quien habíales ofrecido este Tucumán Virginal, para que en conjunto sus súbditos hispanolusitanos lo transformasen en una provincia próspera y futurista, enriqueciendo al imperio donde el sol no fenecía ...¡Ya no se hallaba más entre los reyes del siglo!... Y sin la tutoría del rey Felipe habíanse separado los dos reinos ibéricos que le dieran gloria.El cartógrafo y el encomendero se conocían. Se escucharon. Se miraron. Cada uno supo lo que el otro razonaba y pensaba. Don Diego con mucho dolor sólo hallaba la alternativa de volver a Calcuta, que aún era territorio portugués, a modo de estar cerca de su antigua flota. Y depositar allí a su familia citadina, que había llegado hasta el Tucumán siguiendo la larga ruta del Camino Real, pero que en este momento por su adaptación ya era plenamente cordobesa. Ambos comprendían la magnitud de la noticia, y el devenir incierto que ello acarreaba, por el hecho en sí mismo irreparable. Ignoraban sin embargo, qué pensaban sus hijos.18 - LEJOS  DEL  MUNDANAL  RUIDO.............................................-"Doña Aminta"- díjole el joven portugués para comenzar un diálogo que sería diferente en todo-"Don Yago"- contestóle ella mirándolo algo arrobada-"He pedido el Seminario para mí"- le comunicó él-"He encargado un lujoso vestido de novia para casarme con Cristo"- le dijo ella-"Lo he decidido para vivir esta atmósfera especial que me tiene cautivado, en esta ciudad monasterio de Córdoba del Tucumán, lejos del mundanal ruido, desde que llegué aquí por el Camino Real "- explicóle Yago-"Nos acompañaremos. Nos apoyaremos mucho ... mucho tiempo"- aceptó AmintaEra el Tucumán. Era el mundo de una frontera sin límite, más allá de la salina, último eslabón al sur del Camino Real más allá del cual sólo existía la prehistoria sudamericana ...y... "lejos del mundanal ruido". Era la forma de amar, de concluir, de discernir. De salir al paso en medio de aquellas comunidades nuevas, recién llegadas, que aún se oponían las unas a las otras. Era la forma de que ellos dos continuasen juntos, sin que sus mayores los separasen.Mientras que sus padres, Don Iñigo y Don Diego, de vidas eufóricas y excitantes, no podían desarrollar planes propios sobre sus hijos, en un escenario que vivía ya su propia existencia..............FINAL...........
LA FARAONA RUBIA Y LA HORDA SALVAJE .................................... (Egipto - Dinastía XVIII) por Alejandra Correas Vázquez   El faraón Tuthmosis IV tenía veinte años cuando recibió la Doble Corona (la roja del norte y la blanca del sur) haciéndose cargo del Faraonato, al que él iba a transmutar por completo. Y lo hizo con el fuego de su juventud, recibiendo un país de Egipto que era un ejército enardecido y en movimiento dedicado a la conquista. Los países vecinos sufrían su opresión. Pero él habría de cambiarles este concepto, haciendo dos viajes uno hacia medio oriente (semítico) y otro hacia el sur (africano) para volver  a su regreso cubierto con pactos de paz, que ya no se alterarían por todo un siglo. Esta fue la primera “Pax Octaviana” de la historia.   Podemos imaginarnos al esbelto y refinado monarca recién llegado al trono de Egipto, acampando entre feroces guerreros que hacían temblar desde hacía medio siglo a todas las naciones de su época. Tal como Marco Aurelio escribía tratados de filosofía en su carpa de campaña, al frente de los ejércitos romanos. Pero Tuthmosis IV tuvo una suerte mucho mayor, pues impuso su personalidad sensible a todo el mundo de su época. Hay que destacar ante todo, su profunda capacidad diplomática, que fue la llave de su triunfo.   Detener una maquinaria de guerra es más difícil que montarla. Como lo comprobarían más adelante los césares romanos Augusto y Adriano, en sus proyectos de paz y las dificultades que debieron soslayar. Fue así que la nación egipcia puesta en pie de guerra... ¡bajó sus armas y propuso la paz!.. La forma inmediata como esta paz se produjo demuestra que lo hizo con firmeza. Que tenía un carácter resuelto y aplomado, como todo intelectual. Y ante todo, que sabía hacerse obedecer. Poseía capacidad de convicción sobre propios y ajenos. El dulce faraón Tuthmosis IV, de delicado rostro, tenía una sola palabra y cuando estaba convencido de ella, de su razón, de su justicia, de su Maat, era inamovible. Indoblegable ante una decisión tomada. Se desprende ello, al observar el hecho de que su programa no tuvo retrocesos. Ni altos ni bajos.   El pueblo alejado de los cuarteles retorna al taller y a los campos de labranza abandonados, en busca de prosperidad. …¡A producir!… ha dicho el joven faraón con firme convicción. Tal como actuó con la Paz, con otro rápido giro logró que sus compatriotas pusiéranse manos a la obra. Era ya tiempo y había prisa. Hay siempre mucha prisa en Tuthmosis IV.   Los maestros artesanos reciben nuevos discípulos y el trigo inunda la tierra fértil de las crecientes. Aquella numerosa masa de gente que ahora resta desocupada —al desintegrarse el ejército conquistador— tiene que ser utilizada en un tiempo breve. El comercio internacional se pone en marcha a toda prisa. El país del Nilo debe colocar en el mercado ese exceso de productos que ahora produce, con esta nueva sobreabundancia de obreros.   ¡¡Pero nuevos acontecimientos políticos, imprevistos, salieron a su encuentro!... Pues ahora encontrábanse los egipcios, junto con este paladín del pacifismo, que ellos habían dejado de ser los agresores, para enfrentarse ante el peligro inminente de invasión por un pueblo bárbaro : …¡Mitannia!...   Mitannia... Una tribu nómade que ocupaba un lugar recientemente invadido por ellos, como una toldería ranquel. Y este peligro amenazaba en común a todos. A los hombres del Nilo tanto como a los del Medio Oriente. La invasión. El saqueo. Los incendios. La hordas arias que ya destruyeron la civilización de Sumeria en el año 2.006 a. C. avanzan ahora sin piedad dejando a su paso la desolación. Es el “Malón” indio patagónico, tal como lo conocimos en Argentina en el Siglo XIX (cono sur sudamericano) que destruyó ciudades quemándolas …¡Y allí están!... Son los mismos en herencia de milenios. El salvaje siempre es igual y no respeta trabajo ni orden, aunque tenga otro color de piel. Los maloneros argentinos tenían la piel obscura. Pero los mitanios son arios, muy blancos y de ojos claros, como los bárbaros que invadieron Roma.   Son ellos… Los bárbaros depredadores al igual que los temibles caciques patagónicos de Argentina : Pincén, Calfulcurá, Chancaní, Saldán, Catriel, Namuncurá, que eran primitivos y morochos, piel obscura …Pero… los mitannios en cambio ¡Son rubios! De bellísimos ojos celestes, piel rosada y manos blanquísimas. Sus mujeres, feroces y salvajes valquirias, tienen una belleza deslumbrante. Los maloneros de Mitannia no dejan la hierba crecer a su paso, y cuando en el futuro (dentro de un siglo más) avancen sobre las civilizaciones del Valle del Indo, destruirán las ciudades de Harappa y Mohengo Daro. Hablan el idioma persa. No saben vestirse ni lavarse. Cuatrerean simplemente, como Pincén o Saldán. Pero con la ferocidad de los primeros malones.   ¡No! … El joven Tuthmosis IV no ama la guerra y desea terminar con ella. Suprimirla. Pero los feroces guerreros arios de Mitannia avanzan hacia él con premura y sin tregua. Poderosos en su orgullo de maloneros triunfantes, los mitanios sonríen ante la vista de Egipto. conscientes de su superioridad bélica, frente a un Egipto ahora pacifista... Tuthmosis piensa. Sus esperanzas pueden esfumarse como una bruma. El anhela demostrar a los testigos de su época y a los espectadores del futuro, que los hombres pueden progresar, gozar, enriquecerse, cosechar, construir, prosperar y amar; viviendo en una coordinación equilibrada. Este monarca—un muchacho— tiene la edad de los remeros, de los bailarines, de los acróbatas, de los aprendices Pero él ha asumido responsabilidades mucho mayores a todos ellos juntos. Ha renunciado a su propia juventud, como tal, para vivir otra juventud, la juventud de una propuesta. Tuthmosis IV no está dispuesto ahora, cuando se han logrado tantos avances en materia internacional, retroceder y caer en el juego de los belicistas.   Pero en esta encrucijada, nada parecía posible para hacer desistir a estos maloneros mitannios de invadir Egipto. Presa ansiada a la que ellos veían fácil de lograr y que realmente les interesaba saquear… No pudiendo hacerlos retroceder y viendo el violento proceso que avanzaba en forma inevitable, Tutmosis IV va a salir a su encuentro... Y forjará un nuevo e increíble concepto : Dueño del poder actual de Egipto, sorteará esta amenaza con un pase genial… ¡Tanto como inesperado! ¡Transformar a Mitannia, culturizándola, en su aliado político! Sólo hombres de mucha garra política pueden concebir un juego diplomático de esta naturaleza.   El salvajismo de Mitannia radica en su atraso cultural. Cazadores de bosques, han caído sobre las ciudades civilizadas del Medio Oriente, diezmándolas y sin aprender nada. Los estragos que han dejado a su paso desalientan a todos, excepto al joven faraón Tuthmosis. Las únicas creaciones de los mitanios hasta aquel momento son guerreras, como por ejemplo un tratado sobre la cría de caballos firmado por “Kukuli, del país de Mitanni”. Asimismo otros elementos de carácter bélico acorde con la época, son creaciones suyas. Semejante a lo acontecido con los visigodos en España, donde el legado que dejan al idioma castellano es guerrero: “Yelmo”, por ejemplo.   No era fácil conquistar este deseado armisticio y convencer a los salvajes de renunciar al botín. Pero el joven Faraón se dispuso a lograrlo con toda la fuerza de su ánimo juvenil. Le iba en juego mucho más que su prestigio, era la palabra empeñada a la que un monarca con dignidad, no puede faltar. Todos los políticos y ciudadanos del Nilo, como también los habitantes orientales de la “media luna fértil”, esperaban que él sacase una paloma de adentro de su Doble-Corona… Y lo hizo… Les había ofrecido un mundo nuevo, con otro mensaje, un mundo de Pax y convivencia …¡Y Tuthmosis IV iba a cumplirlo!   Como clave de todo este proceso, el cual habría de sellar el pacifismo largamente aguardado en forma efectiva, figura el matrimonio de Tuthmosis IV con la hija del salvaje rey Artatama de Mitannia (peligroso pueblo bárbaro ario y precultural). Ello involucraba lograr la Paz para la civilización, un devenir lleno de esperanzas.. Como podemos ver no todo era quimera profética en este príncipe juvenil. Supo guiar cada una de sus acciones desde el momento inicial y colocarles su estilo. Su sello propio. Su naturaleza misma lo predisponía a la diplomacia con audacia. Con ello violaba el principio de preservación genética y racial del Faraonato… La obligación faraónica (verdadero tabú) que obligaba al faraón al “Incesto Real” (también practicado por el Incaísmo) para preservar la especie dinástica faraónica. Cometió un verdadero pecado….¡Pero salvó a Egipto!   El rey Artatama de Mitannia se hizo rogar, por largo rato. Siete fueron las embajadas egipcias que se acercaron hasta la guarida del bárbaro, con el pedido de mano del Faraón por una de sus valquirias, con regalos cada vez más ricos y abundantes. Primero —dicen las crónicas mitannias—no creyó Artatama en la veracidad de este pedido. Dudando de él envió a sus rudos delegados (mal vestidos y sucios) para confirmarlo. Volvían los embajadores egipcios hasta él, confirmando el pedido, a fin de que con sus presentes (sofisticados y elegantes como los mensajeros que los portaban) desistiera de una campaña de saqueo. Es de imaginarse el contraste que hacían los enviados reales del Nilo, con los torpes y fornidos guerreros arios en aquella alborada de su historia. Los bañados y perfumados egipcios, frente a la sudorosa y poco limpia soldadesca mitannia.   Artatama era rudo y primitivo. Inculto. Pero con la capacidad racional de su nueva raza —la aria— que dos mil años después producirá en Europa un nuevo amanecer. Brillo cultural del cual todavía hoy dependemos. Esto es: la civilización occidental. Consultó el gran cacique mitannio largamente con sus capitanejos (casi al borde de quebrar la paciencia egipcia) para dar el …“Sí”… Acto seguido le envió su hija a Tuthmosis IV. Esta sería la reina Mutemuia …¡La Faraona rubia!...   Mutemuia…Símbolo y sello de la paz definitiva para todo este reinado. El matrimonio político con la princesa aria, nos describe a Tuthmosis en su totalidad. Es el empeño que un muchacho decidido puede llegar a tener para brindarse por entero, cuando toma una corona (doble en este caso) y debe concretar propuestas, sin anteponer valores o prejuicios. Con esa firmeza juvenil donde no existen vallas imposibles de sortear. Aún mismo, si se trata de salvajes que vienen incendiando… ¡Porque hay que salvar a Egipto!   Los mitanios están en el esplendor primigenio de su raza. No tenemos para comprenderlo más que ver sus toscas figuras con las cuales intentan entrar con pasos aún torpes, en el arte de la escultura. Es la especie aria en su estado puro, como los bárbaros que invadieron Roma... Rudos y salvajes en el plano cultural, pero espléndidos en su contextura física, como en el primer día de la raza. ...Así era Mutemuia: blanca, alta, ojos claros, muy rubia, fornida.. Debemos imaginarnos con curiosidad la extraña pareja que formaría, junto al fino y menudo faraón Tuthmosis IV. La delicadeza intelectual del rey, junto a la belleza fornida y primitiva de la reina. Incluso la coloración de sus respectivas razas que ellos dos representaban, era totalmente opuesta. La espléndida valquiria rubia de ojos claros, coloreaba con su estampa vigorosa esa corte amante de los ornatos. Y a su lado Tuthmosis: morocho, refinado y elegante, carente de rudeza. Mientras Mutemuia, la faraona rubia, bárbara, cohibida …¡Y recién llegada de la toldería!   Pero este mismo exotismo cautivó la sensualidad del joven faraón y atrajo por completo a aquella dinastía XVIII, que a partir de allí haría ingresar valquirias mitannias por centenares en la corte egipcia. Y esto aparece con claridad en las figuras del arte naturalista de sus artistas. Suponemos que la mestización dejó huellas llamativas en la tierra del Nilo. Como un innovador en la materia, el joven Tuthmosis que por entonces tenía veinte años vibrantes de juventud, y educado para la estética, inició la larga serie de estos amores llenos de encantamientos. Su espíritu amante de la belleza, debió deleitarse con aquel esplendor racial de cabellera color sol y ojos de cielo... Eso sí… luego de bañar a las sucias valquirias de Mitannia.   Mutemuia dejó buenos recuerdos en Egipto y se habló mucho de su voz. Era una cantante admirada, que extasiaba a aquellos cortesanos con un arte poco difundido entre ellos. Es corriente en las pinturas del Nilo ver escenas de músicos y bailarines, pero no de cantantes. Y una “prima donna” asombraba. Por el contrario todas las tradiciones arias nos hablan siempre del Bel Canto. Inclusive, iban a la guerra cantando. Cantan los arios de la India. Cantan los germanos y los francos. Los visigodos y ostrogodos. Los vikingos. Y los “cantos de guerra”, son parte esencial de sus herencias. Wagner, su último gran propulsor, quien hizo su obra sobre tradiciones germánicas-arias, habría escrito piezas especiales para Mutemuia …la Faraona Rubia..   Sin duda ella penetró en aquellos refinados y deslumbrantes salones egipcios, como a un mundo mágico que la sobrecogía. Desarraigada de su pueblo de nacimiento, a una edad muy fresca, tuvo el tiempo necesario para asimilarse. Y su hijo el famoso faraón Amenofis III llamado “El Magnífico” (padre de Akhenatón) se presentaba junto a ella con orgullo, años después. Debía ser muy hermosa aún, con esa belleza reposada de las valquirias maduras.   Había llegado a Egipto en el momento preciso en que se reimponía la política favorable a la mujer. Dado lo cual tuvo la responsabilidad de representar un papel importante, que quizás, es muy probable, le costó bastante. Sin recibir la formación de las princesas egipcias, se abrió paso por cauces personales que los escribas consignarían diciendo :   “Con su voz hace feliz al mismo Dios”.   .....................oooooooooooooo.......................
                         EL  PRÍNCIPE  SALVAJE  Y  EL  PRÍNCIPE  MÍSTICO........................  por Alejandra Correas Vázquez  EGIPTO - siglo XIV A.C.  La comitiva que traía hacia el río Nilo al futuro Faraón de Egipto, el príncipe ario Zananza, avanzaba por los caminos al son de laúdes y tambores. Guirnaldas de flores cubrían las poblaciones que lo recibían a su paso. Todos los habitantes del imperio egipcio en la media luna fértil, asomábanse con asombro para verlo pasar. Era el enemigo en su  propia casa, y en su trono faraónico.   Zananza era un príncipe salvaje de las hordas hititas que asolaban el medio oriente en el siglo XIV a.C. Pertenecía a la nación aria invasora (Hatti) que hallábase ahora a las puertas de la nación egipcia, sitiada por ellos.... Arrogante y espléndido. Muy blanco y rubio con luminosos ojos celestes, exhibía ese vigor primitivo de su robustez indoaria, de su raza nueva y llena de empuje. Este príncipe contemplaba todo con sumo asombro. El protocolo era desconocido para él, y los alambicados orientales brindábanle sus honores como futuro rey y amo, del hasta entonces dos veces milenario Egipto. Una nación muy antigua que aún viviría mil años más de esplendor... hasta Cleopatra.  La gracia de las doncellas vestidas de tules transparentes, que dejaban translucir sus espigadas figuras, preparaban al rudo guerrero para los refinamientos que más tarde recibiría. Rociaban con perfumes sus cabellos de oro desordenados. Friccionaban su cuerpo blanquísimo, que nunca fuera bañado hasta entonces,  con paños humedecidos en esencias.  Acicalaban sus sudores propios de un caballerango, con toda clase de aromas. Zananza, quien nunca conoció antes estas sutilezas, sometíase a ellas viéndolas danzar en torno suyo. La caravana iba además escoltada por soldados hititas.  ¡Pero estaba ansioso de ver a su futura reina y esposa! Quien era nada menos que a la hija de Akhenatón y Nefertiti, recientemente viuda de Tutankamón.  Los cortesanos egipcios cambiáronle su tosco ropaje de pieles que él trajera, por el fino lino muy blanco del Nilo. Lucía hermoso. El príncipe salvaje no podía comunicarse con ellos, por más que lo deseara, pues su lengua germánica era muy distinta a la "copta" de los egipcios. Pero viéndose tan halagado por todos esperaba aprenderla, para hablar con sus futuros súbditos. Zananza hablaba un alemán casi clásico (confirmado por la arqueología), que los hititas aprendieron a escribir durante sus correrías por medio oriente, con letras fenicias cuneiformes. La Biblia les llamó "heteos", Urías Heteo (esposo de Betsabé) y el gigante Goliat eran hititas (lo que indica la altura notable de ellos). Ambos se hallan en la historia del rey David.   Este príncipe salvaje sabía muy bien (pues había hablado previamente con su padre el conquistador hitita Shupiliuluma, hombre rudo pero talentoso) que el faraón Amenhotep III -abuelo de su futura esposa- fue su gran amigo, y que juntos habían celebrado un pacto de paz ante la presencia del Dios Nerik "Dios hitita de la Tormentas", el Thor hitita. Pero su hijo Akhenatón, sucesor de Amenhotep III, un pacifista a  ultranza, y también un monoteísta a ultranza, negaba a todos los dioses y en especial la existencia del cruel Nerik, que se contraponía a su monoteísmo solar. Por ello  Shupiluliuma, indignado, desbordó con sus hordas salvajes las fronteras del imperio egipcio oriental, para vengar este agravio. El general Horemheb, gran gendarme de Akhenatón, hacía todo lo posible para detenerlo. Sin mucho éxito.   Los hititas eran por otra parte, muy paganos, y debido a esto adoptaban a todos los dioses que encontraban en los países que ellos mismos invadían, en una "confusa mezcla" según la opinión de expertos. Como algo muy curioso, no respetaban sus poblaciones ni sus construcciones, pero se postraban ante sus dioses. Debido a ello no aceptaron el "Monoteísmo" de Akhenatón.  Pero la ideología "atonista" de Akhenatón y Nefertiti había llegado a su fin (en gran medida provocado por Shupiluliuma y su avance guerrero) con todo su mensaje de panhumanismo, paz, amor e igualdad entre las razas y los hombres ¡Y Monoteísmo! De este modo le sucedió oficialmente en el Faraonato el débil Tutankamón, un rey títere que murió misteriosamente con 18 años ... en forma demasiado oportuna. Tiene una escara en el rostro que evidencia la picadura de un reptil, su momia no cumplió los dos meses de embalsamamiento, y en su tumba -que no le estaba destinada- ¡Se escondió (o almacenó) el más grande tesoro de los egipcios!  Entonces sucedió el milagro ...La gran sorpresa para los bárbaros... Llegó a manos del jefe invasor Shupiliuluma una carta de la propia viuda de Tutankamón, la hija de Akhenatón, con una solicitud increíble:  deseaba casarse con un príncipe hitita. Era en realidad el gobierno egipcio (derrotado) quien proponía al vencedor coronar a un hijo suyo como Faraón. Pero el gran jefe de la horda salvaje no confió en esta misiva, ordenando de inmediato a sus emisarios que fueran allá para ratificarla, quienes regresaron confirmando el pedido de la "heredera real" de Egipto.   Sorprendido, pero orgulloso, Shupiliuluma envió hacia la tierra del Nilo a su vástago favorito: el príncipe Zananza, su mano derecha en todas las lides invasoras, para recibir la corona faraónica. Un príncipe salvaje y primitivo como eran todos los hititas. Como fueron después los bárbaros que invadieron Roma.   Como Genserico, Alarico y Ataúlfo. Pues los arios al entrar en la escena humana, esta raza que es el ejemplo de avance y progreso en tiempos actuales,  ellos, los muy blancos arios, eran en su amanecer ¡salvajes! Y atrasados. Tanto en Egipto cono en la India. El arqueólogo escocés Stuart Pigott demuestra el alto grado de destrucción y atraso que provocaron los arios al entrar en la India destruyendo la civilización del Valle del Indo (Mohengo-Daro y Harappa) por las mismas fechas. Y algo les queda todavía de salvajismo como se vio en Vietnam, Hiroshima, Irak, Libia y Afganistán.  Este pedido de la reina egipcia era la desesperación transformada en súplica de paz. Es todo el Egipto Faraónico que ha llegado al extremo máximo de su impotencia frente al salvaje. Civilización y Barbarie. Y civilizar al bárbaro parecióles la mejor alternativa.  El rey bárbaro Shupiluliuma (nos cuenta su hijo Murshil) no creyó de inmediato en semejante misiva de la reina viuda. Pero sus embajadores fueron hasta Egipto y lo convencieron de que el pedido era auténtico.  Ya sabemos que los pueblos antiguos (como aún sucede con los judíos y gitanos) consideran sólo la herencia uterina. La mujer transmite la raza, y con más acentuación se conoce este sistema entre Faraones e Incas, donde además para más seguridad se practicaba el "incesto real". Los propios Ptolomeos que eran griegos (país donde estaba prohibido el incesto) para ser Faraones de Egipto debieron adoptarlo. Fueron macedonios de herencia uterina., casados con sus hermanas.  No cabe duda de que la reina viuda de 18 años (de nombre Ankh-Sa-Atón) siendo la hija de Akhenatón y Nefertiti, transmitiría por medio de su útero la sangre real, no importaba quién fuese el padre. Pues el padre de la criatura nunca es determinante en estos casos de herencia racial. La ley faraónica se cumplía con ello. Además, con vástago o sin él, todo Faraón o Inca debía casarse con la Princesa Real para gobernar.   ¡Pero no sería así! Al tocar suelo egipcio una partida militar asaltó la caravana y asesinó al futuro faraón ario... Zananza.   Allí en el terraplén quedaron tendidos en el suelo sus cabellos de oro que admiraban las odaliscas. Sus ojos celestes que ya no vieron más. Las bellas orientales con sus gasas transparentes. Los laúdes y sus músicos. La escolta de soldados hititas.   Todos sabemos que cuando hay un atentado de esta naturaleza política, nunca se dejan testigos. Los laúdes, las doncellas orientales, los partidarios y los enemigos por igual, son todos víctimas. Pues como se dice en las tradiciones criollas gauchas argentinas "se pasa a degüello". Todos los autores ven en este suceso la mano del general Horemheb ¡No había este patriota luchado tantos años contra los hititas para ser ahora traicionado por los políticos egipcios, a sus espaldas, de una forma tan ofensiva! ...Pero la contestación no se hizo esperar y Shupiliuluma, el padre desesperado y furioso, invadió Egipto.  ¡Pero lo detuvo La Peste!... que diezmó a sus tropas hititas y terminó con su propia vida. Los bárbaros al retornar enfermos a su país transmitieron la peste a toda la nación, que iba a necesitar un siglo completo para recuperarse. Aunque recién después de cinco faraones más, en la próxima dinastía egipcia con Ramsés. Pero esta peste providencial tiene su propio argumento. Como los tiempos se hallan encuadrados dentro del período posible del Exodo (al que no se llega a dar aún una definición exacta de fecha y se proponen tres) muchos analistas la comparan con las hazañas de Moisés y sus plagas. O sea, hay dos documentos que hablan de ella, de esta peste fulminante (que ocultaron los egipcios) descripta en el documento bíblico y el documento hitita.  Murshil -el sucesor de Shupiluliuma- nos entrega el extenso relato, que se conoce actualmente. Murshil fue un emperador-poeta hitita, al que se considera el primer pensador de los pueblos arios. Su poesía es la primera de esta raza nueva. La gran tragedia que vive su pueblo atacado por la peste, fue provocada según él, por los pecados de su padre que había faltado a su juramento frente al Dios Nerik, de no atacar Egipto. Este hecho hizo de él, ante el dolor, el primer escritor que dio la raza aria al comienzo de su carrera histórica. Además, habla de "pecado", tema desconocido en el antiguo oriente.Murshil era dueño de una lírica personal y dramática, que ha sido comparada por su intensidad a las páginas del Libro de Job. Su palabra es clara, convincente y ordenada. Es una personalidad preocupada por la vida humana y su destino. Se plantea el castigo divino por la culpa, y la expiación que deben cumplir los hombres. Su concepto místico ha sido comparado sucesivas veces con trozos bíblicos. Como también con los conceptos de la iglesia cristiana.  Aquí está la transcripción de uno de sus poemas:  ¡Oh tú, Nerik, Señor mío!¡Dios hitita de las Tormentas!¡Y vosotros Dioses que estáis por encima de mí!  Así es : Todos pecamos  Y también pecó mi padre que infringió las órdenes,De mi Señor... ¡El Dios hitita de las Tormentas!  Yo no he cometido pecado alguno,Pero los pecados del padre caen sobre la cabeza del hijoDe modo que sobre mí ha caído el pecado de mi padre.  Yo lo he confesado ahora :Al Dios hitita de las Tormentas, mi Señor,Y a los Dioses, mis Señores.  Así es : Nosotros lo hemos hecho.  Y como he confesado la culpa de mi padre,Que se aplaque la ira del Dios de las Tormentas.Y de los Dioses que están por encima de mí.  ¡Sed benévolos con vuestro humilde servidor!¡Y ahuyentad la peste del país de Hatti!  Me presentaré ante vosotros ... ¡Oh Dioses!Y como os elevo mis humildes preces¡Atended mi ruego!Puesto que no he cometido pecado alguno...  En cuanto a los que pecaron y faltaronYa no queda ninguno : Hace tiempo que murieron...  Y porque debo soportar las consecuenciasDe lo que mi padre hizo, quiero ofreceros sacrificios¡Oh Dioses, Señores míos!A causa de la peste que asola el país de Hatti.  ¡Quitadme este dolor que mi corazón siente!¡Libradme del miedo que embarga mi alma!  .........ooooooo............  Mientras Murshil escribía estas sentidas páginas, en Egipto, el general Horemheb asumía como Faraón, casándose con la hija de Akhenatón. No tuvieron hijos ni sucesores. Más de treinta años después cambiaba la dinastía, con una familia nueva, la Ramesida.  Con la hija de Akhenatón y Nefertiti se extinguió la Dinastía XVIII, la familia más destacada y notable de faraones que el Egipto había conocido. Este país nunca llegaría al mismo nivel de jerarquía.    Tampoco los sucesores de Murshil, ya más civilizados, repetirían las hazañas victoriosas y saqueadoras de Shupiliuluma. A pesar de vencer a Ramsés II en Kadesh (un siglo posterior), fue este triunfo en verdad el "canto del cisne" para Hatti. Su despedida. El imaginario colectivo actual, con intereses turísticos, ha hecho de esta derrota egipcia una novela, cuando en realidad no tuvo importancia histórica para los egipcios, ya que dicha batalla se dio en el Medio Oriente y lejos del Nilo, donde Ramsés acudió a solicitud de sus aliados orientales. Pues los hititas nunca más se atrevieron a poner un pie en tierras del Nilo.  Como un "tabú" dado que ellos eran muy religiosos.   Muy poco después fueron devastados por los "pueblos del mar" en tiempos del faraonato de Ramsés III. Quien en cambio, sí venció a estos invasores navegantes, tomándolos cautivos. Como una tragedia prevista por Murshil, los hititas son barridos de la historia sin dejar huellas por estos conquistadores marinos, y sólo serán recordados en la Biblia en tiempos del rey David, como sus soldados.   ......ooooo......      
LA BELLA CAUTIVA .............................  PRIMERA  PARTE  MARINOS  DE  ALTA  MAREl Periplo Histórico  .....................    1 -LUSITANIA..........................  Portugal en sus seis siglos de oro, no era una nación territorial de Europa, o mejor diríamos, geográficamente europea. Sí lo eran sus habitantes, con una herencia de origen mayoritaria celta, más un aporte vikingo en la invasión del año 900. Pero estos habitantes a partir del siglo XII, cuando comenzó a reinar en ella la Casa de Borgoña desarrollando su marina, fueron repartiéndose por todos los continentes. Como hiciera Fenicia en la antigüedad.    El escaso territorio que le dejara el reino de Castilla dentro de Iberia, luego de varias guerras medioevales (al apoderarse de Galicia que era la tierra fértil lusitana) arrinconó a Portugal contra las secas montañas. Perdiendo de esta manera toda posibilidad de elaborar alimentos para una población en gran crecimiento demográfico, y quedándole solamente la costa como expansión. Este hecho produjo que Lusitania se lanzara al mar con su famoso pendón, donde en cada costa que arribaran estos marinos bandeirantes, colocaban su emblema, al grito de: "¡Acá reinarás Portugal!"  Portugal estaba pues allí, donde se hallara su enseña y sus lusitanos. No importaba en qué continente. Incluso se interesó en gran media por el desarrollo de esas tierras portuguesas nuevas, lo que hoy constatamos con el esplendor de Brasil frente al Portugal actual. Con los fenicios ocurrió algo semejante, pues Cartago llegó a mayor crecimiento y riqueza que Tiro y Sidón, en el pasado. Es evidente que los grandes pueblos marinos no fijan su existencia en un solar, en un territorio, sino en su expansión marítima.   Recurrió para lograr esta hazaña Portugal, a la marina genovesa, destacada en el medioevo como valiosa constructora de barcos. El rey lusitano Henrique el Borgoñón contrató a la marina de Génova para crear la marina portuguesa, en el siglo XIV, y es por ello que Cristóbal Colón es a la vez portugués y genovés (al mismo tiempo que sospechado de judaísmo).  Los genoveses vieron en ello su gran oportunidad e instalaron astilleros por todo Portugal, quien en ese momento tenía aún importantes bosques de buena madera para construir los barcos. Génova vivía en conflicto constante con las otras repúblicas italianas, que la ahogaban en su expansión marina. Aquella sociedad dio frutos excelentes.  Pasaron doscientos años. El destacado príncipe Henrique el Navegante, hermano del rey, impulsa la navegación lusitana a niveles internacionales. Cuando este notable príncipe fallece, Portugal era ya dueño del mar. Pero la "Xunta do Matemáticos" que dirigía a esta gran marina, no aceptó la propuesta de Cristóbal Colón, a pesar del apoyo y amistad personal que le brindaba el Rey Juan... De todas maneras a su regreso de América, Colón volverá primero por Lisboa donde fue agasajado por su amado rey Juan, con una gran fiesta pública ¡Ambos habían triunfado al fin! Fue en sus manos donde dejó los más importantes documentos de su viaje.    Pero al mismo tiempo ocurrió la expulsión de los judíos de España en ese año 1492, y la Inquisición se hizo cargo de su cumplimiento. Se le exigió desde el Papado a Portugal que dejara entrar en su territorio al Santo Oficio, tema que causó oposición. Entre gallos y medianoche, Don Juan de Portugal en 1495, sacó un as de la manga y "bautizó" por Decreto Real a todos los judíos de su reino.  Luego de bautizar por este decreto a todos los judíos lusitanos, Don Juan de Portugal pudo contestar amablemente al Papa que en su católico reino de Lusitania "no había judíos". Toda la nación y las colonias portuguesas de ultramar, respiraron con tranquilidad. Se les extendió el certificado oficial firmado por el rey correspondiente a cada uno (sin haber pasado por la pila bautismal), pero nadie los vigilaba para evitar que se circuncidaran, o constatara que ninguno de ellos comían chancho, según la ley mosaica.   Entre comicidad e ironía, según los distintos comentaristas, estos reyes lusitanos sentaron siempre aquellos precedentes insólitos. Antes de la guerra inminente por la independencia de Brasil, sus reyes lo independizaron de Portugal. Cuando el Papa les reclamó a los Templarios (para encarcelarlos), estos curiosos monarcas portugueses los colocaron en la "Orden de Cristo", una corporación de navegantes creada específicamente para ellos, y los enviaron a alta mar.   En ese mismo momento comenzaba también la sociedad marítima luso-genovesa. Y si unimos las dos ideas, resulta con evidencia que esta sociedad era de corte templaria. Los genoveses aportaban su excelente armado de barcos. Los Templarios, como siempre se ha sostenido, poseían planos marítimos y "portulanos" que es la ruta de viaje. Esta por tanto, puede ser también la explicación para el misterioso plano de "Piris Reis" (que traducido del portugués significa Rey Peres) donde figura toda América. Piris es un apellido muy corriente en Brasil.  Al parecer lo mismo hicieron con "sus" judíos, que eran sus banqueros. Quienes también en muchos casos, ejercían la profesión de pilotos y cartógrafos marinos. Los judíos lusitanos fueron los primeros hebreos realmente europeizados, en vestimenta, parentesco con familias nobiliarias, y títulos de nobleza con escudo (que por cierto compraban al rey). Tenían como contables una participación importante en la empresa marítima portuguesa. Pero para evitar nuevos enfrentamientos con el Papado -después del "bautismo por decreto"- convencen a muchos de ellos de ir ...¡a Alta Mar!... O sea a las colonias de Portugal repartidas por Africa y Asia.   Ya los lusitanos habían recorrido la costa africana y en poco tiempo el almirante Vasco de Gama llegará a la India, en donde los portugueses con sus familias quedarán instalados con pie propio hasta el siglo XX. Fue desde allí, al unirse las coronas de Portugal y España en 1585, en la persona de Felipe II (hijo de la emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Caros V) que numerosas familias lusitanas católicas en su mayoría (pero también algunas de aquéllas bautizadas por decreto del rey Juan) arribaron al Perú. Navegando para ello desde Oriente.  Y hacia allí fueron. Procedentes del Océano Pacífico. Procedentes de la China, de la India y el Africa (periplo portugués) desembarcando en el puerto de El Callao para ofrecer sus servicios al Virrey del Perú, al unirse las dos coronas. Ni lerdo ni perezoso, este hábil virrey conocedor de la experiencia en rutas de estos lusitanos de alta mar, los enviaría hacia la Real Audiencia de Charcas del Alto Perú, en la actual Bolivia. La cual buscaba por entonces cartógrafos para explorar continente adentro, tierras no conocidas y no demarcadas.  Era al sur de la provincia del Tucumán (llamado el Tucumanao), donde más se los necesitaba. Una pampa de buen clima, un vergel natural y virginal, pero amenazada siempre de Malones. Esto es, la horda salvaje de los indios patagónicos. Peligro que ellos ignoraban y del cual las autoridades virreinales españolas se ocuparon en no informarles nada. Los lusitanos de esta forma, desconocían el peligro en ciernes.  Y hacia allí los enviaron, con sus trajes elegantes. Con sus modales sofisticados, aprendido al contacto de mandarines chinos y rajaes hindúes. Con su lenguaje alambicado. Con sus escudos y títulos nobiliarios de Alta Mar (reales o no). Con sus herencias judías en algunos de ellos (ciertas o no). Y esa emigración hacia lo desconocido, a la "aventura" que siempre fuera su fuerte, los entusiasmó de la misma manera que un día de 1438 partieran de Portugal despedidos por el príncipe Henrique el Navegante, en busca de las especies. Y nunca regresaron.  Lo que para ellos era una aventura más, sería definitiva. De tierra adentro, de continente adentro, ya no se sale. Es una ley. Para este grupo numeroso de familias lusitanas, sería la última aventura.     SEGUNDA  PARTE  MARINOS  TIERRA  ADENTRO..............................  (Basado en la tradición familiar de la familia Vázquez Cuestas)    2 - EL  TUCUMANAO.......................................  Este periplo de navegación europeo, africano, asiático y americano, fue descripto de generación a generación, por las familias coloniales de luso-origen a sus descendientes durante cuatro siglos, en Argentina.  El arribo al puerto de El Callao en el Virreinato del Perú, cruzando el Océano Pacífico desde las colonias portuguesas de China e India, y otros numerosos islotes oceánicos como Timor, demandóle a los lusitanos de ultramar -acompañados por sus familias- una larga travesía con todas sus peripecias. Eran los finales del siglo XVI.   No fueron demasiado generosas con ellos las autoridades virreinales del Perú, pues enviaron a gran cantidad de estos nuevos habitantes con sus familias completas (que eran gente de alcurnia y profesionales) más allá de Salina Grande, específicamente al "Tucumanao" que era la frontera del Tucumán. Con toda evidencia viéndolo desde hoy, Siglo XXI... "se los querían sacar de encima". El Tucumanao estaba situado al pie de la prehistoria sudamericana, donde los nativos vivían en cuevas. Eran hombres de las cavernas subsistentes en ese estado primigenio, desnudos, en plena Edad Moderna, cuando ya Europa había pasado por el Renacimiento.   Estamos a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, cuando se reparten las Mercedes Reales para poblar el Tucumanao (territorio incluido dentro de la provincia del Tucumán). Más de la mitad de ellas son otorgadas a portugueses, siempre y cuando se radiquen allí con sus familias completas. Lo importante para este rey Felipe II era poblar y fundar ciudades. El Tucumanao (que hoy es el centro de Argentina) en ese entonces era una inmensa tierra inexplorada, dependiente del Virreinato del Perú, pero que hasta ese momento sólo figuraba en el mapa de Diego Homen como "Icógnito Regno".  Los lusitanos llegaron allí luego de seis meses de tránsito en carretas desde el Alto Perú (hoy Bolivia) con pesados bártulos. Baúles con vajilla. Mobiliario. Arcones con ropas. Bolsas con semillas. Jaulas con gallinas. Y arriando ganado vacuno.  Hay una muestra engañosa que ofrece la cinematografía actual, donde las familias pioneras van cómodamente en las carretas llevadas por un ágil corcel. Pero nada de esto es verdad, sólo una ficción. En la realidad esas personas iban caminando a pie junto a las carretas, que estaban pesadamente cargadas y tiradas por yuntas de bueyes. Podían llegar a ser seis u ocho bueyes, según el peso de la carga. No había espacio libre en esos carretones para los seres humanos. Debido a ello ninguna persona mayor hacía tal viaje, sino matrimonios jóvenes con hijos en edad de caminar. Llevaban unos pocos caballos que trotaban a la par de las carretas, con jinetes bien armados.  Atravesaron el Altiplano. Pampas y Punas. Forestas. Lluvias. Selvas. Churquis. Gredales. Salinas. Sequía. Pantanos. Vientos. Sierras ariscas... Siglos de mar se eclipsaron de un solo golpe. Ya nunca más verían a los delfines ni a los tiburones. Ni los bancos de perlas o de corales. Ni los puertos de Oriente. Ni el límpido cielo de los mares del sur. Una inmensa llanura sudamericana, tan extensa como el propio océano, iba a atraparlos para siempre. Como si la vara de Moisés que abrió el Mar Rojo y retiró sus aguas, se hubiera perpetuado sin retorno.  Así llegaron estos pioneros que trocaron el delfín por el ombú, a la gran pampa de Río Segundo y Río Primero (nombres actuales). Con olor a barco y ballenas. A mar y mareas. Con color a perla y coral. Atrapados en el interior de este continente, en el Cono Sur de Sudamérica, para ingresa en un "improntum" dentro de su historia. Y siempre como buenos pilotos de alta mar con sus sextantes, brújulas y cuadrantes, que habíanlos guiado hasta allí haciéndoles posible "navegar" por ese mar de tierra.   Un llano inacabable. La pampa inmensa y virginal. Fértil y abandonada desde siempre. Desconocida. Peligrosa. Habitada por gente prehistórica. Donde ni siquiera el Inca habíase internado, para develar su misterio. Negándose a llevar por esas tierras su fuerza imperial y cultural.    Eran familias enteras acostumbradas a vivir en ciudades mundanas, con todo el ornato de Portugal. Y se internaron en el interior del continente sudamericano, sin salida al mar. Cargando el barroco mobiliario portugués. La afectada elegancia lusitana. El ropaje varonil bordado con su gola al cuello. Las largas vestiduras de encaje de sus mujeres. Los enormes arcones. Las pesadas carretas... ¡Que vaciaron en ese escenario salvaje!  Hijos de Lusitania. Sofisticados. Elegantes. Enjundiosos. Casi soberbios. Acostumbrados a los lujos orientales, de las cortes que visitaban en tiempos del Rey Juan. Separados ahora del mundo. Aislados. Muy solos. Arrinconados en ese descampado. Con pretensiones nobiliarias nunca confirmadas, y acusaciones marranas (judías) tampoco confirmadas. Habrían de transformarse a partir de ahora en un pilar fundamental, para la empresa del Virreinato del Perú, como toda ocupación de frontera hecha con ahínco.   Los lusitanos fueron los primeros europeos que en estas tierras colocaron familias. Centros de producción. Ganadería. Tambos. Curtiembres. Sembrados. Molinos. Familias pioneras que vinieron en épocas de una dureza increíble, después de atravesar varios océanos: Atlántico, Indico, Pacífico. Navegando. Este finisterre salió de la prehistoria mediante sus encomenderos portugueses, que hicieron progresar a las "Mercedes Reales". Esto es, tierras del rey confiadas en administración a un encomendero, con sistema hereditario. Su carácter era el mismo del Vasallo con el Monarca medioeval, que fue el nacimiento del feudalismo.    Ellos eran hombres de alta mar. De puertos. Herederos de antiguos navegantes, cuyo ancestro era el propio dios Neptuno, confinados ahora para siempre (con todos sus descendientes) en el desconocido Tucumanao... "Incógnito Regno".  Tucumanao. Final del Tucumán. Final del Imperio del Inca. Final del extensísimo Virreinato del Perú, en los siglos decimosexto y decimoséptimo. Final del mundo ilustrado y progresista. Límite entre civilización y barbarie.   ¡Finisterre!  Final de ruta. Final de los caminos que trajeran desde tan lejos a aquellos hombres y mujeres, quienes soportaron este destierro sudamericano con el estoicismo que otorgan las fuertes convicciones para sobrevivir.  Finisterre final...   Y así finalmente, o por fin, pusieron aquellos marinos su ancla en tierra firme, alejándose de todo su aventurero pasado. De todos los racismos, desencuentros religiosos, o misterios desconocidos -ocultos- que los llevaron a esta emigración hacia el centro de la futura Argentina.  3 - UN  CARTÓGRAFO  LUSITANO.......................................................  Así comenzó su vida sudamericana el cartógrafo lusitano Don Francisco Vázquez de Oporto.  Era un joven alto, pelirrojo y de grandes ojos azules, el cual desmontó de su caballo que trotaba al lado de los carretones blancos de sal por el gran Salinar, y rojos de greda por la larga travesía desde el Alto Perú.  Estiró sus brazos y sus hombros con la sensación del marino que ha arribado a puerto. Fue poniendo en el suelo de aquel Tucumanao, sus piernas cubiertas por unas larguísimas botas de hidalgo portugués. Acomodó su elegante traje que hallábase desgastado por la lentitud del viaje. Retocó su gola arrugada, que habíale protegido la garganta de tantas ventoleras gredosas, tan diferentes para él a las brisas marinas.   ¡Y por fin descendió a tierra! Desde aquel caballo muy cansado, junto a los carromatos crujientes y cargados. Puso sus pies en tierra firme, luego de aquella gran travesía.  Bajó a puerto seco... como antes descendía desde la borda de los navíos en playas orientales en busca de sedas. En playas de Oceanía en busca de perlas. En playas africanas en busca de marfiles. En playas de Melanesia en busca de corales ...¡Y pensó en su rey!... Don Felipe II de Austria y Borgoña,  quien encerrado en su celda del Escorial con ayunos de varios días ¡habíalo colocado a él, en esa increíble llanura de Río Segundo!.. para poblar el Tucumanao.   Pampa. Soledad. Ombú.  Don Francisco el lusitano, marino, fue uno de los primeros pioneros en contemplar la pampa inacabable de la futura Argentina. Tal cual fuera antes de que el hombre comenzara a trabajarla. En estado virgen. El era un cartógrafo portugués contratado (debido a su profesión) por el virrey del Perú para trazar caminos desde el Tucumanao hacia el Alto Perú. Como pago a su tarea que realizaría durante los 40 años siguientes, se le concedió una Merced en el lejano Tucumanao.  Lucía un anillo de sello con escudo y había nacido en Calcuta, ciudad de la India bajo pabellón lusitano en el siglo XVI. Al unirse las dos coronas decidió abandonar con su familia el difícil Oriente, lleno de reglas nunca entendidas por los europeos, y así arribó al virreinato del Perú. Una vez allí fue comisionado para radicarse finalmente en el Tucumanao.   Su abuelo decía él, era conde en Portugal, siendo él un segundón de la nobleza lusitana. Un hidalgo. Sus rivales en cambio lo señalaban como marrano (judío). Fuera por realidad o porque en el territorio sudamericano a todos los judíos se les decía "portugueses", según consta en las Actas Capitulares de Córdoba. Lo fueran o no. Pero ni el conde apareció ni el marrano, apareció sí, en cambio, el ancestro patriarcal de una larga familia cordobesa (de Argentina) aún subsistente con muchas ramificaciones luego de cuatrocientos años.  4 - LAS  MERCEDES ......................................  La prosperidad que produjeron las Mercedes en esa tierra olvidada del Tucumanao (pero inmensamente fértil) luego de veinte años de durísimo esfuerzo, en condiciones casi ilímites, enriquecieron finalmente a la familia Vázquez de Oporto, como a las demás familias lusitanas instaladas en ese finisterre.   Pero nunca olvidarían las difíciles condiciones del comienzo. Pues cuando arribaron al Tucumanao, luego de aquella gran travesía, advirtieron de pronto que no existían allí albañiles, ni alfareros, ni mano de obra alguna. Comprendiendo de pronto con inmensa sorpresa, que ellos mismos deberían proveerse de viviendas. Nadie les había advertido tal situación. Como quiera que sea, ya no podían retroceder. Estaban demasiado lejos de Calcuta, de Timor, de Macao... y sobre todo de Portugal.    Con escudos de nobleza reales o no. Circuncisos o católicos, la situación era igual para todos. Con sus modales atildados y su diálogo enjundioso. Con sus formas diplomáticas afectadas, al haberse acostumbrado al trato con Mandarines y Rajáes en Oriente (cuando eran emisarios de la corte portuguesa) debían ahora hallar su sitio propio en el solitario Tucumanao. Y sacarían a esta región perdida en al mapa de Diego Homen, de su aislamiento.  Pero primero que todo necesitaban techos para vivir. Las damas vestidas de lujo amasaban el barro para hacer los adobes. Los hombres de gola elegante, levantaron las primeras paredes. Pues no contaban con otro apoyo para lograrlo, que sus propias manos. Bajo los árboles coposos protegieron el bello mobiliario traído de China, las vajillas de la India, y los arcones con rica vestimenta.  Favoreció a todos estos portugueses del Tucumanao, el haber llegado al mismo tiempo en una travesía conjunta, lo que les permitió ayudarse entre sí ...¡No en vano eran marinos de una misma cofradía!... "La Orden de Cristo".  Los lusitanos formaron un grupo coherente, que habría de emparentarse en forma sucesiva por matrimonios, a lo largo de generaciones. Como intentando conservar la estirpe original. Este alambicado juego de uniones mantuvo su identidad de portugueses, viajeros de los países y aventureros de los mares. Ellos llegaron a sus Mercedes ubicadas en soledades ajenas a todo hombre civilizado y a toda forma cultural anterior, entre los siglos XVI y XVII. Fueron los primeros europeos en contemplar la pampa inacabable donde terminaba la provincia del Tucumán y el virreinato del Perú. Aquello que en definitiva sería siglos más tarde, el centro de Argentina. Y comenzaron con paciencia su rescate, como tierra civilizada para el devenir, en esas soledades indómitas.  Como quiera que sea, ni el Virrey del Perú, ni la Real Audiencia de Charcas del Alto Perú (que los habían mandado hacia allá sin duda para "librarse de los incómodos portugueses" que ahora compartían al mismo rey) tenían la más remota idea de qué era ese Tucumanao. Ninguna idea clara, ni siquiera aproximada, ni de la extensión, ni de la ubicación de estas tierras regadas por los ríos Primero y Segundo. Hasta desconocían el nombre de dichos ríos y ni siquiera les dieron uno propio. Se llamaron en total: Ríos Primero, Segundo, Tercero, Cuarto y Quinto. Hoy les hemos recuperado sus nombres originales indios.  5 - EL  ENCOMENDERO.............................................   Veinte años fueron un período de vida suficiente de adaptación para el cartógrafo portugués Francisco Vázquez de Oporto, ahora transformado en encomendero. Demarcaba caminos, guiaba caravanas comerciales hacia el Alto Perú, y reuníase cada cuatro años con su antigua flota en El Callao, en esas ceremonias secretas propias de todas las tradiciones marinas.   Había sido muy joven al desembarcar en El Callao, pleno de emociones y de vitalidad. Fascinado ante lo desconocido que se le ofertaba ...¡Y vaya si era desconocido!... Nadie lo conocía, pues sólo era el "Incógnito Regno" de los mapas. Ahora con 20 años pasados desde su llegada, la pampa sobrecogedora habíalo serenado. Pero aún conservaba su barba rojiza y sus ojos celestes. Su altura elevada, su pecho ancho como un velamen y su voz fuerte, casi estentórea, propia de un marino. Con ella especialmente, se servía para dar las órdenes a sus caravaneros.   Orgulloso y elegante, muy meticuloso en el vestir, partía anualmente con su comitiva de carretas hacia el Gran Mercado de Charcas en el Alto Perú. Un sitio centralizador de todo el comercio, que aún hoy es inmenso y sigue vigente. Sobre su gran portal de entrada en hierro forjado, podemos admirar todavía el águila bicéfala de la Casa de Austria, que continúa siendo el escudo de este histórico mercado colonial.  Llevaba productos de la tierra, de su Merced propia y de las vecinas. Charqui. Cueros secos. Harina. Bizcochos. Hombres armados a caballo, prestos a cualquier mal acontecimiento del camino. Y sus negros africanos, fieles guardaespaldas, traídos desde la colonia portuguesa de Angola. Luego de una residencia de veinte años, él conocía ya muy bien sus complejas y largas rutas. De posta a posta, instaladas en el extenso camino, viajando siempre con un sentimiento de permanencia sudamericana.   Las Mercedes Reales no eran propiedades auténticas, pero habíanse transformado debido a la gran lejanía con la capital virreinal de Lima, en un Señorío, con el Encomendero como patriarca del mismo. El era su administrador, se le había "encomendado" dirigir esta inmensa propiedad del rey. Y a veces ejercía de juez, en otras también por la falta de sacerdotes, tenía autorización para bautizar niños recién nacidos. Lo que llevó al extremo (comentado con gran ironía) de que algunos de ellos sospechados como "circuncisos", bautizaran a niños de la religión católica.   La ciudad de "Córdoba de la Nueva Andalucía" (fundada en 1573 en el propio Tucumanao por andaluces) había logrado hacer que las Mercedes fueran hereditarias. No pagaban impuesto territorial, y aún hoy día muchos campos argentinos de lugares distantes, figuran como "Mercedes".  Lo que hace difícil su venta pues se debe buscar el aval de los descendientes, ya que ellas de otra manera son intocables. Cualquier transgresión a este sistema es denunciado a la justicia argentina.  6 - LA HIJA DEL  ENCOMENDERO.........................................................  El había arribado al Tucumanao siendo muy joven, con su bella esposa y dos hijos nacidos como él, en Calcuta. La naciente prosperidad lograda luego de aquellos esfuerzos iniciales, como fueran edificar sus viviendas casi de la nada, le daban la seguridad interior de sus derechos propios adquiridos. Su tarea continuó con igual constancia. Demarcar caminos entre las distintas Mercedes para una comunicación social, vinculando entre sí a estas familias que arribaran desde tan lejos. Trazar las rutas desde el Tucumanao hasta el Mercado de Charcas. Hacer producir las Mercedes con siembras y ganadería. A falta de una mano de obra local, se trajeron chacareros coyas del Alto Perú, siempre muy eficientes. Esto es, agricultores indios de allá.Todos estos pasos consecutivos dieron beneficios, y finalmente harían que los lusitanos se asentaran en forma definitiva. Tal como esperaban que sucediera, los Oidores de la Real Audiencia.  Pero para volverse un tucumano verdadero necesitaba Don Francisco procrear su linaje, extender allí con un nacimiento su apellido Vázquez de Oporto, en esta tierra primitiva donde la civilización naciera por su intermedio ¡Y tal sucedió! Pues su esposa trajo al mundo en su Merced, cinco años después de su llegada, una hermosa niña rubia, de piel rosada como el amanecer, con cabellos color oro como los rayos de Inti. La Pachamama la admiró, asombrándose con ella. Era la primera hija sudamericana de su familia. Un ángel rubio nacido en esa pampa inmensa, cubierta ahora hasta el horizonte de trigo y ganado.   La niña tenía los ojos celestes como el padre y era la delicia del Encomendero. Este hombre altivo, duro y enérgico, vuélvese dulce con la criatura. La mira. La contempla. Se deslumbra en ella. Se conmueven los ojos azules de Don Francisco al ver reflejado el cielo en los de su hija. Son sus propios ojos que quedan allí en la Merced, durante cada ausencia suya. Es él mismo, quien permanece en esa tierra mediterránea, a través suyo, cada vez que él parte con su caravana comercial hacia el Alto Perú.    El tráfico anual tiene una duración de tres meses, el tiempo necesario para comerciar, buscar buenos compradores y adquirir productos necesarios para las Mercedes. Con cada partida la niña lo mira. Lo despide doliente. La lágrima que corre por su mejilla es tan transparente como su piel. Cuando parte la caravana, la luz de la aurora matiza sus cabellos de oro, antes de que el sol extienda sus rayos iridiscentes sobre la planicie pampeana de Río Segundo.   La caravana parte. Esa criatura rubia que apenas habla, ya comienza a vislumbrar la existencia del mundo al que pertenece. Entonces comprende que los brazos de su padre se extienden más allá de su pequeñísimo cuerpo. Está extasiada con el movimiento que ha conmovido a toda la Merced con aquella partida. Y ella, que es la mascota de todos, se siente por un momento olvidada. Llora porque su padre la ha mirado con tristeza al despedirla. Ese hombre fuerte y joven, duro y aventurero, que ella conoce tierno y cobijante, se ha sentido débil frente a ella.  Pero la pena infantil dura un momento. Menos de una mañana. Hacia el mediodía cuesta sacarla de sus juegos, de sus corridas, de sus gritos y risas infantiles para traerla al almuerzo, olvidada ya de la partida paterna.  Los días se suceden, las semanas, el mes, y luego de cumplidos los tres meses se reunirán nuevamente el padre con su hija. Ha crecido mucho. Casi lo desconoce, con esa curiosa reacción de olvido de su edad ..."¡Soy yo! ¡Yo!"... insiste Don Francisco, y lentamente todo retorna a la normalidad. Su ángel rubio es nuevamente suyo.   Ella crece junto con la Merced. Con el Tucumanao. Con el producto comercial de las carretas que van y vienen. Y sigue dentro de su infancia dulce, casi silvestre. Ha vivido siempre con tanta extensión a su alcance, que resulta difícil convencerla de que pronto se acercará a una nueva edad. La fascinación de su padre por ella es tan grande, que tampoco él ha advertido nunca que su hija pronto será una doncellita, y ya no podrá llevarla a todas partes consigo a la grupa de su caballo, cuando recorra la Merced junto con sus negros angolas custodios.  Ahora los dos, deben reeducarse.   Sí. Una reeducación... y la reeducación comienza. El sueño rubio de Don Francisco se somete a la transformación. Se ordenan sus cabellos hacia arriba. Se alargan sus vestidos. Comienza a caminar bajo instrucciones estrictas. Su belleza resalta en esa incipiente elegancia de damisela. Frente a ella, sentado en un bello sillón de obscura madera con labrados barrocos, traído de China, sedente y sonriente, Don Francisco mira con placer a su hija... y ríe.   Ríe, porque la niña se confunde y equivoca. Porque no es niña ni mujer aún. Porque ella es aún la misma que recorría a su lado toda la Merced. Esta mujercita que ha cumplido los quince años, es ahora un nuevo juguete para todos. Pero las ropas que le colocan son simplemente adaptaciones a su cuerpo, de prendas orientales traídas antaño en los arcones. Aquello no conforma a su padre, quien insiste que las modas altoperuanas son muy diferentes. Y él sostiene con énfasis, que en su próximo cargamento le comprará las adecuadas.    Traerá para ella un ajuar completo, con lo más elegante que encuentre en el Mercado de Charcas. Allí donde abundan las sedas de Manila. El bordado en lino paraguayo al ñandutí. Los tejidos cuzqueños. Los encajes limeños. Las perlas y corales que llevan los navegantes del océano Pacífico, tal como él hacía antaño. Allí las modistas de la elegante Chuquisaca trabajan estos lujos al último grito de la moda altoperuana... ¡Y él volverá con todo aquello que su preciosa hija debe lucir, como hija del encomendero Vázquez de Oporto que lleva veinte años en el Tucumanao!... ahora que ella ha cumplido quince años.     7 - MERCADO  DE  CHARCAS......................................................     Las carretas se preparan. El Alto Perú las aguarda. La comitiva que acompaña a Don Francisco está pronta. También junto a él parte su hijo mayor, quien ya ha entrado en edad de aprender este tráfico comercial, para reemplazarlo como su mayorazgo en el futuro. Los custodios angolas, bien armados, ensillan sus caballos y pulen sus pistolas. Toda la conmoción del viaje anual vuelve a alterar la Merced.   El encomendero se ha colocado sus mejores galas, pues debe pasar previamente -antes de tomar el Camino Real- por la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía. Allí saludará al Prior de la Compañía de Jesús, ofreciéndole  sus servicios, simbolismo que nunca dejará de efectuar ningún encomendero. Además verá a su segundo hijo, quien se halla interno en el Colegio Mayor.   Su hija muy triste lo mira acicalarse con gran lujo, luciendo una gola impecable al cuello y altas botas labradas en Potosí. Así trajeado ella cree desconocerlo, ya no es un tucumano sino un altoperuano. Ante su atuendo de viajero la niña lo mira con melancolía. Pero no ha cambiado sin embargo, Don Francisco le sonríe cariñoso y ella ve que en su interior sigue siendo el mismo. Un marino portugués, radicado en tierra, que quedará en esa pampa a través de los ojos azules de su hija, que tanto se parecen a los suyos.   Y la caravana parte, colmada de mercadería alimentaria para vender en el Alto Perú. La pampa infinita la despide. Los días se suceden. El Tucumanao ha prosperado mucho como producto de veinte años de trabajo, y las carretas que van y vienen mantienen ese contacto indispensable con el gran Mercado de Charcas.   Y más allá... Al margen de este escenario que comienza a civilizarse, que intenta salir de la prehistoria donde se hallaba antes de llegar ellos, cuando era el "Incógnito Regno"... los pueblos originarios que aún viven en cuevas, contemplan esa caravana, asombrados. La ven pasar, sin comprender nada. Desnudos. Preculturales. Y espían intrigados a la caravana de la Merced que pasa cerca de ellos, con esa gente extraña que ha llegado desde muy lejos, cambiándolo todo. Un mundo nuevo erigido sobre sus tierras solitarias, en los confines del planeta, que apenas dos décadas atrás era un espacio de tierra, sólo conocido por ellos.  Comechingones y Sanavirones no eran tribus belicosas, pero sí amantes de lo ajeno, lo que imposibilitaba su adaptación en las Mercedes. Además no aceptaban aprender ningún trabajo agrario. Vivían de la recolección. Algunos de ellos tenían ojos claros y también cabellos rojizos. De piel casi blanca. En los siglos futuros los investigadores franceses hallarán una conexión lingüística y corporal, entre ellos y las avanzadas tardías de los piratas normandos, llegados por el año mil a todo el continente americano. Río Segundo registra, precisamente, varias toponimias analizadas por estos estudiosos galos.  Y la caravana continúa su ruta, en un viaje inverso al que hicieron los lusitanos en el comienzo. Pampas. Sierras. Salina. Desierto. Bosques. Lluvias. Selva. Puna. Altiplano. De posta en posta. Antes de ingresar a la puna deberán cambiarse caballos, bueyes y ruedas. Pues los animales deben estar adaptados a la altura, igual que las ruedas de las carretas. Los propios les aguardarán de retorno al Tucumán ...¡Finalmente!... el hechicero Alto Perú se abre a los viajeros y la caravana entra feliz en Charcas.  Los cueros son vendidos a un precio excelente. El Charqui (carne secada al sol) es de primera calidad. El bizcocho está bien tostado. La harina muy blanca y bien cernida, tiene buena acogida. Las velas son resistentes, pues están hechas con un sebo duro. El Vino del Rey, elaborado por los jesuitas en su estancia de Jesús María, son favoritos de los mejores catadores altoperuanos.  Los Oidores que hacia allá los enviaron, están cada vez más contentos con los lusitanos. El Tucumanao prospera en producción, en riqueza agropecuaria y se ha establecido ya una vía comercial que enorgullece a la Real Audiencia de Charcas, su tutora. No se habían equivocado con ellos. Los portugueses han respondido a su herencia genética. En búsqueda de una ruta comercial llegó Vasco de Gama a la India. Y en búsqueda de otra ruta comercial han llegado los lusitanos al Tucumanao, cumpliendo con sus consignas inalterables.   8 - JOYAS  Y  SEDAS.....................................  En Charcas el encomendero Vázquez de Oporto, recién arribado de la provincia del Tucumán (nombre general para ambos Tucumanes) recorre el Gran Mercado. Elige. Selecciona. Se hace asesorar en el gusto femenino. Es amigo de varias damas altoperuanas, que año a año lo aguardan, y que ahora se complacen en acompañarlo en estos encargos. Pero él tiene el olfato propio de su sangre lusitana, no sólo comercial, sino también de las elegancias y finezas. Del navegante que ha conocido Oriente, en su época de esplendor. Del caballero lusitano que a pesar de su aislamiento pampeano, aún recuerda el ornato de Portugal ¡Y llena un espléndido arcón!   Adornará a su ángel rubio de 15 años, con las galas más elegantes que existen en el Mercado de Charcas. Con el mejor lino bordado al ñandutí en Paraguay. Con las sedas de Manila. Con las últimas importaciones orientales, que llegan hasta alli por la ruta del Pacífico, su antigua ruta. La ruta de la seda, los corales y las perlas.  La joyería debe buscarse en Potosí, y esta selección le demanda más tiempo. Los talleres compiten allí en precios y bellezas. Cada uno de ellos es una muestra sorprendente de orfebrería. Por fin se decide, cuando cree hallar los mejores ornatos para lucir en una joven rubia. No se engaña, pues ellos son de gran hermosura.  La caravana finalmente emprende el regreso. El descenso. Desde Potosí a 4 mil metros de altura, debe retornar a la pradera pampeana de su Merced. La Puna se aleja. Se pierde a la distancia el Altiplano. Don Francisco recobra sus caballos, mulas y ruedas que dejara a buen recaudo. Entra en las selvas lluviosas. Luego tierras áridas lo envuelven. El vergel del Tucumán se insinúa. Cruza la Salina Grande. Atraviesa ese desierto blanco. El Tucumanao se aproxima y ya entra en él. La ciudad de los Jesuitas -Córdoba- lo recibe revestida en su sobriedad y erudición. Nuevamente saluda al Prior y le hace entrega de su encargo, el dinero logrado con la venta del Vino del Rey. Le trae cuantiosas noticias del Obispado de La Plata altoperuano. Otra vez se reencuentra con su hijo estudiante.  El camino nuevamente lo aguarda. Siguiendo la ruta del sur, el clima se refresca rápidamente. El horizonte baja, lo invade la planicie. Lo recibe la pampa infinita. Las aguas del Río Segundo, su vergel y su tierra lisa, saludan al encomendero que regresa al fin...   ¡Se acerca ya el reencuentro! Medita en el momento cuando abrirá a su hija quinceañera el arcón, que ha atravesado repleto de sedas, joyas y bordados, casi un medio continente. La luminosidad del día está plena en su euforia matinal. Don Francisco reconoce el escenario porque es el suyo. Aquél que dejó tres meses atrás y el mismo que lo ha aguardado año tras año, en su tráfico altoperuano.   Es éste. Es el mismo. Es el suyo ... ¡Y no es el mismo!    •9       - EL  MALÓN..........................  Nada. Nada queda de su casa. Nada de sus almacenes. Nada de su hacienda. Nada de su capilla. Nada de todas las casas de su Merced ... Nada.  Un escenario vacío. Una tierra yerta ... Hollín ... Cenizas ... Despojo ... Algunos cuerpos mutilados ... ¡Un Malón se lo ha llevado todo!   Un Malón patagónico de indios Araucanos arrasó su Merced. La horda que todo destruye, roba, quema y asesina, a cuyo paso salvaje no crece ni la hierba. Y que se lleva además "cautivas" como trofeo de sus hazañas, a las doncellas...  ¡El Malón le ha quitado su ángel rubio de quince años y nunca se lo devolverá...!    •10  - LA  CAUTIVA....................................   -"Su hija rubia fue llevada Cautiva por los indios del Malón, más allá del Río Quinto"  La buscará por espacios vacíos. La buscará por sendas desérticas. La buscará por toda la pampa posible. La buscará infatigablemente. La buscará por tiempos no contados.  La buscará con partidas de soldados tucumanos. Con guardias especiales altoperuanas. Con tropas bien armadas que llegan en su ayuda.   Y mientras más al sur descienda, mientras más la busque por tierras desconocidas, mientras más galope en dirección a la Cruz del Sur ...El... el cartógrafo portugués Francisco Vázquez de Oporto, quien colocó su estampa feudal en ese límite austral del Virreinato del Perú, donde terminaba el imperio español de ultramar... ¡Nunca podrá hallarla! ....Los indios Maloneros jamás se la devolverán.  Y mientras él más descienda cabalgando por la pampa infinita. Mientras más se interne en las soledades sureñas. Con adictos. Son armas. Con ejércitos de avanzada...  ¡Más lejos aún de él... se la llevarán los Maloneros!    -----OOOOO----  "En el año del señor de 1606......"      -----OOOOO----    AGRADECIMIENTO  A la Profesora Aída Vázquez Cuestas   
EL  CHASQUI......................  por Alejandra Correas Vázquez  (Estampa Colonial)  1 - MATEO..............  Una polvareda blanca parecía preludiar la Tormenta de Santa Rosa. El camino reseco, siempre el mismo camino, pasado el mediodía trajo una vez más hasta la Merced la presencia del Chasqui.  Como todas las veces el Chasqui (correo a caballo) llegaba con más noticias verbales que escritas. Había sí, una correspondencia lacrada procedente de Lima, la capital Virreinal, quien nunca olvidaba de tarde en tarde a sus habitantes del Tucumán.  Mateo descendió de su caballo extenuado y sediento. Y luego de entregar como buen chasqui criollo el pliego lacrado al señor encomendero, fue encaminándose hacia la cocina... entrando en ella casi sumisamente. La negra Petronila no le dirigió la palabra. Estaban los dos ya muy viejos, pero aún manteníanse erguidos. Orgullosos. Inflexibles. Así había transcurrido su tiempo. El de ellos.   No pudiendo evitar nada, ni la altivez, ni el mutuo desaire, ni la continua permanencia que repetía un cuadro infinitamente igual -siempre el mismo- Moncho el mayoral, se alejó del recinto. Volvió a dejarlos solos y fue en busca de Baudilio "su pupilo", el hijo del encomendero, a quien deseaba probar como jinete. El largo internado del colegio cordobés Nuestra Señora del Monserrat, había debilitado según él, al muchacho.   Atrás suyo quedaron Petronila y Mateo con su mundo de romance incomprensible, a través de los años.  2 - MONCHO............  -"¿Llegó Mateo?... Vi su caballo beber desesperado"- le preguntó Baudilio  -"Quedará en el camino algún día o lo matará la tormenta de Santa Rosa, si es que Mateo no lo ha matado antes. Es la forma en que lo apura Petronila"- contestóle el atlético moreno de piel azabache    -"No exageres los defectos de Petronila, pues su cocina es muy rica, la he extrañado muchísimo durante mi internado"  -"La quiero de verdad, pero no niego sus iras. Me he criado a su lado. Llegaba conmigo en brazos desde Lima, cuando nos trajo hacia aquí tu abuelo. No tuve otra madre que ella, aunque no lo fuera, ni otro padrastro que Mateo. Pero no he logrado que permanezcan juntos nunca. Sigue siendo el de ellos, el amor más increíble que contemplamos en esta Merced"- respondióle Moncho  -"La blanca Lima de balcones floridos ¿La recuerdas?"- volvió a preguntarle Baudilio  -"No. Era demasiado pequeño. Hasta el largo viaje se ha borrado de mis imágenes. Tengo presentes como propios los relatos de Petronila. Ella y yo arribamos aquí desde Lima, cual ejemplares raros. Unicos morenos puros de piel azabache en esta zona donde abundan los mulatos. Nos aceptaron al fin porque éramos capitalinos, nacidos sobre la ribera del Rimac. Y la morena lucía entonces con garbo su donaire limeño"- recordaría el mayordomo  -"No lo ha perdido, siempre luce muy altiva y airosa".  -"Mateo me enseñó a montar. Pues aquí en el Tucumán no se veía con buen ojo que los morenos o mulatos galopáramos como los gauchos ¡Tantas veces fui después un mensajero para la Merced!"- y Moncho pareció extraviarse en sus recuerdos  3 - EL "MANCHADO"......................  La tarde continuaba ventosa, árida, dispuesta a recibir a la Santa en todo su esplendor terroso. El Chasqui luego de este descanso, emprendería una vez más su camino inacabable, de siempre. Mientras que Mocho dio órdenes a un peoncito semi indio de ensillar la mejor de las montas, con arneses nuevo. El potro "Manchado" orgullo del mayordomo.  Baudilio lo contemplaba de costado, evidenciando un poco de temor. Temía realmente tanto oponerse a él, como subir a ese potro gigante. Acababa de dejar sus libros luego de un largo internado. Estudios humanistas que hiciéronle olvidar su infancia montaraz, para devolverlo a la Merced transformado en un muchacho citadino. Las visitas de Moncho -con su prestancia altiva de africano puro- fueron durante ese tiempo, las más asiduas y la mejor manera de sentirse cerca, estando lejos.  Pues el mayordomo logró, mediante su habilidad y simpatía, casi confraternizar con los porteros mulatos del Colegio Monserrat. Tener más cerca de Baudilio de lo que consiguiera su padre, una vez que lo hubiera dejado en manos de los Jesuitas... Ahora él no podía negarse a las exigencias de Moncho ¡Y sin embargo había creído cuando terminó el internado, que ya estaba libre de disciplinas!  Mateo arrastraba casi su caballo y volvían ambos a partir. El cielo se obscureció tempranamente. La Santa continuaba amenazando en forma persistente con su gran tormenta anual, pero sin decidirse a azotarlos aún. Faltaba apenas un día para el 30 de agosto.   Moncho había alcanzado al fin su objetivo y Baudilio, arriba del bravío "Manchado" sentíase un andinista, como en sus días de estudiante cuando escalaba a escondidas con sus compañeros el campanario de la Compañía de Jesús. Y desde aquella montaña equina pudo divisar al Chasqui cuando se alejaba, perdiéndose su figura emponchada entre los algarrobos. El monte lo cubrió por completo de su vista, dejando sólo sus huellas sobre el escenario, que la tormenta después barrería totalmente. Baudilio continuaba con sus prácticas bajo las indicaciones de Moncho. Recién entonces Petronila salió hecha una furia al cruce de ambos:  -"¡Con esta tormenta por caer, has sacado a un niño que apenas se mantiene en sus piernas luego de tanto encierro, para que monte al Manchado!"- no preguntaba la vieja morena... gritaba    4 - AMA DE LLAVES.........................  Petronila entró en la cocina y siguió sus quejas, propias de su función como ama de llaves. Desde afuera Moncho y Baudilio escuchaban con claridad cada una de sus irascibles frases, que en el interior retumbaban como truenos en la noche.   El jovenzuelo sentía temor arriba del Manchado, por su inseguridad y falta de práctica, con ausencia total de dominio sobre el animal. Pero Petronila lo hizo estremecer. Viéndolo más que tambaleante, conociendo además de sobra al Manchado, Moncho dio orden al peoncito de ayudar a bajarlo antes de que su monta lo tirara. Cosa que ya veía en su mirada.  Cuando Petronila los hubo sentado a ambos en la galería, con un mate en la mano y varios bizcochos de chicharrón, se dirigió al interior de la casa para descargar sus furias de ama de llaves, contra Eugenia y Jovita. Ellas eran dos chinitillas hijas de puesteros de la Merced, que estaban bajo sus órdenes. La obscura morena enfurecíase a cada minuto más.  Jovita, algo mestiza, de cabellera clara contrastante con su tez trigueña, coqueteaba permanentemente con el musculoso Moncho, atraída por su modales elegantes y su verbo enjundioso de mayordomo atildado. Y era más rebelde precisamente por las miradas de éste. De pronto Petronila salió a la galería, y de improviso sin que el moreno supiese la razón entró en una querella con él.   Moncho, quien creía haberla calmado, quedó mudo de asombro. No se atrevía a levantarse por miedo a ofenderla. Y estaba espantado de quedarse allí, porque tenía que escucharla.  -"Creo que el internado era menos tiránico"- comentó por lo bajo Baudilio  4 - CASA DEL VIRREY................................     -"No... No la comprendes"- intervino Moncho -"Cada llegada del Chasqui es lo mismo. Comenzó al principio cuando dejó Lima. Todavía cantaba sus romanzas siendo yo un niño. Mateo, quien habíase prendado de su belleza y donaire, le traía entonces noticias todas falsas".  -"¿De qué forma?"  -"Nuestros Chasquis son del Tucumán, nunca llegan al Alto Perú, menos aún a Lima... Pero los lacres procedían de Lima, siempre de la casa de Don Idelfonso residente allí. Tu abuelo las recibía, los contestaba, como ahora tu padre".  -"Eso lo conozco bien"- comentóle Baudilio  -"Pero para Petronila, para ella, trasplantada al Tucumán en su madurez, arrancada de golpe, procedente de la alegre vida que un Virrey del Perú amigo de Don Idelfonso, daba a su familia, siempre de fiestas galantes... Para nuestra Petronila el chasqui Mateo traía noticias especiales. Las que ella deseaba escuchar"- y el moreno mayordomo calló sonriendo  -"¿Quién le dijo que Mateo no salía del Tucumán?".  -"Don Idelfonso. Cuando sus gastos fueron demasiados a causa de vivir al compás de los Virreyes, vino un par de años al Tucumán donde él había heredado una Merced, rehizo su fortuna... Y deshizo las ilusiones de Petronila y la leyenda de Mateo"- contestóle Moncho  -"¿Tanto hace que lo maltrata?"  Los dos callaron al ver que el tiempo empeoraba hasta hacerles imposible su permanencia en la galería. La pesadez de la noche invadió la casona. En el adormilado entresueño del ambiento incómodo, previo a la gran tormenta anual, surcaban imágenes fugaces dejadas junto al Monserrat, para Baudilio, ahora tan lejano.  5 - TORMENTA DE SANTA ROSA...........................................  El día siguiente fue espantoso. Manchado relinchaba con angustia. Baudilio sentíase aprisionado por el peor de los internados. Moncho daba a la peonada de gauchos, órdenes imposibles de cumplir. Eugenia y Jovita limpiaban sin sentido. Petronila las torturaba más que nunca. La Tormenta de Santa Rosa habíase adueñado de la Merced.    En medio de la borrasca que obligó a un retraso de todas las tareas camperas, la figura de Mateo fue desdibujándose del recuerdo de todos. Llegó la primavera el 21 de septiembre. Floreció el camino. Se anegaron los arroyos y el tunal maduró sus frutos. Y el arrope comenzaba a ennegrecerse en las ollas de greda roja, cuando un caballo nuevo, con un nuevo Chasqui, apareció por el portal vetusto. Todos salieron a verlo. Hasta el padre de Baudilio, el encomendero, incrédulo de lo que veía.   Esa noche agonizaba Petronila...  .................00000000....................  Una fiebre sin límites, de ésas incurables en las Mercedes, habíase llevado a la obscura limeña nacida en la casa de un Virrey. Sus años no eran posible de ser contados. Nadie lo hizo nunca. Se mantuvo en pie, sin edad, mientras iba y volvía en su caballo el mensajero que jamás llegaba hasta la capital virreinal. Esa blanca Lima de balcones floridos erigida a orillas del río Rimac, cuyas aguas sonoras pervivieron siempre en el recuerdo nostálgico de Petronila.  Cubrieron de velas su cocina. Vistiéronse de negro Eugenia y Jovita. Recibían a toda la Merced muy circunspectos, Moncho, Baudilio y su padre. Hacia el atardecer un carruaje se detuvo en el portal y dos mulatillos bajaron a un viejo que rengueaba sosteniéndose en su bastón. Era Mateo.  6 - RELATOS DE MATEO..............................  -"La tormenta de Santa Rosa me tumbó a varias leguas de aquí"- entró diciendo el Chasqui -"Hubo que sacrificar a mi pobre Plateado".  -"¡Ya no hace falta su presencia!"- expresó dolido Baudilio, casi gritando  -"Mi presencia ... se la di muchos años"- contestóle Mateo  -"Doy fe de ello"- aseguró el encomendero haciendo callar a su hijo  -"Nosotros los Chasquis conocemos los destinatarios y sus historias"- continuó triste Mateo -"Sus vidas. Sus amores. Sus guerras. Sus paces. Nuestro trabajo es la llave de todos..."  -"Nunca hemos dudado de la lealtad de un Chasqui"- argumentó otra vez el padre de Baudilio  -"Todo lo lleva y lo trae un Chasqui. Penetra en las familias y la mitad de las veces, los lacres contienen solamente el comienzo del mensaje, mientras que el final lo llevamos nosotros, secretamente, en la boca. A mi manera acompañé a Petronila"- continuó el viejo mientras buscaba una silla para hacer descansar su pierna quebrada  -"¡El la conocía mejor que nadie!"- opinó Moncho en su autoridad de mayordomo  -"Estoy seguro de ello"- aseveró el viejo Chasqui  -"Lo hemos visto por años"- opinó uno de los peones gauchos  -"Cuando su Virrey partió para ser reemplazado por otro"- comenzó a relatar Mateo -"No podía llevar a Petronila con él. No iba a regresar junto a una morena de piel azabache, al otro lado del océano. No le estaba permitido".  -"Esa era una verdad ineludible"- aceptó el encomendero  -"Pero aquél, para ella, constituía su hogar. Su casa natal. Su familia. Hubiera debido adaptarse al nuevo Virrey, pero no supo hacerlo".  -"No era por cierto lo mismo, no se cambia en los sentimientos como de ropaje"- aceptó Moncho  -"Don Idelfonso la envió al Tucumán. El nuevo Virrey se la entregó llena de angustia y de lágrimas. Mientras hablaba conmigo ella imaginaba a su hogar tal como había sido. Y olvidó un buen día la partida de su Virrey, borrando sus recuerdos dolorosos de Lima y dejando sólo los buenos"- explicó Mateo  -"Yo nada recuerdo de la casa del Virrey, donde nací de la doncella Vera  que allá quedó. Un día siendo ya un mozo quiso verme, y llegó de visita con Don Idelfonso, pero éramos dos extraños uno del otro"- afirmó Moncho  -"Vera agradeció a Petronila tu crianza, al verte con tanta salud y vigor atlético, bien lo recuerdo, pero su vientre la llenó de hijos acostumbrados al servicio del palacio virreinal"- comentó el patrón  -"No recuerdo aquel palacio, pues era muy niño cuando me trajeron en brazos de Petronila... pero sus recuerdos llegaron a parecerme como propios. Ponía en ellos al evocarlos, una inmensa energía, que era el mismo fuego con el cual nos dominaba"- confirmó Moncho  -"Al llegar mencionaba continuamente su abandono"- insistió Mateo -"Al final decía en cambio que nosotros la habíamos arrancado por la fuerza, de su ciudad siempre alegre".  -"¿Es eso así?"- preguntó extrañado Baudilio  -"Sí. Dio vuelta por completo a sus recuerdos, reprochándome que yo intentase colocarme adentro de ellos"- continuó relatando el Chasqui -"Que habíale mentido, viajando en engaño, paseando por la casa de un Virrey que nunca conociera ¡Pero yo lo hacía por satisfacerla!".  -"De esto fui testigo"- aceptó Moncho  -"Petronila fue imaginando cosas increíbles"- expuso Mateo  -"¿Cuáles por ejemplo?"- preguntó intrigado Baudilio   -"Que la raptaron a medianoche de la nave adonde ella se embarcara junto a su Virrey, trayéndola por violencia a la Merced. Que nosotros fuimos sus captores y por ello, amándonos tánto nos maltrataba el día entero".  -"Al menos reconocía sus iracundias"- dijo el encomendero   -"Ella decía además que era nuestra prisionera involuntaria. Justificaba su carácter irascible de esta manera. Esa naturaleza violenta que no podía controlar y que aumentó con sus años, cada vez más incontable. Magníficos"- evocaba Mateo con emoción     -"Será muy difícil acostumbrarnos a su ausencia... y extrañaremos sus arrebatos"- sentenció el mayordomo  -"Yo daba vida a su ancianidad, sólo con escucharla, porque los Chasquis escuchamos todo el tiempo, desde que comenzamos este oficio. Transmití sus mensajes cientos de veces y le traje otros miles. El océano le brindaba continuamente, Chasqui por Chasqui, las noticias de su Virrey... Pero todo era fantasía mía, pues nunca viajé hasta Lima".  -"Eso ya lo sabíamos"- sentenció Moncho  -"No conozco la capital de nuestro inmenso Virreinato del Perú, como tampoco bebí nunca las aguas limeñas del río Rimac ni me refresqué a su orilla. Sólo recorro día tras día el Tucumán. Pero ella enviaba igualmente conmigo sus mensajes, para luego reprocharme mi falsía. Gozaba con ambas cosas".  -"Me asombra todo"- comentó Baudilio con su lógica monserratense  -"Hice posible a través de mi imaginación"- continuó el Chasqui -"Uniendo retazos de conversaciones mantenidas con Don Idelfonso, su permanencia en esa Lima palaciega que nosotros no conocimos. Sólo ella en la casa de su Virrey".  -"Logró dar continuidad a un tiempo terminado, pero que en Petronila seguía vivo"- opinó el padre de Baudilio  -"Vivió una infancia inacabable"- dijo el discípulo de los Jesuitas  -"Creo que así fue"- aceptó Moncho   7 - EL TUCO................   Cuando las tinieblas nocturnas replegaron a todos y Petronila comenzaba al fin su descanso eterno, de una vida centenaria, Moncho y Baudilio quedaron nuevamente solos en la galería. La noche era inmensa en su obscuridad, y las estrellas luminosas destacaban a la Cruz del Sur dentro del firmamento. En esa absoluta quietud un Tuco rozó la mejilla de los dos amigos.  Su luz de un verde brillante pasó junto a ellos en vuelo recto y rasante, como fuera la vida de Petronila. Era la única señal de movimiento en aquel lugar, haciéndoles sentir a ambos extrañas sensaciones, como si ella se despidiera por intermedio de ese mensajero de la noche.  -"Vuelvo a decirte que éste fue, el amor más sorprendente que contemplamos en nuestra Merced"- le insistió Moncho  Y quedarían nuevamente callados. Un silencio espeso iba cayendo sobre la galería, ausente de violencias domésticas y nostálgicas de ellas.  ..............0000000.............            
LA  CIUDAD  MONASTERIO...............................................SIGLO XVII-SUDAMÉRICA(Novela Colonial)por Alejandra Correas Vázquez 1 - LA  LLEGADA.........................Tiempo. Siglo XVII. Reinado de la Casa de Austria. Escenario. Virreinato del Perú. Indias Occidentales. Ciudad de Córdoba del Tucumán. Ciudad universitaria de los Jesuitas erigida detrás de un desierto de sal. Rodeada de pampas solitarias y sierras salvajes. Circundada de churquis espinosos y barrancas de greda roja. Centro del continente Sudamericano en el cono austral. Hacia el sur, este y oeste de la ciudad de Córdoba, al pie de la erudita comunidad universitaria, se extiende la inmensa prehistoria sudamericana que se halla en el estado primario de piedra pulimentada.Un carruaje penetró en aquellos días por las calles cordobesas empedradas, y el duro repiqueteo de los cascos de sus caballos despertaron a Don Alvaro, un joven visitante, al mismo tiempo que una luz de amanecer inundara su asiento. Llevaba polvo de caminos e infinita espera ...¡Pero al fin hallábase en Córdoba!... La Ciudad Monasterio, adonde el imperio español de ultramar asentara su residencia más austral e inverosímil. En ese mundo indómito de primitivas tierras, sobre la cual ninguna civilización emergiera nunca por evolución propia, una sociedad erudita y distinguida colocaba ahora su brillo de elocuencia ¡Y Don Alvaro había llegado con inquietud desde Oporto a presenciar este contraste!Una cara angola muy obscura, de elegante librea roja, resaltante en su rostro brilloso le abrió la portezuela del carruaje. Y una vez que Álvaro puso sus pies en el adoquín grisáceo, impactado por el sortilegio pétreo que lo envolvía pudo apenas balbucear una palabra, al contemplar la sobria imponencia del Colegio Mayor erguido a su frente.  Toda la construcción parecióle de una extensión asombrosa, luego de que la travesía desde el Alto Perú hacia el Tucumán, le hizo surcar para arribar al Tucumanao un país inacabable en tierras vírgenes y semidespobladas. Don Alvaro comenzaba ya a olvidar las penurias pasadas, mientras que dos cholos quichuas coloridamente ataviados con sus trajes indios, que vinieran acompañándolo desde el Bajo Perú, retiraban del carruaje su pesado arcón dispuestos nuevamente a seguirlo.Varios jóvenes alegres y togados conversando en mesurado murmullo cruzáronse con él, poniendo en evidencia con los libros que portaban, a su condición de estudiantes. Pero callarían de improviso con sorpresa al advertir la figura estilizada y elegante del viajero, en un sitio alejado como aquél, adonde arribaban muy pocos extranjeros. Dando esto lugar, a que Alvaro se detuviese también para observarlos. Fijas las miradas en la curiosidad de todos, el recién llegado lució con orgullo su coqueto mosquete, preparándose para el diálogo, hecho común entre jóvenes. Mas los estudiantes continuaron de prisa el camino al comprobar la mirada inquieta del preceptor -un Jesuita rubio y corpulento- quien circulaba pausado con un libro en la mano en actitud de leer, por el costado opuesto de la calle. Al partir sus discípulos, el maestro volvería a enclavar su vista en la lectura. Ante tal situación, Don Alvaro dirigióse hacia él:-"Vuesa Merced..."-"¡Ave!"- respondióle el Jesuita-"Vengo de Oporto. Soy lusitano. Me llamo Don Alvaro Vasques de Almeida y he llegado hasta Córdoba del Tucumán en busca de mi tío, Don Ruy Mendes de Almeida, quien hace veinte llegó a esta ciudad alejada del mundo, en tiempos del rey Felipe de Austria, el cual fuera antaño rey de Portugal."-"Caballero lusitano- contestóle el Jesuita -sobre aquel portal veréis vos el escudo de Don Ruy."Dirigió entonces el viajero la mirada hacia una fachada próxima a sus ojos y al reconocer el escudo injerto en el pórtico, extendió los dedos de su mano diestra en cuyo anular un anillo de sello reproducía el mismo anagrama. Don Alvaro había llegado ¡Sí! Sin lugar a dudas. La figura alta y togada del Jesuita fue alejándose lentamente, tal como apareciera. El joven contempló su silueta perdiéndose en el pétreo ambiente y dijo para sí:-"Sin duda es claramente un flamenco, por su acento y su mudez. Pero estos dos coloridos personajes indios que me acompañan desde Lima, con tanta ceremonia y altivez como cortesanos de la corte de Braganza ¿porqué son también mudos? Si aquí en esta casa está mi tío... ¿Tendré por fin alguien con quien hablar?"La travesía interminable del Camino Real por desiertos y salinas sin vida humana, por serranías de reptiles y pumas, habían dejado su mente trastornada. No, nada veía, ni comprendía con claridad, ya que era un noble europeo habituado a un continente poblado. Luego de permanecer tanto tiempo hablando sólo consigo mismo, desde la partida del Alto Perú hasta arribar aquella mañana junto al río Suquía y su extraña ciudad, creía él que también podría haberse vuelto mudo.. No... No esperaba encontrar una civilización detrás de un desierto de sal, donde ya nada debiera existir. Donde el mundo construido por los hombres ilustrados del Bajo Perú y el Alto Perú había quedado hace mucho a sus espaldas. Donde el Kollansuyo de los Incas nunca, en su tiempo, penetrara con su cultura. Pero de improviso, como un espejismo irreal recortado en visión, apareció ante sus ojos esta Ciudad Monasterio que sí era real. Creyó que al tocarla ella iba a disiparse como un sueño de viajero cansado, sediento por exceso de sol, aterrado de arañas gigantes y agresivos pecarí. Pues no imaginaba hallar nada ni a nadie a estas alturas de los acontecimientos. Aunque hacia aquí venía su ruta desde la lejana Europa en busca de su tío, quien hacía veinte años partiera de Oporto rumbo al Tucumán.Y así confundido y desconcertado Don Alvaro admiraba esos muros de piedra, bien trabajados, con portales de madera labrada erguidos junto al confín de la tierra civilizada, donde las naciones conocidas parecieran haberse eclipsado. Y el joven portugués en el final de su travesía observaba todo con asombro, sin reconocer empero al principio, debido a su cansancio, el escudo de aquel pórtico que era el mismo del castillo lusitano que él llevaba en su anillo de sello. 2 - LA  PROPUESTA............................Don Ruy Mendes de Almeida recibió la sorpresa y la visita al mismo tiempo. Los grandes ventanales de su casa, cubiertos con flores purpuradas en sedas de Manila, se abrieron para recibir las luces del aura detrás del enrejado. Más tarde, sobre la calle empedrada, tío y sobrino pusiéronse a observar los futuros bachilleres con sus largas togas de estudiante, quienes caminaban al sol aspirando el tibio resplandor otoñal cordobés de la media mañana. Ellos volvieron sus rostros sorprendidos cuando vieron a Don Ruy acompañado del joven extranjero, que salían a recorrer aquella mañana la ciudad monacal y universitaria.Se miraban todos entre sí, atentamente. Y las dos juventudes de continentes tan lejanos, sintiéronse mutuamente conmovidas. Don Alvaro con sus briosos movimientos exteriorizaba encanto, curiosidad, su andar inquieto destacábase en el conjunto de la sobriedad cordobesa.-"Extraña juventud... distinta"- comentóle a su tío-"Córdoba del Tucumán posee un misterio"- respondióle Don RuyAmbos continuaron el paseo. El enrejado mistérico de las Teresas, denotó movimientos extraños. Los hermosos portones del Colegio Nuestra Señora del Monserrat, lucieron el esplendor de su madera. Los muros de piedra del Colegio Mayor hablaban en un lenguaje de silencio. El templo de la Compañía de Jesús mostró su sortilegio. La gran Biblioteca, su lectura. El Calicanto su creciente. Los puentecillos de medio arco sobre La Cañada, su dulzura. Los Jesuitas su altivez. Los conventos su placidez... La imprenta su constancia.Córdoba del Tucumán se abrió ante los ojos del joven lusitano como un abanico filipino. Como una de aquellas sedas que ornamentaban los cortinados, en el salón color púrpura de Don Ruy, con su aroma a Manila llegada desde Arica. Finalmente Doña Leonor le exhibiría su juventud, y Doña Mencia le brindó su amor maternal.Más tarde sentados ambos en el salón color púrpura, comenzó el diálogo tan aguardado por años, entre el tío y el sobrino.-"¿Qué me ofreces?"- díjole de improviso el joven-"¿Es poco?"- respondióle Don Ruy-"¿Es poco también lo que dejamos atrás nuestro?"- insistió Don Alvaro-"Te quedas aquí en el Tucumán, conmigo ... o regresas a Portugal para retomar aquello"- respondióle tajante el tío-"¡Mi abuelo te aguarda!"- exclamó exaltado el sobrinoSilencio. Don Ruy levantóse de su asiento permaneciendo de pie. Las frases imperiosas de Don Alvaro habían llenado el recinto de la sala. Rechinó la madera en el sillón de alto respaldo, presionado por su impaciencia juvenil. Y también él irguióse del asiento caminando en distintas direcciones.La frente altiva de Don Ruy enmarcó su silencio. Una serenidad sin prisa capturó su mirada perdiéndose en la lejanía, hacia el cordón serrano abierto a la distancia tras el ventanal. Jugó pensativo con el extremo agudo de sus barbas, absorto ante la reja que recortaba aquel paisaje ...¡Veinte años de imágenes se precipitaron de golpe en su memoria, apartándolo del momento y del reencuentro!... Luego, lentamente, como despejándose, su mente retornó hasta el instante y miró a su sobrino hablándole con pausa:-"Yo no volveré. Son muchos años en el Tucumán para dejarlo todo".-"Pero dejas tu título y el castillo lusitano"- insistió Alvaro-"Te lo brindo completo, o te brindo a mi hija Leonor ...aquí."En la semipenumbra que formaba una arcada divisoria hacia el fondo del salón, hecha con paredes de piedra bola entre cortinados de sedas orientales, la joven Doña Leonor permanecía inadvertida. Escuchando a los dos hombres. Escondida.La blancura de su tez orlada de negros cabellos, con su vestimenta color marfil, destacábase junto a la mulatilla vestida de rojo su compañera en todo momento. Al distinguirla dentro de esa semiluz que la ocultaba, la energía juvenil de Don Alvaro se precipitó a sus ojos y una sensación de arrojo sacudiría su emoción, hasta dominarlo en plenitud. Puso entonces una mirada profunda en su tío y le expresó motivado:-"¡Podemos reunirlo todo!"-"No. Los reinos ya no están unidos ... Y yo he construido aquí el mío propio"- fue la respuesta de Don Ruy3 - REFLEXIONES.........................Un nuevo silencio pareció envolver la atmósfera algo tensa de los dos contertulios. El coqueto salón decorado con platería potosina, lucía alfombras coloridas de Nazca con dibujos indios, colocadas arriba del piso enladrillado. Las sedas orientales con rosas chinas exponían el contraste de esas diferentes culturas. Era una síntesis extraña para la visión del joven europeo, aclimatado a otras ornamentaciones. -"Así es ahora amado tío, Portugal y España se han separado y ello me trajo hasta ti- continuó Don Alvaro -Llegaste acá hace veinte años como parte de un imperio donde el sol era permanente, de Occidente a Oriente, donde los lusitanos teníamos nuestra parte y derecho ¡Y ahora te quedarás aquí en un territorio ajeno!" -"No, mi pequeño Don Alvaro, que ha crecido tanto y no ha crecido aún"-"Estás ahora en tierra extranjera".-"Nada de aquí es ajeno a mí"- aseguróle el tío -"Oporto llorará tu ausencia".-"Hace mucho que secó sus lágrimas".-"¡Mi abuelo te espera! ... El es tu padre, reclama por ti".Conmovido, Don Ruy tomó a su sobrino del hombro indicándole el asiento y ambos volvieron a sentarse. Luego con parsimonia comenzaría, lentamente, a explicarle sus reflexiones.-"Mira ... las Indias son poderosas".-"¡No les perteneces!"- exaltóse nuevamente el joven-"Poseen un sortilegio. Un imán. Tienen poder en sí mismas ... Yo ahora soy un Indiano".-"Tu castillo está en Portugal y aguarda tu regreso detrás del Océano".-"Así era hace veinte años, querido Alvaro... Me viste partir cuando eras un niño. Mi padre, tu abuelo, bendijo mi frente y pensé retornar antes de que te hicieras un mozo. Y ya lo ves. Has crecido. Te ha enviado por mí ¡Pero yo sigo aquí! Me ha vencido el Tucumanao. Me ha dominado este mundo pétreo, lejano, austero, aislado en un desierto de greda y piedra. De churqui y pirca. De pampa y sierra. Donde los eruditos pasan sus lentas horas y el sol se pone sobre sus libros ...No... No puedo volver a Oporto porque abandonaría mi savia".-"Pero abandonas tu nombre. Tu escudo. Tu suelo. Y lo perderás todo por completo porque los Reinos se han separado, y ahora aquí en tierra española, tu título lusitano ya no te será reconocido".-"Por eso te los ofrezco".Don Alvaro lo miraba sorprendido. Ambos pusiéronse de pie quedando cara a cara. El sobrino observó asombrado y azorado la faz inconmovible de su tío, y entonces le espetó:-"¡No!"-"¡Sí!"-"¿Puedes explicarme, querido tío, cómo has cambiado tanto? ¿Qué te hizo llegar a este punto sin regreso?".-"Sí ... mira, el Tucumán fue cautivante. Porque era necesario dominarlo en su fuego virginal, que no nos permitía la molicie. Quedé fascinado en el momento mismo de iniciar esta empresa. No puedes negar que los portugueses tenemos alma de aventura, navegando puertos y mares, territorios y naciones. Y llegué hasta acá, hace veinte años, al Tucumanao solitario. Me vi prisionero de su hechizo primitivo. Inmerso en un mundo que salió a mi encuentro inesperadamente y donde logré hallar mi senda propia".4 - EL  MAYORAZGO.............................-"Tuyo es, sobrino Alvaro, el Mayorazgo de Almeida".-"Aún no puedo recibirlo, respetado tío, es muy temprano para mi"- contestóle con angustia el sobrino-"Ya lo tienes Don Alvaro, así lo he decidido yo".-"No. Debo heredarlo aprendiendo de ti la conducta de nuestro escudo. Para ello atravesé el Océano Atlántico. El Océano Pacífico. El mar de la India y el de la China. El Bajo Perú. El Alto Perú. Las salinas. Las sierras salvajes. Los pumas. El pecarí. La yarará. El camoatí. Los alacranes ...Y llegué finalmente a esta aislada y solitaria Córdoba del Tucumán, ansioso... ¡Ilusionado de encontrarte!".-"Comenzarás solo, como yo comencé aquí".-"No es la tradición".-"Las Indias me enseñaron que la madurez no se regala. Debe conquistársela".Las últimas palabras de Don Ruy contenían cierta dureza. Austeridad, con un toque de rigidez. Sobrevino una tensa calma. El joven mirábalo sorprendido y hasta incrédulo, e intentaba adquirir su sobriedad para lograr comunicarse con él. De improviso creyó ver en su tío una estampa inalcanzable para él. Más allá de ellos estaba el misterio de aquella ciudad mediterránea. La siesta fugábase por los enrejados y los puentecillos de medio arco del Calicanto se cubrieron con estudiantes de toga. Su alegría juvenil era susurrante sin ninguna ruidosa algarabía. El silencio de la Ciudad Monasterio pareció invadirlos. Al transponer ambos el pórtico de la casa, que permanecía abierto durante toda la jornada envuelto en su luminosidad abrileña, un tiempo etéreo, sin forma, apoderóse del tío y el sobrino. La calle empedrada y bañada del sol otoñal mostraba a la vista de ellos, a esos Jesuitas caminando con sus lecturas mientras daban compañía a sus alumnos, en los descansos de las aulas. Los altos paredones del Calicanto congregaban a los jóvenes en una alegre serenidad, donde sus voces parecieran gorjeos distantes. El sobrino rompió nuevamente el mutismo: -"¿Tanto te domina este empedrado? ...sus claustros sus bachilleres, sus libros.. ¿No temes que se extinga en esta lejanía?"-"No. Ya no temo. Creo que lo temí hasta verte. Hasta tu llegada".-"¿Con mi presencia aquí?"-"Sí... Portugal se perdió y no creía en su regreso. Pero hoy estás aquí diciéndome que se ha reconstruido, demostrándomelo con tu presencia".-"¡Esa es la verdad! ...querido tío... Ha vuelto a ser la vieja Lusitania que perdimos".-"¿Con buenos reyes?"-"Los mejores del país. Son los Braganza, herederos de la antigua Casa de Borgoña, que fundara el reino de Portugal hace cinco siglos".-"Daréles mi voto de confianza, pero no he de olvidar que los Austrias a quienes juré lealtad antes de venir para Indias, también eran borgoñones y descendientes del fundador del reino lusitano".-"Nadie olvidará a la bellísima emperatriz Isabel de Borgoña, princesa portuguesa, y esposa de Don Carlos V, pues él la amaba tanto que abdicó enseguida de perderla".-"Y tú sobrino Alvaro, retornarás a Portugal para asumir tu Mayorazgo Almeida".5 - PRESAGIOS.....................Don Ruy caminaba por la sala carmesí, pensativo. Tantos cambios en el entorno de su vida plácida del Tucumán, no dejarían de tener sus consecuencias. Llegó hace veinte años a un mundo en construcción dentro del cual, él había colocado su impronta. Y estaba dispuesto a defender sus años de servicio a la corona de los Austria, porque aquello era la certidumbre de su elección propia.-"Todo... -dijo de improviso- Todo es siempre así".-"¿De qué forma?" -preguntóle el sobrino al ver que callaba otra vez-"Todo en el mundo sufre alternativas, cambios y variantes, porque el hombre es vital. Pero vuelve. Se hereda a sí mismo".-"Entonces aceptas que este escenario tuyo puede decaer, disolverse y perderse ¿Qué no es incólume?"-"Acepto querido Don Alvaro, que este mundo pétreo y cultural edificado junto a la ribera del río Suquía, puede sufrir una alternativa humana negativa, provocada por las rivalidades del mundo. Por contingencias externas a nosotros, sus ciudadanos, con violencias que lleguen a desbordar nuestras puertas y sus porteros ¡Pero su fuerza es mayor y volverá por sus fueros! Hemos sembrado una semilla con esfuerzo y los brotes jóvenes ya están floreciendo".-"He visto tu tenacidad".-"Volverá a rehacerse, porque está en su savia. Tiene restitución propia. Como el escudo y el título que es ahora tuyo".-"Habrá quienes intenten expulsar a los maestros que han traído hasta aquí el fuego del pensamiento y la constancia del estudio. Siempre ha ocurrido en la sucesión de los siglos"- expuso el sobrino-"Quedarán sus discípulos. Vendrán otros maestros y recomenzaremos".-"Habrá quienes intenten asaltar una ciudad diferente y codiciada. Aislada. Fácil presa de la violencia y las llamas"- insistió el joven-"La reedificaremos levantando una a una sus cenizas".-"Habrá quienes inmersos en avatares políticos lleguen desde afuera y cercenen la cabeza de los ciudadanos más ilustres."-"Quedarán sus descendientes. Crecerán y volverán a ser ciudadanos ilustres"- contestóle con firmeza Don Ruy-"Habrá quienes intenten apoderarse de su biblioteca llena de textos incunables".-"Volveremos a llenarla".-"Habrá quienes codicien su imprenta llevándosela a otra ciudad, para acallar de este modo las voces de los poetas cordobeses".-"Instalaremos otra en el mismo sitio para imprimir con ella de nuevo, la prosa y la poesía que nos acompaña"- respondió con firmeza Don Ruy-"Oporto llorará tu pérdida".-"Hace mucho que secó sus lágrimas. Piensa en mi propuesta".6 - EL  REENCUENTRO................................La tarde comenzaba a declinar trayendo desde afuera el fresco húmedo de la ribera del río Suquía. Los macetones del patio interior ofrecían fragancias de peperina y tomillo, y junto al aljibe los mulatos de la casa iniciaron sus pláticas en torno a una mateada. El cielo aún continuaba luminoso detrás de los ventanales enrejados, mientras que en la calle empedrada y bañada de luz vespertina, habíanse multiplicado sus paseantes. La campana anunció el final de clases que oyóse por todos los rincones, conmoviendo a los muros ciudadanos. Los preceptores reuniéronse entonces con sus alumnos sobre los puentecillos de medio arco del Calicanto, como una colmena de zorzales. Declinaba el día y en el interior de la casa de Almeida los mulatos cerraron el pórtico de entrada, con una gruesa llave colocando también una traba interna. Desde el exterior oíanse las campanadas del Ángelus.Don Alvaro fue serenándose y calmando su inquietud con el transcurso de los días. Su prisa juvenil y arrogante del comienzo dio lugar a un reposo peculiar, que era nuevo para él. Olvidó de a poco las fatigas del largo viaje y la presión que traía para concluir con rapidez sus propósitos. Y su intento por continuar la empresa que habíalo hecho viajar hasta el aislado Tucumanao, tomó formas nuevas. Más emocionantes para su juventud.Contemplaba a Doña Leonor, su prima, con el éxtasis de lo incierto. Ella, la hija de su tío Don Ruy, atraíalo con su fulgurante belleza. Pero Alvaro mirábala sólo a hurtadillas, como a un ensueño alcanzado, pero sin entablar aún un diálogo directo con ella, temeroso de ese mundo especial que había encontrado allí. Pensaba, ahora Alvaro... que ella era su prima, nacida como él en Oporto. La veía a diario con el esplendor con que él habíala soñado desde lejos, como supo imaginarla a través del largo camino de llegada. Y sin embargo, comprobaba ahora, que ella se hallaba más distante que nunca de él.La mulatilla vestida de rojo, doncella de la niña y testigo inevitable de aquel reencuentro entre los dos primos, sonreía complaciente. Leonor y Alvaro. Juntos como estuvieran en el castillo de Oporto. Pero ya no eran los mismos acá en el Tucumanao.-"Leonor..."-"Don Alvaro..."-"Leonor... la niña que me dejó una muñeca de juguete en los jardines de Oporto, no me llamaba Don Alvaro"- díjole él con algo de reproche-"Fue hace tiempo"- respondióle ella-"Sí, fue hace tiempo, es cierto. Pero sus ojos eran verdes como aún los veo ante mí. Como el mar de nuestros ancestros. Como todas las miradas lusitanas."-"Alvaro... Los mares están hoy día tan lejos de mi vida, viviendo yo en esta ciudad rodeada de sierras y pampas, que ignoro si algún día he visto su color"- contestóle ella sincerándose -"Te llevaré conmigo para que los recuperes, los portugueses somos navegantes".-"Mi piel, primo Alvaro, ha perdido el aroma de las sirenas y trasunta ahora, olor a piedra de basalto y talas espinosos".-"Tu padre, Leonor, fue otrora un gran cartógrafo lusitano que recorría los mares orientales y occidentales" -"Acércate bien a él, primo Alvaro, y compruébalo. El rostro de mi padre tiene ya el tinte de nuestra serranía cordobesa. Posee la sobriedad del Tucumanao y ha olvidado el diálogo con los delfines".-"Recorrió todos los mares con la flota de Portugal".-"Mi padre olvidó hace ya mucho tiempo sus aventuras en el Reino de Neptuno".Decepcionado, el joven quiso buscar un nuevo argumento de diálogo para cautivar a su prima. La mulatilla a su lado sonreía, como aprobando sus intentos. Ante el silencio que sobrevino, Don Alvaro se introdujo en su habitación y buscando en su arcón de viaje sacó de él un objeto, que escondió atrás suyo. Luego dirigióse nuevamente a su prima, diciéndole:-"Leonor, en tardes con ésta corríamos sobre la arena, la playa era nuestra nodriza y las olas rompíanse contra las rocas. Vine a buscarte desde muy lejos como a una ondina prófuga. Como te prometí en los jardines de Oporto donde quedara olvidada tu muñeca de porcelana". Diciendo lo cual Alvaro mostróle la muñequita que había escondido detrás suyo. Ella la tomó con ternura en sus manos, como demostrando reconocerla, a pesar de hallarse algo desarmada como todo juguete en manos de una niña traviesa.-"Creo recordarla, no hay duda que fue mía y es de porcelana, un lujo que aquí no tenemos. Sólo recordaba haber jugado en la infancia con muñequines tejidos en el Cuzco por manos indias con diseños multicolores. Me impregna una sensación dolorosa decírtelo".-"Esta muñeca que te traje, encierra tu primeros juegos, los que quedaron conmigo".-"Yo era entonces demasiado pequeña y mi memoria había borrado esas imágenes. Fui trasplantada antes de tener formada una conciencia de mi ser".-"Así ha sido para ti, Leonor, sin duda. Yo fui siempre el mayor. El responsable. Tu protector. Y recuerdo tu voz llamándome ...Las olas guardaron ese sonido melodioso y lloroso reclamándome. Así lo creía yo. Pues el dolor nostálgico se apodera del que queda atrás, sin comprender la emotividad del que parte y emigra... ¡Pero mantuve siempre la convicción de que llegaría un día a tu encuentro!"-"Creo, querido primo. Creo que imaginaste durante estos veinte años llegar hasta nosotros para salvarnos de un destierro involuntario ¡Pero era voluntario!" Diciendo esto Leonor cortaría el diálogo, que sin duda habíala emocionado, retirándose hacia su habitación mientras llevaba la muñequita de porcelana en sus manos. Una vez allí fue en busca de su costurero y sacó de él una aguja con hilo para comenzar a reponer las fallas del vestuario en su antiguo juguete.7 - EL  IDILIO..................La muñequita de infancia semirota que llegara de Portugal, tuvo más efecto en la niña que las frases románticas de Don Alvaro. Los jóvenes no serían inflexibles al extremo y un romance guardado en el tiempo iría aflorando entre ellos, a inmensa distancia de Oporto, junto al río Suquía. Para sorpresa de Don Alvaro y Don Ruy, la hija de éste dedicaba sus días a crear pequeños vestidos para su antigua muñeca lusitana. Esta forma de ternura por un pasado que en realidad ella no recordaba, alentaba a su primo y preocupaba a su padre. La mulatilla acompañábala con tejidos de pequeños ponchos, mientras sonreía al joven galán con picardía, como su cómplice dispuesta a unir a la pareja. Por fin él -que había recibido un mensaje imperioso de su abuelo desde Portugal, por medio del Chasqui- decidióse a hablar con ella en forma definitiva.-"¡Leonor! Vine a buscarte como a un sueño. Vine a buscarte porque Portugal es nuevamente nuestro, de los lusitanos ¡Y Córdoba del Tucumán no nos pertenece más!"-"Pero éste es mi mundo, Alvaro, el que me ha formado. El que me ha hecho ser lo que ahora soy"- respondióle ella con asombro y temor-"Un mundo que me sorprende a través tuyo. En esa muñequita yo traje para ti desde Oporto, había un homenaje para que te acercaras a mí. Pero no ha ocurrido, te refugias en ella y te alejas de mi amor"- díjole en reproche el joven-"Lo que hoy te cautiva de mí es esta paz que he bebido de estos suelos, y me la transmite nuestra barranca bermeja del río Suquía. La serenidad aflorando de los conventos y las aulas, ha dado carácter a mi conducta, diagramándola con una forma propia".-"Tu estilo personal tiene gran atracción sobre mi, y no lo oculto Leonor".-"Mi estilo cordobés nace de las circunstancias que he vivido en este ambiente que te es ajeno".-"Ese es tu sortilegio y tu soberbia. Lo que me apasiona. Lo que me aparta. Lo que un día encuentro en tus brazos y otro día no encuentro"-"Como las llamas de nuestro poeta..."-"Ese poeta que tanto declamas..."-"Sí, Luis de Tejeda, cuando dice:                                Campo estrecho y solitario                Noche tenebrosa y larga                Dos voluntades, si puras,                Puramente enamoradas;                Despertáronos del sueño                O nunca entonces cantaran                Jilgueros y ruiseñores                Por los árboles y ramas"-"Estos somos nosotros, Leonor, que vamos a despertar. Eres lusitana y no lo eres. Contienes a Portugal, tierra de poetas,  y a Córdoba, otra tierra de poetas, en una insólita síntesis".Cuando quedaron callados, mientras la mulatilla traía sucesivos mates, cada uno de ellos cavilaba en su interior, sumergidos en un pensamiento diferente. Don Alvaro creía verla aún como él habíala soñado a la distancia, detrás de un océano. Pero Leonor era ahora diferente a ese ensueño y él debía despertar. Finalmente ella le dijo:-"Vivimos acá tan lejos de las naciones tumultuosas que hemos edificado un mundo para nosotros. Hecho de silencio. De piedra. De latín. De churqui. De poesía. De música. De chañar. De aromo. De ornatos. De meditación. De poleo. De retórica. De piquillín. De dialéctica. De mistol. De oratoria. De penca. De paico. De tuna. De champa. De caligrafía".-"Sí, prima amada, todo ello en su conjunto me envuelve ahora, y no creo olvidarlo aunque parta de aquí, pues es muy extraño que haya sido creado en un lugar tan aislado".-"También vivimos rodeados por tribus vandálicas amenazantes. Somos el producto de un mundo aislado en su espacio de lugar, pero cultivamos formas depuradas que han llegado con nosotros en los arcones atravesando las salinas y las sierra con reptiles venenosos. Sin embargo el aroma a hierbabuena y tomillo endulza nuestras casas".-"Traté de aspirarlo en la fragancia de tus labios, pero tus palabras me lo comunican mejor que tus besos".-"Pertenece a Córdoba querido primo, mi padre te lo ha ofrecido en su propuesta, que yo anhelo aceptes. Tómalo o déjalo". -¡Leonor"... He llegado hasta aquí luego de atravesar una ruta inmensa que me trajo desde el otro lado del Océano, para proponerte una elección distinta".-"¡No, Alvaro!... Ya no puedo partir, alejarme, volver la cabeza atrás, pues hay un sitio definido en existencia de cada uno... y éste es el mío".-"¿Estás segura de ello?"-"Muy segura. Formo parte de este entorno con su complejidad y su simplicidad, con su misterio y su realismo".-"¿Qué te atrae de él para no desear volver junto a tu tierra de nacimiento?"-"Me atrae... que fuera creado por cada uno de nosotros. Un mundo de contrastes que tomó identidad propia con nuestra llegada al escenario virgen, trayendo hasta aquí nuestra elegancia lusitana. Pues fuimos muchas las familias que arribamos desde Portugal en aquel tiempo. Como también es mérito de aquéllos andaluces, que aún antes de nosotros, arribaron de improviso en el momento de la fundación, trayendo exquisiteces a un medio salvaje. Primitivo. Colocando elegancias en tierras bárbaras. Creando fuego interior imbuido de serenidad". -"Yo he palpado también, Leonor, como lusitano, como hijo de una nación navegante llena de audaces marinos ... esa serenidad".-"Era la única opción a nuestro alcance y se transformó en un propósito de vida"- concluyó LeonorEl marco donde ambos se hallaban permitíales contemplar esa paz ciudadana que la niña mencionaba. Y ambos miraron por el ventanal la salida matinal de los estudiantes. Don Alvaro comenzó a sentirse indeciso de sus resoluciones, pero la misiva lacrada de su abuelo que el Chasqui habíale entregado aquella mañana muy temprano, reclamándolo, lo hizo volver sobre sí.-"Vine a buscarte- insistió una vez más -para retornar contigo junto a las olas que golpean el castillo de nuestro abuelo. Para devolverte a tu lugar".-"¿Mi lugar? Ya no soy más aquella niñita llorosa y temerosa que jugaba a tu lado en una playa nodriza. Vivo ahora entre tunales y latinismos, en este mundo rodeado de poetas, entre sierras y pampas, muy lejos de todo mar".Las últimas frases de Leonor daban indicio claro de un cierre a las esperanzas de Alvaro, por retornar junto a ella al lado del abuelo de ambos, quien ahora era súbdito de la Dinastía Braganza. Una dinastía muy distinta de aquélla otra, que había traído antaño a tantos lusitanos hacia el Tucumán. Al oír a su niña, la mulatilla sintióse dolorida de corazón y llevó sus manos al rostro, lagrimeando. La negrita era una adolescente llegada de Angola que hablaba la lengua portuguesa con gran perfección, y anhelaba acompañar a Leonor hacia Portugal, como una forma de estar más cerca de su casa.-"Tu fascinación por mí, Alvaro, es parte de esta atmósfera distinta a ti... que debe permanecer intacta. Pues yo la perdería si me apartase de este lugar. Entristecida además por la frialdad de tus besos, cuando yo te dejase de atraer, al encontrarme vacía".-"Tus razones son válidas".-"¿Las aceptas?"-"Las acepto de mente, pero no de corazón. Aquí se halla tu centro y el mío en Oporto, como bien lo sabes. Córdoba del Tucumán se ofrece ante mi vista, a través tuyo, como una gema exótica dentro de la inmensa variedad de pueblos reunidos en el gran imperio español de ultramar de la Casa de Austria... Ese imperio que ahora ha perdido la Lusitania adonde yo regresaré".-"Quedará tu aroma a delfines en el empedrado".-"Se transformará en perfume de tuna y pensarás en Oporto. Me amarás y no me necesitarás. Te olvidaré y no dejaré de amarte".8 - LEJOS  DEL  MUNDANAL  RUIDO................................................Se apoderó de ambos una angustia melancólica y las miradas esquiváronse por algunos instantes, como si el llanto de despedida ahogado en el pasado fuese a subir hasta sus gargantas. La tenue brisa de la tarde comenzaba ya a envolverlos, y Doña Leonor dirigiéndose lentamente hacia el ventanal colocó su rostro contra las rejas, en grave mutismo. El la observaba. Luego ella y su mulatilla retiráronse algo entristecidas, pero resueltas a continuar sus vidas tal como eran antes de la llegada de Don Alvaro. El joven quedó solo en la sala sentado en el gran sillón color púrpura, sumergido en sus pensamientos. Transcurrido un espacio de tiempo la entrada de Don Ruy, que había desmontado dejando su caballo junto a la puerta, destacóse por el fuerte paso de sus altas bota. Al oírlo, su sobrino comenzó a dirigirle la palabra, como si estuvieses hablando para sí:-"Retornar significa para mí, salir de esta civilización cordobesa para atravesar nuevamente el camino primitivo y solitario, en una ruta casi interminable".-"Fue nuestra ruta y por ella comenzamos nosotros"- contestóle su tío-"Pero aceptaron este destierro en forma voluntaria".-"Sí, has dicho bien, sin embargo fuimos convocados para ello... Cuando Don Felipe de Austria nos ofreció el Tucumán y llegamos con nuestros trajes ostentosos, con nuestros modales atildados como hombres de mundo portugueses, con nuestra elegancia lusitana tan mentada. Con nuestro mobiliario obscuro y finamente labrado en Africa ¡Con nuestros siglos de navegantes en compañía de sirenas y tiburones! Y llegamos aquí en medio de las pampas solitarias... todo era insólito y nuevo. Una gran aventura sin precedentes."-"¡Era un cambio muy abrupto!"-"Lo era sobrino, más de lo que ahora te imaginas. Y nos asentamos aquí en mitad del continente, rodeados de salinas interminables, serranías desconocidas, montes inexplorados, pampas infinitas y vacías ...Entonces comprendimos que estábamos muy solos y supimos en aquel momento, en aquel instante cumbre, que todo había cambiado para nosotros... Y que ya nunca retornaríamos al Reino de Neptuno". -"¡Portugueses aislados en el mundo, lejos de países y de puertos! ... Era algo completamente nuevo".-"Así fue. Los lusitanos del Tucumán que conocíamos todos los puertos de Oriente y Occidente con sus diferentes países, nos habíamos alejado de un golpe de todos ellos. Para nuestro devenir y el de nuestra herencia".-"Algo asombroso"- insistió Don Alvaro-"Una historia larguísima estaba concluida y comenzaba para nosotros otra nueva, inesperada. Distinta."-"¿Cuál era el mérito?"-"Avanzábamos como pioneros, sintiendo el gozo de ser los primeros. Fuimos pilotos de tierra con el sextante, la brújula y cuadrante abriendo los caminos del Tucumán virginal. Eramos expertos en puertos y elegimos sus sitios más resguardados, con el nombre portugués de "Postas" para el descanso de los viajeros y el arribo de las caravanas. Navegábamos por el continente como antaño por el mar". -"¡Navegantes en un puerto sin mar!"-"Bien lo dices, sobrino. Nosotros éramos aquí los últimos sobrevivientes de una civilización europea, que en suma, nunca nos recordaría. Y éramos conscientes de ello. Nadie vendría a vernos".-"Era una propuesta muy dura, querido tío".-"Sí, lo era. Lo sigue siendo. Somos los cordobeses guardianes de la cultura en un mundo desamparado por las naciones, donde los caminos sirven para separarnos, antes que para unirnos, en la interminable distancia".-"Admitieron de motu propio esta soledad y su aislamiento".-"Solos. Muy solos. Con el traje. El sextante. El cuadrante. La brújula. El empedrado. La imprenta. La retórica".-¿En ello consiste este magnetismo telúrico que te ha atrapado por veinte años y para siempre?".-"En ello sin duda. Los lusitanos veníamos de un mundo distinto creado quinientos años antes por el príncipe Enrique de Borgoña. Eramos orgullosos vasallos de una corona y una dinastía que había creado al reino de Portugal. Navegábamos los mares orientales y occidentales a su servicio... para engrandecerla. Nuestro esfuerzo creó méritos y gloria, siendo recibidos con palmas por reyes, emires y mandarines".-"¿Y no fue grandioso todo aquello?"- sostuvo Don Alvaro-"Lo fue en gran manera,  hasta llegar a Córdoba del Tucumán, ciudad monasterio, ciudad de eruditos, a la cual esos brillos dinásticos no daba importancia".-"Explícame mejor, lo necesito, no puedo partir de aquí siguiendo el Camino Real, sin hallar la verdadera razón, esta clara firmeza, que anida en tu mente y en la de Doña Leonor".-"Te lo diré, pero deberás escucharme con mucha atención"- exigióle Don Ruy-"Soy todo oídos"- aceptó Don Alvaro-"Antes servíamos a un rey, a una corona, a la grandeza de un imperio... Lo que en suma significaba servirnos a nosotros mismos, que recibíamos las palmas en cada regreso. Aquí, en cambio, aprendimos a servir a una Comunidad... A vivir y empeñarnos por un grupo humano compuesto de personas provenientes de diferentes naciones, razas y colores. A servir al prójimo".-"¡Una Comunidad!"-"Sí, exactamente, querido Alvaro, una comunidad que nos necesita y depende de nosotros, lusitanos aventureros, para sobrevivir sosteniendo su estilo. Nosotros que enlazamos su mundo aislado de estudio constante, con nuestras caravanas hacia el Alto Perú. Con los caminos que trazamos en estas soledades, con las Postas que colocamos en lugares adecuados. Hemos hallado aquí una razón real de vida que antes desconocíamos, al servir a esta Comunidad que vive...  Lejos de Mundanal Ruido".-"¡Lejos del Mundanal Ruido".9 - EL  CONDE.....................El joven sobrino quedóse en silencio. Aquel planteo de su tío resultábale demasiado inesperado, y no estaba preparado para incorporarlo en forma inmediata. Sin embargo, el respeto que su abuelo había creado dentro suyo por Don Ruy, el mayorazgo de la casa Almeida, hacíale admitir lo que llegara ahora a sus oídos. Lo comprendiese el sobrino o no, eran ésas las razones expuestas por su tío.  -"Los lusitanos llevamos con orgullo las honras de nuestros hombres de mar, que han hecho respetar a Portugal por todos los países"- insistió Don Alvaro nuevamente-"Nunca lo he dudado".-"¿No deseas compartirlas?"-"Portugal ignorará siempre de nuestra existencia"- expresóle Don Ruy-"El mundo entero admiró las proezas de la flota del príncipe Enrique el Navegante".-"El mundo entero fue su testigo y los siglos comentarán admirado todos sus éxitos, no lo dudes sobrino".-"Fue un esfuerzo digno de mérito y orgullo, querido tío".-"Pero cuando la Compañía de Jesús surgió aquí como un espejismo detrás de una salina, entre declinaciones latinistas. Cuando antaño se construyeron las calles empedradas sobre un suelo gredoso y fangoso. Cuando se inauguró la biblioteca. Cuando comenzó a funcionar la imprenta. Cuando la retórica, la dialéctica y la oratoria se instalaron sobre las márgenes del río Suquía, amparados por un imperio donde el sol nunca fenecía, donde no había casi población. Donde no existía vecino natural alguno, de ninguna tribu india, que detentase civilización de cualquier especie. Donde las naciones civilizadas quedaban tan lejos que ya dejaban de ser realidades ¡Fue entonces cuando comprendimos los portugueses nuestro aislamiento como grupo humano! ...Y la gran responsabilidad que teníamos de aquí en más, con esta comunidad". Sobrevino un silencio largo, acentuado por el estado emocional de Don Ruy. El sobrino había callado y lo contemplaba, algo cautivado. La luz vespertina entraba solitaria por el enrejado.-"Duras vicisitudes les deparó la vida"- comentó finalmente el joven-"Duras. Sin duda. Pero fuimos premiados con placeres exquisitos. Pues dialogábamos en latín con el Jesuita Flamenco, ya que él no hablaría el portugués ni tampoco el idioma del encomendero vasco. Sólo el latín unía a esta población cordobesa del "Tucumanao", frontera del gran Tucumán, donde el rey Felipe de Austria era el Rey de todos".-"Sin duda un acontecer brillante en tu vida"- aceptó el sobrino-"Lo es. Aquí sin testigos civilizados cercanos vivimos nosotros rodeados de eruditos. De bachilleres, poetas, calígrafos, místicos, tallistas, doctores. Pero cercados por la soledad geográfica como bastión de un mundo que nunca sabrá nada de nosotros, y el cual muy probablemente tampoco sepa comprendernos, ni aún mismo respetarnos". -"Fue una elección inflexible que asumiste hace veinte años".-"Sí. Fui elegido. Fui convocado. El siglo diecisiete me llevó cabalgando en su gloria y en su sacrificio. Acepté en el zenit de mi juventud junto a mis compañeros de aquel tiempo, identificados todos con un imperio multinacional, pertenecer a este Virreinato del Perú bajo la administración de la Casa de Austria. Y acepté con ello servir a esta comunidad universitaria, que a su vez, tanto necesitaba de nosotros".-"Un admirable servicio a una Comunidad".-"Me conmovió de inmediato en el momento de la llegada, al verla tan austera, y erigida en el límite con poblaciones primitivas y algunas de ellas, asimismo vandálicas. Era necesario que sobreviviese y en nuestras manos estaba apoyarla ¡Ese era nuestro reto! La huella del destino colocado en nuestra juventud, que vivimos intensamente".-"¿Intensamente?"-"Sí, intensamente, sin ceder nunca a otras presiones"- concluyó Don Ruy-"¿Te integrarás para siempre?"-"Ya estoy integrado. Los lusitanos de Córdoba del Tucumán no volveremos. Somos ahora Indianos, esto es, europeos habitantes de las Indias. Pertenecemos a la savia del río Suquía por elección propia. A sus claustros, por dentro o fuera de ellos. Somos su mundo. Sus testigos. Su entorno. Tenemos hijos y tendremos nietos que aspirarán el cristal germinante del Colegio Monserrat y brindarán su identidad a las piedras del Calicanto".-"¿Es tu decisión definitiva? ¿Es tu despedida final de Portugal que vino a buscarte, a través mío?"- preguntóle el sobrino-"Es. No hay otra"Ambos pusiéronse de pie para confundirse en un emotivo abrazo. La mulatilla escondida en semipenumbra junto al arco divisorio, observaba tiesa la escena y se llevó una mano a sus ojos para secarse lágrimas. Don Ruy hizo sentir su potentísima voz de marino en el interior de la casa, llamando a su esposa y a su hija.-"¡Doña Mencia! ¡Doña Leonor! ... El Conde de Almeida se despide"10 - EL  RETORNO..........................Don Alvaro contempló la belleza de Leonor todo el tiempo en que él residiera junto al río Suquía, en aquella ciudad monasterio elegida por su tío para depositar su simiente. La belleza de la hija de Don Ruy ornamentaba aquel recinto de la sala color carmesí, acompañada siempre por esa doncellita obscura de finos modales que le sonreía en complicidad. Y la siguió contemplando en pensamiento cuando la borda del galeón que lo llevaba de retorno, se alejaba de las costas del Callao. Un sortilegio extraño, sin respuesta, pero injerto en su pupila, lo iba a acompañar en la lenta y pesada travesía de regreso a Portugal.La Ciudad Monasterio quedó en ese pasado fugaz de su etapa juvenil. Y cuando Doña Leonor, Don Ruy, Doña Mencia, el obscuro cochero, los cholos silentes y coloridos, la mulatilla cómplice y el pétreo ambiente hubiéronse eclipsado en su memoria, aún recordaba aquel descampado despoblado adonde se habían refugiado los eruditos... Lejos del mundanal ruido.Sin forma ni imagen. Sin figura viva. Pero perenne como pensamiento. Como una idea incorpórea. Sola. Lujuriosa en su savia prístina.............OOOOOOO.............. 
 AUSENCIA EN ABRILooooooooooooopor Alejandra Correas VázquezEl entreabrió la persiana contemplando la luminosidad del día. Lentamente dirigióse muy despacio y sin prisa hacia uno de los armarios de la habitación, y tomando el piloto color gris lo dobló para colocarlo en uno de los compartimentos del portafolio que llevaba en la mano. La puerta del costado giró. --"¿Ya te ibas?"- le preguntó una joven asomando su rostro como a hurtadillas --"Sí. Quizás debí irme ayer... tal vez aguardé demasiado"-- fue su contestación -"¿Y por qué? Pudiste olvidarte de algo"- insistió Alicia -"Me voy como vine. Lo que existe aquí no es mío ¿Qué podría aguardar?"-"No es verdad...Lleva algo pequeño, al menos. Algo nuestro"-"No hay aquí nada nuestro, Alicia, estamos en casa de tu familia, donde no hay un sitio propio para mí"-contestóle Rolando-"Tampoco es verdad"-"Sí lo es...Yo llegué a verte la vez primera, Alicia, en un día de sol. La verdad llamó a la puerta de tu casa en la plenitud del verano, pero las persianas estaban entornadas. Un sol creciente arrojaba fuego sobre los caminos. El Río San Antonio lucía espléndido y vigoroso, trayendo ora sequía, ora turbulencia. Los talas frondosos erguíanse altivos sobre las laderas y el basalto se recortaba combo, entre las playas de arena ...Sed... Pesadez... ¡Yo era un caminante que pedía un vaso de agua!"-"Está tibia caminante ...te contesté... No ha quedado un solo jarro fresco. Venías desde muy lejos recorriendo la sierra"-"Me basta, llegando de tus manos ...dije yo"-"Y entonces ¿Por qué hoy me abandonas? Dejas atrás tuyo a tu esposa y a tus pequeños hijos ¿Lo has pensado bien Rolando"-"No, en absoluto"-"¿Cómo entonces?"-"En el interior de esta casa nuestros hijos juegan con globos de colores, la sed de los hombres les es desconocida. Recorrí mucho tiempo estas habitaciones, comprobando que una penumbra cubre todo su interior. Una paloma aletea detrás de sus barrotes y nuestros niños la alimentan colocándole migajas en el pico. Pero la paloma está prisionera ...Y todos aquí estamos también prisioneros"-"Y ello no justifica tu partida"-"¡Faltan luces!"-"¡Aquí se encuentran!"- le dijo ella oprimiendo el botón de los tubos de mercurio y una luminosidad homogénea cubrióles el rostro"-"No son suficientes, y son muy opacas"-"No tengo otras, caminante"-"¡Sí las hay!"-"¿Dónde Rolando?"-"Afuera el rayo del sol deslumbra la visión de los caminantes. Sus luces refulgen chocando contra los rostros y grandes sombras se proyectan junto a los sauces. La sierra resplandece de hermosura y el Río San Antonio serpentea, ora cristalino, ora turbulento, entre las rocas de basalto ¿Por qué te encierras, Alicia, rodeada de paisajes?"-"¡Qué importa ya! ... Pues me abandonas, Rolando"-"Me acerqué a tu lado, Alicia, buscando un refugio acogedor. Fresco en estación cálida. Tibio en estación fría. Pero la opacidad artificial de tus luces mercuriales, me rechaza. Te ocultas entre paredes sin mirar el espacio abierto que te rodea, donde reina el paisaje... El sol va subiendo y me voy" Abrió la puerta. El horizonte mostraba aún los pigmentos del verano, las ramas de los árboles inclinaban sus frutos hacia los viandantes. Rolando miró con tristeza a Alicia y creía verla aún rozagante de belleza, como el primer día, quizás el segundo y hasta el último día juntos. Pero ella siempre distante, inmutable. Con esa faz incierta que crean los caracteres firmes. -"Ya ha pasado el verano, Alicia-"¿Y qué llega detrás de él?"- preguntóle ella-"Viene la estación de las siembras. Pero las habitaciones de tu casa, donde te encierras en forma de claustro, no te permitirán contemplar la labor de los hombres que respiran el aire natural de la sierra. Por ello me voy"Ella veíalo a punto de alejarse, también entristecida. El volvió la cabeza y la divisó totalmente sola. Alicia bajó de un impuso rápido el zócalo de su casa, para colocarse a su lado. ¡Juntos! ...Tal como tanto él había deseado... Y se encaminaron tomados de la mano hacia la calle, bajo la luz tenue de la hora matutina. Sus niños estaban apoyados sobre los vidrios de la ventana mirándolos con sorpresa. Los globos de colores cayeron de sus manos deslizándose entre las plantas, para deshacerse por completo. Una caricia del sol esparció los pigmentos.El nuevo amanecer iba a sorprenderlos entrelazados. Sobre el paisaje serrano un viento cordobés llevábase las hojas doradas del otoño, residuos gastados que se volatilizarían con el aire. El tronco del plátano soltaba su corteza y Alicia la recogía en sus manos. Quiso ella exprimirla como un recuerdo, pero fue desmenuzándose entre sus dedos, dejándole la palma muy blanca y vacía.Alicia apoyó su cabeza contra el pecho de Rolando, y el viento serrano sopló esparciendo la cola del Zonda que llegaba desde las Altas Cumbres. Los rayos del nuevo sol entibiaban levemente sus facciones y los surcos sembrados del camino se abrieron, ofreciéndoles el choclo carnoso y maduro, con su melena al viento.En la lejanía, la nube del invierno avanzaba cubriendo la calle arenosa. Las ramas del tala retorcido mostraron sus uñas espinosas, y cada una de ellas transformóse en brazos, portadores de manos reclamantes. -"¡Alicia!"- gritáronle en conjuntoAlicia escuchó aquellas imperiosas voces familiares que siempre la dominaran, y que ahora desoyera dándoles la espalda para seguir a Rolando...¡Y quedó tiesa e inmóvil!Volvió hacia atrás la cabeza ...y temerosa... dejó la mano de Rolo que la conducía, para recoger aquel abrazo espinoso.El la observó mientras ella se alejaba, ausente a todo llamado suyo, distante a todo reclamo de Rolando. Alzó con su puño viril una parte de la tierra serrana y marcó con esa masa fértil el nombre de su amada sobre el tronco desnudo del primer árbol. Pero ella ya estaba muy lejos, la envolvieron numerosas manos y él no la tendría más a su lado... El hielo se extendió por el sendero. Rolando quedó en imagen sobre el recuerdo. Luego le gritó:-"Perdimos el Diamante, así fue, Alicia." -"O no supimos tallarlo, Rolando... ¿Llevarás algo para que me recuerdes?" -"Nada me es propio aquí. Voy en busca de un sitio real para mí." -"Yo tengo uniones y no voy a quebrarlas, compréndelas para comprenderme, Rolo." -"Tus uniones son tutelas que te impiden ser libre para compartir tu vida conmigo ¿Podrías comprenderme también a mí, Alicia?" -"Lo intentaré en tu ausencia."-"Esperaré..."- y se dirigió solo hacia la calle Calle de tierra. Serrana. Empinada. Casonas señoriales bordeando el camino abrileño. Otoño. Partida. Ella puso detrás suyo la llave de la puerta y corrió el pestillo. Luego se introdujo en las habitaciones del interior de su casa. En la galería del fondo se entremezclaban las voces. Más lejos el jardín ofrecíale su espectáculo dorado del otoño. Los plátanos de inmensos ramajes, teñían el suelo con el naranja viejo de sus hojas. Dos niños las recogían en sus baldes de juguete. Otra jovencita se hallaba de pie junto al mandarino florecido. El perfume de azahar era dueño de toda la escena. -"¿Ya se fue?"- le preguntó Azucena -"Sí. No miró ni un momento hacia atrás. Ni una llamada. Pasó la noche en ese cuarto, solo"- contestóle Alicia -"¿Lo dejaste partir sin seguirlo?" -"Era su deseo"- confirmóle Alicia -"¿Y qué hiciste para detenerlo?... O para correr detrás suyo."-"No me llamó a su lado." -"Rolando estuvo aquí durante todas estas horas ¿Te acercaste en algún momento en busca de su diálogo?"- le observó con inquietud Azucena -"¿Para qué? ¡Para que me obsequiara con su silencio!... A su lado las paredes parecen más vivas. El me ignora"--"¡No amiga! Además de ciega, tienes los oídos cubiertos por un equívoco espeso. Estuviste todo el tiempo esperando su llamado físico, como a la bocina de los autos... Te has equivocado Alicia, el estaba allí solo en ese cuarto, llamándote" - sostuvo su amiga --"Extraña forma de llamarme ¿No lo crees Azucena?" -"Así fue siempre Rolo, desde el primer día, cuando vino detrás tuyo, Alicia." -"Como un símbolo, sin palabras." -"Entonces pudiste recibirlas, sin oírlas"- le recordó Azucena -"Con su presencia aquí, llegando...simplemente." -"Sí, de esa manera, tal como el primer día que llegara Rolando en tu busca. Y ahora estaba él esperando que lo siguieras." -"Siempre sin palabras"- insistió Alicia -"¿Eran necesarias acaso?"- callóse Azucena de improviso mientras se alejaba -"Abrió la puerta hace un momento y... partió."- comentó Alicia Dijo esto último hallándose ya sola. La otra no la escuchaba, Azucena ahora, divertíase con los niños, que continuaban jugando. ooooooooooooooLa arena cubrió todo. Vino el alud con la creciente desde las Altas Cumbres arrastrando la vida. La arena envolvió los brotes, las vertientes y el afecto. El se detuvo. Invocó a sus duendes y no llegaron. Caminó un poco más, bajo el cielo implacable. Invocó a su genio y no le respondió.Ella se detuvo. Siguieron los dos caminando sobre la misma arena. El cielo estaba azul prusia y con centelleos de cobalto.Ellos continuaron. La arena unió los caminos en una misma creciente y las aguas del río embravecido surcaron su escenario.Turbulencia. Violencia. Desgaste. Inundación ...y... Finalmente la paz, mientras el Río San Antonio retornaba a su calma. Se irguieron los brotes, regresó el afecto y multitudes de amantes convergieron en su rumbo. oooooooooooooooooooooooooooooo
TEATRO  SUMERIO......................El argumento de la obra es simple : Inana es la luz saliendo del Sol que se dirige hacia el Espacio, el "obscuro abismo" donde Inana debe morir. La tragedia es la muerte inevitable de Inana y por ello se suceden las súplicas para que Inana "no perezca en el hondo abismo". Pero en el trayecto hacia su muerte en el Espacio, la luz del Sol pasa sucesivamente a través de las órbitas de los diversos planetas, que la narración va describiendo, con sorprendente acierto, en sus características fundamentales.Esta es la parte del poema que nos interesa pues la narración muestra que el conocimiento de las características de los planetas del Sistema Solar de la astronomía súmera de hace cuatro mil años, coincide con el de la astronomía del actual siglo XXI. Pero los astrónomos súmeros van allá pues dan detalles de Plutón -todavía desconocidos para nosotros- y de los dos "Transplutonianos" (X-1 y X-2) descubiertos mediante cálculos matemáticos por los astrónomos rusos.Recientemente (2004) se ha confirmado la existencia del décimo planeta que ha recibido el nombre de SEDNA, tomado de una diosa esquimal. En efecto el telescopio Hubble ha descubierto el planeta número diez dando así razón a la astronomía súmera. Es seguro que en algún momento se va a descubrir el planeta que aún falta en las listas de la Astronomía Científica moderna.(JOSÉ ALVAREZ LOPEZ)VIAJE  DE  INANA  A  LAS  TINIEBLAS..........................................CORO 1¡Inana! ... Desde la más alta región del cielo se propuso descender a lo hondo del abismoCORO 2La Diosa de la mayor alturaQuiso bajar a la mayor honduraCORO 1Mi Señora dejó el cieloMi señora dejó la tierraCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Dejó la majestad realDejó la altivez de damaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1En Uruk dejó la ciudad de EannaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1En Butira dejó la ciudad de EmushklamaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Dejó cinco ciudades más. Dejó siete ciudadesCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete insignias en la puertaCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete vestidosCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso siete calzadosCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su cabeza la diadema de la llanuraCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre la frente el velo que le cubre el rostroCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso adentro de su mano la varilla de lapislázuliCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su cuello siete gargantillas  de lapislázuliCORO 2Viajó  al más profundo abismoCORO 1Se puso sobre su pecho un pectoral compuesto de siete joyasCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso en su mano un anillo de oroCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1El pectoral de su pecho lo hacía aparecer más anchoCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso una capa de señorial majestad que usan todas las damasCORO 2Viajó al más profundo abismoCORO 1Se puso cercos en torno a sus ojos con negro kojelCORO 2Viajó al más profundo abismoEPODOY así ataviada Inana se encamina hacia el abismoIba por delante de ella su mensajero NINSHUBURRAY la limpia Inana le dijo :INANATú eres mi fiel asistente. Mensajero bien exacto.El que lleva mis palabras sin quitarles un adarme¡Yo viajo al más profundo abismo!¡Llena tú el cielo de gemidos por mi ausencia!¡Que lancen gritos por mí en el santuario!¡Que haya tumultos por mí en la casa de los    dioses!¡Que por mí sean arañados los ojos!¡Que por mí sean arañadas las mejillas!¡...Por causa de mi ausencia...!Vestirás un pobre vestido por el luto de mi ausenciaDel templo de Enlil al de Ekur irás en larga caminataY antes de entrar ... ¡Llorarás!NINSHUBURRA¡Padre Enlil! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvoQue no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el más profundo abismo!INANAY si Enlil no te escucha vete a Ur al santuario de EkishnigalNINSHUBURRA¡Padre Nana! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvo Que no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el más profundo abismo!INANAY si Nana no te hace caso irás a Eridú Entrarás en el santuario de Enki y llorarás ante EnkiNINSHUBURRA¡Padre Enki! ... No lo permitasQue tu hija no perezca en lo hondo del abismoQue el metal no se vuelva polvoQue no sea ella prisionera del abismoQue no queden allá rotas sus vestiduras de lapislázuliQue no se reduzcan a polvoQue su caja de madera no sea construida por los artesanos¡Que Inana no perezca en el fondo del abismoCORIFEO¡Señor de la sabiduría no dejes que Inana muera!INANAY él que es el Dios del saber Conoce el pan de la vidaConoce el agua de la vidaY me restituirá al mundoCORO 1Y fue avanzando Inana a lo hondo del AbismoCORO 2Y llegó a las puertas de lapislázuli del palacio de la MuerteCORO 1Y se puso a gritar con furiaCORO 2Y se puso a golpear la puertaINANA¡Abre la puerta portero! Abre al momento el Palacio¡Portero NETI! ... Abre la puertaQue quiero entrar yo solaNETI¿Quién eres tú?INANASoy Inana ... Del palacio donde sale el SolNETISi eres Inana de la casa donde el Sol sale¿A qué vienes al país donde no hay regreso?...Por esa senda desde donde nadie vuelve...¿Qué te movió a venir?CORIFEOY la pura Inana le respondió :INANAEs por mi hermana mayor  : EreshkigalA quien le mataron su marido GugalannaVengo a ver los ritos de la muerteA la sombra del hondo abismoCORIFEONETI, el Gran Guardián de la puertaDijo así a la pura Inana :NETIEspera Inana ... Iré a hablar con mi reinaCon mi reina la negra EreshkigalCORIFEOEntró Neti el Gran Portero del AbismoNeti dijo así a la negra EreshkigalSentada en su trono de lapislázuli :NETI¡Reina mía! ... Hay una joven tan hermosa... Como una DiosaViene ataviada con siete insignias y está a la puerta en esperaViene ataviada con siete vestidosViene ataviada con siete calzadosViene ataviada con la diadema del la llanuraViene ataviada con el velo que le cubre el rostroViene ataviada con la varilla de lapislázuliViene ataviada con siete gargantillas de lapislázuliViene ataviada con un pectoral compuesto de siete joyasViene ataviada con un anillo de oro en su manoEl pectoral de su pecho lo hace parecer más anchoViene ataviada con una capa de señorial majestad que usan todas las damas Viene ataviada con cercos de negro kojel en sus ojosCORIFEOLa reina Ereshkigal responde al Gran Portero :ERESHKIGALVen, Neti, Gran PorteroPero no tuerzas Las palabras que te diré :Ve corriendo los cerrojos De las siete puertas del abismo¡Esa puerta de Ganzir!Que mira hacia el mundo...........00000........(Reconstrucción de tablillas cuneiformespor Alejandra Correas Vázquez
  "Lucha y Vencerás".RETRATO  DE  ABRAHAMEl hombre que venció a la adversidad.  Por Alejandra  Correas  VázquezOh Ur !... tu pueblo vaga disperso... ¡Ur!  Eran muertos y no estatuas cubriendo los alrededores Los muros estaban partidos En las altas puertas y caminoshacinábanse los muertos En las calles que antaño reunía al pueblo, en sus festejos reina ahora la desolaciónLos cuerpos cubren calles y caminos Allá en las praderas donde danzabanamontónanse ahora los muertos La sangre llena las acequias como el metal cubre al molde Los cuerpos ahora se disuelven cual manteca expuesta al sol  (año 2.006 A. C. - tablilla cuneiforme)  ProemioTuvo gran repercusión para Europa y Occidente en su devenir histórico, el desprendimiento migratorio desde la antigua Caldea, producido de forma imprevista en el año 2006 a. C. Hecho dramático ocasionado por la invasión sorpresiva de bárbaros preculturales, quienes asolaron esta nación en forma salvaje. Los descendientes de aquellos fugitivos que abandonaran su solar natal devastado, iban a constituir más adelante un sinnúmero de naciones semitas repartidas por el Medio Oriente. Hasta nuestros días dos importantes comunidades: la  hebrea y la árabe, se relacionan con este hecho siguiendo el texto bíblico. Pero hay que separar mitología de historia, pues el pueblo que conocemos como "semita" (por Sem hijo de Noé) constituía ya en el 3.000 a.C. una civilización de gran importancia repartida en tres naciones: Mesopotamia, Valle del Indo y Egeo. La característica central que unía a todos ellos, de carácter antropológico, era el cráneo dolicocéfalo estudiado por Stuart Piggot, quien lo llama "cráneo mediterráneo" y lo ubica en una línea continua desde la India hasta España. Este autor escosés se ha especializado en las ciudades del Valle del Indo: Mohengo Daro y Harappa, desvastadas a ras del suelo por las mismas hordas de arios preculturales que cayeron sobre Caldea. De Caldea (Mesopotamia) va a partir en exilio en el año 2006 a.C. una importante emigración debido al vandalismo que fuera sometida su región por bárbaros arios llegados de improviso. Y aquí aparece el primer personaje real de la Biblia: Abraham.   Los judíos a partir de la Edad Media (expulsados de España) iban a tener un protagonismo destacado en los países europeos. Mientras que la cultura árabe impuso sellos importantes a través del al-Andalus (emirato de Córdoba y reino de Granada) lo cual permitió a los europeos salir del obscurantismo medioeval.   Por ello mismo es interesante retrotraernos a sus comienzos. A sus primeros pasos. Al inicio de esta etnia urbana, antes de su emigración masiva desde Caldea. La cual como todas las diásporas tuvo su origen en un sitio especial y bien definido: la ciudad de Ur de los Caldeos o Ur Kashdim, la capital de Sumeria.   Las tablillas cuneiformes de Caldea, y principalmente de Ur -la ciudad de donde procedía Abraham- nos asombran por sus conocimientos, sus avances, su bellísima literatura poética y teatral, su bella escultura. Y dentro de ese esquema también se destaca con gran énfasis, la ciencia que practicaba el ciudadano caldeo al que conocemos con el nombre de Abraham: la Astronomía.  Nació en la paz de una ciudad culta -Ur- y habíase preparado para estudiar las estrellas (dice Flavio Josefo) con sapiencia y paciencia mirando al cielo, para vivir de este modo un tipo de existencia totalmente distinto al que el devenir iba a colocarlo. Nunca hasta su madurez este paciente astrónomo de la más bella ciudad sumérica, hubiese imaginado que su mundo trastocaríase de improviso, cayendo en ruina, por acción de los bárbaros en el año 2006 AC... Tal como dos mil años más tarde la misma horda caería sobre Roma, y con el mismo ímpetu destructor.    Sumeria no era una nación guerrera y aún menos esperaba la horda indoaria (precultural) que iba a convertirla en ceniza. Como dijo el poeta súmero, sus invasores eran: "Un pueblo que no conocía habitación". Es decir, un pueblo nómade que vivía en carpas y no edificaba casas.  Antiguamente en Oriente las familias sacerdotales eran hereditarias y las ciencias propiedades de ellas. Nos dice Flavio Josefo en sus "antigüedades judías" que Abraham era un astrónomo en Ur, y por lo tanto debemos deducir que pertenecía a un templo. Con su nombre de cofrade Abram sale de Ur y va a Harrán (prisionero de los invasores). Este capítulo no está aclarado en el texto bíblico, pero sí en la arqueología. Los hurritas (etnia aria) fueron los invasores y saqueadores de Ur que se llevan a Abraham con ellos, como un tesoro importante de su pillaje.   Pasado el tiempo, nuestro personaje huye de ellos y sigue errante por Palestina (Canaán). Más adelante entra y sale de Egipto donde hay registros otros importantes refugiados como el rey Ibsha (con su pueblo completo en la dinastía XII) quien logra la protección del Faraón Amenemhat, el cual sería el mismo que aloja a Abraham en calidad de protegido.   Pero más tarde todo cambia para él, en forma benéfica, superando esos sinsabores del comienzo.  En Génesis 27:5 recibe otro nombre: Abraham. Y cobra a partir de allí un destino muy distinto, pues se convierte en conductor y cabeza de una Grey  (tanto hebrea como árabe) :   "Porque te he puesto por padre de muchedumbres de gentes".  Este ascenso es propio de un grado sacerdotal. Antes era sólo un cofrade en su tierra natal. Ahora en el exilio es un Sumo Pontífice, de allí el cambio de nombre.   Hasta aquel momento la persona más destacada de esta familia había sido su hermano Arán en Sumeria, a quien habíasele hecho un monumento en Ur. La estatuaria civil mesopotámica (caldea, sumeria) es muy abundante, referida a personajes políticos de importancia, y en mayor medida que la estatuaria religiosa. Los sumerios eran hombres modernos en un amplio sentido, racionales como el habitante de hoy, con conceptos civiles bien marcados. Gudea es su principal rey legislador, hay hermosas estatuas suyas. Son los hombres públicos sus favoritos y no dan tanta importancia a los dioses como otros pueblos antiguos. Esto es muy importante para los comienzos de una comunidad semita como la judía y la árabe, que serán monoteístas a ultranza y no harán imágenes a Jehová o Alá.  Se ha definido que las comunidades hebrea y árabe (cuyo antepasado común es Abraham) son de raza "semita". Pero sus primeros pasos aparecen entre un pueblo no semita (los súmeros, blancos y de ojos muy azules) quienes vivían en el sur de Mesopotamia, el actual Kuwait. Al norte mesopotámico estaba Akkad que era, sí, un pueblo realmente semita quienes se autollamaban los "cabezas negras" o sea morochos. Pero podemos ver que el rey Sargón de Akkad formó la federación de Sumer-Akkad  que estaba constituida en una sola nación para el año 2006. Ello justifica que una familia semita viviese en Ur. Arán como leemos en "Antigüedades Judías" fue sin duda un personaje real de gran poder político. Tampoco ese nombre aparecerá en inscripciones cuneiformes de Mesopotamia, porque es también de cofradía. Hay que pensar que la Biblia era un documento privado hasta que lo hizo público Ptolomeo al integrarlo a la Biblioteca de Alejandría.  Abraham fue un elegido por el destino. Debía cumplir la misión salvadora de una comunidad. Colocado al principio en la ciudad más pacífica y hermosa de Sumeria, fue arrancado de allí de golpe, de improviso, para imponerle condiciones muy adversas donde: "La sangre llenaba las acequias como el metal cubre al molde y los cuerpos se disuelven cual manteca expuesta al sol". Nada hay más aterrador que estas "Lamentaciones" súmeras sobre las ruinas de Ur.  A partir de allí y contemplando su ciudad devastada, su solar natal desangrado, rehén de los invasores, él tuvo que remontar un largo camino para salir exitoso en la vida. Tal como logró hacerlo. Pudo haber fracasado, pero en cambio revirtió toda esa circunstancia dramática a su favor.   Fueron presentándosele desde ese momento en forma encadenada, duras pruebas de las que se sobrepuso con éxito. Abraham, desde Caldea hasta los rincones más lejanos y difíciles en su curso de vida, sorteó obstáculos múltiples. Deportado. Exilado. Errante. Buscó el pan que al nacer tenía en abundancia. Y llegó a capitanear un exitoso ejército bien pertrechado con el que presentó combate, unido a otros reyes orientales, contra los jefes bárbaros (todos ellos identificados por la arqueología actual). Y finalmente se instaló en Damasco ...¡Como gobernador...! (Flavio Josefo).   Todo su escenario vital y pleno, lleno de emociones, tiene una clara atmósfera de realidad confirmada por la arqueología. Tal como fue la trágica circunstancia que padecía el Medio Oriente en aquel siglo, sometido a sucesivas invasiones bárbaras. Posee un correlato de veracidad al compararlo con los sucesos históricos del segundo milenario a.C. que se sintetiza en el adagio siguiente : "Lucha y Vencerás".UR KASHDIM    Ur Kashdim, Ur de los Caldeos, existió. La rescató del tiempo, los escombros y el olvido la eminente labor de Sir Leonnard Woolley, con una paciencia minuciosa a comienzos del siglo XX.. En ella, su nunca olvidada ciudad, colocaron los escribas hebreos su simbólica genealogía (Gen. 11:28). Todos estos pasos pueden ser seguidos históricamente. Los procesos arqueológicos tal como se presentan en los últimos descubrimientos, registran la huella de esta ola inmigratoria. Corrían los años posteriores al 2006 A. C. (fecha de la destrucción de Ur) cuando todo el Medio Oriente era una gran llamarada. ¡Los bárbaros han llegado!... Algún día también llegarán a Roma.    Escapándose de los episodios mitológicos puros que encierran los primeros capítulos del Génesis, nos encontramos en Gen. 11:28, con el primer dato histórico que penetra ya, en el terreno de los hechos vivos. Se nos habla allí de la familia de Taré, padre de Abraham, que vive en Ur de los Caldeos o Ur Kashdim y comienza a relatarse a partir de allí en el texto bíblico, una historia doméstica y familiar.   Pero lo importante aquí es Ur, la ciudad devastada por los bárbaros cuyo pueblo pasó de sedentario y civilizado a "vagar disperso", como dijo el poeta súmero. Una diáspora legítima. Un peregrinaje nómade por todo el Medio Oriente en aquella gran diáspora de los semitas "cabezas negras" quienes fueron los únicos sobrevivientes caldeos (akkadios) ya que el pueblo súmero de ojos azules hace "mutis por el foro" a partir de ese momento clave. Es exterminado.   Son de ellos sin duda -los súmeros- esos cuerpos yertos y mutilados que cubren las acequias, pues nunca vuelven a reaparecer como raza, como etnia. Aunque trescientos años después Hammurabi se autointitule como "rey de Sumer-Akkad" en realidad para esa fecha no hay más sumerios y nadie habla ni escribe su dulce lengua.   Como miembro del grupo semítico de Caldea (Kashdim), la familia de Abraham hijo de Taré, era de nacionalidad akkadia. Esta es su realidad histórica desprendida de todos los intereses políticos que vinieron después, con los nuevos nombres que fueron recibiendo. Aquellos hombres que habitaban en Ur de Caldea y que la Biblia nos entrega en el capitulo 11 del Génesis, son históricamente hijos de Akkad, el reino del norte, semítico.   El peregrinaje obligado desde el Éufrates, hacia la zona de Palestina (Canaán), impulsados por una dolorosa invasión extranjera a sus lares, les dará con los milenios otra nacionalidad y otro nombre, que todavía por entonces no había nacido.Diáspora   Akkadia  En "Antigüedades Judías" Flavio Josefo nos entrega una biografía mucho más detallada de Abraham que la bíblica, la cual se conecta dando mayor claridad a los hechos, con los sucesos políticos del momento. No es que el texto bíblico deforme ninguno de los hechos, sino que como acontece en la mayor parte de sus crónicas, prefiere olvidarse de detalles precisos, históricamente importantes para nosotros. El esquema que nos presenta el Génesis es excesivamente escueto. El de Josefo amplía muchas cosas.  Son importantes los tiempos históricos en los cuales se sitúa la familia de Abraham y su abandono de Ur. Como tantos otros caldeos que emigraron de Mesopotamia frente a la invasión devastadora (con padres, hermanos, mujeres, sobrinos e hijos) exactamente igual que el resto de los mesopotámicos, ellos deben exilarse. Es la realidad cruda y cruel de esta familia patriarca del Génesis, con su asiento histórico original, cuando hace su aparición viviendo en Ur antes del 2.006 a. C. No cabía otra alternativa que dejar atrás el solar natal convertido en ceniza.  Su partida inesperada es una consecuencia de la destrucción de Ur y de toda la civilización súmero-akkadia, por obra de las feroces hordas indoarias. Las cuales son precivilizadas en su presentación, violenta e inusitada, ante la historia, semejante a los bárbaros que invadirán Roma 2.000 años después. La historia se repite. Los arios que van a conformar el modelo de civilización moderna de nuestros días, con todos sus éxitos, comienzan por ser salvajes. Su capacidad de evolución será admirable a partir de allí.Hace décadas Woolley y Diakonof, mantuvieron una áspera discusión (publicada) sobre si Abraham fuese o no, algo más que un personaje legendario. El positivismo también comete irregularidades, cuando desecha las tradiciones de los pueblos, como valores perimidos. Pero hay algo evidente que no tiene posibilidad de rechazo: todo el peregrinaje de Abraham desde Ur hasta Egipto, es el camino que siguieron históricamente los fugitivos de Mesopotamia a partir del año 2006 a. C, fecha de la destrucción de Ur.  Expondremos sus palabras que como excavador de Sumer, llevan una ventaja mayor que las nuestras. Dice Woolley:  "No sostengo que la tradición hebrea sea impecable, pero estoy convencido que tiene una base histórica. Creo que Abraham es una confluencia de por lo menos dos (o probablemente tres) individuos históricos; aún concediendo esa (muy comprensible) confusión lo probable es que los incidentes relatados sean verídicos en general; algunos de ellos reflejan de hecho las condiciones contemporáneas con tanta exactitud que no pudieron haber sido inventados en una fecha posterior, cuando estas condiciones ya no existían".(Woolley - UNESCO)  Luego de transcribir este párrafo tan bien delineado, debemos aclarar que la peregrinación de Abraham desde el río Éufrates hasta el río Nilo es la misma que siguiera Ibsha, personaje absolutamente histórico. Un príncipe del desierto (Jeka-Jast), quien acompañado por una lujosa comitiva bellamente ataviada y con ricos regalos, solicita al faraón Amenemhat II asilo político ¿Trataríase de una misma persona? Decir esto es demasiado aventurado. La coincidencia que los une es que en la corte de este faraón por el cálculo de fecha, se alojaron también Abraham y Sara ... Al menos, debieron conocerse con Ibsha.  El pueblo rico y errante de Ibsha se traslada en masa, llevando mucho ganado caprino y es ubicado por el Faraón en el centro de Egipto, próximo a Hermópolis, con documento de llegada pero sin dejar rastros de haber construido habitaciones. Ibsha llegó a Egipto y fue muy bien representado por los artistas del Nilo, llevando sus bellos caprinos cornados y tiernamente dirigidos por sus boyeros de esbelta prestancia. Visten con ropas coloridas (contrastando a los egipcios siempre de ataviados de blanco) y podemos recordar que más adelante Jacob confeccionará para su favorito José, un vestido de muchos colores. No tenemos pintura en Caldea (sólo escultura y relieve), por ello el friso egipcio colorido es de mucha importancia.  El  año de 1925 a. C. Moret y Davy dan como fecha cierta de la caída de Babilonia en manos de los hititas. El desastre que esto produjo, ocasionó sin duda el refugio del rey Ibsha y su lujosa comitiva en Egipto, recibido con amplitud por el Faraón Amenenhat II. Lo que el cronista bíblico también registra como la llegada de Abraham a la corte egipcia. Falta todavía más de un siglo para que Hammurabí recobre Babilonia, recupere el Medio Oriente, imponga sus leyes y su drástica justicia.   Según Robert St. John los cananeos llamaron a Abraham, Ibri, y a su tribu nómade "Ibrim". El significado de dicho término seria : "allende la otra orilla", porque habrían venido del otro lado del río Jordán. El sostiene que de Ibri, pudo nacer la palabra "hebreo".   En Josué 24:2 éste, en la despedida a su pueblo antes de morir les dice : "Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños". En la memoria de los cronistas hebreos se guardaba hasta aquel momento (hacia el 1200 a. C.), el recuerdo de una cultura -de la que se separaron posteriormente- pero dentro de la cual tenían su origen. Es decir: Caldea.  Ur cae asolada en el año 2006 a. C. y el desastre barre a todos sus habitantes: "Aquellos sus hermosos jóvenes que se ungían con perfumes ya hoy se han disipado", así lloraron los poetas mesopotámicos. Dolidos. Esto nos recuerda en nuestra tradición castellana a las lamentaciones de Manrique cuando escribió: "¿Qué se fizo el rey Don Juan? ¿Los infantes de Aragón qué se fizieron? ¿Qué fue de tanta beldad? ¿Qué fue de tanta ilusión como trujeron?"  Fue aquella una diáspora gimiente descripta en las "Lamentaciones ante las ruinas de Ur", serie poética de una exquisita factura ...Así murió Ur... Una columna de desterrados emigra entre cadáveres y polvareda. El pueblo gime atormen­tado: "cuando las picas derribaron el muro y cuando dejaron un hacinamiento de ruinas". Ha comenzado la gran dispersión de los semitas mesopotámicos.  Nadie sabrá ya más nada en adelante de los "súmeros", esos compañeros históricos con los cuales los semitas akadios compartieron a la feliz Mesopotamia. No quedarán rastros de ellos. Ninguna señal hasta ahora visible. Sobrevivió sólo el pueblo akadio, y aquélla fue su diáspora. De esa masa humana asolada y desolada nacerán varias naciones con los milenios, una de entre ellas, fue la hebrea, otra de igual valor, la árabe.Deportación  El texto bíblico sólo recoge el hecho de esta imprevista partida de Ur, pero no las motivaciones. Las calla como callará en muchas otras oportunidades, dejando entrever lo suficiente como para que la arqueología completara el crucigrama.  El padre de Abraham -Taré- recoge a toda su familia y parte de Ur imprevistamente, en Génesis 11:31. Uno de sus hijos -Arán- ha muerto allí (Gen. 11:31). Según nos dice Flavio Josefo la partida de toda esta familia bíblica, se produce a raíz de la muerte de este querido hijo. La tradición bíblica deja a la vista una sola víctima de aquella depredación con multitud de pérdidas humanas. Esto no cubre el hecho real rescatado modernamente, pero nos deja la señal propia, donde un duelo es suficiente para dejar atrás a esa Ur ahora humeante. Calcinada. Devastada. Sin futuro. Llena de muertos.  Como buen escritor clásico Josefo es exacto y racionalista. Aplica la lógica y los simbolismos legendarios toman en él, un cauce explicativo. Al hacerlo nos entrega nuevas fuentes para completar la historia viva.  Este miembro que la familia ha perdido, nos dice Josefo, llamado Arán, era un personaje de importancia pública y se le había erigido un monumento Y si algo nos dejó esa bella cultura mesopotámica, son las espléndidas y refinadas esculturas representando a sus mandatarios. Resúltanos entonces de impacto pensar que uno de ellos, una de estas esculturas que hoy llenan museos, puede ser de Arán, en acuerdo a lo que sostiene sin preámbulos Flavio Josefo. Un personaje importante y con monumento, tan caro a esta cultura de Mesopotamia que dio más importancia al hombre que a los dioses en su arte escultórico. Esto es conocerlos bien de cerca. O con precisión.  O sea que Arán como dirigente de Ur fue sin duda defensor de su ciudad, muriendo en el sitio de Ur. Semejante a la muerte del rey Pedro II de Aragón defendiendo su ciudad de Toulouse ante las tropas que trajeron desolación y muerte de todos los albigenses. El autor clásico nos dice sin embagues: "como Tare (padre de Abram) odiaba a Caldea por la muerte de Aran, todos emigraron". La conexión histórica es evidente. Aquel hermano de Abraham muerto en Ur y célebre en un monumento, personifica la destrucción de Ur y el asesinato de sus gobernantes, tanto como de sus habitantes.  Arán fue sin duda un político caldeo, una figura de la dirigencia. Como sucede en todas las conquistas, sea de Sumer-Akkad, o del Incaísmo, o de las guerras medioevales, es la clase política autóctona la que paga con su vida los derechos del invasor triunfante.   Emigran del país arrasado, pero lo llevarán en sus venas como etnia semítica. Mientras que los súmeros en cambio, conviértensen para siempre en una raza extinguida. Flavio Josefo llamará al conjunto de estos "caldeos" cono "nuestros hermanos de allende el Éufrates". Las variaciones religiosas en el siglo primero de nuestra era, no eran para este Fariseo (sacerdote de Judea) de gran importancia, sino la filiación de origen.  Llama la atención el exterminio completo del pueblo más antiguo (el súmero) logrado con tanta amplitud. Solo la paciente labor arqueológica descubriría cuatro mil años después, su brillante existencia.    Sigamos con Abraham y su etnia salvada: Emigración. Partida de Ur, ciudad en ruinas. El texto bíblico y la historia viva están de acuerdo en este estrecho desfiladero inicial. La diáspora y el progrom han comenzado. El medio oriente se puebla en aquel trágico momento de comunidades cultas y errantes, con un jefe fuerte y patriarcal, que pululan en todos los documentos encontrados.  Ahora bien, hasta aquí todo nos resulta de una claridad comprensible. Pero viene un enigma. En el Génesis 11:31, se dice que salió aquella familia de Ur en dirección a Palestina -o sea hacia el sur- y sin embargo fueron a Harrán que quedaba al norte. Hay una contradicción que encierra un enigma histórico. De lo que parece en sentido figurado, que la brújula o el sentido de orientación de esta comitiva estaba descompuesto :   "Salió con ellos de Ur de los Caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harrán y se quedaron allí".   Pero resulta que este camino inverso los llevaba al corazón mismo donde vivía la horda invasora, a su asentamiento, pues los hurritas eran los maloneros invasores arios. En Harrán ellos estaban en la tierra de los depredadores del Medio Oriente, alojamiento que no pudieron elegir a plena voluntad, solamente como prisioneros...  Por lo mismo si tratamos de ordenar este texto bíblico en función de la historia nos sorprende, con duda y asombro, que un civilizado habitante de Ur como Abraham quien según Flavio Josefo era matemático y astrónomo -fama que tenían todos los "caldeos" en los tiempos clásicos de este autor- resolviese emigrar a las tierras donde tenían su campamento los feroces invasores indoarios ¡Imposible que ello fuera por su propia voluntad, como una autoflagelación! Era Harrán desde donde partieron los incendiarios de Ur, sus asesinos, la horda que los dejara sin hogar.   La familia de Abraham llegó allí, sin duda, deportada. No hay más que mirar con detenimiento un mapa y ver el largo camino de Ur a Harrán que, según parece, Taré, Abraham y los suyos emprendieron para descender culturalmente... ¡Es un capricho por demás extravagante!.  Mucho más cerca de una explicación lógica sería que estos patriarcas hubiesen sido llevados allí por la fuerza, como personajes destacados de sus conquistas. Un caso semejante al del mismo Josefo junto a los Flavios, quien de prisionero luego del sitio de Jotapata, pasó a integrar la Gens Flavia cuando la familia Flavia volvióse emperadora de Roma. Para transformarse más tarde en el erudito clásico que el mundo conoce, y además en un hombre muy rico. Es una posibilidad. Ya que en Gen. 12:5 se nos dice que en Harrán ellos habíanse enriquecido.  De hecho, los emigrados cuyo padre Taré muere en Harrán, vuelven a emigrar sin explicaciones históricas claras por parte de los escribas hebreos, quienes resuelven todo fácilmente dándole un giro religioso (Gen. 12). Los giros de esta índole no dan claves históricas y nosotros no logramos aclarar, qué hacían todos ellos en Harrán y cómo lograron irse de allí.  Dentro de una realidad posible en la historia viva, ellos en la tierra de los invasores sólo pudieron ser deportados a la fuerza, como cautivos. Cualquier akkadio de aquellos tiempos y en aquel lugar, sería allí un prisionero y no un refugiado. Pero de algún modo lograron destacarse entre los bárbaros, mejoró sus situación como sucedió en los cautiverios de Babilonia y Nínive, de modo que viviendo entre los hurritas hicieron dinero. Quizás actuaron como maestros. También los romanos "importaban" prisioneros griegos como pedagogos y administradores de sus bienes. Uno de ellos fue el filósofo Epitecto.  El jefe comunal es en ese momento Taré, la persona diplomática que consigue mejorar la situación de este grupo humano (simbolizado en la Biblia como una sola familia). Incluso allí enriquece. Su muerte trae aparejada la necesidad de una partida inmediata de Harrán. Taré tuvo una actitud fatalista, aceptó al destino adverso, pero no así su hijo Abraham, el rebelde. A la muerte de su padre se niega a continuar en el cautiverio de Harrán, y esto se hace evidente más adelante en el futuro por la lucha que mantendrá en Palestina, contra todos los bárbaros arios, al frente de un ejército.. ...¡Y comienza una nueva diáspora para los fugitivos!...  Oriente  Ardiente  El Génesis bíblico destaca sucesivamente la siguiente síntesis: la partida de Abraham desde Ur hacia el país de los hurritas, luego su salida de allí hacia Palestina (tierra de Canaán), más tarde su llegada a Egipto alojado por el Faraón, y después su regreso a Palestina. A continuación viene un suceso histórico muy importante: su alianza con los reyes de Sodoma y Gomorra en guerra contra Tidal rey de Goim, donde se registra la primera presentación bíblica de los invasores arios, en calidad de tal, con su nombre propio y en acción bélica.   Los pasajes bíblicos de Abraham son claves verídicas sobre acontecimientos transcurridos a partir del 2006 a. C. en el Oriente Antiguo. Importan a la historia porque son parte de ella. Podríamos relatar todo esto en función de la arqueología pura, pero si nos valemos del texto bíblico es para señalar el equivalente con la memoria de los antiguos.¡Oriente Ardiente!El grupo devastador de guerreros bárbaros se ha dividido en cinco ramales. Son ellos : los mitanios que ocupan Harrán, los kassitas que caen también sobre Mesopotamia, los persas sobre Elam, los arios que devastan el Valle del Indo, y los Hititas de Anatolia. Este es un reordenamiento posible del proceso. Una forma de aclarar los aconteci­mientos. Pero la verdad es que la anarquía resulta general.   Los guerreros nórdicos no eran ni mucho menos por entonces un cuerpo de ejército. Se asociaban, diseminaban -y confundían- buscando simplemente la presa a saquear. Vivían del robo, del esfuerzo ajeno. Tal como los maloneros ranqueles de Argentina en el siglo XIX. O como los piratas vikingos de los primeros tiempos. Los vemos aparecer y desaparecer en el relato histórico, tanto como en el bíblico.  Cazadores de bosques fríos, sin ninguna cultura para un existir civilizado, ignorantes de un vida sedentaria que les permitiera producción y habitación. "Un pueblo que nunca había conocido una ciudad", como dijo el poeta de Ur. Jean Duché dice de ellos que ni siquiera supieron construir murallas. Sus castillos, en el caso particular de los hititas (enemigos declarados de Egipto), eran fortalezas indefensas según las analiza C.W. Ceram.  No tenían una organización de batallones y su guerra dura se amparó en la violencia pura, apoyados en una mayor estatura corporal y gran musculatura, sobre ciudades pacíficas que no los esperaban. Ni estrategas, ni conquis­tadores. Hordas primitivas que bajaron de los bosques hiperbóreos por motivos todavía no establecidos hacia el 2006 a. C., muy probablemente a consecuencia de cambios climáticos. O sea por un enfriamiento del planeta, como tres mil años después sucedería con los vikingos al helarse Groenlandia y los fiordos noruegos, hecho que los impulsó a llegar hasta Vinlandia (América).  Se asienta ello además analizando su panteón mitológico, donde nos ofrecen una particular visión que los identifica con esta procedencia, muy extraña por cierto para el cálido Medio Oriente. Estos son sus mitos:   El granizo invernal. La tormenta. La neblina... Tales son sus dioses.  Su único conocimiento hasta aquel monumento consistía en la cacería para obtener alimentos, y en la vida al aire libre o en refugios naturales. De esta manera "cazaron" a los habitantes de Ur como en el caso de la familia de Abraham... Y los llevaron como presas importantes vivas, tal como hace modernamente con los animales interesantes, igual a piezas de colección para nuestros zoológicos.  Demolerán a Ur con las picas, pues desconocen la existencia de una habitación para el hombre. Lo mismo hicieron los arios sobre el Valle del Indo, como lo expone S. Piggot, donde las ciudades de Harappa y Mohengo Daro (las mejores de la antigüedad) sufren esta devastación para nunca resucitar. Aquellos rubios hiperbóreos irrumpen en sus vidas de golpe "como un huracán" (en palabras del poeta de Ur) provenientes de un estado neolítico, como cazadores primitivos salidos de un mundo precultural, que arremete en una cruel cacería de nuevo cuño :   "La caza del hombre"Dios   Marte  Este fue el origen de la guerra. Su ingreso en la civilización tuvo el arranque inicial en aquellas bandas salvajes de hiperbóreos que ignoraban hasta las más simples y elementales formas culturales.   Ni la agricultura. Ni la industria. Ni la vivienda. Por lo que se desprende de ellos en el estado original que los encontramos, habían vivido hasta entonces en refugios naturales de cuevas, y matando para sobrevivir sin constituir ningún cuerpo de nación. Los últimos bárbaros que fueron los vikingos, explicaron al rey de Francia cuando invadieron Normandía, que eran todos iguales y no tenían jefe.  Era un contraste completo con la vida regular, urbana, tal como la entendían en forma cotidiana, sus victimas del Oriente Antiguo.  Las deidades únicas que ellos traen son de una pasmosa truculencia. En los hititas (o heteos como les llama la Biblia) su máximo tótem es "Nerik, dios hitita de las Tormentas". Y en el Valle del Indo los arios que destruyen Harappa tienen a "Indra, el Destructor" quien es el gran héroe de esta epopeya hindú (estudiado por Piggot y criticado por él con sumo sarcasmo). El resto del panteón indoario tiene: Neblinas invernales y Granizos árticos.   Esa es sin duda su procedencia, lo que nos muestra una vida durísima. Adoptan los carros súmeros de labranza para transformarlos en carros de guerra. Los cuchillos para abrir surcos, para asesinar. Caen sobre la  civilización del Antiguo Oriente, como el salvaje malonero ranquel del Cono Sur sudamericano en los siglos XVII, XVIII y XIX, el cual adoptó el caballo y armas de fuego para devastar empresas jesuíticas y ciudades argentinas, a las que hubo posteriormente que reconstruir (Río Cuarto, Pilar...etc.) robando ganado y mujeres cautivas.  Procedían a la captura de bienes ajenos transportables (la habitaciones las derrumbaban como dicen los poemas súmeros) y de este modo se posesionaban de seres humanos, objetos y ganadería. Esto es: un robo completo a estas naciones o de lo contrario la muerte total de toda una etnia (súmeros).   Se apropiaron también en ciertos casos del panteón de los vencidos, pero en una "confusa mezcla" según lo analiza Jean Duché. Es así que reconocemos poco a los originales, tal como ellos los transformaban. Superpuestas sobre ese descarnado primitivismo, las estructuras de los orientales oprimidos resultan grotescas e ingenuas. Pero es ya el comienzo de su evolución como pueblo salvaje que intenta transforme en urbano, de lograr su superación. Es el modo como ellos -que aún son neolíticos indoarios- pueden realizarlo. Son torpes y primitivos, pero hay que reconocer que intentan aprender. Los milenios llevarán a esta etnia aria hacia la cúspide de nuestra cultura moderna.  Pero nunca más, desde su inauguración en ese lejanísimo siglo XX a. C., el saqueo y la cacería humana habrían de apartarse ya del concepto histórico. Lo hemos heredado. Lo continuarán: Asiria, Persia, Grecia, Roma (sin olvidar el propio "saco di Roma"), y modernamente vemos la destrucción de Cuzco y Tenochtitlán, más próxima a nosotros. Ya no podemos dejar de asombrarnos, pues aún en este comienzo del siglo XXI de nuestra era, la cacería humana fue expuesta al mundo recientemente en Sarajevo, Servia, Bosnia, Chechenia, Irak, Afganistán, Palestina.  Intelectualizado más adelante el concepto guerrero, tomará nuevos nombres: disciplina, estrategia, táctica, organización, etc. Pero su contenido sigue siendo el mismo. Ayer y Hoy.  Para establecer un contraste con el tiempo anterior al 2006 a.C. podemos exponer un análisis, donde las naciones victimadas nos ofrecen otro panorama de vida. Una vida urbana, con la presencia de elementos puramente defensivos. Ninguna nación oriental de la Edad de Bronce estaba preparada para atacar a otra. La más fuerte de todas ellas en este aspecto, en Caldea, fue Akkad, a cuya etnia semítica pertenecían Abraham y familia aunque viviesen en la gran urbe súmera de Ur (atraídos sin duda por su importancia). Pero Akkad era fundamentalmente una potencia comercial y su ejército constituía en realidad, una policía. Cada avance territorial de los akkadios establecía tratados comerciales.  Los reyes akkadios como Naramsin y Sargón confederaron las ciudades mesopotámicas en la corona de Sumer-Akkad. Su fuerza armada en este proyecto, era solamente una policía estatal y política para lograr la unificación. Protección a la que acudían en los momentos necesarios, a fin de asegurar la paz social, pero no estaban preparados para resistir el ataque invasor externo.   Esta unificación lograda bajo los reyes semitas akkadios hizo factible a Taré, padre de Aran y Abraham, establecerse en la ciudad súmera de Ur, donde se hablaba en un sistema bilingüe (dejaron textos bilingües en cuneiforme). El akkadio era la única lengua semítica escrita de aquel tiempo y debió ser la lengua de Abraham, ya que quedan también registros egipcios en akkadio, como la lengua internacional más extendida.  Las armas usadas en aquel tiempo reflejan esta misma característica. El arco figura en los primeros tiempos mesopotámicos, pero sólo en la cacería animal y no enfrentando al hombre. Las flechas de la tumba de Kalamdug, en Ur, son de uso deportivo y no armas de guerra. Los pueblos civilizados del Antiguo Oriente diferenciaron la caza del animal, a la caza del hombre.   Pero para los bárbaros y primitivos invasores indoarios, fue la misma cosa. El desorden que produjeron con sus incursiones salvajes, fue absoluto. Los restos arqueológicos de sus ataques están desparramados en una confusión completa, lo que implica la falta total de disciplina y hasta del concepto de conquista y estrategia. Para esto último se necesita un mínimo de culturización, que ellos estaban lejos aún de poseer.   En el valle del Río Indo se hallaron cadáveres degollados, junto a casas saqueadas, devastadas y abandonadas, sin usarlas. Estos bárbaros arios del grupo mitanio guiados por "Indra el destructor de ciudades" (¡Y bien que las destruyó!), dios demoledor evocado en el Ramayana y el Rig Veda, no podían explicarse para qué servían las paredes y los techos... Y como tal no los usaron. Así en el suelo, tras el atropello, fueron halladas las ciudades de Harappa y Mohengo Daro.  Eran hordas que aparecían, desaparecían y reaparecían como bandas fantasmas. En el Oriente Medio iban desde Anatolia hasta el borde de Egipto (quien siempre pactó con ellos). Kassitas, mitanios e hititas, los tres grupos principales saquearán por ejemplo Babilonia en forma alternativa sin ningún plan político, únicamente por la codicia del botín momentáneo. Pero esto era más que suficiente para desalen­tar a todos los orientales, quienes volcaron su mirada hacia Egipto como tierra civilizada más segura, haciendo que Ibsha y Abraham, jefes de comunidades culturales, pidieran asilo al Faraón al mismo tiempo... ambos a Amenenhat II.  Todos en conjunto, invasores e invadidos, esparciéronse por el Medio Oriente como una fuente de agua derramada sin orden fijo. Este es el misterio de las marchas y contramarchas de Abraham, que encierra en su persona el simbolismo de todo un grupo humano. Sus propios hijos Ismael e Isaac son figuras sintéticas. Pues si por ejemplo siguiéramos el texto bíblico letra a letra, día a día, año a año, entonces tendríamos que desde el 2.006 al 1.700 (fecha de José) habría cuatro únicas personas durante trescientos años, Abraham, Isaac, Jacob y José, lo cual es anacrónico.  Pero el texto bíblico nos da un detalle importante: Abraham se halla en Canaán (nación semita de cultura egipcia) entre sus tantas peregrinaciones, y cuando llega el momento de morir Sara, él la entierra en la heredad de Efrón heteo, en Génesis capitulo 23. De esta manera se analiza que las incursiones hititas desde Anatolia llegaban hasta Palestina.  Este grupo humano caracterizado en la persona­ de Abraham, ha estado ya viviendo anteriormente entre los arios. Comenzando por los hurritas (rama mitania) y ahora lo vemos entre hititas. Con ellos convivieron en distintas ocasiones, pues David vencerá por medio de la astucia al heteo Goliat y también enamorará a la esposa de Urías heteo (Betsabé). Salomón será hijo de ambos y por lo tanto de una dama hitita. La documentación antigua como la prueba arqueológica dan un mismo resultado.Goim  También encontramos a nuestro personaje como integrante de una curiosa guerra multinacional, que antaño entusiasmó a los exegetas a causa de que participaban en ella los reyes de aquellas ciudades deslumbrantes llamadas: Sodoma y Gomorra... Las cuales, sabemos, produjeron un delirio de siglos. Esta guerra es para nosotros uno de los más acabados puntales históricos de la Biblia.  La encontramos en el capitulo 14 del Génesis. Son nueve reyes. Una Enéada. Número simbólico entre los antiguos. Se han dividido en dos bandos. El primero de los bandos se halla compuesto por reyes arios (los invasores) y el segundo bando por reyes semitas que se rebelan contra la opresión de los primeros (o sea los invadidos reaccionan) y que son aliados de Abraham.  El antiguo ciudadano de Ur que estudiaba las estrellas, el matemático y astrónomo, se ha convertido ahora en un militar. Su gesta heroica lo llevará a vengar a Ur su ciudad de nacimiento, los largos años de cautiverio en Harrán, su peregrinaje incierto. Tiene sobre todos los otros orientales una ventaja mayor, pues Abraham conoce a los indoarios ya que vivió entre ellos como cautivo, ha padecido su vandalismo y debió emigrar de la bella Caldea hecha cenizas. Es la persona mejor preparada para enfrentarlos.   Esta filiación indoaria del primer grupo se establece en comparación con el texto bíblico y los datos aportados por la arqueología, en el análisis moderno. De estos reyes invasores el más sugerente es:   "Tidal rey de Goim..."  Y a quien en la traducción del hebreo al castellano,  hecha por Casiodoro de Reyna (un rabino español emigrado a Inglaterra), que es la más antigua en lengua castellana (siglo XVI d.C.) se lo llama "Tidal, rey de naciones".   Tengamos presente que la colectividad hebrea actual llama siempre "Goim", a quienes no pertenecen a ella. Y por lo tanto es un buen índice para rastrear la nacionalidad de Tidal, al que podemos así identificar como uno de los primeros reyes hititas en contacto con los invadidos, el cual aparece en la lista de reyes del Imperio Hatti, (hitita-heteo) con el nombre de Tudhala. Podemos ver que son las mismas consonantes, tal como se escribe el hebreo o el árabe, sin vocales.  Puede decirse que para el cronista bíblico Tidal o Tudhala capitaneaba una coalición de bárbaros depredadores (eran Goim, por tanto no semitas) a los que Reyna llamó naciones. Este hecho ha llamado la atención de los investigadores y James C. Muir es muy preciso. Según él la toma de Babilonia por los hititas durante aquel período con todo su desastre involucrado, se encuentra detallada en las crónicas conocidas como Tablillas de Spartoli. En ellas encontramos la referencia buscada, con la presencia de tres reyes. A saber : Thudula, Eri-Eaku y Kudur Lahamal.   A los que Muir ha reconocido en detalle como los bíblicos:   Tidal (Tudhala), Arioch (Eri-Eaku) y por último Chedorlaomer (Kudur Lahamal). Quienes aparecen en el capitulo 14 del Génesis hebreo, como una coalición guerrera indoaria la cual según vemos siguió avanzando desde Babilonia hacia el sur, en su característico saqueo de acuerdo al texto bíblico:   "Tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones y se fueron" (Génesis 14:11).    Los oponentes que se rebelaron contra la opresión de éstos, luego de 12 años de servilismo como dice el texto en Gen. 14:4, y que reciben la ayuda salvadora de Abraham, eran sin duda reyes orientales de su misma etnia, oprimidos y vejados. Y toda la narración describe un hecho que aconteció históricamente.   Podemos ver claramente que aquí aparece Abraham con gran fuerza y poder. Con un ejército. Además como jefe de una comunidad, al ser él un semita emigrado de Caldea. Participa de todos sus aconteceres y en este salvataje su figura se nos muestra con un valor político bien cimentado, pues finaliza la operación en Génesis 14:15, diciendo:   "y les atacó y les fue siguiendo hasta Hobah al norte de Damasco".   Se ha convertido de este modo  Abraham en un hombre de gesta, en un valiente guerrero a quien nada lo amedrenta. Atrás suyo quedó Ur en llamas, el pueblo extinguido de los súmeros que él vio en su juventud, su tierra devastada, sus casas y templos demolidos. Es un vengador. Se ha impuesto a sí mismo desalojar al invasor. Al depredador. Ya no estamos ante un personaje mitológico, sino ante un ser histórico que vivió con plenitud los acontecimientos de su tiempo y formó parte importante de ellos. Frente a estos datos debemos acotar que Nicolás de Damasco decía de él en su libro IV :  "Abram reinó en Damasco siendo forastero y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea".  Este dato es de suma importancia, pues lo muestra como militar y general de un ejército, superando en gran medida el dato bíblico. El papel que encarna Abraham es heroico, meritorio, y a más de ello logra mantenerlo. Pues con su talento y valentía ha recuperado Damasco, trayendo a la vez un nuevo renacer de posibilidades para los acosados reyes de Sodoma y Gomorra, llamados en el texto bíblico Adma, Zeboim y Zoar (¿Dos ciudades y tres reyes?)   ¿Qué eran estos reinos? Es decir Sodoma y Gomorra, tan misteriosos para los novelistas. Se parecen al leer el texto bíblico a grandes estancias ganaderas como las de Argentina, Uruguay y Brasil. Contienen inmensas haciendas y son presa fácil para los cuatreros de ganado: o sea los hititas. Se habla del riego y el pastoreo en las antiguas Sodoma y Gomorra. Su hacienda es fundamental.  Lot coloca tiendas en Sodoma lo que nos hace pensar en una comunidad mutable. Tiendas y ganados son transportables. El ganado bovino y caprino es el más corriente en el Medio Oriente y aparece en todos los textos. La cabra es muy típica de Caldea con muy bellas representaciones, incluso en oro. Y era sin duda ésta la ganadería bíblica, mencionada varias veces, la cual además es la más fácil de movilizar por los caminos, tanto como de ser víctima de la sustracción por aquellas hordas que nada producían y todo lo saqueaban. Campos, vituallas, provisiones y ganado, son las pérdidas de estos reinos de Sodoma y Gomorra según el recuento que encontramos en el capitulo 14.  Estos grandes hidalgos ganaderos tienen, como en la nobleza campesina medieval, un representante que los nuclea: Bera, rey de Sodoma. Es el único de esta coalición oriental que entra en contacto directo con Abraham, pues su voz representa a los otros reyes como delegado. Bera es su jefe. Ahora ha vencido Abraham en el campo de batalla, quien a su vez se ha federado para este combate con tres preclaros "varones" de Amor (los amorreos) llamados: Aner, Eschól y Mamre. Lo que hace evidente que Sodoma y Gomorra no estaban bien pertrechadas y necesitaron el apoyo militar de Abraham.  Terminado el combate sale a su encuentro Bera, el rey de Sodoma, para hacerle una brillante propuesta. Pero ésta no satisface en absoluto a Abraham, aunque comprendemos que era lógica su proposición pues Bera quiere comprarle su ejército con el cual ha vencido a los hititas y pagárselo con ganado (Gen. 14:21). Lo que una vez más demuestra que Sodoma era una gran hacienda. Un trato comercial explicitado en estos términos debía estar muy bien pago, y además cubriría las necesidades de seguridad para aquellas regiones en constante peligro de bandolerismo.   Pero la negativa de nuestro personaje lo define como un miembro de la dirigencia. Abraham le explica que él no ha combatido por interés económico, sino como una consigna. Puesto que no es un mercenario :   "Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de lo que es tuyo, porque no se diga: Yo enriquecí a Abram". Quédanos claro, al no aceptar pago alguno, que nuestro paladín cumple con un papel político y militar de salvador de naciones atropelladas. De libertador de las mismas. Solamente le acepta al rey Bera comida para su gente y el pago para los que entre ellos, sí, son mercenarios. Como vemos en todos sus aspectos la historia relatada en la Biblia, que tiene por protagonista a la persona de Abraham, recoge los diferentes pasos y aconteceres de aquellos arrasados habitantes del Medio Oriente en el segundo milenario antes de nuestra era.No en vano aparece por primera vez la palabra "Hambre"... que generan todas las guerras y saqueos. Cuando no se cultiva, cuando no se construye, cuando se huye. Siempre se alude al "hambre" extendido sobre las poblaciones saqueadas y que será el motivo del traslado a Egipto de la familia de Abraham, y más tarde la de su nieto Jacob cuando ya José sea Visir del Nilo.  En las dos oportunidades tenemos excursiones devastadoras de maloneros indoarios, que nada perdonan a su paso. Las fechas dadas para estos dos arribos bíblicos a Egipto son 1900 y 1700 a. C. En la primera fecha Babilonia es arrasada por los hititas, que llegan según el escriba bíblico hasta Palestina. Y en la segunda tenemos a los kassitas saqueando a su turno Babilonia. Con doscientos años de intervalo, los salvajes cuatreros preculturales hacen temblar el Medio Oriente.   Pero Egipto permanece a salvo.Hambre  Con Abraham el cronista hebreo nos entrega por primera vez la palabra Hambre: "Hubo entonces hambre en la tierra y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre de la tierra" (Gen. 12:10).  La Biblia menciona "hambre" como sujeto principal de ese momento en aquel escenario, al que hemos visto dramatizado. Es el escenario de las invasiones. La idea de por sí en cuanto a la falta de alimentos siempre dio una sugerencia trágica. Aún hoy. Pero los hechos resca­tados del subsuelo arqueológico son aún más elocuentes ¿Cuál era realmente el "hambre" que existía en la Palestina del 2º milenario a. C.? No solamente las ciudades diezmadas ofrecían su sombra tétrica de espanto, sino asimismo los campos, los rebaños robados, las plantaciones yermas y los cúmulos de cadáveres listos para el proceso de la peste.  Para ubicarnos con más soltura en este proceso, avancemos mentalmente, hacia otros períodos históricos que se hallan más cerca de nosotros. En una similar y cruel destrucción por tierras europeas tenemos a: vándalos, visigodos, francos, hunos y vikingos. Con sus devastaciones, cadáveres, ruinas, cosechas destruidas, casas en llamas, templos arrasados y bosques quemados.  El cono sur sudamericano y en especial la incipiente Argentina del siglo XIX conoció los arranques vandálicos llamados "Malones" de pueblos preculturales, guiados por los caciques Cafulcurá, Catriel, Pincén, Namuncurá, Saldán... Hordas que nada perdonaban.  Y volvamos ahora al tiempo bíblico. La cruel descripción que el investigador escocés Piggot nos da sobre esa llegada violenta de los arios (grupo mitanio) al Valle del río Indo, es una muestra candente. Estas bellas ciudades olvidadas de inmediato por sus depredadores, deshabitadas desde su arribo, sin utilizarlas para nada ni siquiera para ellos mismos,  ofrecían la confirmación más evidente de la barbarie bajo la pala del excavador.  Los libros religiosos hindúes estudiados por Stuart Piggot como el Rigveda, el Bagabad Gita y el Ramayana son una descripción detallada de estos hechos con destrucción de diques y moradas, plagados de asesinatos supuestamente místicos y que el erudito escocés va colocando en su punto fijo sobre ese doloroso aniquilamiento de la civilización del Valle del Indo. Hechos que los posteriores cronistas hindúes quisieron envolver en un halo religioso, pero que desmenuzados en la actualidad por los investigadores modernos, y con el aval de la UNESCO, cobran un sentido muy distinto.  Es la misma tragedia relatada por los poetas de Ur, con los mismos grupos de protagonistas y dentro del 2º milenario a. C. Es el escenario del exilio de Abraham con su comitiva errante. Es la antesala de Ibsha y sus ricos acompañantes antes de llegar a la corte de Amenemhat II quien los alojaría en Medinet Habu, cerca de Hermópolis. Sucesos aparentemente separados que llegan por distintas fuentes, pero que recogen una sola historia arqueológica abierta para nosotros, registrada en dolientes recuerdos por el cronista bíblico.  Los vínculos comerciales y culturales entre Mesopotamia y el Valle del Indo eran intensos y continuos. Compartían estrechas relaciones de identidad en algunos puntos específicos. Hay objetos de unos en las moradas de los otros. Sumerios, akkadios y los habitantes urbanos de las ciudades del Valle del Indo, de aquella Edad de Bronce se correspondían en relaciones, visitándose continuamente, viajando intensamente, hasta que los bárbaros idearios del 2006 a.C. ("una horda llegando cual una tempestad" como dijo el poeta súmero) ... los destruyeron.  Esto confirmaría la opinión de Clearco, discípulo de Aristóteles, que vinculaba al pueblo hebreo con los filósofos indios. Megástenes compartía la misma idea. El periodo clásico como vemos aún retenía imágenes del pasado que la arqueología iba a rescatar en el tiempo.  No deja de ser curioso que en su Libro V, Tácito dejó escrito : "Cuentan que los judíos fugitivos de la isla de Creta asentaron en las últimas partes de Libia (norte de África) en tiempos que Saturno fue echado de la tierra por la violencia de Júpiter y obligado a dejarle el reino. Fúndase este argumento por el nombre siendo como es en Creta muy famoso el monte Ida (frente a Faestos) cuyos habitantes llamados Ideos, al uso bárbaro se llamaron Judíos". Debemos tomar este comentario como una tradición romana, sin olvidar que en esos tiempos en la zona helénica había grandes asentamientos hebreos, especialmente en Alejandría (latín: Judíos = Iudeos). Pero el dato de Tácito es muy importante porque evidencia que los tiempos clásicos retenían recuerdos del pasado.    Los akadios de Caldea, los egeos (cretenses) del Mediterráneo y los antiguos habitantes urbanos del Valle del Indo eran civilizaciones de un alto nivel, cuya cultura estaba ya bien establecida en el año 3.000 a. C. Sus logros y desarrollos les dan una perspectiva adicional. Además pertenecían a un mismo tipo racial de cráneo dolicocéfalo. Es una sola historia.   ¡Pero todos ellos serían diseminados por el mundo!... debido a la barbarie vandálica del año 2.006 a. C... O a la erupción volcánica del mar Egeo, con un gigantesco Tsunami en la isla de Thera. Y ellos odos a su vez habrían de emigrar a Egipto por diferentes vías, en busca de refugio.   El Nilo, lejos de aquella penuria fue para estos fugitivos un nuevo hogar. Un oasis de paz. Una tierra nueva:  UNA  ESPERANZAEl  ELEGIDO¡Todo sucedió como la ira de Júpiter! Desastres telúricos e invasiones salvajes. Pueblos errantes que de sedentarios se transformaron en nómades. Tal es el saldo con que se inicia el segundo milenario. Y ése es el escenario en el que debe peregrinar Abraham.  La geopolítica del momento es de una anarquía total. Nos encontramos con grupos masivos de orientales perte­necientes a la etnia semítica, desparramándose por toda la costa mediterránea asiática e ingresando incluso en Grecia. Aumenta el número de cráneos dolicocéfalos en esta región. Pero tampoco el Egeo (lugar de refugio, cuando la invasión) es en manera alguna un lugar seguro y hasta parece que los "aqueos" -una tribu indoaria de menor cuantía como fuerza bélica- habrían aprovechado la oportunidad para robar las ciudades destruidas por la erupción. A su vez grupos de refugiados egeos (keftis-cretenses) se presentan en Egipto.  Bandas salvajes recorren Mesopotamia, Palestina y el Valle del Indo. Y por espacio de doscientos años todo se mantiene en el mismo estado caótico. Este desarrollo, que es totalmente arqueológico, ha sido también reflejado por el cronista hebreo que lleva a aquellos patriarcas desde la partida imprevista de Ur hasta el ingreso de José al Egipto, en un estado nómade de peregrinación permanente. Por extraña paradoja los semitas no eran en su origen -cuando aparecen en el primer momento de su historia- una comunidad nómade. Estaban bien asentados en ciudades confederadas, con esquemas orgánicos, leyes, literatura, artes e industrias. Se transformaron en nómades cuando fueron arrojados de sus casas. A partir de allí el devenir les daría un cauce muy diferente.  Abraham como personaje vivo, es real y de su época. Puesto que es realidad todo su acontecer dentro del escenario que tocóle superar. En la dura circunstancia de tenerlo todo, perderlo todo y rescatarlo todo. No cabe duda que él fue un Elegido por el destino para sortear abismos de dolor, dejando tras de él a su estirpe viva, allí donde todo era muerte.  Los contemporáneos a los actores bíblicos son reconocidos por sus nombres propios dentro de la Historia ... menos ellos los bíblicos. Nadie se llama en esos tiempos en Mesopotamia, Palestina o Egipto : Abraham, Isaac, Jacob o José. Hoy sí son nombres corrientes. Cabe pensar que eran nombres de cofradía. Los cofrades cambian siempre su nombre público o civil, como ocurre con el Santo Pontífice de Roma, cuando en realidad han nacido con otro. Igualmente sucede con los monjes. El Pintor flamenco Van der Goes se llamaba como monje : Hugo.  Cabe pensar que ellos fueran las cabezas de una logia caldea sobreviviente a la gran extinción. Pues de pensamiento y mística trata siempre la Biblia, lo que les ha permitido trascender más allá de su etnia. Queda decir como síntesis de nuestro personaje, que Abraham fue un hombre que luchó siempre contra la adversidad: venciéndola. Sobreponiéndose a todo el caos circundante y saliendo vencedor de ese reto durísimo que le proporcionara el destino. Papel que corresponde a un verdadero ELEGIDO  
  FÁBULAS  DE  LOS  ESTUDIANTES  ooooooPARTE 1  (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70)  Por Alejandra Correas Vázquez       "Esta es la imagen de la casa donde transcurrieron los momentos más preciosos de mi vida. Casa de la que se marcharon y adonde volvieron a golpear nuestras aventuras, como lo hacen las olas cuando se enfrentan a un peñasco árido."  Alain Fournier  (Le  Grand  Meaulnes)  FÁBULA  UNOoo  LA  ABEJITA  oo            Asomada sobre las piedras blancas en el borde de La Cañada, ella contemplaba al hilo de agua sobre el lecho de cemento, que iba a reunirse con el río Suquía en la desembocadura del último puente. Los altos paredones estaban resecos y la hebra brillante semejaba al surco de lágrima que cruza la cara de un niño, al cesar el llanto.   -"El niño soy yo"- pensó... y aquélla era su lágrima.  Luego se apartó de aquel límite de piedras, para seguir caminando lentamente hacia su nueva casa. Las calles cubiertas de estudiantes abríanse como las ramas del ciruelo cargadas de blancas flores blancas, en aquellos días de primavera. Pero la brisa no traía aroma de pétalo, el polvo de la ciudad sólo transmitía la presencia del aceite. Aún de ello, los rostros juveniles del secundario se reunían con los niños del primario, en un solo delantal blanco.  Luz se mezcló entre ellos y volvió a alejarse al llegar a su transitorio destino. Una casa antigua de frente pálido y balcones de hierro. Una puerta de gruesas maderas y el zaguán con azulejos azules decorando las paredes.  -"¡Ya era hora!"- le dijo la anciana al verla llegar -"Cuido tu salud y no quiero que faltes al almuerzo".  -"Sólo estoy cansada, señora"- sentándose a su lado entrecerró los ojos  -"Y un poco triste. Debes acostumbrarte. Por esta casa pasaron muchos estudiantes"- la anciana se levantó llamando a la mucama  -"La ciudad es mía. Nunca viví fuera de Córdoba. Pero no es mi casa, y yo nunca estuve lejos de ella ...¡Extraño!..."  -"Piensa que tu padre goza ahora de bienestar. Hay allá una oportunidad profesional para él, que no debe irse de sus manos. Y en aquel pueblo de sierra no hay colegio secundario"  -"Están formando uno. Tienen ya segundo año pero yo voy a quinto. Este año termino el Magisterio"- confirmó Luz  -"Con más razón aún, debes habituarte a mi casa"- insistió la señora mayor  Se dirigieron a la mesa, larga y cubierta por un mantel bordado. Su forma ovalada y sus numerosas sillas, parecían un recuerdo estampado en la portada de un libro. El rostro de la dueña de casa era todo un relato, cada cana de su cabeza un año de vida o un hijo en el camino de la madurez. Por la ventana del comedor el patio se abría con sus numerosas macetas, y al final de la tapia el esqueleto de una construcción nueva, parecía elevarse para observar desde la altura del presente a aquella pareja de joven y anciana.  -"¿Por qué me espera usted, señora?"- díjole Luz -"Debe cansarse. Por mí no lo haga, pues yo no tengo apuro en llegar. Me obligará a venir rápido para que no se enfríe su alimento ¿Quiere hacerme un bien, si me ha tomado cariño? No lo haga. No me obligue a llegar a ninguna parte"-"¿Y por qué quieres impedirme que lo haga? ¿A quién puedo esperar?"-"Usted tiene una familia grande, la he visto. Aquí en esta casa viven sus nietos estudiantes"-"En apariencias, niña. Mis nietos tienen todos adonde llegar. Lo encontraron, y ya no necesitan de mi vejez... ¡Estoy segura que hasta les cansa! Me han visto tantos años que ya no saben por qué habitan en esta casa"- contestóle la anciana-"Porque es la casa de su abuela".-"Sí... Es suya, como es de mis hijos, pero no la valoran. No piensan que hay estudiantes que no la tienen, en esta ciudad universitaria. Como un joven estudiante extranjero, el cual durmió días pasados en la Plaza Colón cerca de nuestra casa, pues no encontró al llegar alojamiento. Un policía al descubrirlo lo trajo hasta aquí, pues tenía esta dirección ya que es compañero de curso de un nieto mío. O que otro estudiante también extranjero, con pocos recursos, arregló el calefón de nuestro baño el invierno pasado, para comprar libros". -"¿Es eso verdad?"- preguntó luz asombrada  -"Sí ... y ha sucedido muchas veces en Córdoba"- confirmóle la señora  -"Muy triste"- opinó la niña  -"Yo en cambio no lo veo triste, sino muy valioso. Opino que ellos llegarán lejos, pues saben luchar para crecer en la vida"  -"Lo logran desde el principio... es cierto señora"   -"Pero quiero decirte algo, niña. Aquí en esta casa yo soy la Abuela... Y como tu padre jugó con el menor de mis hijos, debes llamarme también "Abuela", para no sentirte tan extraña entre nosotros".  La joven sonriendo sentía agudizar más su nostalgia, pero debía sonreír para aquellas canas.  -"Bueno, espéreme Abuela".El caldo de caracú se escurrió frío por su garganta, mientras el armazón de madera en la nueva construcción vecina, parecía elevar más alto sus ladrillos.   Los obreros de esa construcción eran sólo sombras que se delineaban sobre el firmamento. Desde los andamios podrían divisar al horizonte recortado por las sierras. Podrían contemplar el escenario de la ciudad, como nubes bajas asentadas sobre un techo flotante, para dialogar con los vehículos del aire y así presentir el futuro de aquellos hogares, que habitarían el nuevo edificio.  Pero los rostros curtidos de aquellos trabajadores no vieron la línea escarpada del fondo serrano, cubierto por el blanco de la última helada. Ni se detuvieron a mirar los aviones que surcaban el cielo, arrastrando consigo un mensaje sobre los esfuerzos de tantos hombres, que dieron origen a sus vidas.  Sólo uno entre ellos elevó su mirada más allá de las calles ciudadanas, y meditó en su interior sobre las circunstancias que lo llevaran a mezclar el cemento con la cal, para albergar a nuevos seres. Era un estudiante. Quizás presintió en algún momento la mirada que Luz dirigía hacia todos ellos. O la soledad de la jovencita en la casona.   El estudiante contempló esas macetas sobre las baldosas, y un recuerdo de niñez lo hizo sonreír. Pero esa sonrisa no era grata a sus compañeros. Las rudas manos de aquellos hombres de arrabales batían la mezcla sin inmutarse. Sus pieles no sintieron el roce de la cal, como tampoco el zumbido de la solitaria abeja que en pleno centro de la ciudad reanuda su tarea. El la contempló un instante. Admiró sus sabiduría de milenios. Y cuando se hubo alejando, impulsado por su ejemplo salió como ella del letargo, y volvió a introducir sus manos en la mezcla.  La abejita descendió hacia las plantas florecidas, su color pardo se mezcló entre las corolas. Aleteó frente a los vidrios del comedor, detuvo el vuelo junto al perfil de la niña, y como un mensaje de esperanza se apartó nuevamente en la prosecución de su camino.  FÁBULA  DOSoooooooooSIESTA  Y  VISITA  ooo    Después del almuerzo la anciana se dirigió con prisa hacia su habitación. La siesta extendíase por la casa. Afuera el cielo comenzó a nublarse. Luz ordenó sus libros, tomó el teléfono y luego de hacer una llamada salió a la calle. Llevaba una dirección escrita sobre un papel.  -"Boulevard San Juan .... espero encontrarla".  Algunas motocicletas cruzaban velozmente por el tráfico, como tratando de impactar a los transeúntes.  -"¿La familia Molina?"- preguntó en un quiosco ubicado sobre la vereda  -"De esta casa, la siguiente"- le contestaron  -"Gracias".   Volvió a leer el número que había anotado. Luego presionó el timbre.  -"...Andrea ¿Está?..."  -"Sí, pase"- Luz entró y cerraron la puerta detrás de ella.  Caminó por varias habitaciones obscuras. Al final del corredor se abrió una puerta.  -"¡Hola!"- díjole Andrea Era una jovencita pálida pero de ojos brillantes, muy delgada y alta. Las manos nerviosas jugaban entre sí.-"Me costó llegar, no encontraba la casa"- explicóle Luz  -"¡Parece que hubieras llegado de otra provincia! Tu cambio de domicilio te tiene confundida. Durante este año te he desconocido varias veces, pero creo que cualquier contraste es beneficioso ¿Te vieron entrar? ... Mejor que no"  -"¿Quiénes?"-"Bueno, las mujeres de esta casa".  -"¿Las mujeres? ...Pero si ésta es tu familia"- Luz se rió sonoramente -"¡Ni que me encontrara ante un muchacho!"  -"Lo mismo da. Yo soy hombre. La naturaleza se equivocó conmigo. ¡No te rías y habla más bajo!"  Andrea paseaba por su habitación. Vestía pantalones negros y llevaba los cabellos sueltos sobre la espalda, que eran también obscuros y lacios. Sobre las paredes de su dormitorio había recortes escritos y pegados con chinches. También algunos trozos de cuadernos con letras manuscritas, casi ilegibles.  -"Son poesías mías. Estas otras las he tomado de diferentes lugares. Algunas las conservo desde hace mucho tiempo"  Luz acercóse y en un trozo perteneciente a la hoja arrancada de un libro, leyó lo siguiente:  "Existen en el mundo dos hombres perfectos: uno ha muerto y el otro todavía no ha nacido... Proverbio Chino."-"Lo guardo desde que iba a sexto grado de la escuela primaria"- le explicó su joven amiga.  Luego ambas tomaron asiento. La habitación estaba invadida por un relativo desorden, en medio del cual sobresalían, como coloridas flores colocadas con especial cuidado, una serie de muñecas. Algunas de tamaño medio revelaban el uso que se les diera en los juegos de infancia. Otras, con sus luminosos vestidos, habían pasado de la estantería del negocio de venta al dormitorio de Andrea.   -"¿Y esa estridencia?"- preguntó Luz al escuchar el ritmo de un disco puesto de improviso a todo volumen, que provenía del cuarto vecino.-"Son mis hermanas..."  Fue esa la contestación displicente de Andrea, mientras jugaba con los extremos de sus largos cabellos, tenía la cabeza baja y pensativa.  -"Claro es, que los gustos son muy personales"- opinó Luz  -"¿Gustos? ¡No! Yo creo que representan una actitud. La misma que ha existido siempre a determinada edad. Una rebeldía sin revolución"   Su figura parecía más delgada. Habíase apoyado contra el respaldo de la cama, mientras sus pies permanecían en el suelo.  -¿Y a qué le llamarías revolución?- Luz la observaba con interés  -¡Oh! Es algo extenso pero sencillo. Basta un chispazo de penetración"-"¿Me puedes explicar tu pensamiento? Siempre lo haces, encerrada en tu cuarto entre libros meditas todo el tiempo" -"Sí, es claro. La Revolución real, auténtica, sobrevive a las épocas y a las edades. No es un disfraz de determinado período. Obra como la mano de la propia Naturaleza, en estado de creación continua"-  el disco había callado sus voces -"Mañana habrán olvidado el perfumado humo de sus cigarros. Se maquillarán severamente el rostro. La sonrisa será una mueca cargada de temor y se asomarán entre los intersticios de las persianas de plástico, para atisbar las vidas ajenas. Es el mismo círculo. La rebeldía externa"- expresóse Andrea  -"¿Nada más? ¿No habrán logrado algo nuevo?"  -"Sí ...algo... Los visillos con bordes de encajes habrán sido suplantados por un material actual. Ya lo dije "Persianas de plástico". Los jóvenes de entonces lo arrancarán de las ventanas para colgar algo más novedoso. Pero no habrán construido algo nuevo"- aseguró ella -"Mientras que el Revolucionario Real caminará silencioso por las calles, leerá los poemas de la antigüedad o meditará pausadamente, desentrañando los misterios de las religiones del pasado..."-"¿Es un recolector de viejas dudas acaso?"-"Más bien un investigador... Entonces contra él se levantará un índice acusador. Será otro muchacho de cabellos desordenados. En estos días portará una guitarra de vida eléctrica, y mañana tal vez el instrumento musical que lleve contenga una energía arrancada del planeta Venus o tal vez de Saturno... ¡Retrógrado! ...le gritará al anterior, alejándose"   -"Duras palabras"-"Luego quizás perciba una mano envuelta en un aro brillante. Su piel está reseca debido a los baños de las aceites. La carne original se ha alterado, tal vez él se acerque para ofrendarle un beso, pero al acercar sus labios una mezcla de fragancias y cremas lo hará huir despavorido" -"Triste perspectiva"- comentó Luz-"Afuera lo espera la lluvia. Es la Naturaleza que renueva sus creaciones. Una flor nacida con el siguiente sol habrá de brindarle el amor que anhelaba. Tendrá sin duda muy pocas monedas dentro de sus ropas, poco importa, él construye. Sobre el viejo horizonte lo estarán divisando dos figuras fundidas en una sola. El muchacho y la dama. En nada se diferencian. El personifica a los burócratas de mañana. Ella lo señalará con su índice, gritándole: ¡Inmoral!"Andrea calló de pronto, produciéndose un silencio.FÁBULA  TRESoooLA  PRISIONERAoooSe produjo entre ambas amigas, un hondo vacía. Era como si ellas ya no estuviesen juntas, sino cada una dentro de su interior. Luego Luz reaccionó preguntando:  -"Bueno ¿Pero qué te hace pensar que llevas impresa en tu sangre la sed de un revolucionario? ¿Por dónde te apartas del rebelde?"  Luz se hallaba sentada en una silla muy baja. Frente a ella, bajo el vidrio que cubría la superficie de la cómoda divisó el retrato de una niña bonita.   -"Es mi hermana menor"- le observó Andrea -"Siete años atrás. Una niñita original y ocurrente. Sus risas ocupaban todos los espacios de esta casa. Y además en ella sobresalía su encanto ingenuo ¿O es que yo veía las cosas de diferente manera?"  -"Todos cambiamos. Y los que hemos caminado por rutas paralelas, nos alejamos de la anterior sin darnos cuenta"- le observó Luz  -"Es verdad"  -"Es que te olvidas de la energía humana, Andrea. También tenemos poder para corregir o transformar, a la naturaleza propia. Pero tienes que contestarme ¿Dónde está tu revolución?"   Luz había tomado el retrato y lo tenía en las manos. Una criatura de ocho años estaba prendida de las ramas de un árbol. Su sonrisa era todo un mensaje.  -"¿Y si por encima de las rebeldías huecas sobreviviera esta naturalidad?"- le preguntó nuevamente-"Importaría para ella. Sería algo muy valioso. Tiempo atrás mi hermanita representaba una ilusión. Más aún, era un mensaje de redención para la casa. Sin embargo las paredes estaban demasiado duras y no supieron recogerlo. La infancia pasó y somos nosotros, quienes quedamos al desnudo. Pero te equivocas. Yo no soy más una rebelde... y ya he partido lejos"- acentuó Andrea-"¿Anciana entonces?"   -"Podría ser, puesto que no creo en la rebeldía. En la construcción en cambio, sí. Tengo la materia y anhelo modelarla. Si me rebelara únicamente no haría nada con ella. Permanecería inútil y tendría que regresar a lo que había desechado. El fracaso. Teñido por el disfraz de un rótulo del momento ¿De qué modo podría construir? ...Sería mi liberación"  -"¿Te sientes solamente frente al elemento?"-insistió Luz  -"No ...algo he hecho... pequeño y gigantesco- defendióse Andrea- Mira, mucho a variado mi existencia. He renunciado a tesoros. Claro es, te confieso que lo he hecho con gran placer ¡Una liberación!"            Como Luz pareciera sorprendida, Andrea puso sus ojos sobre el plafond del techo, cual si en él viera imágenes vivas. Luego comenzó su explicación.  -"La primera...Yo era distinta. Una muñeca que gemía y sus voces nadie escuchaba. Numerosas cuentas de rubíes se deslizaban sobre mis vestidos. Yo hubiera preferido sólo el bronce. El que podía comprarme mi padre. Pero le faltó a él valentía. Las mujeres de mi familia dispusieron desde mis tiernos años, todo lo contrario. Había que cubrirme de terciopelo, para que ellas me llevaran de la mano. Conocí las salas de los hoteles de lujo"  -"Muchas otras niñas debieron desear una situación semejante"- amplió Luz sorprendida  -"Sí. Lo vi por mis mismo ojos"- admitió Andrea -"Pero en aquellos veraneos de lujo no tenía el derecho al pequeño caramelo. Mi ropa de lujo no podía mancharse con azúcar. Para gozar del derecho a pisar los alfombrados había que caminar de puntillas. El sabor de una naranjada me estaba prohibido, porque manchaba los cortinados de brocado ... ¡Pensé tantas veces en un paseo sencillo donde los damascos se inclinaran hasta mi mano en abundancia!"       Luz se incorporó, comenzando a caminar por la habitación. Las palabras de su amiga habíanla conmovido, pero no sabía si apoyarlas o rechazarlas.  -"¿No habrás cambiado ese lujo por el de estos tesoros escritos sobre papeles, que circundan la pared?"  -"No ...escúchame bien... es otra cosa. Un pedazo de amor. Entonces yo iba de la mano. Era la muñeca. Busqué a mi alrededor el brazo materno y no pude reconocerlo. Ella estaba por completo dominada por sus hermanas mayores, y además por una amiga suya llamada Nilse muy intrigante"  -"¿Una amiga de tu madre muy intrigante y posesiva?"- preguntóle Luz asombrada  -"Sí, lo que oyes. Una amiga que la utilizaba a favor de sus hijas, feas y gordas, que estudiaban de memoria sacando la nota 10. Pero nunca razonaban nada. Sin embargo la predisponían en mi contra. Ellas y sus hermanas eran de por sí,  muchas mujeres ... incompletas. Ninguna amaba a un hombre. Y yo debía suplir esa cantidad de hombres ausentes"  -"¿Y tu padre?"  -"Demasiado débil"- insistió Andrea -"Terco. Adusto. Intelectual. Pero falto de rigor con su esposa y su pésimo entorno. Hubiera preferido sus cuartos de baldosas. Más simples, más sencillos. Pero él no supo resistir la imposición de aquellas féminas. No hubo una mano que comprendiera mi tristeza. Y yo debía agradecer para siempre, aquella lujosa caridad"  -"¿De qué modo?"       Luz le dirigía preguntas manteniendo los ojos muy dilatados.  -"Mediante la esclavitud moral ¿Comprendes? Simple y doloroso"  Alrededor de ellas la siesta comenzaba a disiparse. Algunas voces rápidas se dejaban oír por el corredor.  -"Vine"- volvió a hablar Luz luego de un pesado silencio -"a decirte una frase y ahora me pregunto si me corresponde hacerlo ¡No sé por qué penetro en las vidas ajenas! No deseo interferir en nada. Mejor me voy como vine y con tu recuerdo"  -"¡No te vayas! Aguardo que me digas algo desde que llegaste"- la retuvo Andrea  -"Pero no intentaste preguntármelo. Tienes mucho orgullo"  -"Debe ser cierto ¿Qué era?"  -"Andrea... El niño llora"  Ella miró hacia la puerta y quedó callada. Andrea le respondió:  -"Paso las horas aquí sola, salgo a veces. Ramiro sabe donde encontrarme. Yo pongo los medios. No son físicos, pero el que ama debe saber percibirlos. Sólo quiero amor puro. Auténtico. Estoy muy sola y me siento pequeña. El esfuerzo que hice me ha dejado débil. Me falta la energía para arrancar la última puerta ¿Y adónde ir? ¿Qué comer? ¿Dónde cobijarme? ¡Soy un ser inútil! Estoy prisionera de mi incapacidad..."       La voz se le quebraba, pero igualmente Andrea continuó:       -"He roto las ilusiones de vanidad que habían puesto en mí. Cuando los rostros de aquéllos en quienes deseaba amistad, me volvían la cara con desagrado ¡Qué soledad! La muñeca era un objeto que no podía amarse. Estoy a las puertas del amor y no sé comenzar desde ningún punto. En este punto soy romántica"- algunas lágrimas bajaron por su rostro pálido.   Andrea dejó por un momento su altivez. Su amiga sintiéndose conmovida se acercó más a ella.    -"¿Sientes al menos amor? ...algo por él,  por Ramiro"- insistióle Luz  -"Al menos admiro su energía. Ha comenzado a luchar. Trabaja. Para jóvenes como nosotros, abandonar el lecho es muy difícil. A los veinte años descubrimos que no sabemos aventar al aire las sábanas y volverlas a extender. En noches de insomnio admiro a los que han podido acabar con su existencia. Siento que mis veinte años equivalen a la nada ¡Tantos están mejor nutridos que yo!"  -"¿Qué te detiene?"-"El temor. Una fe profunda e instintiva en un mundo posterior. Presiento imágenes terribles semejantes a las pesadillas. Un corredor extraño y detrás de él, quizás un abismo o una nueva esperanza. No lo sé. Pero aún no estoy preparada para atravesar ese corredor. Soy irreligiosa, es cierto. Pero el ateísmo que me señalan, es de otra especie. He abandonado sus dioses, sus santos y rosarios fastidiosos, para volcarme hacia otros. Y a éstos, los propios, les temo. Tienen poder sobre mí"  Luz comenzó a levantarse de la pequeña silla. La siesta cordobesa parecía concluir y las bocinas de la calle penetraban el silencio de la casa.  -"Bueno... termina la siesta y debo volver. Creía encontrarte enferma al no verte en el Colegio Carbó. Una de las profesoras me pidió que te entregara este libro, para que no te atrases demasiado"- le dijo extendiéndoselo  -"Gracias. Sin duda debería agradecértelo"  -"¡Otra de tus facetas! Si sigues así, creo que tu secundario no podrá finalizar, aunque rondes por él infinidad de años ¿No es así? Ibas dos cursos adelante mío y ahora estamos en el mismo quinto año"- le recodó Luz-"No. Tienes razón. Por mi padre quise hacer un esfuerzo sincero. Pero nació frustrado dentro mío"  -"Lo quieres mucho"  -"Tampoco. Sonrió con benevolencia ante un poema mío y quise brindarle una pequeña recompensa. Era externa y nació sin fe. Por suerte acaba el año lectivo. Ha sido como descender a ejercitarme en sumas, cuando ya me hallaba en el análisis de cálculos complejos. No nací para la rutina escolar. Pero puedo ofrecer energía al mundo. Soy orgullosa. Sin embargo puedo llegar a amar con dulzura, con romanticismo. Sería la iluminación"  -"¿Le digo algo a Ramiro cuando él regrese a casa de noche?"  -"¡Ni siquiera que me has visto!"  Se miraron. Luz sonrió. Afuera el sol comenzaba a ocultarse. Un manto de nubes cubría lentamente el cielo. La tarde estaba destemplada.  ooooo  FÁBULA  CUATRO    MOLINITOS  DE  COLORESooooooooo  Volvió a alejarse por la misma puerta que entrara. La multitud de las calles no habíase interrumpido durante la siesta. Sin embargo las casas aún tenían sus ventanas semicerradas, como acontece en tal horario. Empleados, profesionales, trabajadores y estudiantes, partían y regresaban a ellas. Y entre las dos migraciones, una pausa. La siesta. Córdoba. Primavera.   Luz recorría las calles de su ciudad. Cuatro en punto de la tarde. El descanso postmeridiano habíase desvanecido en los hogares, y algunos niños agrupábanse por las veredas.  -"Tenemos que hacer los deberes de la escuela para mañana"Le expresó así al conjunto de niños, uno de ellos sentado en el umbral de su casa. Estaba bien aseado y conversaba con todos, pero la voz imperante de su madre le exigió a volver adentro. Entonces tomando de la mano al hermanito menor, se introdujo en la primera puerta.  Los otros niños continuaron sentados en el escalón de mármol, muy desaseados y con la melenas revueltas como crenchas. Eran morochitos, de ojos obscuros muy vivaces, mostrando al sonreír sus dientes de un blanco brillante. Parecían muy contentos de hallarse allí, en el centro citadino, escapados de sus barrios periféricos.  Al ver a Luz se levantaron de un salto, ofreciéndole una lluvia de colores, sostenidas en varillas de árbol paraíso.  -"¿Qué es esto?"- dijo ella un poco asustada  -"¡Cómpreme uno a mí!"  -"¡A mí!"- gritó otro  -"Ya te compraron. Me toca a mí"   Y le extendían aquel objeto. Cada uno de ellos llevaba varios en la mano. Eran un molinitos de papel glasé sujetos a la varilla por un alfiler de costura.  -"¿Y los hicieron ustedes?"-"Sí. La maestra nos enseñó hacerlos"- contestóle uno de ellos  -"Le hacemos unos tajos al cuadradito de papel glasé y lo prendemos en el medio ¡Tome uno!"  Tenían los ojos brillantes y las narices con resfrío. Pocos llevaban abrigo en aquella tarde destemplada. El menor traía en cada pie, un zapato diferente.  -"¿Y qué más les enseña la señorita de la escuela?"-"Nos preguntó qué era el 25 de Mayo"- respondió el más chico  -"¿Y qué le contestaste?"  -"Que había una fiesta con chocolatines"  -"No, Che, se murió San Martín"- intervino el más grande  -"¡Hicieron la bandera!"- dijo otro  -"Claro, claro, todo eso"- comentó Luz con dulzura  -"Y después nos preguntó qué era la Argentina"- dijo el tercero, un rayo de sol iluminaba su carita morocha  -"A ver ¿Qué le contestaste?"- volvió a interrogarle la joven  -"Le dije que era el mapa que nos mostraron la otra semana"  Ella se había inclinado de cuclillas para escucharlos. Los niños estaban sentados sobre las baldosas a su alrededor. Algunos transeúntes debían arrinconarse contra el cordón para poder continuar el camino. La vereda era estrecha. Los niños no se fijaban en ellos.  -"El equipo de fútbol donde jugaba mi tío se llamaba así"- insistió uno  -"No. Mi papá le dijo a un agente cuando vino a buscarlo que él era argentino"- siguió el vecino  -"Bueno ... díganme ¿Dónde viven ustedes?"- Luz les hablaba serenamente  -"Yo acá a la vuelta, pasando San Juan, en la Villa del Pocito"  -"Yo soy de otro barrio. Me vine a ver la televisión en la casa de él"- y señaló al más chico  -"¡Ahhh!"- expresó ella  -"Sí. Pero tenemos que sacar las sillas a la calle, porque en el garaje donde vivimos hay muchas camas y no entramos"- dijo el aludido  -"¿Y cuántos son?"  -"Los chicos seis, mis dos tíos, mi mamá y el papá del Carlitos"  -"¿Quién es el Carlitos?"  -"Mi hermano más chico. Porque el papa mío y el de los más grandes, ya se fueron hace mucho"  Luz los miró un momento sin hablar. Luego volvió a preguntarles.  -"¿Les gusta mucho la televisión?"-"Es linda. Pero cuando nos cortan la luz algunos meses, mi mamá le compra pilas nuevas al radio transitor y no nos aburrimos"  -"En mi casa también tenemos un transitor a pilas. Pero mi hermana se lo lleva a pasear, y lo trae recién cuando vuelve con los rulos hechos de la peluquería. Ayer nos quedamos sin pan, porque ella lo gastó todo para que le hicieran unas canas color violeta"- explicó otro  -"Se llaman reflejos"- explicóle Luz  Ella y los niños quedaron callados. Luego, muy curiosa, la joven volvió a preguntarles:  -"Bueno ... bueno ¿A qué grado van?"  -"Yo voy a primero inferior"  -"Y yo a segundo. En mi escuela enseñan religión. Ayer nos contaron la historia de "Sansón y la Lila".  -"¿La Lila? ¿Así te dijeron?"- Luz lo miró sonriente  -"Sí. La chica mala se llamaba como mi hermanita, la Lila"  -"Debe ser así, nomás"- le comentó ella  Luego se incorporó. Los chicos levantáronse también, ofreciéndole de nuevo sus coloridas y simples obras. Ella acarició aquellos molinitos. Observó un momento los rostros infantiles. Luego tomó a cada uno el que le ofrecía.   -"¿Un peso vale? Les compro uno a cada uno de ustedes"-"Sí. Deme. Tome"  Después los vio alejarse en frenéticas corrida. Sus piernitas morochas se mezclaban entre el tráfico.  -"¿Cuánto tiempo les durará esta energía?"- se preguntó Luz -"Si pudiera mantenerse intacto, ese proceso feliz de la construcción de este molinito. O más bien, el momento de estar realizándolo, como algo permanente ¿Pero puede mantenerse el momento de algo?"  El sol seguía caminando bajo un paño de nubes.  (Anécdota real vivida por la autora en  esa calle de Córdoba)  oooooo  FÁBULA  CINCO     EL  JUGUETEROOOOOO  Durante el atardecer Luz se acercó hacia uno de los retratos de la sala. La imagen de un bebito muy rubio sonreía con ternura, tendido desnudo boca abajo sobre una mesa, a través de una fotografía enmarcada.  -"Soy yo... Aunque en la misma situación hoy día no tendría esa expresión tan dulce. Podrías comprobarlo... depende, no te lo impongo"- díjole una voz masculina a sus espaldas   Ella dióse vuelta. Quien le hablaba era uno de los muchachos estudiantes de la casa, nieto de la propietaria, donde ella vivía recientemente como huésped. El le expresaba aquello con algo de malicia y picardía. Luz se sorprendió en el primer momento, y luego le sonrió, pues recién comenzaba a conocerlo aunque ya principiaba a palpar su ironía. Su nombre era Diego y estudiaba medicina. Ella bajó curiosa su vista observando el envoltorio que el joven traía en su mano.   -"Esta tarde soy juguetero. Una caridad chica. Tal vez no tenga trascendencia, pero a mí me alegra. Traigo aquí unos pedazos viejos de juguetes y voy a armar con ellos un camioncito. Los chicos del Hospital de Niños son muy pobres y juegan con las sábanas. Estoy allí de practicante"  -"Puedo ayudarte, coseré para las niñas una muñequita. La tarde se ha puesto sombría. Esta mañana el sol iluminaba todo, parecía un renacimiento. Ha sido un invierno duro"- comentóle ella   Se sentaron juntos en la mesa de una salita, dispuesta a un costado, donde fueron colocando los implementos de trabajo. Y comenzaron sus tareas mientras caía la tarde. Después de un silencio, él recordó las palabras de Luz. -"¿Duro?... dijiste... Es raro. Pasa siempre. Hasta la temperatura del día lleva el sentimiento de lo que uno vive" Diego tenía una pinza en la mano con la cual trataba de dar forma a un engranaje. El camioncito comenzaba a cobrar aspecto de rodado. Luego el muchacho continuó hablando, casi para sí mismo... -"Hoy miré por mi ventana. Hacía mucho que no la observaba. Vi el fondo de la sierra nevada y me sorprendió ...¡Hay todavía Naturaleza!... pensé en voz alta. Creía que el mundo habíase convertido junto conmigo en una sucesión de ideas. Las calles estaban cubiertas de palabras, y las figuras de los hombres habían sido estampadas por una máquina impresora. Pero no importa, cerré esa portada"Volvió el silencio entre ellos, trabajando en sus juguetes. Mientras caía la tarde con sus últimas claridades para dar comienzo a la noche, oíase el bullicio de los otros primos que iban entrando por el zaguán, retornando de sus estudios con libros en la mano. En la pequeña sala alfombrada color granate, donde los dos trabajaban, todo era silencio. Tras los visillos de la ventana ubicada frente a ellos, divisábase un patio de baldosas con mosaicos decorados por motivos floreados. En contraste, las macetas con sus plantas chuzas, parecían transmitir toda la rigidez de aquel invierno, pronto a desaparecer. Luz abrió muy grandes sus ojos, que parecieron más verdes al dilatarlos. Luego bajó los párpados y continuó con su aguja dando forma a la muñequita. También ella comentó:-"Sí. Este invierno me ha parecido duro. Las calles parecían más obscuras, pero una voz me decía palabras sugestivas"- comentó la niña -"Recién me conoces", me dijo ella, "¡Soy tu ciudad!" Aquella frase gustó al juguetero que la miró de frente sonriéndole. Dejó sobre la mesa el camioncito para decirle :   -"Córdoba, es una gran dama... Sí, niña, me sorprendes"  -"En ella he vivido siempre y recién comienzo a conocerla"- confirmóle Luz -"Yo vivía en esta ciudad pero dentro de mi familia, la cual ahora está ausente y debo aprender a orientarme por mí sola, buscando un rincón propio. Mi presencia aquí ha sido una sorpresa para el conjunto de ustedes. Pues son todos nietos varones"  -"Niñita... gracias. Has traído un poco de calor filial a nuestra abuela. Nosotros sus nietos, somos varones y estudiantes, vivimos inmersos en la actividad citadina con sus movimientos y motivaciones ¡Y nos hemos olvidado que habitamos en su propia casa! Además, partiremos como antes lo hicieron sus hijos hacia distintos rincones del país, llevados por sus profesiones. Y ello volverá a repetirse cuando tengamos nuestro título... Gracias por acompañarla. Pero vas a alejarte también, cuando acabes este año el secundario. Ya se ha roto tu primera cuerda ¿Cómo era?"  -"Una casa. Una familia. Prefiero dejarla así... Ahora salgo a la calle y me parece que hubiera descendido a un planeta desconocido"   Sus manos daban forma a un pedazo de lana. La cabeza quedó amarilla. Los brazos tomaron cuerpo con un trozo de alambre forrado en tela roja. La muñequita necesitaba ver. Dos pequeños botones negros le dieron expresión.-"Córdoba es una gran dama, y ya la irás conociendo mejor. Has vivido dentro de un capullo"- opinó Diego-"Necesito hacerle cabellos ¿Puedes darme un metro de ese hijo encerado color verde?"- le señaló ella-"Aquí tienes. Toma lo que necesites. Si no juegan ellas con tu muñequita fantasía, al menos jugarás en tu pensamiento"- el muchacho le extendió la madeja-"¿No jugarán con mi muñeca? La hago con cariño ¿Se parece a un Cuco acaso mi muñeca?"  -"Está próxima, pero no creo que les asuste. Ellas conocen verdaderos Cucos : nosotros... practicantes... médicos"   -"Entonces ¿No crees en la caridad?"- inquirióle Luz -"Tendría que llevar un desprendimiento auténtico hacia los otros"- contestó él-"Lo estamos intentando en este momento. Pero también tenemos que ser generosos con nosotros mismos ¿No lo crees?"- afirmó ella     -"Sí, por cierto, y lo somos siempre. Mira, durante estos meses he salido de mi cuarto para visitar ciertas librerías que conozco, donde me conocen y donde encuentro a los que me son conocidos. Busco los mismos estantes y extraigo libros que se asemejan. De allí me encuentro en el café con jóvenes como yo. He bebido jarras del mismo líquido marrón. Y he estado contento"- comentóle Diego-"Lo veo positivo. Por ello duermes poco, tu luz de noche está siempre encendida. Y además de día asistes a clases ¿Hay algo más?"   -"Sí. Hoy abrí la ventana y vi el horizonte de la sierra. La última nevada brillaba decorada por sol. Cuando queden fijos los andamios del edificio vecino que están construyendo, y comiencen a elevar sus paredes con muchos pisos... ya no podré verla más. El declive de la ciudad me la ofreció hasta hoy día. El último tal vez"Luz alzó sus ojos claros impactada por aquella frase, y las pupilas tomaron reflejos de sorpresa, mientras sus lacios mechones castaños parecieron ponerse aún más tiesos. Ya no seguía cosiendo y la aguja pinchó su dedo, al oírlo. -"¡El último!"- dijo ella quedando sorprendida y deprimida -Ya no la veremos más... ¡Adiós sierra, te irás muy lejos nuestro, detrás de los edificios!"-"El último... Entonces hago mi caridad conmigo. Estoy dichoso"-"¿De qué forma?"-"Convirtiéndome en juguetero... ¡Está listo! ¿Te gusta? Le daré una mano de pintura sintética, secará rápido. Mi caridad es ligera. Actual. Dentro de un siglo habremos demorado mucho. Los productos serán más veloces ¿Te gusta?"El camioncito tenía gran caparazón y ruedas pequeñas. El cajón de carga dejaba ver un trozo de letrero con la marca de una fábrica de dulces.     Luz sonrió.-"Me recuerda"- dijo ella -"Una camioneta que uno de mis tíos armó en un galpón. La utilizó dos años. Con ella iba al campo para hacer asados llena de amigos. Cuando juntó dinero compró otra de buen motor y recién rectificado. Decidió entonces hacer un emprendimiento comercial. Salió una mañana de Córdoba y a las dos semanas volvía cargado con vinos desde Mendoza. Pero la nueva camioneta quedó en el camino descompuesta. Los que la arreglaron se cobraron con las damajuanas, pues a él no habíale quedado ni una sola chirola" Luz sonrió con malicia. Estaba alegre.-"¡Pues entonces mi obra es espléndida! ...Veo..."- observó Diego -"que la Abuela escucha por radio su último noticioso. Debe ser tardísimo para ella, pues claro, en su juventud cantaría el último gallo"-comentóle el muchacho   -"No te burles"  -"No me burlo, es una realidad. En esta casa que se halla a pleno centro, cuando yo era niño había un gallinero en el último patio, allí donde ahora tenemos esa pileta de lona "Pelopincho", para refrescarnos los días muy cálidos cerca de los exámenes. El gallo se llamaba "Tissera", tal como era el apellido del lechero, pues juntos despertaban a toda la familia, al alba"  -"¿Gallo y Gallinero? ¿Aquí? Es extraño imaginarlo" Luz alzó su vista que fue posándose sobre las paredes del patio, ya casi invisibles por la hora, como buscando aquel personaje de rojo copete de nombre Tissera, que en lejanos días pasados picoteaba los macetones. De pronto creyó adivinarlo con sus movimientos nerviosos, escurriéndose entre las plantas achuchadas debido al invierno. Cuando de improviso fue encendido el farolito del patio, haciéndole posible descubrir al "minino" de la Abuela con su maullido habitual, en reclamo de su leche tibia a esa hora casi nocturna. Ella miró a la anciana arrinconada en un extremo de la sala contigua, oyendo el noticiero inclinada sobre la radio, con el sonido muy bajo, para no molestar a los jóvenes estudiantes en sus tareas.-"Amiga mía, quiero a mi Abuela. Por eso no le brindo el primer asiento ni le ofrezco el brazo. Mis primos lo hacen de continuo, haciéndola sentirse endeble y limitada. Yo deseo que ella sea una amiga más... pero fuerte. Puedes ver que aún sigue dinámica, movilizándonos a todos, como quiero verla llegar hasta el final. Deseo que ella se sienta plena de fuerza. Soy directo. Sin protocolo"   -"Ellos parecen muy galantes con ella"   -"No te engañes, es protocolo. Pero si esta abuela les pide un día, una hora de sus vidas, no se la darán. Yo soy con ella buen amigo. No le ofrezco reverencias. Pero muchas veces ríe con mis frases o busca contarme ocurrencias graciosas. Especialmente referidas a los políticos de turno. Tiene esa sagacidad de la larga experiencia vivida" -"Es cierto, tu abuela me dijo un día ...con Diego puedes alegrarte cuando te oprima la nostalgia, es el más sincero de mis nietos, aunque me haya disgustado muchas veces con él, por ello mismo. Pero yo le tengo algo de lástima, agregó también, pues éste es un mundo muy mentiroso."  -"¡Lo sabía... Lo sabía!"- gritó Diego  -"Bueno... ¡Aquí está mi muñeca-cuco! Terminada también. Se llamará: Cuca. Tengo una tía a quien llamamos Cuca y es muy bella"- díjole Luz al dar la última puntada a su muñeca de trapo   Ambos jóvenes fueron a envolver sus regalos para los niños del Hospital, los cuales verían esas obras caseras como hermosos juguetes extraídos del mejor bazar. Buscaron en los cajones de la Abuela papeles de seda guardados por ella, de viejos regalos, dando forma definitiva a sus creaciones de aquel atardecer,  Y Diego partió a cumplir su guardia hospitalaria, en aquel día que era el último en el cual desde su ventana, él podía aún ver la sierra nevada, que mañana ocultarían las montañas de cemento y ladrillo.  OOOOO  FÁBULA  SEIS    CENA  DE  ESTUDIANTESoooooo  La noche cubría la casa. Unas pequeñas lámparas que asomaban entre los caireles colgantes del techo, como bujías escondidas tras cristales, fueron encendidas por la dueña de casa. La suave iluminación del ambiente en esa sala citadina, imitaba al entreluz característico de las viejas casonas camperas.                 -"En mi cuarto hay luces blancas"- le dijo Diego a su amiga Luz -"Puedes leer bien allí. Yo falto muchas veces de noche, cuando estoy de guardia como practicante en el Hospital de Clínicas. Mi puerta queda siempre cerrada. Pero te ofrezco mi biblioteca y aquí tienes una llave, todo lo que encierro allí es mi bien propio, individual, lo que poseo en verdad dentro de esta casa de mi Abuela. Mis otros primos lo comprenden poco, aunque compartamos por ahora un mismo techo"           -"¿Y compartirás conmigo tu biblioteca?"- preguntóle ella sorprendida                   -"Compartiría muchas cosas"- sonrió él -"Pero por ahora me interesa compartir los libros. Cuando ambos hablamos, Luz, me parece posible un diálogo completo entre ambos"              -"Gracias. No sé aún con claridad por cual lectura inclinar mi interés"- respondióle ella -"Por el momento elijo la que puede ser recitada. La que se agranda y crece cuando es escuchada en boca de las personas. Ello se debe sin duda a que papá siempre lo hizo para mí. Me leía. Ahora con mi cuerda rota, sin él y lejos de su casa, tendré que elegir yo sola mis temas y recitarme a mí misma"             -"Pues sí, te ha llegado el momento. Es muy valioso que comiences pronto a hacerlo y llego justo a tiempo con mi oferta"- opinó Diego                       Los caireles de la sala parecían tintinear al compás de la brisa nocturna, la cual entraba a esa hora vespertina por el ventanal decorado con vidrios multicolores. La niña observaba a su nuevo amigo, uno más entre los muchos nietos de la dueña de casa. Motivada le contestó:                  -"Me servirá para ubicarme, pues la escuela secundaria me ha impuesto siempre una lectura obligatoria. Llevo ese peso. Al comprar los textos en marzo cuando comienzan las clases, hay algunos que me interesan de inmediato. Pero a medida que transcurre la rutina lenta del año lectivo, ya han perdido para mí todo su encanto"- comentóle ella casi con desgano                  -"También yo he vivido ese fastidio"- acotó él                       Y quedaron en ese momento silenciosos, como si ambos estudiantes tuvieran secretos íntimos que desearan compartir. O buscar sus afinidades para admitir vivencias a veces escondidas.                   -"Pocas veces tengo en mis manos en la escuela un tubo de química"- continuó diciendo Luz -"Las moléculas pasan delante mío como una ilusión imaginaria y absurda. Los teoremas de matemáticas eclipsan su misterio, su incógnita del futuro, en tediosas operaciones aritméticas y luego las notas de los profesores responden sólo al resultado final de estos cálculos. La comprensión de la fórmula no importa"- quejóse Luz  -"Es la falla de nuestros profesores, alargar los temas sin necesidad. Pero superemos ese obstáculo. Tenemos todo el tiempo del mundo por delante nuestro"   -"Entonces me pregunto : ¿Hay máquinas que superan este problema? Sí, las veo en todos los negocios de venta. Además de ello los empleados de supermercados con pocos estudios, las manejan siempre fácilmente. Los estudiantes del secundario, en cambio, no tenemos ese mismo derecho a vivir nuestra era. Y al revés, por otro lado, las materias prácticas se dan en forma abstracta. Se las teoriza. Llevo cinco años de rutina inútil ¿A dónde voy?"- insistió ella  -"Bueno, niña... mira ahora hacia un rincón diferente, quedan residuos en la cuerda que te une. Yo apenas aleteo por la mía. No puedo darte nada. Me hago caridad. Pero veo que tu familia fue muy absorbente y has girado siempre dentro de ella, sin mirar hacia afuera. Ahora debes hacerlo. Córdoba te invita a que la conozcas"                        La Abuela habíase incorporado de su sillón y llamaba a la cena, luego de apagar su radio donde ella estuvo escuchando las últimas noticias. La mucama Micaela apareció llevando al comedor una fuente bien cargada y humeante. Los nietos estudiantes rodearon ansiosos la mesa.                       Sopa y puchero en abundancia, para un día de final de invierno donde despuntaba la primavera, y buscando un buen dormir. Sopa de caracú, chiquizuela, zapallo, papas, batatas, choclo y vegetales... Y además una taza de leche tibia. La dama mayor solamente se sirvió esto último, mientras los jóvenes saboreaban gustosos aquel puchero criollo, a la vez que untaban en rodajas de pan el sebo del caracú salado y pimentado.                        Desgranaban en sus platos con un cuchillo filoso los choclos blancos, mezclándolos con manteca y rociando las papas con queso derretido. Cortaban en trozos las carnes de caracú y de chiquizuela, adobándolas con chimichurri y aceite de oliva. El apetito juvenil de los estudiantes en aquella hora, luego de largas horas frente a los textos universitarios, era asombroso. Y contrastaba con la frugalidad de la Abuela.                    Conversaban. Noticias políticas. Sucesos personales. El consomé restante fue bebido en tazones de loza. Cuando terminaron la cena cada uno se levantó dirigiéndose hacia un rumbo distinto, y la Abuela invitó a Luz con dulce batata y queso. Pero los muchachos no deseaban ningún postre. Algunos nietos buscaron sus dormitorios, y otros sus paseos. Jornada concluida. Diego preparábase para salir a la calle.              -"¿Me acompañarías al cine? Esta noche no tengo guardia hospitalaria"- preguntó él a la niña, antes de cerrar la puerta detrás suyo                   -"Otro día te aceptaré muy contenta"- respondióle ella algo reticente                    -"O te hago otra propuesta... Podríamos ir a una peña para escuchar folklore con buenas guitarras, ésta es la mejor hora para llegar allí"               -"Ahora estoy cansada"- justificóse ella pero Diego no le creyó                  -"Has tenido poco movimiento en todos estos días desde tu llegada aquí. Sólo sales de mañana para tu escuela o hablas con nosotros ¿Por qué estás cansada?"          -"Por hábito de mi familia, acostarse temprano... Bueno, es verdad que el reloj no marca todavía las diez de la noche, parece que yo he adelantado el tiempo dentro mío"- respondióle Luz              -"Esperaré... a que cambies de hábitos. Córdoba es una ciudad con vida nocturna. Volveré a proponerte otra salida. Y ahora te dejo con mis libros. Creo que ellos lograrán readaptarte más rápido que nosotros. A esta casa todos llegamos unidos a un cordón umbilical que vamos dejando atrás. Esta es una ciudad universitaria llena de estudiantes, adonde llegamos todos como niños de algodón. Luego comenzamos a sentirnos seguros de nosotros mismos, a medida que aprendemos a elegir nuestros propios libros"           -"¿Propios?"         -"Sí... a pesar de las materias de estudio, es ahora cuando descubrimos los libros que nos identifican. No habrá otro momento mejor"          -"Con esta llave que me has dado, elegiré uno para mí, que me dé imágenes de colores durante el sueño"                      -"Entonces significa que el amanecer te aguarda impaciente... ¡Hasta mañana! Voy a una peña universitaria para escuchar guitarras criollas con huaynos, bagualas, chacareras, zambas y chamamés. Un día me aceptarás esta invitación"                    -"Cuando elija mi libro.                 -"Sí, será ése el momento... Ahora no pongas el pestillo por dentro de la puerta, para que yo no tenga que llamar y despertar a quienes duermen. Mis primos también tienen cada uno su llave, y saldrán a la noche como yo, pues ya están cansados de repasar sus materias del día. Cierra, con eso basta. Si no oyes regresar a Martín para dormir, es normal en él. Muy buen estudiante pero con una vida privada llena de amores transitorios. Hasta luego"- y con un beso ligero en la mejilla de ella, Diego salió hacia la calle               -"Otra noche iremos juntos a escuchar folklore..."   Dijo Luz para sí, pues la puerta estaba ya cerrada y vacía.                       La casa quedó en penumbras. Sólo el zaguán continuaba iluminado, como un faro, el camino que llama al regreso. Aquellos estudiantes eran allí, más que nietos, transitorios habitantes de la casa de su Abuela.      ooooOOOOOOOoo
  PEREGRINAJE DE UN  REY...............................(Siglo XVIII)  Por Alejandra Correas Vázquez  SU  ALTEZA..............              Es la mañana., don José Antonio Deiqui comienza su largo peregrinaje a pie, seguido por un séquito, que lo llevará desde Córdoba del Tucumán hasta el Alto Perú... Caminando para ello desde la vera del Río Suquía, hasta la Real Audiencia de Charcas, casi un medio continente sudamericano... a pie   Su frente altiva y principesca. Su erudición. Su elegancia. Su refinamiento y su orgullo, causan temor y cautela entre sus súbditos. Son los últimos tiempos de vida y esplendor del Imperio  Español  de  Ultramar  en  Sudamérica.           Don José Antonio ha sido traicionado por descontentos de su propio pueblo, su pueblo Diaguita, su "Comunidad Malfin".  La acusación contra el príncipe Deiqui parte del hecho de aplicar las Leyes Diaguitas antiguas, severas y milenarias, a su Comunidad  Malfin. Leyes ajustadas al código ancestral diaguita, respetado en los tiempos reinantes  de la Casa de Austria (correspondiente al período Jesuítico). Lo cual desnuda una debilidad interna en la nueva dirigencia española borbónica, que amenaza al inmenso legado imperial de Don Carlos V.   Los diaguitas de Córdoba son aquellos mismos Malfines a quienes los misioneros Jesuitas supieran traer  dos siglos atrás, para entregarles el dominio y la distribución de las aguas en esta ciudad . Sus regadíos. Sus canales. Sus quintas ubicadas en la zona fértil  conocida como "Pueblo de la Toma de la Acequia", con documentación válida que habría de respetarse más allá del Virreinato.           Los bienes diaguitas en Córdoba abarcan la inmensa extensión que va desde barrio Alto Alberdi (centro cordobés) hasta el Chateau Carreras en la periferia, todo incluido.   El conjunto fue siempre desde el siglo  XVII  de los Malfin y sus descendientes, hasta la división del Mayorazgo Deiqui en 1881, con mensura y división entre descendientes de Malfines. Por decisión de su último príncipe, el inmenso predio pertenecía a toda la Comunidad Malfin y no solamente a la familia dinástica Deiqui.           Pero José Antonio Deiqui está solo en aquella mañana de 1795, ya no tiene apoyo.   Es él quizás, lo único que resta de toda aquella gran empresa Jesuítica que convirtiera a la ciudad universitaria de Córdoba, en una sociedad erudita. Y a su provincia en un emporio progresista e industrial, agropecuario y vitivinícolo. Se trajeron las vides, los trapiches, las cepas, el ganado, los olivos, el cereal, los profesores, los libros, los tinteros, la imprenta, los archivos, los violines.   Finalmente se trajeron también a los indios civilizados. Ellos,  precisamente:  Los  Malfin.           Y Don José Antonio Deiqui es su príncipe, su "Curaca". Su monarca perteneciente  a la dinastía Deiqui reconocida en Córdoba como tal por dos siglos. La Real Audiencia de Charcas en el Alto Perú dará su veredicto y fijará finalmente la realidad de estas razones. Convalidará la autenticidad legítima de su Curaquía.LOS  MALFIN..............                    Es el honor de un Rey.  Pues él es un monarca autóctono sudamericano perteneciente a una Casa Dinástica inextinguible (la Deiqui) junto a su pueblo "Diaguita " soberano, a quienes los hombres de Loyola salvaron de su exterminio... Trayéndolos prisioneros (encadenados, enjaulados) a punta de lanza y con grilletes, desde los valles catamarqueños en 1670.   Aquello sucedió luego de un cruento levantamiento indígena en Catamarca, sofocado a pólvora y penurias, rescatándolos así de su extinción.           Estos prisioneros tan concienzudamente elegidos vinieron a salvar a  Córdoba de la indolencia Comechingona (los indios nativos originarios), que demostraron desde el comienzo un primitivismo cultural imposible de superar, y al que la ciudad  de Córdoba no hallaba remedio. Por contraste los Malfines en cambio, poseían una cultura propia bien desarrollada y eran ávidos de progreso.           Los Malfin de 1670 son una tribu entera. Compuesta de ancianos y  mujeres.  Hombres y niños.  Príncipes y súbditos. Sacerdotes y civiles. Completa. Deportados en masa.   Civilizados. Refinados. Culturales. Industriales. Alfareros. Textiles. Albañiles. Artesanos. Hortelanos. Comerciantes. Sastres. Artistas.  Músicos. Con una fuerte tradición cultural y rígidas leyes sociales. Una nación Diaguita procedente de los valles catamarqueños "importada" a la fuerza, a punta de espada y con cadenas.  ¡Llegan...aterrados...espantados...asombrados,   encadenados.... y esperando la muerte!           No saben que Córdoba del Tucumán -la perla austral del Virreinato del Perú- les dará bienes especiales, posibilidades de progreso y de injerto en la ciudadanía cordobesa. Y a sus nobles, a la dinastía Deiqui ... honores de Reyes.                  Aún no saben al llegar encadenados y humillados, que un devenir muy promisorio les aguarda. Que Córdoba del Tucumán va a reconocerles su estirpe, que sabrá valorar su identidad propia de nación cultural. Y que esa misma casa nobiliaria que en aquel momento se resiste y grita ante su deportación (cuando es violentamente arrancada de sus lares) irá algún día dos siglos después, a defender sus derechos dentro de esta ciudad de Córdoba a la cual ama -a la que considera prácticamente como suya- y a la que no está dispuesta a desalojar, ni a dejar en manos  usurpadoras.   ¡Caminando para ello hasta la Real Audiencia  de  Charcas en el Alto Perú ! ...Y hacia allí va a pie su Alteza, Don José Antonio Deiqui.            Fueron los súbditos diaguitas con sus príncipes Deiqui  la quinta columna de la Córdoba jesuítica dentro de su "Universitas Cordubensis Tucumanae".   Los malfines hicieron realidad en estas distantes tierras sudamericanas, que Córdoba fuera un centro universitario en el más lejano descampado posible. Lejos de toda otra metrópolis : lejos de Charcas, su tribunal, de Lima, su capital virreinal, de Santiago del Estero, su capital provincial. Separada siempre por una gran salina y alejada del mar, de los puertos del mundo. De fuentes de vida, de las fuentes originales de la cultura.            Córdoba del Tucumán era el conejito de Indias de la gran Universidad internacional Jesuítica, donde ésta "probaba" a sus catedráticos... Y la Comunidad Malfin,  su tutora.  Su aya.  La que la cuidaba, tendía su cama, le daba de comer, levantaba sus muros, empedraba las calles, forjaba los faroles, modelaba y cochuraba las ollas y los platos, con su sabia cerámica diaguita, siempre tan  mentada.           Y se recompensaba a sí misma con su autonomía y autoridad, como sociedad india civilizada, donde nadie le discutía nada ¡Mucho menos aquellos eruditos y místicos Jesuitas que vivían alejados del  "mundanal ruido" junto a sus alumnos!    EL TRIBUNAL  de  CARLOS  V............................  El  príncipe diaguita don José Antonio Deiqui va a pie rumbo al Alto Perú (en términos modernos desde el centro sur de Argentina hasta Bolivia).   Lo acompaña un séquito en silencio. No lo detendrán los caminos. Ni el vacío de las pampas ni el abismo de las quebradas. Ni tampoco la soledad de la Salina Grande. No se inmutará ante el frío de las noches a la intemperie o la resolana de los mediodías ardientes.   Y será esta distancia impresionante hecha a pie sin un solo desaliento, con capacidad de entrega a una consigna, la contienda mayor y el mejor triunfo logrado por esta antigua Dinastía Diaguita, aclimatada ya a la ciudad de Córdoba del Tucumán, luego de transcurridas varias generaciones, e identificada con su sociedad universitaria.             Su alteza Don José Antonio Deiqui repite insistentemente con la fuerza erudita de su formación cultural , sólida, recibida por manos de sus preceptores Jesuitas:  -"¡Me corresponde ser amparado por el Fuero de los Nobles!"           Tendrá cuando llegue allá un interlocutor válido : Los Oidores de la  Real  Audiencia  de  Charcas. Encontrará  nuevamente ese estilo que él añora. Que se halla ahora debilitado en Córdoba luego de la expulsión de los Jesuitas, sus mentores. Que se ha ausentado del Tucumán  fragmentado y desarticulado, partido en pedazos, como todo el Virreinato del Perú de antaño.          Porque los nuevos amos Borbones que rigen ahora al Imperio Español de Ultramar, a pesar de sus celos y rivalidades contra los Austrias, a quienes han sucedido ...¡No dejarán que se extinga  Charcas!           Han comprendido que la ciudad de los tres nombres (Charcas, Chuquisaca, La Plata y en el futuro también Sucre, para seguir siendo la  "ciudad  de  los  muchos  nombres" a quien sus habitantes de hoy prefieren llamar "Charcas La Blanca") , ...debe continuar vigente y vigilante para preservar la vida civilizada.   Esta preciosa ciudad colonial debe permanecer intacta en el horizonte político de las Indias Occidentales sudamericanas. No puede Charcas sufrir un hecatombe, perder su crédito de confianza, su renombre de legalidad adquirido en siglos anteriores. Pues de hacerlo provocaría un desequilibrio administrativo y público, que hasta los innovadores Borbones  prevén como peligroso.           De toda la gran gama de transformaciones que esta nueva dinastía española provocó... De todo ese cúmulo de sorpresas que aún sacuden a los hispanoamericanos con la llegada de Casa Borbón reemplazando a la Casa Habsburgo... Quedó empero algo intocable : la Real Audiencia de Charcas.           Tribunal Mayor independiente de los Virreyes, con "fuero propio" otorgado en el siglo XVI por Carlos V Emperador, que lo constituía en una herramienta de gobierno. Su fuero, de acuerdo a cláusulas, sólo podía admitir el veto real o imperial. Además la elegida selección de sus Oidores y las exigencias a la que ellos mismos estaban sometidos, durante su período de residencia en el Alto Perú, da por sentado el interés que esta destacada "Real Audiencia de Charcas",  concita  y  conlleva en tiempos de su Alteza Deiqui.  PEREGRINAJE DE UN  REY.............................           Y hacia ella va José Antonio Deiqui ...caminando. Cruza esteros y montañas. Salinas y pampas. Ha partido desde las verdosas chacras cordobesas que le pertenecen, hasta el altiplano altoperuano a cuatro mil metros de altura, en busca de este tribunal máximo de última  instancia.   Estamos pues de camino junto a su Alteza el Curaca Deiqui -y a pie- hacia este tribunal de instancia final. Es el propio "Carolus Quintus" quien va hablar por él. Es el propio Inca que se refleja allí para los súbditos de herencia precolombina, pues las Audiencias en general (y más la de Charcas) eran sitios muy frecuentados por las comunidades autóctonas, especialmente por aquéllas de procedencia incásica,  herederas del imperio del Tiwantisuyo.            El va hasta allá para revertir esa acusación que le priva de autoridad y nobilitat como Curaca (intocable en el Incario y en el sistema colonial) y que es desalentadora para toda la sociedad.  EL  POLÍTICO................           Su Alteza Don José Antonio Deiqui avanza a pie en 1795 por quebradas serranas. Por picachos altivos como él. Se introduce en desiertos salinos y atraviesa campos de tierra roja. Poblaciones. Grandes y pequeñas. Ciudades. Ríos.   Va a pie. Lo sigue un séquito. Lo acompañan de a trecho. Se suman otros. Quedan en el camino los anteriores.   Su peregrinaje insólito en pleno siglo XVIII y en sus postrimerías, cuando el mundo entero está asombrado con la Revolución Francesa, esperando el advenimiento de Napoleón y la era del Progreso se aproxima con pasos agigantados, en este año de 1795 ...nos parece un antecedente notable de Gandhi en el "camino de la sal".           El largo trayecto no lo detiene. Ni la pampa ni la montaña. Ni el poderoso Altiplano con sus paredones cortantes. El continúa a pie por el viejo camino de las llamas y de los Incas. Luego de haber atravesado a pie todo el centro y el norte argentino, como todo cordobés convencido de un propósito firme.           Este príncipe diaguita que fuera respetado como tal por los códigos del anterior Virreinato del Perú, se halla en este momento muy solo. No tiene en esta mañana de 1795 respaldo político. Lo tuvo siempre. Nació con él. Lo tuvo su familia.   Y Todos en Córdoba del Tucumán le deben mucho -demasiado a los Malfin- para ser él ignorado. Para pasar por alto sus reclamos de legalidad, tal como lo vemos manifestarse en todo momento. Y en el Alto Perú donde están los archivos coloniales, su palabra será oída por arriba de las autoridades borbónicas que recién comienzan su vida. Que no tienen todavía experiencia de gobierno en Sudamérica.                         Don José Antonio posee esa altivez, ese orgullo de casta, que son comunes en aquel tiempo a nobles incásicos y diaguitas. A Tupac Amarú, a José Gabriel Condarconqui Tupamaro  o a nuestro personaje...  el Príncipe Deiqui.          Sus escritos y réplicas son de un elegante estilo. Es él, además, un hombre de los claustros jesuíticos, como todo hijo de príncipe. Cultísimo. Erudito. Brillante. Y conocedor perfecto de las leyes a nivel académico. Habla latín. Se expresa con oratoria. Ha sido preparado por la Universitas Cordubensis Tucumanae, para servirla y honrarla, como todo cordobés de vieja alcurnia.   No podrán avasallarlo. El pasará por arriba de todos cuantos se le opongan.           Es además uno de los últimos príncipes americanos puros ("sin mezcla de otra raza", como atestigua él mismo). Pues la pureza de linaje era una exigencia de la autoridad colonial para ejercer el cargo de Curaca.   Y atraviesa a pie un territorio inmenso (casi un medio continente) caminando con su dignidad y su prestancia, pero sin los antiguos honores que antes le correspondieran, porque tiene sobre él la acusación de gobernar a su pueblo "Comunidad de la Toma de la Acequia"  ...¡con mano de hierro!... Con la severidad milenaria de sus Leyes  Diaguitas                  Y allí va caminando hacia el Alto Perú su alteza Deiqui sin insignias, sin tamboriles, sin banderines, despojado de honores, atravesando un territorio inmenso y acompañado por una multitud que se le une en el camino, que se adhiere a su reclamo, a su marcha de silencio que no lo abandona.    Si esto lo hizo por él mismo, por proselitismo o por demagogia, nos demuestra al mismo tiempo su enorme talento político.   Y a diferencia de Tupac Amarú que se levantó en armas muy poco antes (con un cruento final), su lucha será jurídica, intelectual y erudita.  Su lenguaje pulido será atendido de igual a igual por los Oidores de Charcas, pues ante todo y a pesar de la multitud que lo acompañaba  -como a Gandhi en el viaje de la sal e igual que él-  José Antonio era un pacifista.  FUERO  de  los  NOBLES...........................                               Don José Antonio Deiqui está acostumbrado al respeto de toda una ciudad y no va a ceder. Cederán en cambio  sus nuevos administradores borbónicos. Y ellos se ajustarán a él. Porque el cono sur americano ha sido siempre gobernado desde Charcas.  Y  hacia  allí  camina,  paso a paso ... su Alteza ... el príncipe  Deiqui  en  1795.           Este príncipe diaguita tiene educación universitaria. Su madre -María Constanza- también "estudió con los padres jesuitas" según consta en los documentos presentados por él ante el alto tribunal. Lo que hace a las señoras de alcurnia malfin, unas de las pocas damas ilustradas a nivel universitario en esos siglos.  REINO  ASOCIADO....................            Hombre de élite, Don José Antonio defiende su Curaquía como un Reino Asociado con plenos derechos. Su Alteza Deiqui expone ante el tribunal que "no permite pulperías" (vinerías) en la nación diaguita que él gobierna. Combate además "con sumo rigor la ociosidad, la vagancia y la ebriedad". Funda una plaza y organiza un Mercado (todavía subsisten en Córdoba como sobrevivencia de un pasado que aún pervive).   Son además "norte de su gobierno la virtud, la justicia y la ética"... Cada palabra del príncipe Don José Antonio, hace gala de su cultura refinada. Sus descendientes serán tan cultos como él, al punto de dotar a Córdoba con figuras relevantes en nuestro tiempo, como el profesor Rojas de Villafañe, que es quien nos entrega la documentación sobre su principesco  antepasado.             El príncipe Deiqui ostenta un sello inconfundible que le ha sido prefijado. La dignidad de su estirpe. Político de raza, de aquéllos que pueden convocar conciencias y volcar decisiones. Con él se presenta, camina, lucha y vence.   Acostumbrado a gobernar desde el nacimiento, desde la cuna, exigirá con argumentos válidos el cumplimiento del Derecho Español y su jurisprudencia, que  había  sido  violado. Es él, don José Antonio, uno de los últimos reyes indoamericanos reconocido por un tribunal colonial. Un rey de legítimas raíces, de tronco original autóctono.   Fue el suyo, uno de los momentos finales donde los pueblos dormidos de la Pachamama, hicieron sentir el peso y el vigor de su brillante pasado.           Para él, hombre rico y de alcurnia, esa caminata impresionante atravesando valles, sierras, salinas, bosques, pampas, altiplanos. Paredes rocosas cortadas a pique. Quebradas hundidas. Infinitas poblaciones desde Córdoba hasta el Alto Perú... Esa caminata representaba un encuentro con la historia. Un acto notable, más que un esfuerzo sorprendente. Era un reto con la vida y una superación sobre  sí  mismo.     También nos habla de su talento como dirigente de masas. Su espectacular convocatoria y su magistral entrada en Charcas, acompañado por aquella multitud silenciosa que lo acompañaba-pacifista y legalista- nos lo muestra de cuerpo entero. Aparte de sus derechos legalmente asentados en sus escritos y su oratoria, está su fuerza anímica y esa capacidad política, que no se desvió ni por un momento de su contexto y contenido real : hacer respetar "LAS LEYES DIAGUITAS"   O sea, el sistema de orden para su pueblo. La confirmación de sus derechos para continuar con el equilibrio, el trabajo y el crecimiento. Y presentóse allí, ante el poderoso y máximo tribunal, acompañado por una manifestación multitudinaria de gentes, completamente pacifista. Logrando con ello hacer respetar en su persona dinástica, el carolingio "Fuero de los Nobles".          EL  MONARCA...............                  Avanzó por los caminos como un Rey, seguido por un séquito. Fue recibido por una multitud que lo aguardaba ovacionándolo en la Plaza de Armas frente a la Real Audiencia, para verlo entrar por los grandes y ostentosos pórticos del supremo tribunal.  Llegó hablando en latín, recitando leyes, expresándose con oratoria, buscando un interlocutor válido.   Y Charcas los recompensó. ...¡Siguió siendo Rey!  ...El único. La única casa reinante que tuvo su asiento en Córdoba : La Deiqui.           Murió en 1800 como un monarca, con todos los honores. Le sucedió el príncipe Don Juan de Dios Villafañe Deiqui.             En 1881 se repartió el Mayorazgo. Sus herederos formaron parte de la ciudadanía cultural de  Córdoba. Su descendiente, el profesor Rojas de Villafañe, nos rescató finalmente su  memoria.  ............000.............................  
EL HIJO DEL ENCOMENDERO ..................................... (Estampa Colonial - siglo XVII Provincia del Tucumán) 1 - RETORNO del ENCOMENDERO Se extendieron sobre las mesas los manteles de ñandutí. La mesa de los mayores y la mesa de las niñas. El lino bordado en Trinidad, la esplendorosa ciudad guaranítica, decoraba el comedor con su aroma a selva y distancia de armoniosos colores. Estas galas compradas en Charcas por el dueño de casa eran un signo claro de su retorno al Tucumán, luego de meses de ausencia. Las niñas eligieron el mantel más colorido y Doña Adelina el tono pálido. Afuera los mulatos angola de la Merced descargaban sin pausa, numerosos arcones de las carretas que trajeran de retorno al señor Encomendero. Y como un prodigioso tesoro iban apareciendo ornatos, vajillas y cubiertos del argénteo metal potosino. También sedas orientales y tapices cuzqueños. Algunos que permanecerían en esa familia y otros muchos destinados al comercio. Para la menor de las niñas -Rufina- tratábase de sinnúmeros juguetes procedentes del Alto Perú, con los cuales habría de solazar su infancia inacabable. Pues era ella, la mascota de todas las otras. Las niñas mayores adornábanse con sedas de Manila que aún no tenían forma en medio de gran algarabía, desordenando el contenido de los arcones. Pero Clemencia, la mulata vieja y haya de todas ellas además de ama de llaves, íbales quitando con muchas protestas y habitual disgusto, cada una de las floridas sedas ... algunas veces a zamarreos. Nadie en la Merced se hallaba en calma con el arribo del dueño de casa y sus caravaneros, pero Clemencia aquel día exhibía peor carácter que nunca. 2 - EL ROSARIO A la distancia el imponente escenario de la Sierra Grande, decorando al Valle de Punilla, colocaba un manto de severidad. Llegaría el silencio de la tarde y con él como siempre, el rosario de la Oración. La peonada mestiza fue desmontando de sus pingos y acercándose a la gran galería para compartir aquel momento de recogimiento (luego de haber guardado el ganado) junto a los dueños de casa. Con el rosario en mano el Encomendero dirigió el responso, sintiéndose todos los presentes con una sensación de alivio, de tranquila protección, al ver de nuevo en su regreso al patrón de la Merced. Igual a los niños cuando al anochecer retorna a casa su papá. Los rayos de Inti dejaban entrever sus últimas claridades detrás de los macizos rocosos. Doña Adelina reunió a su familia junto al padre, pero las niñas aún manteníanse inquietas. Clemencia repetía con voz ronca y apresurada las Avemarías de turno. Se retiró primero de todas y las ordenó acostarse a viva voz. Las niñas preocupadas ante su enojo y por las dudas, a fin de no pasar a mayores y esperando que el carácter de la vieja mulata mejorara al día siguiente, decidieron no protestar. Rufina ya estaba dormida después de haber jugado el día entero. La sierra helaba el escenario nocturno. Los grillos cantaban tímidamente. Las carretas descansaban por fin para largos meses. El Gran Mercado de Charcas habíalas sobrecargado demasiado dejando el maderamen extenuado. La Merced, su frescor y su paisaje, darían a los caravaneros el descanso adecuado. Las carretas caían así en el letargo de un sueño reparador. Junto a ellas, un niño con un cuarto de mestizo y preadolescente, refugiábase detrás de sus enormes ruedas, añorando el lugar distante de la Posta junto a la Salina Grande, de donde él procediera. Pero dos mulatos que portaban una lámpara lograron descubrirlo. Venían buscándolo desde el mediodía, con el arribo de la caravana, habiéndoseles escondido hasta ese momento. Clemencia lo observó con ira. Le pegó en la cabeza cuando pasó a su lado, y dio orden de bañarlo. 3 - EL CHANGUITO A la mañana siguiente habíanlo vestido y perfumado. El agua de vertiente serrana y los aceites resaltaron en él, una piel mucho más blanca de la que trajese. Las uñas lucieron limpias y cortadas. No levantaba su vista, sin embargo cuando Don Anselmo de lo ordenó, dejó ver para sorpresa de todos unos ojos celeste cielo tan claros como los de Rufina. Pero Clemencia iba a seguir tratándolo con malos modos. Mientras que Doña Adelina lo observaba con inquietud y algo de resignación. Al verle bajar nuevamente la cabeza levantaría su mentón con el rostro vuelto hacia ella, mediante su mano elegante y maternal... Y el changuito la miró angustiado. -He hablado con el Prior de la Compañía y comenzará sus clases dentro de un mes en el internado cordobés. Habrá que confeccionarle una toga de estudiante- comentóle Don Anselmo a su esposa -Pasará del campo a la escuela humanista, de un extremo al otro ¿Lo resistirá?- respondióle ella -Dos extremos completos. Pero es inteligente, lo he comprobado, y se habituará- confirmóle el Encomendero -Pasará a ser de hijo de nadie a hijo de don Anselmo, con un gran mayorazgo en la Sierra Grande- comentó resignada Doña Adelina -Lo marca la ley o el hábito establecido en este Virreinato del Perú. Luego de doce años y seis hijas, no hemos logrado un heredero varón y podemos perder la Merced. El Tucumán es tierra para hombres muy duros. Y los viajes al Alto Perú, a la ciudad imperial de Potosí, a la Real Audiencia y al gran Mercado de Charcas, exigen esfuerzos viriles. Son tres meses de travesía con las carretas cargadas de ida y vuelta. No podemos optar, pues debo mostrar muy pronto al heredero. No es un heredero común, es el de una Merced Real, soy un Encomendero de la corona y me debo a ella. -Fui consciente de ello desde el principio, pues yo no pude darte un heredero varón- respondióle triste la esposa -Rufina, la más pequeña de las niñas, casi nos costó tu vida. No debemos correr más riesgos. Eres muy valiosa para mí, y muy importante para dirigir la Merced en mi ausencia. -No me falta vigor dentro de ella, también yo soy hija de Encomenderos. Acepto, él será tu heredero varón y lo aprobará el Virrey. Pero antes deberá aprender el uso de un mejor vocabulario, su lenguaje campesino es muy notorio. -Lo cambiará, conozco a los jesuitas. Te asombrará su cambio de lenguaje. Preservará el apellido familiar y velará por sus seis hermanas. Las casará y las dotará, o las llevará al convento. Cuidará de nuestra vejez, retomará el rumbo comercial hacia el Alto Perú, hará producir la Merced... y muy probablemente protegerá tu viudez ...¡Míralo!... Ahora es tu hijo varón tanto como mío. Su bastardía quedará en el olvido. Pero Clemencia lo seguía observando con repulsión. Estaba dispuesta a tiranizarlo como al resto de las niñas pero aún más, puesto que según veía la mulata, este "guachito" se interponía entre las niñas y Don Anselmo. Luego preguntó a voz en cuello, casi gritando: -¿Y está acaso bautizado este salvaje? 4 - EL "GUACHITO" Los ojos carbónicos de la vieja mulata miraban con estupor al changuito arrancado de los churquis, cuyos ojos azul cielo no la conquistaban. Su bastardía iba a causarle una emoción desafortunada. Para Clemencia este changuito era simplemente un "Guacho" o sea un hijo de mujer liviana sin padre conocido. La vieja mulata angola, que estaba muy orgullosa de su papel en aquella familia, no lo admitiría de ninguna manera y por mucho tiempo, como a un hijo de Don Anselmo. ¡Y mucho menos que ella lo debiera atender y servir! Más aún, cuando su lenguaje campesino delataba en él falta de educación. Este changuito recién arrancado de los churquis estaba carente de los derechos que ella sí ostentaba, en cambio, al haber llegado a la vida en esta misma tierra serrana, que ahora el "guachito" osaba pisar como propia. Pero el bastardo de Don Anselmo nada de esto comprendía. Su temor era otro. Era el temor a los desconocido y al abismo de los inesperado. Y por cierto que la agresividad de Clemencia hacíalo sentir muy inseguro, de modo que buscó refugio en la amabilidad de Doña Adelina. 5 - LA CIUDAD DEL RÍO SUQUÍA Cuando los meses pasaron y el carruaje reluciente de la Merced lo fue apartando de la sierra, el "guachito" contemplaba mudo y circunspecto a Don Anselmo, elegantemente ataviado y sentado a su lado. Ya no era más aquel Encomendero de porte altivo que solía pernoctar en la Posta junto al salinar -donde él naciera- con toda su comitiva de carretas rumbo al Alto Perú. Ahora aquél Encomendero poderoso, tan lejano, tan erguido y distante... era su padre. Y él su hijo varón, el que transmitiría su apellido. La ciudad de Córdoba del Tucumán estaba ya a los pies del carruaje -dentro de su hondonada- cuando el progenitor descendió para contemplarla acompañado por sus dos mulatos angola: su cochero y su guardaespaldas armado. Ambos juveniles y jactanciosos, chanceaban al chicuelo con su futuro y próximo internado. Les parecía a ellos, mulatos atildados y frívolos, acostumbrados a una vida engalanada, ejemplares criados para el ornato y el ceremonial de Don Anselmo, que este changuito salvaje y analfabeto cuyo lenguaje campesino causábales gracia, no era la persona más apropiada para un colegio jesuítico. Pero indiferente a dichas opiniones -de las que hacían gala desde un mes atrás sus dos escoltas- Don Anselmo mostró a su bastardo la bella ciudad edificada a la vera del río Suquía y extendida a sus pies. Arquitecturada en edificios de piedra, las calles tapizadas con granito adoquinado y decorada de cúpulas. El changuito abrió desmesuradamente sus ojos y los mulatos palmeáronle con risotadas. Acostumbrado a los celos de ambos, recurrentes en cada instancia donde el Encomendero exteriorizaba algún afecto, el padre dio la orden de continuar el viaje en su última parte. El empedrado hacía rechinar los ejes del carruaje y el suplicio del changuito llegaría a su fin, cuando principiaba en verdad, el verdadero: Los años de internado. El portal de madera labrada con su imponencia artística, se abrió para él y para Don Anselmo, que entraron juntos y a pie. Trémulo el "guachito" miraría hacia atrás sintiendo alivio al divisar en la calle empedrada a los dos risueños mulatos angola, quienes lo saludaban en despedida. En realidad, comprendió ahora, que iba a extrañarlos muchísimo. Que serían ellos dos siempre, quienes habrían de aguardarlo y transportarlo a lo largo del tiempo, de los años y de la vida entera. Serían ellos dos, jactanciosos y frívolos, irreverentes en la intimidad y reverentes frente al público, sus amigos más auténticos desde aquel momento. La verdadera herencia de lealtad, el legado más preciado de su padre. Y en éste, su primer viaje juntos, se alejó de ellos casi con miedo ... Y los volvería a ver siempre con alborozo. 6 - LOS JESUITAS -Este es mi hijo, Padre Gunther ... Este es Silvano- dijo secamente Don Anselmo a un Jesuita flamenco de tez muy pálida. Silvano nunca había visto antes un rostro de esa naturaleza, ni ninguna mano color rosa llegó a tomarle hasta entonces la suya. Pero de allí en más en aquella Compañía de Jesús junto al río Suquía, en ese Colegio Monserrat donde ahora ingresaba como pupilo, iba a conocer muchas otras. Aquellos profesores jesuitas egresados de Lovaina eran tan distantes a su vida anterior, como distante estaba Lovaina de la provincia del Tucumán. Como muy distante estaba el lenguaje campesino que él traía, de las letras en latín que debía aprender a escribir y leer, con las glosas de Horacio y Petronio. Pasarían años antes de que el padre Gunther, su preceptor, soltase su mano. Los arcos del colegio jesuítico del Monserrat se harían tan familiares a él, como los antiguos churquis. Con el tiempo le pareció extraño volver de visita a la Merced y pisar tierra nuevamente. Oler otra vez la yerbabuena y el tomillo, escuchar las chicharras, el canto de los coyuyos, el llanto nocturno del choguí ... Pero aún allí, estaba acompañado siempre por el padre Gunther, al que Doña Adelina homenajeaba con primor. Mientras tanto en la Merced, desde su partida la familia había vuelto a su ritmo habitual. Sin embargo algo estaba cambiado. Ya no era sólo un grupo de mujeres que habitaban la gran casona junto al jefe de familia. Ahora existía otro miembro que formaba parte de ellas, aunque estuviese interno en el colegio jesuítico del Monserrat. De este modo, Doña Adelina, Clemencia y las niñas comenzaron a pensar en él, para aguardarlo en cada temporada de descanso cuando Silvano regresaba a la Merced, acompañado siempre como se ha dicho, por su preceptor de cabecera, el padre Gunther. Así con los años, el salvaje changuito analfabeto fue adquiriendo las formas ciudadanas y la erudición latinista de un discípulo jesuítico. Silvano traía para aquellas mujeres -las mujeres de su familia- apartadas en la Sierra Grande y altivas en su orgullo de linaje, los frutos refinados que su maestro flamenco iba en él modelando. Ya todos comenzaban a olvidar su prosapia ilegítima, su nacimiento guacho. 7 - ALTO PERÚ Era un elegante mozo cuando acompañó por primera vez a Don Anselmo hacia el Alto Perú. En la Posta del camino junto a la Salina Grande que algún día lo despidiera, años antes, preguntó ante una concurrencia que no lo reconocía, por Griselda. -Partió- le contestaron -con sus hijos, no supimos más de ella. En sus adentros, Silvano, luego de despedirse ceremoniosamente, pensó: "Pero no con todos". Los mulatos de siempre, como gemelos inseparables, lo estaban buscando y en el rostro de su padre denotábase cierta inquietud, que él se apresuró en suavizar. La Universidad de Chuquisaca le abriría las puertas de un segundo internado. El Doctorado. Más corto, pero igualmente nostálgico. Un mundo distinto le ofreció la Real Audiencia de Charcas con el esplendor que rodeaba a los Oidores. La elegancia altoperuana de las damiselas cautivaron su ardor juvenil y las niñas en edad de merecer agasajaban al heredero elegante, muy alto, de bellos ojos claros recortados sobre una piel mate, invitándolo a sus paseos. Mientras sus madres casamenteras lo colmarían de atenciones. Los viajes periódicos -aunque espaciados- de Don Anselmo contactaban al joven dentro de la sociedad elegante de esta ciudad cabecera que regía los destinos del Tucumán. Favoreciéndole con ello sus primeros encuentros amorosos. Ambos visitaron asimismo -con sumo asombro para Silvano- la lujosa Potosí, la ciudad más poblada del continente americano. El Obispo de La Plata recibió en audiencia al padre y al hijo, portadores de mensajes fraternos desde la lejana Diócesis cordobesa. El antiguo changuito de los churquis, transformado ahora en un atildado y culto galán, recorría el inmenso Mercado de Charcas eligiendo de antemano, los regalos para brindar algún día -cuando retornase- bellos presentes a las mujeres de la Merced. Sus mujeres, aquéllas que lo aguardaban a la distancia. Y cuando finalmente los dos mulatos angola acomodaron en el carruaje sus arcones, para el regreso definitivo, Silvano creyó sentir que alguna parte suya iba a quedar para siempre en el Alto Perú. Como acontecía con su padre. Nadie, ningún habitante del Tucumán, terminaba por desprenderse de él... 8 - RETORNO AL TUCUMÁN Y cuando el Altiplano quedó atrás, cuando el Tucumán salió a su encuentro, cuando la Salina Grande no fue más que un punto blanco en la lejanía, el joven heredero comprendió entonces que ahora ingresaba ...definitivamente... en la Merced de Don Anselmo. Que su futuro mayorazgo con todas sus responsabilidades, caía sobre él, lo apresaba, lo atrapaba para siempre ¡Después de un largo y lento camino! Era en realidad recién en este momento, cuando formaría parte de ese cerrado ambiente familiar. Aislado y alejado de todos. Enclavado en el Valle de Punilla junto a los macizos rocosos sobre la frontera sur del Virreinato del Perú, donde la civilización terminaba de golpe, en forma abrupta, y comenzaba la milenaria Prehistoria de Sudamérica. Allí era, donde se erguía su mayorazgo prometido para el cual fuese tan minuciosamente preparado. La mañana de su arribo los aromos teñían sus ramas con capullos de oro. El colibrí aleteaba junto a las corolas. El ñandú le mostró su acrobacia. Los pumitas caminaban en medio de la sierra junto a su celosa madre. El guanaco saltó desplazándose por las champas. El gauchaje resecaba el charqui para futuros locros. Las chinitas el quesillo para el zanco. En los tambos mugían las vacas lecheras. Las chacras reverdecían. Los cazadores buscaban corzuelas en los chacos. Silvano retornaba desde ciudades esplendorosas, pero este era un esplendor distinto. El futuro Encomendero era aguardado por toda la Merced. Al llegar, percibió una alegría escondida en los ojos huraños de Clemencia, y esto lo alegró interiormente. Pues sin esa aprobación de la mulata vieja, nada harían las niñas para agasajarlo. También advirtió el cariño respetuoso de Doña Adelina, quien esperaba de él un respaldo para sus seis hijas. Y por sobre todo recibió gustoso el emotivo abrazo de Rufina -su preferida- transformada ahora en una bellísima adolescente. Silvano se vio de pronto rodeado por todas ellas, entusiasmadas, inquirientes sobre aquel exótico mundo altoperuano que él acababa de dejar, y del cual dependía el Tucumán con su apartada serranía cordobesa. Se vio entonces a sí mismo, más que como un joven rico o un hijo de un padre poderoso, se descubrió siendo la columna vertebral de un feudo "provenzal" dependiente de él en su futuro. 9 - EL MAYORAZGO Silvano no sabía si se hallaba prisionero o era el príncipe de un castillo. Sólo alcanzó a percibir que las bellas niñas, sus hermanas, representaban para él una propiedad cristalina y frágil dependiente de su fuerza. Por un momento dejóse llevar en la fantasía del tiempo imaginando que la síntesis del churqui y el latín, iba a brindarle esa energía que su padre aguardaba de él. Sin embargo comprendió que todo aquello en su conjunto se hallaba demasiado lejos. Silvano estaba allí, frente al mayorazgo del cual hacía uso, y por y para el cual vivía. Se preguntó entonces a sí mismo, si hubiera preferido conservarse en el mundo ingenuo y analfabeto de la Posta, de donde lo retiró su padre, sin responsabilidad alguna. O permanecer para siempre entre los claustros latinistas, junto al padre Gunther. Quizás, enclavarse como jurista en la Real Audiencia de Charcas. O ser un catedrático de Chuquisaca. 10 - EL PRIMER DÍA Cuando los nuevos manteles de ñandutí que él eligiera en el Gran Mercado, se colocaron en la mesa grande ahora ocupada por todos. Cuando las risas de sus seis hermanas cautivaron su emoción, y Clemencia impuso silencio ante el arribo de Don Anselmo. Cuando a la hora de la Oración, Doña Adelina le entregó el rosario de plata en homenaje a su regreso, para dirigir el responso en la galería grande frente a la peonada allí reunida y de pie, con el sombrero en la mano... Supo en ese momento el joven Silvano, que era dueño y responsable de un germen de civilización. De un comienzo de Historia en este apartado rincón del Tucumán, rodeado por la Sierra Grande, vecino a la Pampa de Achala y la Pampa de Pocho ¡En el aislamiento sudamericano del siglo XVII! ... Y que sería desconocido su esfuerzo como el de todos los suyos, para el resto del mundo. Al día siguiente se acercó al carruaje en el cual vino desde el Alto Perú. El mismo que en tiempos lejanos lo condujo hasta la Merced. Sonrió y rió junto a los dos mulatos de su padre, que tantos años lo llevaran y lo trajeran. Contempló todo aquello, y se puso a meditar sobre su vida, desde el momento en que fuese apartado de la Posta del camino junto a la salina. Y divisó ese camino recorrido tantas veces. Luego retornó por sus pasos y entró en la sala grande de la casa, adornada de fiesta por su regreso final. Y reclinándose en un elevado asiento paraguayo de madera aromática, traído desde Charcas en las carretas, entrecerró los ojos celestes recortados sobre su piel mate que tantos escenarios diversos habían visto ... Diciéndose a sí mismo, que aquel era: "El Primer Día" ................................... Alejandra Correas Vázquez ...................................
EL  TATITA  JOSÉ.....................(Una Historia Real)Por Alejandra Correas Vázquez            "El Tatita José era negro pero tenía los ojos azules"-solía contar nuestra abuela a quien llamábamos Mamagrande              "Tata" significa abuelo y anciano en lengua quichua. También en México encontramos la denominación de Tata, como jefe de una comunidad nativa. En Perú es Tayta. Es una voz por tanto precolombina. Fue adoptada por la vieja sociedad colonial y transferida a la nueva sociedad argentina (en especial de ambiente rico ganadero) como un trato patriarcal por su alto rango social. El Tata es el abuelo y el Tati suele ser el padre  Asimismo es empleado por el gauchaje para designar a un abuelo respetado. Y también lo hallamos en el campo religioso criollo como "Tata Dios". El Creador.              El Tata Viejo suele ser el bisabuelo. Incluye dicho término un gran sentimiento de respetabilidad, que conlleva un título reverencial, válido desde las culturas precolombinas. Fue transmitido su uso de un idioma a otro, y el castellano colonial y argentino lo adoptó. Por ello mismo asombra que un esclavo fuese :  " El  Tatita  José "  Corría el siglo XIX y había en aquel momento una Argentina en llamas, empobrecida, que mostraba sólo miseria y destrucción. Fue una guerra civil despiadada llamada "Anarquía" que había dejado esta tierra sudamericana convertida en un páramo agobiante. La Pachamama estaba lacerada e improductiva.   Y las guerras civiles, siempre, además de ciudades incendiadas y haciendas robadas, producen ¡numerosos niños huérfanos! Deudos dolorosos, hijos de familias perseguidas, como  también de sus persecutores o enemigos. De sus allegados o conocidos. O desconocidos. Y que especialmente, dejan como saldo :   Muchos niños huérfanos...   Niños. Sí, niños. Niños como todo niño al fin de cuentas. Los cuales -en este caso especial-- eran depositados en una estancia aislada de la zona llamada "La Esquina" (provincia de Córdoba), perteneciente a la familia Ortiz de Ocampo. Niños escondidos allí como protección a eventuales venganzas políticas y a "razzias" punitivas, de carácter ideológico, de exterminio. Niños que quedaron en la guarda del Mayoral de esa estancia: el Tatita José.  Un esclavo.              Mayoral de una Estancia rica y dolorida. Una propiedad de hacendados pudientes y perseguidos. Diezmados. Muchos niños... Muchísimos niños pasaron por la mano educadora del esclavo José, nacido en la Rioja, propiedad él de la familia Ortiz de Ocampo, y protector él, de su descendencia. De su hacienda. De sus principios. De sus recuerdos. Sus valores. Sus hijos. Como también de los hijos de sus amigos. Y en algunos casos, también de sus enemigos, que habían quedado muy solos.               Nadie quedaba vivo en aquella familia, en esa casa solariega de la Estancia de La Esquina, como varón adulto (en su mayoría murieron en las guerra) ...¡Nadie!... Salvo él: el Tatita José y su treintena de niños¡...               Así son las guerras.              Eran niños. Pero hijos en conjunto de esa estirpe con gestas heroicas, con figuras históricas y célebres que hoy día se admiran y han dado su nombre a las calles y sitios nacionales de Argentina. Pero no era por ello menos cierto, el infortunio de estas criaturas. Su dolor, su soledad.  Hijos de su tiempo. Hijos de las guerras. Hijos de su época. Hijos de la historia. Huerfanitos...   Defendidos de este modo mediante aquel anonimato, de las increíbles venganzas políticas que se abaten siempre y en todos los casos, sobre la descendencia indefensa. Refugiados allá en esa estancia solitaria de La Esquina junto al Tatita José: Severo, adusto,  exigente,  tierno, cariñoso.   La forma en que él educaba, enseñaba y reprendía a esa bandada de niños perseguidos por la historia, por el cruel desencuentro entre los hombres de una misma nación y de un mismo origen, quedó fijado entre ellos, con ese agradecimiento que supera al tiempo.              Pues todos aquellos connacionales argentinos que se asesinaban entre sí, con actos desmedidos, entre horrendas sangrías sin piedad alguna, en ese lacerante siglo XIX, tenían genes fraternos. Se devastaban, se herían y masacraban. Se perseguían sin tregua y con saña cruel, pero sin embargo corría por sus venas una sangre común ibérica. Pues era esta etnia dirigente la que estaba enfrentada... Mientras que los indios patagónicos y guaraníes los miraban sorprendidos, sin intervenir en sus querellas.            El Cono Sur Sudamericano no era en aquel momento, tal como había sido en siglos anteriores, una tierra dedicada al progreso. Sino un mundo en decadencia que se destruía a sí mismo y que arrasaba a las propias familias que lo constituían. Llevar en esos días un apellido que fuera destacado en la función societaria, era casi un estigma, un peligro de vida. O una condena en el mejor de los casos al exilio. Y todo ello sucedía con explicaciones diversas, con justificaciones arbitrarias que parecieran inapelables: Como siempre hacen los violentos.  Y esta dirigencia que se empeñaba en autodestruirse con crímenes abusivos, había dado la espalda a sus ancestros. A aquéllos solitarios pioneros que siglos atrás se embarcaran en la aventura del Océano y de las Indias, navegando en barcos semejantes a cáscaras de nuez... Para construir. Edificando ciudades. Plantando vides. Criando ganado. Sembrando trigo. Levantando bellas escuelas.               Y estos huérfanos de guerra, niños solos, niños olvidados, niños ricos y pudientes, pero escondidos con peligro de sus vidas. De alcurnia social, pero muy solos en definitiva, no olvidaron  nunca al Tatita José que los condujo de la mano con presencia paternal, hasta que se repartieron por el mundo en busca de sus propios destinos.           Profesionales, políticos, diplomáticos, diputados, sacerdotes, estancieros, militares, damas de sociedad, embajadores y profesores universitarios... Fueron señalados como los niños que antaño protegiera, criara y educara,  el  Tatita  José, un esclavo negro de ojos azules.                           En una casa con muchos niños. En esa cruel anarquía que duró cincuenta años. Huérfanos todos. O con padres que aún se hallaban en el fragor de las batallas. Hijos de las guerras numerosas y contradictorias del siglo XIX. Hijos de familias cercenadas. Y que en muchos casos... eran esos niños, los últimos representantes vivos de las mismas.  Aquellos niños perseguidos por el infortunio, por el belicismo desencadenado presuntamente ideológico, sin piedad y sin amor real al terruño. Con padres siempre ausentes. O muertos en las refriegas. Padres a los que muchas veces, ellos no llegarían a conocer. Aquellos niños alojados allí y alejados de las batallas.              Protegidos y separados del peligro, común en muchas guerras intestinas y fratricidas. En aquel bélico clima, que el Tatita José enfrentó sin temor ni debilidad. Con talento. Con valor, firmeza y temple.              Defendía casi ácidamente oponiéndose a cualquier intento de que le arrebatasen aquellos niños. Fuese quién fuese el intruso (o pariente) que intentase reclamar por ellos, en los momentos peores de las guerras.  Se jugaba por ellos. Alma vigorosa colocada en una situación límite, enfrentado a un mundo convulsionado. Dirigía personalmente a gauchos, chinitas, ganado, tambos, sembrados, producción, comercio.  Cuidando a esos niños que se ocultaban en la estancia de La Esquina, de probables agresiones, por causa de sus padres guerreros. Con esa mano especial que él supo dar en el momento preciso, dentro de un clima caótico. Sacando adelante aquella situación difícil, de un tiempo anárquico y cruento, como aquél que le tocara vivir al Tatita  José.  ........00000000......
EL  REINO  TUCMAN.......................por Alejandra Correas Vázquez....................... El Tucumán era antaño un reino que comprendía a ocho provincias argentinas de hoy: Tucumán, Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Santa Fe. Este inmenso territorio estaba gobernado por los cuatro Reyes Tucman, quienes lo recorrían en forma permanente socorriendo y legislando a sus habitantes. Ellos a su vez respondían con obediencia fiel a su padre el Gran Tucman. El Solitario. El cual era visto en persona solamente por estos grandes caciques.La dinastía Tucman tenía como medio de vida la explotación del "Oro Blanco" (o sea la sal) procedente de la Salina Grande en el antiguo "Mar de Ansenunza" (mar interior salado llamado hoy Marchiquita) situado en el centro de Argentina y que entonces le pertenecía como territorio propio.Sal marina de un mar desecado y prehistórico, a la cual los reyes Tucman vendían al Reino Charcas -hoy Bolivia- situado en el altiplano. Transacción que realizaban a cambio de otras utilidades, pues fueron muy buenos comerciantes los reyes Tucman.La llegada imprevista del Inca, gran conquistador, desbordó a ambos países, haciendo desaparecer el reino de los charcas. ¡Y Se apoderó de la sal! Fue entonces cuando los Tucman se retiraron ocultándose en sus zonas boscosas para ya no regresar de esa selva nunca más. Nadie volvió a verlos... Pero siguieron reinando desde allí, convertidos en reyes-dioses.Según el mito ellos eran de color verde pues estaban hechos de agua y plantas. Por ello los invasores incas (recién llegados, como después los españoles) no podían reconocerlos. Pero siempre retornaban en tiempos de lluvia o sequía para auxiliar a sus súbditos, como lo hacen todos los Reyes-Dioses.Y aquí estamos siempre esperándolos. Esta nación perdida y antiquísima, tenía una dirigencia muy particular en su calidad de Reyes-Dioses. Ellos son "Monarcas Aislados". Isolados Solitarios. Gobiernan desde su aislamiento. Rigen sin ser vistos. Ejercen un mando esotérico subyacente, que predomina y domina sin hacerse ver. Su pater familia llamado el "Gran Tucman" (padre de los cuatro Tucman) es un rey-dios al que ningún súbdito puede llegar a visitar, y sólo se comunica con los hombres a través de sus hijos itinerantes. Semeja en este concepto, al Gran Hermafrodita de masones y templarios.Semánticamente hablando "aislado" significa habitante de una "isla". De allí el término más antiguo de "isolado". Pero esta Isla Tucman (interior y mediterránea como toda isla mítica) nunca fue encontrada, por ninguna de las numerosas expediciones que se hicieran en siglos anteriores, en busca de su paradero, cuando el Tucumán era una inmensa provincia colonial. O por expediciones militares argentinas de antaño. Las cuales también incursionaron por la selva enmarañada y pluviosa conocida como "El Impenetrable". Soldados armados hasta los dientes que buscaban hallar el trono y la capital de los Reyes Tucman, a quienes los rebeldes indios nativos insistían en obedecer ...desobedeciendo.Lo más curioso de ello es que obedecían desobedeciendo. En especial negándose a colaborar con el trabajo. En huelga de brazos caídos. Los Reyes Tucman les prohibían, según parece, colaborar con el invasor. Ya fuese éste un indio como el Inca, o un blanco español.Esto evidencia que tal política de mando, estaba dirigida en un principio contra del Incaísmo, su primer invasor. Pues sabemos bien que el Imperio Incaico del Sol era una civilización del trabajo. De su estructura sobresale al analizarla, la distribución del trabajo como base de su socialismo solar. Incluso vemos al Inca, azadón en mano, en las pinturas del príncipe Guaman Poma. Nada mejor para los Tucman que oponerse al hijo del sol con una "huelga de brazos caídos", ya que fue él quien los desalojó de sus predios en la Salina Grande. Pues tampoco el Incario aceptaba la transacción comercial, o sea la venta de la sal, que favorecía a esta dinastía Tucman, y que quedó prohibida.Una frase muy escuchada dice de quienes  vagan en el trabajo o "remolonean" en el estudio (principalmente dirigida a los escolares) -¡Estos niños sólo obedecen a los Tucman!- o sea a nadie... ni estudiaban ni trabajaban. EL  MITO............EL Gran Tucman como el Gran Hermafrodita masónico (como también Osiris a quien le falta el pene procreando sin él a Horus) tuvo sin cópula por partenogénesis, una muy copiosa descendencia: 4 hijos, 8 nietos, 16 bisnietos... y así hasta 40.  Que era la última fecha calculada por este antiquísimo gobierno Tucman cuando el Inca (quien era "non tan sancto") les quitó su reino, su territorio. Y además prohibióles su economía basada en la venta y exportación de sal comestible de la Salina Grande (Oro Blanco del País de la Sal) al altiplánico Reino Charcas que era su mejor cliente. Pues en el altiplano boliviano era imperioso lograr esa sal para hacer el charqui, su comida nacional. Desde un punto de vista no mitológico y racional, el Reino Tucman tenía una autonomía plena hasta la expansión del Incaísmo hacia el 1200 o 1300  de nuestra era. Cuando Europa vivía dos finales trágicos: la extirpación de Cátaros y Templarios. Por esos siglos aquí también en Sudamérica se extirpó al Reino Tucman.El Incario resolvió apoderarse del País de la Sal (indispensable para gente que vive a grandes alturas) y con razones reales, de políticas pragmáticas que eran "non tan puras", se apoderó de esta propiedad privada de la comunidad Tucman. Con ello eliminó dos reinos al mismo tiempo : el Charcas y el Tucman, con sus dos componentes mitológicos propios y muy distintos al del imperio solar. Pues el Incario era monoteísta (adorador del Sol Inti), los Charcas eran trinitarios, los Tucman tenían cuatro dioses. Le respondieron de dos maneras opuestas : Los Charcas en constantes guerras (las cuatro guerras prehispánicas del Collansuyo, donde la última de las cuales favoreció a España). Y los Tucman por su parte, cruzándose de brazos. Se diría que el Incario no gobernó realmente a ninguno de ambos.Desde aquel momento los Reyes Tucman se retiran y se "aíslan" en la selva, conformando un mando mítico de dioses-reyes. Tal como llegaron hasta nosotros. La historia del Reino Tucman nunca podrá ser escrita. Pero sí descripta. Argumentada su mitología y analizado su misticismo. Pues semejante a los mitos gálicos del mundo Celta, su pasado hállase implícito en su cosmogonía.El Reino del Tucumán poseía esa próspera explotación de sal, muy fructífera y vigilada por buenos guerreros, quienes serían imbatibles durante siglos. Pero a la cual el Incario -más potencial- iba a eliminar hacia el 1300 d.C. Los Reyes Tucman por siglos vendieron su producto salino (el mentado Oro Blanco) al altiplánico Reino Charcas, dueño del cerro más rico del mundo. Y éste último les pagaba en oro y plata del Potoche (Potosí), pero no tardaba, por cierto, en revenderlo a muy alto precio.              Oponiéndose a todos ellos, los Incas, socialistas a ultranza, propulsores del bien colectivo y estatal (siempre que el Estado fueran ellos, una familia de la realeza) como asimismo opositores firmes al comercio y al uso del oro como metal de intercambio, acabó con estos dos reinos: Tucman y Charcas. Los hijos del sol aniquilaron esas naciones antiquísimas.              Los Incas no admitían propiedades privadas, latifundios ni minifundios, mucho menos especulación comercial. Y sin duda alguna estos reyes Tucman, quienes eran dueños absolutos del País de la Sal,  hacían con él,  pingües negocios.             El Tucumán libre e histórico, gran reino, ya había muerto a la llegada del español pues pertenecía a ese tiempo ilímite donde viven todas las culturas precolombinas. Fue un constructor de mitos para transmitir antiguos mensajes, próspero en el comercio y aliado de los Charcas, los enemigos del Inca, el hijo solar. Fue el Incaísmo quien los borró del devenir (hecho muy imperial) porque no quería pagar la sal. Y como siempre hacen los socialistas "estatizó" el salinar. Lo "desprivatizó", eso que hoy día tanto se critica.            También lo borró de la historia, del recuerdo vivo y fue allí cuando se refugió en el mito. Como hicieron los galos con su pasado histórico que conformó sus leyendas vivas.  Podemos describir al mentado Gran Hermafrodita o Gran Tucman, padre ancestral de los cuarenta Tucman, como a un autócrata de carácter teocrático. "Aislado". Habitante de una isla real o mítica, vinculado al agua. Dios marino en tierra firme, campo adentro, a quien nadie puede ver. El envía continuamente a sus cuatro hijos color verde y constituidos de agua y plantas, para distribuir periódicamente con generosidad : lluvia, cosecha, flores y pájaros. Abundancia. Los bienes pródigos de la fecundidad que dominan los reyes dioses Tucman, son ansiados en el "Tucumanao" detrás de la Salina Grande (hoy provincia de Córdoba) cuando cae con su aridez sobre esta región: la sequía cíclica. Pues esta frontera semiseca del Tucumán verde, llamado "Tucumanao", separada de la selva tucumana por la enorme salina, espera siempre a los reyes Tucman itinerantes, como portadores de lluvia y fertilidad.Sus períodos cíclicos de seca, con incendios y humaredas. Falta agua. Falta lluvia. La cual traen sus amados reyes-dioses bienhechores... enviados por el Gran Tucman.Cuando los Reyes Tucman en su sapiente benevolencia trazaron el camino al sur de la Salina Grande (el cual era su bien propio) siguiendo la ruta estelar que guía la Cruz del Sur, con toda evidencia señalarían allí un período de tregua, casi olímpica, diciendo: "Llegamos cada cuatro años y cada cuarenta años".En este ciclo de cuatro hijos y cuarenta descendientes, se asienta el período de sequía que invade al centro de Argentina y especial a la provincia de Córdoba (que está al sur de la Salina) y puede tornarse de húmeda en seca o de seca en húmeda, por obra de los Caciques Tucman .Pues Tucman es ...¡Selva!... Y cuando ellos se ausentan largo tiempo... llega la ...¡Sequía!Tucumán indica selva, lluvia, humedad, rocío, verde, foresta, bosques, pájaros, flores, mariposas. Los recordados Reyes Tucman o el Reino Tucman como dinastía, podría traducirse empleando un buen castellano, como el Reino de la Selva. Reino de la Lluvia. O Reino de los Pájaros. En suma, un reino ecológico. Ellos cruzan cada medio siglo la Salina Grande, visitan a Córdoba, viven alegres entre los cordobeses y luego se retiran. Detrás de ellos al partir, se retiran también las lluvias, el rocío, las flores y las aves ¡Se han retirado los reyes míticos! ...Los Tucman.Pero volverán. Un día los tendremos de vuelta con nosotros, con el agua y la vegetación. Con el rocío y el canto de las ranas. Tal es la leyenda. Tal el mito. Y tal los hechos ecológicos en Córdoba del Tucumán y su provincia, en el período colonial como en el actual. Como en aquel tiempo en el que se lo conocía como el "Tucumanao", zona seca.Pues la región cordobesa tiene una larga tregua menor de cuatro años y una mayor de cuarenta años, dentro de un casi medio siglo cíclico, donde las lluvias embellecen y florecen las sierras y las pampas, el horizonte se azula y el colibrí adorna las mañanas. Son nuestros Reyes Tucman que han regresado.Y luego parten ...inesperadamente... Entonces ataca como plaga de langosta ¡la Sequía.! Tucumán por su nombre mismo habla de riego y vergeles. De selva y lluvias torrenciales. Cruza la salina y se retira. El Tucumán llega, se establece y se va. Entra y sale. Viene y parte. Tal como el mito antiguo de los Reyes Tucman lo condiciona. En el mito los Tucman, siguiendo la tradición matemática y numerológica de todas las culturas precolombinas, eran un conjunto homogéneo de varios hermanos que cogobernaban y nunca se separaban. Venían juntos y se iban juntos. Algunos sostenían que eran dos los Tucman (diarquía tipo clásica), pero otros aseguraban que eran cuatro (por el ciclo menor de cuatro años) colocándose uno de ellos en cada punto cardinal.Aumentaban también su número de ocho a cuarenta y si seguían jugando con los números, éstos podían llegar a hacerse infinitos. Ciertos serranos mirando al cielo solían decir antaño, que había allí cuarenta estrellas principales, una por cada Rey Tucman. Pero como las mitologías tienen la virtud de ramificarse de maneras infinitas, nos quedaremos con los cuatro Tucman ecológicos de la prosperidad, que vienen y van. Nos visitan con su vergel y nos abandonan ... para caer luego Córdoba, en un período de seca y campos incendiados,  por la falta de agua.El ciclo cordobés de lluvia y sequía, aseguró la continuidad del mito en la población nativa. Una sociedad campesina y dependiente de las lluvias. Las chacras sin agua no pueden vivir. En ellas se siembra y se cosecha. Se clama por la lluvia. Y esta población nativa bautizada y catequizada, a espaldas de la Curia imploraba por el regreso de los Reyes Tucman, en los campos pampeanos secos y las lomadas de la sierra incendiada, con las consabidas ceremonias agrarias de "señales de humo".Ellos  -los Tucman- quienes tenían su trono del otro lado de la Salina Grande, anoticiábanse por medio del humo (incendios de seca)  de este reclamo, llegando solícitos en su socorro al sur del Salinar. Entonces ellos regresan ... atravesando el Salinar. Retornan. Vuelven con su verdor. ¡Nuestros míticos Reyes Tucman siempre y en todo momento, benéficos y presentes! El mito. La leyenda. Ayer y hoy, vivificante, y velando de nuevo por nosotros........ooo......
ROMILIO RIBEROS Y LAS MARGARITAS MISTÉRICAS............oooooooooooooooo...........La noche de Año Nuevo tiene un margen de teatralidad propia, que nos invita a los festejos. En ella todos somos actores de una misma escena que ensayamos año a año. Tiene su libreto, su vestuario y su telón de fondo, como de cierre. Propio es que alguna vez se represente en el mismo teatro. Tal aconteció para mí un Año Nuevo, cuyo escenario fue el mismísimo Teatro Rivera Indarte.Teatro vacío. Platea. Palcos. Cazuela. Tertulia. Gallinero. Etc. Todo. Todo vacío ...menos lo nuestro : el espacio donde vivía el poeta indio Romilio Riberos, ubicado en el piso superior de este teatro cordobés, con sus grandes ventanales mirando hacia toda la ciudad, donde él dispuso festejar con sus amigos ese Año Nuevo.Preparado de antemano y con todo el frenesí de una generación bohemia, que no quería ceder el paso a la cotidianidad burguesa, aquel festejo inusual nos comprometía en una lid, tanto por los concurrentes como por nuestras premisas y ante todo, por el escenario elegido para tal fin.Como si se tratase de la cima de una montaña compacta, el Rivera nos ofrecía su esplendor hermético, su solidez estructural, el silencio manifiesto de aquel vacío nocturno en la más callada y silenciosa de sus noches : ¡La de Año Nuevo!El teatro del Año Nuevo, allí, en nuestro propio teatro Rivera Indarte.Esta invitación suya me produjo una magia emocional que dejóme días de expectación, hasta llegar el momento aguardado. Había que preparar el libreto completo, el vestuario adecuado y los acordes para levantar el telón que daría comienzo a la escena. Pero la escena comenzó antes, precisamente el día anterior. .............Nos encontramos todos sin habernos citado, la víspera del Año Nuevo, en la pinturería COPLAN donde todos los artistas plásticos teníamos habitualmente, casi una cita tácita. Llevados en conjunto, tanto por la necesidad de adquirir elementos básicos para dibujar y pintar, como por la agradable compañía y atención del Sr. Carlos Ferro, su dueño, quien dejara una huella indeleble en el afecto de muchos artistas cordobeses. Una figura que nos acompañaba con su presencia y gentileza.Era él para nosotros un buen crítico, un buen amigo y un gran entusiasta de nuestras actividades. Su casa particular en el Cerro de las Rosas, también nos estaba abierta.Se producían allí en COPLAN los diálogos más complejos o más simples, que derivaban en verdaderas tertulias. El ambiente que nos rodeaba era propicio para esta sugestión por su estética : ubicado en el Pasaje Santa Catalina con su colorido colonial, sus rejas españolas y sus adoquines jesuíticos. Lindero a la Catedral y el Cabildo Histórico, frente al convento-museo de las Catalinas, en ese sitio especial que un poeta argentino describió con su encantadora de rima :Pasaje de Santa Catalinaen iglesia comienzaen iglesia termina(de Fernández Moreno)COPLAN ocupaba una casona de época (por ironía, la única que en ese espacio muy restaurado no existe hoy). Y de ese conjunto arquitectural emanaba un aire de diseño y pensamiento, como reservorio de nuestras emociones. Era la tarde anterior al Año Nuevo. Romilio entró en COPLAN, y su sonrisa de siempre junto a la alegría que él sabía transmitir al encontrarse con personas de sus afectos, se transfirió como otras veces en derredor suyo, como un encanto generalizado, produciendo vibración inmediata, deseos y placer de vivir... Lo presente, lo que estaba en ese momento, lo que acontecía y compartíamos allí mismo. Todo tomaba una dimensión palpitante, porque sin duda, él hacíanos sentir comunicados entre sí. El grupo donde estuviese giraba en torno suyo, en su favor o en su contra, pero haciéndose eco evidente de su presencia.Tenía en sus manos en esos momentos un ramo de flores, que yo no podía identificar. No soy especialista en el tema, pero aún así, me creaban dudas y no comprendía de qué flores se trataban. Eran desconocidas por completo para mí.-¿Qué flores son ésas?- le pregunté intrigada-Margaritas.Hasta donde yo sabía, las margaritas tienen un centro amarillo y pétalos blancos. Aquellas flores eran violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres, celestes. Había centros de otros tonos semejantes y pétalos con líneas negras y azules, en suaves filigranas rizadas... Me hechizaban y no lograba separar mis ojos de ese ramo de flores exóticas, a las cuáles no podía identificar. Por más que haciendo en mi memoria una colección mental de flores yo quisiera rápido ubicarlas. Pero de algo sí estaba segura... ¡No eran margaritas! -¿Pero qué margaritas son ésas?-Margaritas.La incógnita seguía en el mismo punto. La pregunta y la respuesta continuaron igual. Por su parte, cuando un indio resuelve ser parco, cuando se propone no ceder, es irreductible... a ultranza.Continué mirándolas sorprendida ¿Qué flores eran ésas? No eran margaritas, de ello estaba yo muy segura. Pero cuando Romilio cerrábase en una actitud, era inamovible. El era la persona más sociable y dicharachera que yo conocía entonces en la bohemia cordobesa. Pero había puntos y segmentos que no admitía y a los cuales borraba automáticamente de su mente, como si nunca los hubiera escuchado. Llegado a ese punto, cambiaba el tema de conversación por afable que ésta fuese. El diálogo por tanto, no tendría allí continuidad, y ante mis ojos asombrados estaban aquellas flores extrañas, mistéricas, que yo nunca antes había visto, pues no pertenecían a mi conocimiento sobre especies vegetales. De modo que continué insistiéndole dado mi alto grado de curiosidadPero cuando un indio se propone ejercer el mutismo, tiene una firmeza que nadie puede doblegar, ni podrá imponérsele nunca locuacidad alguna. Y la respuesta a mi pregunta seguía siendo invariablemente la misma : "¡Margaritas!"Y mientras ello acontecía, dejándome cada vez más intrigada sobre la existencia de un género de "margaritas" para mí hasta entonces desconocido, a mi lado ...él... Romilio... iba solicitando al gordo y morocho empleado de COPLAN, témperas y tintas color violeta, naranja, azul, fucsia, lacre, celeste.Al frente nuestro Don Carlos Ferro con su buen humor de siempre, proponíanos a todos los allí presentes un brindis con pinceles y espátulas, que fue repartiendo entre nosotros por el nuevo año que se anunciaba presto. Pues estábamos ya en el atardecer del penúltimo día y todo el antiguo Pasaje Santa Catalina habíase teñido de un manto rosado.En definitiva, me fui con la incógnita despidiéndome hasta la noche siguiente, cuando nos reuniríamos para festejar juntos el Año Nuevo en ese mágico y romántico teatro Rivera Indarte................Los festejantes del nuevo año salían como una exhalación del centro de la ciudad, ensordeciendo con la bocina de sus autos. Nosotros, a la inversa, íbamos llegando a nuestro encuentro para instalarnos allí, en el corazón del microcentro. Teatro por el Teatro mismo, como sería aquel festejo.El Rivera lucía un silencio y una obscuridad inconcebible en aquella noche, aquella hora y aquella ocasión. Nunca está más silente que en un Año Nuevo. Las escalinatas inmensas trepadas a luz de linterna, ofrecían un encanto sobrecogedor. Piso tras piso con todo ese monstruo completamente vacío, donde hasta los fantasmas parecieran haberse buscado otro lugar de festejo, para dejarnos a nosotros la ocasión de gozarlo, tenerlo y "temerlo", en toda su plenitud... Así fuimos avanzando.Casi abigarrados. Unos con otros. Con el temor de separarnos. De pronto alguno se perdía tomando un ramal distinto en ese laberinto de escaleras y al llamar, buscándonos, dentro de aquellas inmensas galerías desiertas y en absoluta obscuridad, su voz como "eco" parecía proceder de una dimensión muy lejana a esta tercera, la nuestra, la cual habitamos y que todos compartimos.Finalmente llegamos, tanteando paredes e iluminando con las linternas hasta la última tela de araña del último corredor. Ese camino que en días normales recorríamos sin preocuparnos, ahora, completamente a obscuras, parecíanos igual a una aventura inédita de una exploración insólita.No recuerdo cómo franqueamos la entrada en planta baja del teatro. Si alguien tuvo una llave proporcionada por Romilio o si un policía de guardia nos abrió con una contraseña. Pero sí recuerdo que el trayecto era absolutamente teatral como el teatro verdadero donde esto sucedía... Y ya creíamos habernos sumergido en la caverna más absoluta sin salida alguna -como no fuese la morada del ogro de cien cabezas- cuando al abrirse la puerta de nuestro anfitrión, la luz nos bañó de improviso en un mágico : ¡ Fiat Lux !Dicen que Prometeo entregó a los hombres el fuego del pensamiento, pero la luz tiene un imponderable poderoso que se remarcó dentro mío por esos penumbrosos pasillos, de manera imperiosa. Pues yo nunca he ansiado tanto la luz como en aquellos momentos. ¡Y la alegría estaba allí! ...apenas ingresamos a la fiesta romiliana, pues la luz que nos sacara de esas tinieblas, lo condicionaba todo...................La cena preparada iba a ser muy especial y elegida, pues nuestro anfitrión gustaba hacer gala de sus dotes de excelente cocinero. Especialidad en la que descollaba cuando tenía inspiración para hacerlo, como esa noche. Fui una de sus discípulas y aún utilizo secretos culinarios suyos.Romilio había seleccionado para nosotros un menú francés (mi "hermano indio" era siempre muy europeo en sus gustos) diferente a todos los conocidos, de acuerdo a lo que él deseaba brindarnos en aquella noche especial, allá en la cima del Rivera Indarte. Pareciéndonos todo ello muy justificado después del extraño "andinismo" en la obscuridad más profunda, para acceder a su fiesta, que habíanos tocado vivir. La emoción del descanso y la llegada hacia la "luz", hacían más placenteros esos manjares. Y así los comensales fuimos llenando la feliz mesa de amigos.Los vinos serían también de un hermoso bouquet, a los cuales los mejores catadores allí reunidos, saboreaban con placer exquisito. Los había blancos, negros, rosés. Todo el servicio generoso para una celebración de Año Nuevo.Abajo nuestro, la ciudad de Córdoba habíase silenciado por completo. Faltaban minutos apenas para las doce de la noche, el champagne, el brindis ... Y entonces la insólita esposa de mi "hermano del alma" no pudo resistir la tentación de lograr una nota especial, su característica propia, esa originalidad que le otorgara su lugar de siempre, característico y habitual entre nosotros... En ese preciso instante : ¡decidió ducharse!De modo que cuando la ciudad estallaba con su algarabía de fuegos artificiales volviendo diurna la noche, haciendo que por los ventanales de esa cúpula del Rivera y tras sus inmensos cristales, nosotros contempláramos cientos de luces de bengala casi a nuestra altura ... También estallaba al lado nuestro el diluvio de la ducha en medio del choque de nuestras copas de champagne. Todo continuaba insólito por cierto. Cuando se aplacó, ella apareció con su melena rubia aún húmeda y su porte de alemana, para colocarse junto a su marido indio. A partir de allí vino el encuentro esperado por todos, el emotivo festejo con las salutaciones del nuevo año y sus deseos de prosperidad, para unos y otros. Los abrazos y besos múltiples que esa oportunidad ocasiona.¡ Feliz Año Nuevo !Y no podía faltar el presente simbólico, el homenaje del anfitrión a sus invitados, el "souvenir" de aquella noche, propio y de rigor en casa de un artista. Fue así que Romilio puso sobre el escenario con todos los actores presentes, allí en el propio Teatro Rivera Indarte, el broche de oro y de cierre. Su agasajo a nosotros : y trajo las ¡Margaritas Mistéricas! ... las mismas de la tarde anterior. Flores violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres, celestes, con centros semejantes y líneas negras o azules en los pétalos, en forma variada. Todos ovacionaron la ocurrencia ... menos yo.-¿Les gustan?- preguntó él entusiasmado como si se tratase de un cuadro de exposición-¡Pero ya las vi ayer!- comenté yo -Todos las vimos en tus manos en COPLAN.-Ayer eran margaritas ... Me pasé la noche pintándolas para ustedes, mis invitados de hoy.-Ayer estaban ya pintadas- insistí-No. Las he pintado anoche ¿No viste acaso que yo ayer tarde en COPLAN compraba témperas y tintas de estos mismos colores?-¡Sí!- dijo otro -Ayer eran margaritas comunes.-Dentro del un ramo que Romilio llevaba ayer en sus manos, yo ví margaritas corrientes con pétalos blancos y su centro redondo amarillo- apuntó otro amigo-Exacto- opinó alguien más -Ayer eran simples margaritas blancas. Hoy están pintadas pétalo a pétalo de distintos colores... violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres y celestes.-Es un trabajo precioso y preciosista, cada pétalo tiene dibujos de espirales hechos a plumín- insistió alguno más con minuciosa observación-Quedaron exóticas y bellísimas- comentaron todos los otros asistentes a aquel festejo..................Y así asombrada me he quedado desde aquel Año Nuevo en la cima del teatro Rivera Indarte, con todo el inmenso edificio a obscuras y vacío por dentro. Aún hoy busco explicaciones diversas. ¿Se puede ver la obra de un artista antes de que él la realice? ... O pintamos aquellas margaritas entre ambos. Entre Romilio y yo.Yo como deseaba verlas y él como deseaba que yo las viera. Porque la verdad es que lucían con garbo mis colores favoritos, en violados y naranjas. Pero resulta que también eran los suyos, pues nuestra identidad artística tenía muchos elementos en común. Color. Forma. Ideas.En esa tarde de la víspera de año nuevo en compañía del señor Carlos Ferro, allá en COPLAN, mirando hacia la vereda colonial del bello y dulce Pasaje Santa Catalina, se unieron en mis ojos dos tiempos. Futuro se transformó en presente. Todos cuantos allí estaban presentes (menos yo) vieron con claridad, margaritas simples en el ramo de nuestro amigo. Sólo para mí eran violetas, naranjas, azules, fucsias, lacres y celestes. Con líneas en los pétalos.Las mistéricas margaritas ahora eran iguales para todos. Con sus centros en colores semejantes y líneas negras o azules en formas variadas. Un trabajo detallista y casi de fina orfebrería, pues no estaban solamente coloreadas sino a la vez, dibujadas pétalo a pétalo. Una finura que habíale demandado toda la noche y era el homenaje más gustoso que él hiciera para sus amigos, reunidos en torno suyo, en el último piso del teatro Rivera Indarte, para recibir con lujo ese Año Nuevo....................Esas exóticas flores no podían existir... como yo había pensado la tarde anterior. Porque allí, en ese atardecer de la víspera, aún no existían.¡Pero ya existían!En algún punto fijo del espacio ya existe sin duda, todo aquello que los hombres van a crear. Y el artista lo hace descender por un hilo finísimo, para materializarlo aquí en la tierra, en nuestro planeta.... Sí. Creo hoy, que preexiste ...........................¿Preexistirá todo lo que pintamos? ¿Todo aquello que escribimos? ¿Preexistirá este mismo escrito que aún está en gestación, hoy, en este exacto momento? ¿Preexistirá y yo estoy haciéndolo descender simplemente y naturalmente?..............................Alejandra Correas Vázquez
  FÁBULAS  DE  LOS  ESTUDIANTES  ooooooPARTE 2  (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70)  Por Alejandra Correas Vázquez   FÁBULA  SIETE   INSOMNIOSe hallaba con la cabeza colocada sobre la almohada. El reloj de la sala anunciábase cada media hora con sus campanadas. -"Una campanada, son las diez y media"- repetía ella -"Once campanadas. Ha pasado ya media hora. No me había dado cuenta. Once y media. Doce. Medianoche"La puerta de calle se abrió sucesivas veces. A las nueve primero y por último a la una y media, cuando el reloj de la sala comenzaba a girar de nuevo por su círculo con números romanos. Los pasos de los jóvenes se escuchaban por el pasillo yendo a ocultarse en sus respectivos dormitorios. Finalmente los nietos llegaron ya a casa.-"No puedo dormir"El dormitorio estaba muy obscuro. Negro. Sus ojos fueron acostumbrándose a aquel color, y el escenario comenzó a aclararse. Un gris verdoso envolvía la cama y la mesita de luz, donde ella había colocado sus útiles de escuela.Cerró los ojos. La obscuridad parecía continuarse dentro de ella. Luego, sin abrir los párpados, comenzaron a aclarársele todas las imágenes que rodeaban aquel lugar. La cama, la mesa de luz y la mesita con los útiles escolares. Un libro, un apunte, dos carpetas, una regla y dos lapiceras virome. Una negra y otra azul. La goma de borrar tinta estaba caída en el suelo. La tocaba con la vista, también podría tocarla con la mano. Se arrimó y levantó la goma. En la habitación jugaba una criatura. Era Andrea.Divisó su rostro severo sostenido por aquel cuerpo infantil. Un delantalito color gris protegía su vestido.-"Mira"- le dijo la niñita acercándose -"Mira qué lindo vestidito tengo. Cuando juego me lo ensucio. Por eso lo protegen colocándome este delantalito feo ¿Ves? Pero es muy bonito. Celeste con lunares blancos. Cuando lleguen aquellas señoras me sacarán el delantalito gris. Entonces voy a la sala de la mano y doy un giro. Y todas se admiran ¿No es cierto?"-"¿Falta mucho para que todas ellas lleguen?"- le preguntó Luz-"Cuando no es una, es otra señora, siempre llegan. Pero... ¿Puedes decirme dónde están los caramelos? Hay un paquete lleno en aquel ropero. Está con llave. Cuando llegan las otras niñas puedo servirme un puñado lleno. Ellas sólo se sirven del paquete más chico. El que tiene los caramelos duros. Porque yo soy la muñeca ¿Sabes? Para mí está aquel sillón azul. Las otras niñas se alejan al patio y juegan sin mí. Me acerco y mi prima Dolly me contesta: ...A nosotras no te acerques. Juega con tus caramelos de chocolate y leche. Los blanditos. Son tuyos solamente ¿No es cierto? Ella siempre busca decirme algo feo... Y yo me quedo sola en el sillón. No hay ningún niño a mi lado. Sólo uno se me acercó, pero murió pronto. Una mañana de sol, cuando yo cantaba un poema" La niñita Andrea giraba levantando el cobertor, y mostraba en cada giro el vestidito celeste de lunares.-"¿Siempre estás sola?"- volvió a preguntarle Luz-"No. Nunca. En realidad no estoy sola. Conmigo está una anciana y yo estoy siempre con ella. Aunque los demás cuartos permanezcan vacíos. A su lado paso mis horas y ella me ha brindado mi mejor tesoro. El único que guardo de esta infancia. Es esta medalla ¿La ves? Está vieja y gastada, pero me la ha dado ella, la que pasa las horas conmigo. Aquí en el sillón de mi costado. Ella no puede darme esos caramelos blandos. Prefiero sus galletas con olor a naftalina, porque las guarda entre sus ropas para todos sus nietos. Pero están a la vista durante todo el día"-"¿Y no son más sabrosos los caramelos blandos?"-"Quizás. Pero puedo probarlos, sólo algunas veces. Cuando están todas las otras niñas presentes, para que yo quede siempre más linda que ellas ¡Soy la muñeca! ...Pero me molesta este delantalito que llevo puesto arriba de mi vestido. No puedo ver sus lunaritos blancos ¿Me ayudas a sacármelo? Quiero ir a jugar con las otras niñas. Quiero lustrar mis zapatitos. Yo sola. Me aburro en esta casa. No puedo declamar versos. Esos pequeñitos que escribo en mis cuadernos de la escuela. Las señoras se enojan. Pero la anciana los guarda en su ropero junto con las galletas"-"¿Por qué se enojan ellas?"-"Porque dos más dos son cuatro, y cuatro menos dos son dos ¿Sabías? Y esto es lo único que importa para la nota de la escuela. Algunas niñas reciben escarapelitas de premio. Comprenden todas las sumas de la aritmética. Las señoras quieren que yo les traiga una escarapela. Por eso me colocaron esta cinta de terciopelo en la cabeza"-"¿Un premio? Yo te doy un premio por tus versos"- díjole ella asombradaLuz estaba emocionada y creía comprender mejor a Andrea, luego de esta conversación entre los vapores del insomnio. -"¿Pero conoces el cuento de la perla blanca y los pescaditos de colores? Si se los cuento a lo mejor las otras niñas vienen a jugar conmigo"-"Creo que sí vendrán, pues ese cuento es muy bonito"-"¿Me ayudas a sacarme el delantal gris? Ya no me importa que se enojen las señoras ...¡Total!... tengo esta medalla que llevo puesta sobre el cuello"-"Si. Es muy linda y la quieres mucho- le respondió Luz -Pero yo no puedo desprenderte el delantal. Tienes que hacerlo sola"La niña Andrea comenzó a alejarse de la habitación. Abrió la puerta y la dejó entreabierta. Otra figura apareció en el umbral.ooooooo FÁBULA  OCHO    VISITA  NOCTURNALooooooo  -"Luz ... Luz ... ¿Dónde está tu padre? ¿Por qué vives en esta casa?"- la figura le hablaba con pausada voz -"Mi padre está lejos de nuestra ciudad. No importa. Eligió su destino. Lo anhelaba"- contestóle ella  La habitación negra verdosa había tomado un tinte violado, y la nueva figura cobró nitidez ante los ojos de Luz, también lentamente.   -"¿Por qué no te tomaste de su brazo para impedir que se fuera?"- le volvió a decir la figura haciendo más fuerte su expresión-"¿Para qué? ...¡Oh, madre mía!... ¿Para impedir que cumpliera sus deseos postergados... una vez más? ...Tal como él vivió a tu lado"  -"Le di mejores alternativas"  -"No para él"  La figura detuvo su paso lento y ligero en dirección a la cama de Luz, y allí quedó erguida con su firme estampa, congelada para siempre. Y volvió a hablar:  -"Persigue una ilusión vana"-"No madre. No es vana una propuesta generosa, una vocación incumplida. Puede ahora lograrse a sí mismo ...tanto tiempo postergado. Impediste que él fuera un médico rural, ahora lo es"  Ambas callaron. Madre e hija, una vez más, pensaban diferente.   -"¡Médico Rural! ... Perderá los progresos que desarrolló a mi lado"-"¿Así lo crees? Yo no. El quiere llevar salud y protección médica a los lugares apartados. Recorrer caminos y ofrecer su presencia real y efectiva"  -"¡Serán muy pocos sus beneficios!"  -"O muy grandes... para él y la comunidad"  Sin lugar a dudas madre e hija, no iban ahora tampoco, a compartir ideas. Pero restaba entre ambas este último diálogo, tardío, pero no imposible. La figura difusa acercóse un poco más a Luz, y una claridad tenue pareció aproximarse hacia ellas. La hija díjole entonces:  -"¡Oh, madre mía, qué hogar tan triste nos diste! Me resta un sentimiento melancólico  y también pena por ti. Porque rechazabas en forma negativa todo cuanto existía en nuestra casa, y no admitías sus partes positivas"  -"¿Así me recuerdas... Luz de mis ojos?"  -"Así, como un alma divagante y disconforme ¿Viste aquella niña que partió? ¿Aquélla que estaba conmigo antes de que llegaras? Es un ser que lucha. Contradictorio ...sí, en verdad. Sin embargo la naturaleza puede sembrar en ella. Es una tierra abierta, donde ella selecciona a sus semillas"  La madre era ahora una imagen pura, pero alcanzaba a poner un gesto adusto. Su rostro difuso volvióse más pálido por un momento, para luego recobrar su carácter y fuerza de siempre, al dirigirse a su hija.  -"¿No formé acaso un hogar? ¿Por qué lo abandonaste?"- la figura se le acercó-"Madre... de tu hogar no quedaron sino individuos aislados. Pero nunca lo formaste. Tomaste el anillo de boda para agregarlo a la vida que llevabas, y acoplaste a ese hombre que te amaba como un objeto que se adquiere en las ferias. Nuestra casa no era nuestra. Eramos elementos de un gigantesco clan. Como las tribus nómades, sin derecho a elegir la flor propia que nos brinda la tierra"  -"¿Un clan? ¡Mi familia! ... ¿Podía acaso rechazarla?"  -"No rechazarla. Colocarla en su lugar. Andrea y yo hemos vivido limitaciones semejantes"- expresóle Luz  La conversación habíase vuelto tensa y ya no era un diálogo amable. Pero la hija expresaba en ella todo su dolor guardado. Su desilusión. Su descontento. La madre, conmocionada, díjole:  -"Pero hija ... ¿Es que no crees en la unión de la humanidad?"-"Madre, no creo en el colectivismo aislado. Recuerdo nuestro fallido hogar y lloro. No había padre, no había madre, no había hija. Eramos elementos de una gran carpa. Pero la ciudad era más grande aún, y recibía mensajes de todos los continentes. Sin embargo nuestra caparazón estaba dura y vivíamos como en una esfera de cristal, sin esquinas, encerrados dentro de una burbuja. La ciudad crecía y nosotros ignorábamos que los sabios del siglo anhelaban llegar hacia los anillos de Saturno. Nuestros anillos estaban adheridos dentro de la aislada carpa, sujetos a una línea rígida, y nuestro hogar no ofrecía nada al mundo"  En ese vacío, madre e hija contempláronse en silencio. La joven había expuesto sus anhelos, abiertamente, tal como antes no se atreviera a hacerlo.  -"Pero hija ¿Dónde está tu padre? No habita en esta casa ¿Dónde está?"-"Déjalo. No te diré su lugar. He sufrido al alejarme. Mas era su deseo de que yo permaneciera en la ciudad concluyendo mis estudios. Me ha sido doloroso, sin embargo acepté su decisión con respeto"   -"Siempre le has sido muy adicta"  -"Madre... Vuelve a tu camino. La vida así lo dispuso. Tus años de humanidad ya se cumplieron. Lloré junto a tu ataúd. Sin embargo por lástima, no por el dolor mío, sino por la existencia que no supiste utilizar. Tuviste un esposo y una hija, pero no adivinaste nuestras valores. Nos ofrendaste a la carpa y nosotros hemos retornado a la humanidad"  La figura no habló más. El cuarto comenzaba a aclararse. Luz entreabrió los ojos. Era la mañana. La leche bullía en espumas sobre el fuego de la cocina.  ooooooo  FÁBULA  NUEVE  ooooo  LA   CARTA    Terminado el desayuno Luz se levantó de la silla. No tenía apuro.  -"Niña, se te hará tarde"- le dijo la anciana -"¿No has terminado la taza? Tienes que llevar abrigo ¿Una cucharadita de miel para la garganta? Te alcanzo otra tostada con crema antes de que salgas"  Luz sonrió. Apuró su salida del comedor y fue directo al zaguán de acceso a la puerta de calle. Los pasos de la anciana venían detrás suyo.  -"¿Huyes de la abuela?"- le preguntó Martín Era el mayor de los nietos, quien volvía recién a la casa luego de ausentarse toda la noche. Tenía un puñado de cartas en la mano, que en aquel momento habíale entregado el cartero.  -"No. Al mediodía me tendrá de vuelta"- le contestó ella  -"Aquí viene una carta a tu nombre, es ésta"- le indicó dándosela  Luz la guardó dentro de un libro y descendió a la vereda. Caminaba con prisa cuando en mitad de la cuadra la alcanzó nuevamente Martín.  -"Aquí está la tostada que te preparó la abuela. Será mejor para los dos, que no te la olvides"  Ella sonrió con cariño, saludando con la mano a la anciana, quien la contemplaba con reproche desde la puerta. Martín le hizo un guiño cómplice, dándole un pellizco en la mejilla. Luz cortó con los dientes la tostada encremada y siguió su camino rumbo al Colegio Carbó.  El cielo habíase despejado. Numerosos estudiantes de blanco delantal cubrían las calles. Miró el reloj y apuró el paso. La mañana fue extendiéndose lentamente. Ella ocupó como todos los días su asiento individual, junto a las compañeras de siempre. Andrea estaba allí, no había faltado. Las horas se sumaron y los profesores declamaron su rutina, estáticos como mástiles, frente a aquella juventud.   Después de la segunda hora de clase, en el recreo largo, ella buscó la carta. El sobre venía escrito con una letra que no le era familiar, pero tampoco desconocida. Lo abrió y se puso a leerla:  "Mi Querida Luz:Durante el día de ayer te hemos recordado profundamente. Hoy te escribo con emoción y te ofrezco mi amistad sincera. Para nosotros era necesario alejarnos de nuestra amada ciudad. Todo allí había llegado a parecernos inhóspito. Aquí, desde la vertientes serranas el sol nos impresiona más intenso, y la pendiente que nos aleja de Córdoba se vuelve un recuerdo nostálgico. Pues hemos empezado toda una vida nueva.  Pero a medida que los meses pasan hemos depurado la memoria, extrayendo los mejores rincones de nuestra ciudad, y ella emerge con la dulzura de la cuna que no puede olvidarse. Un día habremos de volver pero no seremos ya los mismos. Allí nos reencontraremos todos nuevamente, para descubrir lo que la ciudad ocultaba, y no supimos hallar en momentos pasados.  Tu pequeña hermana Inesita te llama aún por las noches. Se cruza a nuestra cama como antes corría a la tuya. He tenido que aprender muchos cuentos para reemplazar los tuyos, y hacerla dormir. Ahora me confieso... quizás he temido estos años cuando vivíamos juntas, que ella se te acercara demasiado. Pues yo soy su mamá. Pero encontraba respeto de tu parte y demasiada comprensión. Te alejabas hacia una esquina de la casa contemplándonos, y tu actitud me desconcertaba.   Hoy te aprecio de una manera especial. Recuerdo tus ojos agudos y penetrantes, muy verdes, y me pregunto por qué nos mirabas tánto. Con aquella fijeza que llegaba a atemorizarme. Pero ocupando un solo lugar entre nosotros: el tuyo. Muchas veces me pregunté si aquello no era una expresión de retraimiento, de individualismo. Pero llegué a respetarte también yo, como respuesta.  Te recuerdo como eras muchos años atrás, en mis tiempos de estudiante cuando te llevaba de la mano hacia el Colegio Carbó. Ibas entonces a los grados y yo era tu vecina, que asistía al secundario, tocaba el timbre para buscarte y partíamos juntas. Luego ambas crecimos. Comenzaste también el secundario y yo el profesorado del Carbó, pero igual partíamos juntas todas las mañanas.   Un día pasé la puerta de tu casa. Era el entierro de tu madre. Aquel día conocí a Santiago, tu padre. El te tenía en la falda, presionándote, y aquello me conmovió. Me senté junto a ustedes para acompañarlos, y formamos sin pensarlo ante la vista de todos, y sin proponernos, el cuadro de un hogar. Tiempo después Santiago y yo nos casamos.  Tu padre eligió reciclar su casa renovada para todos. Tu cuarto daba al jardín. Un ciruelo florecía en el fondo. Habías elegido vivir con nosotros, a pesar del pedido de tus parientes por llevarte con ellos. Fue una alegría para él. Un apoyo en la intolerancia de los otros, quienes vieron mal su nuevo matrimonio con una mujer joven. Sin embargo supiste antes que nosotros, prescindir de todos ellos.   Tuve miedo al comienzo -y ahora me atrevo a decírtelo- que tu amor hacia Santiago fuese excesivo y posesivo Que intentaras imponer tu lugar en nuestra vida. Pero me equivoqué. Era la tuya una actitud natural, convivías con nosotros espontáneamente. Tus horas se deslizaban paralelas a las nuestras, sin interrumpirnos. Sólo tus ojos verdes eran una llamarada ¿Qué significaba aquello?   Comprendo en este día que tu alma iba abriéndose al mundo. Observabas nuestra vida como una escena. Estuviste a nuestro lado y nos apoyaste sin pensarlo. Naturalmente. Y tu amistad era la más sana de todas. Eso he comprendido.  Pero nuestra vida allá no gozaba de paz. Las dos familias pusieron sus oposiciones. Yo había encontrado el amor en tu padre, un hombre esbelto, mayor a mí pero aún joven, quien creía estar acabado para nuevos proyectos ....Y no era así... Sin saberlo y sin conocerlo aún, yo llevaba todos los días a su única hija de la mano rumbo a la escuela. Muchas veces durante los recreos de clase, te obsequiaba con un sánguche de mortadela en pan de viena, que tanto te gustaba. Cual si fuera tu hermana mayor. Casi maternalmente. Sí. Era mi voz del destino hablándome.   Cuando me senté al lado de ustedes en aquella tarde de luto, hubiera dudado lograr tu comprensión. Padre e hija parecían unidos en su dolor, y sin embargo se amparaban uno y otro de la soledad. Cuando floreció el amor, sonreíste, sólo hoy día comprendo en todo su valor, la sinceridad que encerrabas. Antes que nosotros, habías percibido el continuo peregrinaje de las vidas. Por una visión interna te limitabas a observar. Podíamos amarnos y gozar de paz. El mundo marcha continuamente.  Amiga Luz, ya hemos emigrado hace meses. El fuego arde en la estufa de piedra. La leña cruje. Inesita corretea por las baldosas de motivos floreados. El invierno aquí es más largo y retarda la primavera que marca el almanaque. Has elegido quedarte allá en la ciudad, terminado tu secundario, como deseaba tu padre. La sierra amaneció hoy cubierta de escarcha. Son las últimas heladas tardías.  Sé que guardas tus minutos como algo propio. Sin embargo, anhelo que en tu vida recojas parte de las semillas que el progenitor ha arrojado sobre la tierra. Porque el amor es el equilibrio de la aguja. Una variedad de tonos opacos y dulces donde los seres colocan su pequeña gota a la evolución, ya que todos debemos impulsar las velas de la Barca.  Con diciembre arribará la pausa del año, el verano, y podremos reunirnos todos para Navidad, día en que festejamos también tu cumpleaños. Ya que fuiste un regalo de Navidad, naciendo ese día. Nuestro cariño va hacia Córdoba como un mensaje conjunto, y te hallará en esa casa amable donde ahora que habitas, o entre las calles de los estudiantes.  Inesita te envía este pequeño dibujo que adhiero a mi carta. Tu pequeña hermana pregunta por Luz."   "María Marta"  oooooo    FÁBULA  DIEZ    UNA  PALMERA  ENANAoooooo    Luz estaba con la cabeza apoyada contra un sillón de alto respaldo, ubicado frente al ventanal de la sala. Era una mampara de hierro con vidrios de color blanco y rojo. El sol de la siesta hacía que se recortara sobre aquellos colores, la sombra de una palmera enana. El primer día de su estancia allí sorprendióse al divisarla. Abrió el ventanal y pudo verla, llorona y orgullosa, en el centro de aquel antiguo patio de baldosas,  emergiendo de su macetón con patas gruesas.   -"¿Es curiosa, verdad?"- le dijeron en su espalda -"Ya estaba allí cuando yo era niño, y me balanceaba colgándome de sus ramas. La abuela me gritaba muy enojada. La trajo su marido de Catamarca, era un regalo de la época. Hoy hay pocas por los campos. Pues las palmeras han servido durante años para sostener el alumbrado. Ahora prefieren los postes de cemento, o sea que sólo queda la maceta"  Ella lo miró con sorpresa.  -"Mi nombre es Luz"  Todo era nuevo para la niña en aquel día de su llegada, varios meses atrás. Como también la figura del muchacho que acercóse a ella, quien era una huésped desconocida, rompiendo sus temores.-"Bueno, yo soy Ramiro. El menor por ahora. Otras veces estoy en el medio o en la punta. Mi abuela tuvo doce hijos. Somos muchos nietos. A veces vivimos más de siete y no nos hablamos. Comemos en distintos horarios, por los estudios. Pero Marina nos acompaña a todos. Tiene seis años"                -"Mi hermanita Inés ha cumplido cuatro. Ayer. Apagó las velitas por la mañana y al mediodía se fueron"- sonrió con tristeza -"Creo que por lo menos ella me extrañará"-"¿Y los otros? Tienen su juguete ¿Verdad? Una nena de cuatro años. Nosotros crecimos y dejamos de ser graciosos. Podemos irnos lejos. El juguete cobró vida y el titiritero se aleja. Al menos nos queda la ilusión de que el hada de la Juventud nos tocó con su estrella"            -"Tal vez... No había alcanzado a pensarlo con esa claridad"- respondióle Luz La niña lo miró. El rostro morocho de aquel joven parecíale bastante sombrío, pero la expresión suave de sus ojos color oliva servíale de contraste. Era de estatura mediana con músculos fuertes en los brazos, que traían arremangada la camisa. La impresión general de toda su persona, hacíalo parecer bastante desaliñado.-"Tengo las manos con grasa de motor. Debo lavarme, no puedo darte la mano. Pues yo tengo un taller para reparar motos, cerca de aquí. Sabía de tu llegada a casa de la abuela, todos te esperábamos. Hasta luego"- despidióse RamiroFue al primero de los muchachos que encontró y con el que menos hablara después. Le pareció ver que no hablaba casi con ninguno. Aún así, los otros primos le demostraban afecto. Sus ironías zumbaban por el aire, como insectos del verano, pasajeros. Luego supo que era el novio de su amiga Andrea.  -OOOOOOOO-  Durante aquella siesta de varios meses después, Luz estaba en el mismo sillón. El silencio se entrecortaba cuando entraban los jóvenes y volvían a salir.  Marina la llamó un momento. -"¿Esta noche me vas a contar el cuento del Pajarito y la Araña?"- le pidió la pequeña  -"¿El mismo de ayer?"  -"Sí. Pero no quiero que peleen"  -"Bueno van a jugar. Ya están jugando. Ahora debes descansar en la siesta. Yo estoy cerca de tuyo, aquí al lado, en el sillón frente al ventanal"  La nenita se retiró a su cuarto. Ella  se levantó del sillón apoyándose en el ventanal. Luz miraba el reflejo de la palmera enana a través de un gran vidrio rojo de la mampara.   -"Todo rojo"- pensó  La visión ofrecíale un mundo onírico donde el patio y la palmera enana componían un ensueño. Al darse vuelta vio a Ramiro sentado en el sillón de la abuela.   -"¡Oh! ... no te había visto"- díjole ella sorprendida -"Tu hermano Martín te estuvo buscando. Creo que recibió una carta de tu padre"-"¡Estoy cansado!"  -"Has ocupado el sillón de la abuela, ella no permite que nadie lo ocupe"- le advirtió Luz  -"¡Estoy muy cansado! Me cuesta llegar hasta el dormitorio ¿Pero ves mis manos? Son útiles, aprenden a trabajar. Están sucias de aceite de motor" -"Sí, las veo trabajadoras. Es tu valor. Una valentía. Lo digo con sinceridad, Ramiro, no hay burla. El niño lindo sale a la lucha. Te has quitado el pantalón de terciopelo por este mameluco de mecánico ¿Estás seguro de no entremezclar al trabajador con el guerrero?"  -"No... es claro, dices bien. Sin embargo y aunque no me creas, a ese señor formal que escribió esa carta que ha recibido mi hermano, yo lo quiero mucho... Y él debe quererme, supongo"- sostuvo Ramiro  -"Es tu padre ... y lo tienes preocupado. Ya no estudias"  -"¡Trabajo!"  Por un espacio quedaron en silencio. La siesta era espesa. Un despertador interrumpió el tiempo. Era en la pieza de la abuela. El muchacho sacudió la cabeza y un rayo de sol muy liviano se posó sobre su rostro.  -"Me había alcanzado a dormir, pero la abuela es tan ordenada en todo su día que hasta siestea con un despertador"- dijo Ramiro sacudiendo su melena revuelta y ondeada -"Soñaba que estaba rodeado de una multitud extraña y hacia el fondo mi hermano agitaba un papel escrito ...pero sin estampilla"  Abrió los ojos y la miró. Cuando él dirigíase a alguien dilataba profundamente sus pupilas. El sol que las bañaba, acentuaba la coloración casi amarilla de sus ojos, donde el iris negro quedaba remarcado.-"El fondo de tu corazón debe ser amplio como tu mirada"- le dijo Luz-"¿Así me ves?"-"Sí,  y no esquivo. Eso dice tu mirada. Pero siempre te expresas áspero en las palabras"-"¡Oh!"- respondió él mientras giraba la cabeza -"Bello  cumplido para un varón de una damita que aún es una niña... ¿Tan cáustico soy siempre?"-"Al menos, algunas veces"- sostuvo Luz-"Debo higienizarme las manos ¿No es cierto? Lo pensaste sin duda ¿Por qué no me lo has dicho? Antes de recostarme debo hacerlo ...pero estoy cansado. Aquí mismo dormiría una siesta larga... Pero vendrá la abuela y me expulsará de su sillón, siempre hay demasiado movimiento cerca suyo, a pesar de sus años"Luz se puso de pie y lo tomó por los codos para ayudar a levantarlo. Ramiro no oponía resistencia, pero tampoco intentaba erguirse.-"¡Vamos! ...con un poco de esfuerzo te puedes levantar"- le dijo ella tratando de empujarlo por los hombros -"No es mucho el esfuerzo, lo lograrás, bastará con que te empeñes"     El no intentaba levantarse. Ella se detuvo mirándole el rostro que tenía las facciones subidas de tono, con un tinte rosado. Y le colocó la mano sobre su frente.-"¡Debes tener fiebre! Con este cambio de temperatura constante y estas heladas tardías de Córdoba a comienzos de primavera, cualquiera se congestiona..."- dijo ella preocupada-"No tengo nada, pero deja tu mano aquí sobre mi frente"- le respondió Ramiro sujetándola con la suya -"Me alivia. Me serena. Me adormece"-"¡Déjate de monerías que no es el momento!"- gritóle Luz -"Voy a llamar a Andrea para que te cuide. Aquí no está tu madre y yo no soy enfermera, ni tampoco tu novia. Es ella quien debe brindarte alivio y ocuparse de tu fiebre, te dará mayor alivio que yo"-"¡No la llames!"- reclamó con orgullo Ramiro -"Hace días que no quiere hablarme"-"Su razón tiene. Este mediodía preguntaron por tu nombre al teléfono, tres voces femeninas diferentes. Yo no reconocí a ninguna de ellas"- díjole Luz con algo de reproche-"Si eran diferentes voces, como dices, no es que Andrea me haya llamado tres veces... Está claro... Clarísimo"     Ramiro se levantó con un gran dificultad. Luego apoyó sus manos en la pared ayudado por Luz.-"¿Hace frío aquí adentro?"- preguntó él-"No. Tienes escalofríos. Voy a decirle a la cocinera Juana que te lleve un caldo tibio a la cama. La abuela tiene tubos completos de cafiaspirinas. Te bajarán la fiebre"-"Me voy a acostar, pero a las cinco de la tarde debo abrir el taller" Salió por el pasillo del extremo hacia su dormitorio, mientras Luz atravesaba el patio en dirección a la cocina. Juana, una anciana vieja como la abuela y como la palmera enana, retiraba en aquel momento su pava hirviendo de la cocina económica, para servir el mate. A las cinco de la tarde Ramiro estaba con fiebre alta.oooooo  FÁBULA  ONCE      EL  GRAN  LAGO  Y  LAS  DOS  LUNAS ooooooo  El atardecer había comenzado. La antigua casona continuaba en el seno de aquella urbe que se modernizaba, mientras Luz ordenaba pasivamente su ropa. Varios juguetes de Marina se hallaban diseminados por el suelo, y ella procuró reunirlos en un solo estante. De improviso sintióse llamada. La voz provenía de la cocina. Atravesó los macetones del patio para encontrarse con Marina acurrucada junto al fogón.  -"¡Fíjese Niña Luz! ...Marina no quiere cruzar sola el patio... es mejor que se la lleve de la mano. Yo estoy muy atareada aquí"- le dijo en un pedido imperioso la vieja Juana-"Vamos"- y la tomó con suavidad  -"No ... no ... que hay gente, allá bajo la palmera"  -"Ninguna Marinita. Sólo unos paquetes que ha dejado Diego. Ya los vamos a sacar"  Las dos salieron de la cocina. La niñita caminaba con pasos pequeños, parecía adherida a la falda de Luz.  -"¿No hay estrellas?"- preguntó la nena  -"Muchas. Pero la luna llena brilla tanto que no las deja ver"  -"¿Y nadie le apaga la luz?"- levantó su carita mirándola   Y al pasar junto a la palmera continuó su camino olvidándose de ella. Luz le acariciaba sus cabellos rubios con ternura.   -"Hubo un niño que quiso cubrir a la luna llena con un paño de lana, para que no ocultara las estrellas"- comenzó a relatarle  Se interrumpió al llegar adentro. Fue directamente al sillón y la sentó a su lado. La pequeña levantó su carita y aguardó la continuación del relato.  -"El niño había subido por la cuesta más alta del barranco"- continuó Luz  -"¿Junto al Parque, allá donde está el Zoológico?"- volvió a preguntar Marina   -"¿Lo conoces?"  -"Un día me llevó Ramiro, había que subir escaleras por los costados para llegar a la jaula de los tigres ¿Por qué en la sierra no hay esas escaleras largas para subir hasta arriba?"  -"Algún día habrá y no tendremos que escalarlas tomándonos de las piedras"- prometióle Luz       Marina apoyó la cabecita en su brazo. Un silencio expandido por el atardecer, hizo que la imaginación de Luz creara un mundo de fantasía, para que la pequeña oyente.  -"Pero este niño del que te hablo se fue hacia el otro barranco. Del lado opuesto. El que había antes de llegar a la estación de Alta Córdoba, y que ahora está cubierto de casas con calles de pavimento. Pero hace mucho ese barranco se llamaba "La Bajada del Negrito Muerto". Y el niño subióse allí que era sitio más alto, caminó toda la noche entre las barrancas, se cayó en algunas y volvió a subir"-"¿Y nadie lo ayudaba a levantarse?"  -"Sí. Otro niño como él, cada vez que caía lo encontraba a su lado"  Marina levantó su cabecita sorprendida. Había perdido la somnolencia que le diera la sopa servida por la vieja cocinera.  -"¿Y quién era ese otro niño?"- preguntó  -"El le preguntó ...Yo... le respondió el otro ...Soy el habitante más antiguo de la barranca y puedo conducirte por todos sus caminos"- siguió contándole Luz  -"¡Qué lindo!"  -"Entonces el primer niño le señaló: ¡Quiero llegar hasta allá!"  -"¿Quería ir más lejos?"- preguntó extrañada Marina  -"Si. Y hacia allí lo condujo, al extremo desde donde podía observar la ciudad entera. Cien luces brillaban abajo suyo y la luna sobre su cabeza"  La pequeña saltaba en el sillón muy eufórica. Luz trató de calmarla subiéndola a su falda. Luego continuó relatándole:  -"¿Querías ocultar toda la luna? ¿Y para qué? Mira cuántas estrellas existen todavía sobre la tierra?"- le dijo el otro niño -"En cada una puedes hallar una casa, un papá, una mamá y muchos niños amigos"   Marina abrió grandes sus ojos mirándola de frente. Estaba fascinada. Luz continuó:  -"Pero" ...volvió a hablar el primer niño... "Llamé a tantas puertas y ninguna me abrió. Les mostraba la mano dándoles el molinito de papel glasé que había construido en mi escuela, mas no lo quisieron."  -"¡En el Jardín de mi escuela, hicimos un molinito de papel!"- gritó emocionada la nenita   -"Muy bien ...pero sigamos... Entonces el segundo niño quedó en silencio por un espacio largo. Después lo tomó de la mano y mirándolo suavemente le preguntó: ¿Siempre has vivido en esta ciudad?"  -"¡Yo siempre!"- la interrumpió Marina -"Nací acá en el centro de Córdoba, me dijo la abuela"-"Bueno ...este nenito también, pero el segundo niño continuó diciéndole... Mira, yo vivo en este rincón del mundo desde hace más tiempo. Te mostraré como era antes tu ciudad... Y extendiendo la mano nuestro amigo, el primer niño, pudo ver que sus pies se mojaban con el borde de un lago gigantesco. Entonces el otro niño le dijo: La otra orilla se encuentra allá lejos, donde se levantó después la jaula de los Tigres."  -"¿Y mi papá era chico entonces? ¿El lo conoció?"- preguntó con asombro la nena  Luz se admiraba al ver de qué forma fácil, la pequeña hacíase protagonista de sus cuentos, entrando dentro de ellos en forma inmediata.   -"No Marina. Hace más tiempo todavía. Cuando la abuela nació ya no quedaba más que La Cañada para reunir el agua de las lluvias. Sólo que en su tiempo eran más fuertes, inundaban las calles y rompían los adoquines"-"Ella dice que todo el patio se inundaba. Hasta el dormitorio del fondo. Una noche bajó sus pies de la cama y el agua le llegaba a los tobillos"  -"Sí, mi nena. Pero ya se había secado el Gran Lago que cubría el centro de nuestra ciudad. Sin embargo el niño esa noche lo vio, pues el segundo niño se lo mostró en todo su tamaño. Y sobre sus aguas reflejábase la luna llena. Era muy bonito"  -"¡Qué bonito!"            Marina parecía ver el Gran Lago como si estuviese frente a sus ojos. Y esa capacidad de encanto, hizo en Luz  brotar su imaginación.  -"¿Lo estás viendo? Hay dos lunas, una en cielo y otra en el lago"-"Muy lindas, si busco mi salvavidas floto hasta la luna del Lago"-"Entonces el segundo niño siguió hablándole: ¿Ves allá lejos una luz rosada que brilla? Flota sobre la superficie del lago y puedo dártela si bajamos. Será tu estrella ... "-"¡Y también la mía, yo la quiero!"- insistió Marina-"En cambio él le dijo... ¡No! Pues nos ahogaremos en el fondo del lago"-"¡Qué lástima! Yo la quería..." -"Así contestó asustado el primer niño"- continuó Luz relatando -"¡No tengas miedo! insistió el segundo niño ...Ya no hay más lago... ¿Ves? Está toda la ciudad de nuevo ante tu vista, iluminando el antiguo foso que dejaron las aguas. ¿Vienes conmigo? Voy a darte mi ofrenda... Y los dos niños bajaron de la mano hasta el límite de la barranca, junto al puente, sobre la greda con casas donde vivían los hombres de aquel barranco llamado Bajada del Negrito Muerto"-"¡Se fue el Gran Lago con las dos lunas! ... Ya no me gusta tu cuento"- quejóse la pequeña -"Pero todavía sigue la historia de los dos niños y la estrella prometida"- insistió Luz-"No. No. No me gusta. Me voy con la abuela a dormir con ella"Y para sorpresa de Luz, la pequeña bajó del asiento para ir en busca de su abuela. Los pasos de ambas escucháronse en el dormitorio de la anciana.-"Esta noche"- pensó Luz -"Marina flotará por el Gran Lago para ir al encuentro de sus dos Lunas"ooooo  FÁBULA  DOCE     LAS  PERLAS     Los días transcurrieron en la misma celeridad y serenidad, que otorgaba la antigua casona de la abuela, a sus habitantes juveniles. Con toda su ornamentación llena de recuerdos. Las grandes macetas del patio, donde lucíase la palmera enana como emblema. La inmensa mampara de vidrios coloridos. El comedor de mesa oval con su docena de sillas. La sala carmesí con sus bibelots, cuadros y retratos. Y cada dormitorio con su ropero de lunas espejos, de gran porte.La abuela esperaba siempre a Luz para la hora del almuerzo, tras su regreso del  Colegio Carbó, como un ritual extendido del año escolar. Sus nietos a esa hora meridiana de las 12.30, no se hallaban aún en la casa. La niñita iba a Jardín de Infantes volviendo cerca de las 11 hs y era atendida por Micaela, quien la llevaba y traía del Jardín ocupándose de su almuerzo.Todo estaba bien previsto y organizado. Pero la presencia de Luz había traído cambios a la vida de la pequeña, con esos cuentos que nadie conocía, ni tan siquiera ella, pues iba creándolos a medida que avanzaba el relato. Pasados unos días, Marina sentóse a su lado al atardecer, a fin de conocer de qué modo seguían las aventuras de los Dos Niños.  Pues la niñita estaba inquieta, como toda pequeña que vive con una abuela entre primos mayores. La falta de sus padres, debido a un doloroso accidente, era algo desconocido aún para ella. Y la familia siempre iba a tratar de mantenerla alejada de aquel dolor. Por ello era una pequeña feliz, alegre, y que encontraba en Luz una especial fascinación. Un encanto a la cual esta joven aumentaba con sus relatos. Marina poseía una memoria llamativa. Después de varias noches, de otra sopa tibia, de otro obscurecer vespertino, cuando su abuela prendió la radio para escuchar su último noticioso, exigió a Luz:  -"¡Mala!... me prometiste seguir el cuento del Gran Lago"  -"Bueno ... Bueno ... Marinita. El cuento del Gran Lago comienza con los Dos Niños que están de pie sobre el barranco, viendo hacia abajo las luces de Córdoba, encendidas en una noche de luna llena. Porque esta ciudad es una hondonada ¿Sabías? Sí, así es. De modo que si desde las barrancas llenas esa hondonada de agua, se convierte otra vez en el Gran Lago que antes existía"  -"¿Cuándo?"  -"Hace mucho ... muchísimo tiempo"  -"Yo nunca los vi"  -"Yo tampoco"   -"¿Cómo sigue? ¿Qué más hicieron esos niños?"- solicitó con mimo la nenita-"Sí, sigue"- expresó Luz -"Estaban los dos niños en la punta del barranco, mirando hacia abajo la  ciudad de Córdoba toda iluminada en una noche de luna llena"-"¿Y ya no está el Gran Lago?"-"No. Ya no está"            -"Lástima" -"Y el segundo niño, quien habíale prometido una estrella, le dijo así al primero: ...¿Vienes conmigo? Voy a darte mi ofrenda ... Y los dos niños bajaron de la mano hasta el límite de la barranca de greda roja, junto al Puente Centenario, que separaba el gredal de  las casas de la gente"-"¿Dónde era? ¿Había árboles?"  -"Algunos ... estaba el Parque de las Heras, igual que ahora"-"¿Con las hamaquitas celestes y los toboganes? ¿Con las fuentecitas blancas de la entrada? ¿Con esos sapitos de piedra que pisamos al saltar dentro de las fuentes todos los chicos?"  Las preguntas de Marina ponían las cuentos en tiempo real, pues necesitaba entrar en ellos. Luz debía colorear muy bien el ambiente relatado.  -"A lo mejor, pero ellos no iban a jugar. No. Se acercaron a los viejos faroles coloniales llenos de ribetes, y eligieron uno que emitía aquella luz color rosa. El primer niño, nuestro amigo, esperó abajo mientras el otro niño recogía la lámpara que estaba recubierta de una capa de polvo. Luego de bajar la estrelló contra el suelo y su contenido se desparramó alrededor de ellos"  -"¿Y qué tenía, gas o kerosén?"  -"Nada de eso Marina, estaba llena de unas perlas rojizas y brillantes."  -"¡Huy!"  La expresión de la nenita iba acompañada de gestos muy expresivos. Colocó sus manos sobre las mejillas y púsose a saltar en el sillón, pero sin pisarlo con los pies. Luz le acarició el rubio cabello tratando de calmarla. Marina era toda emoción ante lo fantástico, más aún, cuando penetraba dentro de los cuentos.  -"El primer niño las tomó para guardarlas en sus bolsillos y una substancia pegajosa se adhirió a sus manos"- prosiguió Luz -"¿Qué tienen? ... le preguntó al otro niño, el cual le contestó: ...Están llenas de un líquido precioso. Es miel de camoatí. La miel rosada de los montes. Tienen estas perlas un orificio en un extremo, por donde podrás beberla. Y además de su dulzura poseen un soplo mío en su superficie"  -"¿Un soplo? Yo soplé seis velitas en mi cumpleaños"- interrumpió la nena  -"Sí, algo parecido Marina, pero sigo el cuento. Entonces... dijo el primer niño ...si tengo los bolsillos llenos de perlas y me son demasiadas, voy a compartirlas con los demás habitantes de la ciudad, para que tu soplo se irradie a todos los hogares. A todas aquellas luces que dibujan la noche sobre la tierra, como un segundo firmamento."  Las frases e ideas de Luz en su entusiasmo por crear imágenes, habíanse vuelto complejas para Marina. Pero la pequeña encontrábalas hermosas y se puso a aplaudir. No sabía aún lo que era un firmamento, ni un soplo, ni una irradiación, pero sentíase feliz oyéndola.  -"Y así diciendo fue a tocar las puertas de todas las casas. En algunas llamó una vez y bastó para que le abrieran. En otras tuvo que imponerse a golpes fuertes, y en las últimas nadie respondió. Una multitud comenzó a rodearlo... ¿Ven estas perlas? ...les dijo él... Es miel rosada y contienen el soplo del niño más antiguo de estos parajes. El vivía ya cuando nuestra Córdoba era sólo un futuro, y su base el lecho de un milenario lago. Nosotros aún no estábamos ¡Pero recojan cada uno su perla y será feliz! Y la luz de la luna no opacará las estrellas, en medio de la noche, porque tendremos nuestra luz propia"  Luz en su entusiasmo por el relato no advirtió la presencia de Martín, quien se escurrió detrás de ella sentándose cerca suyo. Con sus pliegos de planos como estudiante de ingeniería, quien la oía muy interesado. Ella continuaba:  -"¡Bebamos un sorbo de esta miel! Alcanza para todos. Podremos caminar entre la multitud de seres en una urbe sin desconcertarnos. Podremos subsistir sin emprender la huida hacia la sierra, en busca de aire puro. La multitud lo miraba asombrada ...No vemos las perlas... le dijeron ¿Has visto a un niño? ¿Cómo era? ¿Conoce toda la historia de estos rincones y habitaba junto al Gran Lago? Entonces has conversado con un Angel y estás iluminado"  -"¿Un Angel?"- expresó con sorpresa Marina despertando del entresueño -"¡Quiero ver al Angel! ¿Yo no puedo verlo?"  -"Tampoco yo, nenita. Lo vio el primer niño. Todos se acercaron a él y se arrodillaron frente suyo, tocando la frente con el suelo. Luego le colocaron una corona con flores de aromo. Algunos albañiles comenzaron a levantar una pared y en poco tiempo lo rodeó la construcción de un templo. El niño volvió a llamarlos con los ojos cubiertos de lágrimas... ¡No! No me encierren, soy un niño y quiero jugar. Les ofrezco este precioso dulce. Todos sorberemos un poquito ¿No quieren? Yo necesito jugar mucho tiempo todavía"        La pequeña Marina ya no podía penetrar en aquel cuento de ensueño, y buscó el propio sueño donde finalmente fue cayendo. Atrás de ellas, Martín seguía muy interesado el relato. La nena mimosa estaba en la falda de Luz. En el asiento vacío se acomodó el muchacho, quien le dijo:  -"Sigue, quiero oír la continuación, me ha gustado mucho"  -"¡Me has sorprendido, Martín!"- dijo sobresaltada Luz, y algo enojada, pero decidió continuar   -"Alrededor del niño las paredes se elevaban muy altas y ya habían comenzado a poner las vigas para el techo, cuando de improviso descendió desde arriba el otro niño. Los dos se abrazaron y comenzaron a elevarse, huyendo de la multitud. De sus bolsillos cayeron todas las perlas menos una. "Guárdatela" ...le dijo el Angel... Es tuya. Las otras quedarán diseminadas por las calles de nuestra ciudad, y el que desee y busque, podrá sorber la suya"  -"¿Nada más? ¿No tiene un cierre? En un cuento el final es siempre muy aguardado"- le observó Martín  Luz salió de su temor y decidió continuar. Ella era espontánea creando ideas, pero ahora debía pensar ese final, que el muchacho le requería. Y así siguió:  -"Me equivoqué ...murmuró el primer niño... ¡Tenía tantas! pero no las veían ¿Por qué venían hacia mí los enfermos y los tristes? Querían que los tocara con mi mano. Yo sólo podía extenderles a cada uno su perla rosa, llena con la miel de camoatí de los montes. Ahora atravesarán las sierras para cazar un enjambre silvestre, llenándose de picazones ¡Y había aquí para todos! No ... No quiero que me encierren otra vez. Quiero ir a jugar. Las perlas rosas estarán desparramadas durante el día y la noche ...¡Me voy solo con la mía!... Y dándose ambos un beso muy dulce, los dos niños se despidieron"  Martín juntó sus dos manos aplaudiendo. El rostro de Luz tenía un tinte rosado.  -"Luz"- dijo Marina con los ojos semicerrados por el sueño -"quiero una cucharadita de miel"  -"Bueno, nenita mía. Junto con una tajada de pan. Te la voy a llevar a la cama"- le contestó ella   -"¿Y el cuento de la arañita? Me prometiste..."  -"Sí, Marina, cuando estés acostadas"  -"No conocía tus encantos Luz, me has sorprendido, tienes mucho talento"- finalizó diciéndole Martín  oooooooooooooooo
FÁBULAS  DE  LOS  ESTUDIANTES  ooooooPARTE 3  (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70)  Por Alejandra Correas Vázquez    FÁBULA  TRECE      EL  PLATO  VACÍOooooo    Algunas semanas después el sol continuaba mostrándose a los jóvenes estudiantes. Las heladas tardías habíanse disipado. El mediodía dejaba deslizar la aguja. La abuela se hallaba en su habitación y luego de una pausa llamó a Luz.  -"Niña ¿Te di una carta esta mañana?"-"Sí abuela, la puse en el correo. No se preocupe"- respondióle Luz-"¿Ves? Estoy hecha una vieja tonta, pierdo la memoria. Le escribí a mi hijo, el padre de los muchachos, porque no quiero que me reprochen sus problemas. Ellos han sido enviados a mi casa para estudiar"-"Eso ya lo sabemos, señora"-"Tal vez yo hubiese pensado igual que mi hijo, pero los años me han enseñado la tolerancia. El mundo es populoso y amplio. Hay cantidad de rincones. Pero su padre insiste. El estudio tiene un valor propio y el documento lo indica. Ramirito es noble... sin embargo no quiere estudiar"-"No se preocupe, señora, Ramiro tiene conciencia de su propia vida. Además, yo creo, que usted siempre ha sabido respetar las decisiones ajenas"-"¿Y Marina?-"Está dormida. Duerma usted también, ya me voy"Luz se retiró tratando de silenciar sus pisadas. La siesta había penetrado en la casona. El zumbido de una máquina de escribir se percibía a través de las puertas cerradas, desde el escritorio de Diego. Luego calló a su vez. La niña se ubicó en el sillón frente a la mampara, apoyándose en su respaldo. El sol que la bañaba fue adormeciéndola. Alguien la sopló en la cara.-"¿Dormías?"- le preguntaron -"...Apenas"- ella se restregó los ojos.-"¿Te he molestado mucho?... perdona"-"No Martín, no es nada. A mí no me gusta dormir la siesta. Es como si me quedara sin sol"-"Claro, durante la mañana estás en las aulas de clase. Muchas tardes en casa de tu amiga Andrea.... Pero quería preguntarte ¿Es verdad que la abuela le ha escrito a mi padre?"-"Sí"- respondió Luz con sorpresa-"¡Es raro! ...Ella que nunca interviene"Martín pasó su mano por el entrecejo y se puso a caminar.-"No lo tomes a mal. Está asustada como una criatura, teme que la reten a ella por desconocer la lección. Además los quiere a ustedes con infinito respeto ¿Hay mejor amor?"- expresó la chicaLuz  hizo un lugar a Martín en el asiento, que era doble.-"Sí... es un afecto que no valoramos. Si esta abuela nos impusiera esclavitud nos postraríamos como insectos. Bajo estas paredes cada nieto que ha pasado por ellas, ha sido responsable de sí mismo. Pero esto para algunos es un abismo duro. Le debemos mucho ¿Qué podemos hacer por ella? No ama las ofrendas"-"Nada más que estar aquí. No te preocupes Martín ¿Qué temen todos ustedes con la llegada de tu padre? ¿Es acaso un inquisidor?"-"No"- le contestó él sonriéndole -"Ya lo conoces, ha sido muy amigo de tu padre y tiene su misma profesión ¿Sencillo, verdad? Afable. Sin complejidad. Sin conflictos. Por momentos encantador... ¡Pero portador de miedo! Lo abate el riesgo. Por ello dejó a la docta Córdoba yéndose muy joven a un lugar tranquilo, hecho a su medida. Tampoco necesitó nunca de la lucha, pues en su generación había que buscarla voluntariamente, si se la deseaba obtener. Por fantasía. Todo era más sereno. Pero él no es consciente de que su propia sencillez, ha sido la llave que lo colmó de simpatías en su camino" -"¡Entonces no hay problema!"- opinó LuzEsto hizo que el muchacho quedara pensativo. Ambos siguieron meditando, sin expresar otras palabras sobre la pronta llegada del padre. El silencio fue interrumpido cuando Luz le preguntó:-"¿Has comido?"-"Todavía no. Pero Juana me ha servido el almuerzo. Ya voy para el comedor ¿Me acompañarías?"-"Sí ... si quieres"Cruzando la habitación llegaron al comedor y Martín se sentó frente a su plato. Luz iba detrás suyo y observó el día a través de la ventana, luego tomó asiento para hacerle compañía. Pero ella ya había almorzado con la abuela.-"Este año finaliza sin darme cuenta y es el último de mi carrera. Detrás de él viene una incógnita"- comentó él-"No veo por qué. Pareces muy decidido y en posesión de un centro. Hasta tienes elegido tu costado personal, dentro del círculo que describe nuestra sociedad"- le respondió ella-"¿Es un reproche? No vale la pena que me lo digas. Quizás sea que admito una duda. Pienso que el hombre es débil y en su madurez termina aniquilando sus ideales. Careció de fe y tiene miedo a la transformación. Admite la mano que lo amordaza y lo protege contra lo nuevo. Es que él ya no cree en nada nuevo, porque la historia evolucionó con lentitud dentro de sus expectativas"-"Dependerá también, cuáles fueron sus expectativas"- intervino Luz-"En sus años de furia juvenil se agotó en los corredores estudiantiles. Un hombre débil vive dentro de cada joven que agita panfletos. En su solapa brilla una cinta morada y está pronto a dar su sangre por ese papel escrito"Martín se detuvo, comprendiendo que su crítica estaba muy exaltada.-"Es un juicio demasiado severo el tuyo"- sostuvo la jovencita -"Y causa temor a alguien como yo, que aún no ha ingresado a la universidad"-"Porque sostengo que los principios en que se basan sus argumentos, son puramente teóricos. No realidades palpadas aquí. Hemos pasado por liberalismos y facismos copiados de afuera, con malas consecuencias. No pertenecen a nuestra realidad ...¡Sudamérica está tan lejos!..."-"¡Si!... Lejos y aislados del centro neurálgico del mundo, en eso concuerdo"- comentó con fuerza Luz -"Pero también somos sus espectadores. Sus vigilantes. Somos sus grandes guardianes"-"Te ha picado ya el bichito del idealismo. Pero claro, yo soy un egoísta ¿Quieres que adivine lo que piensas de mí? Si a los veintiocho años carezco de esa audacia, qué me esperará a los cuarenta y ocho. No creas que mi posición es fácil. Porque es realista. Tengo que pasar junto a aquéllos con quienes he probado el mismo dulce, como si fuera un extraño. Pero pasará porque ellos también pasarán ¿No lo crees?"-"Me resulta difícil creerlo"-"¿Podrías decirme que sitio ocupan ahora, u ocuparon, aquellos estudiantes que se amotinaron frente a un Hospital, cuando la reforma universitaria del 18. La chiflatina todavía resuena en algunos cerebros. Te lo diré: Fueron profesores o políticos. Llevaban la mirada adusta y el índice imponiendo disciplina. Pero es extraño, aquél era uno de los antiguos y activos participantes. Y seguro estoy  de que ahora siendo abuelos o bisabuelos, fruncen el ceño sobre la cinta morada de su nieto. El propio Deodoro salió más adelante defendiendo a un cruel violador y asesino, logrando liberarlo, pero Martita Stutz nunca tuvo tumba"-"...Puede ser... Tu pesimismo es tan hondo que debe ser sincero"- aceptó LuzElla continuaba mirando por la ventana. Juana trajo desde la cocina un plato muy substancioso de "bife a la criolla", que Martín comió encantado.-"¿Te ofendo? Aunque no te hayas ubicado aún en ese camino, sientes una necesidad imperiosa de tomar las banderas. Debes hacerlo ¿Sabes? Tengo miedo a mi propio derrumbe. Mi realismo es tan cáustico que nunca las tomaré"-¿Ni siquiera como una experiencia? ¿O por curiosidad?"- preguntóle ella-"¿De qué me valdría entrar en una revolución sin continuidad? Ya que carezco de su fe. Mi condición es aún más austera, de lo que después fueron aquellos estudiantes reformistas del 18... He hablado con muchos de ellos o con sus hijos. Son mis profesores. Cincuenta años pasaron en Córdoba como un soplo, con todas sus anécdotas. La violación de iglesias en semana santa llevándose las telas moradas que cubrían a los santos. Lo que se convirtió en su bandera ¿Te lo contó tu padre?"-"Sí... Martín, pero fue en tiempos de mi abuelo, que también era estudiante del 18" -"Mira Luz, en la Biblioteca Mayor me encontré con uno de ellos en estos días. Hombre grande ya. Cabeza cana, traje elegante. Persona muy culta y agradable. La multitud se dispersó y los tiempos pasaron. Es un profesor jubilado y respetado. Lo incluyeron en la misma barca como a muchos de ellos, sus propios compañeros... ¡Porque es muy fácil seguir la estela de la juventud a la cola del cometa que nos arrastra! Lo he podido hacer también yo, si no ejerciera el uso de la mente y el derecho a la duda. Participar a ciegas no está de acorde con mi sinceridad"-"¿Sabes Martín?"- lo interrumpió Luz con brusquedad -"¡Hablas tanto! Y es sereno tu pensamiento. Arrastra y te multiplica. Podrías elegir cualquiera de las ramas del árbol y encontrarías las palabras necesarias para definirla. Pero yo no sabría compartirlo sin vivirlo"Luz le dijo aquello, cuando él se proponía a seguir hablando. -"¿Es otro reproche?"-"¿Por qué no te detienes un poco abriéndote hacia la naturaleza. No rechazo lo que describes y hasta puedo aceptar tu pensamiento. Lo comprendo al exponérmelo. Te aprecio ¿Pero por qué no callas un poco buscando en el interior de los otros? Cada ser es un mundo. Mi observación va hacia tu propio foco"Martín se quedó callado. Iba acabando de comer con lentitud.-"...No está mal... como te dije días pasados, tienes mucho talento, Luz"- expresó luego-"¿Tienes todo decidido ya?"- preguntóle ella-"Falta lo principal, que termine este último año. Después, un pequeño reposo en algún lugar de la sierra, un sitio sereno como el Río San Antonio. También algo de música y alegría. Y un libro de idiomas bajo el brazo, creo que alemán. No es poco. Además admitido que puedo recibir y dar mucho"-"Nadie te lo niega. Todos buscamos un alimento interior"- Luz le hablaba con serenidad-"Tienes una manera de ser muy dulce, y aunque no lo creas, también severa. Por una parte me sugestionas y luego me atemorizas. No lo digo ya como un intelectual, sino como un varón, que palpa tu belleza interior"- le observó élEl plato había quedado vacío.oooooooFÁBULA  CATORCE      SIESTA  Y  SOBREMESAoooooo-"Yo llevaré tu plato vacío a la cocina. La vieja Juana ha dejado todo limpio ya, y me gusta ayudarla un poco"- le dijo LuzSe  levantó extendiendo la mano para retirar aquel plato. Pero Martín se lo impidió.-"¿Y crees que ella se quedará conforme? Te equivocas Luz, si la privas de su tarea será una ofensa. Esa mujer necesita de su propio esfuerzo para ella misma. Como todos nosotros. Hasta podría creer que la energía de aquéllos arrogantes, a quienes rechazo, puede serles beneficiosa, a ellos mismos"-"¿No puedes olvidar tus pensamientos?"- preguntó la niña-"No Luz, puesto que me toca convivir en las mismas aulas. En los mismo recintos de estudiantes"-"Es verdad"-"¿Pero cuántas veces ha pasado lo mismo? Luego, todos ellos partieron ¿Dónde están hoy día?" Tengo buena memoria. Yo no me he movido. Mi apatía les señaló un tibio ¿Pero insisto en el tema, verdad? La armonía no llegó a incubarse de lo contrario los ignoraría. ¿Y si más tarde mi brazo fuese el más abierto para colaborar en una nueva construcción? Pero son sueños"Luz se quedó pensativa mientras lo observaba. No sabía si con Martín se encontraba ante un pensador o un dramático.. Luego le dijo: -"Podrían darse las dos cosas ¿O sientes únicamente palpable tu realidad? ¿Cuándo la tocaste? Es otra aventura y quizás más riesgosa"- ella dijo esto último con voz pausada-"En realidad sí. Es un riesgo. Voy solo y sin embargo no creo ser el único. Debemos estar aislados y nos resulta difícil encontrarnos. Pero es que mi indagación puso los ojos en aquel horizonte hace ya mucho. Quiero además, acercarme para beber y aniquilar en lo posible nuestra vanidad"- le contestó Martín-"¿Qué vanidad?"-"Una eterna y que debe darse en todos los confines. La del pordiosero y el conde. Uno se ilustró en los caminos y el otro escribió sus prosas en un magnífico palacio. Pero eran muy semejantes al salir del seno materno, alimentados sólo por la placenta. No tenía ninguno antes de nacer, más talento que el otro. Sin embargo, cada uno hizo de su procedencia un foco de vanidad. Confundiendo de esta manera a sus seguidores y llevándolos a la discordia"-"Lo he visto también en mi colegio. Hay compañeras que exhiben esos dos méritos. Los oponen. Y son muy vanidosas"- reflexionó ellaAl llegar a este tema parecíales a ambos haber llegado a un punto común. Y esto los aliviaba. Podrían hacia delante mantener un diálogo en forma amable, sin oponerse, tratando de hallar méritos comunes.-"Sudamérica es pobre, mal administrada y hambrienta. Sus riquezas se guardan, se acuñan para un futuro. Pero como tal, como expresión de una tierra en simiente, es muy vanidosa"- insistió él-"¿Estás seguro?"-Sí... Luz ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? No tienes más que dilatar el oído. Cuesta poco y se descubre pronto. Se dice acá en forma continua, que el primer mundo es poderoso pero carece de visión. Los europeos están viejos, aún los que recién nacen. Les pesa demasiado el pasado y no encuentran ideas nuevas. Sólo solucionan el instante dado, y ponen su energía sólo en la materia económica, con la cual nos ahogan..."-"Pero somos sus herederos, no lo niegues" -"No lo niego. Además de los yanquis, con los cuales compartimos la mitad del continente, decimos acá que son pobres de espíritu y su sensibilidad es escasa. Demasiado músculo. Un brazo de atleta y una cabeza de mosquito ¿Es así?"- insistió él-"¿Es ésa la vanidad sudamericana?"- preguntó ella de nuevo   -"Por ese lado transita. Es como un rechazo global al hemisferio norte. El primer mundo. Uno por burdo y otro por anciano. No llenan nuestras expectativas ¿Es así? Tenemos nuestra energía del espíritu y nuestro devenir será una cadenas de joyas engarzadas... ¡Pero falta mucho!"El joven quedó pensativo con sus propias palabras. La niña intentaba preguntar algo más, pero adivinándolo, él siguió con su monólogo:  -"Mira niña, no es que lo rechace. Es una voz y como tal, la dejo en su lugar. Pero yo tengo por delante treinta años de vigor. Debo desarrollarlos ahora. En mi tiempo, no en el próximo. No reniego de mis hermanos naturales, de mi tierra. Soy yo mismo además, quien está en juego. Represento un elemento más entre ellos. Un sudamericano vanidoso también. Orgulloso de su espíritu. Pero quiero oportunidades para mí y me las brindan desde allá, desde ese continente gastado, desde Alemania... y  las acepto"  -"Te apoyo en lo que dices Martín ¡Acéptalas! Puede que estés en tu lugar, aunque a otros les moleste un poco. Pero te diré, yo creo que es por envidia ¿O por vanidad?"- volvió a preguntar LuzEl muchacho la miró sorprendido. Hacía tiempo que buscaba apoyo en sus proyectos, por una beca a Alemania que le había sido sugerida, y sólo encontraba opiniones adversas entre quienes lo rodeaban.  -"La vanidad se extiende a largos caminos y es expresión de pequeñez. De agotamiento. Cuando un hombre tiene el heroísmo de salir a la lucha expone su talento y su felicidad ¿Cuánto más fácil puede resultar a un artista gozar del prestigio limitado de su círculo familiar? Podrá hacer los retratos de las hermanas y los sobrinos. Luego vendrán las vinculaciones inmediatas a solicitar el suyo. Pintará un ramo de flores para colgar en un extremo de la casa. O una imagen mística en el centro del dormitorio. Todo esto representa el triunfo fácil"-"¿Y piensas que la vanidad lo consiguió?-  Luz ya no miraba para la ventana-"Sin duda. Aunque se introduzca en el modernismo. Alguien podrá decirle en este tiempo presente ...¡Píntame un cuadro abstracto para colocar en la sala que hemos comprado! Hará juego con mis muebles... Y es fácil, no hay riesgo" -"¿Existe otra alternativa?"-"Sí la hay... Porque alguno entre ellos al menos, sale a la lucha y se expone. Corre el riesgo. Sufre por años y al final, por fin, le obsequian una flor. Se la merece. Pero él sigue hacia adelante expandiendo ese perfume en todas direcciones" Martín quedó callado mientras la miraba. Estaba cautivado con Luz. -"Bueno"- dijo ella-"¿Pero dónde está ese artista brillante en nuestras tierras? Quiero aplicarle tu alegoría"-"No puedo señalarlo con exactitud. No quiero. Esta alegoría alcanza a otras profesiones. Médicos. Abogados. Ingenieros. Políticos..." -"¿Y si comenzaras desde aquí? Sin expatriarte. Podrías devolverle a la tierra que te acunó, algo de su ternura ¿No dices que somos más ricos en aquello que no se pesa en monedas?"- ella lo miró sonriente  -"¿Estás segura que lo dije yo? Pienso que lo he recogido... Mi opinión es que existen diferentes pueblos. A ello atribuyo la clara división de un solo continente geográfico, en culturas distintas y bien definidas"-"¿Cuál de ellas te atrae más?"- preguntó curiosa Luz-"No lo sé. Pues yo me dirijo hacia el viejo continente, gastado y sin embargo en pie, a Alemania más precisamente. Allí me ofrecen mejores medios de los que aquí tengo. Y yo les responderé con honradez. Además quiero alejarme por algún tiempo del centro donde he nacido. Soy el niño prodigio, buen alumno, de una familia con tradición ¡Y estoy cansado de serlo!"-"¡Está bien Martín! ... No te exaltes conmigo"- ella había levantado sus ojos verdes, muy abiertos, aunque la expresión era sonrienteEn aquel momento entró Juana en el comedor, retirando el plato vacío. Luz quiso alcanzárselo. Martín la retuvo.  -"Ya te dije. No la prives de su propia tarea" -"....Debe ser, sin duda"oooooo  FÁBULA  QUINCE EN  EL  TALLER  ooooo  Mientras Martín se disponía a reposar, el resto de la casa levantábase de la siesta. La abuela ocupó su sillón en la sala. Marina salió con una muñeca al patio. Juana preparaba un mate espumoso. Luz leía.Ella terminó su lectura levantándose recién entonces, para dirigirse a la puerta. En la vereda encontró a Ramiro restregándose los ojos.-"¿Qué te pasa"- preguntóle Luz-"Me queda sueño. Hace varias semanas que duermo mal y la siesta no me alcanza. Apenas me dura media hora porque debo abrir el taller"-"¿Te quejas? No te corresponde puesto que ésta ha sido tu elección"-"No Luz. Se queja mi cuerpo. Yo estoy satisfecho"- respondió élFueron caminando por la misma dirección durante tres cuadras. En la mitad de la siguiente hallábase el taller de Ramiro. Se detuvieron en la puerta y mientras el muchacho daba vueltas la llave del candado, le dijo a Luz:-"¿Vas para el centro?"-"Sí, pero todavía es temprano. No son las 5 hs. Tengo que comprar una carpeta y a esta hora aún no han abierto los negocios. Pensaba caminar un rato, ahora que el sol está  suave"- contestóle ella-"Entonces podrías quedarte un rato conmigo"- luego de un envión él levantó la persiana metálicaEntraron. El sol inundó el ambiente cerrado al entrar desde la calle. La vereda de lajas grises con su pátina de tiempo, de un brillo acerado, mostraba el paso continuo de los ciudadanos. La calle a la par, ofrecía el ruido de su tránsito. -"Se acerca el verano, ya estamos a fines de octubre"- comentó ella-"Todavía falta. Puede bajar en cualquier momento la temperatura. O tal vez arrecie noviembre con chaparrones"- le contestó el muchacho-"Sí. Suele suceder. Aunque he observado que el tiempo se descompone con más facilidad para fin de año"En el interior del taller reinaba un desorden ordenado, expuesto a la vista de los transeúntes. Junto a una serie de piezas mecánicas diseminadas en pequeños mesas por los rincones, se hallaba un mueble grande que servía de mostrador. Algunas personas entraban al lugar preguntando, o adquirían objetos de allí. Sobre ese mueble había un cartel de cartón escrito con letras rojas que decía:"REPUESTOS PARA MOTOSY MOTONETAS.ARREGLOS VARIOS"Ella arrimó una silla. Pasóle un trapo limpio que había sobre el mostrador, y fue a colocarse a la sombra, al lado de Ramiro. -"¿Hoy no tienes ayudante?"- le preguntó Luz -"Por las tardes no. El chico estudia, la madre está viuda y es costurera. Asiste a una escuela técnica, su padre era obrero de construcción y cayó de un andamio. Es un chiquillo habilidoso y mientras mueva las manos, el mundo se lo agradecerá"-"No lo dudo"- aceptó ella -"Pero en él será una virtud o una costumbre que ha mamado. Y tal vez no la ame" -"¿Y en mí es un descubrimiento?"- respondió él velozmente -"Así piensas verdad?"-"Me extraña como a todos, que dejes la universidad por este taller mecánico, en un garage"-"No Luz, lo que se descubre sirve también para otros. El laborioso habitaba en mí. Era un niño pequeño que lloraba por dentro. Un día me asomé para escucharlo y le tuve pena. Iba yo con mi traje pulido y mis manos blancas. Sostenía con desidia y debilidad un libro. Alguien supo colocarlo en algún momento junto a mi cuerpo, y en aquel instante no pude recordar su rostro" -"¿Qué hiciste entonces?"Ramiro se detuvo antes de contestar. Estaba junto a la huésped de su abuela, y no comprendía por qué se sinceraba así con ella. Siguió con una pinza en la mano arreglando un engranaje. Luego continuó hablándole:-"Creo que lo observé por primera vez y su contenido me resultó infinitamente pobre. Advertí de inmediato que en cuanto hubiese declamado sus páginas, frente a la mesa de examen, continuaría mi saber y en especial mi evolución, tan pequeñas como antes... Y con menos horas de vida"-"¿Cuáles horas?... no comprendo" -"Aquéllas que iba yo arrojando al viento, a la rutina, a una línea de conducción en que no tenía fe y a la que no había elegido ¡Era un delito! Y me dispuse a enmendarme..."- Ramiro quedó silenciosoEntraron un par de clientes. El primero trajo un arreglo y el segundo adquirió herramientas. La siesta iba ya perdiéndose.-"¿Qué vino después?"- continuó interrogándole Luz-"Arrojé aquel libro y miré al niño que imploraba. Desde entonces comencé a nacer y divisé las flores de la naturaleza"Había dejado su trabajo y contemplaba a su amiga con los ojos muy abiertos. Una luz color oliva y calma, en tono casi amarillo, parecía nacer de esa mirada. Sin embargo su diálogo era rápido, hasta doloroso. El tráfico iba intensificándose frente a ellos. Los negocios abrieron sus puertas. Los peatones apuraban el paso.-"Luego"- continuó él sin aguardar una nueva pregunta -"Palpé mis ropas y observé mis manos. Percibí mi figura inerte, casi sin vida, incapaz de una gestación ¡No!... me dije ...Soy un hombre y de mis fibras depende mi pan... Además comprendí que la naturaleza misma me lo exigía ¿Qué manos se esforzaban sobre mis ropas? ¿Por qué tenía esa piel fina en las palmas, como espejo de mi desocupación? Yo había sido un niño criado entre algodones, y aquello no podía continuar"-"Las cambiaste totalmente, Ramiro, tus manos ahora están paspadas y ásperas ¿Era lo que buscabas?"-"Algo semejante. Pero estaba a tiempo y a comienzo de mi camino. No había cruzado aún ninguna ruta. La vida me puso a prueba, como al pajarillo que alimentan en la boca, inconsciente de sus alas"-"...Y volaste... abriendo este taller"-"Sí. Entonces presioné esta pinza. Las articulaciones de mis dedos comenzaron a sentir la propia sangre que circulaba por primera vez. Igual al lisiado a quien su larga postración le ha hecho olvidar el uso de su energía ¡Fue para mí un gozo inmenso!"-"¡Pero te olvidas de las pruebas! ¿Cuántas veces la inexperiencia te hizo regresar abatido? Te vi muchas veces ... admirándote con pena" Ramiro la miró con una expresión dulce. -"¿De verdad? Ese sería ya un premio hermoso. Pero no ha llegado todavía mi época de recolección. La estima, el aprecio a mi labor, ya que la admiración me sería excesiva. Todas esas cosas me sirven de aliento. Me emocionan porque estoy jugado y juzgado. Gracias Luz"Ramiro puso una mano sobre el brazo de ella, y se apoyó con la cabeza en su  hombro. Le dijo entonces:-"Es el mejor obsequio para quien se ha sentido como yo, la prolongación insípida de un árbol cuyos colores no eran fruto de ningún esfuerzo propio. Cuando llegué a comprender que unas pequeñas notas esparcidas por los senderos humanos, eran la mejor realidad que estaba a mi alcance, fue mi verdadero nacimiento"-"Es mucha tu perseverancia, en ello estoy de acuerdo" -"Mientras aquel acorde sea una emanación de mi sangre, entonces queda justificada mi existencia. Y el soplo que da inteligencia a mis fibras" Luego quedó silencioso. Tomó de nuevo las herramientas y recomenzó el trabajo sin hablar. Ella miraba hacia la calle. Iba pasando el tiempo, sin ellos notarlo.-"Ramiro..."- comenzó diciendo Luz -"¿Recuerdas la sombra de aquel árbol que te cobijó al nacer? ¿No sientes acaso nostalgia de sus colores? ¿O es que piensas lograr algún pigmento propio?"-"No, de ninguna manera. Sus tonos llegaron a serme profundamente desagradables. Una cárcel de bisagras con engarces preciosos y que me recriminaban la belleza de mi aposento. Pregunté a mis guardianes si podían describir el color de mis cabellos. O la intensidad de mi mirada reclamante... No pudieron responderme y me contemplaron con asombro"-"Poco nos conocen los otros... sucede"-"Entonces comenzaron a enumerarme la variedad de calzados que protegían mis pies. Uno... por cada hora del día. Y yo contemplé mi piel blanca y pálida, comprendiendo en aquel momento que las baldosas de mi ciudad ignoraban mi presencia. Sólo era una sombra. Cuando yo avanzaba, delante de mí se erguía un estandarte que me indicaba, en términos claros, las ramificaciones de aquel árbol"-"Tampoco lo podías negar del todo. Era tu familia"- opinó sorprendida la chica  -"No por ello debía ser yo ignorado como identidad. Pero así caminaba. Los transeúntes que pasaban a mi lado volvían sus rostros indiferentes y me observaban como a un objeto, como una estampa sin vida propia. Entonces desnudé mis pies. Salí al camino y aquí me tienes..."Sonrió el muchacho, callando. Pero ella al ver que interrumpía de manera tajante su relato, volvió a preguntarle:-"¿Pero cuál fue la aguja de mayor penetración, el extremo más hondo?"-"Lo más profundo sin duda, lo que me arrojó de aquel seno, fue el no sentirme respetado. No te extrañes. Si hubieran reconocido mi propia coloración, yo habría creído en el amor que deletreaban sus labios. Pero me ignoraban"-"Es duro lo que dices"- admitió Luz-"AL nacer fui un juguete rosa con ojos claros. Cuando los años pasaron mi piel se curtió y con los baños de sol, que acostumbro a tomar sea verano o invierno, una coloración trigueña envolvió mi rostro. Ninguno supo notarlo. Yo era solamente el vehículo que debía materializar los anhelos de ellos. Mi vida por su disposición no me pertenecía"-"Es demasiada exagerada tu queja, según yo creo, Ramiro"-"No lo es. Mis pasos debían cubrir el camino que me habían predeterminado... y que por cierto no me atraía. Como tal iba hacia el fracaso. No deseaba aquel sendero y llegué a detestarlo. Yo era allí, sólo uno de aquellos caminantes obscuros que carecen de fe. Un día comprendí que sólo me aguardaba la desilusión de mí mismo"-"Eso sí era grave, lo admito"-"Creo que me comprendes, quizás mejor que nadie. Ahora lo palpo, aunque te conocía poco. Al menos tratas de penetrar en mis pensamientos"El taller tenía sus movimientos propios, que ocupaban la atención de Ramiro. Llegaron dos motociclistas para dejarle sus vehículos en arreglo. Luego una jovencita en motoneta. El muchacho atendió con más efusión a la chica y le valuó a menor precio su trabajo, haciendo que su amiga se sintiera olvidada. Las quejas de Andrea sobre él, sin duda tenían otros motivos que ahora Luz descubría. Cuando quedaron solos quiso llamar nuevamente su atención.-"¿Y no has llegado a pensar que los que deambularon antes, pueden señalarnos el camino mejor sembrado? ¿Qué opinas Ramiro?"-"¿Tu opinión es realmente ésa, Luz?"-"No ... era una posibilidad, una pregunta"-"Bueno, mejor así. Mira niña, creo en la infinidad de hombres y mujeres, y por lo tanto en la infinidad de senderos. Y me encamino de acuerdo a mi pensamiento. El día que comprendí definitivamente que yo era el dueño y único responsable de mi destino, me sentí por primera vez generoso"-"En especial si se trata de una bella niña, a quien le cobras menor precio por tu trabajo"-"¿Haces de espía para Andrea? Es otra cosa, amiga. Al asumir mi propio mandato presentí de inmediato, que sería buen juez para las generaciones venideras. El drama se origina en quienes nunca poseyeron su propia vida. Obedecieron siempre los designios externos, no de los Dioses, sino de hombres como ellos. La frustración sobrevino como consecuencia. Y más tarde cuando la edad y su ubicación elevada en el medio social les brindó poder, ya estaban muy cansados. No podían retroceder"-"Bueno, siempre he oído que los padres finalmente, necesitan descanso"-"Y es allí cuando se encaminan hacia una última y extrema esperanza. La de imponer a las mentes frescas el cumplimiento de sus anhelos. Vuelve entonces la ronda, y se repite..."Calló y su mirada volvióse sombría. Trabajaba en sus engranajes con parsimonia, en un estado casi ausente. Ella comenzó a hablarle con lentitud:-"Tal vez sería generoso de parte del joven liberado, brindar algún obsequio al padre cansado"-"Es imposible, amiga Luz. Lo intenté. Quise hacerme comprender y como puedes ver, hay una crisis entre mi familia y yo. Cuando acepté en forma consciente mi libertad, la que la naturaleza me había brindado al nacer, como a todos, ya estaba marginado. Había llegado a ese punto sin comprenderlo con exactitud. Desde aquel instante me dije que el paso dado, era el mejor tributo que podía ofrendar a la próxima generación"-"¡Falta mucho para ello Ramiro, tienes veinticinco años!" -"De igual modo, los que vengan detrás de mío no tendrán el peso de mi frustración. Aún cuando la humanidad no me brinde coronas, al menos habré trabajado de acuerdo a mis ideas. Y por lo mismo, estoy seguro que mi propia existencia me será saciada. Estas máquinas me apasionan. Siento placer al armarlas y desarmarlas con mis propias manos"-"¿Qué otro placer podría haber? ¿Cómo habría amor entonces?"-"Cuando el afecto va más allá de cada uno. Cuando los integrantes de una familia se reconocen. Cuando se respeten. Quizás es que idealice lo que percibo, y no he poseído. Pero el instinto natural me dice que es la ley auténtica de la humanidad"-"Sí, Ramiro"- le dijo ella -"Tus palabras me repercuten como la descripción clara de la hoja de un árbol. Me gusta escucharte y estar aquí, hablando los dos juntos, en armonía"-"En amistad"- le corrigió él ooooooo  FÁBULA  DIECISEÍS UNA  VISITA  INESPERADA   oooooooLa actividad febril ciudadana había dejado atrás la siesta. El tráfico de la calle aumentaba. Algunos chiquilines cruzaban desordenadamente y temerarios, entre los autos. Un niño pequeño se detuvo en la puerta del taller, mientras abría un caramelo.   -"¿Cómo te llamas?"- le preguntó Luz con sonrisa alegre-"Tito"-"Muy bonito ¿Cuántos años tienes?"El nene le mostró con la mano cuatro deditos. A su lado una dama joven y elegante miró con afecto a Luz, como toda mamá que siente gusto al ver que su criatura es bien atendida. Pero el pequeño entró de improviso en el taller y comenzó a tocar las herramientas, cual si fuesen juguetes.-"¡Vamos Ernestito!"- le dijo la madre -"No molestes. Ustedes disculpen" Y tomándolo de la manito se alejó con él del lugar. El gurí saludó con su bracito en alto, mientras lo llevaban. Luz miró su reloj-pulsera, constató la hora, pero siguió sentada en aquel asiento.-"Creo que voy a ir hasta ese bar de la esquina para tomar un café"- comentó ella luego-"No hace falta. Abriendo esa puerta del fondo tengo una pequeña cocina. Allí hay un calentador eléctrico, una pava, una jarro grande, café, azúcar y unas tazas"- le indicó él-"¡Todo completo!"- exclamó Luz y se levantó en esa dirección -"Prepararé café para los dos"Abrió  la puerta que le señalaran y buscó el botón de luz. Luego divisó una ventana y ella apartó los postigos. Daba a un patio de tierra que mantenía los árboles todavía desnudos.-"Sin duda les llega poco sol, entre las construcciones vecinas"- pensó para sí  Recogió los elementos de la mesa para hacer café. Una segunda puerta comunicaba con un bañito donde se lavó las manos y llenó la pava con agua, hasta la mitad. Cuando ésta hirvió arrojó el líquido espumante sobre el jarro donde había colocado cuatro cucharadas de café. Buscó el colador y llenó las tazas que eran de tamaña mediando. -"Ramiro"- le dijo asomándose -"Ya lo tengo listo... ¿Llevo el café para allá o vienes para aquí?"-"Sí, aquí vengo. Voy a lavarme las manos"Después de unos momentos estaban ambos sentados frente a las dos tazas. En un paquete él tenía guardados bizcochos criollitos, salados, que combinaban bien con el gusto del café dulce. -"Está sabroso el café, como emanación de tus manos"- le dijo él algo inspirado-"¡Es una alabanza poética! El café es tuyo"-"Es porque yo creo, que el elemento primario se expresa según quién lo maneje. A tu lado se percibe una ternura escondida, junto a tu juventud solitaria.  Como la de todos nosotros. No importa, ya nos hallaremos en el seno de una habitación tibia, pero marcada por el destino" - continuó sorbiendo el café -"Es decir, que tus motos y engranajes tienen el mismo toque de arte que hallas en esta taza de café"- expresó sorprendida ella-"Eso mismo. Yo hago arte con mis pinzas. Creo piezas que no están en venta, las invento. Y luego las motos y motonetas corren veloces"-"¿Hay algo escondido? ¿Algún secreto en el interior de las personas?"-"Sí Luz, eso creo. Muchas veces te veo en nuestra vieja casa, muy sola, y quisiera ser el hombre que pudiera acompañarte"Terminaron de sorber el café y los criollitos comenzaban a acabarse. Ambos estaban a gusto con aquel servicio de bar, casero y familiar. Luego Ramiro continuó:-"En cuanto a mi persona en sí, mi propia lucha me brinda pese a su dolor, un calor interno que me cobija dentro de mi soledad. Creo que eso es lo que te falta para no aislarte"Luz comenzó a sentirse incómoda. Movióse del asiento y fue levantando las tazas. Se había sentido gustosa oyendo las confidencias de Ramiro, pero no quería que él escudriñase en su interior. Por ello le dijo:-"Entonces piensas que yo necesitaría un centro de lucha. Más vale que me observes en el principio de una construcción. Recién comienzo. No tengo enemigos ni quiero adquirirlos, la lucha los trae"-"Es verdad, pero estás muy sola. Sin embargo tu esencia es la de una mujer que amará mucho. Y yo desearía ser amado. Entonces siento una inclinación por acercarme y permanecer a tu lado. Pues cuando ambos hablamos el aire se me vuelve tibio, siento a tu lado una amistad serena que me hace sentirme más seguro de mí mismo. Y esto en sí, es lo que me impide buscarte como mujer"-"¿Por qué?"- le preguntó Luz con coquetería-"Por eso mismo. Porque nuestro diálogo nos nutre aunque se transforme en un monólogo mío. No te doy nada y en tu interior sólo aspiras a mi amistad por ella misma"-"Es que soy la amiga de Andrea, tu novia, no lo olvides"-"Puedo ver que tus ojos de mujer no me han buscado nunca, y la soledad de nuestro deambular juvenil nos impone aceptar las manos que se nos tienden. En mi caso las de Andrea. El destino se percibe. Llama. Aunque no nos ofrezcan ningún calor verdadero. Solamente por caminar acompañados durante algunas cuadras"-"¡Es injusto lo que dices! Andrea es algo más, en tus sentimientos"-"O costumbre... Somos juventudes solitarias que nos ofrecemos uno a la otra. Y quizás no haya más. Esto hace que la amistad sea más valiosa"Luz quedó callada, olvidando su coqueteo anterior. Valoró ese último concepto de Ramiro, como un objeto brillante, una joya emocional. Pero él continuó:-"Puedo estar casi seguro de que no me rechazarías, pero habríamos perdido esta amistad sincera, y el apoyo emocional que me llega de ella. Te tengo un afecto hondo, Luz, pero como hombre sólo podría ofrecerte una aventura. Luego ella pasa pronto y me quedaría muy solo"-"Queda más café ¿Quieres otra taza?"- le interrumpió ella nerviosa por los razonamientos de él -"Te la sirvo. Aunque te sentaría mejor una taza de té. Has hablado mucho Ramiro. El té descansa"-"¿Quieres que me calle, verdad? Pues bien, ya lo haré... pero voy a terminar mi pensamiento. La convivencia en la misma casa nos impone a ambos, cierta disciplina. Y muchas veces viendo la dulzura de tus ojos lo lamento. Pero es que no deseo que más adelante, en nuestro cruce diario, nos veamos impelidos a ignorarnos. Deseo ser el camarada de siempre que busca con necesidad tu diálogo, como un manantial de agua deliciosa"Se oyó un golpe de manos y Ramiro tuvo que levantarse para atender a su cliente. Luz limpió la cocinita. Ella pudo escuchar que el recién llegado traíale una motoneta, mal arreglada por otro técnico. Representaba, reparar lo que había sido antes mal reparado. Cuando otra vez quedaron solos, ella comentóle:-"Un nuevo cliente ¿Es otro aspecto de tu labor un pasaje de mano sobre el trabajo de los otros?"- Luz lo miró intrigada con sus ojos agudos -"¡Muy importante para mi taller! Pues mejora mi prestigio al ser recomendado"-"Y el dinero todo lo justifica" -"Amiga mía, es una comprensión sobre la sociedad que nos rodea. Aprendí luego de varias decepciones que los transeúntes y las mesas se movían bajo el roce de las monedas. Y lo he aceptado de manera natural. Si su energía me es necesaria, la encontraré en su mismo centro ¿O sería preferible colocar un diploma como mostrador de comerciante? Al menos compensaría a mi padre, aunque ello no me trajese clientes. No sabes cuánto temen a los diplomados en este oficio de taller"-"No te he dicho nada de eso Ramiro. Están llamando de nuevo ¡Vamos!"   -"Sí... ¡Ya voy!"- salió con rapidezLuz dirigióse a la ventana para contemplar aquel patio de árboles sin hojas. Ramiro regresó a la cocinita luego de vender algunos respuestos que le solicitaron. Al verla contemplando ese paisaje desnudo, quedó pensativo.-"La naturaleza lucha vanamente entre las jaulas de cemento"- le comentó él -"Sí, pero mira más allá, junto a aquella pared crece un rosal y luce un pimpollo amarillo"- le respondió Luz -"¿Lo vez?"-"Sí"- dijo Ramiro con suavidadElla sintió su voz vibrando atrás suyo. La frente de él apoyada sobre su cabeza. Sus labios rozando sus cabellos, como una suavísima brisa. Luz se volvió para mirarlo con dulzura. Estaban muy cerca.-"Ramiro"- le dijo con sinceridad -"No te vuelvas contra tus propias palabras. Contra tu ser. Expusiste una verdad y los dos sabemos que volveríamos después con las manos vacías. Más solos aún"-"...Sí... es cierto, perdona. Fue un chispazo de alucinación. Y un poco de emoción de varón"Pasó suavemente su mano por la mejilla de ella, pero Luz detuvo esa caricia. Luego el muchacho fue a sentarse en una silla quedándose callado y pensativo. Ella cerró los postigos, pues comenzaba a caer la tarde. Después se sentó frente a él con la mirada triste, cruzando los brazos sobre la mesa. Ramiro le sonrió con ironía.-"Bueno, verdad es que no te encuentras demasiado sola en nuestra casa, pues tienes buena compañía entre nosotros los primos. Aunque si yo hubiera sido el depositario de tu primera mirada, habría sabido brindarte algo más. Quizás un amor pleno. Cierto es que el destino nos habla por instinto"-¿Qué quieres decir? ...soy la misma con todos ustedes"- aseguró ella -"¿De verdad? Algo me dice lo contrario. Por lo menos estoy seguro de saber, quién ha puesto sus ojos en los tuyos"Luz reaccionó con ojos de temor. Luego irguióse increpándolo con disgusto.-"¡Invenciones tuyas!"-"No lo son niña, pero no demorarás mucho en saberlo, para admitirlo o rechazarlo"- insistió el muchacho -"Ramiro debes que callarte un poco, pues hay una mujer que te aguarda: Andrea. Ella es más formada que yo, y más segura de sí. Pero el orgullo mutuo los aleja mutuamente"- Luz lo miró con serenidad -"Es cierto. Y yo también llevo esperándola hace varios días. Pero no viene. Paso días en este taller trabajando con mis herramientas, frente a estas mismas tazas, y cuando una dama me hace compañía durante una tarde entera ... No ha sido ella"- la miró en forma doliente-"Y ésa es por cierto la misma queja de ella ¿No pueden acercarse por ustedes mismos? Siempre necesitan que alguien los allegue"Ramiro puso en ella de nuevo sus ojos insistentes, y volvió a su inclinación de muchacho conquistador:-"Luz... creo que en esos instantes de recién, frente a la ventana, fueron los únicos en que no te he sido indiferente. Pero tuviste miedo. Apelaste a lo único que podía apartarme como una ráfaga de hielo: ¡mis propios pensamientos!"-"No Ramiro, te hablé de aquello en que los dos creemos"-"Pero no de lo que en ese instante sentías. Tu mirada me hablaba de ternura ¿Quieres darme la mano?"-"En otro momento"- defendióse Luz-"Bueno, mejor que no, ya pasó. Mis pensamientos me acompañan, ellos son mi energía y mi tortura. De pronto me he sentido solo como varón, aunque sonrisas fugases de damiselas no me han faltado nunca. Es cierto, hay un amor posible con Andrea, pero que no termina de gestarse. Y ahora a mi frente sólo tengo una amiga que rechazó mis brazos. Mi historia comenzó hace poco y su entrada no es nada promisoria"Aquel recuento de Ramiro puso incómoda a Luz, sintiéndose presionada. Pero el muchacho hallábase satisfecho de su síntesis.-"¡Vuelves a tus ironías!"- le dijo ella con algo de violencia -"Y a más me reprochas aquello  mismo que hemos dialogado antes con serenidad ...¿Qué lograríamos con esta pequeña aventura?... Pero no me enojo pues veo dentro tuyo un hombre lucha, pero que lleva escondido a un niño muy triste"-"¿Me ves como a un niño? Pues bien Luz, ambos lo somos"Ella volvió sobre sí misma, sintiéndose segura de haber dado en un lugar preciso. Entonces insistió:-"Aunque te sientas un niño abandonado, has encontrado en Andrea a una mujer que puede entregarte su calor. Vibrarás a su lado. Es un alma que te aguarda. Pero deben ambos salir al camino para buscarse, y no vivir encerrados en cada interior"-"Ella también debe buscarme. Demostrármelo alguna vez"-"Ramiro, te hace mal este encierro, no basta con que trabajes hasta el anochecer. Tu camino sin amor estará vacío. Te envolverán en forma continua los viejos recuerdos impidiéndote vivir el presente. La naturaleza ha determinado dos partes diferentes, mujer y hombre, para que al unirse den un fruto homogéneo, ningún otro afecto lo suplantará mejor"-"Nunca los tuve Luz, ya te lo dije"Luego quedaron en silencio.  -"Vuelvo a casa"- comentó ella -"No me es de urgencia comprar nada para la escuela, y el atardecer estará frío"Luz parecía fatigada. Comenzaba a levantarse cuando se oyeron unos pasos, y se dibujó la figura de Andrea en la puerta. Ramiro sorprendido dilató sus pupilas amarillas. -"¡Bueno! ...Quizás llegué demasiado de improviso"- dijo la recién venida con voz casi ásperaLuz la saludó algo turbada, pero con un beso afectuoso. Andrea estaba rígida. Ramiro no se movía de la silla, abría los ojos muy grandes como un niño, sin saludar a la una ni despedir a la otra.La noche comenzaba a cubrir la ciudadooooooooooooooooooo
  HIMNO AL SOL DE AKHENATÓNOOOOOOOOO    Akhenatón era un gobernante revolucionario que exponía de forma abierta su ideología mística y social, expresando con soltura su contenido universal. Pues él no era ya más un faraón y monarca de Egipto, sino un dirigente cuya palabra iba destinada a todos los pueblos y razas del mundo. Atón, el Dios único -el círculo, una forma geométrica- es el Sol radiante que siempre nos acompaña e ilumina por igual, a todos los seres vivientes.   En su proyecto mundialista sobresale el mensaje del Amor, el cual era nuevo tanto en Egipto como en los demás pueblos del antiguo oriente. Su sentido de igualdad humana estaba basado en el amor divino, que 1.300 años después expondría nuevamente el Cristianismo.  Otro de sus puntos especiales es el "trabajo". El era también el primer trabajador, y no usaba protocolo. Asistía y colaboraba con sus ingenieros. Los atonianos pusieron énfasis en la dignidad del trabajo, con fábricas y buenos barrios de obreros construidos en forma programada. Como dirá San Pablo en futuro: "el que no trabaja no come". Pues Atón trabaja diariamente para darnos vida.   Akhenatón en sí mismo como persona, poseía gran talento, ya que además de ser un dirigente innovador era también un excelente pintor y colorista en cuya casa particular fueron hallados sus murales y el atelier con sus pinceles. Y en forma sobresaliente, fue un poeta de gran belleza lírica, como puede leerse en los sentidos versos que dedicó a su hermano menor Semenkhara, a quien perdió tempranamente. Pero su obra más destacada fue su "Himno a Atón".  Así dijo el poeta Akhenatón en su Himno al Sol:    ¡Como es de bella tu aparición hacia el oriente del cielo!¡Oh viviente Círculo de Atón, principio de vida!  Cuando te elevas en el horizonteLlenas todos los países de tu belleza.Tus rayos envuelven cuánto ha sido creadoCautivando a los vivientes Mediante las redes de tu Amor.  Aún cuando te alejes tus rayos Siguen tocando la tierraY por muy alto que te encuentresLa señal de tu paso es el propio día  Cuando hacia el horizonte tomas el reposoLos hombres se recuestan en la tinieblas igual que muertos  Cerrando los ojos y envueltas las cabezasSe puede revolotear por encima de ellos sin que nada sientan  El león sale de su guaridaY cada reptil se arrastra lejos de su agujeroEl Creador esta dormidoY la Criatura está muda  Tú al retornar a la tierra, ésta se aclaraY enviando tus rayos huyen las tinieblas.Los dos países del Egipto entran entonces de fiestaEstán de pie y ya despiertos por tu presencia  Lavan sus miembros y visten sus ropasY elevando sus brazos adoran tu AuroraDespués, por todo el universoCada uno se encamina hacia el trabajo  El ganado se regocija en la hierbaLos árboles y las plantas florecen verdeando los camposLos pájaros revolotean sobre las plantacionesDirigiendo sus alas hacia ti en signo de adoración  Los corderos saltan y las ovejas danzan sobre sus patasTodas las aves adquieren impulso y se animanPorque Tú estás sobre ellas insuflándoles vida  Las embarcaciones suben y descienden el ríoPues tus obras se encuentran en todos los caminosLos peces brincan delante de tu faz entre las aguasPues tus rayos centellean en el corazón de los mares  Tú das forma a los embriones en el cuerpo de la mujerTú quien genera el semen en el cuerpo del hombreTú el que alimenta al niño en el vientre de la madreTú quien calma su llanto antes que la madre lo consuele  Desde que el pichón se menea en el interior del huevoTú le das el aliento y la fuerza para quebrar la cáscaraY al salir vacilante está ya llamándote  ¡Cuál innumerables son tus obras!¡Misteriosas y únicas!¡Qué buenos designios los tuyosSeñor de la humanidad!  ¡Tú eres la misma vida y la vida viene de Ti!Cuando estabas solo en la eternidadCreaste la tierra de acuerdo a tu corazón:  A los hombres y las bestias del campoA todo lo que se mueve sobre el sueloA todo lo que vuela por lo aires  Tú has creado Asia, África y EgiptoHas afirmado cada pueblo en su tierraDándoles a cada uno cuanto necesita  Tú regulas la vida y el alimentoDistribuyes a las tribus de acuerdo a sus lenguasEl pigmento de su rostro y la forma de su figura  Tú has hecho emerger el Nilo del mundo subterráneoPara que su beneficio colme a todos los hombres  Has creado además en el cielo otro NiloPara que sus aguas caigan sobre las montañasApagando la sed de las bestias salvajesColmando con su lluvia los campos y las praderas  ¡Cuán grandes obras son las tuyas!  Has dado el Nilo celeste a los extranjerosY el Nilo subterráneo a los egipcios  Tú nutres cada planta como a un niñoY haces tus estaciones para tus criaturasEl invierno para que ellos tengan fríoEl verano  para que gocen de tu calor  Tú has creado los cielos lejanos Para contemplar desde ellos toda tu CreaciónTú vienes, vas y vuelves Y extraes de tu seno único:  Los millares y millares de formasLos pueblos, las ciudades, las aldeasLos campos, las rutas y los ríos  ¡Todos ven tu Círculo eterno!  Te levantas y ellos vivenTe acuestas y ellos mueren  Desde que colocaste los fundamentos en la tierraMe has Revelado tu voluntad  ¡A Mí! ... ¡A Tu Hijo!El que fue eternamente  A Mí, que desciendo del PadreY a tu Hija bien amada ¡Nefertiti!Encanto de los encantos del SolFloreciente por los siglos de los siglos  Tú estás ¡Padre! en mi corazónNadie te conocía. Sólo yo te conozcoYo, tu Hijo... Akhenatón UaenraAlegría del Sol. Tu Hijo elegido.  (cotejo de Weigall, Lange, Campigy, Donadoni,Wolley)  Como puede verse se trataba de una Religión Revelada. Un Monoteísmo puro que borraba el paganismo anterior para iniciar un ciclo nuevo en la vida de los hombres. Para liberarlo de tótems y fetichismo.  El concepto de la Creación está plenamente desarrollado tal como más tarde quedará expresado en el texto bíblico.  Cuando Sigmund Freud coloca al príncipe egipcio Moisés dentro de la casa de Akhenatón, para salir desde allí en una emigración masiva (cuando el movimiento Atoniano queda proscripto en tierra egipcia) es el principio Monoteísta el que sobrevive para el futuro.  OOOOOOOOOOOOOO  Alejandra Correas Vázquez                                  
FÁBULAS  DE  LOS  ESTUDIANTES  ooooooPARTE 4  (Novela situada en Córdoba, Argentina-década del 70)  Por Alejandra Correas Vázquez  FÁBULA  DIECISIETE EL  VIAJERO    oooo  Marina jugaba con unas tacitas de plástico rosa que había extendido sobre la alfombra. El ventanal estaba abierto, era una tarde calurosa. Las hojas de la palmera enana se inclinaban. En el edifico vecino a medio armar, los martillos de los albañiles continuaban su trabajo.Luz regresaba en aquel momento del Carbó. En la vereda, antes de entrar, tropezóse con una escalera de la obra en construcción. Titubeó un momento, luego bajó al pavimento de la calle para evitar pasar por debajo de esa escalera, subiendo a la vereda otra vez frente a la puerta de casa. -"¿Es supersticiosa?"- le preguntó uno de los albañiles que trabajaba en la obra nueva, el cual en aquel momento cargaba un balde de mezcla en sus manos-"Puede ser"- contestóle ella rápidamenteSe había vuelto por instinto y casi distraídamente, hacia quien le hablara. Era un joven que la miraba con fijeza. Tenía voz expresiva de pecho, con acento norteño, pero con una dicción más castiza en la eses. Se miraron de frente. Luego la niña se alejó para girar con rapidez el picaporte, penetrando en el zaguán de la casa. En la sala advirtió la presencia de una persona, desconocida para ella.-"Buenas tardes Luz ¿Es tu nombre, verdad? Te mencionan mis hijos.  No me conoces, yo soy el padre de Martín y Ramiro"Le dijo así un señor de edad mediana y muy elegante, quien leía el diario sentado en un sillón. Y ella que llegaba a toda prisa, impresionada por el cruce anterior con aquel albañil que le hablara, detúvose para observarlo, sorprendida. -"¿Cómo está usted? ...Me disculpa señor, no lo había visto... ¿Qué tal el viaje? Los muchachos no están a esta hora"- respondióle la niña-"Ya lo sé. En mi carta les anunciaba una visita para el próximo mes. He viajado ahora sin la madre de ellos, pues mi esposa es demasiado complaciente. Quería hablar con mis hijos... Solo" -"Martín está cumpliendo uno de sus últimos prácticos en la Facultad"-"No lo dudo"- dijo el padre -"Siempre ha sido muy disciplinado ¿Y Ramiro? ..Ya sé... Ordenando los engranajes de alguna motocicleta o de un triciclo. A lo mejor está componiendo el mecanismo de un elefantito de cuerda. Siempre lo hizo, desde niño desarmaba sus juguetes para volverlos a armar. Y luego le sobraban piezas"-"Pues sí... pues usted ya lo conoce, es su hijo. Sin embargo yo creo, si me lo permite, que él está en una búsqueda propia. Cuando Ramiro encuentre ese brillante que tanto busca, será usted su primer admirador, señor padre"- díjole Luz en defensa de su amigoLa joven había dejado sus libros de estudio sobre una mesita del centro. Marina se le acercó en ese momento con uno de sus juguetes en la mano.-"¡Luz! ...se me ha roto el mango de la tacita ¿Ves"-"Bueno nenita. En lugar de una taza será un tazón. Como el que nos sirve Juana con mazamorra"-"Pero a mi muñeca no le gusta la mazamorra"- expresó la nena-"Entonces le vamos a servir allí maicena con  chocolate, muy espumosa"-"¡Sí! Claro, así es más rico"- dijo la criatura y se fueLuz estaba confundida con la visita y le pareció de mala educación dejarlo solo en la sala. De este modo sentóse a su lado y ambos platicaron a gusto. El padre de los muchachos simpatizó con la niña.-"¿Llega tarde Ramiro?"- preguntó el señor finalmente-"Hay días que no vuelve para almorzar"-"Sin horario. Sin duda. Una búsqueda nueva. No creas niña que pienso contradecirlo, ya lo hice y no resultó ¡No me mires así! He sido muchacho. Lo aplaudiría si fuese su amigo, como un compinche juguetón. O me habría enamorado de él y de sus encantos, si yo fuese una jovencita ¿Pero es libre realmente? "- argumentó el padre-"Busca serlo... según dice"-"Creía haber prendido una antorcha. Un interés universitario. No fue fácil. Mi padre era comerciante en ganado, tenía una estancia chica pero no era un gran productor, sino un vendedor que llevaba reses al Paraguay. Una vida difícil tratando con peones de arreo rudos, y capitalistas duros. Una vida que él no deseaba para nosotros y nos envió a la Universidad, para ello instaló esta casa grande en plena ciudad"- recordó el señor-"Su madre, la abuela de sus hijos, siempre nos relata esa responsabilidad de quedar al frente de esta casa, con un esposo ausente por sus negocios. Pero ella lo relata con alegría"- opinó Luz-"Es una dama admirable, pero también consentidora. Escúchame, niña. No impongo mis ideas a los otros, pues ya sé que nunca podré ordenar la vida de una generación joven. Menos aún a Ramiro, pero quiero protegerlo. No voy a olvidar que esta casa donde crecimos todos, fue comprada con la bolsa de un comerciante en ganado. Un estanciero que trataba con hombres rudos y duros, sus peones y sus compradores. Por ello me atemoriza en mi hijo menor, su interés comercial"-"¿Será que su hijo Ramiro ha heredado la sangre de su abuelo comerciante?"- preguntóle Luz-"Entonces también puedo ayudarlo, instalándole un buen negocio mecánico. Siempre creí que con sus habilidades entre tuercas y mecanismos, sería un excelente ingeniero. Pero ha abandonado la carrera universitaria"- deprimióse el padre Luz quedó preocupada. Compartía con el padre de los muchachos aquella preocupación, que era la misma de su familia. Pero esta otra familia no era la suya, y no comprendía por qué ella tenía que ser parte de sus confidencias.  -"Comprendo su preocupación paternal"- aseguróle Luz -"Y también lo comprendo a él. Su acto de independencia es austero, pero verdadero. Su hijo pone en esa inclinación a la materia, a sus tuercas y mecanismos, un pensamiento idealista. Busca la materia en la materia misma, en forma directa, y tal vez logre elevarla"-"Yo a su edad tenía mis ilusiones, como tantos muchachos estudiantes"- aclaróle el señor -"Pero además vislumbraba un mundo claro. Definido. No logro que Ramiro me aclare con certeza el suyo y me atemoriza su devenir"La situación de ella era incómoda. Sentíase obligada a permanecer junto al viajero visitante, compartiendo sus inquietudes, las cuales eran ajenas a ella. Pero ...¡por fin!... la puerta de abrió apareciendo Diego. Tío y sobrino se unieron en un efusivo abrazo. Aquello alivió a Luz, pues no tenía ya que tomar el lugar de Ramiro para justificarlo. Ante el reencuentro, la conversación volvióse alegre, como siempre acontecía con Diego. Y ella ahora interesada en un diálogo ameno, quedóse en el medio de tío y sobrino, sintiéndose una parte más de aquella familia a la cual habíase incorporado lentamente, a lo largo su año lectivo. Pero que debía concluir para fin de año. El viajero decíale así a su sobrino:-"No tengo los mismos años de ustedes. Mis años de juventud ya pasaron, con todas sus peripecias, y no era mi deseo contraer otras nuevas"-"No lo hagas entonces"- opinó su sobrino -"¿Y si el destino de él fuera convertirse en un peregrino? Sería inútil intervenir. Cada uno de nosotros, mi querido tío, tiene una belleza propia. Por ejemplo, me gusta una damita, pero mis ojos son castaños ¿Me encontrará feo y poco atrayente la mujer que busque una mirada azul? ¿No me amará por eso? Pues si ella es mi destino y no me entrega el corazón, habrá destruido mi vida y la suya. Cada color puede amarse"El sobrino le hablaba lentamente. En aquel momento escuchando a Diego, sentía Luz que las imágenes se le agolpaban con una pureza inexplicable. Veía poco a Ramiro durante días enteros, pero en ese momento lo recordaba como un amigo especial. La pequeña Marina se había acurrucado entre sus piernas. El cuadro familiar merecía una fotografía.-"Tenga fe"- díjole Luz-"A veces siento que un peregrino honrado duerme dentro mío"- asintió el padre de Ramiro-"Necesito hacerte una pregunta"- volvió a insistir su sobrino -"¿Cuándo eras estudiante te prendías una cinta morada en la solapa"-"Todos lo hicimos. Es la ilusión universitaria desde el año 18. Pero también comprendemos después, que si conservamos el lugar conquistado, puede haber aún caminos más brillantes. Como las gemas escondidas en un cofre, en los sótanos de una capilla. Estábamos a la puerta. La hemos abierto. Nos fue dificultoso ¿Por qué el hijo tiene que volver la espalda en dirección hacia el camino? ¿No hemos venido de allá acaso? Le he descripto a Ramiro todos sus contornos" -"Pero escúchame, tío"- insistió Diego -"¿Estás seguro de que era ésa la única puerta? Existen cientos de moradas. Hasta la del ermitaño. Tal vez él, tu hijo menor, la elija"-"Voy a pensar en todo ello, querido sobrino. Pero allí viene hacia mí tu abuela, mi madre, y vamos a tener una larga plática. Déjenme solo con ella"- cerró así el viajeroLa abuela llegaba acompañada por Juana, quien traía un bracero y una pava para el mate. Acomodó todo en la sala. Luego madre e hijo comenzaron a matear y dialogar. Los jóvenes estaban de más.-"¡Luz! ¿Puedes venir un momento? Quiero mostrarte algo aquí sobre mi escritorio"- díjole Diego y se la llevó con éloooo  FÁBULA  DIECIOCHOooooo LA  CONSTANCIA    oooo      En el zaguán se recortaba la figura de Martín, muy tiesa, evidenciando que hacía un rato largo escuchaba la conversación. Abrazó a su padre con mucho afecto y algo conturbado.   Luz dirigióse hacia el pasillo detrás de su amigo, mientras Marina guardaba sus tacitas de juguete y se alejó a su vez por el patio.  -"Qué es?"- le preguntó ella al llegar junto a Diego  -"Déjalo tranquilo. Son cosas inevitables"- le dijo el muchacho en voz baja  -"Me he dado cuenta, pero creo que él quería dialogar con alguien. Le era necesario. A la primera persona que halló al llegar a la casa fue a mí. No importa. He notado que quieres mucho a tu tío"  -"Porque yo estoy fuera del conflicto"- le explicó Diego -"En cambio Martín se angustia con la situación, porque es el hijo de uno y el hermano del otro"    -"Comprendo... ¿Qué querías mostrarme?"  -"Nada nuevo. Nada en especial. Solo traerte hasta aquí para que no interfirieras más con ellos. Ya fue suficiente"  Luz se acercó a la biblioteca de Diego y sacó una novela corta de Horacio Quiroga, comenzando a leerla. El muchacho tomó su máquina de escribir tipeando apuntes. Pasó una hora y media. Luego de ese tiempo ella levantóse para ir a su cuarto, recordando sus deberes del día siguiente, donde debía preparar trabajos escolares del Colegio Carbó, siempre muy exigente.  -"¿Ya te vas?... Me gusta tu compañía. Estuve algo solo en este día, enfrentado en el Hospital San Roque con temas muy dolorosos. No estoy lo suficiente triste para llorar, y además no sé hacerlo. Pero me siento pequeño. Son días... Hoy puedo dar mucho de mi ser. No te vayas. Mañana quizás amanezca irónico. Pero cuando me enfrento como practicante a situaciones de dolor, dudo de mi capacidad futura como médico"- explicóse él   -"Yo no dudo de ella en absoluto, Diego, tienes un rico corazón. Al menos no lo neguemos ambos. Es falsedad. No te lo niegues. Ofreces a los enfermos del hospital una ternura sincera"- lo reconfortó Luz  -"Proyectas sobre mí una gran esperanza. Quisiera ofrecer más, con constancia, desearía dar algo mejor hoy y también mañana"  La niña quedó curiosa observándolo. El muchacho tenía la mirada pensativa y algo triste. Se hallaba sentado frente a su escritorio pero ya no tipeaba con la máquina, parecía haberse olvidado de Luz. Ella se acercó colocándole la mano sobre su cabeza.  -"¿Nada más?"- le hablaba con preocupación  -"Sí... siempre hay algo más entre estudiantes de una misma ciudad universitaria. Mis anhelos se bifurcan y no busco una centralización. Nada inmediato. Prefiero que exista la duda, pues no quiero jugar. Hay mucho de juego entre los estudiantes. Puedo arrojar papeles de colores hacia el aire... no importa a dónde lleguen. Es un juego juvenil, un engaño, pero que me permite llevar con sonrisa la juventud"- Diego hablaba para sí en voz alta  -"Sin embargo no hay verdad en todo ello, Diego, y yo no deseo nada de eso para tu entorno. Sin juego. Sin desaires, que tus pasos sean sinceros. Muchas situaciones nos hieren a los jóvenes y no todos son libres. La flor puede abrir sus pétalos al mundo, pero si nuestras incertidumbres nos alejan, es posible que sobreviva la amistad"  Diego quedó callado y luego dijo:  -"¿Como el consuelo de los niños junto a los brazos de su madre, hasta que regresa al juego? Deseo permanencia para mí en lo que hago, y que parta de mí también. O sea: Constancia"  Ella sintióse conmovida por estas palabras del muchacho. Sintió ternura por él. Acariciaba los cabellos rizados de Diego, como a la figura de un osito de felpa.  -"¿Soy un juguete?"- le preguntó él -"Vamos niña, lo que necesitas es una transformación"  -"Es que no me encuentro aún, Diego. Tampoco me acerco íntegramente a mi nueva vida. Cierto es. No estoy presente ni ausente. Yo me hallo ahora en una ciudad ignorada y que recién hoy descubro. Posee una multitud, me atrae, dentro de mi familia no la había percibido. Salgo a verla, pero tengo frío, soledad y vuelvo a casa. Deseo conocerla y me cuesta"  -"Para ello, querida Luz, es necesaria la "constancia". Es la mano que todo lo permite"  Marina entró en aquel momento.  -"La abuela los espera a almorzar"- dijo la nena  -"Vamos Luz, la casa nos llama"- expresó él  Ella tomó la mano de la pequeña en dirección al comedor. Pero la criatura le dijo:  -"Voy después... para el postre, yo ya comí junto con Micaela, en la cocina. Ahora sólo quiero dulces"  oooo  FÁBULA  DIECINUEVEoooo VIVENCIAS  Y  VISIONES    oooooo                 Las circunstancias no variaron. Los jóvenes estudiantes continuaron su ritmo. Tenían en sus manos una esfera de cristal sin bordes y navegaban por ella, sin interrumpirse, abriendo el camino. A su lado la Abuela continuaba dirigiendo siempre a la antigua casa, donde todos ellos residían. La vieja india Juana cocinaba sus platos criollos, la mucama Micaela los atendía y la pequeña Marina jugaba con todos en su conjunto.                       El padre pernoctó una semana en la casona ciudadana, para ver a sus hijos estudiantes. Luego partió. Siempre llegaba y retornaba, como un ave migratoria llevada por sus obligaciones profesionales. El ventanal de la sala dialogaba con el aire. Los albañiles que construían el edificio cada vez más alto, en el sitio vecino, divisaban a aquella familia desde sus andamios.                Luz peregrinaba. Después del almuerzo solía errar por las calles de los alrededores, en busca de sus propias vivencias. Un sol tibio inundaba el borde blanco de La Cañada, y una vez más como tantas, apoyóse en él para contemplar aquel hilo de agua del fondo, que se prolongaba hacia los dos extremos de la ciudad.   Asomada sobre la pirca de piedras lo veía rodar, sinuoso, transparente, cual fina cuerda de plata recorriendo su lecho de cemento. Pero las lluvias primaverales lo convertían de improviso en caudal embravecido, desbordante, con su líquido elemento transformado en lodazal obscuro y terroso.                    La sombra tupida de las "tipas" que recorren sus costados -en tiempos veraniegos cargada de trinos de múltiples aves- parecía hablarle. Bajo las hojas de su follaje, Luz se guarecía en silencio. Una humanidad cruzábase frente a ella, eran los citadinos. Los veía alejarse, variar o interrumpirse, por el estrépito de una bocina.                        Luz continuaba allí. Una sordina cubría sus oídos. El sol comenzaba a ocultarse detrás de los edificios y nuevamente se introdujo en el dinamismo de las calles. Contempló una vez más a su vieja Cañada, en cuyos veredones patinaba en la infancia, con su pirca de piedras blancas rodeada de frondosas "tipas"... mientras se alejaba del lugar.   Y en ese momento creyó ser su propio padre, sintiéndose heredera de múltiples recuerdos que él evocaba para su hija. Era muy niño, tal vez un infante de piernas temblorosas, cuando los obreros arrancaron de cuajo el "Calicanto Colonial" de piedra bola, y comenzaron a levantar los nuevos paredones blancos. El lecho natural de La Cañada -lleno de patos y cisnes que los niños alimentaban con miguitas de pan- fue encementado. Como una visión del pasado, Luz creyó reconstruir aquel escenario que ella no había conocido, pero que percibía con claridad por los relatos paternos.                El espacio-tiempo la hizo penetrar de la mano, en forma imaginaria, como si un espejo se abriese frente suyo. Sintióse de pronto un niño pequeño, como fuera su papá en ese tiempo. Sobre el seno antiguo de barro, cercado por el Calicanto cordobés de piedra rústica, navegaba una familia de patitos amarillos. Bajó por la escalerita que se hallaba frente a la iglesia del Carmen, llevando galletitas para darles de comer. Extendió su mano infantil para acariciarlos, cuando otro niño que habitaba en una de las casas enrejadas de la orilla -con balcones que asomaban colgantes sobre el lecho primitivo- acercósele para jugar. Y ambos gurises chapotearon en el agua.  Desde ese momento se encontraron siempre esos dos niños allí, para bicicletear. Era una imagen. Una visión muy lejana. Pero que sobrevivía en el presente, por encima del tiempo transcurrido. Un relato de su padre, escuchado muchas tardes ¿Qué habrían hecho los años de aquel otro niño ...luego que las casonas de la orilla fueran demolidas para dar lugar a dos nuevas calles?                  Durante la infancia de su padre aquella avenida nueva de piedras blancas de La Cañada, con su forma sinuosa por el movimiento del lecho de agua, le pareció una fabulosa serpiente. Sin duda lo fue, pues el reptil devoró las casonas y él perdió a su amiguito a quien no vio más. Los ciudadanos levantaron la frente y las callejas se replegaron dentro del corazón de las manzanas. Las moradas de los hombres se elevaron hacia arriba. Desde el vértice de las mismas una línea blanca de piedras, les recordaba con su longitud serpenteante, a las antiguas calles coloniales.   Aquel era un paisaje distinto y lejano, que conocieron los citadinos cordobeses de antaño, como el padre de Luz en su infancia. Con esas casonas enrejadas de tipo arábigo-andaluz, cuyas enredaderas caían desde sus terrazas en forma de lluvia, rozando la calleja empedrada que rodeaba al Calicanto. A las cuales dibujaría por años el gran artista y grabador Oscar Meyer. A su vez inundadas de tiempo en tiempo, por los desbordes del agua tras las lluvias torrenciales.   Y despertando de ese ensueño la niña salió del espejo, para retornar como todas las tardes en compañía de los nietos estudiantes, que habitaban junto con ella en la casa de la Abuela de ellos.  ooooooo  FÁBULA  VEINTEoooo RETRATO  DE  UN  BEBITO  oooooo                   Luz paseaba abstraída en sí misma, por las calles de su ciudad después del mediodía. Siesteaba caminando. Y luego, como si saliese de un letargo iba caminando nuevamente hacia la casa. Esa siesta era igual a todas, pero ocurrió algo distinto. En el borde de la vereda divisó un objeto alargado y brillante. Lo levantó por curiosidad. Era una llave.  En el extremo circular de arriba podía distinguirse un pequeño retrato. Durante algunos minutos lo contempló detenidamente. La luminosidad de la siesta definía con claridad sus facciones. Ella extrajo de allí la pequeña fotografía, con sumo cuidado. Era la imagen de una criatura. Un bebito. Abrió la puerta de calle llevándola en la mano.            -"¿Qué es?"- le preguntó la Abuela      -"Una fotografía pequeñita. La encontré junto al borde de la vereda, en la cabeza de una llave. Alguien quizás la esté buscando atentamente en sus bolsillos"- contestóle Luz              -"¿Por la llave?"    -"No... Es una llave más, pero la foto no es lo mismo. Me ha impresionado mucho, con algo de tristeza"           -"¿A ver?"- le pidió la pequeña Marina -"¡Es un nene!"     -"Sí. No me la rompas"     Luz la tomó nuevamente con sus manos y fue en dirección a su cuarto. Cerca de él en un extremo del pasillo, se encontraba un cuadro representando a una imagen religiosa. Un rincón ineludible dentro de las viejas casonas. Se detuvo frente a ella y luego adhirió el pequeño retrato en una de las esquinas del marco, cuidadosamente. Ramiro la observaba.        -"¿Qué estás haciendo con eso?"- preguntóle             -"Lo guardo para que no se pierda"        -"¿Quién es?"- quiso averiguar el muchacho acercándose     -"Sin duda es o fue un dulce bebé de cabecita redonda. Alguien lo perdió en la calle"-    explicóle Luz  -"No lo conoces ¿Entonces por qué lo guardas aquí?"   -"Por instinto. Debe haber un motivo para que lo llevaran sujeto en el extremo de una llave, a la que se usa diariamente"    -"Pues, simplemente, cariño"- opinó Ramiro   -"Eso ya sería suficiente para lamentar su pérdida"      -"¿Y qué estás buscando al guardarlo?"             -"Yo nada ... solamente me nació un respeto instintivo hacia los sentimientos del que lo llevaba consigo"- contestóle ella      -"¡Pero si tampoco lo conoces!"   -"Me da igual. Sentí una especie de voz interna"          Ramiro miraba con intriga a Luz, y ella miraba con ternura al minúsculo retrato del bebito. Ambos dialogaban consigo mismos, en silencio.       -"¿Acaso te has puesto a imaginar que este pequeño retrato perteneció a un niño que dejó nuestro mundo?"- insistió el muchacho        -"Casi, en parte, pero no con certeza. Lo que más me revela es un sentimiento de amor"- Luz levantó la vista y miró con fijeza a Ramiro   -"Bueno, no te contradigo, podría ser ..."            El comenzó a caminar hacia la sala. Luego volvió la cabeza.       -"¿En qué se pueden diferenciar las fotografías de uno y otro?"- insistióle él nuevamente  La niña quedó pensativa, tratando de indagar dentro de ella misma. Luego le respondió:       -"Mira, es una percepción muy sutil y de la que no tengo una seguridad plena. Sin embargo creo que la imagen recogida por un instrumento derivado de la técnica, como es la fotografía, se debe más a algo mágico que concreto"         -"Supones..."  -"Es posible, sin embargo la propia historia de su iniciador, Niepce, nos habla de hechos sorprendentes rayanos casi en la leyenda. Increíbles"- sostuvo Luz      -"¿Cuáles?"  -"Como la de aquel visitante que un día tocó a su puerta y le entregara ciertas tintas, para alejarse sin dejar su nombre a la historia..."         -"¡Oh!... Has escuchado junto a la Abuela demasiadas anécdotas misteriosas, que pasan por Radio Nacional, cada día menos creíbles y que se dan por ciertas. Eso se llama la búsqueda de audiencia"  Luz puso cara seria, manifestando disgusto. Entonces le replicó:           -"¡No basta con poner todo en tela de juicio, Ramiro, para ser un idealista como pretendes!... También hay que ser realista y escuchar a los testigos. Quizás Niepce escondió a pedido del visitante, el nombre de aquel químico que le acercara esa fórmula que él buscaba. Pero apareció en su puerta como un milagro, y sin que él lo hubiese llamando"       -"Muy bien, acepto tu propuesta, con tal de que no te enojes conmigo.  Es verdad que hay elementos demasiados extraños en toda esa historia que relataron por Radio Nacional. No la hemos vivido, no fuimos testigos nosotros. Dudamos, porque la miramos desde afuera"                 -"Así lo pienso"- asintióle Luz   -"Soy incrédulo, a pesar de eso te aceptaría una sola sugerencia : los retratos del abuelo ausente me parecen distintos a los de la abuela aún presente, con edades parecidas. En algunas oportunidades he pensado que el rayo que animaba la imagen de esa persona, se apartó de su vestidura terrestre al desaparecer. Y con él una pequeña chispa se fue apartando de cada placa fotográfica, que retuvo sus líneas como humano mientras estaba vivo"                 -"Es muy complejo lo que dices, Ramiro"                       -"No importa. Mi mente navega demasiado. Es mejor que lo dejes allí y volvamos hacia nosotros"                         Ramiro se alejó. Luz abrió la puerta de su dormitorio cerrándolo detrás de ella. El pequeño retrato del bebito se mantuvo en aquel lugar por un espacio indefinido, hasta que el tiempo lo apartó de él.   Un día la niña observó que ya no estaba allí... Como un visitante que había dado por concluida su permanencia dentro de aquella familia anfitriona, que le abriera la puerta cuando se perdió en una calle, durante una siesta de sol.       oooooo  FÁBULA  VEINTIUNO CAMINATAS  CITADINAS    oooooo      La ciudad comenzaba a iluminar sus ojos para recibir a la noche. Una brisa suave atravesaba las esquinas. Con ella, los habitantes del centro podían adivinar el mensaje que llegaba desde los altos citadinos. Luz se detuvo para aguardarlo. Sin embargo... ¿Podría evadirse de aquel destino? Creía percibir en el aire la danza de un Silfo que viniera desde su emigración de la sierra, para anunciarse. Presentía su voz...  -"Nunca me has conocido con realidad ¿Sabes lo que es el silencio de los hombres? Cuando esta sangre que inunda las calles se apaga por completo, entonces nuestro himno de los silfos es el más poderoso ¿Podrías resistirnos? ¿Podrías prescindir de este movimiento? ¿Sabrías reconocer la hora natural del día o la época en que deben arrojarse las semillas? Soy un poderoso Silfo y vengo a anunciarme. Te esperaré en mi reino"  Ella le respondió:  -"No. No lo deseo, o apártalo por mucho tiempo. Este infierno de calles es mi propio hogar. Un refugio ¿Qué haría en tus montes? A los dieciocho años debo emprender sola la conducción de mis pasos. Debo descubrir los caminos de los hombres para hallar el mío ¿Qué sería yo para el mundo, para la humanidad, si pidiera a voces la esclavitud a tu reino, o de lo contrario la tuya como mi guía, por negarme a colocar mi pie en el camino, por mis propios medios?"  -"¡Orgullosa! ...Yo puedo guiarte"- díjole el Silfo  -"No es tiempo, necesito este amparo de la ciudad"- replicóle Luz   -"Te brindaré mis cantos"  -"No es tiempo. Mi ciudad todavía no ha perdido toda el aroma que le brindó por siglos, la vecindad de tu sierra. Y en sus contornos aún se perciben tus cantos ¿Y si los hombres reunidos creáramos una nueva naturaleza? Podría yo ayudar a intentarlo"  -"¡Caprichosa! ... ¿Por qué me rechazas?"- insistió el Silfo  -"De todos modos me hablas desde muy cerca"- aseguróle Luz -"Nuestra urbe se erige rodeada de espinos, detrás de la última casa construida, y por allí aún reinas ...No... No estoy preparada para resistirte. Aunque de hacerlo regresaría aquí más tarde, para dialogar con mis citadinos, llevándoles un puñado de arena y mica"  -"¡Genio y Figura"  -"Nadie parte con las manos vacías, y tal vez recibas de mí un poco de asfalto ¿Acaso no podrá serte beneficioso?"  Siguió caminando. Varios letreros luminosos circundaban cada esquina. Los citadinos volvían a sus casas del trabajo. Los jóvenes salían a la ventura a beber un sorbo, en una copa bien llena, y alimentar sus mentes ansiosas ¿Lo hallarían? Algunos, es posible. Otros, algo. Otros, mucho. Tal vez un extremo de la fuente. Y el resto volvería con el tiempo la cabeza.  Los ciudadanos cubren sus calles vespertinas. Una multitud regresa al hogar. Entre ellos se encuentran quienes ya que han abierto la vertiente. Otros se adentran buscando el bullicio noctámbulo...   Luz continúa bajo las mismas luces. Está próxima a su mayoría de edad y su mente se agita. Ella ve que otros jóvenes ingresan a clase, ya que las escuelas nocturnas abren a esa hora, sus puertas. Otros caminan distraídamente como ella.   Los teatros muestran sus escenarios. Ya no hay ensayos, el día ha concluido y los frutos se demuestran al levantar el telón. La jornada fue larga. El pintor está silencioso y sus colores inundan una pared. Es el día de la presentación. La flauta emite sus notas. Como una imagen de la propia vida ya no queda improvisación. Los hombres han prolongado con sus luces técnicas, la luz de la naturaleza.   Córdoba tiene sus avenidas blancas. Los letreros guiñan sobre los pasos de los jóvenes. Esta ciudad es un albergue de estudiantes. Algunos propios. Otros próximos. Otros han recorrido distancias. Vienen de todas las provincias y de los países hermanos, que hablan la misma lengua de Castilla.  Es el aura de una gran colmena. Ellos son una fusión. España les trajo un idioma, Europa dejó emigrar parte de su acopio humano, algunos en cambio conservan sus rasgos heredados de la antigua raza americana. Derribados sus reinos están de regreso, pues la humanidad siempre brinda nuevas esperanzas. El último Inca dejó su palabra inscripta en diálogos, mediante quipus, para la América del Sur que se extiende hacia los hielos del polo. Sufrió una derrota india frente al triunfo de los blancos, donde se advierte que los odios no están superados.  La invasión blanca no anuló por completo a la sangre autóctona, pero la sociedad actual es occidental y deben todos asumirla.  Es una ciudad universitaria y por sus calles recibe una multitud, un enjambre, un colmenar formado de estudiantes. Luz recorre esas calles con sus mitos antiguos y sus situaciones presentes.  ooooo  FÁBULA  VEINTIDÓS UNA  EXPOSICIÓN  DE  PINTURA    ooooooooo    -"¿Entramos?"- le preguntó Andrea al encontrarse ambas amigas frente al cartel de anuncio, donde leíase...  SALA I ...EXPOSICIÓN DE PINTURAS SALA II...EXPOSICIÓN DE CERÁMICAS  Dando un suave impulso a la puerta de vidrio se encontraron las dos chicas adentro. Los tubos de mercurio con su luminosidad homogénea, iluminaban todo el recinto. Los visitantes variaban continuamente. Comenzaron ellas a recorrer la Sala I por la izquierda, frente al primer motivo. Los ojos de ambas demostraron al contemplarlo, distintas percepciones.  La pintura era atractiva. Una gama roja como fondo, con ciertos matices naranjas. Y sobre aquella superficie flotaban algunas figuras elementales de coloración tierra. Una de ellas más clara, cuyo rostro trataba de definirse, apenas alejada del centro. En el ángulo mas alto una pequeña esfera gris con el centro marcado por una gota blanca.  -"No lleva título"- opinó Luz  -"¿Importa?"- le respondió su amiga  -"¿Debo colocárselo yo?"  -"Sin embargo, aún sin nombre, puede transmitir el eterno mensaje. Físico o espiritual. Para algunos espectadores ya está el mensaje bien expresado, para otros incompleto"  -"Yo estoy entre los segundos espectadores, por ahora"- admitió ella  La niña estaba cautivada por el colorido de la obra, aún sin comprenderla y sin poder darle un título en su imaginación. Su amiga creyó útil hacerle un razonamiento.  -"Te entiendo Luz, estás en la valoración táctil y la hallarás en algunas pinturas de tema más directo, cual te puede brindar el rostro de una persona con todas sus facciones bien detalladas. O una fuente con frutales"- expresóle Andrea  -"Mas apropiado para mí, soy novata como espectadora"- asintió Luz  -"Pero se necesita el mismo talento de pintor, la misma calidad cromática, para lograr una fuente de frutas o un lienzo que lleve estampado su color y sobre él una lluvia de matices. Como también algunas formas geométricas agradables. Los visitantes a la exposición tendrán seleccionado su estilo, tanto si son espectadores o de los contrario actores. Pero su inclinación al objeto seguirá siendo estética"  -¿Estás segura en tu definición, Andrea?  -"Sí. Alguno entre ellos dirá ...No comprendo esto y prefiero aquello por la forma definida... y otro distinto opinará ...Elijo esto considerándolo rico en cromatismo y rechazo la falta de color... Y en mi opinión personal pienso que ambos son lo mismo. Los dos corresponden al mismo conjunto, el de la materia, lo externo, la superficie"  -"¿Pero es que te hallas muy segura de encontrarte entre los espectadores que perciben lo espiritual?"   Ambas se miraron. La pregunta era muy definida y su amiga no estaba dispuesta a derivar el diálogo hacia ella misma.  -"Mira Luz. No puedo responderte. Parece que me advirtieras algo. Pero júzgame a mí sola, después. Sepárame de mis conceptos, en la teoría del arte no están presentes las personas sino la obra misma"  Andrea le hablaba fijándole sus ojos en los suyos. Llevaba puesta una minifalda negra muy corta, y sobre sus largas piernas un can-can violeta encarnado en malla de red. Este conjunto con su cabellera suelta hacíanla por demás llamativa. Algunos asistentes a la muestra fijábanse más en ella que en las pinturas. Luego continuó hablándole mientras contemplaban la pintura siguiente:  -"Mira Luz, si te respondiera ..Sí... tendría en mis manos la estrella del universo. Podría asegurarte también que yo soy la única persona buena y la multitud perversa. No te hablo de la espiritualidad que corresponde a la bondad. Te hablo de una penetración de la mente. Pero es claro que deberían darse las dos bellezas juntas como algo preferible y raro de lograr. O al menos si se toman los extremos de esa estrella, sería una guía angélica en nuestro camino ¿No crees?"  Se detuvo. Luz miraba alrededor de ellas, observando la diversidad de asistentes a la exposición de pinturas. Y luego le contestó:  -"No basta creer, Andrea, necesito comprender el hilo de tu pensamiento y como te he dicho, todo esto es nuevo para mí. Necesito tiempo para adquirirlo"  -"Pero también es válido transmitir mi experiencia. No porque te lleve un par de años y algo más, creo que como cuatro aunque no te lo imagines, pues yo siempre me atrasé en la escuela por rebeldía a mi familia. Además fui muy inquieta encantándome estos temas"  -"Ahora, amiga mía, mi familia tampoco está a mi lado para conducirme"- le recordó Luz -"De modo que comenzamos a igualarnos"  Andrea pasó su mano por los hombros de Luz, como deseando protegerla. Tal como si se sintiese su hermana mayor. Entonces en aquel momento, púsose a transmitirle otras experiencias propias, para preservarla.  -"Yo he visto una diversidad de gentes"- insistió -"He conocido la existencia de núcleos donde los espíritus son muy sutiles, o que buscan una sutilidad especial, pero pude percibir en ellos una mayor vanidad, casi diría, una ambición más profunda"  -"¿Dónde fue eso? ... ¿Cuándo sucedió?"  -"Me invitaron a conocer un hindú, al que llaman Swami, quien estaba de visita por Córdoba en una casa de familia. Por ello fui confiada a verlo"- se calló un momento tratando de recordar -"Era un peregrino. Igual a un profeta. Vestía una túnica naranja y estaba sentado con las piernas cruzadas sobre un almohadón. Usanza oriental. Sincero no lo dudo, aunque muy orgulloso. Pertenecía a la casta brahmánica, era muy alto y de bellas facciones, tinte de rostro morocho"  -"¿Es una experiencia propia la que me cuentas? ¿O una anécdota recogida  de otros?... soy curiosa"- expresóle Luz  -"Anécdota real vivida por mí. Nosotros éramos su curiosidad para él. Y aquellos adictos que lo rodeaban, también eran tremendamente vanidosos. Habían suplantado la señal de cruz cristiana, por la unión de las dos manos sobre la frente, haciéndole una reverencia. No creo que ellos hubieran cambiado en nada, seguían iguales que antes... ¿No es lo mismo? ¿Más penetración acaso? No. Sólo un cambio de religión y eso no es evolución"   Luz escuchábala atenta y quedó silenciosa. Ambas recorrieron la sala en varias direcciones. Sus paredes estaban cubiertas por lienzos de colores. También los asistentes lucían un baño de colores, con la moda colorida por la moda del momento. La niña adolescente volvió a expresarse:  -"Es verdad. No es tomar un espejo por otro, evolucionar. Sino en penetrar, despertando"  -"Sí. Una búsqueda está llena de rutas engañosas"- sostuvo su amiga -"También hay ambiciones sutiles y egoístas por los caminos del arte. Algunas veces hasta burdas. Cualquiera puede tener una habilidad manual natural, pero el artista sincero puede abastecer su sed, progresando. Mira Luz, la persona que nace con un don es una esperanza, al nacer. Un cristal en bruto"  -"¿Cómo pulir un diamante?  -"Sí. Las caras del cristal comienzan a relucir. Y al iluminarse descubren mundos desconocidos. Sus energías estaban inertes hasta aquel momento, y en un instante al pulirlas han nacido por primera vez. Otras, parecen advertir la presencia de un rayo que danza en su contorno y anuncia un despertar"  -"Pienso... Esto es lo mejor que puede suceder, Andrea"   -"Pero no brilla nada que no existiera previamente, solamente lo ilumina. No sabía ver y ahora ve. Llega también a percibir la presencia de un visitante. Ha venido desde lejos y sonríe. Queda plasmado en palabras que dibuja con su mano, pero estaba sólo de paso y parte. Son palabras nuevas. Esa luz las clarifica y al leerlas el artista las desconoce. Entonces relee para aprender. Fue el vehículo y lo agradece. Piensa en la misión del pintor, del escultor, del ceramista, del poeta y comprende que es la propia. La autosalvación. Si se ha logrado vendrá la aurora"  -"¿De dónde"- preguntó Luz  -"No lo sé"  -"¿Para qué estamos frente a este paño rojo entonces?"  Ambas amigas descubrieron de pronto que estaban en medio de aquel ambiente de la exposición, y ellas habíanse alejado en su imaginación.  -"Te puedes responder sola, Luz, claro que sí y ya lo has hecho. Pero parece que quisieras extraerme algo ¿Los seres se buscan, no es cierto? Estamos frente a este escenario. Un artista las plasmó o estas figuras lo visitaron. Nosotras sin duda buscamos un diálogo y estamos aquí, caminando dentro de la sala de exposición cuando la noche afuera está muy fría"- le respondió Andrea  -"Es un escenario, sin duda"- intervino Luz -"Una multitud aislada de la ciudad y cobijada en este recinto, y un rostro más ansioso que los otros cual es el del expositor"  -"Otro en cambio podrá decir que él ha recibido una ráfaga del firmamento ¿Ves arriba en esta pintura? El astro es gris, sin embargo posee un centro luminoso. La multitud que rodea al personaje, no percibe ese centro"     Luz acercóse con mayor curiosidad a la pintura señalada, como intentando penetrar en su alma. Quizás arrebatarla para sí.    ooooooFÁBULA  VEINTITRES DOS  AMIGOS  NUEVOS      oooooo  Dos muchachos se acercaron a la misma pintura, saludando ligeramente a Andrea, y uno de ellos comentó:  -"¿Qué te parece hermano? Es una pintura muy delicada y fina ¿Ves como se entona hacia el naranja esa gama de matices sobre el fondo rojo?"- hablaba con voz suave y muy baja  -"Las figuras están semiesfumadas pero sus formas tienen buen gusto. Se advierte una geometría humanizada ¿Qué te ha parecido Andrea?"- dijo uno de los muchachos mirándola  La aludida respondió con voz más calma que la habitual, como obligada por el acento del joven.   -"¿Cómo estás Marcial?"- respondióle Andrea -"Mi opinión gira hacia el poema. Cada uno analiza según su propio acento"  Ambos eran amigos de ella y la saludaron con afecto.  -"Es verdad, ahora veremos qué dice mi amigo..."- sugirió el primero  -"Es un colorido fuerte y expresivo, muy plástico"- intervino el otro muchacho -"Las líneas no llegan a ser remarcadas, aunque conservan decisión. Está bien trabajada la transparencia del naranja"  -"Bueno..."- le interrumpió Marcial -"Pero fíjate hermano en que toda esta materia se aúna en una expresión bella. La realiza un espíritu sensible pero que no pierde su contacto con el juego de matices. Maneja una conciencia. Tiene poder sobre sus elementos"  Callaron mirándose los cuatro jóvenes. Luz observábalos con detenimiento, comprendiendo con rapidez que eran estudiantes extranjeros. Su acento de voz era muy preciso y casi castizo, donde se remarcaban las sílabas.    -"Un lujo hablar así"- pensó ella en su interior recordando su marcada tonada cordobesa  -"Tu opinión es personal, y si hubiese una ley única la humanidad no progresaría, pues cada individuo estaría realizando la misma profesión del vecino. No es válido para la creación artística. Podría hasta perdonársele algún detalle fallido. Yo espero del pintor un trabajo bien realizado, pues es a mi juicio lo que la sociedad espera de él, pero que no pierda sus ideas propias. Busco su identidad en cada obra"- le respondió el amigo  Aquello gustó a Luz, quien sugestionada por la poesía anterior de su amiga, intervino diciendo:  -"Quizás baste con que el artista nos dé una gota de su fuente. Una luz lo arrimó hasta ella. Es el mensajero, y aunque no supiera beberla, debe transmitir para nosotros lo poco que logró recoger. Pueden venir otros autores mejores. Pero lo que trasciende es el rayo"  -"Tu amiga es brillante, Andrea, me gusta su poesía ¿Pero sabes una cosa? Es supersticiosa ¿Cómo se llama?"- dijo el segundo muchacho  -"Mi nombre es Luz... ¿De dónde ha sacado esa opinión de mí? Usted no me conoce"  -"Fue una idea. Días pasados no se atrevió a pasar bajo una escalera"- le respondió él  -"¿Cómo? ¡Qué sabe usted!"- expresó ella sorprendida  -"Yo me llamo Jaime"- díjole éste  -"¡No le hagas caso Luz!"- intervino Andrea -"Ha presenciado tantas Diabladas de Oruro, que puede confundirte. Esa facilidad de palabra es propia de los estudiantes bolivianos y puede envolverte en su juego"  -"Ante todo corrijo, soy de Potosí, altoperuano. Oruro es región de La Paz y con los paceños nosotros los potosinos, tenemos muchas diferencias"- respondió el aludido  -"En una fiesta se puso un mascarón de diablo en la cabeza, pidiéndonos un beso"- insistió ella  -"Fuiste la más cariñosa ... lástima que con el diablo"- recordóle Jaime  -"Bueno ... Bueno ... Bueno"- cortó Luz  -"Disculpen a mi amigo, tiene su temperamento. Pero no lo juzguen mal, en su interior hay un fuego creador"- solicitó Marcial  -"Bueno, tiene su derecho"- volvió a opinar Luz -"En el arte actual también puede haber espectadores actuales y con prisa. Lo que vale es la intensidad"  El potosino sintióse más seguro de sí, al oírla. Ambos cruzaron miradas. La niña estaba intrigada con él, pues habíale dicho supersticiosa, y recordó aquella escalera de los albañiles colocada antes de entrar a su casa ¿Habría estado Jaime observándola desde la vereda del frente? Se detuvo a mirarlo. Era atlético y de buena figura, ancho de hombros, bien trajeado y acicalado al estilo modernista. No creía haberlo visto antes.  -"¿Y cree usted señorita Luz, que hay algo actual?"- el muchacho la miró con detenimiento -"Sí, la descomposición del átomo ¿Pero en la naturaleza del hombre? En la raíz interna no la hay. El arte ha existido siempre y cuando uno de sus profetas o admiradores eleva la bandera de un grafismo nuevo, lo encontraremos semejante al que existiera en siglos pasados"  -"Es un duro mensaje para los artistas"- observó ella  -"Lo que ocurre es que la memoria es corta. De niño a anciano un hombre no recorre generalmente el siglo. El mundo es una ronda. Hay un continuo retorno y la evolución es casi imperceptible. El hombre olvida y sus odios destruyen imperios. El avance se aniquila. Entonces surgen a nuestro oído voces que mantienen la memoria del tiempo. Son tradiciones que nos hablan de pueblos y continentes que perecieron. La permanencia de los valores del arte nos demuestra esa verdad. Una eterna ronda"- concluyó Jaime  -"Pero continúan en la leyenda"  -"Escúcheme Luz, si tal fuera, si unos pocos siglos determinaran la evolución, no nos mantendríamos unidos a los mensajeros que dieron su palabra dos y tres mil años atrás, con Grecia y Roma. Y al recoger lo que resta de sus memorias, encontramos valores maravillosos para nuestra vida actual"  -"¿Y los vehículos que atraviesan la atmósfera, a los que llaman Ovnis?"- insistió ella  -"Nunca descienden para hablar con nosotros"- aseguró Andrea  -"Desconocemos sus culturas"- intervino Marcial  -"Piense usted, Luz"- continuó el potosino -"El hombre trabaja y se enriquece, pero aún no se ha transformado de verdad. Las razas marcan una diferencia, pero sus mensajes artísticos pueden dialogar. Se ha encendido una pira luminosa por medio del pintor, del creador, y es una vuelta de la ronda. Unos dirán que más sencillo, otros que más complejo. La forma no importa. Bajo la faz novedosa de lo presente habrá una verdad, pero rodeada sin duda de varias imitaciones externas"  Luz miraba su reloj-pulsera. Se dirigió a ambos muchachos y les dijo:  -"Se me hace tarde. Tengo que volver"  Las dos chicas saludaron, yéndose. Los grupos que estaban en esa exposición, comenzaron a dispersarse. Algunos solitarios llegaron después. Estos últimos eran como siempre, colegas pintores.  Los colores de los cuadros quedaron impresos en el interior de Luz, mientras retornaba. La luces de la calle se abrían delante de ella, pero el tráfico nocturno íbase tranquilizando. La noche estaba fría.  ooooooooooooooooo
HELIOPOLIS - La Ciudad Del Sol..............................................El silencio volvió a invadir la soledad de Gizhá (Bajo Egipto), mientras el joven príncipe Tuthmosis (quien descansando a los pies del Esfinge oyó en sueños su Voz eligiéndolo como futuro Faraón) ...estaba sorprendido pero extasiado... y fue tomando de a poco conciencia de la maravilla que le acontecía. Despacio y con mucho esfuerzo, dirigióse hacia sus acompañantes que habían salido con él en un paseo con numerosos carruajes. El no se había preparado nunca para tanta responsabilidad, ni superaba aún el asombro de los sucesos. Pero iba a cumplir a partir de allí con empeño y entusiasmo, los deseos de su padre, el Dios Solar, representado por el esfinge egipcia. Corría el siglo XV a.C.El príncipe Tuthmosis era un joven totalmente discrepante en estructura personal, con su padre (Amenofis II). No tuvo aquella familia de nobles de la XVIII dinastía en todo su conflictuoso devenir, ningún otro miembro tan exquisitamente dulce y afable. La historia iba a ponerlo en la cabecera de un largo movimiento -como personaje iniciador de una aventura sociopolítica, a la vez triunfante y trágica- que habría de culminar algún día en la notable revolución de Amarna, dirigida por su nieto Akhenatón.El era sin embargo una personalidad completamente ajena a los desencuentros domésticos y políticos de aquel escenario conflictuado, en medio del cual tocóle nacer. Y habíase mantenido al margen de todos ellos, hasta el día de aquella "promenade" en Gizhá. Hasta ese momento clave, cuando sus preceptores heliopolitanos (siempre precavidos) decidieron sacarlo a la luz, como una carta oculta bajo de la manga.Para tomar una medida semejante, para jugarse el todo por el todo, para no aceptar más concesiones... los heliopolitanos tuvieron que haber pasado por una tragedia incontenible. Podemos medir la situación dolorosa y la angustia sufriente, vivida por Heliópolis a lo largo de este período. El estado de represión reinante durante los tiempos de Tuthmosis III (abuelo de Tuthmosis) y las epopeyas sangrientas, crueles e histriónicas de Amenofis II que colmaron su paciencia. Y esto se palpa a través de la actitud definitiva, del corte violento, llevado a cabo por aquellos serenos monjes de Heliópolis (Ciudad del Sol). Tradicionalmente diplomáticos y austeros, estos dirigentes no pudieron resistir más el abatimiento absoluto en el cual habíanse derrumbado. La clave de su grito desesperado estuvo asentado en los cincuenta y seis años de reinado del dios Montu (Marte egipcio) y sus gestas épicas, que habían convertido a la nación del Nilo en una maquinaria de guerra.Heliópolis calló mansamente -con la fatalista aceptación del Destino que es común a los orientales- cuando Tuthmosis III tomó las riendas del gobierno egipcio, barriendo hasta los cimientos el escenario pacifista y cultural que la gente de Heliópolis creó, durante el apogeo de la faraona Hatshepsut y su amante Senmut. Toleró sin una queja la larga lucha fraticida. Vio llegar a sus antiguos aliados de Medio Oriente como prisioneros, esclavos o rehenes. Contempló la devastación de palacios y templos, la usurpación de estatuas, la aniquilación de las "fuerzas de paz", que desfilaban armadas de ramos de flores.Los heliopolitanos eran sencillos hasta lo pueril, por momentos hay una extrema ingenuidad en la forma que daban a sus planteos, en un tiempo casi bárbaro. O mas vale, rodeados de bárbaros. Pues estaban cercados por salvajes indoarios, semejantes a los bárbaros que invadieron Roma : Hititas, Mitanios, Casitas, Hurritas. Al contrario de lo que dijo el pensador "no eran bárbaros los hombres, sino los tiempos", aquí a la inversa, los hombres eran bárbaros y el "tiempo" heliopolitano, era supercivilizado. Ellos eran pausados y sabían esperar. Sin embargo ante los atropellos histriónicos de Amenofis II (cómicos de comentar pero crueles de soportar) cuya personalidad podría decirse, sumaba una especie de Calígula con Cómodo, los heliopolitanos a pesar de su filosofía paciente... perdieron la paciencia.Tuthmosis III había sido un soldado. Dio en todo momento muestra de ello, y logró prestigiar a Tebas (la capital sur) con su organización castrense muy disciplinada, ofreciendo a la historia hechos de estrategia militar brillante y genial. Sus arengas y tácticas son las primeras registradas por documentos. Pero su hijo Amenofis II tomó la vida con sarcasmo y por momentos hasta con comicidad, creando un gran teatro de la guerra en sí misma. En donde el militarismo de su padre tenía, por cierto, ya muy poco valor. Tampoco lo era el "Faraonato" como institución en sí misma, pues él, Amenofis II, presentabábase ante sus súbditos a un nivel unipersonal. Protagonizanba hazañas individuales (degollando prisioneros, ganando carreras de remo y tiro al blanco con arco, mezclándose con los atletas), con el sólo fin de que lo admirasen. A su favor diremos, que fue democrático, haciéndose ver como un hombre más, como un egipcio igual a todos, y sin duda tuvo un amplio núcleo de amigos propios. Tal como también sucedió con Nerón (fue la clase dirigente quien decidió eliminarlo para salvar a Roma, pues la multiud lo aclamaba) Amenofis II fue sin duda popular.en sus ansias por descollar. Su biografía llega a ser hasta ingeniosa, pero no por ello menos cruel. Gustaba ser el propio verdugo de los condenados. El primer atleta, el primer arquero, el primer remero. Pero desprestigió a Tebas con su sarcasmos y le hizo perder a esa austera ciudad sus adherentes (su fama, notoriedad y respeto bien asentados por su padre Tuthmosis III) por lo cual finalmente le quitó todo apoyo. Las naciones de su tiempo con su esfera de acción, sufrieron a su paso por dentro y por fuera, en todo el ámbito propio tanto como en el imperial. Y Heliópolis conmoviéndose de improviso (a pesar de su pasividad interna) transformóse en un estallido ... que fue : ¡La Voz del Esfinge!Una situación insostenible convenció a los mesurados monjes de On (nombre egipcio de Heliópolis) para dar el gran salto que los convertiría -con el devenir del tiempo- en los directores absolutos del Egipto. Ellos muy poco escribieron sobre su complejo pensamiento. Existen teorías que sostienen, de que parte del mensaje cristiano tuvo su origen allí. La aldea de Matarieh mencionada en los Evangelios -donde refúgianse José, María y Jesús al huir de Judea- es precisamente el nombre que lleva Heliópolis en la época romana. Podemos decir que el pensamiento heliopolitano apenas asoma en forma sintética por las inscripciones. Tampoco dejaron ninguna queja escrita de todas las represiones sufridas contra ellos. Nunca tomaron venganzas violentas como lo hizo Tebas, ni borraron de las "listas reales" a los faraones opuestos a su sistema, como hicieron en cambio los tebanos (tacharon los nombres de los reyes contrarios en los monumentos, raspándolos).Fueron medidos, discretos, diplomá­ticos y supieron callar más de una humillación. Pero en cambio actuaron. Con pases magistrales cubrieron los caminos hasta lograr su objetivo. Sin crímenes ni ejércitos. Sin lapidaciones, ni destrucción de monumentos. Sin violencia... Ellos digitaron la políti­ca del Nilo hasta cambiar toda su historia. Eran hombres esencialmente culturales. Cuando uno se adentra en la personalidad de ellos (en la medida que los análisis nos permiten indagarlos) comprendemos ese notable humanismo ampliamente manifiesto. Eran destacables frente a los hombres de su tiempo, y quizás, en una amplia proporción, también del nuestro. Los monjes de Heliópolis eran intelec­tuales, no personajes románticos. Poseían una naturaleza templada por la fuerza mental. Traían un mensaje y deseaban concretarlo, llevarlo adelante. Sobre la ribera izquierda del Nilo levantábase su monasterio, representando el nervio más antiguo de esta tierra egipcia, entroncando su origen en el predinástico. El pabellón heliopolitano flameaba ya antes de Menes, el fundador del Egipto dinástico. Era On por tanto anterior a los Faraones, asumiendo su papel de mentora espiritual y dirigente política del norte, del Delta, del Bajo Egipto, de las pirámides, del Esfinge y vivía hasta el momento marcado por la "Voz", en un letargo silencioso y aguardante. Con pasiva filosofía exquisitamente oriental (dentro de la cual hallábase sumida después del revés político y las trágicas derrotas que le proporcionaran los ejércitos de Tuthmosis III) Heliópolis esperaba hallar el momento propicio para lanzarse al mundo, transmutando toda la historia viva con un programa internacional.Tenía Heliópolis una ciudad gemela en el sur de este país doble, llamada On del Sur, tal como era la nación misma : Bajo Egipto (norte) y Alto Egipto (sur). On del Sur tendrá muchísima importancia en el futuro, en tiempos de Akhenatón.Nos enfrentamos con el silencio, con el ocultismo heliopolitano, con el hermetismo. Pero la iconografía y los murales, tanto como los papiros, muestran el pensamiento heliopolitano. Es un modo existencial expuesto con claridad, que busca el placer de vivir. Las teorías griegas mal interpretadas por Occidente de hedonismo y epicureismo, llegadas a Grecia desde Asia Menor, tienen su origen allí. La iconografía lo manifiesta. Sea el verter cerveza en una copa, sea el desarrollo de fiestas públicas, sea el incremento del decoro y hasta del lujo, sea el desfile de soldados con ramos de flores, la pomposidad o la naturalidad..Con Heliópolis todas las posibilidades expresivas y vivenciales quedan manifiestas. Es una búsqueda de la existencia. Un derecho a la vida plena. Una estética ... Tal su búsqueda.Como también se agrega en este nuevo Egipto que llega con la Voz del Esfinge que habla al príncipe Tuthmosis (quien no era hasta allí el heredero oficial) un nuevo proyecto : el mejoramiento de las condiciones vitales de las clases más necesitadas, la disminución de la esclavitud, la admisión de la individualidad de los artistas, la buena convivencia con los pueblos vecinos. Esta fue su lucha y su esfuerzo continuo, con triunfos de sus premisas y también derrotas.Como si a través de los milenios en este país que duró tres milenios, se hubiese tratado de una sola persona, el esquema que une como columna vertebral a todos los príncipes heliopo­litanos (apasionados adeptos de On) y que está en el substrato del conjunto de ellos, es este concepto de vida que nunca varió. Como una ley única e inmutable. Sólida.Lograrlo fue el propósito revolucionario que conmovería a la nación del Nilo de manera definitiva, hasta el final de la dinastía XVIII... detrás de la Voz del Esfinge. Desde el mismo día siguiente y a partir de allí, los monjes heliopolitanos junto a políticos y reyes, habrían de exponer a la vista de todos sus contemporáneos, en una eclosión brillante, su juego de cartas completo. Tenían al hombre, lo habían educado, se llamaría Tuthmosis IV y era su discípulo, su brazo ejecutor. De ahora en adelante no harán más concesiones y el hecho de resucitar del pasado y del olvido a su antiguo Dios Sol (haciendo a un costado sin titubeos al sureño Amón y su clero guerrero) es una confirmación definitiva de su acceso al poder de la mano de este joven faraón de 17 años y casi imberbe aún... Tuthmosis IV. Un poder de estado diagramado por On ... O sea absolutamente pacifista....................................Alejandra Correas Vázquez...................................
VILLA CARLOS PAZ ................ Por Alejandra Correas Vázquez Basado en el relato recibido de mi padre, Dr. Oscar Correas por boca de Don Carlos Paz 1 ... LA CASA DEL MARQUÉS El alma sevillana del Marqués de Sobremonte con su toque francés del período borbónico, está viva en su casa. Nadie la ha quitado de allí y todos vamos con alegría a buscarla. Forma parte de nuestro entorno cordobés y de nuestras nostalgias. No se parece a la sobria, imponente y pétrea estructura Jesuítica enriquecida con aporte nativo, que invade nuestra Córdoba Colonial, pero termina de definirla y le da la coquetería necesaria para completar un cuadro de época. Es distinta. Opuesta. Como opuestos fueron Austrias y Borbones, con dos propósitos disímiles de políticas y administraciones. Con la diferencia abismal en sus logros y el concepto de vida, que hay entre un Felipe II y un Luis XV. Y ambos conceptos así yuxtapuestos, se hallan igualmente vivos y convivientes en el pasado nostálgico de Córdoba, con una garra persistente que ha sobrepasado el tiempo. Con la sobrevivencia centenaria de los antiguos profesores Jesuitas, los que un día fuesen arrancados de sus aulas a punta de espada, entre la gritería impotente de sus alumnos, encadenados y arrojados a la obscuridad de misteriosos carruajes, con un destino incierto. Y está igualmente presente y viva el alma del Marqués de Sobremonte en ese ambiente peculiar que él recreó. Por ello todos vamos con alegría a buscarla allí en su casa. Con su vigor y su pujanza. Con esa disposición para el protocolo, las fiestas y los convites, tanto como para el trabajo y las tareas. Para ser "sobremontistas" o sea, gente de empresa y proyectos nuevos. El encontró una provincia destruida y dejó una provincia floreciente. Encontró una ciudadanía en decadencia y dejó una ciudadanía en crecimiento. Encontró cordobeses desesperanzados y dejó atrás suyo, cordobeses llenos de fe. Rescató la confianza cordobesa haciéndola resurgir desde adentro de sí misma. Devolvió la esperanza perdida después del gran desastre generado por la "expulsión" y la ciudad de Córdoba, para la que trabajó a denuedo, supo reconocérselo. Junto al pórtico de entrada de su casa, enmarcado en ribete obscuro, se halla un cuadro de honor desde el cual nos saludan en bienvenida, los retratos -en daguerrotipo- de antiguos cordobeses del Siglo XIX. Entre ellos se destaca un caballero, que ocupa con derecho su lugar en este significativo ambiente : "DON RUDECINDO PAZ" 2 ... DOS PERSONAJES Don Rudesindo Paz. Personaje especial que señala a toda una época y a un tiempo. El siglo XIX. La Belle Epoque. En la entrada de una casa alegre, mundana y conciliatoria (hoy museo), la Casa de Sobremonte adonde los cordobeses de finales del siglo XVIII acudían para reencontrarse de nuevo consigo mismos, y que recuerda a un Marqués de gran vida social, comunicación y salones. Con espíritu de empresa y labor. Con fe en el progreso y en sus conciudadanos. Un gobernador alegre y creador, pero a la vez testarudo y enérgico ... cae como anillo al dedo la presencia de otro hombre alegre, social, progresista, maestro de vida como aquél, buen amigo, pero también testarudo y por momentos... violento. Don Rudesindo fue un hombre del destino y por ende, o por nacimiento, habría de tocarle representar un papel de responsabilidad entre sus conciudadanos, para el cual tenía condiciones naturales de genio conductor. Y aunque no tuvo, ni alentó, ni se propuso representar oficialmente a Córdoba con cargos políticos, a pesar de ello la ciudadanía lo eligió como su referente. Situación muy distinta a la que debió encarnar y llevar con éxito en Córdoba, el gobernador Sobremonte, nuestro Marqués, quien necesitaba revertir la situación inicial. Crear simpatías entre una población cordobesa arisca y resentida que lo rechazó al comienzo y lo amó finalmente con gran admiración, siguiendo sus huellas. Buscar adhesiones y ganarse apoyos, colaboradores, fue una tarea delicada lograda por el genio político de Don Rafael María Núñez, Marqués de Sobremonte. Quien llegó como un extraño, venció las resistencias creadas (por la expulsión jesuítica, una década atrás) y se ganó el respeto de los cordobeses con innumeras obras claras. Con palabras directas y sin ningún doble discurso, tal como él era. Y sobre las ruinas de esta provincia colonial, condenada al abandono, edificó un futuro de progreso que ya no se detendría ...Por ello "sus" cordobeses, lo han retenido en su alma para siempre y siguen cuidando su casa. Fueron dos hombres distintos. Pero ambos comparten algo en común, dentro del alma de Córdoba, y ello hace que sea válido preambular el análisis con ambas figuras. Pues en los dos se destaca al unísono : el rescate humano. Tanto el uno como el otro, se presentaron en esta ciudad y provincia, cuando la sociedad cordobesa atravesaba por sendos conos trágicos de sombra. Y lograron hacerla renacer. 3 ... EL PANAL Gran figurón de su tiempo, bastón en mano y sombrero alto. Erguido. Elegantísimo. Fue el niño mimado de su ciudad. Don Rudesindo tuvo una destacada, tanto como elogiada, presencia en la Córdoba de su época. Poco debió esforzarse en la vida para vivir o sobrevivir, con todas las situaciones vitales resueltas desde el nacimiento, este hijo nacido en el suelo natal del General José María Paz y futuro padre de Carlos Paz. No tuvo que sacrificarse para vivir. La vida se le ofrendó con magnificencia. Pero él la lució con talento, esplendor, amenidad, buen gusto, gran capacidad comercial y "savoir faire". Rudesindo tuvo un rico anecdotario personal, alegrando a Córdoba (una Córdoba doliente, sumergida en tragedias históricas del siglo XIX) y proponiéndole una salida del dolor, a través de la vida social y societaria. Tal vez, porque él era también a pesar de sus riquezas, hijo del dolor. Esta era una Córdoba que emergía lentamente y casi cabizbaja, de una cruel guerra fraticida. Eran familias cordobesas con troncos comunes, que habíanse asesinado, perseguido y depredado, desaprensivamente, exhibiendo gran felonía. Ensangrentada en 1829 por su padre, por los enemigos de su padre, por dos partidos políticos enfrentados e irreconciliables a ultranza, y que no habían tenido compasión uno por el otro. Todos proscriptos de Córdoba. Todos expulsados de Córdoba. Todos exilados de la ciudad de Córdoba ... Incluido el General Paz, el propio vencedor de esa batalla de La Tablada, a quien se le negó el retorno a su suelo natal cuando quiso volver como delegado. No fue perdonado por los cordobeses. Proscripto también de la ciudad el mismo general triunfador, de esa despiadada batalla sucedida en 1829, al pie de las barrancas cordobesas, que diera como corolario un éxodo masivo de habitantes. Inmensas humaredas cubrían aquella Docta incendiada, luego que José María Paz pusiera sitio a su propia ciudad natal con tropas regulares y bien municionadas. Cuando Facundo Quiroga hiciera dentro de ella una defensa descabellada también sanguinaria, imposible de concretar, con tropas irregulares armadas sólo de facón. Córdoba fue, pues, arrasada por ambos contendientes. Don Rudesindo no llegó a conocer a su padre del que heredaría una gran fortuna, porque vivió siempre en Córdoba, la ciudad prohibida para el General Paz. Ya que los cordobeses le negaron el derecho de retornar en vida a la ciudad sufrida. El vencedor de La Tablada retornaría a Córdoba, sólo recubierto por su féretro. Había heridas abiertas que tardaron dos generaciones en cerrar.... Córdoba era entonces, una ciudad dolorida y lacerada. Una comunidad desunida ... Pero a la cual Rudesindo iba a llenar de alegría, ofreciéndole como esperanza, la reunificación por medio de la vida social y societaria. Reuniendo a toda esa ciudadanía donde poco antes, unos desconfiaban de los otros. Su acto primordial para ello, para acabar con todas estas guerras, sangrías, atropellos, odios, enemistades, tormentos ...Su acto principal medido con clara inteligencia, en el momento justo -como gran hacedor y diplomático que él siempre fuera- el más importante y que marcó una época de reencuentro para Córdoba, fue : la fundación del "Club El Panal". El Panal donde se reúnen las abejas de una misma colmena. Creó una nueva conciencia para Córdoba... Córdoba reunificada. El Club "El Panal", el centro societario, origen del posterior Club Social de Córdoba, origen de toda la actividad social de la vieja Córdoba. Su vida comunitaria. Su lugar de convivencia. Lo que ya había iniciado el Marqués de Sobremonte en el siglo anterior, con su salón cultural. Había iniciado precisamente eso : la vida societaria. 4 ... UN BASTONAZO CON PREMIO Don Rudesindo Paz, hombre de gracia y talento. De comercio y sociedad. De modales elegantes y conversación atildada. Instruido e ilustrado, pero no erudito. Amante de los vestuarios, de los salones, de los lujos. Muy rico. Hombre esencialmente frívolo, que saboreaba con placer los grandes convites y ofrecía grandes banquetes. Nacido y criado en esa época dolorosa cuando Córdoba no alcanzaba a salir aún de sus duelos y venganzas. Hijo de un siglo doloroso que debía encaminarse al futuro, con paciencia, Rudesindo supo revertirlo todo y ofertó a sus conciudadanos ... la posibilidad de la sonrisa. Muchas veces se habla de lo que una ciudadanía le debe a sus fundadores y a sus hombres de gesta. A sus vencedores en las guerras. Pero pocas veces se habla de aquellos salvadores de la paz. Del gusto a vivir. De los que enseñan a retomar el camino de la alegría. De los que educan para convivir. Eso fue Don Rudesindo Paz. Su anecdotario es numeroso, pues siempre había algo que comentar de él. O de su entorno. Cualquier conversación en una familia tipo, lo tenía de personaje central. Alguien lo había visto, lo había oído o lo había saludado. Una de ellas tuvo gran resonancia : En la penumbra nocturna de una noche de mala suerte, cuando Don Rudesindo emergió a la calle envuelta aún en los vapores del sereno nocturnal, apareciendo en las puertas de su club "El Panal", luego de ser derrotado en la mesa de juego -malhumorado y quejoso- vio a un negrillo típico de nuestros amaneceres y calles cordobesas, quien le extendía un billete con la Lotería de Navidad. Pero esa noche Don Rudesindo Paz no estaba de humor, estaba sencillamente de muy mal humor. Con su célebre bastón de mango en nácar y plata, se sacó de encima al inoportuno negrito. La noche era densa como su ira y los bastonazos daban rienda suelta a sus disgustos sucesivos, en la salida del Club El Panal. -¡Está bien que no quiera comprarlo, pero no tiene por qué pegarme!- le gritó el chicuelo Sobrevino un silencio repentino y los bastonazos dejaron de caer sobre su indefensa víctima. Como despertando de una pesadilla y volviendo en sí, observándose a sí mismo de pronto -su elegancia, su poder, su lugar selecto en la sociedad cordobesa- y comprendiendo quién era él y quién era su ocasional víctima, sobre la cual había descargado su fracaso de jugador, le dijo : -Tienes razón muchacho ... A ver... ¡Dame ese billete!- y se lo compró Llegó la Navidad. Todas las casas cordobesas lucieron sus "pesebres" de porcelana. Las iglesias decoráronse como siempre, para la gran Misa del Gallo... Y la Lotería Nacional publicó el número premiado de aquel año. Don Rudesindo Paz ya se había olvidado del incidente, de su compra, del negrillo, de su violencia inusitada aquella medianoche y de su disculpa. Pero el número le resultó familiar. Buen comerciante, buen hacendado, buen financista, buen timbero, los números eran su predilección, especialmente cuando se trataba de patacones. El era muy ordenado y organizado. Fue hasta su escritorio, buscó entre sus papeles ...y lo halló. Era cierto. No se engañaba. Estaba confirmado... ¡Había ganado el Primer Premio de Navidad! Su fortuna que ya era importante se acrecentó muchísimo. Sus propiedades darían algún día origen a una importantísima ciudad turística y comercial de la sierra cordobesa, que llevaría el nombre de su hijo : "Villa Carlos Paz." 5 ... HIJO DEL AMOR Hombre de suerte, su vida fue romántica desde el nacimiento. El Siglo XIX rindió culto al romanticismo y en medio de su adustez moral, peculiar y decantada, se permitió "travesuras" amorosas que hicieron célebres a Chopin, Mallarmé, Liszt, Gauguin, Wagner, Baudelaire ...Rudesindo era producto de una de ellas... Pasajera y fugaz, incluso como todas ellas, y sin duda apasionada en medio del fragor de la batalla. Cuando los cañones del General Paz arreciaban frente a una ciudad universitaria poblada de civiles y los gauchos riojanos de Facundo defendíanse a lanzazos y boleadoras, a las puertas de una ciudad erudita sitiada por tropas de artillería. Cuando en los barrancones agrestes de La Tablada la greda roja enrojecíase de dolor, el niño que traería bajo sus brazos un pan de paz, abría sus ojos en una Córdoba ensangrentada. Hijo único nacido en Córdoba de Don José María Paz -que tuvo un matrimonio con otros hijos que nunca conocieron esta ciudad- fue criado por las hermanas del general en su suelo natal. Todos los bienes cordobeses de su padre (que fueron cuantiosos después de ganar la batalla de La Tablada) pasaron a sus manos. Rico desde el primer vagido al salir del vientre de su madre. Sobreprotegido. Amado. Cuidado por una familia de lustre. Hijo del amor. La ciudadanía cordobesa no sabía decir con certeza, quién era su madre. La vox populi reveladora de secretos, sostenía que era una niña muy joven, de menor alcurnia que el padre y que había sido enviada a un convento. No fue presentada en sociedad que se supiera, pero a Rudesindo todo ello lo tenía sin cuidado, como a los demás bastardos importantes de la historia : Don Juan de Austria, el más célebre. La orgullosa Córdoba, la Docta, la erudita ciudad del Calicanto, le pertenecía. Giraba en torno suyo como las abejas giran alrededor de la reina en una colmena, cargando los panales de miel. Llevaba el apellido de una familia ilustre. Era el hijo único conocido en esta ciudad del General Paz, el hombre fuerte de Córdoba después de esa dolorosa batalla de La Tablada -enlutante- y que él, Rudesindo, era el primero en tratar de olvidar. Pero que le otorgaba poder ciudadano. Rudesindo tuvo gracia y talento para ejercer esta herencia. Tenía su palabra gran peso político. Era una carta de recomendación, un aval, una garantía, una suerte de presentación, un cheque en blanco para cualquiera. Su apoyo social, comercial o político en esta ciudadanía que habíalo elegido como su referente hallándose presta a confirmarlo en tal lugar, poseía siempre un significado de ley. Un día le solicitaron que se hiciera cargo de la gobernación de Córdoba, la cual era ya evidente, presentaba variados problemas desde hacía tiempo. El grupo nutrido de representantes de las fuerzas vivas había llegado hasta su casa con especial ceremonia y los caballeros que lo componían, iban perfectamente atildados, con sombreros elegantes para ganar su simpatía. Don Rudesindo los miró con su sonrisa silenciosa, algo habitual en él y luego de algunos espacios vacíos de tiempo, contestóles : -Señores ... Yo manejo a los cordobeses ... Que otro maneje a Córdoba. 6 ... VALS SIN FIN Las fiestas galantes lo tenían de figura central siendo necesaria su presencia en la apertura de un baile. El ornato y los acordes del vals que invadieron pasado el medio siglo las salas cordobesas, necesitaban contar con su asistencia. Strauss posesionado del mundo social en el Siglo XIX convirtió la rivalidad natural de los caballeros, en disputas de ballet, donde algunos descollaron con éxito, especialmente aquéllos que necesitaban concentrar la atención pública. -Nadie bailaba el vals, mejor que el "Rude" Paz. El era el mejor bailarín y todas las niñas querían acompañarlo en la danza durante los grandes bailes. Ese era el comentario que se escuchaba a las ancianas de comienzos siglo XX, quienes antaño fueran las niñas de sociedad, cuando el ya maduro galán aún deslumbraba a doncellas núbiles, cautivándolas con su porte de hombre de mundo. Con cada giro del vals el "Rude" Paz hacía olvidar las guerras de su padre, las de los enemigos de su padre. La Docta Córdoba antaño ensangrentada, destruida, desunida ... Y que ahora con él, valseaba. Producía el enamoramiento romántico y cándido de las niñas preadolescentes, que hallábanse a un paso de abrirse como flores, las cuales tras los cortinados que rodeaban la sala de baile de sus casas paternas, vigiladas por sus negras niñeras, lo atisbaban emocionadas y curiosas. Y era casi un ritual que al llegar a la edad de ser presentadas en sociedad, en un baile de gala, él las invitase a danzar el primer vals. La suya fue una vida alegre y romántica como su nacimiento. El fue el solaz de un guerrero y más tarde el solaz de sus conciudadanos. Su vida estuvo marcada por una alegría permanente, haciendo suya la frase oriental que nos dice: " Ríe hoy que mañana serás ceniza " 7 ... VILLA CARLOS PAZ La ciudad de Villa Carlos Paz (que lleva el nombre de su hijo), la cual fuera en su origen su residencia de campo, pareciera retratarlo de cuerpo entero, como si Don Rudesindo en persona la hubiese ideado para sí. Pues esta posesión campestre fue el centro verdadero de sus grandes "saraos". Sus convidados eran enviados a buscar por él (de improviso, pues la soledad del campo lo aterraba) en varios coches con cocheros a sus domicilios de la ciudad, mientras otros invitados llegaban desde distintas provincias. Y así, lentamente, este lejano y pintoresco rincón serrano junto al Río San Antonio, a medida que los años pasaron, fue convirtiéndose en un polo de atracción y alegría, provocando el interés de muchas familias por edificar en él. Gran anfitrión, Don Rudesindo Paz originó allí un pedazo de la historia cordobesa abriendo su devenir, sin el significado heroico de las gestas de su padre, pero sin embargo, con marcada importancia para el desarrollo de esta provincia. Con un eficiente programa de restauración, en el escenario demolido dejado por una guerra civil fraticida. Creando esperanza. Apostando al futuro. Quizás Rudesindo perviva entre las bellas marquesinas que refulgen en esos teatros decorados y modernos de Carlos Paz, durante los veraneos serranos. Con las calles iluminadas a multicolor, entre la multitud alegre y turística que recorre los predios donde él organizaba grandes convites. Ya no tiene que enviar sus coches y sus cocheros para llenar sus lares de invitados, pues llegan solos desde todos los rincones. El tiempo ha cumplido sus deseos y todo Carlos Paz es una fiesta veraniega al sol, a la noche, en los teatros. En el Casino con sus mesas de juego. En los restaurantes con sus mesas de manjares. Del mismo modo que él supo en su tiempo, organizar sus saraos elegantes, alegres, diversos y múltiples. Quizás Don Rudesindo Paz esté hoy gozando con todos estos visitantes y aún camina entre ellos, sin que lo reconozcan. Satisfecho. Eufórico. Entre las marquesinas que refulgen. Feliz de ese climax especial, brillante, gozoso, tal como él deseó que fuese y que siga siendo la vida de su ciudad, de su casa, de sus conciudadanos. ..........OOOOOOOOO..........
ROMANCE DE ESPERA............................................(Prosa  Poética)Poema Cautivo de  Destino, de  Visión, en un Escenario de Agua, Arena y MicaPor  Alejandra  Correas  Vázquez.............................................Profundo y enmarañado como el silencio del monte era aquel atardecer perfumando de aromas salvajes. De cada mata, de cada ramaje adornado de dedos espinosos, surgía la melancolía con su sonora presencia de ranas y chicharras.Era mi último día. La partida puede significar un manojo de flores luminosas o un manojo de flores espinosas. Todas se dan en el monte con su fragancia cautivante, con su misterio eterno de lujuria natural, como los dioses olvidados que rigieron milenariamente los destinos de nuestras sierras.Entonces éramos todos parte del monte. Tú, Gabriel, yo Graciela, el Abuelo ... y los múltiples primos. Era aquel tiempo cuando para mí la magnificencia de los talas erguidos sobre las rocas, relatábanme leyendas de un mundo vivo y cercano. De un escenario de magia inagotable que golpeaba sobre los vidrios de mi ventana, en las noches tormentosas cubriendo de relámpagos las sierras.Era el inmenso panorama donde pervivían los fantasmas de aquella eternidad, que a través de las rocas incrustadas en las laderas, invocaban los nombres perdidos de sus antiguos dueños y habitantes... de estirpe india.Eran los tiempos en que el arroyo manso y cristalino escondía bajo una sonrisa enigmática, sus amenazas de crecientes. La fuerza oculta y terrible que arrastraba a su paso por los valles en forma incontenible: el ganado, las piedras, los cercos, las pircas,  la vida...Débil como un hilo de plata, serpenteado de collares parduscos, en su lecho de piedrecillas inocentes rota su energía del verano y en aquella melancolía de marzo, que anuncia ya la aridez de la sierra invernal... el arroyo gimió, doloroso, impotente, ante mi partida.Yo conocía esa voz. Su resonancia y su ritmo. Pero no comprendí el mensaje.-¡Quédate Graciela!- me imploró -Si hoy partes ya no volverás al monte, ni oirás más este coro nocturno de coyuyos arrullando tus sueños- ¡Pero yo su reclamo ya no lo oía!Llegaste entonces con tu aire montaraz, como la infancia que nos uniera, cabalgando en tu potro alazán. Desmontaste erguido, esbelto y natural, inconsciente de tu esplendor nativo donde la energía inicial se concentraba junto al misterio de un pasado, subyacente en las raíces mismas de los talas. Como el aromo en su belleza arisca la sierra corría por tus venas, milenariamente, desde un remoto pasado sin tiempo. Incalculable...Quizás te contemplé por un momento, por vez primera, en forma diferente. Estabas como yo en ese apogeo donde comienza la juventud, donde todo es bello porque es nuevo, como son bellas las flores al romper los pimpollos. Mas eras, Gabriel, un cardo de planta espinosa cuyo violeta azulado compite con el cielo, cuando se esconde en el horizonte recortado por el monte.Pero era mi partida. Era mi despedida de una existencia que para mí, no habría de repetirse. Ya no serías más nuestro guía, entre todos los primos, por senderos desconocidos. Ni buscaríamos más tu ingenio para lograr el retorno, a través del monte inexplorado, cuando al atardecer nos enceguecían las sombras y añorábamos el calor del bracero enrojecido.Ya no serías más el héroe que nos salvaba de esa cruel amenaza de las víboras, artera yarará, en medio de la maraña agreste y espinosa, tras cuyas piedras se enroscaba el inquietante enemigo. Ya no te buscaríamos más para conducirnos hacia nuevos depósitos con placas de mica negra o plateada, cuando escapábamos por las ventanas de la vigilancia del Abuelo, en las silenciosas horas de la siesta.Yo me alejaba de estas sierras aromáticas y coloridas, vivenciales en su entorno junto a nuestro Abuelo, nevadas en invierno o con su verdor veraniego. Cubiertas siempre por vertientes cristalinas entre pircas enyuyadas recorriendo sus laderas. Me apartaba con prisa en aquel atardecer, dejando atrás mío ese conjunto que me hizo crecer. Dejaba a mis espaldas mil imágenes impresas en el paisaje de esa casona solariega, que nos cobijara juntos hasta entonces. Era aquélla la vida que para mí no habría de volver. Aquélla,  tal cual era,¡Tal cual fue tánto tiempo!........0000000..........Entre las imágenes de ese pasado perdido, que ya nunca más sería. Entre el susurro ondulante que aún sacude en mi oído las arboledas del contorno. Cuando surge tu recuerdo como el personaje de leyenda de ese mundo encantado (que tuvo realidad pero se precipitó en el abismo del pasado, donde todo se pierde pero nada se olvida)... Evoco ahora momentos simples y sin embargo impresos como realidad perenne. Porque la infancia vivirá siempre en nosotros y se hará más fuerte en nuestros sentimientos, mientras más nos apartemos de ella.Con una claridad  que el tiempo no ha borrado, cuando vuelvo a mis recuerdos, reconstruyo estampas nunca perdidas. Imágenes vivas donde aún somos niños y estamos juntos, departiendo ese mundo serrano entre vizcachas y corderos. Nos hallamos nuevamente allí en nuestro nido, como un cóndores erguidos extendiendo sus alones.Entonces me pregunto cuando me incorporo al instante aquél cuando desmontaste de tu alazán para despedirme, en ese atardecer melancólico de marzo inundado por el otoño, cuando el monte comenzaba a desnudarse para ofrecer su paisaje de espinos. Cuando los talas descubrían su ramaje obscuro y centenario. En ese momento en que comprendí que ya no éramos niños... y que nuestras existencias paralelas iban a bifurcarse.¿Por qué no vi entonces que te abandonaba en el surco de un camino de huella?Surco áspero, agrietado, arisco y personal, hecho para un solo hombre. Para aquél que vaga como tú con sus pensamientos, sobre el escenario de nuestra sierra indomable y salvaje. Donde los churquis agrietan el cemento de los caminos linderos. Donde el arroyo crecido derrumba las construcciones cercanas.Hoy que te recuerdo como el intérprete principal de ese sonriente pasado, entre la arenisca dorada de los ásperos valles invernales salpicados con planchas de mica, tu imagen se me transforma en una figura milenaria . Como corporación sobreviviente de tus antepasados nativos... ¡Cuyos fantasmas nos acompañaron tanto tiempo por las excursiones serranas!...............00000000000...............Te recuerdo cómo eras en aquel momento, quizás mucho más que como fuiste después, cuando creímos engañosamente estar más cerca, buscando recuperar el tiempo por medio de la pasión juvenil. Era entonces en aquel atardecer de mi partida, como en los anocheceres infantiles que nos sorprendían en el vacío de las pendientes, cuando realmente estábamos en mutua compañía.Porque en aquel momento que sería el último de nuestra infancia, que sería el último de una era irrescatable, yo también estaba más dentro de mí misma y más cerca de tuyo que después... cuando intentamos recobrarlo todo, luego de un regreso imposible.Yo ignoraba en ese instante último, lo que hasta ese momento poseía. Ignoraba lo que estaba a punto de perder, por ese camino ineludible, que me llevaría de allí hasta la ciudad, sin pausa y a toda prisa.Te tenía a ti y no lo sabía. Tenías en aquel momento el esplendor de la naturaleza que nunca ha perdido su esencia original. Virgen en su poder ancestral, pura y cautivante como los brotes jóvenes de los árboles. Bajaste con prisa de tu alazán, ágil y sonriente, para montar nuevamente tras breve despedida como si percibieras que el espléndido animal realzaba tu arcaica figura. Eras la sobrevivencia de un mundo antiguo, cuya identificación con la sierra provenía de una voz de la especie más profunda, que todo lo que te unía a nosotros.Estabas, Gabriel, incorporado al monte por una procreación nacida en el origen del espino. Y el monte se rebelaba como tú, contra el cemento y los motores. Quizás, hoy creo, que por ello tu despedida fue tan rápida y corta.Y en el bullicio que formábamos todos los primos con nuestra partida y nuestros equipajes, dejaste atrás tuyo una estela de polvo que te ocultó rápidamente, antes de que lo comprendiéramos. Una voz, una conciencia, más fuerte que todo el poderío mecánico de este mundo hacia el cual nosotros partíamos ... ¡Te lo había dicho todo!...........000000000...............En una fantasía momentánea cuando tu silueta parecióme al perderse a lo lejos, como uno más entre los fantasmas escondidos por los churquis, comprendí mi inconciencia pasada ante las imágenes prófugas de aquel verano que concluía. Cuando eras todavía uno de nosotros y el jefe de una banda de chiquillos que de pronto habían perdido su escenario. Habíanse transformado en jovenzuelos y hallábanse prestos a dispersarse por el horizonte.Era nuestro último verano de la infancia, y sólo lo comprendí el día de mi partida, cuando se perdió tu silueta al galope en una dirección desconocida,  sin explicarnos nada.Tu figura venía del horizonte hacia mí, y tus formas se recrearon en una transmutación de espacio. Se reconstruyó tu imagen en fuga, como era en las tardes cálidas que abandonábamos, cuando bajo la sombra de las parras luego del mediodía,  permanecíamos silenciosos acompañando el sueño del Abuelo.Tu rostro caía en ese extraño estatismo que no pareciera reflejar emociones. Se marcaban los ángulos de tus pómulos y el brillo de tus ojos cobraba forma de pájaro en silencio. Injertos en contraste junto a una extraña nariz filosa y casi corva, te evadías a través de ellos de nuestra presencia, sin ausentarte físicamente. Como intentando volar hacia cielos infinitos.Era el tuyo un estatismo legendario, perenne, que venía repitiéndose por generaciones. Lo acentuaba la lisura obscura y lluviosa de tus cabellos que volaban rígidos por el viento, Cual crines al galope.El sol nos invitaba hacia la libertad del espacio y tomábamos todos los primos juntos el camino del monte. Tú abrías la marcha. Caían los rayos sobre tu rostro y sobre tu torso desnudo, que ante aquella claridad enceguecedora de la siesta serrana, recortaba la osamenta marcada de tu cuerpo ofreciendo su ejemplo de naturaleza pura y heredada de tiempo. Era hermoso verte así al aire entre nosotros, en aquel conjunto casi infantil que formábamos en busca del sol, para ahuyentar al invierno amenazante. Cuando todos íbamos con las pieles descubiertas y la tuya emitía un brillo y una tersura incomparable.Parecía contrastar mágicamente su belleza aterciopelada, con la dureza acrinada de tus cabellos. Esa piel soberbia de tu especie, increíblemente lisa, purificada en su ausencia de vello. Brillante como el pardo rojizo de los ladrillos esmaltados. Tu torso en su desnudez, esbelto y musculoso, denunciaba a gritos la llama de tus antepasado.Eras el primero entre todos en precipitarte sobre las ollas mansas que el arroyo forma aguas arriba. Y al emerger de aquella agua casi helada, brillaba húmeda y lampiña toda tu naturaleza, con la energía misteriosa de tus remotos ancestros nativos, que expresaban su emoción sólo en el movimiento de la boca.Aquellos pretéritos dueños de las cumbres serranas, vencidos y perdidos, que deambulan todavía como almas vigilantes a través de las quebradas. Se esparcían por tu intermedio junto al aire que nos rodeaba y creíamos percibir sus voces en la soledad del monte, aplastado por la siesta, antes de romperse en el coro de ranas nocturnas.Otras veces, entre las rocas horadadas de morteros, como cóncavos recipientes tallados en basalto (donde antaño realizaran sus antiguas ceremonias) nos parecía el viento moviendo las ramas, como un cántico misterioso que retrotrajera el pasado.Y allí quedaste junto a todos ellos, en el mutismo silencioso de tu escenario, mientras a mí me devoraba la distancia ¿Por qué nadie nos dijo entonces que llevábamos sangres gemelas? Pues aún no sabíamos que éramos primos hermanos ¿Por qué ocultaban en silencio tu bastardía como un acertijo?... pero criándonos juntos.¿Por qué fui yo elegida y tú abandonado?.........00000000............Atrás mío tu silueta se esfumaba en el monte, ese mundo del que yo me apartaba. En el valle arenoso bordeado de ramaje enmarañado, que había nutrido mi infancia con leyendas ¿Pero fuiste acaso tú, Gabriel, la única víctima de aquel designio ciego dado por los otros? ¿No fuimos los dos, conjuntamente, arrojados a un destino incierto, a una vida sedienta de amor inconsolable?Ya nada sería más como antaño, cuando estábamos juntos sobre la ladera despejada del monte. Yo llegué a la estancia del Abuelo no sé en qué instante primario, cuando aún mamaba, y me amamantó la leche de tu madre. Fuimos hermanos de leche y criados como dos corderos, dentro de los predios de la vieja estancia ¿Por qué nunca preguntamos entonces quién fuera tu padre? ¿Por qué lo ocultaban? ¿Por qué vivíamos allí compartiendo la casa de un Abuelo vetusto que te guardaba a su lado? ¿Por qué nadie nos dijo entonces, que él era también tu Abuelo?¿Por qué no supimos entonces quiénes éramos?La sangre nos unía y la sangre habría de separarnos. Lo había dispuesto mi padre Me estaba destinada la ciudad. El conflicto. La escuela. A ti en cambio, solamente el monte. El mismo de tu madre. Y tú eras Gabriel, el más rico sin saberlo...........000000000.........Cada diciembre al regresar todos los primos en conjunto para encontrarte, para nutrirnos de aroma selvática, para adormecernos en el cántico nocturno de las ranas. En esos regresos nostálgicos de aquellos veranos, donde nos mecíamos nuevamente en la armoniosa compañía del Abuelo, allí estabas a su lado Pero ahora era distinto.Cuando ilusionada intentaba poblar nuevamente mis rincones olvidados, yo traía conmigo sin advertirlo, como una carga solemne, el ritmo de las calles de cemento. La frialdad de los caminos metodizados. La estrictez de la escuela secundaria. La conciencia ciudadana. Los pulmones ennegrecidos en su aire de motores. Y había ahora yo, empezado a olvidar el fuego de la naturaleza.En mi tristeza impotente por asir un mundo que se evadía de mí, busqué en cada regreso tu compañía, sin advertir que era yo, quien ya no estaba más allí... ¡Y estaba muy lejos tuyo!Fuimos los dos como dos pájaros selváticos, criados entre las peñas y acostumbrados a entonar los mismos trinos. Cuando cazado uno de ellos en medio del vuelo, es llevado a un sitio muy distante, donde comienza a diferenciarse prestamente del otro... Estos fuimos nosotros. Pero una voz oculta del pasado nos recordaría siempre el antiguo trino, aquél que uníanos a los genios mitológicos del monte. A la época pretérita de los añosos talas que recorrían en desfile centenario, por derroteros de ensueño, en  los relatos nocturnos del Abuelo. En aquellas imágenes ahora perdidas, como sombras borrosas del pasado, donde el cansancio de la noche cabeceaba en nuestras mentes asombradas, con la niñez en el alma y en el cuerpo, y era más fuerte aún la sugestión que el sueño. Entonces la voz atemperada del viejo Abuelo relataba ensueños de mitos serranos incontables. Un mundo que parecía presentarse ante él, quizás deseando mantener esos momentos congelados en el tiempo, inertes en el espacio, suspendidos como gotas de rocío, para que nunca nos evadiéramos de él..........ooooooo.........Como el río espléndido que se bifurca en dos ramales. Como un astro binario que rompe la rotación mutua. Con toda la nostalgia de aquella época imborrable, yo acepté lentamente o más vale me adapté sin desearlo ni anhelarlo, a esas nuevas imposiciones de mi suerte. Sin rebelión y sin encanto. Sin emoción y sin entrega, fui sin ir a ese mundo diferente. Y me descubrí un día tan lejos tuyo, de lo que yo era, de lo que había sido y de lo que podría haber sido...Porque el asombro mayor fue no comprender entre los vahos del aceite, en el mundo mecánico de los autos, junto a los centellantes semáforos que cambiaban metódicamente mi ruta acentuando su crueldad en la furia de la prisa. Ante ellos precisamente, como ante dioses o demonios paganos, extraños y envolventes, me pregunté qué hacía yo entre las calles de cemento ¡Y supe allí que todo ese universo me era desconocido!Entonces comprendí que ignoraba quién era yo ... Y qué era todo aquello que ahora dominaba mi vida. Pero aún recordaba quién había sido en la lejanía............000000000..............¿Era posible volver? El ensueño que ofrece la distancia nos precipita hacia anhelos, cual fuego que crispan los sentidos. Todo estaba allí: El monte, impecable, como si la vida se hubiese congelado. Las mismas voces. El mismo coro nocturno. Tu figura al galope y tu espléndido torso rojizo al sol, con la belleza armoniosa de la madurez juvenil.Ya sabíamos ahora que no éramos niños y que podíamos contemplarnos de una manera diferente. Solo el Abuelo continuaba en su mismo lugar, mucho más vetusto, como figura mítica de sus propios cuentos... ¡Qué fácil es todo cuando el amor pasional embriaga, y qué difícil es todo cuando se quiere dominar la vida!Era aquélla, la tuya, la del monte, una vida congelada en el espacio. La energía rígida y rugosa pero solemne, la magia del tala erguido sobre churquis invernales con su piel curtida y desnuda. Grandiosa e imponente la sierra invernal nunca es triste, porque es altiva, con la misma sobriedad de las pencas. Pero carnosa en su interior, como el jugo de la tuna. Luminosa como la corola del cardo.¿Era posible acaso para mí, adherirme a esa pulpa olvidada? ...Todo estaba allí. Yo era la que no estaba.Con la violencia de las tormentas que cubren de luces la serranía. Con la belleza del aromo florecido en copos de oro, sobre valles que aún transitan por el invierno. Con la energía de mis recuerdos... Yo avancé hacia ti, quizás contra mí misma.La imponencia del monte helado. La escarcha flotando sobre el arroyo. Todo ese conjunto parecía detenerme. Distanciarme. Luego....tu silencio. Tu extraño silencio. Perenne. Antiguo.Ignoro por qué lo tomaste todo. Por el misterio de tu monte. Por la sagrada casona del Abuelo que nos cobijaba en su magia. Pero sabías mejor que yo, que ya no estábamos en el mismo sitio............00000000............Cuando la casa se llenaba. Cuando enero precipitábase con su calor abrasante. Cuando el sortilegio del verano cubría de matas el escenario, con su energía viva brotando junto a nuestra puerta., Todos llegaban nuevamente. Todos los primos. Los niños de antaño.Y el abuelo aún más viejo, casi mitológico. Allí entonces pude verte y pude verme. Estábamos todos juntos otra vez, para presenciar el contraste. Ya no éramos los mismos, nosotros, el conjunto. Sólo tú Gabriel como una penca áspera y llena de pulpa, pervivías como monumento a nuestro pasado.Eras diferente a nosotros. Habías dejado de ser nuestro héroe y te mirábamos distinto, a través de nuestro orgullo erudito y citadino. Hoy sé que comprendías mejor que yo, en esos momentos, que percibías en las sombras envolventes de nuestros recuerdos, el velo trágico que avanzaba hacia nosotros, amenazando el bello poema de nuestra infancia.Ninguno de ambos era capaz de continuarlo. Tanto como yo no era capaz de permanecer a tu lado. La tormenta nos había arrojado hacia puertos diferentes, y perdimos las señales de regreso. Ni tú siquiera Gabriel, con ternura o pasión, con silencio o compañía, podías ya reintroducirme de improviso en aquel escenario, antaño perdido................0000000000.................Retomar la ciudad es más duro que encontrarla. Se percibe con mayor dolor, ese movimiento ciego que acorta la vida de los hombres. La multitud que sorbe con rapidez los instantes de su vida, porque huye de sí misma y se convence a cada instante, de la importancia de la prisa de cada día.En mis horas ciudadanas de días asfaltados, llenos de añoranzas, de nostalgias serranas, surgía tu recuerdo de improviso. Mientras los motores sacudían las calles y poblaban de humos tétricos las veredas, mientras mi existencia se evadía deshojada por el viento de la prisa... Me veía contigo como antaño, en la lejanía infantil, cuando los dos marcábamos un ritmo paralelo.En esos días, sigilosos y casi ocultos, durante la siesta del Abuelo, nos evadíamos de él, adormilado en su sillón de la galería. Y montando a caballo bajábamos al galope tendido hasta el rancho de tu madre, del otro lado de nuestro monte, al pie de los campos del Abuelo.De esas pretéritas visitas un poco secretas, de las cuales yo era tu única acompañante. En aquel exótico misterio original de tu vida (que fuera tanto tiempo una incógnita para nosotros) la melancolía del ambiente que irradiaba aquel rancho, producíame el sabor de la fruta fresca, arrancada del árbol. Todo era allí vivo y palpitante. ¿Será imposible comprender porqué una juventud como la nuestra, donde todo puede ser nuevo, esté sin embargo llena de añoranzas anteriores? Sin embargo es precisamente allí, donde la inquietud sobre nosotros mismos nos retrotrae a épocas pasadas. Cuando la quietud infantil nos daba una perennidad estática y dulce, incólume en la armoniosa contemplación de la naturaleza.  De esa era encantadora en su sencillez, y ajena a las incertidumbres posteriores, cuando la juventud aún no asomaba con su conflicto, rescato estampas de vida. Cuando el afecto y la compañía surgían como una onda suave. Sin fisuras. O cuando las iras no eran más que juegos... Me quedan de todo aquello fragmentos, como escenas relatadas sin comienzo ni final.............00000000...............Así recuerdo el rancho de tu madre, detrás de nuestro monte, en el "Puesto" del bajo donde concluía la estancia del Abuelo. Con su patio de tierra húmeda y apisonada, invadida de perfumes que nutrían una sinfonía de hierbas naturales. Allí vivía mi "madre de leche", tu madre. Tenía ella para nosotros al llegar galopando, frascos de arrope que endulzaban nuestra boca, luego de nuestra loca carrera al escape.A su lado una anciana estática, centenaria como los talas, arrinconaba su vejez incalculable bajo la sombra del parral, meciéndose en su silla de mimbre. De su rostro surcado como un pergamino, donde pareciera inscribirse la historia de una América arcaica, más antigua que el hombre, más lejana que las rutas, dejaba evadir su mirada imperturbable, dirigiendo las pupilas de costado. Nos observaba agudamente, sin volver la cara hacia nosotros, y todo nuestro mundo interno quedaba en posesión de  ella.Con ese acento milenario de una raza vencida, pero inextinguible, sonreía a nuestra presencia moviendo apenas los rasgos filosos de su boca. Luego inclinando hacia atrás la cabeza, como intentando medir la distancia hacia las nubes que asomaban entre los racimos de uva, nos ofrendaba sus relatos de leyendas. Casi todas inconclusas, con finales olvidados, que en su magia hechizante trastornaban mis noches con insomnios.Este es el extraño conflicto de la infancia. Nos cautiva lo exótico y nos atrae por la fuerza del temor. Cuando espanta y desvela. Esa emoción sentida entonces, de un mundo donde seres reales y "ánimas penando" conviven juntos, dentro del misterio serrano, es parte de mis nostalgias. Realidad vivencial que produce el monte solitario, emitiendo su fuerza ancestral, donde todo lo prodigioso se hace posible para los niños.Por esa misma sobriedad de los talas, cuyas figuras a la distancia se tornan casi humanas, cobrando formas insólitas. Por esa necesidad de la especie en sobrevivir dentro de aquellos relatos, contados por viejos centenarios, es que los niños se han convertido siempre en su mejore público. Como oyentes cautivados.La ciudad en su dolor cotidiano, íbame recreando las imágenes vivas de nuestro pasado...........000000000..............Ahora, cuando desde mi ventana contemplo la luna reposando sobre el arroyo, como un espejo extendido por detrás de las melenas de los sauces, y un coro de ranas canta al amor eterno de la vida. Yo me transporto a ese otro tiempo, de iguales espejos, con corales serranos y melancólicos coyuyos. Te siento transponer en noches como ésta con tu brinco infantil, la pirca de piedras blancas que rodea la casa solariega, como muralla milagrosa de nuestros recuerdos.Son tus pasos infantiles y ágiles que acuden hasta mi ventana para entrar por ella a escondidas, y llenar mi habitación con luces volantes, recogidas en tus caminatas nocturnas. El ondulante vuelo de la luciérnaga o el recto cometa verdoso de los tucos, con los cuales iluminabas mis noches trayéndome un luminoso desvelo. Oigo todavía las voces de protesta del Abuelo y tu rápido salto hacia la ventana de tu cuarto.¿Porqué el amor que me trajiste en noches como ésas,  bajo las miradas emotivas de los sauces sacudidos por el esplendor de la luna, parecióme siempre el mismo de la infancia?Como un obsequio traído desde el monte, en reconstrucción permanente de nuestro pasado. Es que tal vez tu imagen en el espacio de mi vida, no transpuso nunca el escenario de mi partida. Eras para mí el mismo Gabriel de antaño, el mismo que se alejó al galope tendido de mi vista, en ese atardecer de otoño cuando mi partida. Y yo no busqué en ti, luego de mi regreso, más que a aquél jinete del principio.¿Pero era yo la misma luego del vagar errante, incierto, por toda la cruel metodicidad ciudadana?............00000000000.............En el obscuro esplendor de la noche, cuando la naturaleza se oculta bajo un manto de sombras mágicas y la luna platea entre los árboles de movimiento continuo, una voz cautivante nos convida al ensueño.A lo lejos, cerca, en derredor nuestro y de cada rincón del monte, el cántico solemne de ranas y chicharras evoca la música más antigua de la tierra.Fue esa grandeza suprema obsequiada a los hombres, ese apogeo natural entregado por los dioses del pasado para engalanar nuestras vidas. Fue la conmovedora grandiosidad de la naturaleza eterna, frente el hombre transitorio. Fue esa apoteosis creadora del mundo... ¡Lo que yo vine a buscar en la energía de tus brazos!Más allá del hombre que se apoderaba de mi vida. Más allá del desenlace conmovedor de un amor tempranamente destruido. Más allá del ensueño, que tu lejanía hizo brotar en mí, entre la crueldad de los motores citadinos. Más allá de nosotros y de nuestras emociones, anuladas en el pasado por designio de los otros, más allá de aquella tierna infancia montaraz y placentera como las canciones de antaño...Más allá del encanto que produjo nuestro reencuentro, con su fuerza juvenil que todo lo arrasa y lo reincorpora, más allá de cuánto puede entregar la vida, a la mujer y al hombre.Más allá de la magia en nuestros sentimientos, estaba presente en mí, al abrazarnos cautivados por el ensueño, lo que yo adquiría a través tuyo. Consciente o inconscientemente. Cual era la deslumbrante magia del monte, vivencial y eterna.Más poderosa que nosotros. Más intensa. Anterior  y  dueña de nuestras vidas.....................000000000.........................Al alejarme en mi nueva partida nadie me llevaba. Sólo yo misma emprendía ahora, un camino descorazonado e incierto. Pero era yo misma esta vez, quien lo había decidido. Si la sorpresa de un nuevo regreso fue indiferente o inquietante para ti, para mí sin duda, era la necesidad que mi existencia reclamaba.Quizás creí que un niño fuera un regalo. Como nuestra infancia fue un regalo para nuestras vidas. Pero éramos ahora dos los que llegábamos en tu busca, Cuando era tan sólo yo la que llegaba en pos tuya, pues el pequeño no te conocía.¿Por qué te buscaba? ¿Por la belleza de tu piel bronceada al viento, y cabalgando sobre caballos rojos? ¿Por la dureza de tus cabellos? ¿Por el aire natural y casi salvaje con el cual escalabas las peñas? ¿O por esos ojos color cielo que heredaste del Abuelo, luminosos junto a tu perfil de cóndor?Por todo ello. Por nuestro entorno y nuestra tierra. Porque eras el único de los nietos que había quedado allá en la estancia serrana junto al Abuelo... Ahora ya casi milenario, como tus recónditos antepasados nativos. Y tú, Gabriel, con él siempre. Y él contigo sin separarse nunca. Juntos los dos entre los corderos, los cóndores y los alazanes.Y ambos siempre increíblemente unidos, pervivientes en las altas cumbres cordobesas, aspirando las fragancias envolventes del monte. Recorriendo sus pampas y quebradas, su arroyo calmo o vigoroso, como visiones imborrables en una dimensión de espacio, sin tiempo. Conviviendo con la Pachamama, dueña ancestral de aquel paisaje que habíanos amamantado desde el comienzo. Con Ella en su plenitud, siempre inmortal y poderosa.Porque ya sabíamos ahora, que él era también tu Abuelo. En el velo descorrido de aquel misterio, eras Gabriel en esa conjunción de tiempo, su único heredero verdadero. Un trasladado de escena desde el mundo pretérito hacia el presente, donde nieto y abuelo parecíanme ahora, como el hechizo arcaico de un mundo que fusionaba frente a mí... Dos figuras en una sola....................00000000000...................Allí estaba tu hechizo sobre mí, porque era un hechizo arcaico. Porque me lo transmitía el rumor del arroyo y su creciente salvaje,  arrollante.¿Qué vine a buscar a tu lado cuando ya había cambiado de ruta, en busca de otras realidades? Tal vez vine sólo a mostrarte un niño. ¿Y ...yo... no importo?La sobriedad. El silencio pausado. Una conducta eterna que salía siempre a través tuyo, me impidió como otras veces alcanzar a ver la percepción total de tus sentimientos.Porque yo no era más parte del monte. Y sin embargo estaba unida a él, como a ti, como al Abuelo, como a los talas. Como a los cóndores vigilantes en las bellas quebradas serranas, y ya no podría nunca arrancarlos de mi vida. Serán siempre para mí, nuestro abuelo, tú y ellos, la evocación de un poder que va más allá del hombre.El poder que arrastra el agua desbordante y crecida del arroyo. Tenue en su hilo plateado, e indomable en su seno espumoso y ennegrecido. Y ese poder por una transmisión de tiempo, pervivía siempre en ti por tu fidelidad y consecuencia, con el escenario de nuestra  infancia.Si la belleza pura, brillante y lampiña de tu piel, habría de conmoverme nuevamente. Si yo iba a comprender al fin que tu sobriedad  tan altiva como la del tala, no me sería reemplazable. Y que en su totalidad nunca la había reemplazado. Por ese mismo llamado de la especie que nos unía, y que hallábase impresa en mi pasado como en el tuyo. Fue allí cuando escuché la antigua voz del monte, que me reclamaba.De este peregrinaje desolado donde mi juventud buscó caminos, emociones y consuelos marginales, por diversas sugestiones de la vida. Donde yo busqué incesantemente sin lograrlo, un hechizo encantado que me brindara la ruptura con el viejo ensueño ...Nada ha quedado... ¿Pero era necesario un divagar tan  incierto de marchas y retrocesos?Tanto como nuestra interioridad lo requiere, para identificarnos con nosotros mismos.Cuando lo he negado todo. Cuando la frescura a yerbabuena de tu aliento, me resulta incomparable. Como aquel sabor arcaico del fresco berro que nos brindaba, generoso, el arroyo. Como toda aquella armonía inextinguible, también estamos nosotros. Inextinguibles como el monte. Como la dulzura cautivante de la peperina inundando las habitaciones. Como el coro nocturno de ranas y chicharras que me despidieran en un lejano pasado. Como la vida que nos reunió y nos unió múltiples veces.Porque de cada atajo del camino llegaré nuevamente al monte. Y estaré en tus brazos, como en los brazos del tala. Como en la caricia de plata dada por la luna entre los sauces melancólicos.Regresaré una y mil veces al monte porque es mi especie. Mi imagen sagrada de mitos inmortales, antiguos como la naturaleza. Como nuestra sierra mágica y prodigiosa. Porque han nacido con ella y para ella.Y tú y yo, los dos juntos, Gabriel y Graciela, pertenecemos a esta dimensión sin tiempo, de una esencias pura, que sobrevivirá a los hombres torturados del presente, en sus cárceles de acero.Cuando las voces nocturnas te invadan junto a la sierra y aún no hayas desmontado, piensa que puedes hallarme hoy o mañana. Porque a tu puerta volveré una y mil veces, como se vuelve... al interior de nosotros mismos.0000000..........FIN..........000000
DEL  ALBAICÍN  AL  TUCUMÁN..............................................Por Alejandra Correas Vázquez   ...................  In Memoriam  A José Elías Guraieb, profesor de la Universidad de Córdoba, Argentina, nacido en Damasco, cuyos libros y conferenciasNos acercaron al "Legado de los Arabes a España"(Título de su obra y disertación)Y a su proyección dentro la España Colonial.......................  TRÍPTICO I........PerúII......GranadaIII.....Tucumán.............ooooo...........PERÚ ........  I    DIÁLOGOS ENTRE UN PADRE Y SU HIJO....................................................  Siglo XVI. Virreinato del Perú.  Era en el atardecer de una vida, cuando en el atardecer de un día, el guerrero olvidado contemplaba a su hijo mestizo erguido a su frente, muy altivo y hermoso en su caballo.  -"¡La he encontrado, padre!"- díjole sin haber aún desmontado  -"¿Es posible?"  -"Sí padre... He encontrado a mi madre..."   -"Ella se apartó de mí hace veinte años cuando tú eras pequeño, y volvió a sus oratorios del Sol Inti, escondidos en la cordillera andina. Y además se llevó con ella a tus tres hermanas mayores a ti, para convertirlas en vírgenes solares. Eras el varón, el menor, y exigí preservarte a mi lado"   -"Quise encontrarla y conocerla. Tengo ese derecho, padre"  -"No te niego los derechos, hijo"- contestóle el padre -"Pero... ¿Quién tiene y quién es el que no tiene los derechos"  -"Tiene derechos, el que no tiene culpas"- sentenció el joven  -"¿Y quién tiene esas culpas?"- preguntóle otra vez el padre mirando a su hijo, cuyos ojos penetrantes le contestaban con su silencio  -"El que ha sufrido sin merecerlo, padre"  -"Sí, ya sé lo que dices ...Soy el culpable... Soy Juan de Granada, el conquistador de Indias, y ella la Virgen del Sol quien fue mi víctima"  -"Con todo el amor que siempre te he dispensado, padre mío, por duro que sea para ti... es así como yo pienso. Por ello fui en busca de mi madre, pasando mil peripecias para ello"  -"¡Sí, soy Juan de Granada, conquistador del Perú!... Pero soy el mismo que antaño en lejanos tiempos, al nacer muy lejos de aquí me llamara Omar ibn Muzá, crecido en el Albaicín a los pies de la Alhambra, en un mundo oriental muy diferente al resto de los acontecimientos de mi vida"  Las crestas nevadas de la cordillera andina sudamericana recortábanse sobre la luz rosada del atardecer. Llevando a cuestas sus años, pero todavía de porte altivo, luciendo sus altas botas españolas que le brindaban una apostura de varón, don Juan contemplaba a su hijo. Siempre había estado orgulloso de él. Lo concibió a edad madura, como fueron todos aquellos conquistadores del Perú luego de un periplo aventurero de muchos años desde Cuba a Méjico y Golfo de Darién, hasta arribar al imperio del Inca que conquistaron y donde se radicaron, organizando familias.   Mesaba sus barbas ahora grises que fueron siempre su distintivo, y admiraba el esplendor físico de su hijo, nacido de dos razas fuertes. Lo observaba en silencio, mientras frente suyo la Cordillera de los Andes imponía su presencia. Fue en aquel preciso momento, que a lo lejos comenzaron a emerger todos los fantasmas de su pasado, acallado por años. Como un ornato escénico la nevada cordillera andina desapareció en ese momento para él ...Y fugaces siluetas de la Sierra Nevada decorando el castillo de la Alhambra, en tiempos de la dinastía Nazarí, acudieron a la mente del antiguo guerrero.  Los recuerdos vigorosos de su vida, continua en emociones, acompañábanlo en esta existencia ahora sedentaria. Había doblado orgullosamente el codo de los años y en ese siglo XVI, presto a agonizar con sus lauros, el viejo aventurero admiraba la inmensa extensión de su Encomienda, cercada por el cordón cordillerano de nieves eternas.  Al lado de él, su hijo lo observaba motivado.    Mostrábase altivo también, pero pletórico de juventud y energía. Ostentaba con garbo su barba y cabellera muy obscuras. Los rasgos mestizos eran evidentes, pero ocultos bajo el traje español, donde los ojos color ámbar y algo verdosos enmarcados por espesas cejas moriscas, heredados del padre, resaltaban junto a su aquilino perfil incásico. Todo el conjunto hablaba de una sociedad nueva naciente en las desangradas Indias Occidentales.    -"Tiene derechos el que no tiene culpas"- volvió a insistir el hijo tratando de continuar el diálogo  -"¿Y quién no tiene culpas?"- preguntóle nuevamente el padre  -"¡La Virgen del Sol! ... la virgen sagrada de un pueblo, conquistada, profanada y violada"- respondió el hijo con vehemencia  -"¿Y quién tampoco tiene culpas?"- le argumentó el progenitor   -"Dímelo tú, padre"  -"Te lo diré: ¡La mora que murió toda quemada, bajo las miradas de su niño en una noche de Granada, en la hoguera de la Inquisición!"- contestóle esta vez el padre con igual vehemencia  -"¿Quién era?"  -"Fátima. Mi madre. Como ves, hay largas partes de mi vida que nunca has conocido, hijo mío"  -"Ella tampoco tuvo culpas"- aceptó el hijo  El cálido viento del verano se extinguía en aquel anochecer, al pie de las nieves eternas sudamericanas. Padre e hijo parecían aliviarse de la tensión que habíalos dominado. El silencio andino iba apoderándose de la Encomienda en su expresión de tiempo, durante el cual la vida de Juan de Granada, antiguo Omar ibn Muzá, se fue apaciguando. Miró a su hijo, levantó su frente y lo observó como deseando hablarle, como quizás nunca lo hiciera hasta ese momento.   -"¿De quién es la culpa de esta sangre derramada, hijo mío? ¿De toda la que ha corrido por este imperio y en estas Indias promisorias? ¿Quiénes las derramaron?"  -"Ustedes, los conquistadores"- volvió a sentenciar el hijo  -"¿Y quienes somos los conquistadores? ¿Qué es España y cómo surgió dando vueltas al mundo? ¿Y qué ha sido de mi Reino de Granada, donde yo nací?"  Ante aquellas preguntas el hijo quedó pensativo. Su padre al quedarse solo con él, como única familia, había llenado su infancia de relatos llenos de misterio y cargados de fantasías orientales. El joven aún las recordaba, pues de niño había deseado volar en una alfombra mágica y navegar junto a Simbad.  -"¡Granada!" -dijo el joven- "Granada, tu patria, tu reino, tu mundo oriental... A veces he creído conocerla imaginándomela en la descripción que me han brindado tus palabras"  -"Granada capitulaba el mismo año en que el Gran almirante llegó a las Indias, como explorador. Colón portaba en sus carabelas astrónomos granadinos"- recordó su padre  -"Una coincidencia escrita en el destino"- expresó el hijo  -"Sí. Dolorosamente cierta. Así fue esa capitulación de Granada en 1492, sin presentar batalla, a fin de salvar la bella ciudad y sus habitantes. En aquellos días yo aprendía a leer en letras árabes, y el poeta Hixam, amigo de mi padre Muzá, me enseñaba las primeras rimas, que después te repetí sobre mis rodillas. Vivían en tu niñez mucho granadinos en el Perú, cuyo nombre de bautismo no logró borrar la lengua árabe de nuestro nacimiento. Y nos juntábamos en forma asidua para hablar entre nosotros y recitar las suras del profeta Mahoma, escondidos por cierto de la vista de otros"- el viejo guerrero se puso de pie  -"Fue la primera lengua que me enseñaste"- recordó el hijo  -"No quería olvidarla, por ello lo hice. Pero Castilla impuso la suya en todo el imperio colonial, y a ella se sometieron también vascos, aragoneses, asturianos, valencianos, flamencos, lusitanos... quienes asimismo llegaron en los primeros tiempos al Perú"  El crepúsculo invadía el paisaje con sus colores. La nieve eterna volvióse violeta. La Pachamama ejercía su presencia a esa hora, donde la naturaleza se vuelve más poderosa que el hombre. Don Juan cautivado por el ambiente, sintió la necesidad de expresar toda su dolorosa intimidad, al único hijo que habíalo acompañado desde el nacimiento.  -"Mira, hijo mío, tú has nacido en un mundo en construcción. Llegaste a la vida en el Virreinato del Perú, donde a cada instante hay proyectos nuevos. Yo en cambio, había nacido en un mundo construido. Cada hoja estaba en su tallo. Cada pájaro en su nido. Eso palpé en mi infancia, y cuando hube de salir de ella, cuando debí recibir el mensaje paterno a partir de los siete años según nuestras tradiciones moriscas ...¡Mi mundo ya no existía!... Granada era mi patria, mi reino, y ya no la tenía ¿Cuál era mi culpa?"      -"No. En aquel tiempo, padre, no tenías culpas"  -"Yo también sufrí mucho sin merecerlo, pues perdí a mi familia en la infancia y además perdí a mi país"- se sinceró el padre  -"No merecías sufrir siendo tan pequeño al capitular Granada"  -"La capitulación que firmaron los cristianos con los granadinos, no se cumplió. Fue violado por ellos aquel pacto firmado en enero de 1492. Granada no subsistió, como estaba convenido. Vi su destrucción, como después yo destruí al Inca. Conquisté para un rey que no era el de Granada. Con una insignia de combate que no era del Profeta. Con un nombre de bautismo, Juan, que no era aquél que me habían dado mis padres... Omar"  -"Omar convertido en Juan ... ¿Destructor o vengador?"- preguntóle esta vez el hijo  -"Pues allí está mi incógnita, Juan de Granada el conquistador de Indias, el profanador de Vírgenes Solares, el verdugo de los sabios Amautas... había sido antes Omar, el hijo de Muzá y Fátima, un niño de Granada ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Quién fui?"  Una mudez tácita se apoderó del padre y su hijo, en aquella dimensión de la Encomienda que comenzaba, debido al ocaso, su reposo diario. Frente a ellos, los chacareros indios desfilaban dejando su labor en busca del descanso. Para esos labriegos que trabajaban a la diosa Huallpa -la tierra fértil- nada había cambiado por siglos. Su tarea de siembra seguía siendo la misma, día a día, cualesquiera que fuesen sus dirigentes.   El virreinato del Perú era ahora un tiempo diferente, de construcción y organización, lleno de avances y nuevas fundaciones. Pues éste era el reino de Felipe II, donde no se ponía el sol. Una era de reconciliación impuesta por este gran soberano y administrador eficiente, quien cambió todas las pautas que sacudieron la vida de don Juan de Granada -transformado ahora en Encomendero- olvidado ya de sus lances guerreros.   En 1492 había capitulado el gran Reino de Granada, fueron expulsados los judíos -el Sefarad- del territorio español, y Colón (un presunto judío) descubrió América... Pero la muerte en 1504 de la reina de Castilla, Isabel de Trastamara y Lancaster (Isabel la Católica), convertiría estos hechos en tragedia. Colón perdió el apoyo oficial y llegó a ser perseguido. Comenzó la conquista de Méjico y Perú. Y los pactos firmados con Granada no fueron cumplidos.    ¡Y sangre corrió por Granada! ¡Sangre en el Perú, por los valles del Inca! Sangre de años por tierras sudamericanas. Sangre... por la cordillera de los Andes cruzada en todas sus direcciones, y por el río Amazonas (Marañón en ese tiempo) surcado de orilla a orilla. Sangre de años por todas las tierras americanas. Las tierras de la raza roja, la raza vencida. Mientras la negra barba morisca de Juan de Granada fue tornándose gris, y empalideciéndose el brillo de sus ojos color oliva, de manera tal que muy difícilmente podía advertirse en ellos al niño Omar... Aquel niño granadino que naciera en el Albaicín, a los pies de la Alhambra.     -"Una mano piadosa me retiró de aquel lugar donde en la pira inquisitorial ardía mi madre Fátima, en medio de un festejo múltiple con espectadores vencedores. Y me llevó a un convento donde me bautizaron con el nombre de Juan... Así dejé desde entonces de llamarme Omar Ibn Muzá"- relató don Juan a su hijo   -"Es más dura tu historia de lo que yo pensaba"- le reconoció el joven  -"Y fui yo uno de los tantos Juanes que partieron de los puertos españoles rumbo a las Indias misteriosas. Estas Indias que prometían olvido ... riqueza ... gloria"  -"¿Llegó para ti ese Olvido?"  -"No. Nunca llegó. Quise saber desde el abismo de esa maraña conquistadora en el Perú... qué sintieron aquéllos cuando echaron las llamas sobre los dulces ojos de Fátima. O qué hicieron con aquel cortinado color púrpura, junto al cual dormía en mi infancia sobre cojines, y que yo sentía que me cobijaba como una mano envolvente. Quise ser unos de ésos que encendieron la pira ante mí, pues los parientes debíamos estar presente frente a la hoguera, en escarmiento religioso"  -"Demasiado cruel para un niño, es por eso que nunca me relataste antes estos sucesos"- dijo comprendiendo el hijo  -"No deseaba enredarte con mis fantasmas, hijo"  -"Te lo agradezco. Pero ahora ya soy adulto y puedo escucharte, prosigue padre"  -"Quise saber también, qué sintieron aquellos soldados castellanos que se llevaron de nuestra casa en el Albaicín, a mi padre Muzá, con un destino ignoto. Nunca volvimos a verlo. Que enmudecieron las voces de los averroístas, que cegaron a los poetas moros, que cortaron las manos de los calígrafos cuando escribían las elegantes letras árabes, que nadie supo más leer en Granada... Y tal vez, siendo yo ellos y ellos yo, podría alejar mi mente de aquella plaza donde ardió Fátima ante mis infantiles ojos"  De pronto el viejo guerrero calló, y su hijo conmovido acompañó su silencio. La cordillera andina ya era inadvertible, pues el manto nocturno la envolvía. Un mayoral indio, de larga nariz quichua, acercóles una lámpara pues ellos permanecían afuera, ensimismados, sin sentir frío ni calor. El padre continuó de esta manera:  -"Díjeme incluso, que al arrebatar los refulgentes hábitos rojos trenzados con hilos de oro, que llevaban los príncipes Orejones, podría restituirme aquellas ropas bordadas de rubíes que mi aya Haida me quitó arrojándolas, para ocultarme. Yo fui corriendo con ella tomado de su mano por las sinuosas calles empedradas del Albaicín, cuando nuestra gran casa blanca fue invadida. Y mientras huíamos siguiendo la orilla del río Darro, admiré desde abajo la hermosura majestuosa de la Alhambra, erguida sobre el costado rocoso del frente"   -"Duras son tus experiencias de niño, padre mío"- comentó el hijo  -"Creí entonces en aquellos turbulentos días de la conquista, que al adueñarme de sus lujosas prendas incaicas, volvería a calzar mis borceguíes incrustados con pequeñísimas perlas ...¡Aquellos borceguíes traídos de Túnez!... que me regalaron en mi séptimo cumpleaños, el último que pasé junto a mi padre Muzá, para caminar a su lado de paseo por Vivarrambla hasta la Puerta de Elvira"  -"Nada has olvidado padre mío"  -"Pensé también, al tocar tanta riqueza con mis manos, en volver a caminar por el empedrado de Granada nuevamente con mi fez y con las anchas mangas de mi túnica... Otras veces, mientras nos repartíamos el botín del Templo de la Luna, coloqué una alianza en mi dedo que pensé, fuera el anillo de esmeralda que Muzá, mi padre, llevaba el día que vinieron a prenderlo"  -"¿Qué buscabas realmente, padre mío?"  -"Era al niño Omar a quien yo buscaba. Pero al amanecer, cuando el sol iluminó los despojos del Cuzco comprobé, con dolor, que aquel tétrico escenario desangrado no era la plácida Granada de mi infancia"  -"Nunca, padre, llegaste a ser Juan"- volvió a sentenciar el hijo  -"No ...No me fue posible... Pues cuando invadí la casa de los Amautas, los sabios del incaísmo, yo era Omar quebrando las voces de Ibn Rush (Averroes) y de los averroístas.  Y cuando invadí el Templo del Sol, era Omar quien incendiaba la gran mezquita de los Emires Omeyas"  -"Se perdió el Reino de Granada de los árabes, como se perdió el Tihuantisuyo de los Incas."- expresó por último el hijo   -"Habíame dicho el poeta Hixam, amigo de mi padre y pedagogo mío, que el Emir de los Creyentes, el primero de ellos en reinar en la ciudad de Córdoba la Sultana, escribió la siguiente cuarteta:  ¡Oh! ¡Tú a quien acecha la muerte!¿Hasta cuándo te alucinará la esperanza?¿Hasta cuándo has de temer la caída,si puedes considerar que ya te ha acontecido?¿No ves que por vivir no vives?Mientras que has hecho de tu vida, una muerte eterna.  ...........oooooo...........
DEL  ALBAICÍN  AL  TUCUMÁN..............................................Por Alejandra Correas Vázquez  TUCUMÁN IIICÓRDOBA  DE  LA  NUEVA  ANDALUCÍA.............................................  Siglo XVI. Viaje al Tucumán.  Así concluyó su relato el viejo guerrero contemplando a su hijo nacido del cruce de su simiente mora con la simiente americana.   -"No volví a ver a Muzá, mi padre, ni a sus amigos Hixam, Zulimán e Isaí"- concluyó por último   A su alrededor en medio de la noche, lo rodeaban las crestas andinas con su corona de nieves eternas. Su hijo ya de pie, puso las manos sobre los hombros de aquél que fuera antaño Omar Ibn Muzá, ahora Juan de Granada, su padre, un encomendero español del Perú.   -"¡Levántate padre!"- díjole su hijo -"Yo no he venido solo, pues voy a un viaje largo y no deseo dejarte aislado en la soledad de esta Encomienda."  -"¿Vuelves a partir? ¿Has heredado mi destino aventurero?"- contestóle el padre  -"En cierta manera sí, pero no del todo...  Allá dentro de la casa te espera la antigua servidora del Sol Inti, mi madre, la virgen profanada. Y además mis tres hermanas que ya te han hecho abuelo, pues no deseaban para ellas el proyecto virginal. Sus esposos son españoles y te sorprenderá uno de tus nietos con cabellos color oro como el Sol Inti, pues su padre es un capitán vasco"  -"¡Esta sorpresa me deja mudo!"  -"Pues no quedarás mudo, ya que habrán de hablar todos largamente"  -"Y... ¿Hacia dónde te diriges en ese caballo airoso y enjaezado?"- volvió a preguntarle el padre al ver que su hijo había montado nuevamente  -"En dirección a la Cruz del Sur, pero siempre dentro de las tierras de este Virreinato del Perú, que es mi patria"- contestóle su hijo  -"¿Un largo camino acaso?"  -"Sí, es largo... Voy hacia el Tucumán. Allá, en esa gran provincia del sur de este inmenso virreinato, la vida comienza y se fundan ciudades nuevas donde antes nada existía. Quiero ser parte de ese nacer"  .........ooooooo.........  Los caminos iban abriéndose para el corcel y su jinete. Cordillera, altiplano, quebradas, pampas, fueron quedando a sus espaldas. El hijo de Omar Ibn Muzá no llevaba tesoros en sus alforjas. Llevaba su juventud. Muy lejos suyo habían quedado las pedrerías preciosas de Granada y los oros del Cuzco. Aquélla era para él, una historia concluida que se alejaba sin retroceso.  Este mundo nuevo, aislado, apartado de las grandes ciudades no sería fastuoso en fortunas materiales. El Tucumán se desarrollaría para otro proyecto, y el joven lo había comprendido antes de llegar a destino.   El arribo luego del lento y largo camino se produjo finalmente. La vida comenzaba para muchos en esta sociedad tucumana que aún no tenía forma. Todo era nuevo. Era el tiempo de la colonización, donde familias completas arribaban para poblar ciudades a las que había que fundar,  algo muy distinto al período de aventureros aislados como los que llegaron en otro tiempo, junto con su padre. Estos habitantes nuevos eran fundadores con esposas e hijos llegados de ultramar, instalando sus hogares en aquel escenario virgen e inexplorado.   El Tucumán era un territorio de destierro o de refugio, para un grupo cultural que había decidido apartarse de la historia de su tiempo. No tardó el joven en comprobar que existía en estas familias una clara herencia mora y hebrea, y él comenzó por curiosidad a hablar en lengua árabe -que bien conocía- con ellos, saludando al entrar con un "Salamu Aleikum".  Se iniciaba un proceso civilizador y lingüístico nuevo, donde el hablar "criollo" (como se llamaría más adelante) reuniría elementos quichuas (nativo) y árabes, junto con el buen castizo. Pues las palabras que los moros iban a transmitir en el Tucumán, no se hallaban incorporadas al castellano de España (que recibió otros aportes pero diferentes). Su inserción se produjo allí, dando pauta de la presencia morisca en los primeros tiempos coloniales.  El hijo de don Juan de Granada, conocido Encomendero del Perú, posó su mirada sobre aquel mundo en formación. Virginal y selvático. No podían saquearse templos, había que edificarlos. No podían devastarse palacios, donde sólo existía la sombra del Tala para refugiarse. Había que edificarlo todo ...pues nada había.  Había que trazar las calles. Amasar el adobe. Construir las chalupas para navegar por los ríos. Había que comenzar una vida ciudadana absolutamente de la nada. Contando al llegar, únicamente con un plano dibujado con excelentes medidas, salidas del escritorio de un ingeniero del rey. Y estas familias en la mitad del siglo XVI, habíanse empeñado en tal empresa buscando fundar una vida nueva, en esa soledad abismal que dispusieron elegir para sus hogares.  Y él que era hijo de dos profanaciones -Cuzco y Granada- de dos reinos saqueados, comprendió que su experiencia era inédita en tales términos. En vez de robar riquezas, había que invertir riqueza para esa construcción nueva. Todos cuántos al Tucumán llegaban traían dinero, eran inversores, lo que facilitó que sus ciudades, caminos, escuelas, monasterios e iglesias, se edificaran y prosperaran rápidamente. Su padre no fue menos espléndido con su hijo, pues habíalo provisto de una buena bolsa con monedas de oro.    Al pasar veinte años, en 1573, ya estaba casado y tenía dos hijos que  heredaron los ojos color oliva de su padre. Habían pasado sólo 81 años desde la capitulación de Granada. Su padre aún vivía con la mente clara y su altivez propia, pues la vida tranquila en el campo de sus últimos cuarenta años, como Encomendero, habíale otorgado esa larga duración. Cada cuatro años el hijo lo visitaba, dado que hacía un viaje al Perú llevando los productos de la fértil tierra tucumana. Para ello adquirió carretas, caballos, bueyes, y con su caravana estableció una buena base de progreso. Había heredado sin duda la capacidad comercial de su abuelo Muzá.   Transformado ya en un tucumano por derecho adquirido, vino a encontrarse con otra ...¡gran sorpresa!... Una expedición nueva extendería al Tucumán más allá de la Salina Grande, la cual hasta entonces era su límite. La dirigían un antiguo príncipe morisco y un capitán de origen hebreo nombrado gobernador, ambos de Sevilla, y ambos por cierto bautizados. Cuyos nombres y apellidos cambiados al castellano (como ocurría siempre) borraban su pasado. Pero eran "Cristianos Nuevos". Es decir, ambos estaban circuncisos igual que su padre, como exigen las religiones de Mahoma y de Moisés. Debido a que la Inquisición comenzaba a hacer estragos en el Perú, estos dos caballeros sevillanos, muy ricos -que compraron barcos propios en España y carruajes con caballos en Perú- buscaban fundar una ciudad muy alejada, pasando más allá del Salinar.  Pero detrás de ellos también escondíase un secreto. Sólo tres años antes, 1570, había fracasado el levantamiento árabe en la Sierra Nevada (Las Alpujarras) conducido por el príncipe Omar el Omeya (bautizado como Fernando Valor) quien instauró durante tres años un reino árabe, dentro de un reino español católico e intolerante. Fue abatido por don Juan de Austria. Un año después la batalla de Lepanto dio fin a las esperanzas orientales. Juan de Austria volvió a ser el vencedor, esta vez del Gran Turco.   En el llamado "Levantamiento de las Alpujarras" se enfrentaron dos ejércitos, venciendo el hijo menor de Carlos V. Pero el caso era que una gran población de familias habíanse afincado en la zona, ante la convocatoria del último de los príncipes Omeyas. Y pudieron eludir los cercos, bajando de allí por cantidad de pasos montañeses conocidos solo por ellos. Las Alpujarras se vaciaron en aquel momento, al ver todos la esperanza perdida. Fue para ellos "El Fin de la Esperanza". Este es el momento clave donde se produce una gran emigración hacia el Imperio Español de Ultramar, distribuida por todas sus colonias.  Los dos caballeros recién llegados al Tucumán traían para el joven una misiva de su padre, pues eran andaluces como Omar Ibn Muzá, hijos del Al-Andalus, como llamóse en su conjunto el reino árabe español. Se entiende con claridad que fue en lengua árabe todo el diálogo que entre los tres sostuvieron, para no ser escuchados por personas ajenas al proyecto. Por esto él no dudó en ponerse en camino junto a ellos, guiando la inmensa caravana de cuarenta familias que buscaban una nueva tierra para radicarse.   ¡Y la hallaron! ... El 6 de Julio de 1573. Una nueva Sierra Morena, muy semejante en color y forma a aquélla de Córdoba la Sultana, circundada por un cinturón serrano gracioso y nostálgico, fue el marco apropiado para fundar la ciudad de "Córdoba de la Nueva  Andalucía". La cual más adelante sería la más próspera de todo el Tucumán. En ella los Jesuitas cincuenta años después (1620) crearían la Universitas Cordubensis Tucumanae (Universidad de Córdoba del Tucumán, pues esta ciudad tiene dos nombres válidos) que fue la primera universidad de Argentina.   ... Pero todavía era sólo un proyecto ¡Había que edificarla!    ........oooooo.........  PD. El erudito don Juan Yasser, palestino, nacido en Jerusalén, radicado en Córdoba, realizó el estudio lingüístico sobre la ingerencia del árabe en el hablar criollo, e incluso entre las lenguas nativas del territorio argentino como ser el quichua y el guaraní, desde la época colonial. En una corriente separada al arabismo propio que contiene el castellano. Remítase a su obra para mayor interés.              
EL  SECRETO  DE  CELESTE  ....................  por  Alejandra Correas Vázquez"Yo soy yo ... y mi circunstancia"Ortega y Gasset    1 - OTOÑO  EN  LAS  SIERRAS................................................. Acercándose ya el invierno cuando el sol invierte su recorrido, las sierras cordobesas aspiran un aire frío y penetrante, pese a la belleza dorada de los árboles otoñales. El cielo agrisado anuncia la llegada imprevista de la tarde, y la luminosidad escasa obliga al repliegue tempranero en aquellos rincones apartados. Se vuelve más corto el espacio de los días, y el vacío de las quebradas parece penetrante, una vez que los visitantes del verano han regresado a la ciudad.  Ante estas perspectivas Ramiro Reynoso, muchacho veinteañero, apresuró su viaje hacia la ciudad de Córdoba para ingresar como estudiante universitario. Y partió como todo joven de corazón despejado, con un bagaje de proyectos e ilusiones.   Su vida hasta entonces había transcurrido en esa placidez serrana del paisaje acogedor, con dimensiones boscosas o churquis espinosos, junto a vertientes cristalinas bajando desde las rocas hacia el arroyo... ora manso ora embravecido. Y él amaba esas tierras.  Ramiro pertenecía a su entorno, porque el entorno a su vez le pertenecía. Allí donde el espíritu vivo de la Pachamama comunica emociones y visiones, no transferibles con palabras.  Vivía en una casa de piedra de líneas elegantes, en la bajada empinada de un monte dentro de la población donde su padre era maestro. Era aquél un especie de castillo serrano que decoraba el paisaje, y dominábalo con su vista panorámica. Su casa estaba rodeada de gigantescos plátanos, los cuales a la entrada del otoño doraban sus hojas en una gran variedad de tonos.   Ramiro amaba esos valles coloridos y estaba acostumbrado a ellos. Tal vez los amaba porque amaba su propia infancia, transcurrida allí en un ambiente protegido. Cuando el profesor Reynoso se instalara en la zona para organizar la primera escuela fiscal, llevó consigo al pequeño niño recién nacido. Fue este maestro amante del paisaje, de la educación y la pasividad, un padre instructor y un Aya, pues el niño nunca recordaría haber visto a su madre. Numerosas niñeras aldeanas pasaron por su casa, de tal modo que el pequeño transformóse en la mascota de esa solitaria población serrana. Todos querían cuidarlo.  Pero la misma circunstancia familiar tan peculiar, permitióle a Ramiro llevar una niñez cuidada al extremo, y muy descuidada al mismo tiempo. Vivir en la constante atención de personas mayores a él, y en la salvaje amalgama de juegos  con esos serranitos montaraces esparcidos por los ranchos de adobe del entorno. Ellos habían sido sus compañeros de diversiones infantiles. Sus fantasiosos amiguitos de antaño.   Había crecido con ellos en una vida exuberante de emociones y creaciones.  Gozó a su lado jugando en esas quebradas serranas llenas de misterio. Junto a las fuentes naturales de agua rodeadas de helechos, con las rocas incrustadas en las laderas donde todos buscaban secretos, o imaginaban mundos de inventivas inacabables. Todo ese conjunto que le era propio, y dentro del cual había crecido sin advertirlo, absorbía su imaginación.  Luego de los primeros años de residencia en el lugar, su padre logró ser ayudado en la escuela fiscal por dos maestras llegadas de la ciudad. Fueron ellas encariñadas con el niño, quienes sugirieron al profesor Reynoso internar a Ramirito en una colegio de varones ubicado en zona próxima, a fin de que cursase el secundario. Pasados esos cinco años, transcurrido en un ambiente distinto, el hijo contempló todo de otra manera.   El iba y venía desde su colegio en un viaje de 3 hs cada fin de semana y en tiempos de verano, lo que permitíale tomar una idea clara del ambiente serrano a cierta distancia. Regresaba acompañado de compañeros de estudios como visitantes.    Pero el joven ahora crecido seguía amando al pequeño serranito que asistía a la escuela de su padre. Ese niño de infancia descuidada que en el fresco de las mañanas junta peperina, o busca mica brillante en las horas de la siesta. La eclosión veraniega del turismo demandaba estos productos (pues la piedra natural del ambiente y el arena de los ríos no son útiles a la siembra o la cría) de manera tal que durante la recesión del invierno aparecía con claridad la pobreza solitaria del lugareño.   Muchas veces se han preguntado los citadinos visitantes del verano, conociendo sus difíciles perspectivas de vida, por qué esos serranos no abandonan el lugar... Simplemente, porque el puma tampoco lo abandona.  El muchacho añoraba las épocas cuando correteaba con ellos perdiéndose entre el monte de espinillos decorados con copos de oro. O chapoteando todos juntos en las aguas crecidas del arroyo... hasta que el avance de la espuma en creciente hacíalos huir ante el peligro amenazante. El veíalos aún como los recordaba a su lado.   Pero ahora era distinto. Ramiro podía mirar desde adentro y desde afuera. Lo que más le impactó en cada regreso, fue la falta de alimentos y de asistencia médica de este lugar remoto, rico en paisaje y pobre en medios. Y con ello la desnutrición existente en el rancherío olvidado. Comprendiendo entonces sus muy preocupantes circunstancias.   Aún conservaba esos bellos recuerdos compartidos junto a los serranitos, pero advirtiendo que contrastaban con su visión actual de los hechos, en realidades tan opuestas. Como dos destinos prefijados al nacer, que parecían inviolables al cumplirse el plazo de edad.  Este muchacho había vivido junto a su padre, entre los desvelos de un maestro de campo. De un profesor esmerado que buscara en las aulas de clase transmutar aquel entorno primitivo. Pero en aquellas sierras apartadas, pobladas de un rancherío lugareño esparcido en cada lomada, faltaban medios de vida. Tampoco había una farmacia, y los serranos según su tradición vernácula, acudían a las ancianas curadoras que con yuyos y rezos trataban los males.   Los inviernos eran duros y no llegaba hasta ese lugar tan distante y oculto entre quebradas, con caminos de difícil acceso, la llamada "Copa de Leche" que es el comedor escolar. Las condiciones de desnutrición aumentaban y la salud iba empeorando. Ramiro soñaba con detener estos factores adversos, o al menos frenar esa carrera humana desintegrante, que anulaba sus posibilidades y nublaba el presente.  Quería el menos liberarlos de su cargas mínimas. Proponerles un interés sobre sí mismos. Darles al menos conciencia de salud, aún más que la salud misma. Y entonces díjole a su padre:  -"¡Iré a la ciudad para ingresar en la Universidad y estudiar Medicina!"    0...........................0              2 - LA  CASA  DE  PIEDRA........................................          La casa de piedra solariega ornamentada de plátanos gigantes, que enmarcaban con su follaje en perfil la ladera de la sierra, manteníase erguida a pesar de su tristeza por la despedida de Ramiro.    Habíalo visto llegar de pequeño con pasos inseguros y ahora lo despedía, como a un joven rozagante y pleno. Sentíase orgullosa de él, como si ella fuese la propia madre del joven, quien no conociera a la suya. Esa casa fue su vigía desde aquel día de su llegada, en pañales, con todo el rigor y la protección que el niño necesitaba. Su construcción era alta, de dos plantas, revestida de piedra diorita serrana, con grandes ventanales y una mampara multicolor junto a una salamandra encendida con leña en los inviernos.  Era ella la única madre que conoció Ramiro y acariciaba sus paredes en despedida amorosa. Su gran sala doble dividida por un arco central, cuyo suelo estaba decorado por baldosas con diseño geométrico, era un centro de vida agradable para esos dos hombres solos y tan diferentes en edades. Teniendo solamente por compañía al choguí nocturno y a la comadreja diurna, pero sintiéndose cobijados por el esplendor selvático de una de las últimas naturalezas puras del mundo, donde la fuerza de la Pachamama subsistía aún presente.   Ramiro pudo por ello estar orgulloso por esa amplitud libre de vida, en medio de la cual le fue fácil expresar sus inquietudes e incógnitas. El tiempo al acelerar los días en medio del marzo otoñal, se había presentado como óptimo para su partida. El llevaba consigo en su traslado hacia la Universidad, una viva inquietud ante lo desconocido. Una ansiedad donde esperaba con toda la fuerza de su juventud, hallar una respuesta. Y seguía dialogando con su padre, el director escolar, como siempre lo hiciera, pues al crecer sin madre su padre ocupó ambos afectos.               Ante ello el profesor Reynoso le hablaba cariñosamente, advirtiéndole además, que la vida universitaria cordobesa no era una fiesta. Era un esfuerzo. Pero creía conocer bien a su hijo al que había empapado largamente con sus intereses, esmero puesto en su formación como padre viudo. Aunque también comprendía que Ramiro no iba a cortar de golpe frente a los libros, con todo el esplendor de esa sierra que lo acunara. Aquella dimensión natural de paisajes coloridos y aromáticos, que creábanle al joven una atmósfera peculiar de aislamiento geográfico y comunicación alternativa.            Entre la emoción de su inminente viaje, mientras su perrito "Rulo" zambullía su rizado pelamen bajo su cama, adivinando con dolor su viaje, Ramiro expresaba a su padre sus inquietudes e incógnitas. Razonaba con ese empuje arrebatador de las ideas propias, que cautivan y autofascinan siempre a los jóvenes.   Más tarde, pasado el mediodía, ellos emprendieron juntos la bajada de la pronunciada cuesta hasta la parada del ómnibus. Mientras "Rulo" sacudía su pomposa cola al advertir que el ómnibus se iba acercando lentamente hacia ellos. Los árboles centenarios, de tupido follaje parecían gemir al despedirlo, danzando entre la robustez de sus troncos, rodeados por un precioso paisaje.                                   Juntos bajaron de su casa de piedra, erigida sobre una calle de tierra empinada y pedregosa, donde finalizaba la avenida de plátanos. A su frente el cordón serrano dominaba el horizonte. Y allí acompañados por Rulo hicieron seña al ómnibus para que se detuviese, el cual alejaría al joven de la sierra. Esta partida de Ramiro iba a ser ahora por un tiempo mucho más largo, pues la distancia a la ciudad universitaria, era mayor que la anterior.   Padre e hijo se despidieron con la sencillez que siempre los había acompañado. Esta era la primera vez que Ramiro iba a apartarse del paisaje serrano en dirección a una ciudad.          0...........................0             3 - LUCES  de  MERCURIO          .....................................                 El rodado descendió por el camino de tierra bordeado de árboles "paraísos" con sus ramajes dorados y sus "bolitas" amarillas prontas a formar una alfombra sobre el suelo. Ramiro llevaba el espíritu henchido de emociones, mientras el ómnibus continuaba su camino de tierra, que empalmaba más adelante con la ruta provincial de asfalto, saliendo de aquella población. Iba somnoliente por el poco dormir de aquella víspera inquieta. Luego de unas horas de marcha el muchacho experimentó un brusco despertar. La provincia cordobesa cambiaba de paisaje.  Atardecía. Las sierras iban perdiendo altura. El camino era nuevo. Detrás suyo habían quedando sus valles y quebradas montaraces tachonados de churquis, y el canto lastimoso del choguí que ya no lo llamaría a medianoche en el  crudo invierno. Atrás quedaban los cerros con todas sus leyendas.                Era su nueva realidad, no menos bella, pero sí más lisa. La ruta moderna. Las sierras quedaron lejos suyo. Se perdieron hacia atrás las grandes rocas, y el verde húmedo pampeano de la llanura asomó a sus ojos coloreando la vista con tonos distintos, de acuerdo a cada sembrado. Chacras. Plantas. Planicie pampeana.                        Las pampas sembradas se sucedían a veces entre pequeñas lomadas. Entrada ya la noche comenzaron a divisarse las luces de Córdoba, desde el fondo de la hondonada donde esta ciudad se halla situada. Pero sus narices sintieron de pronto molestias, pues llegó al mismo tiempo un aire tibio y pesado. El "smog". Y luego de improviso... un fogonazo hirió los ojos del joven serrano, haciendo su aparición : "¡Las luces de mercurio!"  Salieron todas ellas en forma repentina, frente la semiobscuridad del ómnibus, después de dejar a su espalda la sierra, los aromos y los plátanos. Las luces de mercurio surgieron así, casi de golpe, apareciendo cual fantômas de una ilusión extraña. Como una señal misteriosa para aquéllos que como Ramiro, no han cohabitado nunca bajo sus avenidas blancas. Esas lámparas luminosas con su mundo de vértigos y desazones, o de próximas aventuras, eran un anuncio nuevo para este joven solo y sin testigos.                  Es distinto desde la sierra pura, hacer un viaje de paseo a la ciudad y caminar en la noche citadina bajo las luces de mercurio, que llegar un poniente para ser atrapado por ellas.  0...........................0            4 - ARRIBO  CITADINO.........................................    Esa noche era esperado con sumo interés, en el domicilio de sus padrinos. Aquellos tíos, hermanos de su madre, que lo despidieran siendo un niño pequeño y quienes no habían vuelto a verlo desde entonces. Esa casa que se le abría en Córdoba para cobijarle, para brindarle un sentimiento de seguridad, estaba aún más inquieta que él con su arribo, y llevaba días pendiente de este momento.  Y desde allí era, desde donde el muchacho esperaba partir para realizar sus ideas. Para movilizar su consigna. Para hallar respuestas. Pero sería allí mismo, en esa misma casa, donde iban a transcurrir los momentos decisivos que marcarían su personalidad, dando una forma nueva a sus pensamientos. El devenir ya se perfilaban con fuerza delante suyo.   Estaba al fin en la meca de sus intereses, que él había elaborado lleno de ilusiones, pero Ramiro iba hallar en casa de sus padrinos, un camino propio más allá de las ideas que él se había forjado. Como le ocurre a mucha juventud.   No hay duda de que la vida exige a su vástago humano para crecer, una ruptura con el pasado alado. Sea infantil o adolescente. Ese mundo agraciado con bienes protectores, pero que pesan sobremanera más adelante, para caminar por sí solo. Con la propia identidad. La vida personal no se define con certeza hasta no lograr ese necesario desprendimiento, donde se impone superar las vallas que se anteponen entre él y sus proyectos. Seguir con fe y decisión será el premio final. Este era el camino que debía trillar Ramiro Reynoso.   Su nueva familia estaba formada por el escribano don Santiago y su esposa Ana, más las dos hijas, Celia y Celeste.   Ana. Elegante. Bella. Segura. Ella asombró a Ramiro desde el comienzo, tanto por su atractivo personal, como porque a él siempre habíale faltado madre. Ana daba clases de francés y latín en un colegio, gustaba de la lectura y estaba orgullosa de su biblioteca. Ella sintió gran entusiasmo con la llegada de su ahijado, ya que no había tenido un hijo varón, lo que facilitó la inserción de Ramiro allí.   Su alegría con la presencia del joven residía en la estima que sentía por su padre, encontrando una abierta inteligencia en el hijo. Lo acercó de este modo al amigo preferido, el médico de la familia dr. Marcos, quien participó de su apreciación desde el primer diálogo. Viendo que el muchacho comenzaría a estudiar medicina, se propuso facilitarle cualquier ayuda. De tal modo le obsequió libros de estudios que habrían de servirle en toda su carrera.  Las niñas, adolescentes de dieciocho y dieciséis años, se alegraron cada una a su manera. La mayor, Celia, siguiendo los conceptos de la madre, pensados y pausados, lo estimó. La menor, Celeste, quedó cautivada por el acento de su voz.  -"Me gusta como hablas"- le dijo un día -"Como todos los que viven en la sierra. Suave. Dulce. Más musical que nosotros"  El padrino, don Santiago, hombre abstraído y preocupado por naturaleza, tuvo pocas efusiones pero no desinterés. Era un hombre que vivía preocupado por grandes problemas, fuesen reales o no. Y las situaciones domésticas o resoluciones familiares estaban en manos de su mujer. Con un esposo presente en lo social, pero ausente en los momentos claves, la familia reposaba en ella.  La mesa era animada. Ana conocía los movimientos del mundo entero, leyendo diarios o trayendo comentarios desde su actividad docente. Numerosas veces volvía con comensales a la mesa, ya fuesen profesoras o profesores, pues ella necesitaba de ese diálogo animado para almorzar. Y aquello constituyó un cambio muy sorprendente para Ramiro, recordando la vida suya con su padre, con dos sillas solas al mediodía. Era verdad, todo era nuevo ahora para él.  Santiago hilaba sus preocupaciones unas detrás de otras. Las escrituras, los informes de propiedad, las usucapiones cuestionadas... eran sus grandes problemas. Diríase que una actividad sedentaria como es la Escribanía, en sus manos volvíase una profesión llena de dilemas.  La rapidez era la condición de ella. Parecía ser la dueña de todas las soluciones.  -"¡Pero hombre!"- decíale Ana a su esposo -"La solución es fácil, ya la tengo pensada: Aquí está... ¿Sabes Ramiro? Cuando íbamos a casarnos creía que mi vida quedaría en sus manos"  El almuerzo continuaba animado, pero Santiago se mostraba más callado y más ensimismado. Terminado su plato dirigíase a su esposa y dándole un beso en la frente, le decía:  -"Estoy apurado Ana, guárdame el postre para la noche"  Las cenas eran frugales y las niñas no asistían a ellas, pues estaban preparando sus deberes escolares. Pero había cambios. Numerosas noches llegaban invitados creándose una tertulia en la sala. Servíase coñac con empanaditas de copetín, y los asistentes llegaban munidos de otras variedades en picadas y vinos. Los diálogos fluían de boca en boca, pero era Ana el árbitro de todos ellos para que ningún amigo cayese en un largo monólogo.   En estas situaciones don Santiago exhibía también su capacidad social. Ya no era el parco habitante de la casa y demostraba por el contrario, una multitud de conocimientos ampliados por la gracia de su palabra.  -"Me gusta traer invitados, para que mi marido no se aísle tanto"- le explicó ella a Ramiro  Su profesión misma como docente, su especialidad en lenguas, le daban a Ana una autoridad en diversos temas. Su personalidad general era envolvente y cautivante. Ramiro no podía evitar el sentirse impresionado con ella.  -"¿Me estaré enamorando de mi madrina?"- se dijo a sí mismo      0...........................0    5 - CIUDAD  DE  ESTUDIANTES............................................    El otoño se deslizaba tibio y hermoso. El otoño de los cordobeses. La más bella de sus épocas anuales. Una brisa serena acentuaba las esperanzas del estudiante.   Como un telón de fondo, su bella sierra de infancia proporcionaba una visión espacial, al expandirse emergiendo detrás de los últimos caseríos citadinos.  Y esa nostalgia de la sierra que divisábase a lo lejos, muy a la distancia hacia el infinito, era compensada para Ramiro por los paseos matinales bordeando La Cañada silenciosa.   El recorría ese cordón serpenteante de piedras, lleno de estudiantes del secundario en delantal blanco, todos los mediodías. O sentándose por la siesta en los bancos antiguos del Paseo Sobremonte, pues todavía perduraban las románticas verjas coloniales en arabescos. Contemplaba sus escalinatas de mármol sumergidas en el agua de la gran fuente del Marqués de Sobremonte, donde remaban los niños y los enamorados. Un espacio cantado por los poetas como prodigio de un mundo de ensueño, situado en el pleno centro citadino, antes de que desapareciese destruido por la modernidad.    Otras veces se extasiaba contemplando las formas cortantes de las barrancas, que tapizaban los bordes de esta ciudad como un collar natural y escultórico, formas diseñadas por un artista ciclópeo. Mientras las construcciones avanzaban sin piedad sobre ellas, para guillotinar esa belleza escarpada creada por la naturaleza, y recreada de continuo por los pintores cordobeses como Alvarez y Cerrito.   La barranca emergía en altas dimensiones circundado en arco la ciudad cordobesa, y en la luminosidad calma de la siesta otoñal ofrecía al caminante una visión cautivante. Los estudiantes de bellas artes se asentaban allí con sus caballetes para captar sus imágenes. Un escenario abierto en pleno día y habitado por gigantescas estatuas de bulto, hechas de greda endurecida y modelada por el tiempo. Se esparcían como bajorrelieves inacabables, sobre un fondo de color lacre, de un naranja intenso, que emitía destellos incandescentes a esa hora del día.  Algunos chiquillos orilleros de pieles cobrizas como la misma barranca, jugaban allí largas carreras de embolsados. En el borde de arriba del barranco, recortados contra el cielo, pequeños ranchitos muy blancos lucían su baño de cal, para hacer más imponente de la dimensión barrancal ante la vista del caminante.   Más allá hacia el lado opuesto de la ciudad, el Parque Sarmiento ofrecíale su espectáculo de fronda generosa y cultivada, obra de arquitectos, con sus inmensos árboles "carolinos" arqueándose sobre la avenida central. Era como si estos impresionantes arbolones se hubiesen negado a admitir la discontinuidad de crecimiento que les imponía el asfalto. Avanzaban sobre la calle ignorándola por completo, dejándose admirar por la impavidez de su fuerza hercúlea.  La vereda aceptaba sus ramazones y los caminantes sentábanse en ese asiento de tronco fornido, que parecía llamarlos al descanso, luego de subir hasta allí caminado la pesada cuesta desde el centro por la Avenida Argentina.   Ramiro tomaba allí su asiento sobre las grandes raíces o las gruesas ramas, que crecían sobre la vereda, decorando la Avenida de los Carolinos. Y sentíase en ese lugar como uno más, entre la multitud estudiantil que por allí transitaba. Algunos como él, leyendo sus libros de la Universidad. Otros, procedentes de los Secundarios cordobeses, que ese día de motu propio habían decidido declararlo feriado. O sea, hacerse la "chupina".    Algarabía. Las voces juveniles surgían de todos los rincones llamando a su compañeros. Las niñas adolescentes, también chupineras, con sus blancos delantales escolares. Y los estudiantes de Bellas Artes que aparecían con sus caballetes para captar rincones, provenientes de la Academia situada en el mismo parque, dentro del Pabellón de las Industrias. Un viejo y romántico pabellón de madera con forma de castillo, traído desde la exposición de París en el siglo XIX.   Junto a ellos, el deportivo aspecto de los jóvenes estudiantes procedentes  del Gimnasio Provincial, ubicado también en el corazón del parque, estructuraba en su conjunto total un microclima completo, al cual aunábase la colorida atmósfera dorada del estío.  Y mientras el estudiante deambulaba por esas calles otoñales, el mundo ciudadano palpitaba con sus promesas o sus frustraciones...    0...........................0    6 -- SOCIEDAD  Y  SIMPATÍA..................................................                 Córdoba nocturna e iluminada. Ciudad de políticos fuertes y estudiantes politizados. Ciudad de luces y sombras. De progreso y de nostalgias. De apellidos. Ramiro la recorrió sin prisa, observándola desde su llegada como si se tratase de un sitio misterioso, en el cual había nacido veinte años atrás, pero al que desconocía por completo.  Y comenzó a vivir allí, pero sin pertenecer aún a ella. Ni la poseía ni era poseído. Transponía sus pasos y encontraba sus lugares. Solicitaba el nombre de sus calles y colocábale de a poco sus huellas. Allí había llegado desde la sierra, para adaptarse por varios años. Sin embargo él pertenecía al paisaje montaraz, que lo educara haciéndolo crecer.                 El bullicio. El semáforo. La multitud. El estudio. Todo aquello salió a su encuentro. Y en pleno centro cordobés estaba el antiguo colegio mayor jesuítico, con sus muros pétreos construido siglos atrás por manos indias : la Universitas Cordubensis Tucumanae. Sede universitaria, ahora laica, nacional y oficial, pero donde aquel pasado romántico y colonial se percibe aún, entre sus paredes añejas, conservadas para este presente moderno.                          Y era allí, desde ese microcentro, que Ramiro esperaba hallar respuestas a sus incógnitas, mediante el panorama generalizado que le ofrecía la distancia con su casa paterna.          El bullicio callejero y múltiple, existente en todas las abigarradas ciudades argentinas. con su variedad de prototipos humanos, precipitóse sobre él. Ramiro advirtió de golpe la disparidad de origen y procedencias de los estudiantes que iban a acompañarlo por largos años. Un amalgama abierta con estudiante locales, o próximos, de provincias alejadas o asimismo de países limítrofes. Escuchaba por doquier acentos y tonadas diversas, con sus distintas melodías folklóricas.   La herencia musical remarcaba este contraste. Zambas salteñas o chamamés litoraleños, takiraris bolivianos, carnavalitos, guaranias paraguayas, joropos colombianos, o tonadas cuyanas, valses peruanos o cordobeses, etc. Pero toda esa variedad era también un aporte que reinaba dentro de una misma lengua castellana, en su adaptación hispanoamericana. Lo múltiple y lo uniforme. La unidad en la disparidad.   Ramiro no sabía hasta llegar allí, que esta variedad cultural existiese. Pues él procedía de un ambiente cerrado entre dos quebradas serranas. Fue un contraste completo para su mundo anterior.   Sin embargo muy pronto él mismo formó parte de esa vorágine, propia de los centros de estudiantiles, ávidos a su vez de protestas múltiples. Y se vio a sí mismo, más adelante, subido a los estrados improvisados, arengando. Se encontró inmerso en los reclamos estudiantiles, y no pudo a partir de allí estar un instante más solo y sin compañía. Ya sea frente a los libros, en las aulas o en las calles. Era ya un estudiante universitario.            Ramiro Reynoso. Joven. Fresco. Nuevo.  0...........................0    7 - EL  SECRETO...........................    -"¿Consideras a mi madre la persona más inteligente de cuántos se reúnen en esta casa durante las tertulias ¿No es cierto?- le preguntó un día Celeste la menor de las niñas  Ramiro se asombró. La jovencita de dieciséis años era en apariencias indiferente a todos. Asistía y nunca participaba. En esa permanencia, que hasta ahora fuera para él casi inexistente, ella emitió un pensamiento:  -"Yo te considero el más inteligente de todos, porque no tratas de que los demás lo vean"  Ramiro nunca había tomado en cuenta a Celeste y no lo hizo ahora tampoco. En ese escenario que lo fascinaba, con las tertulias en casa de sus padrinos, donde el debate era  complejo y exigía un material inmenso, esta adolescente no entraba en juego para nada.   Sin embargo a partir de allí, comenzó a observarla con más detenimiento. Percibió de inmediato que ella reaccionaba con maneras desconcertantes, a las indicaciones de los demás.   Celeste, callada en general, le hablaba cada vez que lo encontraba solo.  -"Debe ser hermoso vivir un año entero en la sierra"  -"Te sería incómodo, Celeste, el frío en cortante"  -"Nosotros vamos los veranos a Calamuchita, pero no es de mi gusto"- aseguró ella  -"¿Por qué? Tiene un paisaje hermoso. Todos los demás de esta casa parecen encantados con el paseo"- le respondió Ramiro    -"No a todos. Es muy comercial y extranjero. Allí nada es vivo y natural como es en tu sierra. A papá y a mí no nos gusta ...Bueno, a papá nada el gusta... Pero yo tengo gustos propios"  -"¿Cuáles por ejemplo?"- preguntó él extrañado  -"Por ejemplo... una región montañosa donde cada casa esté separada de la otra por grandes campos, todos naturales. O con animales dispersos y ríos transparentes que corran entre las piedras. O me gustaría una pampa inmensa donde la línea del horizonte pareciera no terminarse nunca. Los hombres a caballo. O un bosque. Una selva donde la gente cuente relatos del lugar. Un gran silencio de voces y sólo el canto de chicharras"  -"Por qué piensas así, Celeste? Ustedes son una familia de pocas personas. No puedes sentirte acorralada por la multitud"  -"No Ramiro. No es así ¿No has visto que nunca ninguno de nosotros puede estar solo? Entran y salen de una pieza a otra, y además llegan de continuo amigos, visitantes. Hablan todos... todo el día"  -"No lo había pensado, de verdad niña"- observó Ramiro  -"Pues es así. Si te quedas pensando en tu dormitorio, entran a buscarte"- definió Celeste  -"¿Falta de Silencio? ¿De privacidad?"  -"Sí, Ramiro. De manera que para pensar y sentir mis propias cosas, yo tengo un secreto ...hago lo siguiente... Me coloco al lado de ellos, mientras ellos hablan, y les muestro mi rostro. Pero yo no estoy más allí, me he ido volando como una paloma hasta el campanario de la Compañía, donde me uno aleteando a todas las otras. Viajo junto a esas palomas por el cielo de Córdoba, veo cada una de las personas que caminan, como son, como se mueven, son todas distintas. Recorro rasante las verdes tipas de La Cañada y sigo volando. Me voy muy lejos con mis pensamientos, mientras todos creen que yo sigo aquí. Ese es mi secreto"  -"Creo, Celeste... que me has contado algo interesante"  Las pláticas de Ramiro con Celeste fueron a partir de allí, continuas pero cortas, como la niña deseosa de privacidad y silencio, lo deseaba. Algunas veces usaban una mesa juntos para estudiar, sin mediar palabra. Cada uno en su interior y en sus pensamientos. El silencio los ambientaba, y los otros habitantes de la casa para no interrumpir los estudios del muchacho, dejaban con sus pensamientos libres a Celeste.  El la observaba a su lado pudiendo advertir en ciertos momentos, que los  ojos claros de la niña no emitían un mirar fijo. Eran como dos esferas redondas de cristal inmóviles.  -"¿Dónde se habrá ido volando la paloma?"- pensaba Ramiro para sí  Después veía que los ojos de Celeste lo miraban de frente y comenzaba a sonreírle con placidez.  -"Tendré que conocer mejor su secreto"- decíase Ramiro  0...........................0     8 - REGRESO  AL  REDIL......................................             La casa de piedra solariega ornamentada de esbeltos plátanos, centenarios y frondosos, con su sierra reseca y escarpada, recibió a Ramiro de regreso sin reproche alguno. Era su primer verano de vacaciones. Fue al contacto de las brisas serranas, ante las caricias de su nostálgico perro "Rulo", y ante el resplandor abrasante del sol de enero, con un verano ardiente... cuando la emoción de Ramiro cobró un giro diferente.   Ya no era el mismo mozo lugareño encerrado entre dos quebradas, luego de haber cursado su primer año de estudiante universitario. Las piedras hogareñas lo recibieron con un afecto pleno y cálido, devolviéndole su espacio. Ante ese mundo tan conocido para él, cuyos rincones uno a uno podía relatar y describir... Ramiro descubrió de pronto en su sierra: ¡El Silencio!  Y en ese momento recordó las pláticas con Celeste, su compañía presente y silente en largas horas de estudio.                           Todas las partículas serranas le enseñaron de pronto su misterio, escondido en el silencio de las piedras y el cantar solitario de las chicharras. Ese secreto habíase mantenido hasta entonces guardado para él, y recién ahora lo comprendía. Antes lo vivía porque estaba a su alcance con facilidad. Lo amaba porque había reído y jugado allí, una infancia entera. Ahora en cambio Ramiro se adueñaba de él, porque había tomado conciencia de su dimensión, y se le manifestaba en todo su contenido.                  Ramiro ya no era el joven que buscaba aclarar sus inquietudes buscándolas afuera de sí. Era el mismo paisaje de toda su vida. Sus mismos amigos locales. Los mismos serranitos mestizos de dientes brillosos, que vendían yuyos recogidos entre las peñas, a los visitantes domingueros. El mismo olor a peperina esparcido entre los espinillos.               Pero él ya no era el mismo... Porque ahora hablaba con el silencio. Ese era su nuevo conocimiento. Y el panorama lujurioso de la sierra le obsequió al llegar, en su primer retorno como estudiante, las voces escondidas que antes no había atendido ni percibido. Pero que hacía mucho tiempo estaban esperándolo entre las quebradas.    Y en aquel momento tomó él conciencia de su presencia. Ramiro sentíase más que nunca él mismo, puesto que ahora dialogaba consigo mismo.             0...........................09 - CELESTE.......................Córdoba volvió a recibirlo con su tibieza otoñal. Pero Ramiro no volvería a casa de sus padrinos en el siguiente año universitario. Como muchos estudiantes, había forjado amistades con compañeros suyos, yendo  a vivir con ellos en una casona de Barrio Clínicas, lo que era una tradición universitaria. Y ahora  encontró otros senderos para recorrer en su nuevo domicilio, haciéndose habitué del Parque de Las Heras, allí donde muchos estudiantes repasaban sus exámenes.   Viviendo de esa manera en cercanía con el Hospital Clínicas, esto le favoreció contactos para desarrollar su primera preocupación: asistencia médica para esa apartada zona serrana de donde él provenía. Y comenzó a ser escuchado. Las autoridades instalaron el primer Dispensario Médico zonal. Los exámenes se sucedieron, sin interrupción. Seis años después estaba ya a un paso de recibirse de médico.  En vueltas de esquinas cruzábase con Celia y Celeste. Nada más. No habiéndose presentado a su regreso el primer día, un temor natural le impidió regresar con saludos. Sin embargo él seguía dialogando dentro suyo con aquella niña que conoció en su primer año universitario.  -"¡Celeste!"- se decía una y mil veces asomado a los extremos exaltados de su pensamiento -"Iba en busca de un tesoro, de un conocimiento, me lo diste. Porque yo iba para volver. Para traer a mis parajes un jugo precioso que debía brindarme la ciudad. Me lo diste. Como una gota finísima de levadura que se irguió sola. Que creció porque contenía el germen"  Pero Celeste en su realidad actual era para él, sólo una figura fugaz. Ni siquiera deseaba encontrarla y ni un diálogo medió más entre ambos.   -"Me enseñaste a pensar, Celeste, y porque me enseñaste esa riqueza te has convertido en mí, en un pensamiento puro. Yo iba en busca de un conocimiento para volver a mi hogar enriquecido, y nutrirlo salvándolo de su necesidades acuciantes. Encontré en mi sorpresa algo bellísimo. Tu pensamiento. Yo amaba mi tierra y sus habitantes. Los pequeños serranitos desprotegidos especialmente. Pero los amaba corporalmente. No había llegado a conocer su misterio... su secreto. Me llegó aquello de tu boca. Fue el renacer. Fue la conciencia. Descubrí el fondo de la copa"  -"¡Adiós Celeste"- saludaba cordialmente al cruzarla por la calle   Ramiro saludaba ahora a esa joven espléndida, atrayente por su hermosura, que le contestaba con rapidez. Erguida, esbelta, cuidadosa de su persona. Celeste ignoraba en aquellos largos años que pasaron, cómo su fresco pensamiento de antaño, a sus dieciséis años, habían hecho madurar el pensamiento de un hombre.  Una profesión y un pensamiento habían hecho la vida de Ramiro Reynoso. Trajo a su sierra finalmente, la profesión de médico que fue a buscar en la Universidad de Córdoba, y la colocó al servicio de su consigna.  Pero él halló su maravilla inesperadamente, donde no creía encontrarla. Ni en la fascinante Ana. Ni en sus tertulias brillantes. Ni en la deslumbrante vida de estudiante.   Muchas Anas estuvieron en sus brazos... Y una sola Celeste en su pensamiento.  -"¡Adiós Celeste"- volvía a saludarla en cada regreso ciudadano  Sin otro diálogo, sin otra apertura, con el terror de quebrar un hechizo o de encontrar un personaje distinto de aquél que fuera en la frescura de sus dieciséis años, cuando poseía un pensamiento original, por su observación espontánea de los demás, un pensamiento puro.  Había recibido de ella un método de pensamiento, y al usarlo, y al vivirlo, ese mismo pensamiento, el mismo secreto de su uso, le indicó no acercarse más a ella.  Era exacto. Celeste ya no soñaba. No se aislaba más para meditar. La ciudad la había incorporado lentamente a otra especie.      --FINAL--      
LA  NIÑA  DEL  MARQUESADO.....................por Alejandra Correas Vázquez(Estampa  Colonial - siglo XVIIIProvincia de Córdoba del Tucumán)1- MARUCA  VUELVE  A  CASAMaruca arreglaba su cabellera frente a la luz del ventanal, una vez que la sierra hubo calmado la tempestad desatada al mediodía. Luego fue eligiendo entre sus vestidos aquél que tuviese, para lucir en su cuerpo, la mayor cantidad posible de colores. Zunilda la miraba inquieta, con algo de disgusto y reproche. -"Mi niña no ha traído buenas ideas del Convento- comentó la niñera de rostro muy negro y paciencia muy limitada."-"Al menos ahora quiero alegrarme con muchos colores. Las Catalinas eligieron a Carmela. No fue mi elección, sino la de ellas."-"También era la mía"- dijo triste y en voz baja la mulata Zunilda.  Maruca continuó buscando adornos. Removía cajones, fue abriendo armarios, vaciando arcones, mientras al lado suyo la mulata iba cerrando y guardándolo todo casi con torpeza, con ira. Jamás la amistad entre ambas había sido buena, pero ahora comenzaba a tornarse insostenible. La favorita de la niñera Zunilda -Carmela- quedó para siempre en el Convento y la indolente Maruca estaba de regreso en la familia, más convulsionante que nunca.  Apoyábase con coquetería sobre el enrejado ventanal, cargando su rubia cabellera de adornos. La piel conventual definía el contorno de su frente muy alta y sobre esa palidez de porcelana, dibujábanse las cejas muy arqueadas destacando el pardo amarillento de sus ojos. Zunilda le quitó algunas cintas. Le puso una mantilla color crema de seda filipina, traída desde Arica... Era inútil que Maruca se resistiese, Zunilda, la niñera, mandaba:-"¡No saludarás al Marqués vestida como un colibrí!"2 - EL  MARQUÉSCuando fue posible equilibrar la armonía de colores contrastantes que la niña eligiera, Zunilda la condujo, casi empujándola, hacia la sala. Maruca vio en aquel momento a Bartolo junto a la puerta, luciendo una librea un poco holgada -que no le pertenecía con toda evidencia- y el mulatillo sonrióle con picardía. Se miraron uno al otro los dos pillastres de antaño, compinches de tántas travesuras, como si un nuevo juego los convocara. Pero la niñera puso ojos duros en Bartolo, y tomó el brazo de Maruca con toda la fuerza de sus negros dedos, hiriéndole casi la carne. La niña, conociéndola, calló su grito. Y Al entrar en la sala vio que su padre se hallaba de pie en ella, muy atildado, en compañía de un exótico visitante vestido con un traje celeste cielo.    -"Esta es mi hija Maruca, que ha salido del Convento de las Catalinas ...Don Rafael... Hija mía, saluda con cortesía al Marqués de Sobremonte."-"Mademoiselle..." - inclinóse el Marqués          3 - EL  VISITANTEAfuera, hacia el horizonte, un vendaval azotaba las Altas Cumbres mientras en el patio los mulatos trataban de limpiar y encerar la carroza del visitante, cubierta de barro y arena. Los ejes estaban destrozados y los crines de los blancos caballos llenos de abrojos. El suelo de piedra enfangado cobró brillo de espejo. Mientras que el cochero de Don Rafael mateaba con el viejo gaucho Eulogio -antiguo capataz de la Merced ahora casi centenario- relatándole sus angustias junto a aquel Marqués inagotable que lo llevaba de Merced en Merced, de pampa a pampa, de sierra a sierra, bajo los vendavales o las resolanas de las cumbres o de las punas. Trotador incansable su blanco carruaje versallesco cruzaba páramos de espanto. Atravesaba caminos inexistentes. Trasponía el macizo de las Altas Cumbres para instalarse en su sencilla casa de Merlo y aspirar de este modo, la fragancia silvestre de los churquis naturales del entorno. Llegaba más allá tras inmensas distancias hasta la provincia de Cuyo -separada ahora de Chile e incorporada a Córdoba del Tucumán bajo su mando- contemplando sus inmensos viñedos proyectando un futuro nuevo y próspero. Cataba allí el vino artesanal de Mendoza y San Juan con gran disfrute, fundando San Rafael y Marquesado a modo de un comienzo productor.  Descendía nuevamente en la soledad marginal de la Pampa de Achala y en esa meseta ventosa de las Altas Cumbres, encontraba su asiento encima de un risco pelado... Y allí, con gesto inconmovible, exhibiendo su pose erguida arriba de aquellas rugosas rocas, apoyaba sus manos cargadas de anillos sobre un bastón tallado, y respirando el aire gélido del ventisquero, daría comienzo a su tarea de Gobernador.Entonces dirigiéndose hacia los rústicos y solitarios lugareños averiguaba todo. Indagaba los sucesos del medio en esa fuente rica de informes. Preguntaba. Oía a unos y otros. Escuchaba mucho y hablaba con todo el mundo. Los habitantes olvidados que aún no conocieran en el siglo XVIII la presencia española debido a su aislamiento o su atraso cultural, en ese escenario perdido y fuera de la historia. O que nunca hubiesen palpado su significado ...Hablaban ahora cara a cara con el Marqués de Sobremonte sedente en su trono de roca virgen.4 - EL  AMIGO  DEL MARQUÉSDecíase de un anciano gaucho y centenario, de rostro en pergamino, a quien Don Rafael dedicaba su preferencia. Ambos, sentados muy juntos sobre un mismo peñasco, en una especie de "Diarquía" antigua, celebraban mentadas pláticas en medio de los picachos agrestes de aquel escenario autóctono. El Gobernador dirigíase respetuosamente hacia aquel anciano algo mitológico, que archivaba con minucia los sucesos sin olvidar ninguno, cuya memoria abarcó siglos de historia. La figura centenaria lo llamaba "Mi amigo", luego decíale:-"¿Querie un mate Don Marqués?"- y aguardábalo siempre seguro de su pronto regreso, diciendo: -"Hoy vendrá"-sin que nadie se lo hubiese anunciado.La presencia del Marqués nunca era anunciada. Decidía de improviso las rutas. Las cambiaba. Partía sin previo aviso... El cochero de Sobremonte mateaba aquel día en casa de Maruca, desconociendo por completo la ruta a seguir con la comitiva, luego de este reposo.5 - EL  GOBERNADOR   En la sala el Marqués abría su cajita de rapé. Caminaba con los taquitos de aguja y las hebillas algo golpeadas y embarradas por el viaje. Veíanse abrojos en las puntillas de sus puños. Asomaban espinas de "amor-seco" por los faldones bordados de su elegante casaca celeste. Su blanca peluca lucía torcida y alborotada. Toda su indumentaria iba reflejando el desorden del viaje sin descanso, por su gusto en bajarse del coche para caminar en plena naturaleza entre medio de los churquis.Pero él continuaba con aquel traje incomodísimo, con sus pasos retumbantes sobre el ladrillo del piso de la sala desgastado de tiempo, hablando en forma continua con su diálogo inacabable. Como si la Pampa de Achala, la Pampa de Pocho, la Sierra Grande o las barrancas del río Suquía, tuviesen el brillo y la tersura de los mármoles de Versalles.Para aquel Marqués borbónico, París siempre valdría una misa... La Provincia del Tucumán ya no existía, porque ese gran Tucumán de antaño ya estaba desmembrado. Tampoco existía más el inmenso Virreinato del Perú cuyo territorio extensísimo abarcara en los siglos pasados, hasta la expulsión jesuítica, casi un medio continente... y ahora hallábase dividido en tres virreinatos menores, en dimensión y fuerza política, como los años iban a demostrarlo. Lima, la capital amada, había dejado de alumbrarlos con su faro de elegancia soberana. Los Jesuitas que en los siglos anteriores habían transformado este "Incógnito Regno" del Tucumanao (o sea frontera tucumana) en un emporio productivo, creando la primera universidad (Universitas Cordubensis Tucumanae) del cono sur sudamericano... estaban expulsados. Este territorio que el Marqués de Sobremonte recibió en sus manos, hallábase en plena decadencia.¡Pero los cordobeses y los cuyanos sí existían para Don Rafael!... quien había sido nombrado gobernador de la nueva provincia llamada ahora "Córdoba del Tucumán", que reunía al aislado Tucumanao con las provincia chilena de Cuyo, ahora ambas bajo su mando. Lo cual en el organigrama español habíase convertido en un Marquesado, es decir, una zona de frontera donde él, Sobremonte era su Marqués. Y estos encomenderos del viejo Tucumán desaparecido, antiguos herederos de Mercedes otorgadas por la Casa de Austria que fueran fieles a los Jesuitas expulsados, veíanlo llegar casi con terror por ser un delegado borbónico... Para despedirlo luego de cada visita, como a un buen amigo. 5 - FLOR  DE  LISEl padre de Maruca dio una orden secreta a Bartolo y el mulatillo dirigiéndose al comedor, como de puntillas, comenzó a bajar de la pared un gran repujado de plata potosina artísticamente grabado con el águila bicéfala de los Austrias, aunque representado por las características de un cóndor. Algunos medallones también altoperuanos que durante dos siglos venían adornado el comedor principal -y en cuyo centro era fácil adivinar la efigie de Felipe II, a quien los hombres del viejo Tucumán tanto veneraban en agradecimiento por los beneficios que este rey otorgara a su familias- serían asimismo quitados de las paredes. La mesa estuvo finalmente dispuesta y una fuente con una "Flor de Lis", que no procedía de España sino de colonias francesas, fue colocada en el medio del mantel de ñandutí... ¡Para homenaje y asombro del Marqués de Sobremonte!Don Rafael había comenzado por acostumbrarse a esa entrelazada confusión de ideas, con que los hombres del antiguo Tucumán trataban de homenajearlo. Pues eran Indianos ricos y feudales, o sea españoles nacidos en las Indias, hidalgos campesinos solitarios en el corazón de Sudamérica y alejados en este Tucumanao por dos o tres siglos del viejo continente. Y trataban de este modo de allegarse al nuevo mando, a la nueva dinastía española de la Casa Borbón que lo transmutara todo desde el lejano océano. Sus recelos. Sus confusiones. Su desinformación... destacada en esa Flor de Lis colocada allí para su homenaje. ¡Como si él fuese un Gobernador de la Francia de Luis XIV!En las Altas Cumbres de la serranía cordobesa que antaño formaban parte del Virreinato del Perú, en un lugar tan distante de la historia de su tiempo, todo podía tener su razón, su lógica o su ilógica. Y sería él -Don Rafael- quien iba a amoldarse a ellos, para que ellos se amoldasen a él.6 - LA  VIDA  MUNDANAMaruca estaba sobrecogida con su estampa. Cada movimiento, cada paso del Marqués pertenecía a la vida mundana que ella anhelaba. El gran mundo social, siempre tan distante, estaba ahora dentro de su casa. Hasta entonces ningún delegado, ningún Corregidor, ningún cabildante, había hecho acto de presencia en las aisladas Mercedes serranas. Desconocidas. Fronteras vivas del imperio español de ultramar. Ambientadas en tierras vírgenes donde la civilización llegara por primera vez a través suyo. Amantes de sus orígenes, como todo hidalgo campesino, los encomenderos colgaban en un lugar de honor los recuerdos de su primeros reyes -los Habsburgos o Austrias- que habíanlos dotado de aquellas heredades. De improviso. Como una alucinación. Como un prodigio ...¡Un Marqués del Rey!... en carne viva se presentaba entre ellos y compartía su mesa.7 - LOCRO  Y  SANCOCHOLa reciente vida conventual habíase transmutado para Maruca, aquella noche durante la cena, en una vida mundana. El gran mundo social vino hacia ella. Un Marqués saboreaba en su casa frente suyo el locro y el sancocho servido en la mesa, en tazones con cucharas de plata y oro, procedentes del Alto Perú.Todo este menaje labrado en Potosí por las hábiles manos indias, de uso diario en las Mercedes, era una riqueza a la cual ellos estaban habituados como algo natural. Pero sorprendía al visitante, e iba proponiendo ideas nuevas a Don Rafael. Los sembrados, la ganadería, el menaje de plata y oro, el lino bordado al ñandutí, las sedas chinas, eran en conjunto una riqueza que -como diamante en bruto- podía reciclarse en un valor aún superior, para dar forma al porvenir de esta provincia colonial.El Marqués de Sobremonte era un recién llegado, pero sentíase ya responsable del conjunto humano. Principiaba a ver estos atemorizados habitantes Indianos -los cuales creyeran flotar en una tierra de nadie desde que perdieran a la Compañía de Jesús- como a miembros de un gran Marquesado. Su Marquesado. Eran ya sus hijos.Lo necesitaban. Comenzaría a volverse indispensable para todos ellos. Se harían lentamente a su usanza, y sabrían diferenciarlo.Cada mesa iba a tener en adelante una silla para el Gobernador. Esa silla que iba a volverse tradicional en aquellas familias, encargada a los ebanistas de Lima, con brazos finos y arqueados, los pies en terminación de forma leonada, forrada en sedas de claros colores y amplia de asiento que pudiera contener el pomposo traje versallesco de Sobremonte. "La Silla del Marqués", subsistente por décadas en la mitología de cada familia, muy diferente al resto del mobiliario, obscuro y tallado en gruesas maderas de la selva paraguaya, creado en las carpinterías jesuíticas con un estilo portugués.Un lugar propio para Don Rafael en cada uno de aquellos hogares, aunque estuviese vacío el resto del año y sin haberlo él solicitado. Era el modo de sentirlo cerca suyo, como un amigo coloquial. Era el liberalismo borbónico que echaba raíces nuevas en esta provincia antaño dolorida, a la cual Sobremonte proponía curar todas sus llagas, en este Marquesado sudamericano abriendo sus puertas a ideas modernas.8 - INQUIETUDES  DE  MARUCALa niña vio como su padre íbale detallando y enumerando al visitante, las tareas diarias, semestrales y anuales de la Merced. La actividad de los tambos, las chacras y los chacos. Habían ambos recorrido parte de ella antes de la cena, pero como todas las Mercedes eran inmensas, Don Rafael proponíase hacer varias visitas sucesivas. Mientras que el cochero del Marqués mateaba con el viejo Eulogio, y su comitiva de jinetes resguardábase del viento, Don Rafael daba comienzo a su tarea de gobernador.  Maruca no escuchó palabra alguna de toda la reunión donde estuvo presente. El ropaje de seda celeste cubierto por el polvo de los caminos, que destacaba esa noche al Marqués, era para su ensueño suficiente. La peluca blanca y empolvada salpicada ahora de pétalos silvestres, con espinas de amor-seco, la conmovía. Los taquitos estilo Luis XV del visitante, golpeados y embarrados, parecíanle encantadores.Terminada la cena cuando los comensales saboreaban por último un licor de peperina, ella retornó a su dormitorio. Inició entonces una tarea de reconstrucción de su imagen, acomodando nuevamente sus cabellos y sujetándolos con una cinta celeste a la nuca. Buscó un traje más pálido, quitándose todos los adornos brillantes. Eligió uno de color nácar con un cuello adornado de puntillas. Quitóse los zapatos de obscuro cuero repujado, y halló unos muy blancos que había llevado al convento, calzando con ellos sus pies. Luego salió hacia la galería donde pudo ver a Don Rafael contemplando el poniente ostentoso de las Altas Cumbres.Su padre y el visitante retornaron a la sala donde los ventanales hallábanse bien cerrados, `protegiéndolos del frío serrano. Maruca vigilaba los movimientos de su padre y del huésped inagotable. Ella aparecía por un rincón, volviendo a reaparecer por otro. Traía flores. Acomodaba cortinas de ñandutí. Se entrecruzaba todo el tiempo. Y en los pasillos obscuros del interior, caminaba con pasos enérgicos elevando la cabeza e imitando el porte de Don Rafael.Zunilda observaba sus movimientos con desaprobación. La obscura niñera sentía añoranza de Carmela, quien elegida por las Catalinas -donde ambas niñas fuesen puestas a prueba- dejara una nostalgia inconsolable en la mulata. Sus lágrimas caían arriba de los recuerdos que la niñera reuniera adentro de un pequeño armario. Sus ropas delgadas que ya no usaría más. Sus juguetes. Elementos de un tiempo sin retorno.El presente era Maruca. Sin pasado. Todo en ella duraba un instante. Destruía sus muñecas. Los vestidos recién estrenados. Maruca nunca tuvo recuerdos. No evidenciaba ternura hacia quienes las rodeaban, especialmente si le doblaban en edad. Sólo había reído con Bartolo en escondites temerarios, de grandes algarrobos y techumbres peligrosas.Sin embargo la propuesta de irse a las Catalinas había sido suya, pues Maruca deseaba en todo momento salir de la Merced, olvidar los gauchos, los terneros, los sembrados, los cóndores, los arrieros, el entorno que la rodeaba. Y como consecuencia de ello, Zunilda había perdido a Carmela. El padre de la niña observaba su inquietud y le sorprendía. La emoción de ese día era diferente en él que en ella. El encomendero veía, pensaba, deducía, intentaba buscar una forma de ser útil y estaba dispuesto a complementar los proyectos de Sobremonte. Hacer progresar la provincia de Córdoba del Tucumán recién creada teniendo como centro al Tucumanao, que ahora separado del antiguo Tucumán había sido enriquecido en espacio hacia el oeste con la región de Cuyo, antaño perteneciente a Chile. Asimilar ese territorio cuyano hasta entonces distinto, con sus dos hermosas ciudades de Mendoza y San Juan, cuyo camino de acceso pasaba próximo a su Merced. Maruca en cambio hallábase alerta, inquieta, sugestionada con el Marqués y deseaba su mundo. Ingresar, trasladarse a él.9 - NOCHE  EN  LA  MERCED La noche irradió el resplandor de la sierra donde el cielo de altura parece más claro. Don Rafael que provenía en este viaje de la olla del Calicanto -el centro de la ciudad de Córdoba, una hondonada- admiró ese contraste esplendoroso. Los relámpagos iluminaban a lo lejos los inmensos bloques escultóricos. Su mirada penetrante, particularmente escrutadora, concentrábase en esa escenografía pura que él esperaba incorporar y desarrollar, con su administración minuciosa. Pese a las dificultades que planteaban las tribus comechingonas y rapiñera de Traslasierra, habitantes de cuevas en estado neolítico.La hora del sueño llegó para todos con la pesadez del ambiente solitario y selvático. El aroma a yerbabuena inundaba los recintos habitados en su fragancia. Se iban apagando lentamente las luces de las velas, mudas, dentro se sus lámparas. El crespín cantaba indiferente y solitario al frío nocturno. El cóndor extendió sus inmensos brazos emplumados intentando abarcar el horizonte. La Pachamama reposaba.Zunilda acostó a la niña con algo de severidad y premura. Luego, durmiendo sólo una hora, Maruca despertó de improviso. Desvelada y sin control se puso de pie acercándose al ventanal. Divisó los soldados vigilantes que acompañaban al visitante, en su guardia nocturna. La luna iluminaba la figura del Marqués recortada en la noche negra. Dos jinetes, guardianes inseparables del gobernador reían entre sí, mientras él continuaba caminado afuera de la casa con su paso característico e imperturbable, sin preocuparse del frío. Maruca buscó sus ropas, la mantilla filipina color crema y el vestido tono nácar, calzando sus zapatos blancos. Su perfil apareció sobre la galería, destacándose por la claridad del vestuario en la semipenumbra. Luego salió al exterior para caminar en extrañas direcciones, haciéndose ver repetidas veces por los visitantes. Don Rafael detuvo su marcha apoyándose en su bastón labrado. Y los dos jinetes junto con él, observaron sorprendidos su figura aérea y femenina mostrándose en medio de la noche delante de ellos.  De pronto... abrióse una puerta de la galería apareciendo en ella Bartolo con una lámpara recién encendida. Atrás suyo Zunilda impuso su presencia con sus órdenes habituales, tomando a la niña del brazo en un sacudón enérgico, y llevándosela al interior de la casa. La noche serrana continuaba espesa y helada. Los jinetes de Sobremonte seguían aguardando el relevo. 10 - AMANECER  EN  LA  MERCEDEl amanecer despuntó luminoso y sin tormenta. La niñera entró en el dormitorio de Maruca trayéndole un mate de plata espumoso, con un fuerte aroma a poleo. El ventanal comenzaba a bañarse de sol. Con la rapidez de un rayo la niña saltó de su cama, sorprendiendo a la mulata habituada a su remolonería. Fue hasta el borde enrejado, con los ojos desmesuradamente abiertos, y se aferró a él con vigor. Logró de esta forma asomarse hacia el patio exterior, para convencerse de que los sucesos de la víspera eran un hecho real... y no un sueño. Sí. La carroza rococó aún estaba allí. Relucía encerada muy limpia y blanca, con ejes nuevos. Dos jinetes elegantes de relevo, exhibíanse descansados y airosos.Zunilda le colocó un vestido y esta vez eligió uno de tono celeste pálido, como el traje de Don Rafael. La mantilla blanca, chinesca, tenía el color del carruaje del visitante. Su cabellera rubia componía junto a esos tonos, los colores de la dinastía borbónica. Tuvo prisa para llegar a la galería, y desencanto en ella...  ¡No veía al Marqués!Recorrió la casona. Apareció por los pasillos. Por la cocina. Por los cuartos vacíos. Llegó hasta la despensa. Se acercó a la higuera y al gallinero. Fue más allá, donde divisó la barba del anciano mestizo Eulogio. Su mate curtido de tiempo. Su poncho descolorido. Su asiento de siempre, áspero, formado de un grueso brazo de algarrobo caído de viejo hacía años. Su facón gastado en largos duelos criollos con Zupay, de los que antaño saliera vencedor. El viejo gaucho hablaba incansablemente ...y el Marqués escuchaba.La puntilla de sus puños y cuello estaba limpia, sin ningún abrojo. Había sacudido su peluca. Sus zapatos de moñito y fino taco alto, parecían brillar especialmente. Su bastón labrado sostenía dos manos enguantadas con anillos luminosos. Una pierna delante de la otra y su hermoso vestuario celeste descansando sobre el tronco rústico de Eulogio.Maruca detúvose a la distancia. Sintió miedo de las iras celebrérrimas del antiguo capataz, y no hizo ningún movimiento para llamar su atención, interrumpiendo el diálogo. Todo seguía pausadamente. Conocía muy bien al viejo Eulogio, casi patriarca de aquella Merced que llegara allí hacía una centena de años, cuando aún estaban los Jesuitas. Sabía de sobra ella la preferencia del anciano mestizo por la dulce y dócil Carmela, tanto como su impaciencia con la díscola Maruca. Ella manteníase a distancia de aquellos dos contertulios, a fin de no mortificarlos. No lo hubiera logrado. Sobremonte había hallado en aquel asiento de tronco rústico, al mejor vocero de las Altas Cumbres. Movía sus labios en ciertos momentos. Preguntaba. Escuchaba. Volvía a indagar. Y el centenario Elogio continuaba explicándole con largos desarrollos la vida transcurrida en aquella aislada Merced, desde tiempos del Ñaupa, cuando aún no habían nacido sus actuales habitantes. En su registro prodigioso desfilaban décadas incontables, tantos cono sus años. Tan célebres como sus barbas. Tan ásperas como su tronco, donde el traje versallesco del visitante, pareciera haberse incrustado sin noción de tiempo. 11- MEDIODÍA  EN  LA  MERCEDEl mediodía concluyó. La carroza hallábase dispuesta y aseada. Relucía como espejo. Nubes lejanas asustaron al cochero, pero no conmovieron al Marqués. El viaje estaba decidido y los jinetes prontos. Y se alejaron por camino indescifrable de las Altas Cumbres.Fueron perdiéndose a la distancia con su cuota de alcurnia y aventura. Se introducían en la espesura del churquizal, como si siempre hubieran pertenecido a él. Surcaban las champas entre tunales espinosos. Vadeaban arroyos mansos o crecidos, algunas veces empujando entre todos el carruaje. Nada detendría a Don Rafael María Núñez, Marqués de Sobremonte, en su empeño de llevar adelante una obra progresista.Ni el frío gélido de las pampas, ni la escarcha de las cumbres, ni el sol espantable de las punas, ni la fronda inexplorada, ni el puma, ni la yarará. Todo aquello que atemorizaba a Maruca se abría en la senda del gobernador.Ella continuaba con sus pálidas ropas, muy celestes, elegidas para aquel día. Sentíase habitante de un gran Marquesado y orgullosa de pertenecer a él. Había anhelado con vehemencia arrimarse a ese mundo de Don Rafael, con su emblema nobiliario y su estilo borbónico. Pero fue caminado ahora en sentido contrario. Se introdujo por senderos de abrojos. Sintió indiferencia ante las espinas del dorado aromo que rayaban su brazo. Colocó su blanquísimo calzado arriba de los yuyos ariscos del entorno. Recibió en su falda de seda celeste, el picotazo de una madre desesperada por defender sus polluelos. Enredóse su cabellos bajo el ramaje retorcido de un tala.Comenzó a divisar entre el bosque de algarrobo que rodeaba la casona, la barba del gaucho serrano y centenario. Su tronco arrugado como él. Su mate de porongo. Sus manos cuarteadas... Su voz.-"Buen amigo el Marqués ... muy gaucho"- comentó el viejo Eulogio.Maruca sentóse a su lado en el tronco, algo que antes jamás hiciera. Tomó el mate amargo aromado a peperina, que éste le ofrecía, y se dispuso a escuchar los relatos del antiguo capataz, que hasta entonces nunca había atendido........ooooooo.............
DEL  ALBAICÍN  AL  TUCUMÁN..............................................Por Alejandra Correas Vázquez  GRANADA II    HISTORIA DEL  NIÑO  OMAR............................................    1485. Reino de Granada. Dinastía Nazarí.   Omar hizo su primera sonrisa a los cuatro meses de vida, frente a los ojos de su madre, la bella morisca Fátima. Y las miradas maternas lo siguieron en aquel paulatino proceso de las primeras palabras y los primeros pasos.  Más tarde aprendió a llamarla con insistencia, ante los objetos del mundo que iban despertando su curiosidad. Y era la misma mirada dulce de su madre la que le respondía, antes de contestarle con palabras.   Colocáronlo sobre unos almohadones de seda color marfil, esparcidos por una alfombra decorada, y a su alrededor el espacio estaba cercado con un cortinado color púrpura. Su aya Haida dormía con él. Cerca del año el niño ya gateaba con movimientos felinos hasta el borde del cortinado, y tomándose de él lograba incorporarse. La luz penetraba por el ventanal enrejado, y él jugaba con ella tratando de capturarla, como si tuviese forma.  Una tarde cruzó tambaleante aquel cortinado granate que lo separaba del mundo, desde que había nacido. Y ya más seguro de sus fuerzas, libre, llegó a la sala contigua con los pasos zigzagueantes y los brazos extendidos cual un acróbata. Fátima seguíalo por detrás. La claridad que emanaba del patio arrebató las dos figuras  y se iluminaron los ojos color ámbar del pequeñuelo. Agitado pero sonriente, se recortó en el marco rosado de las vestiduras transparentes de su madre. Fátima recogió su túnica de gasa y la luz que penetraba por ella, fue dibujando las formas arqueadas de su cuerpo femenil.  Omar creció y tenía ya siete años. El sol declinaba una tarde de Granada, cuya inclemencia invernal del primer día de enero, había hecho imposible caminar esa jornada por las callejas moras del Albaicín. La Sierra Nevada enviaba su helada nocturna. Tras las decoradas rejas los ventanales permanecían cerrados, en protección al frío. El aya habíase dormido junto al niño, sobre los cojines amarfilados, y la brisa helada al soplar desde las nieves eternas desveló a Omar, quien se incorporó. La luna penetraba por los vitrales coloridos del ventanal y un susurro de voces denunciaba, que otros como él dentro de su casa, eran ajenos al sueño.  Se encaminó sigiloso en su busca y presentóse de golpe ante ellos, quienes en coro entusiasta lo recibieron asombrados, pero sonrientes. Con orgullo su padre Muzá, mercader de Granada y mecenas, ricamente ataviado y enjoyado, sentó a su hijo junto a él sobre los cojines de seda. En esa sala tenía lugar la reunión de su padre con sus tres eruditos amigos. Hixam, un poeta, Zulimán, un político, Isaí, un filósofo. La belleza del niño fue ponderada por los visitantes.   -"Voy a enseñarte Omar ibn Muzá- le dijo el poeta y pedagogo Hixam -versos eternos de un Emir cordobés, que reinó al pie de la Sierra Morena, hace ya medio milenio":  "Llegaste a mí envuelta en tus velos,a la hora en que los cristianos tocan las campanas,cuando la media luna brillaba en el fondo del horizontecomo la delicada línea de la planta del pie,y con tu llegada, se iluminaron todos los colores de la ronda"  -"Así has llegado hasta nosotros bello Omar, en esta hora de silencio, para adornarnos con tu compañía"-  intervino diciendo Zulimán  -"Tu presencia ha sido bienvenida, bello niño, reunidos como estamos en tertulia, en la hermosa casa de tu padre"- le expresó Isaí  -"Colmaré tu fantasía de niño con las notables hazañas de los príncipes Omeyas que hicieron el orgullo de la ciudad de Córdoba la Sultana- volvió a decirle Hixam - te contaré cómo el Emir alquimista Abd Al Rahman II tomó vuelo en un planeador desde la torre de la gran mezquita, recorriendo el cielo cordobés como un gigantesco pájaro. También fabricó un cristal muy transparente que tenía la elasticidad del cuero y en él se balanceaban los niños"  -"Yo te explicaré, bellísimo Omar, de qué forma la dinastía Yussuf de este reino Nazarita de Granada, llegando de Túnez dio belleza y poderío a nuestro reino. Ella hizo de esta ciudad decorada por nieves eternas, la urbe oriental más importante del continente europeo, transformándola en cabecera del reino árabe español."- expresóle Zulimán, que era especialista en política  -"Pero siempre debes tener en cuenta, hermoso niño, que hay dos mundos que conviven. -volvió a hablar Hixam- Siempre hay dos espíritus dentro de uno mismo. La Doble Verdad es el misterio de la verdad. Así nos dijo Ibn Rush (Averroes), y los averroístas mantenemos vivo su pensamiento sobre la coexistencia entre dos opuestos, que en realidad se apoyan mutuamente."  -"Así hemos hecho en Granada La Pacífica, durante siglos, tratando Paz con Castilla para unificar un suelo ibérico y único. La ciudad de Granada ama la paz y nunca irá a la guerra. Porque la Verdad es la unión de dos elementos que forman una misma humanidad"- acentuó Zulimán en forma solemne y quedó callado  -"Yo te contaré, bellísimo Omar, de qué forma mi antepasado el Visir Samuel, hebreo como yo, dio belleza y poderío a Granada haciendo de esta ciudad decorada de nieves eternas, la más importante del Al-Andalus. Pero hay algo todavía más importante, debes recordar siempre que eres un hombre, y el hombre es, él mismo, un poder divino que todo lo logra. Estas fueron las palabras de Moshé ben Maimón (Maimónides) que harán fuerte tu alma, tu espíritu y tu vida"- concluyó Isaí      Omar habíase integrado al círculo de amigos de su padre Muzá, el mismo día de 1492 en que Rey Boabdil de Granada capitulaba. No escuchó ruidos de clarines ni tambores, el grito de guerra no tocó su oído.  Los carros de combate hallábanse guardados y no fueron usados.   Los granadinos renunciaron a la violencia, antes de emplearla, negándose a la sangría inútil. Su capitulación pacífica los puso unas vez más de aliados voluntarios de Castilla, sin ningún muerto en cada bando. Como ya fuera antes. Era aquélla la antigua tradición oriental de la dinastía Nazarí de Yussuf, que diera brillo a Granada y a la Sierra Nevada... Mientras en la casa de Omar los amigos de su padre extendían un tablero de ajedrez, para complacerse en un brindis de paz.  -"Las embajadas turcas que ofrecieron ejércitos otomanos bien pertrechados para vencer a los cristianos, no hallaron eco en la Alhambra, donde residen nuestro gobernantes"- comentó Muzá mientras acariciaba a su hijo  -"El rey Boabdil se negó con mucha dignidad, a recibir los enviados del Sultán que llegaron hasta la costa de Ronda navegando en tres bajeles, para conferenciar con él"- aseguró Hixam  -"Granada ha preferido conservar la autonomía de la península ibérica antes de entregarla al Gran Turco. Nosotros los hebreos que llevamos dos mil años en esta tierra, desde el tiempo de Nabucodonosor, refugiándonos aquí para evitar el cautiverio en Babilonia, estamos de pleno acuerdo"- dijo con firmeza Isaí  -"Son ocho siglos y veinticuatro generaciones, desde que los árabes llegamos a esta hermosa tierra, llamados por ustedes los hebreos"- opinó Zulimán, el político  -"Ochocientos años germinando la misma tierra. Bebiendo el agua de los mismos ríos. Contemplando la misma costa del mar, con el mismo poniente y el mismo naciente. Las nieves eternas de la Sierra Nevada han sido las mismas durante ocho siglos"- acentuó el poeta Hixam  -"Los  Hebreos hemos vivido en ella y para ella por veinte siglos, desde que huimos de Nabucodonosor"- acentuó Isaí  -"Aún se encuentran frescos nuestros recuerdos de esa epopeya heroica, cuando todos los habitantes de Iberia unidos en conjunto único, con sus distintos reinos y sus distinto credos, bajo las órdenes del Emir de Córdoba, Abd Al Rahman II, expulsaron  al invasor normando"- expresó con énfasis patriótico Muzá  -"Córdoba aliada a los reyes cristianos expulsó al vikingo. Ahora, Granada aliada a la reina de Castilla ha rechazado al Gran Turco"-  manifestó Zulimán quien siempre se expresaba con ideas de política  -"Hay quienes dicen que los Abencerrajes estaban en tratos con el Sultán. Y esto los llevó a la muerte... no por un tema de amoríos"- opinó Hixam  -"Para ser un poeta que repite cantos de amor, es muy valioso tu aporte, amigo Hixam"- le expuso Muzá  -"Los moros españoles hemos defendido por dos  veces la independencia de la península ibérica. El Rey Boabdil ha devuelto ahora a Turquía los bajeles cargados de armamentos, que se supone habían aceptado los Abencerrajes"- sostuvo el poeta Hixam  -"En tiempos del general Almanzor supimos llevar batallas internas, al compás de  los propios reinos cristianos españoles que guerreaban entre sí. Pero admitir que el invasor Turco entre en España... ¡Eso es inadmisible!"- corroboró Zulimán  -"Hemos licenciado nuestras tropas para salvar de la guerra a la Sierra Nevada"- insistió Muzá  -"Hemos entregado a Castilla nuestro armamento para que ella defienda a Europa del Gran Turco"- confirmó Zulimán, el político  -"Hemos capitulado en Granada... para seguir cantando poesía y creando bella arquitectura"- insistió Hixam  -"Para salvar cientos de vidas granadinas y preservar su cultura"- concluyó Isaí  Nada había cambiado aquel primero de enero de 1492. Las moriscas rodeaban las fuentes de los patios, envueltas en sus gasas transparentes. Los poetas crearon nuevas trovas. Los calígrafos las escribían sobre las paredes con letras azules. El Cadí juzgó en la Mezquita. Los averroístas siguieron en la búsqueda de su verdad doble. Los maimonistas continuaron buscando al hombre. Los talleres retomaron su labor decorando ánforas. Los tejedores su alfombra. El mercado granadino estuvo concurrido como siempre, con clientes llegados de todas las latitudes.  Esta ciudad era una de las más destacadas del continente europeo en el siglo XV. Una ciudad ampliamente liberal donde convivían los credos musulmanes, judíos y cristianos. En el centro de Granada hallábase la ciudad cristiana de Elvira, con su antigua catedral gótica, construida por los visigodos. A pocas cuadras levantábase la Gran Sinagoga, de forma cuadrada, con todo el sector hebreo de Vivarrambla. Unas cuadras más adelante la sinagoga del Rabino El Tibón, destacado erudito, el primero en traducir a los clásicos griegos.  Era una ciudad abierta, sin prejuicios de etnias ni confesionales, donde muchos castellanos destacados compraban residencias propias, como el Condestable de Castilla don Alvaro de Luna. Y sus propios rivales políticos como fueron los Infantes de Aragón. Volvióse una moda entre los nobles cristianos poseer una casa en la Granada nazarí.   Una ciudad como aquélla que miraba hacia el progreso, preocupada por la arquitectura y la poesía, con mercaderes mecenas... no podía rendir culto a la guerra. En aquel mundo primoroso, cual asoma en los arabescos y finuras de la Alhambra y el Albaicín, no había lugar para la sangría de una guerra violenta entre pueblos españoles, que compartían una misma historia desde hacía ocho siglos en Granada. Ambas razas básicas del sur español, las dos invasoras muchos siglos atrás, la árabe de Tarikh  y la visigoda de Ataúlfo, ya estaban muy mezcladas. Incluso el último príncipe Omeya de Córdoba, tenía una esposa vasca, quien fue una sultana de mucho poder político.  Según constaba en las actas que se firmaron en enero de 1492 no se violarían ni propiedades ni credos, ni la vida de los habitantes de Granada. No se violarían mezquitas ni sinagogas, bibliotecas, salas de baños, jardines, familias, comercios, talleres, escuelas.   -"¡Granada está salva!"- gritó el pregonero que recorría las calles  -"¡Granada está salva!"- repitió a su vez Muzá asomándose al ventanal enrejado  -"Hemos elegido una vez más la paz para Granada"- comentó eufórico Zulimán mientras movía las fichas negras del tablero de ajedrez  -"No lograste hacer tablas"- le dijo el poeta Hixam -"He dado Jake Mate a tu rey moreno"  -"No importa quién las mueva, las piezas morenas no tienen suerte en este día, pues las blancas devoran como embrujadas"- contestóle Zulimán  -"¡Granada está salva!"- volvió a gritar el pregonero  La vida continuó de una manera normal. Ya tenía siete años Omar y entrando con esta edad a la tutela paterna, continuó sus estudios con su pedagogo Hixam, pero también fue asumiendo la responsabilidad de aprender el oficio comercial de su padre. Como rico mercader, Muzá aspiraba a que su hijo lo sucediera en el ramo. Y fue allí, en la puerta del comercio de su padre, cuando Omar observó la llegada de tropas desconocidas en Granada. Era un exótico grupo de soldados que arribaba sin tregua, causándole desconcierto.  Desmontaron de sus caballos macilentos. La tez curtida con reflejo de privaciones. Los trajes raídos y los cuerpos que no conocían la fragancia de los perfumes. Desconocían hasta entonces los granadinos la existencia de estas tropas que recorrían toda Europa, producto de las levas obligadas, donde una gran mayoría de sus componentes no hablaba ninguna de las lenguas de los reinos españoles. El niño Omar tuvo gran sorpresa al verlos, y ellos a su vez de aquel niño que llevaba borceguíes con incrustaciones de perlas. Granada, sin saberlo, era ya tras aquel cruce miradas, pasto de las llamas y el pillaje.   -"¡Hemos perdido a Granada!"- exclamó alarmado Zulimán  -"¡Hay de Granada!"- fue el lamento de Muzá    .............ooooo...........
EL ALJIBE ........... (Estampa Colonial) 1 - EL ALJIBE El sol declinaba tiñendo de colores al cielo. Los sauces comenzaron a recortarse sobre el firmamento aún luminoso, como duendes gigantescos que dominasen al paisaje. En el vacío del patio de tierra, el aljibe dejó crujir su roldana mientras la chinitilla de trenzas muy negras y piel mate, llenaba los cántaros de agua. Su figura silenciosa, casi transparente, era contemplada desde el parral por Eusebio. Adentro del rancho grande de la Posta, los cánticos evidenciaban en su jolgorio el final de esa travesía. El regreso al Tucumán. La plácida existencia volviendo para todos ellos, y que llegaría en unos meses más, a hastiarlos. Pero por ahora estaban eufóricos. El patio y el parral se estremecieron, mientras la jovencita iba llenando sus cacharros con total indiferencia hacia los corales de los caravaneros. Las carretas alineadas mantuvieron sus vigías y eran controladas por el ojo alerta de Eusebio. Pero la imagen solitaria de la chinita en el aljibe, logró cautivarlo. Y fue acercándose hacia ella con el paso certero de mulato elegante y adornado, armado de pistola, vanidoso y altivo. Jefe de la comitiva. Autoridad de toda la empresa. Allá campo afuera, en el largo camino desde el Tucumán al Alto Perú, Eusebio imponía sus ideas y Don Marcos, aún él -el Encomendero- las acataba. Era la cabeza de aquella caravana y su mirada obscura y penetrante, luminosa como estrellas en la noche, había colocado su centro de atención durante este descanso, en la chinitilla que vaciaba el aljibe llenando de agua los cántaros rojos. 2 - LA CHINITILLA La jovencita pareció no advertirlo, a pesar de ser los únicos que se hallaban en el patio terroso. El atardecer destacó sus dos figuras. Ella pudo ver con la cabeza inclinada sobre el aljibe y los cacharros, en pausado disimulo, moviendo sus párpados rasgados a través de las tupidas trenzas, cómo danzaban los hombros fornidos del mulato acompañando sus pasos resonantes. Pero no se irguió al tenerlo a su lado. Ni manifestaba inquietud alguna. Sin embargo percibiría sus grandes manos articuladas de fuertes nudillos, y el brillo metálico de su pistola. Inquieto por tanta indiferencia, Eusebio se fue apartando un poco, permitiendo así que ella perdiese el miedo y levantara su frente. El contraste de dos mundos, de dos razas de temperamentos dispares, se evidenciaba en la forma de comportamiento. La audacia del mulato había sorprendido a la mestiza. La caravana debía partir a la semana siguiente por ser ésta la última Posta grande del recorrido. Descansados los bueyes, engrasadas las carretas, bañados los caballos, aireados los aperos. Pero Eusebio, que era el jefe de la partida, buscó la forma de demorarla. Estaba realmente conmovido con aquel temperamento esquivo, silente y meditabundo de la chinita, tan distinto al de las mulatas de quienes se hallaba acostumbrado. La chinitilla carecía de palabras pero tenía fijeza de miradas. Eusebio no lograba penetrar en el contenido de ellas, donde quizás nunca hubo (pensó) un lugar verdadero para él. La fragilidad de la jovencita con su porte descansado y simple, transmitían al inquieto y temperamental mulato, una suerte de distensión. Contemplaba su piel mate, pálida, colorada e incolora al mismo tiempo. Su contextura de pequeños huesos que parecieran crujir en la fuerza atlética de los suyos. Para él, quien gustaba de alardes ostentosos y hacer gala de sus privilegios en la voluntad de Don Marcos, como su mayordomo... la sutilidad indiferente de la mestiza, rayana en la indolencia, ofrecíale un cuadro desconocido. Cuando partieron finalmente -porque Don Marcos dio por satisfechos los placeres de su favorito- la figura aérea de la jovencita del aljibe recortábase a la distancia, sobre el patio de tierra, junto a sus cántaros rojos. Eusebio la contempló atentamente, comprobando en ese momento, que ella se hallaba en la misma posición como la conociera, sin que la chinitilla levantase su cabeza en dirección a la caravana que se alejaba por el horizonte. 3 - LA MERCED Don Marcos de Ferreira, el Encomendero, puso orden en la vida de Eusebio una vez que las carretas estuvieron suficientemente lejos. El arribo a destino, esa alegría de llegada a la Merced, aquella tarea de distribución de una variada mercadería transportada desde el Alto Perú, el entusiasmo de quienes los aguardaban -todo en su conjunto- fueron razones valederas para borrar a la chinita y su aljibe, en el pensamiento del mulato. Necesariamente preocupado, Don Marcos, con la esplendidez de los ganaderos del Tucumán, llenó a su favorito de regalías. Y lo vio adornarse con un lujo de mayordomo coquetón, para los festejos subsiguientes. Toda la Merced homenajeaba a los caravaneros, después de largos meses de espera: Bailes y asados en el patio grande de la casona. Cuadreras y sortijas. Palo enjabonado. Humita. Locro. Zanco. Dulce de leche. Las mesas se sirvieron con el Vino del Rey elaborado por los jesuitas en Jesús María. Los habitantes de las Mercedes Reales en el distante cono sur sudamericano de aquellos siglos, tenían una suerte de existencia propia -como carácter de comunidad- donde el Encomendero no ejercía el papel de un patrón, sino de patriarca. Bautizaba, bendecía uniones, juzgaba en delitos y debía pensar en nombre de esa comunidad aislada de todas las ciudades. Era una auténtica sociedad que exhibía valores, tanto como mutuas responsabilidades adquiridas siendo conscientes de pertenecer todos a una misma hermandad, donde cualquier visitante era considerado un forastero. Alguien difícil de asimilar. La Merced de Don Marcos de Ferreira recobró su ritmo. La carne salada se transformaba en charqui. La leche de vaca en cuajada. La leche de cabra en quesillo. Los cueros salados se secaban y curtían. Don Marcos recorría la heredad desde el alba, como activo productor del Tucumán, una provincia que recién comenzaba a crecer y producir. Y su esclavo Eusebio con una pistola en la mano y un látigo en la otra, en su papel de mayordomo, era su permanente escolta prohibiendo el ocio. Su presencia felina y africana de estampa angola, infundía una mezcla de temor y jolgorio. A la noche, con su letra ornamental y graciosa, daba forma a la correspondencia de Don Marcos que luego éste rubricaba con una caligrafía mucho más sobria, antes de entregársela al Chasqui. 4 - LA CARAVANA Cuando el charqui estuvo terminado y los cueros secos pudieron encimarse unos arriba de los otros, la caravana de la Merced de Ferreira alistada en su pampa verdosa, más al sur del río Suquía, se hallaba nuevamente presta a partir. Con bueyes jóvenes y cargamento elegido. Con yeguarizos recién castrados y seleccionados. Habían transcurrido largos meses llegando a depurarse los sentimientos de sus distintos habitantes. Los que partían. Los que quedaban. Comenzaría el receso para los chacos, las chacras y los tambos. La peonada mestiza satisfecha con la producción en aquel año, daba por concluida su tarea. Los más jóvenes bajo las órdenes del atlético mulato Eusebio, emprenderían la marcha. El gauchaje aguerrido lanza en mano, preparábase para la aventura del camino y los acechos astutos de "Zupay" -el diablo criollo- quien disfrazado de jinete gentil aparecía de improviso, dispuesto a "dar una mano" en la empresa en cualquier inconveniente de la misma. Pero, al aceptarlo ... él pícaro diablo se llevaba consigo un alma desprevenida hacia su morada del Averno, galopando sin parar en su potro negro. Los mulatillos desperezaron su modorra habitual en la Merced (ya que estaban sólo al servicio de la familia), colocándose orgullosos sus galas de cocheros. Trajes rojos, botas negras y muchos botones de metal brillante. Los niños y los ancianos quedarían el cuidado de las mujeres de la Merced. Hembras imponentes acostumbradas el rigor de la pampa en el aislamiento del "Tucumanao" (la zona limítrofe del Tucumán) de aquellos siglos. La caravana iniciaría su marcha hacia el Alto Perú saludando primero al Prior de la Compañía de Jesús al llegar a la ciudad de Córdoba, ofreciéndole sus servicios. Sin que por ello las carretas ingresasen a la ciudad universitaria. Sólo lo harían Don Marcos y Eusebio. Clareaba. El lucero del alba se apresuró en despedirlos. Repartiéronse las armas entre los viajeros y los residentes. Don Marcos no portaba ninguna, llevaba a Eusebio en su carruaje privado muy provisto de pistola. El más viejo entre los habitantes de la Merced, antiguo caporal ya casi centenario, dijo a los caravaneros palabras acordes con el momento, mientras los bendecía con un rosario en la mano para orar por ellos. La primera carreta abrió el rumbo, cuando Eusebio aún limpiaba su pistola, con sus obscuras manos recortadas de músculos. Detrás de ellas partirían todas las otras como siempre lo hicieran. El largo camino hacia el Alto Perú, que los fascinaba por su cuota de emoción y aventura, abríase delante de ellos para volver a atraparlos. Cuando comenzaban a dejar a sus espalda el río Suquía con su verde foresta, les pareció a todos que el inmenso Tucumanao era en sí mismo un viaje completo. Sin embargo recién estaban al comienzo. Faltaba mucho para llegar a la Salina Grande y entrar en el verdadero Tucumán, y los sauces desde días atrás enriquecían el camino. La tierra era aún parda. El suelo denotaba mediante su húmedo frescor, la lejanía del salinar, pero ya la sed principiaba a dominar la comitiva. Hacia el fondo del horizonte, en medio del atardecer violeta fue dibujándose entre las formas lloronas del sauzal, el parral del año anterior con su aljibe recortado en silueta. Los ojos brillantes como diamantes negros y algo saltones, del mulato engreído y jovial, parecieron despertar de improviso desde una prolongada siesta que habíalo adormilado, en esa etapa del viaje. Mientras a su lado Don Marcos vigilaba el camino. Luego de sucesivas reyertas del mulatón con la rebeldía de los cocherillos y la terquedad de los gauchos arrieros que custodiaban la comitiva. Todo ese conjunto que hallábase bajo sus órdenes y debía obedecerle, se alivió ante la presencia de la Posta. Eusebio al divisarla quiso bajar enseguida, pero como niño temeroso dirigió su mirada hacia Don Marcos sentado a su lado, buscando una disculpa. Luego recostóse sobre el respaldo del asiento, dominando su impaciencia, y dejó que el carruaje llegara a su punto. El patio de tierra estaba igual, con su color brillante. Los parrales comenzaban a descansar luego de haber dado sus frutos. El aljibe ofrecía su frescura. Pero la chinitilla habíase ausentado dejando su lugar dentro de aquel escenario. El changuito que la reemplazaba, al preguntar por ella, les comentó a ambos viajeros: -"Se ha retirado hacia un ranchito solitario, ubicado junto al último sauce, con el niño negro que alumbró hace tres meses. Yo puedo acompañarlos" Pero Don Marcos meneó la cabeza contestándole: -"Será el día de nuestro regreso desde el Alto Perú. Pues llegamos aquí de paso hacia un largo camino y deseo aprovechar al noche fresca hasta llegar a la siguiente Posta, antes de aventurarnos por el salinar". La Salina Grande los envolvió en su crepitar blanco. Habían ya dejado a sus espaldas el aislado Tucumanao, frontera sur de esta provincia. La tierra detrás de aquella inmensa salina tornaría a volverse roja, y atravesaron todo el resto del Tucumán, luego de saludar al gobernador en la ciudad de Santiago del Estero. El Camino Real los iba llevando paso a paso. Semana a semana. Se irguió en altura. La imponencia del Alto Perú con su altiplano, estaba ya próxima mientras esos dos hombres, Don Marcos y su mayordomo Eusebio, acompañábanse en silencio. Las hermosas y pobladas ciudades del Altiplano salieron a su encuentro ofreciéndoles la faz multinacional del Virreinato del Perú, donde esta inmensa geografía colonial tenía su asiento. Chuquisaca y Potosí, las ciudades más amadas por los habitantes del Tucumán, oyeron los pasos de aquella caravana de Ferreira dirigida por dos hombres que parecieran esta vez, con demasiada prisa para gozarlas. Comenzó el regreso. El "Potoche" cargado de plata y oro, los despidió intrigado. Los Oidores de la Real Audiencia de Charcas vieron con sorpresa, la forma expeditiva como Don Marcos despachaba sus trámites. Pero el regreso sería lento a pesar de todo, las carretas y los bueyes determinaban el tiempo y la Salina Grande el Promedio. 5 - EL NIÑO ZAMBO Cuando los sauzales pelados comenzaron a divisarse en la última Posta de la salina, Eusebio pareció despejar su pensamiento. Había hecho todo el viaje de ida y vuelta sin articular palabra, ensimismado, indiferente, a pesar de su impaciencia con los cocherillos y arrieros de la comitiva, pero sin ocultar su estado depresivo. La emoción de la llegada a ese lugar fue en él notable. La inquietud iba a devolverle su gallardía y las promesas que recibió de Don Marcos, lograrían estimularlo. Descendió altivo y casi despótico, como todos estaban acostumbrados a verlo. Sonrieron gustosos los mulatillos rebeldes y se alegraron los gauchos ariscos, pues en conjunto preferían su ira protectora a su depresión indiferente. Bajaron sedientos y hambrientos, emocionados de hallarse en la última Posta del salinar, lo que les anunciaba la cercanía de la Merced. Al llegar la hora de la Oración, cuando el receso adormeció la Posta y en el patio los caravaneros llenaban el aire con sus cánticos, Don Marcos y Eusebio llamaron al changuito encargado ahora del aljibe. De inmediato el muchachito se puso en camino guiando a los dos hombres, hasta el ranchito que anteriormente indicara. El paisaje yermo del salinar estaba iluminado por ese oasis de la Posta con su avenida de sauces. Y mientras iban detrás del changuito en pos de la chinitilla, la sugestión del campo silente y parco en aquel atardecer, les hizo advertir la presencia melancólica de Pachamama quien hablábales sin emitir su voz, con un mensaje mudo hecho de pensamiento. Finalmente llegaron. Allí concluía el sauzal. El paisaje era yerto, solitario y vacío. Advertíase un rancho pequeño casi tapera, un horno de pan hacia un costado y un aljibe pequeño en el otro. De pie junto a la puerta del ranchito, tapada sólo con una esterilla, la chinita arrullaba a su niño "zambo" sin mirar a Eusebio. La mestiza recorrió el patio de tierra seca yendo luego a apoyarse junto al horno de pan que no ardía, sobre el cual depositó al gurí. En el tiempo detenido, sólo la chinitilla estaba presente allí con su obscuro hijo. Los visitantes no existían para la ella. Eusebio acercóse temeroso hacia su hijo. Pero sin tocarlo, pues la madre le hizo un ademán de negación. Observó absorto el cabello muy negro y lacio del pequeñuelo, semejante al de su madre. Los ojos rasgados de ella y el obscuro color de piel que evidenciaba los genes de su padre. Las manos del gurisito eran grandes a pesar de su pequeñez, pues habían heredado las suyas. Era un niño zambo y hallábase entre los primeros nacidos en el Tucumán, con esa síntesis indoafricana. Y él comenzó una larga plática con ella. La mestiza meneaba en todo momento la cabeza señalándole el camino, indicando al progenitor de su hijo que se alejara de allí. Don Marcos intervino entonces, con la seriedad que siempre lo caracterizaba: -"Eusebio ...¡No insistas más!... Los habitantes de la soledad no pueden vivir en una Merced. No saben colocar su vida en una convivencia continua. Hora a hora. Día a día. Año a año. ¡Es distinto para nosotros Eusebio! Somos un todo. Formamos un núcleo ... Ella es hija la Posta, del silencio, del salinar. Su compañía es el sauce. La tarde. El mediodía. La Luna. El espacio ... Nuestra compañía en cambio, Eusebio, será siempre la humana. Tenemos un ritmo, una continuidad y una movilidad. Vivimos dos historias diferentes." El obscuro tinte del mulato semejó fundirse en la noche próxima. Era su noche. Quizás la única. Eusebio miraba la inerte soledad de la jovencita del aljibe donde sólo el sol saliendo y entrando, parecía proyectar un movimiento diario. Por un momento se puso a pensar, qué sería de su vida en esa dimensión si él decidiera quedarse allí, junto a ella. Pues tal fue una de las propuestas que hiciérale Don Marcos, para conformarlo... Entonces se vio a sí mismo aguardando las caravanas. Llenando cántaros de agua para la sed de los caravaneros. Contemplando siempre el vacío del lugar. Viendo la dinámica de los otros, ajenos siempre a él. Extraños a quienes amar por un día, y amos transitorios a quienes servir. Obedeciendo las órdenes perentorias de los otros mayordomos, gritones como él, mulatos como él, pero ahora en un papel servil muy diferente. Sintiendo además el rechazo propio de los mestizos del lugar, huraños con la gente que no es nacida en ese pago. Era el precio de su libertad, de su condición como manumitido, que Don Marcos en la mutua fidelidad de ambos, estaba dispuesto a concederle... Y desechó el pensamiento. Emprendieron el regreso. Los sauces mudos, los veían pasar. La sobriedad del escenario los observaba extrañada. Eusebio volvió la cabeza para observar el ranchito solitario. Entonces vio a la chinitilla nuevamente junto al aljibe llenando un cántaro de agua. Todo allí continuaba intacto, como si el mulato nunca hubiera llegado para conocer a su hijo zambo, o como si la chinitilla no hubiese percibido su llegada. En ese mundo detenido en el tiempo, las ramas de los sauces sin hojas indicaban el único movimiento del entorno. Y todo continuaría igual. El mulatón palpó su pistola, recobrando su ánimo. Recordó que él era el mayordomo de la caravana de Ferreira, en tránsito por el Tucumán y presta a llegar al Tucumanao. Pensó entonces en los mulatillos y en los gauchos, que durante su ausencia habríanse indisciplinado... y dirigió su mirada hacia la caravana que reposaba junto al camino. La chinitilla del aljibe, quedó lejos, en su mundo. ------------- Alejandra Correas Vázquez
UNA HISTORIA MILENARIA..............................(Primer enfrentamiento real entre arios y semitas en tierras del Medioriente)por Alejandra Correas VázquezEstamos en tiempos de Abrahan, encontramos a nuestro personaje como integrante de una curiosa guerra multinacional, que antaño entusiasmó a los exegetas a causa de que participaban en ella los reyes de aquellas ciudades deslumbrantes llamadas: Sodoma y Gomorra... Las cuales, sabemos, produjeron un delirio de siglos. Esta guerra es para nosotros uno de los más acabados puntales históricos de la Biblia.La encontramos en el capitulo 14 del Génesis. Son nueve reyes. Una Enéada. Número simbólico entre los antiguos. Se han dividido en dos bandos. El primero de los bandos se halla compuesto por reyes arios (los invasores) y el segundo bando por reyes semitas que se rebelan contra la opresión de los primeros (o sea los invadidos reaccionan) y que son aliados de Abraham.El antiguo ciudadano de Ur que estudiaba las estrellas, el matemático y astrónomo, se ha convertido ahora en un militar. Su gesta lo llevará a vengar a Ur su ciudad de nacimiento, devastada por la invasión aria (2006 AC fecha arqueológica) de los largos años de cautiverio en Harrán, y de su peregrinaje incierto. Tiene sobre todos los otros orientales una ventaja mayor, pues Abraham conoce a los iarios ya que vivió entre ellos como cautivo, ha padecido su rigor y debió emigrar de la bella Caldea hecha cenizas. Es la persona mejor preparada para enfrentarlos. Esta filiación aria del primer grupo se establece en comparación con el texto bíblico y los datos aportados por la arqueología, en el análisis moderno. De estos reyes invasores el más sugerente es: "Tidal rey de Goim..."Y a quien en la traducción del hebreo al castellano, hecha por Casiodoro de Reyna (un rabino español emigrado a Inglaterra luego de la expulsión de España), que es la más antigua en lengua castellana, se lo llama "Tidal, rey de naciones".Tengamos presente que la colectividad hebrea actual llama siempre "Goim", a quienes no pertenecen a ella. Y por lo tanto es un buen índice para rastrear la nacionalidad de Tidal, al que podemos así identificar como uno de los primeros reyes hititas en contacto con los invadidos, el cual aparece en la lista de reyes del Imperio Hatti, (hitita-heteo) con el nombre de Tudhala. Podemos ver que son las mismas consonantes, tal como se escribe el hebreo o el árabe, sin vocales.Puede decirse que para el cronista bíblico Tidal o Tudhala capitaneaba una coalición de invasores depredadores (eran Goim, por tanto no semitas) a los que Reyna llamó naciones. Este hecho ha llamado la atención y James C. Muir es muy preciso. Según él la toma de Babilonia por los hititas durante aquel período con todo su desastre involucrado, se encuentra detallada en las crónicas conocidas como Tablillas de Spartoli. En ellas encontramos la referencia buscada, con la presencia de tres reyes. A saber : Thudula, Eri-Eaku y Kudur Lahamal.A los que Muir ha reconocido en detalle como los bíblicos: Tidal (Tudhala), Arioch (Eri-Eaku) y Chedorlaomer (Kudur Lahamal).Quienes aparecen en el capitulo 14 del Génesis hebreo, como una coalición guerrera aria la cual según vemos siguió avanzando desde Babilonia hacia el sur, en su característico saqueo de acuerdo al texto bíblico: "Tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones y se fueron" (Génesis 14:11).Los oponentes que se rebelaron contra la éstos, luego de 12 años de servilismo como dice el texto en Gen. 14:4, y que reciben la ayuda salvadora de Abraham, eran sin duda reyes semitas de su misma etnia (no hablermos de religión), oprimidos y vejados. Y toda la narración describe un hecho que aconteció históricamente. Podemos ver claramente que aquí aparece Abraham con gran fuerza y poder. Con un ejército. Además como jefe de una comunidad, al ser él un semita emigrado de Caldea. Participa de todos sus aconteceres y en este salvataje su figura se nos muestra con un valor político bien cimentado, pues finaliza la operación en Génesis 14:15, diciendo: "y les atacó y les fue siguiendo hasta Hobah al norte de Damasco". Se ha convertido de este modo Abraham en un hombre de gesta, en un valiente guerrero a quien nada lo amedrenta. Atrás suyo quedó Ur en llamas, el pueblo extinguido de los súmeros que él vio en su juventud, su tierra devastada, sus casas y templos demolidos. Es un vengador. Se ha impuesto a sí mismo desalojar al invasor. Al depredador. Ya no estamos ante un personaje mitológico, sino ante un ser histórico que vivió con plenitud los acontecimientos de su tiempo y formó parte importante de ellos. Frente a estos datos debemos acotar que Nicolás de Damasco decía de él en su libro IV :"Abram reinó en Damasco siendo forastero y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea".Este dato es de suma importancia, pues lo muestra como militar y general de un ejército, superando en gran medida el dato bíblico. El papel que encarna Abraham es heroico, meritorio, y a más de ello logra mantenerlo. Pues con su talento y valentía ha recuperado Damasco, trayendo a la vez un nuevo renacer de posibilidades para los acosados reyes de Sodoma y Gomorra, llamados en el texto bíblico Adma, Zeboim y Zoar (¿Dos ciudades y tres reyes?)¿Qué eran estos reinos? Es decir Sodoma y Gomorra, tan misteriosos para los novelistas. Se parecen al leer el texto bíblico a grandes estancias ganaderas como las de Argentina, Uruguay y Brasil. Contienen inmensas haciendas y son presa fácil para los cuatreros de ganado: o sea los hititas. Se habla del riego y el pastoreo en las antiguas Sodoma y Gomorra. Su hacienda es fundamental.Lot (sobrino de Abraham) coloca tiendas en Sodoma lo que nos hace pensar en una comunidad mutable. Tiendas y ganados son transportables. El ganado bovino y caprino es el más corriente en el Medio Oriente y aparece en todos los textos. La cabra es muy típica de Caldea con muy bellas representaciones, incluso en oro. Y era sin duda ésta la ganadería bíblica, mencionada varias veces, la cual además es la más fácil de movilizar por los caminos, tanto como de ser víctima de la sustracción por aquellos invasores recién llegados que todo lo saqueaban... Campos, vituallas, provisiones y ganado, son las pérdidas de estos reinos de Sodoma y Gomorra según el recuento que encontramos en el capitulo 14.Estos grandes hidalgos ganaderos tienen, como en la nobleza campesina medieval, un representante que los nuclea: Bera, rey de Sodoma. Es el único de esta coalición oriental que entra en contacto directo con Abraham, pues su voz representa a los otros reyes, como su delegado. Bera es su jefe. Ahora ha vencido Abraham en el campo de batalla, quien a su vez se ha federado para este combate con tres preclaros "varones" de Amor (los amorreos) llamados: Aner, Eschól y Mamre. Lo que hace evidente que Sodoma y Gomorra no estaban bien pertrechadas y necesitaron el apoyo militar de Abraham.Terminado el combate sale a su encuentro Bera, el rey de Sodoma, para hacerle una brillante propuesta. Pero ésta no satisface en absoluto a Abraham. Bera quiere comprarle su ejército con el cual ha vencido a los hititas y pagárselo con ganado (Gen. 14:21). Lo que una vez más demuestra que Sodoma era una gran hacienda. Un trato comercial explicitado en estos términos debía estar muy bien pago, y además cubriría las necesidades de seguridad para aquellas regiones en constante peligro de bandolerismo. Pero la negativa de nuestro personaje lo define como un miembro de la dirigencia. Abraham le explica que él no ha combatido por interés económico, sino como una consigna. Puesto que no es un mercenario : "Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de lo que es tuyo, porque no se diga: Yo enriquecí a Abram".Quédanos claro, al no aceptar pago alguno, que nuestro paladín cumple con un papel político y militar de salvador de naciones atropelladas. De libertador de las mismas. Solamente le acepta al rey Bera comida para su gente y el pago para los que entre ellos, sí, son mercenarios. Como vemos en todos sus aspectos la historia relatada en la Biblia, que tiene por protagonista a la persona de Abraham, recoge los diferentes pasos y aconteceres de aquellos arrasados habitantes del Medio Oriente en el segundo milenario antes de nuestra era.No en vano aparece por primera vez la palabra "Hambre"... que generan todas las guerras y saqueos. Cuando no se cultiva, cuando no se construye, cuando se huye. Siempre se alude al "hambre" extendido sobre las poblaciones saqueadas y que será el motivo del traslado a Egipto de la familia de Abraham, y más tarde la de su nieto Jacob cuando ya José sea Visir del Nilo.En las dos oportunidades tenemos excursiones de maloneros arios, que nada perdonan a su paso. Las fechas dadas para estos dos arribos bíblicos a Egipto son 1900 y 1700 a. C. En la primera fecha Babilonia es arrasada por los hititas, que llegan según el escriba bíblico hasta Palestina. Y en la segunda tenemos a los kassitas saqueando a su turno Babilonia. Con doscientos años de intervalo, los cuatreros hacen temblar el Medio Oriente. Pero Egipto permanece a salvo, libre de asaltos, hasta el tiempo de Ramsés II, quinientos años después....................000000000..............
LA  CONSTANCIA  DE  CONSTANZA....................................Novela  Colonial (TERCERA  PARTE)16 - ALTO  PERÚ...............................El Alto Perú se abrió a los viajeros en toda su opulencia. Los dos visitantes recorrieron juntos la ciudad cabecera del Altiplano que tanto fascinaba a Don Lucas, y el encomendero del Tucumán sentía orgullo al presentar ante aquella distinguida sociedad chuquisaqueña, a un hijastro que ansiaba transformar en hijo definitivo. En su heredero.Los ancestros limeños de Don Fernán, por el lado materno, le dieron allí un aval sobresaliente. A poco de llegar recorrió las calles de la afamada Universidad de Chuquisaca, admirando su esplendor edilicio. Conoció a la Audiencia de Charcas situada a pocas cuadras de ella, luciendo sus inmensos portales. Visitó asimismo al Obispado de La Plata, menos ostentoso, y debido a su actividad comercial se hizo presente en el Gran Mercado de Charcas pasando bajo sus grandes arcadas, con su orgulloso escudo de águila bicéfala en hierro forjado, el mismo escudo de la Casa de Austria.Cuando Don Fernán recorriera cuatro ciudades distintas (Audiencia de Charcas, Universidad de Chuquisaca, Obispado de La Plata, Mercado de Charcas) pudo comprobar que tratábase de una sola ciudad. De muchos nombres, con actividades separadas y autónomas, separadas por pocas cuadras. Pero sin embargo eran distintas ciudades, aunque funcionasen en el mismo predio habitacional. Y en cada una de ellas el joven recién llegado conoció gente diferente, debiéndose a habituar a este rápido cambio de trato con las personas, que residían empero, a pocas cuadras de diferencia unas con otras. Así cuando él decía a Don Lucas "Voy a Charcas", estaba indicando con ello que iría hasta la Real Audiencia por los intereses propios de sus negocios filipinos, tan importantes para él y su familia Díaz de Urquizu, de quien era allí su delegado. El trato con los Oidores representaba algo más que un mero instrumento de justicia, siendo la propia voz del Rey quien hablaba por su intermedio, pues Carlos V le había otorgado fuero propio independizando a la Audiencia de Charcas del gobierno virreinal. La venerable Real Audiencia era independiente del gobierno colonial. Incluso del gobierno español. Dependía sólo del Rey.En esto residía su severa condición, y Don Fernán pudo admirar el famoso "Paso de los Oidores" acompañados de una comitiva por las bellas calles empedradas. Casi sagrados. Sin parentesco. Separados en trato de todos los habitantes del lugar. Impedidos de pernoctar en la casa de cualquier familia. No parecían iguales al resto de la población y nadie en esta región de las Indias sudamericanas estaba por arriba de un Oidor de Charcas, cuyo "eforado" lo arrancaba en poco tiempo del lugar para ya no volver. No alcanzaba a conocérselo ni a arraigar, cuando ya debía partir de allí a muy lejos destinos. Como algo mágico. De un instante. Inclaudicable.Cuando en otro momento Don Fernán dijera "Voy a Chuquisaca" entendíase que deseaba cultivar el trato con los eruditos de la Universidad, haciéndose allí muchas simpatías entre sus estudiantes internos y los profesores jesuitas. El climax estudiantil atrajo la atención del nuevo visitante. Don Fernán deteníase a admirar esa imponencia arquitectónica distribuida en varios edificios blancos que lucía la Universidad de San Francisco Javier, cuyo nombre evocaba al gran compañero de Loyola. Un estudiantado diverso ponía su nota peculiar en el carácter mundano que lo diferenciaba. Sus togas estudiantiles confundíanse entre la elegancia chuquisaqueña, compartiendo la vida múltiple de esta ciudad cabecera. Ciudad facetada. Pero aún en medio de esa acogedora sociabilidad que la caracterizaba, era condición destacable el grado se sobriedad propia del ambiente, que Don Fernán procedente de Manila, supo advertir por contraste. Atraído por su atmósfera el joven filipino aguardó durante días con paciencia oriental, de pie sobre las escalinatas, hasta ver salir por el gran portal al Presidente de la Universidad, y ambos hiciéronse un saludo reverencial. Cruzaron sus miradas por algunos instantes, comprobando de inmediato Don Fernán que el Jesuita no había girado la cabeza, pero supo en ese exacto momento que el joven procedía como él, de "allende los mares", aunque en sentido cardinal inverso.  Y cuando en otro momento dijera Don Fernán "Voy a La Plata", indicaba con claridad el carácter de esta entrevista y su interés por relacionarse, como extranjero, con los mandos superiores de la Iglesia altoperuana. Lo que era de sumo interés para la católica Filipinas. A su vez la mística del Altiplano sedujo al joven filipino por sus remembranzas asiáticas, en ese ambiente de religiosidad milenaria donde la influencia europea sobreimpresa a la mística altiplánica, gestaba formas nuevas y sincréticas.No pudiendo substraerse el impacto del escenario, la hispanidad optaba por asimilarlo. Sobre aquella conjunción de culturas en vías de integración, el Obispado de La Plata colocaba en ella un halo de austeridad e imponencia. En esta lejanía de las Indias Occidentales sudamericanas, incrustadas en el centro del continente austral, dicho Obispado oficiaba como un ministerio casi autónomo. O más vale dicho de otra manera, sus ministros encarnaban una especie de Papado propio. Para aquellos visitantes anuales como Don Lucas, cuyos orígenes empezaban a perderse en el olvido, donde la tradición europea como tal daba ya signos de extinción, el Obispado de la Plata transformábase en el Sumo Pontífice mismo. Esta grey católica desprendida del mundo y de su siglo, lo identificaba con ella misma. En el escenario abierto más allá de la Salina Grande -como era el Tucumanao- sabían todos que ya nunca retornarían al lugar de partida, como supieran creer sus ancestros al comenzar la aventura de las Indias. Y tanto ellos como sus herederos, anclados ahora en puerto seco, construyeron en este continente su existencia definitiva. Pero el Obispado de La Plata servía para recordarles sus raíces de pensamiento, influenciado ya inevitablemente por la Pachamama. Pero fue en el Gran Mercado de Charcas donde Don Fernán alcanzó su cometido con más alto vuelo, ya que allí lograría los tratos requeridos para la exportación de las sedas, mantones, abanicos, biombos y marfiles orientales. Podía decirse que el joven ya había cumplido con todo su cometido, como representante de una familia de las Indias Orientales, en aquel centro vivo del comercio con las Indias Occidentales. A su vez el Mercado de Charcas recibió gustoso el cargamento de Don Lucas, consistente en cueros secos para exportar y una gran cantidad de productos alimenticios, además, por cierto, de un buen cargamento de sal faltante en el Altiplano.  Las carretas del Tucumán comenzaron a llenarse al mismo tiempo en ese Gran Mercado con productos faltantes en las Mercedes y en la ciudad de Córdoba. Mobiliario. Vestuario. Calzado ...¡Y el ajuar de novia para Constanza!... Toda una selección de delicadas prendas en sedas orientales, y también bordados paraguayos en tela de lino llamado "ñandutí".  17 - PLATA  Y  ORO....................................La platería de vajilla con gran demanda y renombre, debía buscarse en la Villa Imperial de Potosí. Allí asimismo, los orfebres modelaban el oro en exquisitas joyas. Don Lucas gustaba elegir personalmente tales productos, aprovechando esta circunstancia para visitar la opulenta urbe del monte "Potoche" y gozar de sus fastos multinacionales. Ya que arribaba a Potosí luego de vender su producción y podía, por tanto, financiar gastos. Brillos. Saraos. Contrastes y lujos diversos. Experiencia distinta y necesaria para todos aquéllos encomenderos que aislados en la frontera sur de este Virreinato del Perú, sentíanse cohibidos ante la severidad de Chuquisaca, y necesitaban de emociones expansivas. Tal el caso de Don Lucas. Pero inesperadamente éste decidió quedarse allí, con algunas excusas poco convincentes, que ocultaban otro interés. Tenía sus proyectos. Y púsose de inmediato en campaña para arbitrar todos los medios adecuados, a fin de enviar a Don Fernán hacia la ciudad imperial, en un carruaje especialmente enjaezado.Pero el joven hispanoriental atraído por la altivez de Charcas y la sobriedad de Chuquisaca, sometíase con total indiferencia a este viaje que lo separaba de los Oidores y los universitarios, sin comprender los motivos de Don Lucas. La elegancia de la ciudad cabecera del Alto Perú y su norma intelectual, habíanlo impactado, cautivándolo con su gracia especial. Pero complacería los deseos del padre de Constanza emprendiendo una ruta distinta, hacia una ciudad de plata y oro, colocada entre las más elevadas del mundo a cuatro mil metros de altura sobre el mar. Como también la más populosa en las Indias de su siglo, pues era segunda en población dentro del escenario cristiano después de Roma.  La exótica personalidad de la ciudad argéntea, "Villa Imperial de Potosí", atraía a sinnúmero de viajeros uniendo con su amalgama, en la cumbre elevada del Altiplano, a Occidente con Oriente. Al hemisferio norte con el hemisferio sur. Como los cuatro caminos del incario este-oeste-norte-sur. Allí hacían acto de presencia ciudadanos de origen diferente por sus nacionalidades, razas diversas, edificando mansiones o palacios, y fusionando con ello sus experiencias recogidas por el mundo.Don Lucas empeñado en esta aventura potosina que él preparaba para Fernán, hallábase satisfecho al establecer una distancia prudente entre ambos. Quería liberar al joven de su tutela y enfrentarlo a sus propias decisiones, en un escenario rico y audaz. El veíalo como imperioso, para que Don Fernán recuperase su autoestima ¡Potosí! Una ciudad alegre. Brillante. Fastuosa. Multinacional. Donde el joven mundano tan desentonado en este momento, lograse fortificar sus ánimos. Comprobar la fuerza de su energía. Vitalizar su fuego interior... tal como había llegado a su Merced.Porque Don Fernán tan maduro como era, colocado en un lugar de responsabilidad tempranamente, contaba en verdad con pocos años. Era un mozo joven que en cuanto debió enfrentar a un temperamento infantil, pletórico de fantasía, como era el de Constanza, habíase sentido resquebrajado. Desarticulado. Partido en facetas que parecieran no unirse nuevamente. Ahora temía a su hija y estaba inseguro ante la mujer como entidad misma. Y esto habíalo comprobado viéndolo actuar en la sociedad chuquisaqueña. Ya no era más el airoso gallardete que conmocionara a todos con su apostura, cuando llegara hasta su casa. Don Lucas pudo advertirlo a tiempo. Veíalo observar a las damas con inhibición, sin lograr comunicarse. Y él, el apuesto Don Fernán Díaz de Urquizu que habíalas cautivado en escenarios lujosos, las contemplaba ahora indeciso, con dudas sobre su persona.Potosí, estaba seguro Don Lucas, iba a brindarle un esplendor social acorde consigo mismo. Con su antiguo entorno. El lujoso carruaje que lo llevaba emprendió de esta manera su acceso hacia aquel "techo" del mundo, en busca de un reencuentro temperamental que Don Lucas buscaba producir en este joven angustiado. Pues el contraste que habíale ofrecido la emotividad de Constanza, no logró hacerle comprender el mundo serrano de la niña, que era su incógnita, pero sí logró hacerle desistir del suyo. Y así hallándose Fernán inseguro de sí, no podría asumir la responsabilidad de una jovencita no formada.18 - VILLA  IMPERIAL  DE  POTOSÍ...................................................................Era de mañana cuando las galas de Potosí le entregaron a su vista, los fastos de aquella urbe luminosa de riquezas. Las fachadas de las casas lucían orgullosas sus frentes con escudos nobiliarios. El ornato de los carruajes combinábase al rico vestuario de sus ocupantes, y los jinetes que entrecruzaban las calles exhibían su pose hidalga y comunicativa, entre el conjunto de potosinos estables y fluctuantes.Llegado de la sobria Charcas el joven fue dominado por la alegría constante del ambiente. Figuras de soldados bien armados vigilaban la urbe por las distintas calles, colocando su nota peculiar y necesaria en esta ciudad cosmopolita. Nada estaba allí librado al azar, aunque la aventura fuese su tónica.La concurrencia múltiple en las calles potosinas hacíase más evidente por la profusión de lenguas que se entrecruzaban sin pausa. Unas europeas y otras autóctonas, pero siempre en gran variedad. Las damas de alcurnia paseaban su elegancia de largas faldas permitiendo apenas entrever sus zapatos con hebillas de oro, entre risas y sonrisas. Mientras que las "cholas" indias giraban sus pequeñas polleritas con franjas multicolores, dejando al desnudo desde las rodillas sus bellas piernas torneadas. Era un contraste notorio.Un esplendor de brillos mundanos empezó a condicionar el rostro del joven forastero, ansioso por reencontrarse con un mundo múltiple, como era el de su Manila natal. Y al descender del carruaje Don Fernán quedaría absorto ante las líneas elegantes y coloridas de un palacio potosino. Comprendiendo entonces que Potosí era Ciudad-Color. Esta urbe internacional, mediterránea, emotiva, fastuosa, abierta a los aristócratas con escudos y a los aventureros sin origen conocido, pero todos ellos dinámicos y creativos, sorprendió desde el comienzo a Don Fernán. Era una urbe que daba cabida a multitudes humanas transitorias procedentes de rincones apartados del mundo. Una sorprendente ciudad donde se daban cita la historia y las naciones. Escenario cristiano y pagano. Tanto por su diversidad de religiones allí presentes, como las nativas aún pervivientes, o los refugiados "hugonotes" llegados hasta ese Altiplano nadie sabía cómo y cuándo, y además el catolicismo oficial que trataba con una hábil filigrana, sintetizar todos esos credos en una sola realidad potosina.   Una ciudad elegida por Carlos V emperador de la cristiandad, como su "Villa Imperial", enclavada en el centro del continente austral, elevada en el techo de Sudamérica a 4 mil metros de altura... en la cual acontecían a diario situaciones inesperadas. Ambiciones. Amores. Competencias. Duelos. Religiosidad.La cosmópolis del Altiplano había conmovido a Don Fernán, desde el primer momento, ya toda su savia. Era lo que Don Lucas esperaba de él. El retorno de su fuerza. De su fuego. De su confianza en sí mismo. De su poder de lucha.19 - COSMÓPOLIS..................................Pero si poderosa advertíase la cosmópolis, se hizo muy elocuente para este visitante, a un mismo tiempo, el valor moral y la capacidad de trabajo del pueblo autóctono, orgulloso aún de sus antiguos lauros. Esplendores de un pasado indio que a cada paso iba haciéndose más reconocible para el forastero. En esa dimensión altiplánica se trasuntaba a la vista suya y de todos los otros extranjeros, ya fuesen europeos fluctuantes o Indianos (europeos nacidos en Indias), la corrección del nativo sometido a leyes occidentales. Su mutismo ancestral. Su mágico misticismo.Vivencias que invadían el mundo del invasor. Persistencia de una cultura arcaica, subsistente más allá de la creación del virreinato español. Aquello que los antiguos Charcas y sus sucesores los Incas, imprimieron en el espíritu indio siempre conservador. Los primeros con el Tanga-Tanga trinitario y uno, y los segundos con el culto solar a Inti y sus Cuatro Caminos del imperio Tiwantisuyo. Los primeros con la trilogía y los segundos con la tetralogía. Razón determinante para la "guerra matemática" de tiempos precolombinos. Fue la larga lucha de los Charcas del Alto Perú por defender su "Tanga-Tanga" (contra los incas) constituido por tres hermanos que fusionábanse en uno solo, representados por una cruz de plata igual a la cristiana medioeval. Y este símbolo precolombino fue el factor determinante para la fusión de credos que íbales proponiendo la Cristiandad. Lo cual derivaría con el tiempo en una catolicismo sincrético de tradiciones altoperuanas vigorosamente ensambladas. Acompañaba a este núcleo de pueblos originales, la extraña presencia de indios "chiriguanos" traídos desde las selvas guaraníticas por los españoles, debido a su gran habilidad manual y a su arte de labranza. De carácter en extremo alegre pero con costumbres controvertidas como la homosexualidad y la antropofagia, que la autoridad colonial trataba de desarraigar en ellos. Los sacerdotes chiriguanos según los testigos, casaban a la mujer con mujer, y al hombre con hombre. Los soldados españoles vigilábanlos de continuo para impedir tales ceremonias. Ellos manteníanse separados y rivales de los nativos autóctonos, completando así este recuadro único potosino.20 - PELIGROS.............................La Villa Imperial de Potosí lucía ante el viajero todas las magnificencias que Don Lucas buscaba para él. También sus peligros. No pasaría mucho tiempo antes de que Don Fernán fuese testigo de las revueltas callejeras entre castellanos y vascongados. Cruentas. Alarmantes. Las calles amanecían teñidas de sangre, causadas en especial por la habilidad dialéctica de los castellanos que irritaban la tozudez vasca creando irritaciones que se transformaban en luchas a muerte. De igual manera, ambos grupos eran aventureros y estaban allí tras la riqueza fácil del monte Potoche.La guardia armada tenía su cuartel a pocas cuadras de la plaza central y el gran portal abierto de par en par permitía en aquellos eventos crueles, la salida de un cuerpo completo de caballería dispuesto a encarcelar a unos y enterrar a otros, ya que no lograba calmarlos. Estas circunstancias obligaban en Potosí a mantener soldados con buen armamento y vigías permanentes. Había riqueza a raudales y llegaban a Lima de continuo, cartas solicitando a la autoridad virreinal la posibilidad de instalarse en Potosí dos años solamente, para rehacerse económicamente. No hacía falta más. El oro era purísimo. La plata bajaba a diario del cerro sagrado con la facilidad del sereno en la noche. Dando esto motivo a los múltiples desórdenes callejeros, sofocados con igual energía. Los europeos mostrábanse codiciosos. Duros. Los vigilantes inflexibles. Como dato especial se destacó siempre el hecho de que ninguna mujer, fuese europea o india, podía ingresar dentro de las codiciadas minas de Potosí. 21 - LUJO  POTOSINO.........................................El lujo era dueño de los palacios y el ritmo nocturno, motivado por el mismo frío de aquella altísima ciudad, hacía que sus habitantes se acogieran al calor de bellos quinqués y fuegos encendidos, en medio de fiestas cobijantes. Pues en Potosí hay una sola estación anual, según comentario conocido: el Invierno. En el centro de esta euforia bulliciosa era imposible separar el festín, el romance y el juego económico, pues sin ello aquella población múltiple nunca hubiese llegado a instalarse a cuatro mil metros de altura. El joven filipino atendió al llegar los negocios que le encargara Don Lucas recorriendo los talleres artesanales donde el metal precioso emergía en formas infinitas. Ornatos. Jofainas. Vajillas Espuelas. Mates. Bombillas. Figuras religiosas... y el Tucumán reclamaba estos productos. Cautivado por las imágenes artísticamente moldeadas en ricos metales, de gran exotismo para él oriental y español, acostumbrado a otros estilos, fue aprendiendo sobre gustos sudamericanos y precios. A su lado Serafín haciendo de escolta y armado como un escudero, intentaba influenciar en las adquisiciones. Pero en este punto Don Fernán era inflexible y tenía un gran instinto comercial. Visitó con paciencia a los diferentes artesanos, los talleres mayores o menores y también los almacenes con mineral en bruto. Calculó precios y ventajas. Evideciándose como buen vascongado, de un orden drástico.Sus propios negocios filipinos tuvieron una expansión en esta ciudad imperial tan expandida por sí misma. Un Marqués le brindó una velada con ricos manjares en el cierre de un trato comercial, por la importación de sedas orientales. Poco después un Conde le ofreció un paseo en calesa haciéndole recorrer los cerros vecinos, luego de interesarse por sus sedas filipinas.Un edificio de gran altura, pero sin ninguna ventana en la planta baja, y que ocupaba ambas calles, salió a su encuentro: la Casa de la Moneda de Potosí. Sólo pudo acceder a ella por el gran portal de entrada -muy custodiado- presentándose como viajero de Filipinas, y entonces contempló el acuño de monedas que allí se efectuaba. Sorprendióse al ver salir monedas con distintos escudos, de varias naciones europeas diferentes, como también algunos con letras que no eran alfabeto latino. Entonces supo para su sorpresa, que estos encargos venían a la Casa de la Moneda de Potosí desde imperios occidentales, tanto como de orientales.22 - VIDA  CORTESANA.........................................A las emociones violentas de sangre y ejércitos, que debió presenciar el joven forastero, siguieron las amorosas. La elegancia y los saraos incitaban al romanticismo, muy mentado en Potosí. Las bonitas niñas potosinas le sonrieron con gracia, y sus familias convidábanlo como galán de importancia para alianzas intermares. Le era difícil a Fernán desairar esas ilusiones y prefería ante ello, bailar con todas las damiselas por igual. Viéndose halagado por ellas en medio de reuniones con gran oropel, recordaba sus días limeños al arribar a este virreinato. Un rostro aún más bello, pero inalcanzable, lo cautivó al instante. La esposa del encargado de la Casa de la Moneda coquetearía con él sin reservas en su lujoso salón. Sin embargo iba a encontrar su reja siempre custodiada por orden de ella. Ello hízole entrever un mundo de realidad y fantasía potosina, a la cual como extranjero debía adaptarse. Una noche helada como todas las de esa ciudad, encontróse ofreciendo serenata a una bella dama de rizados mechones rojizos, tan guipuzcoanos como los suyos.Danzó en los salones mostrando gran elegancia y descubrió allí, sutilmente, una vida cortesana escondida, secreta y no demasiado oculta, pero que presentóse ante él cuando llegó a descubrirla. Y entró de nuevo como antes en los balcones. En los brazos de Ximena hallábase un amanecer hechizado, cuando de improviso la habitación fue invadida por los sirvientes de la casa en busca de un malhechor. Mientras el jefe de familia llamaba a los guardias. Los sótanos internos de la mansión le permitieron salir hacia una calle distante.   Despertó una mañana junto a la almohada de Letizia y después de observarla bajo la luz del amanecer, deslumbrado por esa piel de porcelana que estuviera entre sus manos, se encontró a sí mismo sin inhibiciones y sin dudas. Letizia habíalo conmovido, pero también ella fue cautivada por él. Su exotismo oriental y viril supo emerger en palabras de caballero hispánico y galán juvenil, conquistando a una mujer codiciada por muchos. Su inseguridad diluyóse como una nube de verano... Y ya no tenía miedo a Constanza.Se vistió con el elegante atuendo que trajera el día anterior, enmarcando su rostro brillante de barba rojiza en mosquete, con un vaporoso ornato al cuello. Una gola comprada especialmente allí en Potosí. Y sonreía en placidez porque volvía a sentirse sin temores. Contemplaba los cabellos largos y obscuros de Letizia desparramados sobre las sábanas blancas, donde su piel pálida confundíase con el lienzo de lino paraguayo. Sólo el bordado de ñandutí coloreaba el entorno de sus facciones. Por similitud de imágenes Don Fernán meditó, preguntándose "¿Por qué le faltaban frente a Constanza todas esas sutilezas con las cuales había desbordado el encanto de aquella noche?". El exotismo de Manila turbó los ensueños de la cortesana potosina, la cual creyera hasta entonces conocer las variedades mundanas de su época, y el joven filipino obtuvo un triunfo que duraría hasta el nuevo sol.23 - SOL  FRÍO............................Afuera la luminosidad era radiante y el macizo de oro y plata del Potoche mostrábale orgulloso su volumen, todavía no desgastado totalmente. El sol iluminaba los suntuosos frentes con ese resplandor especial que crean los rayos a gran altura, y como un espejismo el cielo parecía totalmente blanco. Serafín unióse a él al salir de aquella casa, como siempre, en escolta bien armado.Hermoso en su luz y vibración, como un destello, este sol potosino no emitía calor. Don Fernán ante el chucho matinal colocóse contra una pared para recibirlo en el rostro y todo su cuerpo, pero no consiguió entrar en calor, pues hay un sol frío a cuatro mil metros de altura. De modo que decidió seguir caminando por las calles y veredas, bellamente talladas en piedra de la ciudad imperial. Era la primera vez que recorría Potosí en las primeras horas del día, de modo que parecióle una ciudad totalmente distinta. La urbe más poblada del continente con una población en su mayoría fluctuante, elevada hacia el firmamento como techo del mundo, se presentaba arrogante ante él en aquel amanecer, mostrádole toda su enjundia.Los guardias vigilaban esa mañana con más celo la ciudad que el día anterior, dado que las refriegas entre vascongados y castellanos fueron especialmente vigorosas durante aquella semana. El Potoche causa de todos estos disturbios, se erguía soberbio ante sus ojos cargado del precioso metal, dueño absoluto de un mundo cosmopolita con estructura sorprendente. Pasaron ambos jóvenes frente a la Casa de la Moneda lo que impactó con fuerza a Fernán, sacudiéndolo de improviso luego de varias semanas entre saraos nocturnos, despertando en él sus herencias empresarias ¡Y recordó en ese momento!... que él era allí un representante en el Virreinato del Perú de los Díaz de Urquizu y que debía velar por los intereses de una familia y un mayorazgo. Debía velar por él y por Rosendo.Don Fernán fue recorriendo entonces las calles mañanera programando en su ideario múltiples derivaciones. El Alto Perú era buen consumidor de sus sedas de Manila y el joven filipino hallábase en aquel momento ubicado en el ángulo de mayor poder económico del mismo. Como tal vez de todo el imperio español de ultramar. Era el momento de fijar su atención en la empresa comercial que tenía entre sus manos, en aquella ciudad que estaba ante sus ojos, colorida, alegre y licenciosa, que habíalo recibido en lujosas fiestas, pero que prometía además grandes opciones para su empresa de exportación. Siguió caminando junto a los frontones de las casas potosinas que lucían orgullosas sus escudos nobiliarios, cuando de improviso en medio del oropel que lo euforizaba, el silencio conventual de las monjas de clausura le ofreció por contraste una mudez tácita, plena, sedante. Las imágenes anteriores desaparecieron por completo y una nueva Potosí surgió ante su mirada. Los campanarios de numerosas iglesias plagaban de acordes el inicio de la nueva jornada. Damas, acompañantes, ancianas y niños dirigíanse a misa. Pasaban junto a él en una procesión múltiple, llenando las calles potosinas de serenidad pacificante. Fascinado por el encanto emocional que volvía a sorprenderlo -aunque ahora de una manera muy diferente- Don Fernán cambió su ruta para seguir los pasos de aquella nueva multitud que antes no había visto, y entró en los templos en prosecución de ella. Serafín muy asombrado, resignóse a tal cambio. Inmerso en el aura mistérica del Altiplano el mozo filipino sintióse conmovido ante la suntuosidad estética, con la cual los artistas nativos habían labrado su Fe, en el metal puro más brillante. Los altares de oro refulgentes como rayos de Inti, capturaron sus pupilas. Una forma de placer nuevo lo embriagó en sutiles sentimientos, mientras las voces del coro de las monjas de clausura, herederas en el tiempo de las antiguas vírgenes solares, entonaban salmos en latín llenando las naves de las iglesias.¡Enjundia de contrastes! Todo ello era Potosí... Y aquella mañana comulgó.......................OOOOOOOOOO.................... 
                                                  NIEBLA  SOBRE  CÓRDOBA................................Novela por  Alejandra  Correas  Vázquez        1 - DESAYUNO..........................Aquella mañana los pies presurosos de la sobrina repercutieron sobre las paredes de la planta baja, al descender por la escalera. Un silencio desacostumbrado envolvía la casas.-"¿Y los niños? ¿Todavía no se han levantado?"-"Están en la cama, no los quise despertar. Hoy no irán a la escuela"- contestó la tía-"¿Por qué tus niños no irán a la escuela? Convendría que descansaras luego de pasar esta noche en desvelo".No le contestó. Su respuesta fue un gesto indefinido con la cabeza. Puso una pava enlozada sobre la hornalla, moviendo con la otra mano la manijilla del gas. Vertió agua caliente en el mate y cuando estuvo espumoso, comenzó a sorberlo por su bombilla de plata. La sobrina volcó leche hirviente sobre una taza y agrególe chocolate en polvo, mientras buscaba la azucarera para endulzarla con dos cucharadas. Luego apagó el gas y tomó asiento al lado de su tía.Ambas miraron hacia la ventana. Algunos escolares dirigíanse a clase tiñendo la calle como luces de amanecer, al deslizarse por la vereda con sus delantales blancos. Escenario neblinoso. El sol demoraba su presencia, volviendo indefinidas las facciones de los niños. Conversaban animadamente entre ellos, dibujando en la Niebla una nube de vapor tras cada palabra. Otros, de paso pausado, caminaban envueltos en gruesas bufandas.-"¡Yo insisto!"- expresó con fuerza la sobrina -"Sería mejor que los niños vinieran conmigo hacia la escuela, como siempre, pues ellos no te dejarán un momento de reposo ¿Qué te ocurre? ¿Por qué esa pena? ¿Acaso te ha sorprendido?"-"Niña... una vida de dos, no siempre es fácil comprender, desde afuera"- contestóle su tía-"¿Vida de dos? Llevo tres años viviendo en tu casa y siempre hemos estado solas, como dos madres de estos niños sin padre ¡Vida de dos! ¿Acaso te refieres a la nuestra?"-"No ...  Creo que has entendido bien mi pena"-"Tía, comprendo que los niños te hagan falta en este día de sentimientos solitarios, pero no acepto la tristeza que nos envuelve"-"Niña, deberías ir sabiéndolo desde ya: En la historia de una pareja, las confidencias de sus actores son siempre incompletas ¡Es el gran teatro de la vida! Cuando el intérprete equivoca el pasaje de un drama, cierra los ojos y luego de la función acude a su memoria, recordando el recitado completo que debió ofrendar a su público. Pero en la vida real no puede corregirse para la siguiente función ¡No la hay!"-"Tía, no aspiro a ser tu público sino tu amiga"- le observó la sobrina -"Me llevas pocos años y te recuerdo con claridad. El día que entraste en nuestra casa traías un juguete en la mano. Era para mí"-"Era el primer día, del primer mes, del primer año de esta década que ahora termina ¡La media tarde del nuevo año!"- evocó la tía-"Ahora estamos en el último año de la misma década y todo ha cambiado demasiado"- acentuó la sobrina-"Es cierto, niña. Ya no estamos los mismos y no vivimos de la misma manera, ni en los mismos sitios"-"Mi infancia feliz de aquel momento se trocó en tragedia, dando a mi juventud actual un hálito de madurez prematura. Pero hoy tía, me creo la persona mayor de esta casa y creo que voy a regalarte pronto, un juguete"-"Exageras..."La sobrina giraba su cuchara dentro de la taza con chocolate, produciendo aros sucesivos. Su rostro trataba de reflejarse sobre aquel líquido, pero los círculos rompían el esbozo. Como espejo roto de los actores que pierden su imagen. O no pueden formarla.-"¿Te has dado cuenta que aún no tienes treinta años?"- insistió nuevamente la sobrina-"Ultimamente ya ni lo pienso"- contestóle su tía-"¿Has pensado que yo no he cumplido todavía veinte? ...Pero nos hemos cargado con todos los años que él no quiso llevar consigo".-"Esa es una observación muy dura, niña".-"Hoy está muerto ¿Qué lo empujó hacia la violencia? Con esa discusión, ese enfrentamiento..."-"Su juventud y la de su tiempo, hace una década".-"El quería imponerse por medios violentos, pero sin medir sus ideas en el campo del diálogo ¿Qué lo hizo entrar allí? ¿Quiénes?"-"¿Qué? ¿Quién? ¡Quizás todos nosotros!"- expresó exaltada la tía-"¡No yo!"- defendióse la sobrina-"No, eras demasiado pequeña. Un juguete como aquél que te llevé de regalo, hace ya diez años..."-"Entonces ¿Por qué eligió ese camino? Tenía una familia protectora. Una Universidad destacada ¿Por qué fue?" -"Detrás de la vida familiar, en la calle, hay otra vida. Entre los estudiantes como él era entonces, se produce un contagio colectivo ¿No te lo dice tu juventud?"-"Existen núcleos de insatisfechos. Pero no me arrasan como a él. No estoy dispuesta a repetir su escena. Voy a la Universidad en busca de lograr una profesión, como ha sido siempre en esta ciudad. La medicina para seguir el camino de mi padre. Y me esfuerzo en ello"- dijo la jovencita con energía-"Perteneces a otra generación, niña, han pasado diez años".-"Quiero adornos en las calles. Luces. Colores. Una ciudad que brille. Todo cuánto él desechó a mí me atrae y trato de lograrlo ¡Soy de otra generación! Pues nos colmó de dolor la suya. Nos agotó. Tuvimos una infancia y una adolescencia difícil por causa de la generación del 70"- expresó vehemente la sobrina-"Una juventud se adorna, pero las angustias navegan bajo sus collares. Estás más cerca suyo quizás de lo crees".-"¡Juventud divino tesoro!"-"También lo fue en aquel tiempo"- aclaró la tía-"Pero para que él nunca saliese de ella, de ese mito poético, de esa juventud imperiosa y exaltada que lo arrebataba al extremo ¡De sus veinte años ilímites! ...Yo, su sobrina, tuve que madurar en forma precoz. Jugarme. Trasladarme y vivir en tu casa. Imponer tu protección a mi familia, la que era de él, y él olvidó por principios que no juzgaremos más en adelante, porque hoy está todo concluido. Al menos para mí"- concluyó la chica -"Dura y taxativa, como es esta nueva generación"-"Te equivocas tía, soy reflexiva. Fui yo quien en ese momento pensó en tus hijos, que eran los suyos, y que él abandonó para correr detrás de un albur de violencia. Pues cuando los demás dudaron... ¡Yo contemplé mi juguete! Aquél que un primer día, de un primer año, me habías regalado".-"Sin embargo no pensamos en él"- acotó la tía-"Sí, lo pensamos. Sí, de otra manera. Te retuvimos junto a nosotros y  conservamos a sus hijos, gurises que apenas gateaban. De otro modo te hubieras vuelto a Jujuy dejando Córdoba, dejándonos a nosotros, y perdiendo todo lo de él ¿Y qué hubiera hecho tu familia viéndote regresar al norte sin concluir tus estudios, y como esposa de un guerrillero sin paradero fijo?"-"Me había pedido que lo siguiera..."-"¿Y los niños? ¿Y la ropa? ¿Y la escuela? ¿Era acaso posible alimentarlos con pólvora?"La tía apartó a un lado el desayuno de la sobrina que habíase enfriado, sin ella tomarlo. Y levantóse encendiendo el gas para volver a entibiarlo. Puso su rostro contra la ventana cuyos vidrios hallábanse empañados a causa de la Niebla.Figuras de niños en uniforme escolar, muy blanco, desaparecían con una ligereza fantasmal, bajo el manto blanquecino que cubría la ciudad de Córdoba en esa mañana de agosto. Una obscuridad penetrante envolvía la atmósfera en aquella primera hora de la mañana, como impidiendo el avance del día. El blanco relieve de La Cañada orientaba a los caminantes, con sus formas sinuosas y serpentinas, mostrando un paisaje de piedras blancas, delantales blanquísimos y nubosidad. Formas aéreas como formas fantasmales. Como las ánimas penando de las tradiciones criollas. Como un ánima que sin duda en aquel momento rondaba esa ventana, empañada de Niebla, donde una tía y una sobrina mantenían su tenso diálogo.Extendiendo ella un poco más allá la vista alcanzó a divisar, tras los vidrios nubosos, las verjas coloniales del Paseo del Marqués de Sobremonte, junto al cual por la falta de visibilidad, los automóviles se entrechocaban al ser estacionados. Los grandes plátanos con sus ramas desnudas, semejaban a duendes del pasado.La sobrina también púsose de pie.  Las dos mujeres contemplaron juntas y expectantes, aquella dimensión silenciosa y arenosa en el parque del Marqués. El paseo hallábase en esta mañana de Niebla añorante de niños, de voces y juegos. Brumosa melancolía que aparentaba por momentos, acompañar la tertulia triste tras esa ventana. La tía dijo entonces:-"¿Qué debemos hacer en este día que es el primero en que él está muerto?"-"¡El Juicio de Familia! Yo seré la Fiscal"- aseguró la sobrina-"Y yo la abogada defensora"- contestóle la tía-"Pasemos entonces a la Sala del Juicio"- impuso la sobrina con seguridad-"¿Testigos?"-"Nos sobran. Partamos del comienzo de esta década, en mi infancia. Córdoba en fuego. Córdoba conmocionada. Calles calcinadas. Autos volcados. Country Club bombardeado. Comercios barretados. Manifestantes incendiarios. Gases lacrimógenos. Niños, madres, transeúntes, buscando refugio en medio de refriegas"-"¿Es el Juicio a una década?"-"Lo es. La que torturó mi infancia. La que tiñó de horror mi adolescencia"-"También es un símbolo"- intervino la tía -"A mí me toca decir: La que cautivó mis sensaciones de mujer. Mis deseos de amor y romance. Porque era una década y una juventud romántica... sin descartar su trágico fin"-"Elaborado por ella misma"- insistió la niña -"Pero con ayuda de sus oponentes, no lo dudes"-"Sigamos adelante ¿Qué atractivo veías en esa década, tía?"-"Yo me enamoré, me fasciné, viví la piel y la sangre. Hubo tragedia pero también hubo algo mágico. Me corresponde compartir ahora su Juicio, como compartí en su momento sus encantos"-"Haces bien tía, tu papel de abogada defensora, tienes argumentos que te justifican"-"Porque soy sincera. Vi ensueños que me cautivaron al comienzo de esa década. Después me alejé antes de involucrarme en ardores de violencia. Circulé por su pasión, pero me coloqué lejos del conflicto y ello me permite hoy estar viva. Pero no voy a negar su hechizo. Lo tuvo." Los niños de la casa continuaban durmiendo. Ellas pasaron unos minutos de silencio, mientras sus rostros volvieron a dirigirse hacia la ventana. Afuera el escenario había quedado vacío. No veíanse más escolares y los autos dejaron de circular. Poco a poco comenzaba a perfilarse el desfile de personas bien trajeadas, que ingresaban en el Palacio de Justicia, ubicado frente al paseo.La calle pareciera obscurecerse aún más bajo aquella Niebla progresiva, haciendo impenetrable la visión. La sobrina acercóse a uno de los vidrios intentando descorrer con la palma de su mano el cortinado de vapor, que cubría la vista del Paseo Sobremonte. Sin ninguna transparencia, la ventana tocada de pronto por un débil rayo solar, dejó deslizar sus finas lágrimas, las cuales comenzaron a disolverse en el marco de madera.-"Después de todo"- comentó la chica -"Será mejor que los niños no salgan con este día. Uno en Prejardín y otro en Jardín, tienen mucho tiempo por delante"-"Hay mucha neblina"- admitió la madre de los niños -"La Niebla vivió durante todo aquel tiempo en nuestra casa. Cada pensamiento de mis costados era un rincón confuso. Una nubosidad se apoderó de mí, compartiendo a su lado sus premisas, junto a su bella sonrisa temeraria. Era una alegría eufórica dispuesta a cambiar a toda la sociedad nuestra... y hasta la del mundo. Su mirada penetrante, de ojos celestes muy claros, era tan bella, que yo no comprendí ante esa fascinación, el mensaje trágico que finalmente le aguardaba"- evocó la tía con emoción-"Nunca tuvo presente los hechos reales, y prefirió la temeridad" -"Dura como toda Fiscal. Como abogada defensora te diré que en su mundo soñado no cabía un final ingrato, como finalmente fue"-"Tus dos hijos son sin embargo, algo real y claro. Estos gurises tienen tan pocos años que su mundo quedará fuera de esta esfera cruenta"- la consoló la sobrina-"Eso espero. Es mi anhelo. Pero no fue igual para él. Porque no hay duda era yo quien no estaba preparada para una vida de riesgos, como la que él proponía"- admitió la tía-"Y no tenías por qué estarlo"-"Yo venía de una familia jujeña tradicional, con una vida serena y protegida, no estaba preparada para una vida insegura"-"¡Y no es un delito!"-"Pero él me acostumbró ... Sin embargo después deserté"-"Tía, me causa dolor esta evocación. Soy la Fiscal de él, no la tuya. Has vivido más que yo, en años y en intensidad, tengo que aceptarlo. Pero veo errores en tus expresiones, pues él no tenía los derechos que se atribuyó contigo"-"¿Cuáles? ¿Me explicas?"-"Pues sí. Transmutar la existencia de una mujer muy joven, lejos de su familia, estudiante y enamorada. No puede pagarse la caricia del hombre a tan alto precio ¡No lo acepto!"-"Buena Fiscal, pero demasiado dura. Hay algo de verdad, cuando arribé aquí para estudiar, yo tenía tu edad y me sentía muy sola. Fue hace diez años."-"Soy de otra generación, veo todo distinto... ¡Y debo irme en este momento hacia la Universidad dejando el Juicio de Familia, en un cuarto intermedio!"La tía quedó contemplando un dedo de luz que penetraba por la ventana cubierta de Niebla.............000000..........Sigo, deambulando en la Niebla por un camino desconocido ¿Hacia dónde? Sigo, como impulsada por un pasado destruido ¿A dónde? Sigo, como huyendo de la rudeza del abismo ¿Desde dónde? Sigo, sin contener el paso hacia una salida nebulosa ¿Hasta dónde? Sigo, en la Niebla, ignorando el futuro, en busca de un destino difuso ¿Por dónde? Como un ciego que busca su luz, cual llama apagada por el viento, soy un alma errante que busca su salida ¿Hacia dónde voy? ...Errante en la Niebla... ¿De dónde vine? ooooooooooooo2 - ALMUERZO.............................  Los vidrios manteníanse sin luz. La desnudez de los plátanos con sus gruesos troncos, producían movimientos en el ramaje, estremeciendo las verjas coloniales del Paseo Sobremonte. Más lejos, algunos vehículos encendían sus faroles al pasar por las esquinas, a pesar de la hora diurna. La Niebla envolvía todo: Edificios. Casonas. Calles. Fuente. Palacio de Justicia. Palacio Municipal. Y la blanca Cañada añorante de su antiguo Calicanto, más rústico y más romántico, emitía su seco lamento aguardando las próximas lluvias primaverales de septiembre. Desde un ventanal próximo, un niño arropado, febril y con gripe, sentíase satisfecho de estar enfermo en su casa y lejos de la escuela. La fiebre alteraba la visión de sus ojillos teñidos de rojo, haciéndole creer que esa forma transparente y blanquecina, zigzaguente frente a su ventana, fuera producto del delirio griposo.   Pero aquella ánima flotante entre la Niebla y escondida en ella, viajaba en forma aérea intentando vanamente traspasar sin cuerpo ni forma, los vidrios bien cerrados por el frío, de todas aquellas ventanas. Posábase angustiada en una de ellas reconociendo los rostros de su esposa y su sobrina... pero sin lograr escuchar sus diálogos.La madre, la sobrina y los dos niños hallábanse sentados formando rueda familiar en el comedor, degustando el almuerzo.-"¿Sabes como nos conocimos? En un núcleo de estudiantes"- fue contándole la tía a la jovencita -"Entre el bullicio ilusorio de la juventud. El horizonte se desmenuzaba en todos sus colores, como los trajes que lucíamos sobre el cuerpo. Los muchachos habían dejado crecer sus barbas y nosotras mostrábamos las primeras minifaldas. La Avenida Valparaíso de la ciudad universitaria estaba cubierta de guirnaldas. Era la "Fiesta del Estudiante", inicio de primavera, 21 de septiembre".-"Una fecha que todos los estudiantes festejamos año a año"- confirmó la sobrina-"Sí, pero aquélla era distinta ... Nosotros festejábamos el "Cordobazo" reciente." -"Cómo... ¿Festejaban la Córdoba incendiada, quemada, arrasada, destruida? ¿Tanto odiaban a Córdoba? Era 1969, un año antes de conocerte"- saltó la sobrina-"No lo vinos de esa manera, lo admito".-"Ninguno de ustedes pensó en la Avenida Colón toda arrasada, donde yo vivía en casa de mis abuelos, llorando con ellos a "moco tendido" mirando tras las persianas cerradas, que eran atacadas a piedras y barretas".-"Acusación de Fiscal, que admito. Pero como te dije... nosotros lo vimos de manera distinta"- aseguró la tía-"Pues sigo, soy la Fiscal: Autos quemados. Negocios destruidos. Kioskos incendiados. La Confitería Oriental frente a Plaza Colón, arrasada. Los juegos infantiles donde yo jugaba en esa misma plaza, todos destruidos. El auto de mi padre con el cual visitaba a sus enfermos, como médico, convertido en ceniza. Un vehículo que ya le sería difícil recuperar, pues éramos de una clase media, con un salario ajustado"- acotó casi llorosa la niña -"Lo vimos como un sacrificio necesario"- expresó la abogada defensora-"¿Por qué? ¿Qué daño habíamos hecho nosotros, los habitantes, la población civil de Córdoba, de clase media? Bienes perdidos. Salario de mucha gente convertido en ruina. Automóviles comprados con ahorros y que ya sería difícil recuperar, llorando ese esfuerzo vano"- continuó la sobrina  -"La juventud como el amor, enceguece, niña mía"- defendióse la tía-"¡Esa juventud! ...No la mía... que halló todo destruido y debe reconstruir".-"Sí, niña, lo reconozco. Fuimos inquietos, en demasía".-"No pensaron en nosotros que vendríamos después".-"Sí lo pensamos, de otro modo, queríamos entregarles otro mundo. Un mundo nuevo que pensábamos crear".-"¿Con qué derecho determinaban por nosotros sin darnos la posibilidad de elección?"- expresó con enojo la sobrina-"Esa alternativa no la pensamos. La admito pues hablas en tu papel de Fiscal".-"Determinaban nuestro futuro con los deseos de ustedes. Nos colocaban cadenas de antemano"- objetó la sobrina-"¿Lo ves de esa manera?"-"Sí. Seguro".-"Reclamábamos: Libertad"- aseguró la tía-"La "libertad" que ustedes reclamaban, en esa juventud del 70, era ya el control de nuestros destinos. Nos imponían como regla fija ese mundo que ustedes deseaban diagramar. Un mundo nuevo determinado, que iría en el futuro a transformarse en nuestra cadena".-"Es tu forma de ver las cosas niña, pero no estabas allí, yo sí".-"Candado firme, imperioso, intolerante como todas las consignas religiosas, como todas las ideas guerrilleras ¡Pero nada nos preguntaron! No fuimos consultados y éramos ya los herederos forzosos"- insistió con fuerza la sobrina-"Pero éramos románticos al comienzo, aunque no previéramos este planteo posterior. El de ustedes... Hoy"- argumentó la tía como abogada defensora  -"¿Es posible otro? También reclamamos nuestros derechos. Queremos elegir y no que elijan por nosotros".-"Tu juventud en esta nueva década, es en exceso libre, autónoma ¿Cuánto de esta autonomía de que gozan, se la deben a aquéllos jóvenes que pusieron toda la sociedad en duda?"-expuso con vehemencia la tía -"Tengo que pensarlo, esa idea me es nueva".-"Porque no es tan simple juzgar para atrás. Nosotros debimos romper una cáscara muy dura, que no dejaba expresarse a la juventud. Cada familia nos imponía un cerrojo durísimo, y no teniendo alternativa lo hicimos en forma drástica. Cortamos un nudo gordiano, por el que ustedes ahora pasan libremente".-"A veces tía, me dejas muda".-"Porque todo el mundo, la gente, las familias, una generación u otra... tiene su parte de razón". Los dos gurises sentados a la mesa para el almuerzo, jugaban entrechocando las cucharas en medio de las risas, desconociendo su actual papel de huérfanos. Quizás, en gran medida, porque siempre lo habían sido. La madre dio cuerda a su reloj cual midiendo el tiempo, y continuó hablando, como si no se dirigiera a nadie. Tal vez, es posible, hablaba para una presencia volante y blanquecina, muy transparente como toda "ánima en pena", que recorría esos lugares de la casa, que fueran en otro tiempo sus sitios conocidos.Allí estaban reunidas todas las personas que el guerrillero muerto amara y olvidara, durante el fragor de su contienda ideológica. Aquéllas para quienes quiso un mundo nuevo, a su gusto, elaborado a su propia medida, sin preguntarles sus deseos... Y por quiénes inmoló su vida. Su juventud. Por quiénes fustigó una sociedad y una ciudad. Aquéllos que amó y sacrificó en aras de sus ideas: sus hijos ahora huérfanos en forma definitiva. Su sobrina y su esposa, entablándole un Juicio de Familia.La madre de sus niños -quienes no lo conocerían nunca- estaba allí, con sus gurises. Esa jovencita universitaria llegada desde Jujuy a estudiar arquitectura, y que él supo conocer en un Día del Estudiante, entre guirnaldas y colores. Había pasado una década, pero aún la dama jujeña era joven y hermosa.El comedor había desaparecido para la esposa, como esfumado por los recuerdos, y quizás también para su sobrina. Pero la niña era su único publico, y ella continuó hablando sin prisa:-"Era aquel festejo del Cordobazo, una época trágica y romántica. Fue el marco inicial de nuestra pareja..."-"Un marco muy especial, por cierto"- comentó irónica la sobrina  -"No fue tan fácil para nosotros como lo crees, muchos estudiantes quedaron encarcelados, al lado de matones y delincuentes comunes que aprovecharon el batifondo, para lucros propios".-"No podían protestar, les dieron derecho al robo, ya que los estudiantes destruían en lugar de construir"- díjole la sobrina en su papel de Fiscal-"Sin embargo, sobre ese nacimiento del amor, sobrevolaba ya la Niebla".-"Yo siendo pequeña, sentía los nubarrones".-"Luego, a partir de allí, he vivido durante años con la visión apagada. Me fue imposible entrever y dominar las circunstancias de mi vida, a partir de ese momento. Yo que fuera una hija rebelde y decidida, que partí desde el norte a estudiar en Córdoba, aunque protestase mi familia... había perdido la capacidad de decisión"- confióle la tía-"¿De qué forma?"- preguntó intrigada la sobrina-"Los factores que nos rodearon poseían un poder mucho más intenso que el nuestro, y fuimos juguetes de sus designios. Era una llama arrollante que nos controlaba y había que tomar decisiones rápidas. Cuando los rayos de luz danzaron en mi contorno, yo bajé los párpados. Era imperioso que uno de los dos sobreviviera, pues habían nacido dos niños. Fue nuestro último diálogo".-"¿Y los primeros?"-"Surgieron de su boca. Igual a un torrente. Sólo había que responder. Los demás sonreíanle. Yo me puse a su lado"-"Sugestión y captación, algo propio de insatisfechos"- expresó con fuerza crítica la sobrina-"Era algo más. El brillaba en el centro de toda esa juventud, sin dañarla. Ofrecía lo único que poseyera realmente, lo que la naturaleza le había dado: Su gracia. Su brillo. Su encanto. Su magnetismo. Su fe."-"Sin duda, muchos hubieran deseado igualarlo. Creo que fueron más felices"- opinó la niña-"También yo lo creo. El podrá ser juzgado con dolor ¡Y por tanto dolor! Pero nunca podrá dejar de ser amado, con la misma pasión que él nos brindara ¿No fue suficiente grandeza inmolarnos su vida?"-"¡No se la pedimos!"-"Dura, como toda Fiscal" -"No siempre soy dura, no como persona. El era para mí un tío cariñoso, pero violento. Provocaba en familia grandes discusiones que me atemorizaban, escondiéndome bajo las sillas. Sin embargo, yo lo quise muchísimo, pero mi risa infantil no pudo ayudarlo".-"Como abogada defensora, confirmo que él defendiendo su autonomía, no recibía sugerencias, y encerrábase en su interior con sus ideas"- confidensió la tía-"Mi padre deseó brindarle su mano fraterna de hermano mayor, y le hizo daño. O se dañaron los dos. Cuando él mantenía altercados por sus ideas, en nuestra casa, yo me escondía por miedo a las mutuas iras de los dos hermanos, en otra habitación"- recordó triste la sobrina-"Lo comprendo. Hay experiencias que deben madurar para poder coexistir"-"Nuestra casa era grande, sobre Avenida Colón, extensa, señorial, con tres largos patios y nos cobijaba a todos, abuelos, padres, nietos. Menos a él. No pudimos cautivarlo." -"El ya estaba inmerso en su gracia y su encanto, quería expandirse hacia otra forma de sociedad, por ello rechazaba su casa paterna"- admitió la abogada defensora-"Mi abuelo agonizaba cuando él llegó trayéndote a su lado, el primer día de esta década que ahora termina. Y el viejo alcanzó a sonreír. Todos sonreímos... Fue una esperanza corta"-"Debieron dejarlo. Despreocuparse de él. Desligarlo de esa sobreprotección familiar, que logró solo ahogarlo. Hubiera sido mejor para todos, para él... y para mí también"- expresó la tía casi imploranteLas dos mujeres quedaron calladas, como reconociendo sus mutuas realidades. De inmediato comenzaron a levantar los platos y cubiertos de la mesa donde transcurriese el almuerzo. Los niños continuaban jugando, ajenos a todo ese escenario nostálgico, pero vigoroso, que anteponía ideas y sentimientos. El timbre sonó y la presencia de Clara -sirvienta por horas- produjo un momentáneo mutismo. El comedor quedó vacío. La cocina estaba tibia pero un aire fino penetraba por la banderola ubicada cerca del techo, recordando que afuera reinaba la Niebla.-"No cierres la banderola. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible?"- dijo la sobrina que aprestábase a estudiar en la cocina-"Quisiera mucha luz para despejar esta Niebla"-"La nueva década nos librará por completo de ella"- le aseguró la niña-"Pero habremos dejado en ésta que finaliza nuestros mejores sueños. Al menos ello es válido para mí. Yo he enterrado en el 70 mis fantasías y mi amor"- confesó la tía-"¿Eran tuyas realmente? Mas bien yo creo que fue él quien te convenció de sus convicciones"-"Tengo que pensarlo, niña. Esto que dices, es una óptica que no estaba en mis recuerdos. No sólo yo, como mujer, sentí su atractivo. Su vida entera estuvo aureolada por las reverencias de amigos de un día, fascinados por su magnetismo natural, rico y casi virgen. No elaborado"-"Sí, lo comprendo. Por la ostentación de cuántos lo aplaudían batiéndole palmas, apretando sus manos de una manera fácil ¿Es eso tía?"-"Su entorno también tenía fallas e intenté persuadirlo. Deslumbrados todos a uno, con la lucidez que demostró desde el primer momento. Era el mejor orador en las asambleas estudiantiles. Pero aquella luz de su mente, la facilidad de su palabra, la gracia de su ingenio, fue finalmente la Niebla que acompañaría su andar errante"-"Fue su luminosidad y su sombra. Su derrota en medio de su triunfo"- sentenció con dureza la jovencita-"Te has acercado a la verdad, aunque me cueste aceptarlo"-"Ganaba con palabras batallas que nadie buscaba. Y puso de esta manera la misma euforia en la guerra armada, que en la palabra, sin medir el precio de la oposición real que saldría a su encuentro"-"Dices bien, nunca calculó el precio de la reacción. El creía como todos ellos, que la población entera del país entraría en el conflicto a favor suyo. Pero nada de esto sucedió. No fueron acompañados por la ciudadanía"- admitió la tía -"Toda esa chispa de ingenio dentro de una comunidad juvenil sobreexcitada, sería el instrumento que le valió a mi tío conseguir una desenvoltura fácil, para caer después lentamente, en una desidia paulatina hasta el derrumbe"- la niña escuchándose a sí misma, enmudeció-"¡Juventud! ¡Divino tesoro!... nos has dejado- exclamó la tía  ............000000..........   ¿Seguiré errante? Sedienta de ilusión y amor. Ansiosa de un mundo poderoso. Rodaré sola, con mis manos vacías y los labios secos ¿Hasta cuándo? ¿Cuál será el regreso? Errante ... Insensible ... Sedienta de Amor ... ¡Y ya sin ilusiones!oooooooooooooooo3 - MATE................                           La hora del Mate, a las tres de la tarde -siesta- hora establecida en los ritos argentinos, llegó como siempre sucedía, también en este día diferente. Patético. Mate para quedar en el recuerdo, porque lo que en este día vivían la tía y la sobrina iba a ser evocado en el futuro.             Y en especial en el futuro de los dos gurises, ignorantes por ahora de este  presente. Quizás en gran parte debido a que ellas, quienes llevaban viviendo varios años juntas, hablaban abiertamente de todo cuanto hasta entonces habían callado, como en un acuerdo tácito.-"Mira, nada es nuevo"- expresábale la tía a su sobrina -"No existen por un improntum emociones nuevas. Ningún sentimiento surge de improviso. Hay largas meditaciones antes de tomar un camino"-"¿Lo habías meditado?"-"Aunque éste camino mío, hoy doloroso, sea la derrota. El derrumbe"-"¿De qué forma estabas involucrada? Te he visto siempre como una madre abnegada y protectora de tus niños. Terminaste viviendo yo aquí, tu carrera y vas diariamente a un estudio de arquitectura donde diseñas. He visto tu disciplina. Solo en este día por razón especial, te has tomado un descanso"- comentóle sorprendida la niña-"Lo de hoy significa el final de aquel todo que me envolvió hace diez años, esa parte de mí que ahora concluye"-"Era necesario por bien de los niños"- aseguró la sobrina-"Pero hay emociones que golpean muy rápido"-"Yo lo viví desde la vereda contraria. Mi infancia entre nubes de gases lacrimógenos e incendios callejeros, bombas nocturnas entre grupos rivales... Todo aquello surge en mi recuerdo, como un fantasma detrás de las muñecas"-"Por acumulación"- aceptó la tía-"Me desorientó. Fue muy rápido para mí"- insistió la niña-""Pero fue un proceso largo para quienes nos injertamos en él. Como el agua que circula bajo la tierra en forma de río subterráneo, o mansa vertiente, y brota de pronto a la superficie. Aparece a los ojos de los demás en un punto elegido por la naturaleza. Sin embargo a circulado imponderables distancias"- una sonrisa iluminó su rostro-"¡Para arrasar todo en creciente serrana!"-"Pero también trayendo vida y fertilidad. Quebrando la sequía. Es poder. Es creación"-"¿Entonces, tía, quieres crear y no destruir?"-""Siempre lo quise, aunque lo expresara de otra manera. Intentaba llegar hasta el cimiento, barriendo todo lo anterior para edificar un mundo nuevo. Una propuesta nueva"- explicóse su tía-"¿Y nosotros, los que vendríamos después? ¿Cómo podríamos reconocer que era nueva ... si todo iba a ser barrido de raíz? No iban a quedar medios de comparación, y ya a nosotros, los del 80, nada nos quedaría de elección y selección"- le contrapuso la sobrina-"Es verdad. No puedo negártelo. Pero teníamos puesto en ello nuestra fantasía. Estábamos seguros que crearíamos, y esto último ¡Sí! deseo preservarlo como idea, a pesar del caos"-"¿Creación? ¿Allí, en medio de la bomba?"-"Quedamos a mitad de camino, solamente con la bomba... Pero te recuerdo que yo no estuve en la lucha armada. Me había colocado a un costado con los niños y por ellos. Además yo soy aquí, sólo la abogada defensora" -"No estás en el banquillo y sin darte cuenta pensaste siempre en la preservación. En la salvación de lo que aún quedaba, de lo que se conservaba de ustedes como pareja enamorada, como preservación de él mismo: sus hijos. Creación"-"Sí, mucha creación hace falta, porque son muchos ahora los ausentes de aquel entonces. De cuántos recorríamos las calles bohemias de Córdoba, con nuestra fantasía"-"Una fantasía trágica, tía"La pava del mate bullía junto a la ventana cubierta de bruma. La bombilla de plata cargábase con el jugo aromático y caliente, borboteante de espuma.-"El agua de la pava cuando bulle hirviendo avisa que está lista para cebar otro mate, y es como el agua que continúa su paso bajo la tierra y asoma a la superficie trayendo vida, en el sitio propicio"- argumentó la tía luego de un silencio-"Trae vida. Así lo veo, como una providencia"-"Hoy he dejado de creer, niña mía, para tu tranquilidad, que se puede torcer por voluntad propia las voluntades de los otros. Por tenacidad. O por disciplina. Pues hubo fuerzas que desconocíamos en la otra vereda, y eran más poderosas que nosotros"-"¿Debo tomarlo entonces como un milagro?"-"Podría ser. Los caminos nos avasallan y transmutan"-"¿Traerá alegría a esta casa?"-"Será si quieres un milagro, pero ha caminado lentamente en mi interior a través de desiertos. El mío principalmente. O el suyo ... cuando él vivía, hasta ayer. Es como todos los milagros que cree ver la gente, el público, el testigo ocular. Pero en realidad es un hecho elaborado lentamente en el pensamiento de alguien"- explicó la tía-"Un espíritu maduro y un producto del tiempo y la experiencia"-"Sí, pero con otro aditamento. Tiene sabor a conciencia. A seguridad. Lo que yo busqué siempre sin saberlo"-"¿Seguridad en la inseguridad?"- preguntóle extrañada la niña-"Aunque te parezca irrazonable. Me sentí apoyada por él, desconociendo el riesgo de seguirlo. Un hechizo de juventud como la emoción que me unió a él, en sus brazos grandes y viriles, en sus labios apasionados y cautivantes. Lo vi como un protector"-"¿Nunca dudaste de tu elección, en la persona de mi tío?"-"Aún no dudo. Pero ahora comprendo todo cuánto a él le faltaba todavía, para aquilatar sus proyectos. Y todo lo que poseía en exceso, en demasía, en fuego, en encanto, hacia cualquier punto siempre extremado"-"Era un extremista. Nadie va a dudarlo"-"No era yo la persona preparada para esto. Por ello estoy aquí, aunque deseara estar con él"- sostuvo la tía-"Fue muy buena tu última elección, por ello hemos vivido estos años juntas en buena armonía"-"Pero hoy soy la persona que tiene conciencia, de con quién estaba. Cuál... era mi compañero y socio, mi amado. Y palpo más que nunca sus principios"-"Me das miedo, tía ¿Volverás todo para atrás?"-"No hay peligro. Yo seguiré en adelante los míos propios. Sólo la mágica concepción del paganismo me permite explicarte y explicarme, las contradicciones de este mundo real. Y no ideal"-"Te aferras a un mundo concluido"- observó la sobrina-"No, en absoluto. Todos tenemos una parte de razón y nadie la tiene en forma absoluta"-"Pero la tendrá Júpiter que está sentado en el trono"-"La tiene porque Júpiter es cambiante y mutable, de amor y humor. El es, el fiel reflejo del mundo en que vivimos los humanos desde que empezamos a convivir"Pasaron unos minutos de silencio. La pava en el fuego formaba una nube de vapor, mientras tras los vidrios de la ventana, la neblina formaba nubes,-"¿Cómo ves su imagen en este momento?... después de tánto hablar hoy de él, cuando nunca lo hacíamos antes"- recomenzó la sobrina-"Los dioses providenciales me lo brindaron con brazos abiertos, pero sin advertirme nada. Y me dejaron junto a él con mi vertiente de agua oculta, avanzando por ese desierto agotador donde él caminaba. Mi cántaro de agua no calmaba su sed."-"Nadie pudo calmarlo, nosotros, su familia, tampoco"-"Hoy se rompió mi cáscara de tierra que era, en el fondo, muy frágil. Yo estaba erguida en la frescura de mi espuma brotante... Pero aquel desierto sediento ya no estaba conmigo"El gas elevó su llama cuando la sobrina moviera la manijilla. Sobre la mesa hallábanse preparadas varias hojas de papel blancas y vacías de resma lisa. Un lápiz con sacapuntas. Una virome.-"Todo viene de algún interior, sin duda"- expresó la niña mirándola de frente con intensidad-"No lo dudes. Pero creo que tu juventud, tu época, tu década, que comenzará dentro de pocos meses cuando empiece el año 80, ha vuelto al seno familiar en contradicción con nosotros, y esperando mucho de ellos"-"No lo veo de esa manera. Viviremos cada uno su vida propia y particular, y no una emoción masiva como fue la de ustedes ¡Por lo menos yo deseo elegir en vez de ser elegida! Al menos elegir mis propios deseos sin que me los imponga como una ley, la juventud en que vivo. Eso hizo la generación del 70 que me antecedió"-"Es una acusación aceptada, señora Fiscal. Hay tantas posibilidades de encanto, como de disgusto en las ofertas de nuestras compañías"-"Pienso que tengo derechos a que la ciudad me brinde la tranquilidad de circunstancias, en un espacio en paz, sin tumultos, para lograr mi vida. Lo mismo que yo espero otorgar"-"Lindo pensamiento, y comprensible en ti, luego de todo lo que aconteció"- le reconoció la tía-"Pero él ... ¿Por qué vino a nublar tu sonrisa? ¿Por qué no eligió en cambio otra angustia semejante a la de él, para acompañar la suya? Y si buscaba a tu lado equilibrio, como todos nosotros creíamos ¿Por qué lo rechazó y te desestabilizó?" -"Quizás no había firmeza en mi equilibrio y fuera sólo otra cáscara"- respondióle su tía-"¿Cómo? ¡No! ...no... no es así"- saltó la sobrina-"Pudo ser un engaño. Una armonía con altivez norteña que yo había adquirido en el seno de mi familia" -"¡Debes mirarme de frente y mirarnos a todos! Con tu altivez de antaño. Con tu armonía. Con la gracia que entonces nos cautivó"-"Era la mía una armonía heredada, una altivez de señorío, propia de las familias antiguas de Jujuy"-"¡Bella herencia! Entraste en nuestra casa con tu porte elegante y gracioso, de esas viejas familias del norte. Con la armonía de tu voz. Con tu acento jujeño encantador"- evocó la niña -"Acepto tus impresiones sobre mí, que se grabaron en tu infancia"-"El mundo está pleno de vida, y la tuya fue siempre muy rica"-"Esta década, estos años 70, toda mi circunstancia en ellos, me han hecho olvidar a Jujuy. Mi familia siempre muy rigurosa, con sus tradiciones de abolengo, no aceptó mi matrimonio con él, disgustada por sus ideas. Fue un riesgo que asumí yo sola"- reconoció la tía-"Un gran riesgo que ambas asumimos en estos años juntas"-"Pero que ya es imborrable"-"Sin embargo siempre hay un rescate posible. Quiero volver a verte como el día en que entraste a nuestra casa, haciendo sonreír a mi abuelo. A mi padre. A mí. Y brindándome un regalo. Lo he guardado entre mis objetos más secretos, porque contiene tu última sonrisa" El escenario tras la ventana envuelta en Niebla, estaba vacío. Córdoba, siesta, brumosa e invernal. Mes de Agosto. La calle parecía obscurecerse aún más bajo aquel manto blanco que hacía impenetrable la visión. Por medio de esa escenografía difusa y casi fantasmal, el ánima flotante y translúcida, tenue y blanquecina, continuaba su peregrinaje junto a los marcos cerrados de las distintas ventanas. Posábase en el borde de vidrio que lo separaba de aquellas dos contertulias, su esposa y su sobrina, intentando penetrar en su diálogo, con la mudez de toda ánima en pena.-"Pero mi sonrisa, aquélla de mi llegada feliz a tu familia, era causada por la alegría de sentirme apoyada en su brazo viril, apasionado, con el cual él me llevó hasta tu casa"- replicóle la tía    -"Era un apoyo realmente? El tiempo lo diría: ¡No!" -"Fue como yo sentíalo en aquel momento!"-"...!No!.."-"El cautivaba. Muchos deseaban poseer su encanto. Igualarlo. Hablar con el brillo de sus palabras. Copiar esa carga emotiva con la que proyectaba ideas nuevas. Pues su voz parecía enmudecer a todas las otras, en esos corredores universitarios cordobeses. Aún mismo bajo las viejas y antiguas arcadas jesuíticas"-"Hoy día todo aquello ha terminado, mis horas de estudios son muy calmas"- expresó la sobrina-"Hace diez años era todo emoción, y él brillaba dentro de aquellas asambleas de estudiantes, como si fuese su único orador. El monólogo se detuvo frente a mí callando de improviso, y yo quedé una tarde sola frente a él" La evocación de aquellos días pasados hizo dispersar en ella, la joven y reciente viuda, todas las emociones anteriores. Y esbozó una suave sonrisa, como si recuperara la antigua.   -"¿Era un momento de gloria?"- insistió la niña-"No. En absoluto. Pero me enamoré de él, casi de inmediato... Antes de pronunciar la primera palabra vi serenamente las figuras que se apartaban de mí. Del riesgo"-"Aquello era de por sí solo, ya un mensaje"-"Es cierto. Numerosos compañeros de estudios que en ese entonces yo tenía, hiciéronse a un lado de mí. Y lo advertí de inmediato. Tanto, como a las nuevas compañías que adquiría a su lado, en aquel momento"- admitió la tía-"Asumiste plenamente el riesgo, con entereza"-"Caminos que se abrían y caminos que se cerraban. Unos llegaban y otros partían de mi lado ¿Yo los dejaba o ellos me dejaban? Aún hoy no encuentro la respuesta, ni quiero escucharla. La primera fue mi hermana"-"La conocí, pues llegó de Jujuy el día de tu boda. Fue el único miembro de tu familia que nos acompañó ¿Y qué te dijo ella?"-"No retuvo las palabras, ella no iba a engañarme y expresó su pensamiento con claridad: "Tu futuro será incierto pues te has comprometido, no sólo con un hombre, sino también con una causa. Con el riesgo del combate. Pro como mujer, tienes la llave blanca en la mano"-"¿Y qué le conteste?- preguntóle intrigada su sobrina-"¡Creo en él! ... fue mi contestación!"-"Pero ¿Qué es creer en un hombre? ¿Cerrar los ojos a todo el escenario que lo rodea? ...No basta- opinó la niña-"Ya era un comienzo importante"-"¿Cerrar los ojos? Tía, tus contradicciones me desconciertan"-"Hubo falencia de mi parte. No palpé el peso de las frases de mi hermana, mayor que yo. Luego... quedé inserta en ese horizonte nuevo y distinto, que me fue envolviendo de a poco. Cuando hay riesgos muy grandes que correr, es necesario estar comprometidos con ellos de motu propio. Vivirlos por una misma. Y no por amor, por pasión, romance, como fue mi caso"-"Entonces ¿Aceptas que no tenías convicciones propias?"-"No en la misma medida que él. Deseaba acompañarlo. Pero es bien distintos ser soldado de una causa. Ni su brillo, ni su magnetismo, pudieron transformarme a mí en un soldado. Puesto que no lo llevaba en mi temperamento"- aclaró la joven viuda con certeza-"¡Es un alivio! ... Lo menciono, por los niños"-"¡Sus niños! ... Quienes hoy ya no tienen padre"- lamentóse la tíaLa escena habíase tornado más expresiva, como si intentase colorear los vidrios opacos y blanquecinos de la ventana. La siesta brumosa comenzaba a desprenderse del silencio, y en el parque del Marqués de Sobremonte principiaron a perfilarse nuevos caminantes, protegidos de bufandas o ponchos de alpaca.-"Nos hemos reunido en este día para un Juicio de Familia"- le recordó la joven-"Es fácil juzgar sin juzgarse"- opinó la otra, también joven pero ahora viuda-"Tal vez nadie pueda hacerlo con una justicia perfecta, lo admito, pero hay límites que nos ordenan para convivir, y esto es lo que yo le reprocho"- dijo la sobrina-"El sólo intentaba buscar. O edificar un mundo nuevo"-"¿Sin yo pedírselo? ¿También querías lo mismo?"-"Yo sólo había querido amar. Incluso a su causa"-"¿Qué siguió después?"-"Era duro el momento. Exigente. Lleno de renunciaciones para una mujer muy joven y enamorada. Debía permanecer numerosas veces aislada, escondida, y él ausente, en su lucha. Me vi de pronto sola. Desde entonces caminé por mi soledad, volcándome en el abandono o la desesperanza"-"Duro sin lugar a dudas. Nuestra familia los buscaba sin hallarlos"  -"¿No se puede amar serenamente? ...pregunté, imploré a las paredes que rodeaban, como única compañía"-"Sin duda, no quedaba otra alternativa "- acentuó la chica-"Entonces comencé a preguntarme... Las flores de la naturaleza nos deslumbran, iluminan los churquis de la serranía agreste, colorean el yuyal ¿Deseamos conservarlas con nosotros, prisioneras? No. Nos gusta admirarlas. Gozamos con verlas allí, desparramadas por la Pachamama" -"Bonita imagen, gozar de sus colores, sin causarles daño"-"Fui hallando lentamente la debilidad de los actos, que dominaban a todos cuántos estábamos en aquel compromiso. Llegué a la esencia misma de cada uno de estos actos. Desmenucé sus mensajes. Juzgué yo también"-"Lo presumía, pues te conozco bien"-"Recordé lo acordes musicales más hermosos... y descubrí el abismo existente entre la belleza y la profundidad"- dijo la joven viuda con emoción-"Mucho coraje el tuyo al cuestionarte"-"Era necesario"-"Todos tuvieron coraje, lo admito, puesto que arriesgaron su vida y su felicidad, su paz, su continuidad. Sé reconocer que había un sacrificio en todos ustedes. Pero no supe que dudaban o al menos, se autocuestionaban"- indicó la sobrina-"Como en todo compromiso. En toda causa"-"Sin embargo con ello no se salvó la paz de esta ciudad. Vi sus llamas, su angustia. Llenó mi infancia"-"Y nuestra juventud"-"Arrasó a mi familia, dividida en dos bandos"-"No era nuestro propósito inicial"- declaró la tía dolorida-"Pero fue la consecuencia final"- contestó la sobrina también dolorida-"Porque lo profundo. Lo infinito. Lo que debía encausarnos en forma definitiva. Lo que podía redimirnos para lograr una sociedad creyente en nosotros... Faltó"-"¿De qué manera lo percibes ahora"-"La materia no estaba purificada. Era como un alabastro de la sierra que frotamos con nuestras manos por la superficie, y esperamos largo tiempo. El interior de la piedra continuaba inmóvil. Al mirarla, su luminosidad casi áurea manteníase entre las primeras vetas, pero de su centro no emergía la llama que pudiese convertirla en un solo fuego"-"No era fácil lograrlo"-"Y yo quedé sedienta. Mi anhelo se había frustrado"- aceptó la joven viuda-"Sí, tía. Porque un encanto intangible te envolvió siempre. Una pureza. Fuiste la piedra de alabastro luminosa y translúcida, que contenía una veta de mineral precioso... colocada en el sendero de mi tío. Nosotros en la familia la vimos, y él no"-"Dura como una buena Fiscal, es difícil continuar este Juicio de Familia, sin apenarse por él"-"O por todo lo que él dejó a un costado"-"Yo nada le reprocho, asumí esa elección al aceptarlo"- sostuvo una vez más la tía-"Como gustes. Vamos a dejarlo allí, por ahora. Yo voy en este momento con mis papeles de apuntes hacia la Biblioteca Mayor... y volveré para la leche"............000000..........No todo ha muerto, aunque los sueños rodaran al abismo. No todo se fundió entre las sombras monstruosas del olvido.Hoy queda tu nombre, cuando la palabra enmudece. Cuando la música se convierte en un mar embravecido, queda tu imagen imborrable ... De un tiempo detenido.oooooooooooooooooo4 - LECHE..................... Dos horas y media después la sobrina hallábase de regreso en casa, desde la Biblioteca Mayor, con las hojas blancas de papel liso llenas de apuntes en ambas carillas. Traía ese rostro serio y con mirada distante, que adquieren los lectores en aquel recinto de estudio creado en Córdoba por los antiguos Jesuitas. Y allí estaba nuevamente frente a su tía, su contertulia, en la caldeada cocina de un día especialmente frío. Pero eran horas para ellas, cargadas de patetismo y remembranzas, imposibles de disimular. La leche tibia bullía servida por Clara, la sirvienta, quien también sentíase compenetrada de la situación en esa casa. Como intentando un consuelo, ella habíales preparado con cuidado unas tostadas de pan que colocó en la mesa junto a un frasco con dulce de leche.  El tarro con chocolate en polvo dispuesto en el centro de la mesa, con su cuchara lista para fraccionar ese cacao dulce, de acuerdo a cada comensal. Abundante para la sobrina, algo menos cargado para la tía, y poquísimo para los niños demasiado golosos durante todo el día. Los gurises alborotaban. Bebieron sus leches chocolatadas, rechazaron las tostadas, exigieron galletitas de coco, y salieron de allí. De esta manera una vez solas, las dos mujeres recomenzarían el diálogo:-"A él le gustaban también las galletitas de coco. Y tomaba el chocolate de la tarde muy cargado en invierno"- recordó la tía-"Tenemos gustos comunes, yo era su sobrina"-"Me pareciera verlo en este momento. Como espiándome a través de los vidrios húmedos de esa ventana... Y oculto allí en la Niebla"Expresó aquello con viveza la joven viuda, mirando hacia la opacidad exterior, en dirección a los vidrios empañados de la ventana donde un ánima penaba y revoloteaba, confundida en esa neblina de agosto.-"¿Cómo fue posible que con tanto gusto por la vida, atentara contra la ajena ... y la propia?"- preguntó la sobrina-"Es una forma de ver las cosas... esa opinión tuya"-"¿Sabes que gateábamos juntos? Cuan largo era convertíase en un niño de mi edad, de apenas un año, gateando conmigo en la alfombra de la sala como si ambos fuésemos dos bebitos"-"Tenía ese encanto"-"¿Y por qué renunció a él? ¿O creyó que la guerra era otro juego?"-"¿Y quién te dice que ésa no sea la explicación? Yo misma no lo pensé"- admitió la tía-"Pero tuvo tiempo suficiente para palpar lo contrario... e insistió en ello. Coleccionaba siendo niño soldados de plomo y coches bomberos. Pero lo que él nunca imaginó cuando creció, es que en vez del jinete a caballo con casco dorado, iba a convertirse en el soldadito de plomo rengo, y arrojado al asfalto"- expresó con drama la sobrina-"Hay algo que no podemos negar, niña mía. El creía en lo suyo y no se traicionó nunca a sí mismo, ni falseaba su postura"-"No... no lo negaremos"  -"Quizás él no pudiera medir, por su juventud, la dimensión de los hechos y hasta dónde los mismos iban a llevarlo. Embarcóse en una contienda antes de haber vivido, experimentado. Y conocido mejor la naturaleza de la sociedad cordobesa, y los deseos de sus habitantes. Algo que ahora yo luego de diez años he palpado con esfuerzo, trabajando, ahorrando y dando de comer a los niños" -"Eso hizo. El no se adentró nunca en los deseos cotidianos, pues ya estaba en guerra en contra de ellos, antes de conocerlos y vivirlos"- confirmó la sobrina-"Es cierto ello. Todos cambiamos al adquirir responsabilidades. Nuestros anhelos ya no son más la expresión de nuestros sueños propios. Cambian nuestros deseos, pues éstos se convierten en las necesidades de quienes dependen de nosotros. Ahora esas imperiosas necesidades, son nuestros nuevos deseos"- admitió la joven viuda-"Los deseos de una madre para con sus hijos. De un padre. De un abuelo"La tertulia tornábase afable, en medio de la triste tarde nebulosa. Cada una de ellas presentía a la distancia, un amanecer distinto, pero aún faltaba mucho para concluir el diálogo.Quizás ambas mujeres, una muy joven y otra menos joven, pero igualmente en plenitud, sentían a dúo la necesidad de una maduración real, firme.-"El no alcanzó a sentir la evolución que va desde el enamorado, hacia el padre"- siguió insistiendo la tía-"No tengo dudas, su presencia de padre siempre faltó en esta casa donde ambas vivimos"-"Porque quedaría apartado de ellos en el momento de su nacimiento. Lo reclamaba la lucha comenzada. Y no veló sus gripes, anginas, vacunas, hambres ...como yo. No tuvo tiempo de hacerlo. Sus hijos fueron para él una ensoñación mágica, a quienes dedicaba poemas en sus cartas, que me llegaban viajando de mano en mano. Pues era peligroso para nosotros, recibir correspondencia por correo" -"Los leí muchas veces"- confirmó la sobrina -"Eran mi fortaleza en su ausencia"-"Como asimismo enviaba pequeños paquetes con juguetes hechos por sus manos, autitos, camioncitos, avioncitos"-"Preciosos, son artísticos. Allí tienes uno de adorno, arriba de la vitrina"- expresó la niña-"Pero en su conciencia siempre fueron los gurises, producto de nuestra sensualidad, de una preñez surgida en delirio amoroso, que no llegaría para él a concretarse en un ser vivo. En un infante que llora y mama, corre y cae. No alcanzó a vivirlo. Sólo pensó en una nueva sociedad para ellos"-"Idealismo puro"-"¡Pero de amor!"-"¿No era idealista también Robespierre?"- interrogó la sobrina-"Lo era y se le llamó: El Incorruptible"-"¡Cuánto peligro hay en las ideas puras!"-"Fue la revolución que se escapó de sus manos en forma incontrolable y lo guillotinó al final ... pero aún así no se corrompió"- insistió la tía-"¡Entonces es un abismo!"-"Sin tregua ni retroceso"-"¡Apartemos para siempre ese cáliz!"-"¿Crees niña que yo tengo los ojos tapados?"-"Así es, tía ¿Acaso no estamos evocando a un guerrillero muerto que trajo muerte?"En ese momento pusieron cada una de ellas, la mirada en el rostro de la otra. Y tras el vidrio del ventanal, un sutil movimiento entre el manto de neblina, parecía corresponder sus pensamientos.-"El no supo nunca de esta sobrina que creció, y quiere triunfar en la profesión de medicina, para aliviar enfermedades. Nunca lo pensó, pues desechó y dejó sus estudios, buscando la violencia"- opinó nuevamente la más joven-"No lo pensó en forma directa. Lo arrolló, como a todos los estudiantes que estuvieron junto a él al comenzar los 70. Era pasión por una idea. Amor. Desechaba, eso sí, los éxitos personales ¡Ese era su idealismo!"- respondió la tía-"Tampoco pensó en sus hijos que cuando crezcan querrán sin duda, lograr un techo propio, nacido de su progreso"-"No. Se fue ignorando muchas cosas, es cierto. Lo admito"-"¿Lo admites?"-"Por cierto. Saltó de golpe a mi vista, luego de ser madre. Y me alejé así de ellos, del grupo, y su compromiso con una causa..."-"Una decisión tía, que nos sorprendió"- recordó la niña-"Te explicaré, niña. Hoy veo a los profesionales encerrados muchas horas en sus estudios. O a los científicos en sus laboratorios. Los pintores pacientes en su atelier, pincel en mano. Los ceramistas en su taller, con las manos entre arcillas y esmaltes. Los músicos en su sala acústica. Los comerciantes empeñados en distribuir mercadería, corriendo  con el riesgo de traslados y sueldos. Los estancieros alimentando y ordeñando vacas. Los chacareros sembrando y esperando lluvias. Los veterinarios haciéndose responsables de la hacienda. Los agrónomos de la semilla. Los industriales de la producción... El no lo vio"Como si un llamado tras la ventana llegase a sus oídos, la tía se levantó dirigiéndose a ella. Y colocó allí su rostro contra los vidrios empañados y llorosos por la Niebla. El tránsito afuera habíase reanimado debido a la hora, cubriendo al Paseo Sobremonte de una nueva multitud. Cual si con ello pudiera recrear las antiguas tertulias del Marqués, para aliviar esas frías tardes de agosto que preludian por anticipado, a la Tormenta de San Rosa.    -"El no vio esa pesada carga. El riesgo que asume a diario la sociedad... Pero sin embargo, fue honesto. Fue honesto consigo mismo, conmigo cuando me despidió para no involucrarme en hechos irreversibles, también con sus compañeros adicto ¡Y por ello murió!"- dijo motivada la tía-"¡Murió también mi padre! Un médico de Urgencias. Cuando intentaba levantar heridos en un enfrentamiento, pues cada vez que miraba el rostro de un caído creía descubrir a su hermano. Este temor le hizo exponerse demasiado y cayo sobre él una granada desde el bando guerrillero"- contestóle rápido la sobrina -"No lo he olvidado, pues te acompañé en esos días, ya que vivíamos juntas. Ya ninguno de los dos hermanos, tan opuestos en la vida, vive más"-"Ninguno de ambos hermanos. Una familia quebrada"-"Y los que quedamos, con la juventud golpeada entre tensiones y desencuentros, hemos comenzado a tejer la tela de otra manera"- sostuvo la joven viuda -"Se hace imprescindible"-"¡Que tu generación sea más exitosa que la mía! Es mi mejor deseo para ti... Cuándo los 80 finalicen ¿como serán ustedes? ¿Qué pensarán? ¿En cambios totales como nosotros? ¿O en la continuidad, como los abuelos?"-"En Córdoba, la docta, que mucho ha sufrido en esta década"............000000..........            ¡Treinta años tendré y tres que no te veo! Treinta años serán, y vendrán otros más, con nuevos goces y nuevos huracanes.Años que pasarán sin poder ver más, tu boca fresca, y esa claridad de tu mirada llena de incalculables fantasía. Años que pasarán sin poder percibir ya, esa aroma a virilidad que  emanaba de tu cuerpo. Sin volver a palpar más, la piel tersa de tus largas manos, que parecían envolver al mundo y la vida... ¡Treinta años tendré, sin ya poder tenerte a mi lado!ooooooooooooooooo5 - MAZAMORRA..................................-"Te vi salir, tía, luego de la leche y me puse alegre. Es bueno, pues hay que seguir viviendo"-"Seguiremos todos. Pero no era un paseo de alegría sino de remembranza"- contestóle la mayor-"¿Cómo es ello?"-"Sí. Tomé el camino hacia el Parque Sarmiento, cuesta arriba, adonde solíamos encontrarnos él y yo, rodeados por todos los otros estudiantes"-"Tu vena nostálgica. En este día de Niebla, no sería el mismo escenario"- pensó en voz alta la sobrina-"Por el Coniferal. Allí están aún los rosales, pero ahora desnudos por el invierno. El césped seco y extendido en un solo color amarillo. La Rueda del Mundo, quieta e inmóvil desde hace tiempo. Niebla. Caminantes... Pero él ya no está caminando a mi lado, ni nunca volverá a estarlo"Clara había servido la mazamorra tibia del atardecer. Macerada desde la noche anterior, pisonada y espesada con un palo redondo. Luego hervida con una pizca de bicarbonato con sal, y servida en tazones. Sobre la mesa colocó leche fresca para agregar a la mazamorra, pero sin nada de azúcar. Ella disponíase a partir hasta el día siguiente, luego de haber terminado su trabajo diario con aquella familia.Atardecer. Hora del repliegue para los niños pequeños. Hora que recordaba, en este día de recuerdos, al rosario y la tertulia tomando mazamorra en las viejas estancias. La hora en que en tiempos de antaño, luego de esa ceremonia de la mazamorra, el Marqués de Sobremonte paseaba por una Córdoba Colonial reedificada por él. Hora en que sus antecesores, los Jesuitas, reunían a su alumnado junto al tazón con mazamorra, para especiales pláticas. Atardecer. Hora en que el citadino cordobés toma la calle, se instala y conversa en un café. La hora en que las jovencitas y los jovenzuelos lucen sus modas. Mientras que los universitarios, sus ideas. Los bohemios, sus creaciones. Hora ahora añorada por un ánima flotante, en su forma transparente, vigilando la ventana donde una tía y una sobrina platicaban. Pero sin poder penetrar en la intimidad de esa casa, que fuera suya, pero que estaba ahora separada para siempre de él.-"El que se fue con orgullo, tía, no debe volver como un mendigo. Menos aún como un muerto"-"¿Por qué tanta dureza, niña? Siendo que eras sus sobrina"-"Porque creo que la forma de vida que él eligiera, fue culpable de la muerte de mi padre"-"No podemos precisar quién de ambos hermanos fue víctima y cuál el victimario. Pensaban distinto pero nunca en los hechos se midieron"- le respondió la joven viuda-"La muerte de mi padre fue anterior a la suya, y él fue en todo caso quien arrojó la primera piedra"- contestóle enérgica la sobrina-"Sin proponérselo, aquello sucedió tal como dices"-"Mi padre fue la primera víctima en esta familia, y yo la primera huérfana en ella"-"Aún así, niña, no se contemplan las razones que llevaron a esta lucha... donde todos hemos perdido"-"Sí. Todos"Clara se despedía en aquellos momentos, mientras los pequeños jugueteaban en derredor de sus camas. Hallábanse ya lavados y con ropa de dormir, pero aún no los dominaba el sueño.-"Lo has recordado nostálgica, toda esta tarde caminando solitaria por el Coniferal bajo la Niebla... Pero ése es un recuerdo demasiado lejano, inicial, de hace diez años ¿Y los más próximos? Hubo un tiempo posterior con boda, donde convivieron y nacieron dos hijos"- le planteó la niña-"Lo hubo. Aún compartíamos la casa, las ansias... quizás también la aventura"- aceptó la viuda-"Pero estabas corriendo un inmenso riesgo, y se lo hacías correr a estos gurises que ya habían nacido"-"Me di cuenta y tomé conciencia de ello. Pero aún no corríamos un peligro amenazante y yo no quería dejarlo solo. No debía hacerlo, en medio de la contienda iniciada"-"¿Era necesaria tanta aventura incierta, cruenta, fatigosa, dolorosa?"- le increpó la sobrina-"Así lo creíamos ...¡Pero yo salvé a mis hijos!... Y me aparté. Es decir, decidí cerrar esta casa para todos sus encuentros, ya que era casa propia comprada por mi familia, temerosa de que yo no tuviese un techo seguro"-"¿Y qué vendría después ... según todos ellos?"-"Una nueva sociedad, diagramada desde abajo"-"Desde cero ¿Pero habría paz?"- insistió la niña-"Hoy día lo he pensado mucho. Calculo que no. Eran demasiadas oposiciones en una lucha inacabable que creímos corta"-"Realidad que superó sus expectativas"-"Fue lo cierto, lo real, lo inestable, lo tenso e intenso de nuestra situación. Así fueron nuestros últimos tiempos juntos"-"¿Preocupantes?"-"No. Aún pensábamos en vencer. Pero él de pronto, optó por permanecer en silencio. Yo, en esos momentos, comencé a encarnar el monólogo, que antes fuera suyo. Cada gesto mío penetraba en su mirada"- recordó la joven viuda-"Era un cambio indicativo, que él asumió haciéndose cargo de la situación creada ¿Cómo era el estar diario?"-"En esta misma casa. Los días eran una continuidad de situaciones comunes en todos los hogares. El mantel se extendía sobre la mesa. Mis caricias eran suaves. Un toldo cubrió el patio de las inclemencias del verano. Cambié las copas del almuerzo. Un color nuevo iluminaba las paredes. El primer niño nació y en seguida el segundo"-"Un hogar con todas sus secuencias. Me alegra saberlo, por los niños"- comentó la sobrina-"Sin embargo su frente altiva, pareció fruncirse. Y su mirada adquirió un tono sombrío"-"Percibía los malos presagios"-"Es posible. Pero aún nos negábamos a admitirlo"- sostuvo la tía-"¿Qué hablaban? ¿Cuáles eran los diálogos?"- insistió la chica-"Ya no había. El había enmudecido. Yo, en esos tiempos últimos, sostenía el monólogo"Los ojos de la tía se hundieron en una lejanía casi impenetrable, dejando a su sobrina con la sensación de haberse separado de ella, en el espacio y en el tiempo. La brisa gélida del ventanal pareció golpear contra los vidrios, casi como en golpe de nudillos, haciendo que ambas mirasen hacia el exterior lleno de Niebla. El ventanal sólo ofrecía una visión obscura, nubosa, impenetrable, donde un ánima en pena vagaba e intentaba comunicarse con ellas. -"¿Y cuál era tu monólogo?- preguntóle la chica-"Sencillo. Intentaba dar forma a la pareja para lograr continuarla, a pesar de la situación insegura en que vivíamos"-"¿Puedes reproducirlo?"-"Sí, decíale ..."Al entrar en nuestra casa debes olvidar al mundo de afuera. Nuestra lucha es una historia más que rueda por el mundo, en este siglo caótico. Toma un dulce de esta caja"... era mi consigna cuando él estaba de regreso y lográbamos quedar solos"- recordó la joven viuda -"¿Lo aceptaba?"-"Con dificultad. El estaba jugado en su empeño. El tiempo transcurrió. Mis ojos recogían ese presente breve, palpado con los dedos"-"Era muy poco para todo el amor inicial"-"Poco y escaso. En el exterior nuestro, una energía movía a los seres, pero yo ya no la veía. Su existencia nunca me fue desconocida, pero la había dejado desde el comienzo lejos mío. Me hallaba en mitad del camino"-"Hallábanse ya ambos, muy lejos del mundo real"- dictaminó la sobrina-"Una atmósfera irreal para los otros, pero real para nosotros en ese entonces"- admitió la tía-"Es el ensueño de las ideas puras"-"Lo fue. En nuestros corazones volvióse una "nada" todo el escenario cotidiano de la ciudad que anhelábamos transformar algún día. Habíamos plantado una semilla y vimos sus primeros brotes, con esto nos contentábamos. Habíamos cubierto sus gajos de ternuras, pensamientos, pasiones, iras y alfombras"-"Pero esa floración que los rodeaba resultó estéril"- opinó la chica-"Creo hoy día que así fue. Ese conjunto floral no estaba alimentado por la interioridad más íntima, la que mantiene la fe y que se esconde en el centro del espíritu. Advertimos tarde su ausencia, cuando ya estábamos en aquella gesta y no podíamos retroceder, a modo de corregir los pasos anteriores donde asomaban las deficiencias. Allí nacieron las dudas"-"¿El pensó en hacerlo?"- quiso saber la sobrina-"Nada puede hacer un soldado solo, debe continuar"-"¿Persistía en ustedes el mismo amor?"-"No... Las dudas e incertidumbres en el devenir, debilitaron el primer fuego. Tal para la contienda, lo mismo es para el amor. El beso fue transformándose en un eco moribundo y su fin llegó, lentamente, sin prisa, pero sin retroceso"En aquella evocación que llevaba impresa desilusiones pasadas, la joven viuda adquirió un aire desorientante. Por un momento, su melancolía iba a ser reemplazada por un aire desdeñoso. Como nubosidad nueva en medio de la nostalgia preexistente. Luego volvió a decir:-"Cada actor, niña mía, conoce el tramo de su papel. Pero una parte recitada con sinceridad puede reconstruir la obra"-"Eso mismo creo, tía, y te lo agradezco"-"No es vano para mí, este recordatorio"-"Lo conociste un 21 de septiembre de 1969, en el Día del Estudiante, entre flores y guirnaldas cuando despuntaba la primavera. Después se citaban en el Coniferal... ¿Pero qué derecho tuvo él, de rodearte a partir de allí, con víctimas y victimarios de guerrilla?"- interrogóle la niña-"Lo acepté. Quise unirme a su destino, y me fue fácil al principio"-"Una facilidad engañosa"-"Lo advertí más adelante, cuando fui madre, cuando mi familia me ubicó en esta casa. Cuando retomé los cursos de la Universidad"- confirmóle su tía-"Porque recobraste la posibilidad del hogar, que necesitaban los gurises"-"En aquellos últimos tiempos que convivimos, fui comprendiendo la intensidad de nuestros temperamentos y sus divergencias. La distinta fuerza de entrega. Las motivaciones de su causa ... y mis motivaciones"- aclaró la reciente viuda-"Eras un ser vivo, no podías ser sólo su papel carbónico"-"La agudización se puntualizaba: Yo no era un soldado. Nunca llegaría a serlo"-"Lo veo claro ¿Y él?"-"La ciudad ya le era estrecha. Sobrevinieron entonces las primeras ausencias largas. Originadas por desplazamientos impuestos por la acción, que escapaban a nosotros. Ya no dirigíamos nuestras vidas"-"El impregnó de asombro tu existencia, con su complejidad ¡Por ello lo amabas! Es como si hubieras querido con él, dar la espalda a tu vida protegida anterior, en Jujuy con tu familia. O sobreprotegida. Pero ... ¿Es valioso acaso el infortunio? ¿En la zozobra hay genio?"- preguntóle la más joven-"Trato de recordarlo ... me es doloroso. Fue triste nuestro mutuo destino. Teníamos una lámpara de cristal en la mano y la dejamos resbalar contra el suelo. Fue una tarde. El sol se había puesto.Ambas miraron hacia la ventana donde la calle en brumas, ya vespertina, dejaba entrever el brillo sinuoso de los faroles, debido al zigzagueo de ellos. Algunas bocinas de autos llegaban desde el exterior anunciando el final precipitado de aquella jornada.-"Ausencias, regresos, todo sobrevenía en forma constante. También reproches, cuando aún queríamos conservar intacto el cristal. Pero de igual modo fuimos cayendo en la frialdad. Llegó el adiós"- recordó la tía-"Era imprescindible, por tus hijos, por su preservación"-"Así lo creí yo y él lo aceptó. Había que proteger y salvar lo que recién llegaba a la vida y tenía derechos propios ¿Puedes verlo? Estoy aquí frente tuyo y mis hijos en la cama. Pero ¿Y él?"-"El eligió"- sostuvo la niña-"Esa atardecer del adiós me dijo: "Mi lucha está más allá del dolor"... Y era sincero como siempre. Cumplió consigo mismo en todo momento"-"¿Esperaba llegar hasta el final de su empresa?"-"Estoy segura. Nunca consideró perder. Pero concluyó diciendo: "Debes quedarte y no esperarme más, por el riesgo que eso implica. Fue un error hacerte compartir esta lucha. Yo me he engañado" ...Y se alejó por aquella puerta, tal como si aún lo viera partir"- recordó dolida la tía-"¿Engañado? ¿Qué buscaba?"-"La comprensión. O un rescate. Ir juntos en la misma lucha"-"No podías rescatarlo de nada, pues tu energía era sólo humana y femenina"- le observó la sobrina-"La buscó en la luz de mi humanidad. La mujer es la paloma mensajera para el hombre"-"Acepto la idea, dentro de una energía propia. Pero no más allá de ese límite, pues otra cosa es imposible"-"Sin duda. Pero hoy, ahora, en este momento, me encuentro en el fondo de un foso donde el día se eleva lejos de mi mano. Lo vi entonces, y lo veo aún dirigiéndose hacia esa puerta de entrada a nuestra casa, para partir por última vez. Detrás de ella, ya no podría retroceder más, ni salir con vida"-"Tus brazos son como ramas frescas azotadas por un vendaval. Pero están vivas y vitales aún. Espero, tía, mostrarte la verdad"- concluyó con fuerza la niñaLos gurises en el dormitorio, aún desvelados, saltaban sobre las camas como última parte de su juego. El más pequeño asomó pícaro su rostro por la puerta, pero se le ordenaría ir hacia la cama a toda prisa. Pero la criatura ignoró aquello y acercándose a la ventana señaló con su dedito hacia uno de los vidrios del ventanal, obscuro por la Niebla, sin emitir palabra alguna pero gesticulando. Su escaso vocabulario, de pequeño infante, impedíale explicar aquello que él veía allí. Como no obedeciera, fue llevado en brazos hacia la cama.-"Parecieran ellos ignorar todo, y comprenderlo a la vez"- opinó la madre-"Era su padre, aunque nunca lo tuvieran realmente"- expresó la sobrina-"En su despedida de ellos, los niños estaban dormidos cuando él se acercó a sus cunas para besarlos, por vez última. En aquella tarde del adiós un silencio absoluto nos envolvía, y él transpuso la puerta para ya no volver. Ambos sabíamos, lo que la entrega total a la causa, involucraba"- recordó la tía-"Todos lo sabemos"-"Era el final, ya no había más palabras entre nosotros"-"Un final anunciado"-"Sí, pero difícil de sobrellevar. Yo estaba en el llano, mientras él peregrinaba entre escollos. Las juventudes rebeldes como él, le ofrendaban tesoros a lograr. Su familia le imploraba descanso. El buscaba respuestas cuando nos conocimos. El peregrino se extasió ante la serenidad de mi llano. Pampa y Puna... lisas. Y vino a mí tendiéndome los brazos" -"Pero era un rebelde, difícil aquietarlo. Imposible"-"Traía agitada la mente, revuelto el cabello, los párpados cubiertos de polvo. Excitado y cargado de emociones en esa tarde de septiembre, donde comenzaba la primavera, dejaba traslucir su belleza varonil de finas facciones, ocultas en el desorden de su atuendo rebelde. Su atracción sobre mí fue inmediata"- confesó la joven viuda-"No te sería posible cambiarlo"-"No. Ni deseaba hacerlo. Lo llevé de mi mano bañándolo de llano. Pero cuando era llegado el momento de elevarnos hacia alturas, mi serenidad no le fue suficiente. Y yo que tenía más fuerzas porque no había sangrado, me quedé suavemente en mi llano. Siempre igual: plano, presente, tangible, teniendo por superficie una gasa incolora y calma" -"Ese es tu encanto, lo que me retiene a tu lado"-"Mientras que él estaba de pie, aguardando, con la mirada abierta hasta agotarse. Sus ansias no fueron colmadas y un círculo de agonía lo fue consumiendo"-"¡Tía! ... Ya vivieron ... ¿Qué hizo él de mejor?"-"Me mostró un día el Coniferal lleno de rosas"El crepúsculo imperceptible, invisible debido a la Niebla, dejaba ya la ciudad. Córdoba adentrábase en la noche. Ya no escuchábanse los gallos de antaño ni las campanadas de hogaño. Pero sí numerosas sirenas de patrullas policiales, intentando poner orden en esta urbe convulsionada. Era una ciudad mediterránea caída en el desorden, pero a la cual había que terminar de ordenar.Cada hogar tenía su anécdota. Cada familia, sus compromisos. Numerosos habitantes enfrentados entre sí, a los que era necesario reconciliar. Pero aún así, aquel anochecer de agosto previo a la Tormenta de Santa Rosa, o en su preludio, había concluido para unos y otros en forma inclaudicable. Con todos sus aciertos y desaciertos. Sólo el devenir podría disponer de sus resultados finales.-"Nuestra soledad fue común. No compartíamos las mismas necesidades de lucha tenaz, y nos distanciamos"- dijo tras un silencio la tía-"No es para todos seguir peleando en una batalla perdida"- opinó la niña-"Creo hoy que nuestro amor vibró con intensidad, pero sin condensarse. Como una semilla plantada sin fructificar. Hace falta quitarse todas las máscaras... ¡Quizás él se la quitó!"-"Ya no importa, tía. Mi abuelo y mi padre quedaron en el camino, mucho antes que él. Pero nosotras dos todavía estamos aquí ¡Preservémonos!"- pidió la sobrina-"¡La máscara! Quizás la llevemos puesta todavía"-"El camino es otro: Resurgir detrás de la Niebla"............000000.......... Por el Coniferal... hoy pasé, me llevaron...Los árboles desnudos. El frío sol de agosto que moría. Bajo un cielo pálido de Niebla. El césped amarillento y sombrío. Los rosales sin rosas, y con todo mi cuerpo fatigado Por el Coniferal... hoy he vuelto, sin pensarlo...Por aquel viejo camino, al final del invierno¿Cuánto tiempo hacía? ¿Cuánto tiempo ha corrido? desde mi anterior pasadaEl tiempo que durara esta agonía, ha pasadosin haber cambiado nada: Los árboles carolinos. La Rueda del Mundo.¡Nada ha cambiado! Mas el ser con quien fui la vez pasada¡Ya nadie lo verá más en la vida!Por el Coniferal, hoy yo he vuelto a pasar...¿Y ellos? ...Los otros caminantes ¿Acaso imaginaban?El terrible recuerdo de mi amado.ooooooooooooooooo6 - CENA.................. La cena a las diez de la noche fue frugal y rápida. El comedor no estaba demasiado frío ni caldeado. Ambas amigas, ambas mujeres, tía y sobrina, comieron con prisa y mutismo como si ese silencio evidenciara un agotamiento de recuerdos. O al menos, un deseo de pausa.Los niños iban ya por la segunda hora de sueño, dejando toda la casa en paz completa y absoluta. Sólo algunas bocinas perdidas de automóviles llegaban desde el exterior, para recordar la existencia de una urbe mediterránea, en los años últimos de su conflicto armado.-"Es hora de dormir, tía, pues yo debo levantarme mañana muy temprano para preparar un parcial. Evocarlo es ya una tortura inútil. Además no debes olvidar tus horas dolorosas"-"Sí, niña, pero él fue centro de mi vida. Desde ese momento las acepté sin sopesar las dificultades. La incertidumbre. El temor a la tragedia que le aguardaba. Y que ambas, preveíamos"-"El debió seguir un derrotero propio desde el comienzo, ya que lo había elegido para sí. Pero sin arrastrar a nadie por su camino"-"Es posible, pero el amor es una fuerza que no contempla temores. Sigue adelante, entremezclando una hermosa euforia con dolores"- se explicó la tía-"Comprendo. Recuerdo a mi tío, su alegría era encantadora. Pero también era presto de caer en las iras. Y luego olvidaba todo, como si los demás pudiesen hacerlo con la misma rapidez ...¡La vida tiene que ser alegre!... Puede serla"- contestóle la sobrina-"Niña, deja de invocar las palabras. El término es sólo un dibujo del alfabeto. Un sentimiento dulce, sencillo, tiene más fuerza. Puede ser imponente"Volvieron a quedar en silencio. La atmósfera exterior empañaba los vidrios con una espesa capa de Niebla. Los faroles del Paseo Sobremonte emergían con luminosidad fantasmal, como deseando acompañar la sobremesa de la tía y la sobrina.-"La semana se vuela cuando uno estudia"- comentó la más joven intentando cambiar la conversación-"La semana es larga, en cambio, cuando se está en la espera de alguien o se viven días penosos"- contrapuso la viuda-"Tu espera a terminado, tía, porque ya no hay más motivo para ella. Y la pena más adelante, pasará al olvido, con toda la guerrilla y la represión, al mismo tiempo"-"¿Cómo dices?"-"Aquéllos que venimos hacia delante tenemos ese derecho"- sostuvo fuerza la sobrina-"Visto así, tienes ese derecho... Pero yo he vivido estos años en una espera lenta. La mañana. La siesta. La tarde. El atardecer. La noche. La medianoche. El amanecer. El aura ¿Vendrá de verdad un devenir?"-"Siempre vino, tía, y hubo generaciones nuevas. Tus hijos te lo demostrarán"-"La vida, niña, se desliza tenue en un color. En uno solo. En dos colores se encrespa. En todos los colores juntos ¿Será igual? ¿O se apaciguará nuevamente?"-"Pensemos en las caminatas serranas, donde a mitad del camino la ruta pareciera más empinada. Luego de pronto, se percibe el final... y llega la esperanza. Se alivian los músculos con sólo verlo aún antes de alcanzarlo"-"Sí ...dices bien. En la mitad del camino, que es el más empinado, hay que tomar la decisión. Se regresa o se llega al final ¡Creo que él lo hizo! Y ello justifica su muerte para él mismo"- concluyó la joven viuda -"Lo reconozco. Yo no estaré de acuerdo con sus consignas, mas no se amilanó a mitad del camino. Es como la sumatoria de los colores"-"Sería lástima olvidar un color. Abandonarlo... ¡Alcancémoslos a todos! Abarquemos toda la gama que contienen los pétalos. Ellos se extienden hasta nosotros para expresar bien el amor"-"Subamos al dormitorio, tía, nos hace falta dormir"-"Pues será una noche de insomnio para mí"Ellas fueron apagando las luces de la planta baja y al subir por la escalera, que rechinaba por el clima húmedo en extremo, la madera del ventanal pareció crujir desde afuera, como llamándolas, inútilmente. ............000000..........Primera soledad. Primera sensación de abandono. Bajo un cielo gris y dolorido, llena de pensamientos, vi partir un ideal y comprendí sin saberlo que era el fin de un pasaje de mi vida, en aquel adiós prematuro de mi amado.Segunda soledad. Segunda sensación de abandono. En este día me he sentido deshecha de dolor y compasión por nuestro corto destino. En este día de Niebla me he despedido del amor, de la alegría, por el adiós definitivo de mi amado.ooooooooooooooooo7 - TRASNOCHE...........................-"¿No puedes dormir? Oí cuando te levantabas. Mi sueño esta noche es también frágil"- preguntóle la jovencita-"Te dije porque me conozco: ésta es una noche de insomnio para mí"-"Pero ya han sido muchos tus insomnios durante estos últimos tres años"-"Hace tres años fue un adiós prematuro y me despedía de él sin saberlo, en forma definitiva" La sobrina sentóse junto a su tía, ambas en batón, dominadas al mismo tiempo por el insomnio. Una cafetera caliente emanaba su fuerte perfume y la tía sirvió otro pocillo para la recién llegada. Tras los vidrios totalmente empañados por la Niebla, veíanse los faroles del paseo que emitían una luz difusa, mientras una lucesita más pequeña y zigzagueante parecía querer traspasar ese límite infranqueable de la ventana cerrada. El ánima penando volvió a contemplarlas juntas, en unión indisoluble, frente a las dramáticas circunstancias de quien era su principal protagonista.-"Esta es una noche larga y cansadora, deberías haber permanecido en cama. Es una vigilia inesperada luego de habernos las dos acostumbrado al mutismo, en relación a su persona"- expresó la sobrina -"Ambas conocíamos nuestras mutuas reflexiones, de modo que llegaría el momento para hablar de él"-"Es una noche muy larga, tía, luego de una lenta lejanía. Pero lo debes observar de otra manera"-"¿De cuál manera?"-"Con altivez, sin bajar tu cabeza. Con la gracia que cautivaste a toda mi familia llevando tu estilo garboso, elegante, de fina joven jujeña, del cual él se enamoró"-"No era propio, sino heredado por la educación familiar"- contestó la joven viuda-"Es indispensable que lo recuperes, para enfrentar este momento sin abatirte"Las dos mujeres cerraron por el momento su diálogo, y la menor dirigióse hacia la pileta para lavar las tazas de café que ambas habían usado. La cocina estaba tibia pero un aire muy fino y gélido entraba por la banderola. El Paseo Sobremonte reposaba. Los niños continuaban durmiendo.-"El destino no se apiadó de nosotros, de nuestra generación"- expresó la tía-"En cambio yo veo que él no se apiadó de ti. Se alejó hace tres años sin volver la cabeza, abandonando un hogar que él mismo había fundado. Y todo ello para deambular con su utopía trágica"- replicóle nerviosa la sobrina-""Utopía", fue la obra maestra de Santo Tomás Moro... ¿Por qué la usas en expresión peyorativa?-"Por ignorancia ... Por falencias ... Por las mismas limitaciones con que ustedes enfrentaron a una sociedad cordobesa con cuatro siglos de experiencia"-"Es buena respuesta, niña"-"Yo sólo quiero proteger a estos niños que duermen arriba, y ser tu mejor amiga. Brindarte una amistad útil para superar este día, y su doloroso recuerdo del amor"-"Es mucho y demasiado, niña mía. Debo tenerlo en cuenta cuando te escucho y me duele ver, que lo juzgas a él con total rigidez"- aceptóle la nueva viuda-"Soy la Fiscal" La sobrina se levantó de pronto creyendo advertir un sonido procedente de la planta alta. Acercándose a la escalera agudizó su oído.-"Aún duermen. Estuvieron despiertos hasta muy tarde"- dijo regresando junto a su tía-"Hay que dejarlos, es medianoche. Ellos necesitan vivir. Han nacido en medio de la muerte y deben representar a la vida. Al devenir. Y mi amor les será incompleto algún día"-"Una nebulosa te envolvió durante estos años, tal como la Niebla de la calle. Pues debe terminar... ¡Basta!  ¡Vive!"-"No puedo apartar de repente al mundo que me envolviera durante diez años, y en especial estos tres últimos, con sólo desearlo"- explicó sentida la tía-"No de repente, pero sí desde ahora como recomienzo tuyo"-"El estuvo en mi vida, presente o ausente, abarcando todo mi escenario. Fue mi elección y nadie me había obligado a ello. Así era mi deseo desde que lo conociera"-"Pero él se apartó de su hogar. O al menos privilegió la causa. La lucha"- insistió la chica-"Pues sí... la vida de familia le resultaba estrecha. Todos lo supimos siempre. El necesitaba un horizonte abierto, sin puertas ni ventanas"- confirmó la tía-"El hombre debe abrir esas ventanas y el aire entrará a raudales. La mujer también es su niña" -"Cada uno llevó su parte y vivió de acuerdo a su comprensión. Nada vuelve atrás. Sin embargo algo queda de este sendero compartido: Sus hijos. Y además mi propia vida que se encadenó a él, voluntariamente"-"Tu vida convulsionada por él, y que debe resurgir entre las tablas enmohecidas de una demolición"Ambas callaron. La sobrina volvió a levantarse, preocupada con ciertos ruidos sobre la escalera. Los siguió escuchando por un largo rato, hasta que éstos dejaron de hacerse sentir.-"¡Tía! ¡Olvida todo! Tus hijos despertarán con el alba y habrá un nuevo amanecer en esta casa"- expresó la sobrina con emoción juvenil-"Amanecerá sin duda. Tu energía es una redención. Pero los niños irán con prisa hacia su destino, y mi amanecer les será más adelante como una estela de sus costados"   -"Amanecerá... cuando te desprendas realmente"-"Es difícil desprenderse cuando no hubo una despedida real, definitiva... Yo la esperaba"- recalcó en su dolor la joven viuda-"Pero sí la hubo..."-"¿Cómo? ¿Cuándo?"-"Una tarde, estando yo sola... hace dos semanas. Tocó el timbre. Abrí pero no lo reconocí. Estaba muy cambiado y tuvo que decirme su nombre, pues yo realmente no sabía quién era ¡Mi tío perdido en el marasmo... aquí frente mío!"-"¿Y por qué me lo has ocultado hasta ahora?" -"¿Sabes que con sólo treinta y cuatro años ya tenía canas? No lucía más su bello cabello rubio alborotado. Sus ojos azules eran más pequeños y el rostro muy enjuto marcaba los huesos del rostro"- comentó con dureza chica-"¿Qué derecho tenías para ocultármelo?"- insistió la tía-"Tuve miendo. No se le reconocía. Era la sombra de aquél que fuera en su plenitud alegre y vital"- defendióse la niña-"No era motivo para que yo desconociera su llegada a la casa. Para que creyese dolida, que realmente él se había alejado sin volver nunca la cabeza hacia mí"-"Cuando me dijo su nombre sentí una honda pena. Sí, tía"-"¿Por qué decidiste lo que yo debía saber o desconocer por cuenta tuya? ¿Acaso le cerraste la puerta?"-"No ...¡Eso no!... El se negó a entrar conociendo su situación, como último gesto de buen hombre. Sólo quería verte y no te halló. Tampoco a los niños que estaban en la escuela"-"Me has estado sobreprotegiendo, como antes el fuera sobreprotegido por su familia. No es bueno, niña" -"El que se fue con orgullo de hombre exitoso, no debe volver como un fugitivo ...es mi forma de pensar"-"¿Y quién puede decidir o dominar su destino, por mucho tiempo?"-"Era la destrucción de un mito. De la fantasía que él mismo había forjado"- sostuvo otra vez la más joven-"Aún así... No estabas en tu derecho al ocultarme su regreso, aunque éste fuese de un instante. El volvía por mí"Un silencio, un vacío, parecía envolver a las dos amigas. Los ruidos de la escalera ahora eran más intensos.-"Es la gran humedad de este día que hace crujir las maderas"- opinó la tía-"Recuerda siempre que nada lo colmó, era un buscador insatisfecho. Se condenó él mismo a la tragedia"- expuso nuevamente la sobrina -"Ello no te autorizaba a controlar sus mensajes"-"Era un riesgo inútil"-"Yo debía decidir. En todo caso ya lo había puesto de manifiesto anteriormente. Por nada del mundo haría algo que pusiera en peligro a mis hijos"- sostuvo la tía-"Aquí vino al final"-"Lo sabía. Lo sabíamos... Era ésta una despedida final. Pero decidiste por tu cuenta lo que era bueno o malo para mí"- continuó en reproche la joven viuda-"Creí hacer bien mi papel"-"¿Acaso no me dijiste hace poco, que en mi generación tuvimos el error de decidir por ustedes? Has actuado con la misma actitud irrespetuosa de mi generación, cuando decidimos cambiar a una sociedad sin preguntarle sus deseos"- expresó la joven viuda-"¿Crees, tía, que hay una sola persona de mi familia que se satisficiera viéndolo acorralado? No, ninguno. A nadie le hacía falta su desdén, sus desplantes y estoques crueles. Pero tampoco deseaban sus desgracia. Se conmoverán todos con este final suyo, mucho más de lo que te imaginas"- dijo conmovida la chica-"Pero terminaste apartándome de él"-"No fue como dices, él no te halló al venir. Pero es cierto que yo callé"-"Has actuado, niña mía, con soberbia juvenil"-"Creo, tía, que nuevamente me has dejado muda"Y mudas quedaron ambas, aunque cada una convencida de los suyo, sin mediar posibilidades de cambio. La helada nocturna que contorneaba la ventana y enmudecía la calle, mantenía mudo al Paseo Sobremonte.-"Fue sin duda un temerario. Yo admiré el vigor de su fuerza"- recordó la viuda-"Pero cuando llegó hasta la puerta ya no era mi tío. Aquél que jugaba conmigo y discutía con mi padre. En ese momento se produjo en mí un desnivel de imagen, al verlo fugitivo, como una figura disolvente"-"Quizás ello me explique mejor tu actitud"- observó la tía-"En ese momento, viéndolo tan abatido, pensé que te habías hechizado por una audacia que no tenía fuego. Que mi padre, su hermano mayor, se vio  avasallado por un ímpetu que no tenía cuerpo. Que mi abuelo se desvivió por un drama que no tenía dolor"- expresó con severidad la sobrina-"Estás entrando en un terreno de crueldad, y la extiendes hacia todos" -"Pero es la verdad, aunque yo sea dura, nunca llegaré a ser tan dura como él. Nos dio vuelta la cara y nosotros quedamos atrás suyo, lejos, en el camino, mientras él seguía impasible y exigente por el mundo, lleno de reproches, como si todos le adeudáramos algo"-"Era un soldado de una causa, una consigna. Pero piensa niña, que si su idea hubiera germinado, sembrada en otras condiciones, ahora ese brote se erguiría hacia el azul del firmamento. Y él sería un Héroe"- dijo con emoción la viuda-"No hubo otras condiciones. Todos perdimos porque él también se destruyó"-"Es la soberbia juvenil que quiere resolver de un chispazo los problemas del mundo y sus milenios. Como la tuya. Decidiste por mí sin darme lugar a elección"- le recordó la tía-"No te lo he negado. Esa es la diferencia con mi generación, no nos creemos el pozo de la verdad ¿Qué hubieras hecho si yo te contaba su visita? ¿Ir en su busca en medio de las balas? ...Eso es lo que yo temía"- aclaróle su sobrina   Habíanse servido un segundo café y comenzaban ya a sentir la somnolencia del trasnoche, en su final. Final de diálogo. Final de comunicación completa. Final de un duelo verbal entre dos amigas, tía y sobrina, que habíanse acompañado durante tres años sin exigirse nada. -"¿Por qué cruje tanto la escalera?"- volvió a preguntar la sobrina-"Es la humedad de un día como éste"            La sobrina levantóse inquieta y fue en dirección a la escalera. Luego retornó junto a su pocillo de café, intrigada, para sentarse otra vez en la mesa. La tía mirábala extrañada mientras agregaba más azúcar al café. Pero la niña fue de nuevo en dirección a la escalera intentando agudizar su oído.-"Es extraño. Parecieran pasos muy suaves, pero distintos a los pasitos de los niños"- dijo subiendo la escalera-"Puedes quedarte tranquila, duermen como ángeles, tal como son aún. Les falta mucho para perder sus alas. Todo hombre fue ángel alguna vez, aunque sus tragedias mundanas hagan olvidarlo"- comentó la viuda desde abajoLa sobrina regresó un momento después con apresuramiento, como si corriese, y fue a sentarse algo agitada.-"¿Tropezaste acaso? Es peligrosa esa escalera de madera, de noche y a medialuz"- preguntóle la tía -"¡No! ...pero creí ver una sombra... Me acerqué y ya no estaba"- respondióle excitada la sobrina-"¿Cómo?"-"Una sombra ...alta... no era de niño"-"¿Dónde?"-"En la escalera..."-"¡Es él!" ... ¡Vino a despedirse!"- gritó la joven viudaEn forma precipitada salió corriendo en dirección a la escalera que crujía aún, con más ímpetu. La sobrina, ahora insegura y dudosa, siguíala por detrás.-"¡Ya no está! ... ¡Pero él vino a despedirse de mí!"............000000..........La noche y la muerte parecen unirse en sus imágenes.La noche: muerte del día. La muerte: noche de la vida.¿Será por eso que entre las tinieblas me parece encontrarte?La noche: donde te encarnas de nuevo, dándome fuego de vida.oooooooooooooooo8 - AURA........................Sobre los vidrios empañados de la ventana comenzaba a disolverse la Niebla. Más allá, las luces nocturnas y mudas de los faroles encendidos en el paseo, iniciaban su lento declive. Una a una irían apagándose. Su presencia ya no era necesaria en el antiguo paseo del Marqués de Sobremonte, frente al esplendor rosado y espectacular del aura.-"¡Se va la Niebla y hoy tendremos sol!"- dijo la sobrina abriendo la ventana La niña asomóse al exterior, aún helado, y absorbía esa gélida atmósfera refrescante del aura, después de una Niebla. Luego cerró la ventana, para impedir que el frío exterior entrase al interior.-"No cierres totalmente la ventana, deja una rendija. Pronto acabarán las heladas y un nuevo sol nos bañará sin clemencia. Como los años anteriores, vamos a extrañar este frío ¿Qué será preferible? ...Repito lo mismo que dijiste ayer de mañana"- dijo la tíaMientras las formas del Paseo Sobremonte iban delineando su contorno, aparecieron caminando por él, algunos trasnochadores o madrugadores. Con distintos rumbos se entrecruzaban entre los plátanos corpulentos sin hojas, como creyendo adivinar entre ellos la sombra del antiguo Marqués. Con su paso retumbante y fantasmal, recorriendo Córdoba, la ciudad que nunca lo olvidara.Y otra sombra se alejaba de aquel escenario, a medida que las luces del aura iban irradiando toda su tersura. Y se alejaba ahora para siempre, en forma definitiva, a medida que avanzaba la claridad del día que había amanecido sin Niebla. Son sus sueños y sus ansias. Con su violencia y su pasión. Con su juventud perdida y su ánima penando.-"Esta noche fue muy larga. Era la última. Me detuve frente a él en pensamiento ...Y él sintiéndome cerca suyo vino a verme ¿Qué nos unía aún luego de tres años sin vernos? ¿Qué fuerza extraña? ¿Por qué lejanos caminos de incertidumbre transportó su vida de peregrino? ¿Qué continuó uniéndolo a mí durante su deambular errante? ¿La duda? ¿La convicción?"- se preguntó la joven viuda-"Quizás ambas juntas. No lo sabremos nunca"- opinó la sobrina-"Es posible"-"Tía, los niños se han despertado ¿Los oyes? Concluye aquí nuestro larguísimo diálogo ... ¡Vivamos"  -"Concluye aquí también, nuestro Juicio de Familia"- cerró diciendo con firmeza la tía-"¡Sí! ...los gurises están llamando... ¡Fin del Juicio de Familia!"-"¡Nos llaman a ambas, niña! Se prendieron de tu falda desde el día que tocaste la puerta para decirnos que venía a vivir con nosotros. Un gesto hermoso que ellos y yo nunca olvidaremos"  -"Me salió del corazón"-"De tu bello corazón. Es sábado, hoy no tienes que asistir a clases. Llévalos al Paseo Sobremonte para que jueguen al calor. Puedes dejarme sola. No tengas miedo. Hay ahora mucha luz a mi alrededor"-"Sí ... ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad!" ............000000..........Volqué una copa. Aquella del cristal violáceo que lo contenía. Destruí en una llama, el último de sus recuerdos que aún conservaba.Desde el infinito los ángeles ondearon sus banderas. Un clarín irrumpió el espacio y se han abierto las nubes disipando la Niebla.Yo los veo con sus alas doradas en la semiluz del invierno. Y él se aleja con ellos, volando solo entre soles.El no está más conmigo en este amanecer. He quedado sola contemplando el vacío, y la humanidad continuará su ritmo. Pero yo seguiré en mi vacío, aunque el sol lance sus colores.¡Ya!... ha terminado mi espera mirando el vacío. Ha terminado su tiempo y el mío. Y ahora deberé hallar yo sola, mi propio destino y camino.oooooooooooooooooo ¡La Niebla se ha alejado ya de mi ciudad! -----FIN----- Córdoba - Argentina - 2012           
"¡SIN REMORDIMIENTOS! ¡TODOS A  GRANADA!" ..............................  Por Alejandra Correas Vázquez  En Enero de 1992 pudieron leer quienes en ese año especial del Quinto Centenario fueron a España, en afiches que tapizaban toda la ciudad de Madrid, la siguiente leyenda:  "Sin remordimientos! ... ¡Todos a Granada!"  Era muy emotivo. Los ómnibus que partían rumbo a Granada, desde la Cibeles madrileña que corta la Gran Vía, llevaban un público en su mayoría cristiano, pero quienes ahora iban a homenajear a la antigua capital musulmana del Reino Nazarí, el día 10 de enero de 1992, al cumplirse 5 siglos exactos de su capitulación...   Sin remordimientos por parte de sus vencedores: los Castellanos.  Una inmensa exposición en la Alhambra (el paladio real nazarí) concitaba allí la atención internacional. Al mismo tiempo que los centros históricos andaluces homenajeaban a Fernando Valor (príncipe Omar el Omeya) quien fuera en 1569 el último valuarte de resistencia de esta hermosa cultura arábigo-española, que quedó en el recuerdo con todo su precioso pasado perdido. Pero sin embargo... nunca olvidado.   Su riqueza cromática, sus arabescos y verjas, el esplendoroso jardín del Generalife que lo corona sobre la montaña, con sus palacios repartidos allí y casi de juguete. La Sierra Nevada rodeando Granada en todo su esplendor.  El blanco Albaicín que baja hacia el centro granadino entre mansiones árabes y preciosas casas blancas. Un paisaje espectacular que hace en conjunto de esta ciudad bordeada por la Sierra Nevada, la admiración del viajero al contemplar ante sus ojos, uno de los momentos más sobresalientes del genio humano. Pero también es necesario recalcarlo, el notable respeto por su pasado que manifestaban los visitantes, cuando recorrían los sitios granadinos. Y además de ello, la sorpresa de hallar allí en la última década del siglo XX, a tres cofradías musulmanas que en 1992 lograban nuevos adeptos a la ley de Aláh... cual si esos cinco siglos se hubiesen comprimido.  Sin olvidar a la Gran Sinagoga granadina que es hoy la catedral de Granada. El mayor templo hebreo español, cuadrado, que tuvo el propósito explícito de reproducir el templo de Jerusalén en el Sefarad, nombre dado para España por la comunidad judía.  Estaba pues el visitante caminando conmovido por la Alhambra, trasladado emocionalmente en el tiempo y sintiéndose vivir entre los siglos XIII o XV (fecha cúspide del palacio nazarí) cuando algunos de ellos vieron en el Patio de los Leones una escalerilla y subieron por ella. De pronto, como si se descorriese un telón del tiempo, como despertados de un sueño, encontráronse de improviso en pleno siglo XX ...frente a toda clase de computadoras modernas.   Pues allí arriba en lo que antaño fuera la gran sala de recepción del Harén, con sus odaliscas envueltas en tules transparentes, la UNESCO tiene ahora sus oficinas. Funcionan en ese primer piso de la Alhambra mirando hacia el Patio de los Leones, dado que Granada es patrimonio de la humanidad. Además sus rubios delegados hablaban casi todos en alemán.   La fascinación que causa el Palacio de los Abencerrajes, como le llaman algunos, o Palacio Nazarí, como le llaman los otros, no es fácil de describir. Ver una estructura edilicia tan oriental y colorida, ornamentada con filigranas hechas en mampostería, como encajes que cubren las arcadas, dentro de la pétrea Europa medioeval, y además de ello ubicado hoy en el presente, dentro de la España moderna, crea una ilusión de transposición del tiempo.   Se encuentra también allí en el patio exterior, un extraño trono multicolor para dos personas sentadas, recubierto de azulejos brillantes, el cual crea una especial incógnita que nadie contesta... ¿Era aquélla una Diarquía como la etrusca o la espartana?... También en Tiahuanaco se halla un trono doble. No son dos asientos para rey y reina como los europeos. Es uno solo con capacidad para dos.  Nadie responde. Sigue la incógnita. Los visitantes se sientan allí para fotografiarse e inevitablemente la guardia civil española se acerca muy armada para ordenarles levantarse.   ¿Quiénes eran los Abencerrajes? En aquellos siglos cuando compitieron por el gobierno de Granada con Boabdil -quien los asesinó en el Patio de los Leones- tenían un poder económico y político inmenso. Se ha pensado algunas veces que fueran una familia árabe de Arabia propiamente dicha, quizás recientemente instalada. Pero la investigación de la escuela "Arabista" española lo ha puesto en duda. Los historiadores modernos dicen que no existen rastros sobre su origen. Fue la familia más importante de la Granada nazarí. Algunos especulan que pudieran ser persas. Tema tampoco aceptado por los arabistas. Célebres por su riqueza, su belleza física y sus conflictos amorosos. A uno de ellos se lo sindica como amante de la esposa de Boabdil.   Hasta se presume que fueran "Mawalas o Maúlas", es decir de origen cristiano convertidos al Islam. Pero esto también es rechazado por todos los arabistas. En Argentina se usa mucho en el ambiente gauchesco la palabra "maula" que significa renegado. En el Al-Andalus español y su zona de influencia (Galicia, Navarra, Zaragoza, Valencia) los Maúlas eran innumerables, como una moda instalada desde el 711 al 1492. Ampliamente aceptados por los emires y califas españoles, especialmente cuando provenían de una clase alta con preparación para colaborar con su administración.   Los Abencerrajes eran la familia más rica de Granada, y por ende de España en ese siglo XV. Se los acusó de favorecer una alianza con Turquía (los turcos nunca entraron en España Musulmana). Como también de que uno de ellos fuera amante de la esposa de Boabdil ...y en la Alhambra hay pintado un mural moderno con la estampa amorosa entrelazada de los dos amantes, donde en castellano se aclara que en ese patio precioso y florido, Boabdil los sorprendió... Lo cual no es óbice para asesinar a una familia entera. Los sobrevivientes se sabe, huyeron a Francia. La leyenda dice que fue tanta la sangre que los leones escupían agua roja.  Y el Romancero Morisco dice en castellano:  "Cabalgaba el rey Moro por las calles de Granadadesde la Puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla"  Elvira era la pequeña ciudad cristiana que se hallaba en el centro de Granada, con una catedral gótica que parece de juguete. Pues convivían las tres religiones y las tres comunidades, cada una en su espacio. Y Vivarrambla era la judería granadina, donde se hallaba la Gran Sinagoga ¿Qué hacía por allí entre cristianos y judíos, el rey moro?... Pues tomar vino, porque esas dos comunidades no lo tenían prohibido, mientras que en la parte islámica lo tenían prohibido por el Corán... Y allí justamente en Vivarrambla salió a su encuentro un anciano hebreo de largas barbas, quien le dijo:  "Mataste a los Abencerrajes que eran la flor de Granadatrajiste a los tornadizos de Córdoba la Sultanapor todos estos errores... ¡Que aquí se acabe Granada!"  ¿Por qué eran rivales cordobeses con granadinos? No lo sabemos. Pero sí que el levantamiento de las Alpujarras en tiempos de Felipe II lo realizó Omar el Omeya, descendiente de los califas de Córdoba. Pues el Emirato de Córdoba se transformó en Califato con Abderramán III (siglo IX), es decir, se independizó de Oriente, transformándose en un reino europeo musulmán. Y esto hay que destacarlo. El Califato de Córdoba, y más tarde los cinco reinos Taifas, como el Reino de Granada, eran reinos españoles no dependientes de los sultanatos orientales.  Quedan muchísimos interrogantes sobre estos reinos árabes españoles pues desde 1492 hasta 1808 (o sea durante 316) toda información quedó oculta y prohibida... hasta que llegó Antonio Conde, secretario del rey José Bonaparte. Fue este ilustre erudito el primer arabista español. Pero como Conde después tuvo que refugiarse en Francia, el arabismo debió esperar hasta la llegada del orientalista holandés Dozy para que el trabajo continuara. Este investigador de Leiden publicó en lengua francesa su excelente trabajo "Los Musulmanes de España" haciendo comenzar su análisis desde la época pre-islámica. Por ello los primeros trabajos arabistas sobre España, se hallan escritos en francés.  Resulta que cuando Napoleón Bonaparte estuvo en Egipto, como general antes de ser emperador, encontróse con muchas familias árabes egipcias que le dijeron ser de origen español, ponderándole aquel período. Cuando envió a su hermano mayor José como rey de España le encargó investigar este tema. José traspasó su pedido al profesor Conde que era especialista en historia medioeval, quien hizo un trabajo de tres volúmenes sobre el reino árabe español. Para los interesados es bueno aclarar que Internet ha publicado su obra, de difícil acceso en bibliotecas.  Bajando del Alhambra a pie, se encuentra enseguida dentro de la misma montaña la casa de Manuel de Falla, aquélla que el gran músico abandonó una noche de improviso en medio de la guerra civil española, luego de que Federico fuera fusilado, para no convertirse en la próxima víctima del facismo. Partió de allí, y halló su sitio de descanso en la plácida ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba, Argentina.  0oooooooooooo0      "SIN REMORDIMIENTOS ¡TODOS A GRANADA!... 1992"  0oooooooooooo0
BELLA BOHEMIA...............................Como muchos teatros antiguos, de modelo europeo, nuestro teatro corrdobés "Rivera Indarte" posee en el piso superior una serie de departamentos luminosos, completos, muy espaciosos, cocina amplia, salas de ensayo, donde antaño se alojaban las compañías operísticas. Una posada para artistas invitados.Fue el Rivera un teatro construido a todo lujo dedicado a la Opera, de modo que sus características responden más a ella que al Ballet (actividad que se desarrolla más ahora). Y esas elevadas salas del último piso estaban destinadas a los gorjeos de ensayo de las "primas donnas". Mientras que la escuela de ballet tiene su lugar propio en los pisos bajos, dado que nadie se queja con ella de "ruidos molestos".En aquellos años de su inauguración hacia la antepenúltima década del Siglo XIX, no había aún servicio de hotelería en la ciudad argentina de Córdoba (puramente universitaria en ese tiempo) por lo cual se proyectaron esas amplias dependencias para recibir allí, compañías teatrales. O era un hábito muy europeo. Lo cierto es que nuestra posada del piso último en el Teatro Rivera Indarte, ha alojado a toda clase de huéspedes durante el reciente Siglo XX, menos a compañías teatrales.Cuando yo la conocí por dentro -admirando su silencio en medio de la urbe que la rodea- se hospedaba en ella mi hermano indio, mi amigo del alma, Romilio Riberos. Un poeta indio. Romilio tenía allí su atelier, sus libros, sus sueños, su escritorio, su vanguardia, sus pensamientos, sus saraos, su vida intelectual... Y a nosotros : sus innumerables amigos de la bohemia citadina para quienes él representaba un eje de convergencia. Gozábamos allí a su lado, atraídos por su magnetismo personal, contemplando a la ciudad desde los inmensos ventanales en aquella cúpula enorme y elevada del Rivera Indarte.La condición para acceder a ella era estar bien vestido, pulcro, ya que su puerta de acceso es la misma del teatro. Para luego subir jadeante las inacabables y pesadas escaleras de mármol blanco, cuyo esfuerzo es casi andinista. Hay que ser un escalador serrano como él que procedía del propio cerro "Uritorco", con su porte alto y atlético, para lograr realizarlo sin fatiga, a zancadas, varias veces al día.Había que ingresar antes que el Rivera se cerrara de noche, ya que luego no se podía salir de allí, pues una guardia policial lo impedía. Creo que esto determinó en sus comienzos la vida noctámbula de Romilio con continuidad hasta la madrugada. Y se logró con ello, concretar la delicia intelectual de una parte viva y sonriente en ese alegre Aureum Otium, que muchos compartimos con él (sin saber que lo perderíamos de pronto y en pleno vigor juvenil). En hermosas carteras o envueltas en abrigos elegantes, escondíamos botellas de vino, empanadas, tamales, sánguches, canapés o tortas... Y llegábamos jadeantes para disfrutar allá arriba de una velada interminable hasta el amanecer. El sol visto desde sus ventanales, ocultábase mostrando el color ocre de la sierra teñida de rojo, para volver a aparecer en rosado por el lado opuesto. Isis y Neftis, las dos diosas gemelas egipcias que despiden (Neftis) y reciben (Isis) al sol, luciendo sus trajes rosados de poniente y naciente, cautivaban nuestra visión de artistas coloristas.Todo ese tiempo habíamos leído poesía, comentado ensayos literarios, analizado la tarea de artes plásticas presente y pasada, escuchado a concertistas jóvenes y noveles que aún no tenían acceso a participar en la gran sala. Y creo que en conjunto, en ese "privé" competíamos con gran éxito, con todos los eventos que acontecían abajo en el escenario.Creo que en aquellos días todos nosotros, los contertulios de Romilio, nos sentíamos verdaderos habitantes del teatro Rivera Indarte. Y debido a ello comenzamos a compartir la historia, las anécdotas y las penurias del edificio. Se apagaban las luces, se enrollaban los pesados cortinados color granate, se guardaban los telones... y nosotros descendíamos al sótano siniestro penetrando en la trastienda teatral, donde se ocultan los fantasmas míticos del Rivera.Y allí comenzaban a desfilar "ellos" ante nosotros : El caballero vestido de gala que transita siempre por el teatro vacío. O los tiesos fantasmas que asisten a las representaciones sin aplaudir, vistos desde los palcos del frente (pero cuando se accede al de ellos, ese palco está vacío). El acomodador entra disgustado a reclamarles el boleto... y por cierto, no los encuentra pues no existen. El fantasma de la escoba limpia sin cesar toda la noche y no barre nada. Figuras blancas y nocturnas, bailan en la soledad del teatro vacío, deslizándose por el escenario a obscuras... Ángeles o Demonios, visiones danzantes o duendes llegados en los vestuarios de trouppes visitantes, que han decidido quedarse para siempre, en el Rivera...................0000000000...........................................Alejandra Correas Vázquez..........................
GALAS  MILITARES  (CÓRDOBA COLONIAL).........................por Alejandra Correas Vázquez El bracero crepitaba en su incendio rojo mientras en el exterior una lluvia implacable convertía en laguna el gastado empedrado del patio. Desde la galería contemplando el cielo añil con su cortinado espumoso, acompañábamos de pie junto a él, la figura apolínea y soldadesca de Anastasio, primo de mi madre. Su recia apostura coaligaba a la intemperie, con el vigor de su estampa acordonada. Con sus botas y botoneras de capitán de milicias, con su acento a plazas fuertes y cabildos.Nos deleitaba su presencia por su prestancia, tan inusual en nuestras serranías endulcoradas. Ibamos a su lado, de un extremo a otro de la galería y nos deteníamos junto a él, en la misma pose, tratando de captar su altivez guerrera con la fascinación de todo lo que es distinto a lo habitual. En la mente infantil que vive en busca de exotismos. En una mente como la tuya, y en la mías que era tu gemela y lo sería por mucho tiempo todavía.  Anastasio contemplaba el abismo lluvioso con deleite y aspirando el aroma de tierra empapada. Para nosotros que era desde siempre, el perfume casi cotidiano en el cual nos habíamos acunado, su descubrimiento nuevo, novedoso y que anudaba climatizaciones desconocidas, provenientes de un mundo que sólo él comprendía, el pecho henchido de aire captando energías indispensables, estaba cargado de maravillas.    No teniendo otros subordinados mejores que nosotros, en aquellas temporadas de sosiego en nuestra Merced, donde él veraneaba, nos hacíamos eco de sus órdenes con la premura más eficiente. Lo que desconcertaba la sorpresa de Tobías.  Su voz cargada de exigencia nos enviaba en busca de objetos insólitos. Su pipa o su mate amargo y frío, que olvidaba en cualquier lugar. Nos imponía marchas y retrocesos. Saludos y paradas. Su juego incansable que nosotros tomábamos como la más seria de nuestras disciplinas, tal vez la única, Esto asombraba a su ya crecida hija Sonia, y a la muy indiferente tía Irma a quien intentaba conquistar siendo ambos viudos, por cuya razón gozábamos los niños de la presencia de Anastasio en nuestra casa.  Cuando el tiempo lo perdió de vista y sus visitas concluyeron por ser escasas, al verse rechazado por tía Irma, su imagen patricial más que patriarcal, fundióse en mí dentro de una profunda ternura.   Su voz estentórea que sacudía la atmósfera casera con una vibración segura y sin violencia, con aumento de caudal por lo cual todos parecíamos haber sido sordos, era a un mismo tiempo de una profunda cordialidad e inmenso cariño. Simple en sus actitudes humanas, complejo en sus presentaciones, con una niñez eterna dentro de sí y acompañado de una severidad exterior, alegró el alma de la Merced haciéndose asequible y querible por todos.  No estaba acostumbrado a aceptar ideas de nadie, ni aún admitía las de nuestro padre. Tampoco esperó convencernos de nada. Criticaba o discutía sin aguardar razones. Había que obedecer lo que era regla por estilo, por consecuencia, por la regla misma. Su convicción no era a favor de él sino de la ordenanza, fuese cívica, religiosa, guerrera, casuística.   Mancomunado con esta disponibilidad a todo lo establecido, era sorprendente ver su originalidad creadora, y la forma que la unía a las reglas.   No entraba en diálogo alguno, y se hizo célebre por la frase con que lo definíamos: "Son cosas de Anastasio". Obra de fantasía o de obediencia. Lo establecido por Anastasio era de él, o para él. Nunca lo consideramos apropiado para nosotros, ni él tampoco esperó que lo fuera.   Su especial diferencia que radicaba en su condición de guerrero y cabildante, de hombre de plazas fuertes, se consideraba de otra especie, si no hubiera nacido dentro del mismo Virreinato. No teníamos tampoco para él las misma obligaciones suyas. No podíamos por tanto participar de sus reglas y ser parte de ellas. Y en esta compleja concordancia radicaba su actitud tolerante con nosotros y con todos, que fue incluso, mayor que la nuestra con él.  Su cariño me conmovía. Gustaba a la mañana muy temprano, en cama todavía y mate en mano, siendo yo pequeña, hacerme traer junto a él para escuchar mi torpeza de lengua. Mi acento, en exceso serrano con atisbos a Ramona y giros dialectales ya en desuso (que conserva el mundo criollo desde los primeros días de las fundaciones cuando llegó el castellano por estos lares) se convirtieron en su encanto.  Cuando el tiempo lo alejó por su nuevo matrimonio de nuestra Merced, su casa de Córdoba estuvo abierta para nosotros, llegados a la adolescencia. Irma ya no nos acompañaba, pues aquella esperanza de reunirlos se había esfumado para siempre. Pero su sentimiento claro se transformó en una hospitalidad ostentosa.   Su vozarrón era el mismo, sus quejas iguales, atemorizaba con sus caprichos pues estaba más adulto, y al recibirnos parecía incluso disgustado con nosotros. Casi maniáticamente nos recibía con toda clase de reproches y quejas incomprensibles por ideas que no calculábamos.  Se mantenía espléndido y a los ochenta años, era atlético y erguido, musculoso y hacía diariamente flexiones. Su  esposa llamábame en un aparte diciéndome: "Llévale este mate que él siempre aguarda a que tú se lo alcances. Eso lo pone contento al verte." Y yo entraba a su habitación con mi nueva pollera adornada de puntillas, muy distinta a mi antigua indumentaria infantil. Pero Anastasio no prestaba en absoluto atención a ella, tratándome como si el tiempo no hubiera pasado para mí, porque nunca pasó para él.  Fue un hombre eminentemente de a caballo y los más ariscos potros fueron su delicia. Nos enseñó a admirarlos por su fuerza o su elegancia. Como parte de su oficio eran para él un culto más que una necesidad. Su rusticidad doméstica se volvía entre ellos una corografía de armonías exquisitas, que desfilaban ante nuestra vista en apoteosis danzante, con resabios de ballet.   Entre sus facetas de refinamiento también destacábase su amor a la lectura, y aunque Don Dionisio no le atribuía erudición, tenía que aceptar que era una personalidad inquieta e ilustrada.   Se despidió de una exótica manera de mí. Durante tu ausencia en Charcas llegó en verano a la Merced, sorprendiéndonos, puesto que ya nos había desacostumbrado a sus visitas. Se fue casi de inmediato diciéndome que se iba feliz, por verme tan crecida y tan bien ambientada.   Yo acostumbraba a verlo cuando tú eras un niño todavía, y te habías convertido en su asistente y su mejor soldado. Anastasio se colocaba sentado a los pies de tu cama, viéndote dormir la siesta, agotado, después de cabalgar toda la mañana con él. No habiendo tenido un hijo varón te tomaba como tal contemplándote allí dormido, diciéndonos cuán lindo eras con tu gracia infantil, admirando tu belleza en crecimiento. Satisfecho de tu adhesión a él y feliz de la fascinación que él te producía, llamándote con ternura cálida y casi ingenua: "Mi Pichón"  Luego de esa última visita, meses después, a medianoche mi cama comenzó a moverse en forma extraña. Y sentí en la obscuridad que alguien se sentaba a los pies de ella. ¡Grité! ...preguntando quién era... "¡Hay alguien sentado a los pies de mi cama!".  Micaela llegó hasta mí con una vela encendida, para ver lo que acontecía. Nadie había allí. Yo estaba sola en mi habitación. Tobías recorrió el patio con una lámpara en la mano, pero no halló a ningún intruso.  Fue su despedida. Lo supe cuando días después el Chasqui trajo la mala noticia, y el suceso de su partida final había ocurrido aquella noche a la misma hora. Comprendí entonces, que en ese momento Anastasio me contemplaba, como contemplándonos a los dos, en una exótica síntesis.  En aquellos momentos, me dijiste a tu regreso del Alto Perú, recorrías de noche las calles empedradas y ornamentadas con faroles en Chuquisaca, cuando volviste tu rostro con la impresión de que alguien caminaba contigo. Muy cerca tuyo. Ambrosio que te acompañaba se asombró de tu sensación, sin encontrar ambos respuesta alguna. Hasta tu regreso a la Merced, donde comprendiste la razón de aquella compañía invisible, en una calle vacía..........00000000...........        
LA  CONSTANCIA  DE  CONSTANZA.................................... (SEGUNDA  PARTE)9 - CIUDAD  MONASTERIO...................................Cuando el alba despuntó y el escenario abierto de la Sierra Grande comenzaba a lucir sus formas ondulantes -donde el firmamento se recorta alejándose en profundidad- Don Lucas golpeó sus botas contra el adoquín del patio. Atrás de una reja, Cuca, con intuición maternal lo observaba temerosa. Hacía mucho que ambos estaban disgustados y poco trato mantenían.Hallábase trajeado Don Lucas Vázquez de Acosta con sus mejores galas de Indiano. El carruaje lustroso estaba presto a su lado. Cuca pudo ver a Serafín erguido sobre el pescante con una librea impecable, lo que era orgullo para el coqueto mulatillo. De pie sobre el suelo adoquinado Nicandro, el mayordomo, sostenía con sus negras manos un abultado llavero y eligiendo una gruesa llave abrió la enorme verja rechinante del portal, que sus músculos movieron con la facilidad de una rama tierna. Colocado el candado nuevamente, el mulatón regresó al interior de la casona, luego de desearles un feliz viaje. La polvareda que produjo el carruaje al partir en aquellos días resecos, alejó a los viajeros de la vista de todos. El gallo cantó. Los venteveos cruzaron el cielo con sus trinos. La naturaleza de Punilla iniciaba una nueva jornada, reclamando la lluvia que tardaba en llegar. Cuca apartóse de la reja y retornó junto a Constanza, despertándola con un mate espumoso aromado con hierbabuena.-"El sol será espantoso, mi niña. No quiero verte al aire y que pierdas tu color de perla"- díjole su niñera. ...............ooooooooooo...............El carruaje descendía por las quebradas y avanzaba sobre los valles llevando a Don Lucas ensimismado. Serafín bajaba. Abría tranqueras. Cruzaba arroyuelos. Perdíanse a la distancia los montes más altos. Las estribaciones ondulantes y leves los acercaban cada vez más, a medida que corrieran las horas e iba extinguiéndose el día, a la apacible ciudad de los Jesuitas.Poco esperaba divertirse allí el mulatillo y no iba con gusto. La ciudad universitaria de Córdoba no era para él, para su indisciplina. Como tampoco había sido para Rosendo, poco dúctil para los estudios formales. Pero sería recompensado con creces por Don Lucas, siempre generoso con él, con buenas chirolas de plata que él  jugaría a la taba con la peonada. Después de todo, pensaba el encomendero, nunca encontró para aquel vaguillo otra tarea mejor que arriba del pescante.Pasaron la noche en una Posta cercana a la ciudad, donde se les sirvió amablemente con una suculenta comida criolla. Empanadas picantes. Locro. Sancocho. Y finalmente un buen vino patero que Don Lucas rebajó con mucho agua para Serafín, dada su edad, mientras él lo bebía puro. Los guitarreros de una caravana organizaban en el patio de tierra una alegre payada. La luna llena brillaba iluminando a todos, mostrando ya la medianoche. Entonces dispuso el encomendero retirarse junto con su cocherito a una habitación-rancho dispuesta para él y bien aseada. Una cama de paja con un cobertor de poncho estaba dispuesto en ella, y en el suelo una estera con cuero de vizcacha para Serafín. Ambos estaban desvelados por razones distintas. Serafín quería continuar en la guitarreada y trató de arrastrarse desde la estera hasta la puerta, cubierta sólo por una lona, para huir hacia el patio donde los caravaneros cantaban en ruidosa algarabía. Pero era descubierto inevitablemente por Don Lucas, cuyo entresueño impedía su fuga. Pues no podría servirle a la mañana siguiente su cocherito, si pasaba esa noche sin descanso.El amanecer los halló finalmente dormidos. Por la ventana sin vidrios penetró el sol matinal iluminando sus rostros con chispazos imprudentes de luz. La Posta ya estaba vacía. La caravana de la noche anterior había partido al alba con todas sus carretas rumbo al Alto Perú. En poco tiempo, también ellos reemprendieron el camino.Avanzaban ahora por tierras casi planas. Pasado el mediodía el sol llegaría a su zenit y comenzaba otra vez a declinar. Cuando hubo llegado el momento, Don Lucas apeóse de carruaje. Contempló en aquel lugar el inmenso panorama de la sierra que había dejado a sus espaldas, ordenando a Serafín entrar en la ciudad monasterio de Córdoba del Tucumán, con todo respeto y a paso lento.  Los muros de piedra los saludaron. El Calicanto asombróse ante la presencia de los forasteros. El aura mistérica de todo el ambiente conventual cautivó sus imágenes y las calles empedradas hicieron erizar el maderámen del carruaje. La pétrea arquitectura los sobrecogió con su esplendor severo, donde todas las voces humanas parecieran apenas susurros distantes. El vehículo de Don Lucas avanzaba con lentitud como intentando no ser percibido, para no alterar el compás de aquel escenario. Habíanse ambos viajeros acostumbrado a él, cuando una agrupación de estudiantes en toga les salió al encuentro, en forma casual. Y en ese momento sus rostros juveniles y sonrientes detuviéronse frente al carruaje intrigados con su presencia. Pero un preceptor Jesuita, de rostro pálido y rubio que denotaba su origen flamenco llegado de Lovaina, ordenó a sus discípulos continuar el camino que llevaban.Finalmente, con el sol agonizante y suave del atardecer citadino, iban a detenerse. Los viajeros se encontraban por fin a las puertas de un convento, motivo de aquel viaje. Don Lucas descendió en el sitio, acomodando sus botas sacudióles el polvo del camino, y llenando su amplio pecho de aire alzó el rostro para contemplar el cielo todavía claro. Irguióse entonces altivo admirando esas cúpulas elegantes de las iglesias cordobesas que lo entornaban. Luego de corregir su vestimenta, sintiéndose seguro de hallarse luciendo un traje formal, puso su mano enguantada sobre la aldaba del portal golpeándola con fuerza.10 - AMOR  SAGRADO............................-"¿Sor Ifigenia?"- preguntó Don Lucas a la portera mestizaHiciéronlo pasar a la sala de recibo, de gran elegancia y sobriedad, que él conocía muy bien. Poco tiempo después apareció la religiosa en cuya búsqueda venía, luego de ese largo y solitario trayecto desde la Merced. La mirada aguda de Sor Ifigenia encontró los ojos de Don Lucas, y lo tranquilizó con su suave sonrisa. Se hallaban uno frente al otro como antes, como siempre desde la infancia, dentro de esa misma emoción grata e íntegra, con la cual habíanse acompañado tantos años a pesar de los hábitos y votos perpetuos de ella.-"Te esperaba, querido primo, supe de tus diligencias pues Constancita me ha escrito"- díjole ella para calmarlo-"Ella siempre recurrirá a ti, tanto como yo".El sintió frente a Ifigenia la nostalgia del pasado. El tiempo detenido en todos los rincones de aquella sala de pálido carmesí, conservado como una estampa en su memoria, y que contemplara por primera vez el día en que vino a despedirse de su prima, cuando ella lo abandonaba para siempre al convertirse en una esposa de Cristo... Y se conmovía ahora como entonces, como antaño, como si aquel día lejano fuese éste del presente. Y el espléndido varón maduro de cuarentinueve años que era Don Lucas, volvió a extasiarse ante la belleza intraspasable de Ifigenia. Una hermosura donde el hábito y su tipo de vida, manteníanla perenne e intacta. Su rostro cautivante, enmarcado por esa cofia que lo resaltaba, delineando aún mas sus finas facciones -advirtió él en ese momento- era similar al de Constanza. Comprendiendo de repente las angustias vividas por Don Fernán, su favorito ¡El hijo que le llegara de improviso traído por los hados del destino y a quien no deseaba perder!-"Vengo por Constanza... No quiero que sea solamente su obediencia a mí la que se imponga en ella, con su boda, y que yo pierda su cariño. Me conoces mejor de lo que yo creo conocerme".-"Te esperaba".-"Vine a verte antes de mi matrimonio con la madre de Constanza. Vine a verte luego en mi viudez. Vine a verte a mi regreso de Lima, desposado con Leoncia. Y vengo a verte ahora en esta incertidumbre".-"Todo ello me alegra, nunca he deseado perder a mi familia".-"Siempre quedé confundido lejos tuyo, Ifigenia, eras más fuerte y más clara que yo. Sigues siéndolo".Don Lucas se detuvo contemplándola. Su mirada recorrió aquella sala que era un hito confuso en sus sentimientos. La separación abrupta de la infancia. La pérdida del amor inicial.-"Me acobarda el recuerdo de Rosendo y por ello vengo en busca de tu consulta. No quiero que sea el de ellos, estos dos niños que crecieron juntos como nosotros, mi propio destino en repetición -expresó él luego de una pausa prolongada- Sin embargo, memorizo bien, yo me manifestaba en forma distinta y recibía de tu lado una emoción diferente. Había idilio."-"No lo hemos dudado ninguno de los dos". -"En Constanza y Rosendo sólo hubo juegos infantiles, tal cual si fueran hermanos gemelos".-"Lo mismo creo yo. Comenzaron a hablar y caminar como dos hermanos que hubiesen nacido al mismo tiempo. Nosotros fuimos diferentes a ellos"- confirmóle Ifigenia-"Y luego ...¡Me sorprendiste!... cautivándome de otra manera".-"Supe explicártelo".-"Para mí fue una despedida desconcertante. Era al regreso de mi primer viaje al Alto Perú... cuando ya no te hallé en la Merced de nuestro abuelo"- insistió Don Lucas-"Supe señalarte mis razones en aquel tiempo. A mí me conmueve y atrae la vida en esta ciudad del río Suquía. Su atmósfera. Sus propósitos. Su alma habíase transformado en la mía propia. Aquí en la biblioteca del Convento enseño a las niñas párvulas, que como yo antes, son traídas pequeñas por sus padres a recibir las letras. Toco el armonio y dirijo el coro, buscando las mejores voces. Con mis pinceles ilumino estampas pintando las páginas de los libros ...No... No era yo la mujer que pudiera vivir acechando el regreso de las caravanas en una Merced. Ponerme al frente de la peonada en tu ausencia. Departir intereses de producción ganadera con el capataz... No era lo mío".-"Siempre has sido muy firme, por ello vengo en tu busca tras cada decisión de la vida que yo debo asumir"- confirmóle él-"Pero tuviste esposas admirables, primo mío, que coronaron tu esfuerzo en la Merced. Cada una de ellas compartió tu vida con todas sus vicisitudes, como ésta presente"- le observó Sor Ifigenia-"Sí, debo reconocerlo, y tus palabras me alientan a ello. Pero ahora es mi hija quien me importa sobremanera. Vine a hablarte de Constanza. Parto hacia el Alto Perú con mi caravana llevando todos los productos de la Merced, y quiero dejarla en tu guarda por algún tiempo".-"La esperaré gozosa. Constancita siempre ha sido nuestro lazo de unión. La mejor manera de mantenernos cerca de pesar de la distancia".-"Con esfuerzo ...muchísimo esfuerzo... la separaré momentáneamente de Cuca - explicóle su primo- Constanza vendrá acá sin su niñera. No puedo dejar a Leoncia enfrentada a ellas dos en mi ausencia, porque ya están empezando a desmoralizarla estas emociones. Es la madre de los dos muchachos".-"¿Has pensado bien en tu elección matrimonial para ella?"-"Sí, y no hallo dudas, ni aún mismo de parte de Constanza, pues sus coqueterías con Fernán me dan apoyo a ello. Nunca antes mi hija había sido coqueta con un mozo visitante. No lo era con Rosendo, ni aún mismo con los compañeros de estudios de él, cuando pasaron temporadas en la Merced. Su actitud caprichosa con Fernán es un típico deleite por gustar, se halla presente ese imponderable femenino".-"La recibiré gustosa"- díjole por último Sor Ifigenia12 - EL  SAGRARIO.......................Volvió a alejarse de aquella sala con el dolor de antaño. El rostro fascinante de su prima Ifigenia quedó una vez más detrás del suyo, como había quedado el de Constanza atrás del de Rosendo. Siguió pensando, cuando cerraron a sus espaldas la gran puerta de madera labrada del convento, si acaso las circunstancias de ellos no eran repetitivas con la suya, y acaso estaba por cometer un error. Pero él las consideraba distintas.Supo ver a esos dos niños que crecieran en la Merced y que mimó Cuca, como a gemelos jugando aún en plena adolescencia igual a infantes. Montando a caballo en pelo. Corriendo por las aguas del arroyo. Saltado piedras. Ellos no se contemplaron nunca de otra manera y permanecieron en esa existencia sin edad, sin sentir el transcurso del tiempo, hasta el momento de recibir la carta lacrada de Don Fernán reclamando por su hermano menor Rosendo. Aquello fue el despertar, no sólo el de estos adolescentes inmaduros, sino también el de toda la familia.Por eso encontraba una honda diferencia entre ellos y su fascinación por su prima Ifigenia. Habíanse conocido ya adolescentes. Era la suya una fuerza emotiva a la cual sus dos matrimonios con conflictos domésticos ineludibles siempre, o sus aventuras amorosas de viajero por el Alto Perú, fugaces y transitorias, volvían más poderosa, más resistente al tiempo. Ella era aún su amor inalcanzable, y por ello mismo habíase transformado para él, en una pasión pura.Don Lucas fue dejando la ciudad monasterio casi sin advertirlo. Los forasteros pernoctaban en ella sólo con una invitación especial. El carruaje lo llevaba de vuelta a la Merced, más ensimismado aún que en la partida, y conmovido en su savia íntima, con la misma sensación del hombre que se retira de una alcoba femenina. Pero cohibido siempre, todas las veces, porque es mágica e intocable. Su sagrario personal. Su consuelo en los días de dudas ...como éste.Serafín nuevamente arriba del pescante giraba la cabeza para observarlo, pero su contagiosa sonrisa no encontró eco alguno. Enemigo del silencio, el mulatillo buscó toda forma de comunicación, sin hallarla. Consternado ante aquel mutismo que dominaba a Don Lucas, callado en exceso, hizo rechinar con angustia sus dientes perlados. Pero el encomendero llevóse la mano a los labios indicándole silencio en aquel lugar, y el cocherito comprobó entonces, mientras azuzaba los caballos cuyas huellas volvían ahora la espalda a la pétrea ciudad de los Jesuitas, que su mágica atmósfera comenzaba a abandonarlos. Alejábanse hora a hora de su misterio insondable, como de un tenue manto del cual se despojaran.La noche caía. Intensa. Obscura. Como un páramo...13 - DUDAS................Don Fernán recibió a los viajeros con gran entusiasmo. Su ausencia en aquel par de días había sido para el joven, algo pesadamente angustiante, produciéndole una sensación desconocida, al faltarle allí el apoyo del encomendero de la Merced. Inclusive el capataz criollo, los peones gauchos y los mulatos angola, hiciéronle ver su lugar de extranjero. Era como si el Tucumán completo se revelase contra él.Constanza y Cuca lograron aprisionarlo en sus desdenes. Su madre, Doña Leoncia, melancólica, comenzaba a hablar continuamente de Rosendo y a reclamarle por él. Fernán hallábase acorralado y sin Don Lucas habíase sentido como un cuis de los campos, perseguido sin tregua. Ante todas estas actitudes que afloraron de golpe una vez que el padre de Constanza se ausentara, toda su apostura de doncel victorioso estaba en decadencia. Tenía finalmente temor... un extraño temor a Constanza.Dudaba ahora de sus recuerdos galantes y su arrogancia anterior parecíale en este momento un invento de su imaginación. Sin duda no era él como antes había creído, de ninguna manera, el hermoso galancete que la familia Díaz de Urquizu presentara al Virrey de Lima, recomendándolo mediante una esquela con sellos de ultramar. Don Fernán empezaba a dudar se sus fastos de Manila, y sus propios negocios en el puerto de Arica, adonde arribaban sus sedas orientales ...podían ser falsos.14 - DECISIONES.......................Don Lucas lo escuchó. Lo observó. No le contestó. El estaba previendo esa reacción, más tarde o más temprano. Pues tratábase de un joven a quien la vida le ofreciera: orfandad, responsabilidad, esfuerzo, dedicación, éxitos comerciales, gran vida social... pero ninguna traba en su camino. Ninguna dificultad a sus proyectos. Y ahora vino a encontrar en el alejado Tucumán, luego de atravesar el océano Pacífico y la Salina Grande, en esa Merced Vázquez de Acosta la más persistente, cerrada y fuerte dificultad que pudo haber hallado entre todas. Cual era la... "Constancia de Constanza". Constanza hacía gala de una constancia auténtica. Imprimía su sello peculiar generando énfasis y oponiendo distancias. Ella tenía su fuerza arraigada en la energía del monte natal que la rodeaba. En la vigorosa Pachamama de la sierra que torna autónomos a sus habitantes. Sentíase poderosa ante Don Fernán, porque allí estaban sus genios, aquéllos que la acunaran en un sello de calma y aislamiento, como también de autoridad sobre las propias ideas. Con la independencia que crea la quietud. El vacío humano de las quebradas. El dominio del bosque inexpugnable. El respeto de los pumas por el habitante conocido. Ella sentíase independiente de sentimientos, porque era parte de ese entorno.Mientras que él, Don Fernán, tan brillante y mundano, era un recién llegado. Había abierto con su arribo un porvenir inmenso a la Merced de Don Lucas, y sin embargo ahora en este momento, era tan sólo un timorato doncel enamorado que dudaba de sí mismo.-"En el Mercado de Charcas compraremos el ajuar de novia"- díjole en forma cortante Don Lucas asumiendo su decisiónDon Fernán se estremeció. Quería en ese momento, desesperadamente, que Constanza no escuchara las palabras de su padre. Que no las conociese. Se lo rogó.-"No es necesario. Ya lo he decidido. Está prevista la boda y ella, puedes bien ver, comparte todos sus preparativos con la coquetería de una niña mimada y consentida. Exige y elige ornatos para su gran boda, pues está segura de ella y se la imagina como una fiesta hermosa. Por eso actúa así, porque quiere para ese día aquí a Rosendo, jugando con ella. Pero aún no es conveniente su retorno"- le contestó el encomendero para calmarlo-"No puedo complacerla de inmediato, pues el viaje a Filipinas dura largo tiempo, y cuando Rosendo regrese yo deberé partir para allá a mi vez. Nuestra empresa no puede quedar sin dirección"- respondióle Fernán-"Mejor así. En estas tierras se dice: El ojo del amo engorda el ganado. Ella nos reprocha su ausencia, pero  las cartas felices que llegan de Rosendo encantado de su nueva vida allá en Filipinas, hablan de un cambio favorable para él. Pero la vuelven más caprichosa a ella, porque considera que Manila se lo ha robado y nosotros somos los culpables de haberlo enviado hacia allá. Rosendo es su juguete. Un juguete propio. Constanza está evitando asumir su cambio de edad. Para eso aguarda a Rosendo y no por otro motivo".-"¿Podremos lograr este cambio en ella?- preguntó dudoso Don Fernán-"La boda lo logrará, por su propio hechizo en el imponderable femenino. Será una bella boda y ella cambiará. Yo también lo necesito, pues Constanza debe ocupar el lugar que le corresponde al lado mío, como mi heredera".-"Me esforzaré en lograrlo".-"Estoy seguro de ello. En una Merced es imposible eludir la responsabilidad que corresponde a cada uno. Todos la tenemos. Ella no puede permanecer más jugando indefinidamente, inconsciente se ser la dama sucesora de esta heredad. Los encomenderos del Tucumán hemos luchado por preservar los derechos para nuestros descendientes, haciendo valer la importancia de nuestro servicio al Virreinato del Perú ... ¡Y lo hemos logrado!"-"Constanza parece no desear ese privilegio".-"¡Mi hija no puede continuar reclamando sus juegos como si el sol se hubiese detenido sobre la sierra! Pues la vida continúa, cambia, gira y seguirá girando siempre aunque ella se oponga. Constanza aún no ha comenzado a vivir y palpitar como mujer, por eso pretende seguir jugando... ¡Pero no ha visto todavía a Don Fernán!"-  expresó exaltado Don Lucas-"Ya lo voy comprendiendo, pues me hallaba frente a ella algo confuso. Mi madre, Doña Leoncia, también será feliz con nuestra unión"- pensó en voz alta Fernán-"Constanza pasará algunos meses junto a mi prima Sor Ifigenia, alejada de este ámbito que la mantiene sumergida en la añoranza de ella misma. Nosotros iremos al Alto Perú donde están mis negocios. Chuquisaca te conmoverá con su elegancia. Charcas te otorgará avales comerciales de gran valía. Potosí te embriagará con sus grandes saraos. Allí verás y podrás comprobar si eres o no, el galán cautivante de Manila"- concluyó Don Lucas tranquilizándolo15 - VIAJEROS....................De inmediato se prepararon dos carruajes y tres arcones con ropas. Un coche grande y otro más pequeño, bien acomodados por el mulatón Nicandro, como mayordomo orgulloso de su eficiencia. Mientras que la caravana de carretas cargada con productos fue alistada por el criollo Eufrasio, capataz de la Merced. Todo el grupo de viajeros estaba presto desde el alba. En el carruaje grande viajarían Don Lucas y Don Fernán rumbo al norte. Mientras que en el pequeño iba Constanza acompañada por Doña Leoncia, quien habría de dejarla en las puertas del convento junto a Sor Ifigenia, y luego retornaría a la Merced. No hubo réplica por parte de Cuca, pues comprendía la mulata que era preferible callar cuando el rostro de Don Lucas tenía una expresión demasiado dura. Don Fernán se acercó al coche de la niña preguntándole:-"¿Qué exiges de mí?".-"El regreso de Rosendo"- contestóle la jovencita mirándolo a los ojosConstanza no pediría nada más. Mantenía su vista altiva en esa despedida, enfrentándolo y abriendo sus verdes pupilas. La cascada castaña de sus cabellos en forma de bucles, le daba un señorío melancólico. Su piel palidísima  y brillante por el contraluz del amanecer, adquiría un matiz nacarado. Luego, sonriendo en forma juguetona le mostró la variedad de colores en el dibujo de su bordado, que llevaba en la falda para concluirlo de hacer junto a su tía Ifigenia. -"Cuando lo termine llamaré a todas las catitas verdes para que hagan su nido entre estas flores"- díjole ella riendo con fuerza Pero él no supo en ese momento, como no supiera antes, hallar un lugar dentro de aquel juego inacabable de la niña deseosa siempre de permanecer allí. Para Fernán que había abandonado tan pronto, tan prematuramente la infancia, al abocarse a su mayorazgo dirigido por su ayo filipino en una firme disciplina oriental, y vigilado por su familia apenas huérfano. Lejos de su madre y de su hermano, a una edad muy fresca, todo era demasiado nuevo. Y encontrábase ahora frente a Constanza como ante un mundo de ilusiones interiores, desconocidas totalmente para él.  Y él como joven de Manila, de Lima, de Arica, que recorríalas con la facilidad de un tuco en la noche, no hallaba el elemento vital que pudiese cautivarla. Porque era ya un joven maduro y poco, muy poco, recordaba de sus juegos. Doña Leoncia no evidenciaba la tristeza de otras despedidas. Aquella tregua podría servir también, para aclarar sus emociones de madre que injustamente habían sido conmovidas desde afuera de ella. El amanecer se llevó todas las dudas, y el sol halló a los viajeros ya lejos de la Merced, limpiando toda la serranía de los conflictos domésticos que habíanla perturbado, para devolver al escenario de Punilla su hermosa atmósfera. ...................OOOOOOOOOOOO..................
CRUZ  DEL  SUR----------------(Estampa Colonial)1 - PERSONAJESEran la india y el conquistador. La raza vencida y la raza triunfante. Ella era una Ñusta, princesa inca, y el un capitán español, soldado de armas de Carlos V. Aquel era el Perú del siglo XVI.  Pero ambos eran una mujer y un hombre, al fin de cuentas como todos los otros que deambulaban en forma incierta, en esa tierra antigua del Tiwantisuyo que ahora pertenecía a la corona imperial de los Habsburgos. Un escenario pródigo a veces y mezquino en otras ocasiones. Ella llamábase Auca y él Don Alvaro. Y ahora habíanse encontrado en la mitad de sus vidas, en ese escenario dramatizado pero que comenzaba a serenar sus angustias una vez creado el virreinato, con nuevos proyectos a futuro... Con sus hijos semi-adolescentes  y con ansias de Hogar. El, en su viudez aventurera de guerras y fatigas, con un Perú recién conquistado y una dilatada Encomienda en sus manos. El capitán español transformado de este modo en Encomendero del Rey (para hacer producir esa tierra como determinaba el nuevo orden) hallábase allí acompañado por su hija Elinora, quien recientemente desembarcara para reunirse con él. Era esta doncella núbil una hermosa niña muy rubia de rostro redondo y ojos claros, a punto de despuntar como pequeña dama. Necesitaba una madre para ella, una educadora que le enseñara finezas, y también una gran dama que ocupase el cargo de ama en su Encomienda. Nada mejor para todo ello que una princesa inca, una Ñusta.Ella, de nombre Auca y princesa del incario era por tanto una Ñusta. De frente muy alta y nariz afilada, piel clara y cabellera castaña, con un cuerpo espigado como eran todos en la familia reinante de Pachacutec, el anciano inca que supo la llegada de los visitantes europeos, creyéndolos dioses. Dejó dos hijos Huáscar y Atahuallpa, quienes enfrentados al conquistador perdieron sus vidas y el Imperio del Sol. Auca tenía un hijo llamado Inta, cuyo padre fuera un altivo príncipe bravío y exterminado, un Orejón. Pues tal era el nombre que llevaban los nobles incaicos. Ella la india, la quichua, la Ñusta, traía el cansancio y el dolor de su raza. La sed de amparo del vencido, del esposo perdido, de la patria extinguida. Don Alvaro la tomó con la exigencia propia del conquistador. Con el derecho de ley que le asignaba un poder político en tales circunstancias, transformando a la Ñusta vencida, en Doña Auca. Y la Encomienda era tierra... Tierra con hombres de labor que él no había tenido en España. Don Alvaro tenía origen labrador, pues los mejores soldados y guerreros proceden de ese origen. Tal como Macedonia fue una nación de agricultores que llevaron adelante los proyectos bélicos de Filipo. El incaísmo fue también una nación de labradores, con métodos muy sofisticados que hicieron fructificar las Encomiendas del Perú rápidamente.Y ambos se fueron a dejar en el valle la otra mitad de sus vidas.  2 - EL  HIJO Inta crecía fuerte y orgulloso. Siendo un preadolescente aprendió con rapidez la lengua de Castilla. Gustaba ver despejar el monte de churquizales poniendo también él manos a la obra. Y lo hacía con desesperación, como si participara de una batalla vengadora. Pero luego se lo veía feliz al contemplar su florecimiento.No era comunicativo con su padrastro, sin embargo lo secundaba entusiasmado en la dirección de aquella heredad que había dejado de ser la tierra del imperio del Sol, para convertirse en el imperio donde no se ponía el Sol. Pedía continuamente sus consejos, pues reconocía que el antiguo agricultor español, a pesar de sus años de milicia, conservaba vivos sus conocimientos del viejo oficio. Una armonía sin contrastes, dentro de habitantes de por sí contrastados, cobijaba a todos ellos envolviéndolos, de una jornada a la otra, de un atardecer al siguiente.¡Hasta un día! ...El día en que Inta de regreso del Cuzco cabalgando en su brioso caballo blanco,  halló al desmontar en la casa grande de la Encomienda a una joven de sangre mestiza, quien hallábase allí de visita junto a sus padres... Su nombre era Dolores... de abundante cabellera negra y lacia, tez clara y ojos azules muy rasgados, que mostraban la evidencia de un cruce racial. Ella era hija de otro conquistador del Perú con una Virgen del Sol, esas damas célebres por su belleza en la corte del Inca. Y él quedó prendado de Dolores. El matrimonio de los jóvenes se celebró con una gran fiesta campestre. Inta ya había crecido en forma suficiente transformándose en un joven alto y esbelto como fuera su padre, pero su madre no lo había advertido hasta entonces. El acontecimiento no perturbó en apariencias la vida cotidiana. Nada faltaba. Inta trabajaba con más entusiasmo que antes, era riguroso en sus tareas de administrador y superó sus esfuerzos cuando a la joven pareja les nació un niño, al que dieron el nombre de Jerónimo.El valle despejado de monte y florecido de cultivos fue viendo crecer al pequeñuelo robusto y hermoso. Tenía la gracia de los bebitos que abren los ojos mirando la naturaleza, y sonríen con su primer diente ante una variedad de rostros, diversos como en este caso. Y hasta el impulsivo Don Alvaro, tajante en su maneras y con hábitos aún no olvidados de conquista militar, pareció renovarse con la presencia del niño. El señor encomendero no llegó a gozar de su hija cuando era pequeña, porque partió para Indias, y luego al asentarse en Perú y enviar en su busca, ésta ya era una adolescente. Aquél era por tanto, la primera criatura que alzaba en sus brazos, como una experiencia totalmente nueva... ¡Y él que creía conocer todas las vicisitudes de la vida y el camino!Don Alvaro lo llevaba en brazos para hacerle respirar el aire de la mañana y reía con fuerza cuando Jerónimo tironeaba sorprendido de su tupida barba. Era digno de verlos jugar juntos en las pesadas siestas, y Doña Auca que era remolona luego del almuerzo, los espiaba desde su dormitorio que daba a la galería, viendo cómo él elegía piedrecillas del entorno para enseñarle a jugar una "payana". Todas las imágenes de ese pasado sangriento en medio del cual ella conociera a su marido, desaparecieron  de golpe con este cuadro que ahora contemplaba. El era un conquistador del Perú, y este niño el nieto de un noble incaico, un Orejón, a quien Don Alvaro consentía como si fuese su nieto propio. Era el revés de la vida. La inversa. Lo que en el Perú quedó y se arraigó en las décadas subsiguientes, cuando los conquistadores solos y sin mujeres españolas, tomaron por esposas a las desoladas damas de la nobleza incaica. Ñustas y Vírgenes del Sol, huérfanas y viudas. Pues al igual que los espartanos en las Termópilas cuando licenciaron a los soldados periecos (otra casta) que iban con ellos, se inmolaron allí por Esparta... También aquí en Perú se inmolaron sólo los Orejones, dejando un sinnúmero de dolientes damas. De estas uniones iban a nacer el inca Garcilazo de la Vega, los hijos de los Pizarros y Almagros, y muchos otros que brindaron sus apellidos a una amplia descendencia sudamericana.El niño Jerónimo había dinamizado la vida de aquel hogar. Sólo Doña Auca estaba sombría. Auca, la ñusta, la quichua, la india no hablaba. Todo lo guardaba y retenía. Manteníase distante de todas estas manifestaciones familiares que pertenecían a su progenie, de las que no participaba con el entusiasmo de los otros miembros de la casa ...Hasta un día... El día en que Inta le comunicara que partiría de allí, alejándose de aquel lugar, junto con su mujer y su pequeño hijo.Fue entonces cuando el mundo guardado en silencio por la antigua Ñusta desbordó, como una creciente devastadora, intentando cubrirlo todo.-"¡Yo soy tu madre! ¿Cómo podrás ser feliz alejándote de mí que te conozco desde niño, desde mi vientre? ¿Cómo puedes olvidar que juntos hemos pasado la miseria de la derrota? Luego fuimos rescatados juntos los dos, aquí en la Encomienda ¡Qué puede hacer ya un indio solo, suelto, en este cielo español! Aquí en cambio, gobiernas dentro de esta inmensa extensión cual si fueses el hijo varón que Don Alvaro no pudo tener".El hijo la miraba silente y de frente. Su decisión era firme pero las palabras de su madre, muy duras. Ella tomó aliento y continuó:-"¿Adónde piensas ir ahora que el dorado Imperio del Inca ya no existe?"-"Tierras hay al sur, madre mía -contestóle el muchacho- siguiendo la ruta que marcan las estrellas en cruz"Vaciló un momento mientras ambos, madre e hijo, herederos ellos de una patria perdida, mirábanse con la mudez tácita de su antigua raza. Luego el joven continuó:-"¡Voy hacia tierras indias o españolas! Bosques, valles, desiertos. Punas. Pampas. Chacos. Acabanas. Y en algunas de esas partes construiremos una casa, un rancho, un toldo, pero... ¡Nuestro! ¡Solamente nuestro! Donde nosotros seremos los incas."Y despidiéndose de esta manera partió con los suyos sin volver la cabeza hacia atrás. Auca lo llamaba desde la puerta:-"¡Vuelve! ¡Vuelve Inta!... ¡Regresa o no serás feliz! ¡Inta! ¡Inta!"Pero él montado en su espléndido y brioso caballo ricamente enjaezado, seguido de un carruaje acomodado para su mujer y su hijo, había dicho un solo adiós. Lo acompañaba una comitiva de cuatro soldados armados y montados, dispuestos por Don Alvaro para la protección de los jóvenes durante esta travesía, dirigiéndose todos ellos por el camino real, que antes fuera camino del inca, teniendo como guía a la Cruz del Sur..La madre continuó de pie en la puerta por un largo espacio de tiempo, sin apartar la mirada del horizonte vacío. Atardecer rojo, rosado, gris y al fin la noche negra... Don Alvaro, el español, el guerrero triunfante, la tomó de sus manos diciéndole:-"Es la ley de Dios, no se puede violar. Mi Dios no es español, es tuyo y mío, de Inta y del mundo entero. El ha dicho: "El hombre dejará padre y madre y se unirá a una mujer". Y esto se cumple tarde o temprano. Tu hijo parte. No podrás detenerlo, puesto que nadie me pudo detener a mí cuando me embarqué para Indias ... Mientras más intentes retenerlo, más lejos se irá de nosotros y ya no podremos jugar nuevamente con el dulce Jerónimo. Mientras más libre lo dejes ahora que ha madurado, más pronto tendremos al pequeño de visita entre nosotros. Sí. Todos estamos en este momento doloridos, pero Inta va en busca de su destino. Como yo antaño viene en busca del mío y encontré un Perú, te encontré a ti Auca, con tu dolor y tu hijo, para encariñarme con tu nieto finalmente."Auca lo miró con ese mismo silencio mediante el cual habíalo aceptado quince años antes, dentro del escenario de un Perú desolado y devastado, que había dejado de ser el imperio del Sol donde la madre y el hijo nacieran. Cuando Alvaro presentóse ante ella con su estampa varonil de hidalgo enriquecido, de feroz contrincante, y que hiciérale en medio de su dolor el honor de invitarla a ser el ama de una Encomienda.Ya no recordaba la antigua Ñusta si su unión con él, fue de atracción o de refugio. Era él al conocerlo ella, un hombre fuerte y bello, con su toque de perfil morisco y su blancura visigoda. Aquella síntesis también recién inaugurada en la península española, con la destrucción del reino musulmán por el reino cristiano, donde se fusionaron orientales con occidentales. Una síntesis que ahora se desplazaba por antiguo imperio solar del Tiwantisuyo, ofertando nuevos genes sintetizados, en un mismo ser sudamericano. El odio y el amor se amalgamaban con la frecuencia natural de la especie humana. El resentimiento y agradecimiento. La furia y la convivencia. La nostalgia doliente y el devenir próspero. Para finalmente dar a la madre tierra la esperanza de una nueva tarea con nuevas especies de hombres y mujeres, de animales, de granos, de flores, de árboles, incluso traídos de China -como el mágico Arbol del Paraíso- el conocido "paraíso" prodigador de virtudes cuando es colocado en el jardín de una casa, y que iba a crecer y extenderse a todo lo largo de estas tierras de la Cruz del Sur.-"El hijo es un don hermoso -volvió a decirle Don Alvaro- Inta es ya todo un hombre y ambos lo hemos visto madurar. Convertirse en un ciudadano de esta época. Ya no es aquel niño a medio crecer que llegó a la Encomienda. Es ahora todo un hombre. Y yo Auca ... ¿Lo soy para ti?3 - LA  HIJAElinora, la hija de Don Alvaro, se reunió con este grupo familiar siendo una pre-adolescente y no conocía casi nada de su padre. Su madre murió con su nacimiento y era una recién nacida cuando Alvaro partió para Indias, de modo que llegada al Perú se aclimató a ambos esposos como a padres completos.  La núbil doncellita dejaba transcurrir alegre y ausente los días, como si el tiempo se detuviera en ella misma. Hecho que preocupaba a Auca, consciente de su responsabilidad en educarla. Caminaba sola durante horas levantándose al alba, y recorría las adyacencias del dominio paterno haciendo que su presencia fuese como una visión refrescante, para los cobrizos hombres de labor quienes veíanla como a un hada de buenos presagios. Pero Doña Auca preocupada, encargaba a una criadita ir en su busca lo más presto posible.Su tierna candidez hallábase muy distante de los duros desencuentros ocurridos durante la conquista, y que habíanla depositado en aquellas tierras peruanas. Pasado un tiempo, como si fuera la misma niña que llegara a Indias, reía encantada con unas ranitas multicolores que ella recogía de los campos en su amplia falda, y que luego bañaba dentro de un fuentón. Elinora recibió con gran entusiasmo la llegada de Dolores a la familia. Ella no había tenido ninguna hermana y además Inta estaba siempre ocupado junto a su padre. Ambas hiciéronse muy amigas y acompañó a la futura madre en toda su preñez. Más aún acrecentó su alegría la llegada de Jerónimo, el niño de la joven pareja. Elinora tomóle un cariño especial, y a través suyo se apartó ya por completo del aislamiento casi melancólico en que hasta entonces vivía. Era como si recién entonces, acariciando al bebé, ingresara en el sentimiento de la tierra que la rodeaba.Cuando ellos partieron su tristeza fue infinita.   4 -  TIEMPOTiempo. El tiempo se escurrió entre los crepúsculos del valle. Y el tiempo borró con su distinta coloración de cielos, a la figura esbelta del jinete erguido e incásico, seguido por un carruaje acomodado para su nueva familia, y custodiado por soldados españoles. El tiempo lo borró del horizonte rojo y sólo en el recuerdo se lo podía encontrar. El tiempo también prosperó en nostalgias y el pequeño Jerónimo que todos añoraban, vino de visita. Corrió por las verdes champas de su nacimiento, como si nunca hubiese sido arrancado de ellas. Y no se quejaba Auca de la partida del hijo, y era más tierna con el pequeñuelo de lo que fuera cuando vivía allí con ella.Durante ese espacio de vida lento y transcurrido sin prisa ni temores (como es la vida en toda gran chacra de campo) donde el Virreinato del Perú prosperaba y se agigantaba cubriendo como su heredero, todos los confines del antiguo el Imperio del Inca... sucedieron cosas nuevas. Un arribo europeo notable y numeroso, de nobles "segundones" -y también bastardos ilustrados-pusieron de improviso pie en aquella tierra conquistada para Emperador Don Carlos V, colocando allí una nota distinta.    No eran los mismos de la conquista, pero sentíanse dueños de ella. Muchas veces por este motivo volcaron sus enfrentamientos con los residentes en duelos a espada, ya que los miembros de la conquista oponíanse a perder sus derechos dentro de ella. Pero la conquista había ya pasado. Ahora la corona española necesitaba otro tipo de hombres fieles, preparados y capacitados para la administración de estos inmensos territorios logrados allende los mares. Y no aventureros como los de antaño. Sus exigencias eran verbales, hecha de pergaminos, de sellos y de nombramientos reales. No de hechos vitales derivados de la fuerza. Y los antiguos conquistadores debieron callar, para acallar voces y reclamos. Se decidió que todo encomendero que se encontrase tranquilo sembrando su Encomienda, podía contar con el apoyo Virrey del Perú. Era una nación nueva con hombres nuevos. Ni Pizarro ni Atahuallpa estaban ya más, pero tampoco los soldados y capitanes de esta gesta. Y era necesaria una colaboración distinta en aquel antiguo imperio del sol donde no se ponía el sol. Hombres nuevos. Don Álvaro era uno de ellos, un encomendero dispuesto a colaborar con el nuevo orden dentro de su Encomienda, cual agricultor fuera de nacimiento. 5 - NUEVO  ORDENLos tiempos habían cambiado su curso. Tanto como los conquistadores habían cambiado anteriormente el curso de Sudamérica. El Virreinato desde su constitución, tenía ideas muy diferentes. Como diferentes fueron en sus programas de gobierno, padre e hijo, o sea Carlos V y Felipe II. El primero se caracterizó siempre por las grandes guerras y conquistas (Italia, Francia, Flandes, Túnez, América) inclusive su corona española a la cual reclamó acompañado por un ejército flamenco. Queda el testimonio en los frisos del Escorial en la gran sala de "Las Guerras" donde figura incluso el capitán Hernán Cortés, uno de sus principales asesores en la guerra de Túnez contra los turcos. Guerra que también ganó.Y más tarde la llegada al trono de su hijo Felipe II, al cual tuvo con la bellísima Isabel de Portugal (el gran amor de Don Carlos que murió en el quinto parto), y quien creció rodeado siempre de lusitanos por ello tuvo la tendencia a una marcada administración de sus bienes imperiales. Prohibió como primera medida agregar un solo territorio más, colocando a su vez a los aventureros y conquistadores, en la mira de su ojo con mucho recelo. Así como le gustaba el imperio marítimo comercial de los portugueses, no le gustaba el imperio guerrero. Queja que dejó traslucir el Inca Garcilazo en sus escritos, y la descendencia de Cortés.Felipe II de Austria y Borgoña (la dinastía reinante entonces en Portugal eran los "borgoñones") fue el rey de "las fundaciones". Creó la mayor parte de las ciudades aún vigentes en toda América. También trasladó familias completas a estos territorios ultramarinos para las poblasen. El reinado del hijo del emperador Don Carlos -Felipe- daba otra cohesión, otro futuro al nuevo continente. A la Pachamama.Sus delegados repartiéronse en forma infinita, llegando a inspeccionar cada una de las Encomiendas del Perú y de las Mercedes en el Tucumán. Y eran atendidos en ellas con gala y ceremonia, donde el protocolo incaico -restaurado para estos casos- estuvo en manos de las Ñustas esposas de los antiguos soldados guerreros. 6 - UN  DELEGADO  REALDe este modo la paz solariega y campesina creada por Auca con su familia en la Encomienda de Don Alvaro, fue conmovida de improviso por el anuncio de un delegado real, con misivas lacradas que llegaron en nombre del Virrey. Este hecho era el primer suceso extraño a la propia familia, desde afuera de ella.Un hombre fuerte pero rústico, como era en realidad Don Alvaro, sintióse especialmente inquieto con el anuncio de tal visitante. Recibir en su casa a un noble, por joven que éste fuese, demandaba mucha entereza, incluso para un antiguo conquistador. El había sido un guerrero al cual nunca le había temblado la mano ante el riesgo de vida. Pero, que ahora, ante el emisario de la corona -su inspector- no se hallaba tan seguro de sus fuerzas.Hay momentos en que incluso aquellos personajes que hacen en su derrotero, mayor exhibición de energía vital, parecen perderla cuando el destino se anuncia con una alternativa nueva. Con algo desconocido que viene a cambiarles el entorno donde ellos se hallan seguros de sí mismos. Pues la continuidad y permanencia de lo establecido como norma, aunque sea al costo de duras lucha y bravas batallas, es el ambiente más acariciador para un guerrero. En ello basa su disciplina militar.Don Alvaro pensaba ahora, frente a la llegada de la inspección, perder quizás la Encomienda. No era imposible tampoco la cárcel, como había acontecido con Don Hernando Pizarro (hermano de Francisco) al regresar a España, cuando se lo inculpó de la muerte de Atahuallpa, aunque el triste hecho sucedió en su ausencia y no tuvo parte en ello. Pero los dados habían sido echados y terminó sus días en el castillo de La Mota. Pensando en ello Don Alvaro se preparaba para eventualidades difíciles con la llegada del Delegado Real, sin engañarse... Pero aunque percibía un aire extraño en su derredor, en realidad no estaba preparado para la pérdida que le aguardaba, con mágica sutilidad. Su paz y estabilidad iban a ser de pronto perturbadas ¡desde el interior mismo de su propia familia! El enviado del Virrey que inspeccionaba las tierras evaluando condiciones humanas y ambientales (aplicando el derecho indio del Padre Las Casas), con su escudo nobiliario y verbo elegante, atendido a placer por la esposa y la hija del Encomendero... para sorpresa de todos ¡prendóse de Elinora! La niña había sido educada por Auca, quien antaño fuera princesa incaica y hoy ama de la Encomienda. No tenía los rudos modales de Don Alvaro, sino la fineza de una Ñusta. Y como su estadía allí  iba a ser breve -pues él debía volver de inmediato para presentar su informe al Virrey- quería hacerlo ya desposado con Elinora. Pues iba a radicarse en  forma definitiva en el Alto Perú, donde la Villa Imperial de Potosí comenzaba su auge y ya se edificaban los primeros palacios. De tal modo que él tenía apuro marcado por llegar, para elegir el suyo. Deslumbrado con Elinora y enamorado como todo joven, pidió con cortesía su mano solicitando un pronto matrimonio para partir presto, dejando atrás el Bajo Perú, dirigiéndose ambos hacia Alto Perú.La inspección quedaba así favorable a Don Alvaro, mientras que sus sentimientos y su vida familiar, encontrábanse doloridos. Su duro corazón de guerrero que nunca derramara una lágrima, hallábase ahora compungido. Elinora era el único miembro de su propia sangre que habitaba esa casa, y ahora se iría bastante lejos, hacia el Altiplano. La hija partía gozosa, feliz, enamorada, como también encantada de ir a habitar un palacio en la bellísima y rica Potosí. Su vida daba un giro completo. En unas circunstancias muy distintas a aquéllas donde ella naciera de un padre labriego, más tarde guerrero conquistador y actualmente encomendero de Indias.7 - HUALLPA-"¡Hay Auca, mujer mía" -exprosóle sombríamente Don Alvaro- Yo comprendo bien y lo comprendí desde mi juventud, aquello que te dije un día cuando se marchó tu hijo."La Ñusta miró a su marido con su modo siempre imperturbable. No le era difícil recordar las palabras a que él aludía, pues esos fueron los momentos más duros de sortear dentro de ella misma. Ahora estaba por su parte, dispuesta a apoyar en su incertidumbre al hombre con el cual había ligado su vida, por encima de los hechos dramáticos del pasado, que habíanlos entrelazado. Hoy eran ambos un hombre y una mujer. -"También me dijo mi religión" -continuó así Don Alvaro- "que las palabras eran ..."Mujer después de Dios amarás a tu marido"... ¡Y yo lo creo con fe de guerrero cansado! Hizo silencio. Ambos esposos se miraban con la fe mutua que el tiempo vivido había afianzado en ellos. Luego Don Alvaro continuó expresándole así a Doña Auca:-"Los hijos nos honran, y esa honra al anidar en sus almas los hace vibrar de una manera que los engrandece. Pero ... ¿Qué son los hijos en la vida de los padres? ¿Qué son ahora, ya mayores, cuando no tienen la gracia del pequeño? ... Hoy, que en posesión de una generación más, nos enseñan sobre el mundo."Ella lo miró largamente, con suave y tierno compañerismo. Luego le dijo:-"No conozco las frases de tu religión. Llegué tarde a las prédicas de las Misiones y he olvidado luego de los años, las palabras de la mía. Pero comprendo que alguien nos da tierra, frutos y felicidad. Es cierto que hay dolores y tristezas hondas en el medio de la vida ¡Y yo los tuve en demasía! ... Pero luego vuelve la misma mano y en la medida que lo merecemos cura nuestras llagas. Y porque se nos dio vida debemos darla, porque dimos encanto con nuestras gracias infantiles, las recibimos de nuestros niños. También se nos dio frutos y debemos plantarlos ...Huallpa... la tierra, está abierta para todo lo que sembremos."-"Hemos sembrados mucho en conjunto, Auca- acotó su marido"Miraron en ese momento a través del portal de entrada abierto, de pesada madera, donde recortábanse las siluetas del noble español junto a Elinora. Ellos partían en breve tiempo, mientras que el conquistador y la conquistada, continuarían por los senderos de la Huallpa ... la tierra laborable, la inmortal diosa americana, que se abría fértil ante sus ojos.-"Es un placer verlos aún aquí en la Encomienda, la tierra Huallpa donde se hizo mujer Elinora. No dudo que ella recordará desde la ciudad mundana de Potosí, los tiempos en que vivió a nuestro lado contemplando los sembrados en lontananza. Con ellos desposados perdurará una parte de mí mismo en este Virreinato, al que llegué tan joven e impulsivo. O quizás sea yo mismo quien emprenda la continuidad a través de mi hija. -"No lo dudes, esposo mío, ella no olvidará estos años a nuestro lado".-"El mundo social adonde Elinora ingresará ahora, no estaba previsto para mí, cuando yo nací en una pobre aldea de mi solar natal. Es la propia generosidad de Huallpa quien le ha ofertado otro destino, y no mi papel en la conquista armada que hoy es vituperado desde la corona, por el nuevo rey. Aquí en esta tierra de labor, me convertí en Don Alvaro. Y es por ello que no abandonaré la Encomienda, porque me debo a ella. Debo hacer fructificar a la diosa Huallpa, todos los días."-"Pienso -admitió Auca-  que así, haciéndola fructificar, hemos los dos emprendido esta vida en común, entre las ruinas del Inca. Nosotros continuamos a la generación anterior y nuestros hijos nos continúan a nosotros, sin compás de espera. Como tu raza ocupa el escenario de mi imperio y otra raza suplantará a las nuestras."-"¿Lo crees posible?- preguntóle él sorprendido-"Tal como creo posible una nueva fronda, una nueva mesa, nuevas chacras, nuevos tambos y nuevos chacos."-¿Cómo sería todo ello nuevo?"-"Lo es ya, pues Jerónimo es un niño nuevo, que contiene las dos sangres y no será lo mismo que nosotros. Las chacras van sumando nuevos granos traídos de allende el mar, que se siembran junto a los antiguos. Los tambos, nuevas leches. Los chacos, nuevas presas de caza. Las mesas ya se sirven con diversas cenas. La fronda con árboles y flores incorporadas por ustedes, a los nuestros. Las aromas nuevas se cultivan junto a nuestras especies ... Ni tú ni yo, tal como somos, quedaremos sobre la fertilidad de Huallpa."-"Es duro vivir y no vivir, no tuvimos tiempo para el romance, ni para el ensueño que tienen nuestros hijos por delante ... Pero así ha sido nuestra vida y la hemos compartido juntos, Auca."8 - SECRETOSAmbos contemplaban con encanto a la pareja enamorada que no quedaría con ellos en la Encomienda. Y ambos pensaban al unísono en el pequeño Jerónimo que naciera entre ellos, y que ya era un niño nuevo. En ese devenir que los suplantaría. Entonces comenzaron a develarse los secretos guardados de Auca:-"¡Al principio te odié!- díjole de improviso la Ñusta -Junto con todos los tuyos."-"¿Verdad? ... No pude notarlo, me sorprendes- contestóle él"-"El indio odia de una manera silenciosa y seca- sentenció ella"-"Demasiado silenciosa, que no lo advertí."-"¡Ansiaba venganza!"-"No lo imaginaba."El silencio ahora se posaba en ambos, como si los dos pertenecieran a esa esencia indoamericana, silenciosa y seca. Era como si el manto de olvido hubiérase descorrido de pronto, para mantener un diálogo que estuvo siempre acallado.-"Tus caricias Auca, que bien recuerdo desde el comienzo, no me permitieron advertir esos rencores tuyos."-"Eras hermoso, con tu barba dorada y tu apostura viril. Soy una mujer y no pude sustraerme a esa fascinación. Me elegiste, proponiéndome ser el ama de tu Encomienda. Sentí que con ello yo podía servir a tu lado a la diosa Huallpa y ella nos bendeciría. Tal como fue."-"Quería devolverte a tu lugar. Aquél del que te habíamos privado cuando eras una Ñusta esposa de un noble Orejón."- completó Don AlvaroElla pareció refugiarse nuevamente en su mutismo ancestral, pero salió de él para expresarle resueltamente:-"Ahora que hemos vivido juntos tantos años- continuó Auca -comprendo que me has amado, esposo mío. Mi hijo y mi nieto son tu propia familia. Perú es tu vida. Lo sé."-"De una manera extraña, pero lo es."- confirmó Don Alvaro ensimismado-"Nos has amado. Y con nosotros has amado a esta tierra del inca ¡La tierra de los míos! Amaste a Huallpa, aún sin saberlo y ella también te amó, por ello germina con esplendor ... Nos amas y nosotros te dimos victorias, emociones y riquezas".-"¡Cuántas emociones!"Don Alvaro mesábase la barba tupida y ya entrecana, que dábale con aquel goteo blanco incipiente, un ornamento especial sobre su vigor físico, aumentado por la vida en la naturaleza. Caminaba y volvía de repente hacia Auca, como queriendo agregar ideas a las palabras de ella. Pero no lo lograba, como si la parquedad indoamericana ya fuera parte esencial de él mismo.-"Nuestro viejo pueblo- dijo lentamente ella -con su antigua sabiduría, heredera de otros pueblos pretéritos, estaba viejo ... muy viejo. Pues sumaba varios pasados yuxtapuestos dentro de él mismo, con muy pocos cambios. -"Veo ahora con dolor, luego de vivir contigo, que no pude valorarlo. Creo que al llegar yo en el fragor de la batalla, sumido en aquella tormenta de luchas, que no alcancé a conocerlo, hasta hoy"- expresóle él casi conmovido -"Ahora ha llegado el tuyo. Joven y pasional. Y llegaste con él, tú, que al compartir conmigo esta tierra de labranza en la Encomienda, fuiste alejándote de la guerra para fructificar a Huallpa. Olvidaste a los camaradas de luchas frenéticas, quienes se disputaron por años entre sí, y con crueldad, la gloria conquistadora. Esa gloria que encegueció a tantos guerreros en el Perú."- y Auca lo miró a los ojos-"¡Heme aquí! ...Auca... a tu lado. Soy un Encomendero que sobrevive de aquellas epopeyas, ya que era de origen labrador. Y no estoy solo, puesto que muchos como yo, fuimos sacados de nuestras aldeas campesinas para integrar los ejércitos del Emperador. Por ello hemos entablado un romance personal con esta tierra." Toda la Encomienda cultivada con preciosismo, mediante las artesanales manos de los antiguos súbditos del sol, de rojiza piel, estaba florecida y fertilizada haciendo de Huallpa un vergel, que había encantado a los enviados reales. El trigo ahora acompañaba al maíz. Anaranjadas zanahorias nacían entre las papas. La leche de vaca nutría en los tambos. La oveja pastaba con la llama. Huallpa producía y Pachamama observaba, siempre dominante.Una brisa fresca venía hacia el interior atravesando el portal de la casa, muy blanca, que era el hogar de ellos. A lo lejos divisábase la pareja enamorada recorriendo aquel paisaje fructificado. -"Se derramó mucho dolor. Pero hoy sembramos"- sostuvo él como complaciéndose a sí mismo-"Tu sangre vibra con entusiasmo joven, como el niño que tiene un cristal de color nuevo en sus manos. O el peregrino que sintiéndose en posesión de dotes camina sordo, tapando sus oídos, sin escuchar el llamado claro de las tradiciones del pasado. Entonces equivoca las señales del cielo."-"No me tapo los oídos, esposa mía, te escucho."Acercóse entonces ella a él. Sentáronse juntos en una gran sillón de la sala cubierto por un poncho multicolor, con el compañerismo que la convivencia de años, hace sencillo cada acto. Eran maduros y aún con plenitud de vida. Con vigor. Y había que dialogar lo que siempre reservaron, dadas las circunstancias de su encuentro, para establecer con claridad quiénes eran, ahora que los hijos se marchaban y que ellos dos quedarían aislados en su Encomienda.-"Tu raza ignora aún, que su arribo ha sido ordenado por las fuerzas que signan el destino de esta tierra ¡Para el servicio de Huallpa!"- sentenció Auca con firmeza -"Huallpa me brindó su generosidad, su fertilidad, llenó mis manos, por ello crece la Encomienda."- expresó Don Alvaro-"Te dimos a Huallpa. Pero no te dimos a Pachamama."9 - PACHAMAMA-"¿Podré cautivar a la Pachamama algún día?"- preguntóle inquieto el Encomendero-"No. Pues la Pachamama no nos pertenece. Ella se pertenece a sí misma."- sentenció la Ñusta El atardecer caía sobre la Encomienda con su velo rosado y purpúreo. Ambos cruzaron el pórtico que daba a la galería, donde tantas tardes el pequeño Jerónimo correteaba en sus primeros pasos de infante. Su risa y su llanto parecían estampadas en ese ambiente, donde la frescura ingenua del niñito había establecido un nuevo orden. Ya que él era en realidad, la nueva raza, donde los afluentes habían convergido.-"Hemos venido aquí como afluente de sangre, a pesar de la violencia del comienzo."- expresó el marido-"Yo también así lo creo."- dijo la esposa-"Y nos dominó la Pachamama haciéndonos producir a Huallpa."- manifestó Don Alvaro contemplando el rosado poniente-"Huallpa y Pachamama, son dos diosas poderosas y hermanas. Se complementan."-"Hace mucho que lo he advertido, en las largas jornadas de labor en la Encomienda." -"Ese gran afluente de tu raza nueva se desbordó en el lecho madre de nuestra Pachamama. Y cumple sin saberlo una misión renovadora. No para el presente. No para un mañana visible, ni palpable, aún en nuestros días."- completó su pensamiento Doña Auca-"Así es. La esposa de tu hijo, es hija de un antiguo compañero mío en las guerras, y de una virgen del sol incásica. Esa es la amalgama que vamos logrando para que tú y yo, Auca, nos permitamos este encanto de una vida plácida."-"Vino del dolor ... no hay duda."-"Creció en él ... ya no es suprimible. Pero ellos tendrán el fuego para continuar adelante." La Pachamama hablaba. Oíase su voz entre los acordes de la naturaleza que se expanden en la puesta del sol. A esa hora, dicen sus adeptos, ella sale a caminar para contemplar la labor de los hombres, que acaban de dar por concluido el día.-"¿Tienes algún recuerdo especial de aquel pasado incaico que feneció con la conquista?"- preguntóle de pronto él-"Yo también era muy niña, pues nos desposaban al salir de la infancia."- se sinceró ella-"Como soldado fui a la batalla sin conocer al oponente. Cuando llegué a él ya lo habíamos destruido. Mi energía me llevó a Capitán y luego a Encomendero."- rememoró él-"El Inca ha muerto. Los quipus fueron quemados. El templo de Inti, el templo de Quilla, sus tesoros y riquezas, todos saqueados."- señaló ella-"De ese oro sagrado y profanado no me tocó a mí parte. Partió en los barcos a mucha distancia de aquí, o fue enterrado. Por él se asesinaron entre sí los partidos almagristas y pizarristas, quienes tampoco lo obtuvieron. O lo perdieron"-"¡Pero está la tierra!- se emocionó Auca -Los valles, las pencas, las champas, las punas y las pampas que nos rodean. Y todo canta ese lenguaje vivo que enriquece. La perduración de las piedras. El canto de las lentas tardes. Sus voces no llegan a las membranas de los oídos. Pero se transmiten por la piel, por los cabellos, por los ojos, por las vidas ¡Por la suma de vidas!"La Ñusta hablaba con convicción tratando de inclinar a su marido hacia una nueva esperanza. Ellos allí habían significado por años esa continuidad, esa conciencia de raza.-"Pachamama está aquí para hablarnos, precisamente a esta hora. Puede escucharla el que confía en ella ...como yo."- admitió ellaDon Alvaro acercóse al borde de la galería, tratando insistentemente de agudizar su oído a fin de percibirla.-"¿Será ése el susurro que creo escuchar en la Encomienda cuando todos se retiran hacia el reposo? Cuando el cuerpo busca el descanso y aún hay una débil claridad en el campo, siento un lejanísimo susurro, y es el mismo que me recibió aquí a la llegada. Me acerco a él caminando y más allá el susurro se aleja, sin permitirme un encuentro"- comentóle el encomendero El campo reposando en aquella hora, ahondaba la soledad del paisaje labrado y sin labradores. Ni tan siquiera ellos, los dos esposos, hablaban en esa quietud. -"El susurro tiene un idioma, pues Pachamama no habla ni en mi lengua ni en la tuya."- explicóle su esposa-"¡Cuán enigmática es Pachamama! Siento su susurro pero no logro interpretarlo. Quizás esté reclamándome las pérdidas del pasado."-"No. Tampoco lamenta pérdidas. Pues ella siempre construye mirando hacia delante. Ama a los sembradores. Poco le importa a la gran diosa del alma de la tierra, a qué pueblo pertenezcan. Por ello te susurra, te acompaña y te observa, desde tu llegada"- explicóle la Ñusta-"Pero hubo pérdida, yo no voy a negarlo. Fui un soldado obediente. Toda pérdida es un llanto. Sea un país o sea una hija- reflexionó él -El guerrero que triunfa y derrota, también debe estar preparado a perder. A desprenderse. No me había llegado hasta ahora. Cuando Elinora crece y se vuelve hermosa, va presto hacia su vida nueva. Y yo la pierdo tras un Altiplano."Su vista deslizóse en la lejanía, como si el Bajo Perú que mira hacia el océano Pacífico, pudiera estar próximo al altiplano del Alto Perú con cuatro mil metros de altura. Cual era el próximo destino que aguardaba a su hija. En aquel momento las pareja enamorada regresando de su paseo, dirigióse hacia una pequeña salita de recibo en el interior de la casa. Ante los ojos del padre aquella imagen aún presente y pronta a desaparecer de su lado, por un largo camino, era ya una fantasía imaginaria. Sólo intacta para él. -"Amigo mío...- lo consoló Doña Auca -Será un camino largo de varias jornadas, pero aún tenemos salud y vigor, para ir de visita a Potosí. La felicidad de Elinora no merece un llanto. Se ha llorado ya mucho en esta tierra y Huallpa está húmeda con nuestras lágrimas. Por ello es fértil. Pero la energía de Pachamama impone y exige una continuidad, sin penas."- manifestó la esposa-"¿Qué intentas decir?"- sorprendióse él-"Todo le es útil a Huallpa. Todo la reverdece. Pero Pachamama quiere algo distinto, un mundo de continuidad, de esfuerzo renovado, ella apoya a quienes lo emprenden. Las antiguas voces nos anunciaban la llegada de ustedes, que ya estaba prevista. Y ella quiere que se realice el mensaje de los sabios Amautas."El cielo carmesí ya ocultaba por completo a Huallpa, mientras Pachamama iba aumentando su susurro. Auca volvió a su estatismo como si hablara en su interior con ella. Don Alvaro creyó que ambas dialogaban.-"¿Crees Auca, que el olvido es parte de un renacer? ¿De una germinación nueva?"-"Ayuda al menos."-"¿A quiénes?"-"A los que vienen en adelante para que siembren sin dolor."-"Algunos no han sufrido. No al menos mi hija"- acentuó Don Alvaro-"Su dulzura era parte de su fuerza, Elinora llegó para ayudar a cuántos acá estábamos en aquellos tiempos confundidos y dolidos. Ella nos alentó, sin saberlo, uniéndonos para empezar de nuevo con su presencia alegre y candorosa."-"¿Recuerdas ese tiempo?"-"Recuerdo con claridad ese tiempo. No te bastó conquistar, para ser dueño. Debiste también cautivar nuestras almas. Y lo lograste aquí, en la Encomienda. Eramos muchos más que tú, el capitán, y unos pocos soldados que te acompañaban, los hijos del sol de piel rojiza que hasta aquí, contigo, se mudaron. Pero adivinamos que adentro tuyo había un labrador. Huallpa te necesitaba y te acompañamos. No fue sólo nuestro deseo, obedecíamos a la Pachamama. Ella quería sobrevivir y que nos fusionáramos."-"¿Lo hemos logrado entre todos, Auca?"- insistió el encomendero-"Sí. Sí, amigo mío."-"¿Estaba dicho por los Amautas?"-"En cierta forma velada."10 - CRUZ  DEL  SUREl anochecer tornóse violeta y ya el escenario de Huallpa no se reconocía. Pero allí estaba presente y uniéndolos. Sobre el telón obscuro del cielo perfilábanse las estrellas donde la Cruz del Sur era su favorita. Ambos salieron para contemplarla con toda su luminosidad propia de los espacios abiertos. Ellos habían obedecido largos años a Pachamama y Don Alvaro no debía perder su energía, precisamente ahora, cuando la obra estaba encaminada. Auca lo meditó. Luego eligió las palabras:-"Todo continúa. Inti, el dios sol no se detiene. Y todas las noches sale la Cruz del Sur, que también verá Elinora desde su balcón de Potosí, por su intermedio podrás comunicarte con ella"-"¿Lo crees, Auca"-"¡Claro que sí! Por medio de las cuatro estrellas en cruz nos comunicamos con Inta, mi hijo. Tal como fue la tradición de los Chasquis que llevaban mensajes corriendo por todo el imperio del sol, que estaba dividido en cuatro partes, se llamaba el Tihuantisuyu."-"Saldré todas las noches para ver la Cruz del Sur que me acerque a ella."-"Lo lograrás, colocando tu fe en esas cuatro estrellas. Mi padre me enseñó a hacerlo. El era un altivo Orejón del séquito del Inca, quien gustaba de hablar con un anciano Chasqui de esa corte. La Cruz del Sur era su guía en sus recorridos nocturnos de norte y sur o de este a oeste. Aquel anciano le hablaba en un lenguaje de imágenes donde la fusión de dos ríos pigmentados, convergían en un solo mezclando sus colores. Cada uno de aquellos ríos estaba salpicado de piedras... y las piedras al observarlas de cerca, eran rostros ¡Eramos nosotros! Ahora lo comprendo... pero también había piedras corriente arriba, que quedaban estancadas, como momias, sin futuro."Desde el interior oíanse las voces juveniles, donde una romanza cantada por el galante novio para su bella novia, llegó hasta la galería. Los esposos que hallábanse en el exterior regresaron para escucharla. El padre sentía su emoción confundida y deseaba también cantar para su hija. Pero pensó que él era su pasado y debía dejar fluir el presente, con la misma libertad que él buscara antaño para sí.-"¿Por qué yo aquí? ¿Por qué no mi hija?"-"La vida en una Encomienda no es para todos. Trabajo, quietud, serenidad, paciencia. Huallpa y Pachamama exigiéndonos. Para mí fue posible y provechoso ... siendo que yo procedía de la corte del Inca."-"Pero Elinora que creció y maduró aquí, ahora parte hacia una vida mundana ¿Crees posible su adaptación?"- demandóle el esposo-"Sí, lo creo. Ella tiene ese don, impulsada por su serenidad. Recuerda que llegó desde allende los mares en tu busca, y no opuso restricciones en los cambios que debía adoptar."- aseguró la esposa-"No todos pueden lograrlo."- pensó en voz alta Don Alvaro-"También fue imposible para mucha de mi gente. No pudieron sobrepasar ese límite. Se quedaron como piedras estancadas igual a la visión del anciano Chasqui, cargados de inquietud y temor al devenir.  Para emprender un camino es necesaria serenidad de espíritu, cual es la condición necesaria para seguir a Pachamama. El medio que con ella se asume en beneficio de Huallpa, sin condicionarse a la inquietud."-"¿Ella es quietud? ... ¿Serenidad?"- preguntó Don Alvaro-"Al menos la exige. Sólo en la constancia y la labor hay fructificación"- señaló Doña Auca-"¿No nos ama? ... ¿Ese es su enigma?"-"La condición de la Pachamama es su independencia de los hombres, su autonomía, su libertad. Ella es una diosa ."La romanza había concluido, como iba a concluir dentro de poco tiempo, la estadía de la hija del encomendero en la Encomienda. El era parte de una conquista concluida, y ella la semilla de un Virreinato del Perú que recién comenzaba su vida. Fundaciones de ciudades nuevas con universidades, ocupaban el devenir de un continente que en un mismo siglo pasó de la civilización indoamericana a la barbarie conquistadora. Y desde esta barbarie emprendía ahora el camino del progreso. Y ese progreso se llevaba a su hija hacia el Altiplano. Cuatro mil metros de altura iban a separarlos y sólo la Cruz del Sur iba a ser común entre ambos.   -"Fue duro enfrentamiento la separación de tu hijo contigo. Pero él ronda y converge en tu centro, porque es miembro de Huallpa. Con mi hija no hay dureza ni contrastes conmigo, pero será asimismo una despedida incierta y dolorosa. Yo quedo aquí en la Encomienda y ella parte hacia Potosí a una vida de salones, distinta de la nuestra."Don Alvaro calló. Su silencio fue largo y semejante al del entorno con el campo dormido, obscuro, pleno, cuando ya Pachamama deja su recorrido diario, pues las luces vespertinas se han ocultado hasta el nuevo amanecer.-"Enfrentamiento o separación, son hechos que padres e hijos no podemos evitar. Con el cascarón roto y madurado el polluelo, no se vuelve atrás"- díjole ella-"Sin duda que no, esposa mía, porque para ello los hemos preparado, aunque nos resulte difícil de asumir el momento de la despedida."- confirmóle él -"En otro tiempo vi matar a mis hermanos y matamos a los tuyos. Es la lucha de pasado y presente. Es la lucha que hubo entre Inta y yo. El más joven siempre vence hasta que llega otro más joven. Entonces comienza a envejecer y pierde. Y cuánto más ha envejecido, comprende que no ha perdido, sino que ha vivido. Y la Pachamama nos ha manejado y distribuido."- sostuvo con firmeza AucaLa Ñusta calló. Hubo silencio. La sombría mirada del encomendero se había perdido en una lejanía interior. Las imágenes que acudían a su memoria hiciéronle rememorar la violencia y la quietud, la destrucción y la siembra. La ternura del niño Jerónimo y la partida de los hijos que ambos habían hecho crecer en la paz de la Encomienda.No tenían esos hijos las mismas vivencias de los padres y no se hallaban inmersos por ello mismo, en una deuda con el lugar. Lo habían gozado en cada edad y allí encontraron el amor, por el cual se alejaban. Pachamama distribuyó los bienes y exigió atención a sus normas. Les ofertó un medio posible para seres nacidos en situaciones muy disímiles, que debían cohabitar fructificando a Huallpa. Cumplido el término eran libres, al menos los jóvenes que recién comenzaban sus vidas. Y ahora la gran diosa, repartía y redistribuía de nuevo.-"Así dispone Pachamama."- acotó la ÑustaDon Alvaro contempló el vacío terrestre de la noche y admiró el telón nocturno donde la Cruz del Sur embellecía el decorado brillante. Imbuido en una ausencia interior dejóse llevar del brazo por su esposa, hacia el final de la galería. Su mente, que se había trasladado hacia el pasado, después de un largo espacio de tiempo regresó a hasta el momento, sonriendo:-"Gracias Auca"- le dijo besándole las manos.  -----oooooo----- Alejandra Correas Vázquez
EL DIAMANTE...DESTINO Y DESTINATARIA...........................................por Alejandra Correas Vázquez........................................... (Hoy Siria. Ayer Argentina. Dos grupos enfretados con violencia, sin importarles la población civil)Las semanas se deslizaron. Cierta tarde Rolando recibió una carta y media hora después la visita de su destinataria. El se rió.-"¡No hacía falta que vinieras, Azucena! Tu carta llegó ayer"- comentóle al verla en su puerta -"Te fuiste de improviso"-"Es verdad, pero no creo que te sorprendieras"-"No, pero tu ausencia me decidió a tomar camino"- respondióle Azucena al transponer el umbral.-"Y esto último es lo que más te ha alentado a partir"- opinó el muchacho-"De verdad ...sí"- ella quiso agregar algo más, pero calló-"¿O por un instante te emocionó la soledad de un hombre?-"¿Y qué me ha dado alguna vez ese hombre?"- preguntóle Azucena airada-"Nada, hasta hoy. Pero ésta es la primera vez en que estamos solos, juntos cara a cara. Tu primera carta. Tu primera visita"- le advirtió él-"Rolo ...soy tu amiga"-"Pero ambos supimos siempre, que podíamos ser un poco más que amigos"-"Ambos lo sabemos, es cierto, pero te recuerdo que Alicia quedó allá muy sola. Los niños jugarán aún por mucho tiempo ...¡Y yo nací sin cadenas!"- respondióle ella-"Pero las estás buscando"La habitación era de tamaño medio. Ella tomó asiento. Afuera atardecía y los automóviles abrían sus ojos, aunque el sol iluminaba todavía la sierra hacia la lejanía. Pero en la ciudad ya se había ocultado. Las grandes moles de cemento recién construidas impedían su paso, y sus habitantes deambulaban entre luces mercuriales. -"¿Hice mal en venir Rolo? ...Además... busco refugio, pues las calles de Córdoba están llenas de incendios"- expresó Azucena-"Son barricadas, subversión y submundo, represión y desgaste... Peligrosas para aquéllos que como nosotros, venimos de la quietud serrana. Hay que sobrevivir a estos tiempos exaltados, colocando la paz que traemos desde el paisaje"- confirmóle Rolando-"Es mi mejor deseo"-"Tu primera carta y tu primera visita... ¿Querías realmente que yo volviera hacia allá para reconstruir un nido roto?"- insistió Rolo-"Supongo que dudaba, pero es válido insistir."- le contestó ella-"¿Tanto te cuesta Azucena, decirme que vienes por mí?"-"¡Hombre y vanidad!... son de una misma amalgama"-"Siempre te presentí como una buena amiga, desde mi llegada allá... Y como algo más, no te lo oculto"-"No estoy segura de ello, pues acompañé en forma asidua la pareja que ustedes formaban. Alicia quedó allá muy sola. Los niños en sus juegos no te olvidan."- díjole Azucena -"Cual palomas o mariposas. Pero no viniste hasta aquí únicamente para recordármelo, pues formo parte de esa soledad y de esos niños." -"Con Alicia hemos compartido mucho en común. Incluso a tus hijos" -"Fui testigo de ello."-"Rolo, llegaste allá en busca de Alicia, y por ella te quedaste todos estos años que dieron como fruto dos niños pequeños"-"No lo puedo negar, sin embargo nunca dejaste de atraerme con tu misterio ¿Podré ahora develarlo?-"Quizás..."-"A las visitas de privilegio como es la tuya, se les sirve café. Alcánzame aquellos pocillos que allí ves, mi cafetera está caliente y aromática"-"Gracias, Rolo"-"Y prueba estos nísperos, están dulces y sabrosos, son del jardín de esta casa." Los últimos rayos solares volviéronse rosados permitiendo observar tras una ventana, los automóviles que marchaban raudos huyendo de la pasividad del Cerro de las Rosas, en dirección al centro citadino convulsionado. El sol teñía de rojo hacia la distancia aquel panorama abierto de la sierra, rodeando la ciudad cordobesa.Azucena y Rolando salieron juntos a la calle, en busca de un ómnibus, y al descender en el microcentro un torbellino humano les salió al encuentro. La vorágine del 70 cayó sobre ellos, mientras hombres y mujeres pasaban ante sus ojos entremezclando sus guerras. La emocional y la real. La propia con sus amores o sinsabores. O sus conflictos familiares y generacionales. Y la de esta ciudad politizada, con su entorno de subversión y represión, dentro de un país en conflicto... Argentina en crisis.Córdoba viviendo dos demoliciones distintas y coetáneas: la de la modernidad y la de la violencia. La primera demoliendo las casonas señoriales y el bello pasado colonial, para hacer grandes y cuadrados palomares. La segunda, destruyendo el sitio de recreo del Country Club, en la nocturnidad de una explosión devastadora, por manos de los mismos jóvenes que allí gozaron su infancia.O sumergiendo toda la Avenida Colón en un boquete de incendio. Y ardiendo en altas llamaradas: automóviles privados, quioscos, semáforos y Confitería Oriental. Córdoba arrasada. Piquetes demoledores y bombas. Heridos. Martillo y pólvora. Y en medio de ese escenario caótico y desesperanzado, las ráfagas finas del invierno penetraban bajo la ropa como danzarinas de hielo, conmoviendo las pieles de estos dos testigos asombrados: Rolando y Azucena. -"No me amedrenta mi ciudad. Hasta lo prefiero... después de haberle huido en un tiempo atrás"- comentó ella -"¡Lo sobrepasaremos! ...Sí Azucena, creo que es posible"- aceptó él con gran énfasis -"¿Has calculado el riesgo?"- preguntóle ella a su vez -"Estoy dispuesto a enfrentarlo."-"También yo. Pues salí de una nube de aislamiento e inercia, de un período inactivo renunciante de mi propia identidad e independencia. Hoy he vuelto a la libertad que siempre buscara" -"Yo sabía, Azucena, que tu huida hacia la sierra era una búsqueda del horizonte ilímite, pero olvidaste que la compañía asidua de otros, limita como un cerrojo..."-"Es cierto, Rolo, aunque a mi frente se desbordara el Río San Antonio con su libertad incontenible. Es cierto"-"Aún así, con su poder, su caudal y su esplendor"-"¿Es libertad también este incendio adonde ahora nos hallamos todos precipitados? Esta furia que invade las calles entre dos grupos antagónicos y violentos que no tienen interés alguno en la población civil ¿Qué opinas Rolo?"- le interrogó ella -"No es libertad ...Es tragedia... ¿Te asomaste a verla alguna vez? Mañana ya no estará. Yo camino bajo su techo agobiado por este resplandor. Mi soledad es completa. Pero ahora estamos, frente a su último día." -"Valioso para mí que llego después de larga ausencia en un día como éste... Donde me reciben los gases lacrimógenos entre autos y quioscos en llamas"- dijo con espanto Azucena -"Lo superaremos."- insistió Rolando -"Eso anhelo y estoy dispuesta a lograrlo con mi constancia, en medio de estos fuegos y a pesar de ellos. Pues las calles cordobesas aún del dolor actual, que las envuelve entre pólvoras, pueden aún protegernos, tanto como antes nos vieron nacer"- argumentó Azucena -"Ambos lo lograremos, ya verás..."-"Tengo fe en estas calles de mi ciudad natal, que son nuevamente mías, a pesar de su tristeza presente. Espero un renacer"-"Tampoco será perfecto. Tiene sus límites propios. No hay Diamantes, hay seres. Sólo seres"- díjole Rolo-"Ya lo voy comprendiendo... de a poco"Mientras los hombres de la subversión y la represión se ofuscaban. Mientras las bellas niñas de la sociedad cordobesa, en esta ciudad universitaria, trepaban las azoteas con granadas bélicas en cada mano para producir estragos. Mientras los jóvenes estudiantes quemaban automóviles, incendiando barricadas. Mientras la represión los buscaba. Mientras el cordobés se amoldaba enloquecido al crecimiento de su urbe... Ellos, los dos amigos, retornaban de a poco a su existencia real de citadinos, dejando atrás la plácida sierra donde se conocieron.Solos, entre dos fuegos. Aquello que habían abandonado: la sierra imponente con su río San Antonio crecido y majestuoso... Esto, la contienda dramática por calles con barricadas, cual una llamarada dantesca, en un horizonte de desesperanza. ¿Cómo tallar el Diamante en una Córdoba caótica? Las veredas temblaban con las bombas. Los gases lacrimógenos herían las miradas de Rolando y Azucena. Los transeúntes y los niños ya no estaban por las calles. Tampoco el rocío. La ciudad era un vértigo negro de un sueño despoblado.Y por aquel laberinto sin tiempo... caminaban ambos. Córdoba, ciudad dolorida. Dañada por el caos. Pero allí en medio de ese escenario en ceniza, se erguían de pie estos dos testigos asombrados, dispuestos a retomar su camino para tallar las facetas del Diamante. La calle chamuscada era como una balsa donde todo convergía hacia sus brazos, lentamente, pero sin abandonarlos. Flotando en medio del dolor. Llevándolos hacia otra orilla. La obscuridad envolvía las moradas. Finalmente casi al amanecer, todo el microcentro cordobés enardecido con sus furias del 70... había apagado sus luces terminados los incendios.Surgía la bruma en el confín, en los límites de ese mundo. Y al retornar de esa vorágine ya ellos dos no estarían juntos. La ciudad en crisis podría elegir unirlos o imponerles una larga distancia. Quizás el exilio. O el retorno. O tal vez una pausa para volver a abandonarlo todo. -"¡Aquí vivo yo desde hoy!"- gritó Azucena señalando hacia arriba con el índice -"¿Cuál es tu ventana?"- le preguntó el muchacho -"No da hacia fuera. Estaré algunas semanas, es el domicilio de un matrimonio amigo. Después no sé hacia dónde iré., Bueno Rolo ¡Hasta la vista!"Se despidieron hasta cualquier otro día, la ciudad podría reunirlos o separarlos. Llegar a ser almas gemelas o enemigas, embargadas por el mismo fuego, pero ellos preferían este esfuerzo para tallar el Diamante, seguro de que ambos juntos, lo lograrían.ououououo¡Acércate! ... díjole Rolo antes de separase Mañana no divisarás este escenario. La mente de los hombres cambiará, vendrá la paz y la quietud. El silencio habrá llegado anunciando el reposo para la nación ¡Pero cautiva el esplendor de la tragedia!¡Ahora estamos frente a su último día!Y mañana, Azucena, caminaremos juntos...Olvidando este caos citadino--------ooooooooo--------
BOK EL ESCULTOR DE AKHENATON   (LA CREACIÓN  ARTÍSTICA)por Alejandra Correas Vazquez ..........................................    Bok era  su amigo de la infancia. Hijo del escultor Men quien vivía en el palacio real de Tebas como el escultor oficial del faraón Amenofis III, padre de Akhenatón. Ambos niños habían correteado por las galerías del suntuoso palacio tebano de Amenofis III, padre de Akhenatón, en aquella corte lujosa. Habían crecido y soñado juntos. No hay duda que Bok fue el primer oyente de su ideas, cuando el príncipe comenzó a diagramarlas como una fantasía infantil, casi en secreto, confiándolas a su pequeño amigo.     Akhenatón deseó tenerlo siempre cerca suyo, como un hermano del alma, haciendo que viviera en vecindad a él en la nueva ciudad. Así lo confirma el mismo Bok, recalcando que esto lo resolvió el propio muchacho ideólogo y faraón:   “Pues su majestad en persona así lo ha determinado”   Habían ambos comenzado la empresa en mutua compañía, con gran entusiasmo, y continuaron juntos cuando ésta tomó forma y vida. Fue la de ellos una relación que pertenece al mundo de los ensueños, entre un ideólogo y un artista. Lo que Akhenatón pensaba, Bok le daba forma. De esta manera su obra escultórica transmite pensamientos donde la teoría atoniana ha quedado impresa, para el devenir, resistiendo al paso del tiempo. Es la clave de ellos dos, sin candados y abierta, que nos  permite interpretarla.   Podemos decir sin temor a equivocarnos, que el escultor Bok estaba particularmente atraído por su monarca revolucionario, en mayor medida que ningún otro adherente. Y además de ello, congratulado con su “amistad íntima” por todo aquello que como artista creador, valoraba sobremanera: El derecho a la creatividad sin limitaciones. El derecho a buscar la identidad propia dentro del métier del arte. Tal es lo que se expuso “in extensis” dentro del ámbito de la revoluciona atoniana.   El arte atoniano era un movimiento nuevo de la estética, donde el creador se expresaba con total libertad, postulado que reclamarían para sí los renacentistas, dos milenios después. O sea, se adelantaron los atonianos en dos mil años, y allí no hubo cánones fijos que limitaran al artista.   Jugaron con la creatividad más audaz, como la expuesta por Bok. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide.    No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras “Bokianas” contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz.   No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies.   El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman.   Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental.   Contrasta Atón por completo con el antiguo “Atum Heliopolitano” que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico.     La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad.   Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente.   Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia.   Bok fue un expresionista a ultranza que se manejaba dentro del simbolismo, para explayar de esta manera el pensamiento de Akhenatón, haciendo de su persona una teoría viva   Bok era un artista expresionista de excepción, al que lo acompañaba una capacidad artesanal notoria. Es decir, además de plasmar la idea, manejaba con preciosismo la materia. Tenía un conocimiento cabal de su oficio, sin duda transferido a él desde pequeño por su padre, el escultor Men. Pero además forjó su elemento expresivo y creativo mediante un desarrollo intelectual depurado, acompañado del empuje temperamental volcánico, el cual se advierte en sus producciones como un arte por demás vigoroso y masculino.   Sus líneas que llevan un acabado preciosista, son empero violentas y esquemáticas. Todo su diseño ha sido elaborado por el pensamiento, que juega con la síntesis de grandes masas. Y con esta materia él crea un simbolismo atoniano muy peculiar, con el cual representa a Akhenatón mediante su óptica particular.   Bok es el escultor atoniano que ha legado para la posteridad ese “prototipo” de Akhenatón que se ha hecho célebre, y por el cual lo reconocemos hoy día. Símbolo iconográfico del rey poeta. Una figura recreada por Bok, en la libre expresión plástica de ese período tan especial dentro Egipto. Condición de síntesis simbólica que conocemos en artistas posteriores como el Greco, Picasso o Modigliani... Estilizaciones imperecederas.   Como todos los genios creadores, Bok ha tomado del personaje-faraón sus rasgos principales idealizándolos, de manera tal que esas imágenes se han grabado para la posteridad. La fuerza intelectual de Akhenatón en síntesis con la de Bok, se expande a través de estas figuras potentes, esculpidas en piedra, que parecen comunicarnos aún hoy la fiebre revolucionaria captada por el artista.   Sus rasgos escultóricos son puros y violentos, de grandes trazos. Sintetiza con una simplicidad asombrosa el corte del rostro, los ojos almendrados, la nariz, las manos. Y en medio de esa simplicidad aparente, queda como resultado una imagen muy compleja que da lugar hasta el presente, a arduos debates.   Este escultor es uno de esos creadores de figuras que se han sentido subyugados por una imagen, por su modelo en sí, extrayendo el prototipo para remarcarlo hasta forjar un modelo único. Es notable como este “modelo único” repercutirá sobre la mayoría de los artistas atonianos, quienes rediseñarán numerosas veces esa estilización. La figura que crea Bok es un exponente de su temperamento ampuloso. El es en su estilo un auténtico expresionista, con todo lo imperioso y vital de este estilo.   Estas figuras “Bokianas” encierran símbolos ocultos de la doctrina atoniana que parten del Círculo o Atón, pero apareciendo también otra figura geométrica más, la Elipse, donde Akhenatón queda circunscripto dentro de un ovoide.   El arte gótico europeo cristiano también expresó así su contenido simbólico, de modo que medioevales y románicos encerraron la figura divina en un ovoide. En el período atoniano fue la de Akhenatón. No podía Bok dar una forma humanizada a Atón, ya que le estaba prohibido, entonces usó la imagen de Akhenatón para exponer este pensamiento.            Además de ello Bok fue un brillante dibujante. Todas sus obras escultóricas indican en su resultado final, que existió un estudio previo. Un dibujo acabado para cada obra, anterior y muy pensado. A esto hay que balancearlo en sí mismo, para comprender mejor a este gran artista. Ni una sola de sus líneas deja de tener por detrás suyo, un dibujo ya bien estructurado. Bok consigue la síntesis no hay duda, pero en el diseño y el croquis antes de entrar en la forma.   Cuando toma la piedra para tallar la figura definitiva, ésta ya está hecha en el dibujo. La ha concebido por completo en su mente intelectual, sin necesitar otro agregado, como todo artista genial que domina con esplendor la idea tras la cual vive y crea.   -------------------------ooooooooooooooo-------------------------  
ALAMEDA DE SAUCES DE LA CALLE ANCHA.............................................. (Siglo XVIII )Romance Colonial por Alejandra Correas Vázquez 1)  CITADINOS  La Alameda de Sauces hallábase en un día glorioso. Pequeñas motas color verde de un pálido casi cristalino, comenzaron a asomar por sus ramas lloronas coloreando toda la Calle Ancha. De un extremo al otro, mientras los paseantes salían al mediodía para aspirar el aire entibiado con la entrada primaveral de comienzos de octubre.  Empezaban a confundirse las vestimentas de todos ellos. Algunos conservaban sus sobrios atuendos de sombreros aludos y barba mosquete. Las damas, con su honorable ropa obscura, siempre señorial. Otros en cambio salían a la calle envueltos en ropajes claros de seda, en suaves lilas o luminosos celestes. Ciertas cabezas de blancas pelucas -muy pocas aún- atinaban a emerger por la Alameda, con algo de cohibición. Casi inseguras.  El Marqués, ataviado con su característico traje celeste, pasaba frente a ellos en su carroza blanca a la media mañana y también la tarde. Siempre que él se hallase en la ciudad cabecera, antes o después de cada gira por esta inmensa Provincia de Córdoba del Tucumán (cinco provincias argentinas de hoy) de la cual era su Gobernador. Y todos los paseantes de la Alameda de Sauces por él plantada en la Calle Ancha, con su rumorosa acequia, lo aguardaban.  La foresta andaluza habíase trasladado junto con él desde Sevilla, llenando de espacios verdes y fuentes ornamentales a esta pétrea ciudad universitaria, rodeada de sierras pétreas, a la que él iba consiguiendo poco a poco, adornar con jardines aromados. Los cordobeses lo esperaban de pie sobre las calles empedradas y ahora florecidas. Algunos en su propio carruaje, todavía obscuro, y como un cortejo improvisado daban la orden a su cochero angola de continuar atrás suyo... ¡Era el desfile de toda una ciudadanía siguiendo a su Marqués!  Como un ritual. Gozando de un paseo citadino antaño desconocido para esta aislada ciudad mediterránea, orgullosa de su vida erudita con claustros en latín, pero que desconocía hasta entonces la vida social y de salón. Un paseo que echaría raíces hacia delante. La vida urbana nacía por medio de esta promenade. De improviso, iban todos a detenerse. El Gobernador ingresaba en el Campo de Marte y subía al Cabildo, junto al Iglesia Mayor. Su batallón le rendía honores.   Frente a la Catalinas, en la cuadra anterior, detúvose el cortejo de ciudadanos con sus carruajes y ellos se apearon. Los habitantes de esta ciudad participaban por primera vez de un acto cívico ante sus ojos y aquello los emocionaba. Era un acto presencial para el que todos se preparaban en esta ciudad monasterio, que comenzaba ahora a dejar de serlo, recientemente poblada por gente laica, pero que tenía dos siglos de existencia distinta. Todo era allí nuevo, y sus pobladores eran también gente nueva, llegada desde sus Mercedes Reales en el interior provincial.   La dinastía Borbón proponía el crecimiento ciudadano, como hiciera Luis XIV cuando llamó hacia París a los nobles campesinos, para cubrir los cargos políticos, empresariales y académicos. La formación de una clase dirigente a partir de ellos. En España las aldeas como  Madrid se transformarían en ciudades. Era la consigna imperial de Roma aplicada por esta dinastía para crear un imperio fuerte, y que derivó su proyecto hacia las colonias españolas.  En Córdoba estos hidalgos campesinos, Indianos ricos tanto tiempo aislados, Encomenderos de la corona, autócratas en sus predios, de ascendencia hispano-lusitana entroncados allí por dos siglos, comenzaban a volverse ciudadanos. La convocatoria del Gobernador habíalos atraído hasta la ciudad, junto con sus esclavos, su familia y sus temores. El propúsoles ingresar en este tiempo nuevo, con casas también nuevas que ellos comenzaban a edificar multiplicando la ciudad. Sus dudas eran comprensibles. Pero el carisma del Marqués de Sobremonte hacíales superar sus incógnitas mirando al futuro, a través suyo... Y seguían a diario sus pasos como temiendo equivocarse.  Poco manejaban la lengua de Castilla arreglada con muchas infiltraciones lusitanas, pues la mayor parte de aquellas familias llegaron bajo los reinos de Felipe II y Felipe III (el primero fundador de ciudades y segundo creador de universidades en el imperio colonial) quienes fueron asimismo reyes de Portugal. Lo cual atrajo a Sudamérica una gran cantidad de familias de esta etnia, llegadas principalmente de las colonias portuguesas de Oriente arribando al Callao a través de Filipinas.   Algo había también en el lenguaje cordobés de voces indias, quichuas y guaraníes, especialmente en la conversación gauchesca. No faltaban tampoco términos árabes y hebreos llegados con los fundadores, quienes provenían del antiguo reino Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se fundó (1573) a sólo cuatro años del levantamiento morisco de las Alpujarras (1569) capitaneado por un príncipe Omeya, cuando el Reino de Granada estuvo a punto de reconquistar su independencia. Siempre se ha pensado que los dos fundadores, Cabrera y Jaimes, o sus cuarenta familias acompañantes, procedían de esa emigración forzosa.   ¡De pronto! ... el Marqués de Sobremonte presentóse ante ellos dirigiéndoles la palabra en el idioma castizo puesto al día, con la gracia de su estilo sevillano. De pie  desde su balcón esquinado, con una mano apoyada en la baranda de hierro y la otra en su bastón, sobre el primer piso de la blanca casona colonial donde aún se lo recuerda (hoy es Museo) y que se erguía entonces frente al Cabildo detrás del gran Campo de Marte. Hoy día una manzana entera separa ambas construcciones y en aquel tiempo todo ese espacio se poblaba de ciudadanos. Su público propio, cabildo abierto ciudadano, lo escuchaba cautivado.  2)  SOBREMONTISTAS   Ellos serían llamados "sobremontistas", lo que indicaba a personas con intenciones de progreso, de iniciativas nuevas, de proyectos continuos. Y él los convocaría allí en esa explanada al aire libre numerosas veces. Cada vez que los "conservadores" del Cabildo pusieran trabas a sus proyectos de acción permanente, enfrentándose a los sobremontistas del mismo recinto. La democracia moderna tal como la conocemos hoy, de convocatoria de masas donde aquéllos que pagan los impuestos desean ser oídos, aún no se había inventado. Pero el gobernador Sobremonte la puso en marcha, fue un precursor.     Y estos proyectos tras los cuales él convocaba a esa ciudadanía reciente eran: refundar "Río Cuarto" (importante ciudad arrasada por los malones), abrir caminos para unir Cuyo con Córdoba, establecer nuevas familias en nuevos poblados y nuevas mercedes. Rehacer la industria vitivinícola local de Jesús María (caída tras la expulsión jesuítica) trayendo para ello a productores cuyanos. El "sobremontismo" creó una ciudadanía nueva que iba a proyectarse hacia el siglo de las luces, con su marcada característica de laicismo, que mal criticado por los conservadores, se lo comparó al ateísmo.  Todos deseaban verlo, acercarse y escucharlo. Un grupo numeroso iría aproximándose a pie hasta aquel Campo de Marte, la inmensa explanada que colocaba al Cabildo enfrente de la casa del Marqués. Los transeúntes iban llegando, venían desde la Alameda de Sauces situada en al Calle Ancha. Los niños de prisa, vigilados por sus mulatos, rigurosos con ellos en toda la medida de lo posible. Las damas con atuendo ceremonial algo más retrasadas, junto a sus niñitas de rizos y puntillas, con sus mulatas angola también infaltables y especialmente atildadas para aquella hora.   La hora del Marqués. La hora que para siempre citaría a los cordobeses. Final de mañana y final de tarde. Allí estaban los caballeros con su impecable vestuario. Entre el conjunto, la blanca palidez de Desideria y la rosada tez de Desiderita, se destacaban en la compañía de la negra Manuela. La dama vestía ropa obscura y ceremonial. La niña ropa muy clara y la mulata muy colorida.    3)  SOMBRAS  Y  LUCES  Terminada aquella gran escenografía que transmutaba a una Córdoba Monacal en una Córdoba Marquesal, retornarían todos los citadinos nuevos a sus recientes domicilios. Muchas casas eran nuevas. Pero algunas familias residían en antiguas propiedades jesuíticas. Los niños que allí habitaban -curiosos siempre- aventurábanse por los pasadizos internos y sótanos antiguos, que perforaban la ciudad, relatando anécdotas fantasmales a su amiguitos. Como la de recorrer todo el subsuelo de la ciudad durante las noches en delirio eufórico.   Desideria vivía en una de ellas, y cualquier imperceptible sismo local, todavía subsistente en el subsuelo gredoso, hacíale creer que los niños cordobeses descontrolados jugaban bajo su cama, perturbándole el sueño reparador de la noche. Ella aún no se habituaba a la ciudad, y quería sin embargo permanecer allí.  Había sido mucho el conflicto interior vivido, como para retornar a la Merced. Pero quizás su primo Alfonso viniera, para retirarle a Desiderita. Abrazaba a la pequeña todas las noches con el temor de perderla, y lloraban juntas con Manuela. Decíase a sí misma que le espantaba el momento de su llegada. La cual, sin embargo, no se producía. Alfonso como antaño, no se presentaba. No vino por ella cuando lo esperaba. Ahora no venía por Desiderita, y ella nuevamente aguardaba. Día a día. Con miedo. Con dolor. Alfonso no llegaba ...y ella insistía.    Vestíase puntillosamente saliendo a pasear por la Alameda de Sauces que florecía sin tregua. Cayó la feroz tormenta de Santa Rosa y ella replegóse en los días subsiguientes dentro de la gran casona de piedra con todos sus fantasmas de un pasado trunco.  Su casa ciudadana antaño perteneció a los jesuitas, quienes fueran llevados prisioneros de allí y la leyenda cordobesa decía que aún permanecían vagando como ánimas en pena. Cada habitación, cada escalerilla, cada una de las ventanas estaba para Desideria poblada de formas fugases. De voces con llamados sugerentes. De luces huidizas dentro de los corredores. De pasos transitorios  en cuartos cerrados. De hojas de papel arrastrándose por el piso, en piezas vacía. De libros plegándose con estruendo en la plenitud de la noche. De susurros en latín. De risas juveniles. De gritos de soldados. De cadenas. De lamentos...  Aquellas casas mitológicas se hallaban cargadas con formas imprecisables, que perpetuábanse en la imaginación colectiva. Todo su pasado permanecía latente, haciendo vibrar el escenario mágico de las antiguas residencias jesuíticas. Era necesario coexistir con tales imágenes o abandonar el sitio.  Desideria creyó divisar en una esquina de sus habitaciones la figura togada y transparente de un Jesuita, que la observaba inquieto, como amo incoloro del lugar. Como vigía de sus pensamientos. El Jesuita evadíase cuando ella trataba de aproximarse. De enfrentarlo. Quizás de llamarlo y buscar su compañía. Deseaba preguntarle por qué su primo Alfonso no llegaba para arrancarle a Desiderita... la tierna niña que dijera escuchar infinitos pasos por los corredores misteriosos y vacíos.  •4)    ANGUSTIA  Y  NOSTALGIA  Desideria ornamentaba sus rubios cabellos con una moda borbónica, pero todavía no cambiaba de atuendo. El Calicanto bordeando al río Suquía, que divide en dos la ciudad, ofrecíale su coro de ranas confundiéndola con una planta selvática. Ella creía tener aún aroma a espinillo y no hallarse a tono con la ciudad que planteaba Don Rafael, el Marqués, quien llegara desde Sevilla para dar un nuevo giro a la vida de todos. Ella hallábase lista y presta para tal cambio, y vivía pendiente de él. Se incorporaba a la nueva ciudad de Córdoba sin conocer a nadie, porque poca gente se conocía bien hasta ese momento. Pero caminaban todos juntos dentro de aquel cortejo, y ella iba a la par de ellos.  Alfonso no llegaba. No cometía la crueldad de quitarle a Desiderita. Alfonso continuaba en la Merced y no se presentaba en la ciudad del Marqués... Alfonso la abandonaba nuevamente. Como antaño. No venía, ni siquiera para cometer una injusticia, hasta ella.   Alfonso volvió a abandonarla. Alfonso había olvidado ahora a Desiderita, como antes olvidó a Desideria, y no la retornaba a la Merced... Alfonso se apartó esta vez de su pequeña hermana Desiderita y no preguntaba por ella. No la separaba de su madre. Alfonso había abandonado primero a Desideria y ahora a Desiderita.   5)  REENCUENTRO  Replegada sobre su bordado miraba hacia el empedrado de la calle a través del ventanal, donde su enrejado bañado de luz recortábase en figura de estampa contra el suelo. Una placidez triste envolvía toda la ciudad de Córdoba, cual si un letargo hubiese caído sobre ella. El silencio era su dueño, como retornando al pasado. Sus calles habíanse vaciado y los tupidos sauces de la Alameda lloraban afligidamente. Don Rafael, el gobernador, andaba de gira por la provincia abriendo caminos, fundando ciudades, radicando nuevos pobladores, plantando arboledas y viñedos, buscando fuentes de agua ...y sin él... los cordobeses sentíanse faltos de estímulo  para el paseo hasta el Campo de Marte.   Desideria sumida en melancolía, decidió vestirse y tomar el camino inverso. Partió de nuevo con sus dos acompañantes, bien acicaladas -Manuela y Desiderita- hacia la Alameda de Sauces de la Calle Ancha. Pero una vez allí continuó bordeando su acequia, el cauce de agua que alimentaba los sauces, y fue encaminándose hacia la naciente de ella, que era el coqueto Paseo Sobremonte con su lujoso lago interno en forma de fuente.   Fue una tarde distinta, recreante de sensaciones olvidadas, entre la algarabía de árboles y flores, como cuando paseaban juntas por los prados de la Merced. Las tres mujeres sintiéronse plenas de nostalgias en ese espacio abierto, frondoso, aromático, bajo el trino de pájaros en infinitas especies. Los boteros que remaban en la gran fuente, ofrecían a estas elegantes damas un paseo compensador de emociones, junto al frescor de los helechos. Las aguas traslúcidas permitían divisar a numerosos peces rojos, y la niñita intentaba tocarlos sumergiendo su pequeña mano en la represa.  El retorno sería más alegre. Desiderita había jugado entre la arboleda como si recobrase su libertad en los campos de la Merced. Sus ocho años tuvieron allí esa expansión primitiva de la niñez sin límites. Y regresaban todas, muy lentamente, sin prisa alguna. Desideria sacudía sus cabellos cargados de pétalos y la mulata, silenciosa, pareciera querer comunicarles sentimientos embargados de añoranzas.  Pero de improviso, el carbón de los ojos de Manuela dilatóse con temor, y detuvo el paso volviendo un rostro angustiado hacia la dama. Al verla, Desideria quitó la mirada que llevaba puesta en su hija, dirigiéndola hacia la puerta de sus casa que ya divisaba próxima.   Sí, ella también identificó lo mismo: El carruaje de Alfonso con su cochero a la par.  6)  DIÁLOGOS  Manuela sirvió el mate de la puesta del sol. Aromático y menos cargado de yerba. A su alrededor la ciudad de Córdoba, enigmática, sentía la ausencia de Sobremonte. Un manto mistérico cubríala, como retornándola a sus antiguos habitantes, profesores, alumnos, monjes, libros, bibliotecas, aquel tiempo pasado de los jesuitas.  El perfil aquilino de Alfonso y su frente muy alta, recortábase sobre una pared en punta de esquina. En ese dibujo formado por su sombra, Desideria creyó advertir una nueva figura imprecisable, que pareciera esta vez querer comunicarse con ella y hablarle. O quizás defender sus derechos de habitar en aquella gran casa de piedra ¡Como fuera durante tanto tiempo! Años. Décadas. Centenios.  Ella lo veía escurrirse, evadirse, esconderse. Siempre aquellas figuras parecían salir de las esquinas de las paredes, como si desde ese límite doble, hubiese una puerta entre dos mundos. No deseando fijar en él su mirada, temerosa de que volviera a huirle, ahora que había logrado retenerlo en imagen aérea y transparente -y ansiando además mantener su presencia entre ella y Alfonso como testigo único- simuló mirar hacia el enrejado de la ventana.    -"¿No merezco tu mirada?"- le preguntó inquieto Alfonso  -"Has abandonado todo el año a Desiderita, tu hermana".  -"He actuado a favor tuyo, para no apartarla de tu lado"- replicó él  -"La has abandonado a ella, como antes me abandonaste a mí"-respondióle ella, con firmeza.  En aquel momento Desideria puso la mirada en los ojos de su primo, para volver a esquivarlo, antes de que fugase el fantasma del Jesuita.  El silencio envolvente permitió a Manuela traer dos mates seguidos y luego apartarse. La figura aérea y togada comenzó a deambular por el recinto posándose con lentitud sobre uno de los asientos, antiquísimo y tallado, como si indicara que aquél era antaño su sillón preferente. Luego, Alfonso continuaría el tenso diálogo:  -"Fueron otros tiempos. Demasiado distintos."  -"Todo era igual para mí- replicó Desideria -Yo te aguardaba. Era la misma casona natal. La misma Merced. Los mismos mulatos. Los mismos gauchos. El mismo ganado".  -"No lo dudo, dentro de la Merced nada podía cambiar".  -"¡Pero de improviso te evaporaste como una nube de humo!"  -"Eran otros tiempos. Eran otros los motivos"- insistió Alfonso  -"Los caballos del carruaje que te transportaba hasta Lima dejaron sus huellas marcando en el camino, alguna pequeña presencia. Y yo caminaba sobre esas huellas hasta la tranquera donde se perdían por el Camino Real... Pero eran mejor que tu ausencia total. Que el vacío. Que la nada".  -"Era una lejanía que yo tampoco había calculado. La decidió mi padre enfrentado con el final del gran Virreinato del Perú, cuando Córdoba dejó de pertenecer a él"- y expresóle aquello con voz vibrante  -"Pero la Merced aún estaba en pie yo dentro de ella, aguardándote"  -"¡Queríamos asirnos a Lima! Deseábamos conservarnos junto a ella, como cabeza dirigente. Así lo pensó mi padre y yo lo acepté. Luchábamos por no perderla, como los huérfanos que se rebelan contra el destino irremediable"- Alfonso se había erguido y caminaba.  -"Tenías que elegir entre Lima y yo... Y elegiste a Lima".  7)  RETORNOS  Manuela estaba escondida en el corredor, dudosa de servir un nuevo mate. Cuando el silencio se adueñó otra vez del ambiente, acercóse de prisa antregándoselo a Desideria, para tomarla con disimulo, pero fuertemente, de las manos. El Jesuita olvidando su condición fantasmal, posaba su mirada curiosa y llena de intriga, en cada uno de ellos con viva inquietud. Púsose finalmente de pie entre medio de ambos contertulios, como deseando impedir algún desencuentro mayor. Alfonso regresó al asiento observando a su prima a través de aquella imagen, persistente pero traslúcida.   -"Quizás Lima me eligió a mí. Yo nunca había vivido en una ciudad. Me deslumbró su alegría. Su ciudadanía. Su movimiento. Su alameda, sus fuentes, su estilo cotidiano y dinámico".  -"En Lima me olvidaste"- dijo cortante Desideria  -"Sí ...Quizás te olvidé... Pero no me daba cuenta. Creía amarte como antes de mi partida. Fuimos criados y educados para amarnos. No para olvidarnos".  -"No para dejarnos"- concluyó Desideria poniéndose aún más pálida  -"Sí. También me dejaste a mí. Te convertiste en la esposa de mi padre, tu tío ...Tu padrino"  Alfonso la miró de frente. Ambos se contemplaron con altivez y Manuela de pie junto a la puerta quedaría estática. Abrió profundamente los ojos y el negro de su pupila parecía danzar en un mar de luna. La figura transparente del Jesuita puso un gesto adusto, decidiendo oír con mayor atención el final del diálogo.  -"¿Comprendes el tiempo que había pasado? La soledad de la Merced y mi juventud que amenazaba con irse, lentamente"- defendióse Desideria  -"¿Y con tu belleza elegiste a un hombre mayor? Recuerdo cómo te solicitaban los muchachos en los elegantes bailes de las Mercedes"- le reclamó Alfonso  -"¿Crees que un hombre vigoroso de cuarenta y nueve años no es aceptable para una joven? Las madres de otras niñas como yo, lo solicitaban para sus hijas, y llegaban con ellas en forma continua a nuestra Merced. Eso creo, clavó una espina dentro mío, pensando que nuestra casa tendría una ama diferente. Nadie podía pensar viéndolo tan dinámico, que una fiebre tropical durante un viaje comercial al Paraguay, iba a darle fin en forma tan rápida"- y ella bajó la cabeza evidenciando tristeza  -"Mi ausencia provocó tu decisión ... No lo dudo"- aceptó él  -"Yo nunca pensé en tomar los hábitos, como hicieron otras niñas con sus novios ausente. No, ya no tenía sentido. Ya no estaba la Compañía de Jesús como lumbrera mística, especial, dirigente y togada. Daba comienzo una nueva vida, una vida citadina, y aquéllos que queríamos irnos con los tiempos esperábamos dar frutos y vástagos para un devenir, donde la existencia corriente se tornó importante".  -"Sí, es verdad. Temí regresar a la Merced después de haberme habituado a una ciudad. Lima había cautivado mis entrañas haciéndome olvidar la paz solariega de nuestra Merced, con todos nuestros recuerdos. Pero regresé a tu llamado con la triste noticia, y ya no te encontré dentro de ella. Te esperé largamente. Pero no regresabas, por ello vine ahora hasta ti, para encontrarte convertida en una citadina nueva".  Manuela que se retirara un rato antes, dudaba de acercarse a ellos con otro mate bien cebado. Pero atisbó muy asombrada desde la penumbra del corredor, que los ojos de ambos estaban más calmos. El Jesuita entrelazó sus manos en la toga volviendo a su asiento, y apoyándose en el respaldo de su sillón tallado sonrió con placidez, como si estuviese a punto de recobrar un bien perdido.  -"Yo vivo ahora en una ciudad dinámica e inquieta- le dijo Desideria -donde un Marqués construye todos los días un mundo como aquél que fuiste a buscar a Lima ...No... Ya no tenemos a Lima, pero vamos a construir aquí la nuestra propia ¿Por qué me rechazas? ¿Por qué vuelves a abandonarme? ¿Porqué?"  -"Porque te convertiste en mi madre"- le contestó él  -"No. Soy la viuda de tu padre, lo cual es muy distinto"  Manuela entró con una mate renovado. El agua había vuelto a hervir y el aroma a hierbabuena emergía de la bombilla de plata con su fragancia mentolada, endulzando la yerba mate. Alfonso lo recibió con su mano derecha comentando:  -"Recogí del arroyo que rodea la Merced esta hierbabuena silvestre para traértela, de modo que aromatices a la yerba mate. El mismo arroyo junto al cual paseábamos antes de mi partida. Antes de que los caballos me llevaran hacia la antigua capital de Lima ...¡por tanto tiempo!"  -"¿Crees haber vuelto realmente? ¿Estar de nuevo conmigo?"  Alfonso miró la calle detrás del ventanal enrejado de la sala. Obscura y enfarolada pareciera haberse vestido de fiesta para aguardarlo, con aquellas múltiples luces que hacían diurna la visión nocturna   ¡De pronto!... un bullicio estrepitoso lo conmovió de asombro. La comitiva de don Rafael María Núñez, el gobernador, pasó a su frente por medio de la calle elegantemente ataviada, luciendo sus trajes celeste y sus blancas pelucas con aire ciudadano. El Marqués regresaba de su gira por la provincia levantando ciudades y caminos nuevos. Y con gran premura, todas las casas particulares encendieron las luces de sus ventanas para recibirlo, decorando aún más ese escenario de calles iluminadas.  -"Es cierto Desideria... Te abandoné por una calle enfarolada, un carruaje rococó y una peluca blanca. Quise irme con los tiempos y ahora me hallo separado de ellos"- le confesó Alfonso  -"Cuando amanezca querido primo, te llevaré a pasear por la Alameda de Sauces de la Calle Ancha"- fue la frase final de Desideria y el último mate de Manuela en aquella noche  La figura togada y transparente, cual sombra indeleble de aquellas pétreas casas de leyenda, donde pervivían los fantasmas jesuíticos, quedó como dueña del salón una vez que todos hubiéronse retirado en busca del sueño.  ...............oooooooo...............  
LA  CONSTANCIA  DE  CONSTANZA....................................Novela  Colonial(QUINTA  PARTE)31 - DESPEDIDA.......................Todo había cambiado en el horizonte de la Merced. La fronda del monte natural invadió la serranía. El Vino del Rey de los jesuitas llegaba siempre de Jesús María, alegrando la mesa y los comensales. Los cueros se curtían fácilmente en aquel verano con sol radiante. Los sobrinos quiteños eran una pandilla insoportable, que llenaba de alegría eufórica la galería. El choguí volaba todas las noches, llamando a su compañera. Las libélulas posábanse luciendo su tono acerado con toques azules, sobre las ramas tiernas. Los choclos hervían en las cacerolas transformados en humita.Don Lucas y Don Fernán iban preparándose para un nuevo viaje hacia el Alto Perú... Y Cuca para recibir a Rosendo. Se engalanaba toda la gran casa, pero no era fácil de advertir si aquél era una homenaje de despedida o de retorno.-"Don Lucas volverá de Charcas con la caravana, pero yo debo seguir hasta el puerto de Arica. Las sedas vienen en la misma goleta donde regresa Rosendo, él las trae. Es su primera misión comercial. Allí nos encontraremos y luego yo partiré hacia Filipinas, pues no debemos dejar sin dirección nuestra empresa allá en Manila"- le dijo Fernán a su esposa ConstanzaLos verdes ojos de ella brillaron con una suerte de luz incomprensible para el joven. Mostraban una conjunción de alegría y tristeza. El día anterior habíasela visto melancólica, al observar los aprontes de carretas. Ahora su faz era incierta. Deambulaba solitaria por el dormitorio contemplando el arcón de viaje de su esposo, sintiéndose solitaria de antemano. Habíase amoldado a él, a sus atenciones y afectos, un conjunto de valores que ya comenzaba a añorar antes de su partida.El crepúsculo tiñó con carmín el horizonte y al caer la noche, los caballos inquietos y bañados anunciaba prematuramente la partida del día siguiente. Más lejos, las carretas aguardaban con todo su cargamento, junto a los bueyes y mulas que comían copiosamente. El gauchaje vigilando todo, afilaba en las piedras sus facones, cantando vidalitas al son de la vigüelas. Todos sabían ya, que esta vez la ausencia de Don Fernán iba a ser bastante más larga. Habíanse acostumbrado a él, por ello una melancolía nueva se adueñó de la Merced. La partida llegaría con el alba, cuando cantó el primer gallo. El joven filipino miró a su madre, Doña Leoncia, reconquistada y lejana ya desde aquel momento. Distante como antaño. Pero su madre identificada con el Tucumán y las despedidas hacia el Alto Perú, con toda su larga ausencia, lo tranquilizó. Doña Leoncia aguardaba en tono solemne esa partida de la caravana, que separaría de ella a un hijo tantos años separado. Silente. Tensa. Como cuando muy joven aún, ella partiera de Manila dejando detrás suyo a ese niño heredero de un rico mayorazgo.Constanza estaba conmovida. Al despuntar el alba se puso de pie sin remolonería, pues había comprendido emocionada que Don Fernán dirigíase hacia un trayecto larguísimo, cruzando el océano, en busca de las sedas tanto como para complacerla a ella. Y que el retorno programado de Rosendo lo obligaba a embarcarse hasta Manila. Ella hubiera anhelado ver juntos a los dos hermanos, pero eso nunca sería posible en la Merced. Los dos hermanos filipinos tendría para siempre como destino, encontrarse todas las vueltas por poco tiempo, en el puerto altoperuano de Arica. Cuando despidió a los viajeros mantuvo los ojos tristones y llorosos. Siendo mucho mayor la pena que embargaba a Fernán, por el hecho de partir dejando a Constanza con una gravidez avanzada, y sin poder hallarse allí cuando llegase el recién nacido. Pero el sistema anual de las caravanas hacia el Alto Perú tenía una rigidez tácita, que Don Lucas mantenía con total disciplina.Cuca atendería ahora a su niña como en la primera infancia. Constanza volvía a ser su muñeca, y otra vez le pertenecía. El otoño doró todo el espectáculo escarpado de la sierra. El invierno la desnudó escarchándola. Julio le tiñó las crestas de blanco ...¡Agosto trajo una niña!... Una gurisa nueva a la Merced Vázquez de Acosta, otra hija del Tucumán y de las indias occidentales, nacida en la serranía cordobesa, bajo el amparo de la Pachamama.32 - RETORNO  DE  ROSENDO.........................................Moteaban las primeras uvas en un día caluroso donde los pobladores de la sierra, semiadormecidos por la modorra del clima, dejaban transcurrir las horas. La pequeña Fernanda de tres meses dormía bajo los parrales en brazos de Cuca, quien hallábase mateando para aplacar la sed. De pronto la gurisita tambaleó en su regazo, como si de improviso Cuca hubiera perdido las fuerzas para sostenerla, cuando la mulata divisó frente suyo la figura esbelta de Rosendo recortada por el resplandor del verano. Quiso el mozo tocar a la criaturita, pero la niñera se lo prohibió con gruñido, mientras gritaba llamando a todos como si el cielo se desplomara. Así era la alegría de Cuca.El reencuentro con el niño perdido emocionó a todos en la Merced. Pero ahora era ya un joven, más alto, más dinámico, atlético y sin embargo siempre cargado de fantasía. Traía para todos ellos, sus amigos de antes, anécdotas e imágenes que partían de su boca llenas de un tono oriental... que sabía a perlas, delfines, sirenas y navíos. Todo cuanto Rosendo podía elaborar en su mente, para entretenimiento de quienes vivían en la quietud del campo. El sol caldeaba la atmósfera y Constanza protegíase del excesivo calor en el interior de la casa, o bajo un alero de los parrales. Ella acompañaba siempre a Rosendo en sus caminatas, pues él estaba ansioso por recapturar sus paisajes olvidados. Recorrían juntos el arroyo con sus pequeñas cascadas, que siendo niños parecíanles gigantes. Llegando luego hasta el tambo para saborear como antaño la leche de vaca tibia, cremosa y recién ordeñada. Y Cuca los aguardaba nuevamente de regreso en el atardecer, con un mate aromado a peperina. La hora de la Oración reunía a toda esta gran familia de la Merced, una vez más en el rosario. Los peones gauchos contemplaban al mozo, ahora mundano y citadino, recordando el tiempo cuando Rosendo era niño y ellos subíanlo a las ancas de su potro, para recorrer los campos vigilando el ganado. Un niño criado allí, en la arisca serranía cordobesa cargada de churquis espinosos, extraviado por caminos increíbles para ellos... y que ahora hallábase de retorno en la Merced. Era aquél un largo tiempo de vida, que se había reunido consigo mismo. Con todos sus elementos dispersos y finalmente asociados.Duró todo el verano. Las pláticas de Rosendo eran enjundiosas como él, traían ensueño y confusión entre lo real y lo irreal. Por ello fascinaban a Cuca. Pero tuvieron la magia de pintar una Manila más accesible a Constanza en su emotividad, como no lograra hacerlo antes Fernán. Pudo ver ahora la niña que aquello estaba adornado con palabras, mediante esa eclosión entusiasta que el mozo transmitía, y advirtió entonces su fantástico componente. Pero ella lo necesitaba así. Era su identidad misma, la que retornaba con él. Rosendo acercábale a Constanza ese mundo al cual pertenecía Don Fernán... más que el propio Fernán...........ooooooooooooooo........... El otoño volvió a dorar los caminos. El monte se secó. Los caravaneros de Don Lucas hicieron otra vez aprontes para un nuevo viaje al Alto Perú. Había una tristeza incierta en la Merced, pues los cambios venían creando sentimientos encontrados.Rosendo partía de nuevo, despidiéndose ahora de Constanza y Fernandita, sin olvidarse de Cuca... una Cuca orgullosa de su mozalbete erguido que iba tomando de a poco, las marcas del exotismo filipino. Ese mismo estilo que antes ella rechazaba en el hermano mayor, y que ahora la niñera admiraba en su hermano menor. Todo cuanto antes parecíale aborrecible en Don Fernán, le resultaba deslumbrante en su niño.Doña Leoncia, la madre, lo abrazó con fuerza. Lo retuvo contra sí intentando prolongar los instantes. Lo presionó sobre su pecho como deseando conservar su tibio candor de fantasías, para mantener junto a ella ese mundo suyo de ensueños y quimeras. Tal vez intentando impedir su partida inevitable. Lo sujetó entre sus brazos anhelando un retroceso de los días, y fijó sus ojos en los de su hijo reconociendo en ellos, el mismo tinte cielo de los suyos... Y luego lo dejó partir.Y el camino se lo llevó nuevamente. Lo apartó otra vez de la Merced, alejándolo de aquella sierra solitaria que acunara su infancia. Volvió a quitarlo de su seno, borrando su figura del escenario montaraz donde Rosendo tenía su lugar propio. El camino lo separó nuevamente de Constanza y Cuca, sin la desazón anterior, con el encanto de lo que se ha admitido.33 - RETORNO  DE  FERNÁN.....................................Don Lucas regresó de Charcas con Don Fernán. Los hermanos filipinos tendrían para siempre esa alternativa de cruzarse, casi por instantes. Fue su destino desde el comienzo y lo aceptaron como algo natural. Había sin duda en el mayor una falencia maternal muy grande, que necesitó cubrir adaptándose al Tucumán, para diagramar su vida junto a ella... por amor a Constanza.El joven hispanoriental, siempre ordenado y activo, había dejado toda su empresa perfectamente organizada en el puerto altoperuano de Arica Y Rosendo, lentamente, a medida que sus tíos fueran preparándolo, le iría respondiendo desde Filipinas. Debido a las grandes distancias de un imperio adonde no se ponía el sol, la organización era siempre primordial, tal como Don Fernán lo comprendía y realizaba. Llegaba ahora nuevamente a la Merced desde Manila, cargado de bellos presentes en sus arcones. Igual que la primera vez. Pero esta vez Constanza los recibió amablemente y con gran alegría. Fue extendiéndolos por la sala grande de la casa para que cada una de ellas eligiese, Doña Leoncia, Constanza y Cuca. Y como era de esperar los abanicos causaron en ellas sensación especial. Un biombo chino con mucho diseños de nácar, fue el favorito de las damas que decidieron colocarlo junto al mejor sillón, aunque él explicase que era para un dormitorio.Fernandita tenía diez meses y él recién podía conocerla. Caminaba con pasos aún dudosos y caía en brazos de la madre. Constanza peinaba con primor sus rizos rojos, heredados del padre, y la beba mirábala con unos grandes ojos verdes iguales a los de ella. Intentaba enseñarle palabras que aún no tenían forma, emitiendo sólo sonidos de vocales.Una sucesión interminable de juegos entre la niñita y su madre, fascinaron la visión del viajero. Solazaban su mente agotada en travesía por mar y caminos. Extendióse sobre el sillón más amplio de la sala, tallado en madera de las misiones jesuíticas. Cerró los ojos esperando la caída de la tarde y el reposo de la noche, para lograr la compañía de Constanza sin retaceos. Y mientras las voces de ambas revoloteaban  en derredor suyo, al entreabrir los ojos, pensó para sí:-"Es Constanza con su muñeca"...............FINAL..............

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