• Leonel Castellanos Rodriguez
RoCastell
......las cosas simples, como una barcasa sobre las aguas del Sena, son las que me llenan.....
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  • País: Chile
 
 Me convertí en el rocío de las hojas anochecidas, me desnude tras las ventanas de los aguaceros diminutos, apresuré   los pasos entre autos veloces que en la noche navegan como locos pedacitos de luces. Salí del bullicio de las voces que los fantasmas interpretan en la tierra que te sostiene. Te buscaba como si los crucigramas se hubieran agrandado y ahora fueran edificios y murallas. Estaba tejiendo en las casillas de las aceras el pensamiento como un siniestro galopar continuo y me moría en la duda de que estuvieras perdida en los altos y escondidos  brazos del olvido, tuve una arropada y escalofriante neblina quemándome el alma,  quebrándome las manos, los labios se desgarraron en la bruma y se me secó la voz llamándote desde lo más profundo, y no te vi, no estabas, volaste como la golondrina de mil estaciones. Sostuve el lazo de la horca como un vagabundo incrustado en los lienzos del casi amanecer, entumecidas las piernas corrieron  por todos los laberintos y no se detuvo la lagrima que la desesperación  tatúa en el rostro mientras gritas de rabia indomable y miedo irrazonable al  lamentar arrancar la flor sin que ésta se despeine en pétalos y sin compasión como el peor de los furtivos miré al cielo  cuando nadie contesta. Solo el señor de los periódicos, agazapado detrás de  su estanquillo, renombra las noticias a mi pasar, el humo encarnecido que delibera entre la brisa madrugadora y yo me hace ver que somos los únicos personajes de la gran obra de la soledad, bendecida en tu ausencia.
Os digo en lenguaje silente promulgado desde los podios del recuerdo, que la inocente jaculatoria que se avecina a morir en esta hoja en blanco como tatuaje làbil, es el reclamo que engendra en cada pulso y timbrado mi melancolía, es solo el epinicio de mi pena que en tu ausencia crece y se fortalece. Os digo vencido en amor y en tristeza , que mi alma pesa menos que aquella nube que detrás de un árbol se esconde, así mismo bañada en una fragancia fúnebre, cual elegía incesante, yace está mi suerte, si tú no estás. Ungido en el aceite de tu penitencia, descubro mis tácticas y mis temores. Ocurre que depositadas en poca piedad y mucha sed van estas líneas, en el goce infinito del dolor que las crea, sin otro merito que unas lágrimas golpeando la mejilla, que tanto espera tu cándido beso. Sin merecer la agonía en que naufrago, me dejo llevar por la fatalidad de las horas que me encierran, como ave cautiva sin derecho a la paz que promete una libertad entera y cierta. Soy en cada minuto de esta hora un esclavo, rebelde pero indefenso, que sabe que morirá de ansiedad y anhelos, mas sigue siendo leal. Es el amor cáliz acelerador de contratiempos, cúspide que adorna sus escaños con lanzas y barricadas inconmensurables. Es el amor algo eternamente embriagador y tiene también de tirano indómito que colma los sentidos, es aquella niebla que nubla la inteligencia, detonador de descargas fusileras cuando busca alianza con la soledad y el martirio de la añoranza. Es el amor cruel cuando por ese ser, ese en quien encuentras todo, nacen distancias y despedidas breves como solo una circunstancia temporal e inobjetable. Es el amor descalabro continuo, miserable e ilógico cuando sufres y quieres refugiarte en su seno, y solo es de quebranto la cobija. Pero aun así, me queda como fiel escudero, la esperanza, doncella libre, espada audaz, himno misericordioso que me empuja a la lucha y me grita….jamás te rindas, por que amar tanto como vivir solo ocurre una vez. Ando buscándote entre las amapolas que se orillan como ola inmensa por los bordes del camino. Camino que transito como arriero con su carga, voy y le hablo al viento que tanto conoce en este calvario de tu nombre. Mi mente es aquella casona vieja y grande en medio del bosque, llena de fotos tuyas, es mi mente un revoltijo de imágenes y pretensiones, y somos todos, casa, viento, camino , amapola y arriero, condenados súbditos de la espera. Ya no hay frenesí, ya no hay dicha, pues la estocada que de profunda atraviesa las capas de una piel que te extraña, hace vertir mi sangre, tan fría y pálida como la escarcha que deja chirlos en mi mirada y en mi cuerpo. Ya no hay sonrisas hasta que regreses, han muerto como soldados, no hay sirenas en las fabricas anunciando jornadas de compases y herramientas, no hay colibríes en los jardines de las iglesias, no hay trovadores en los bares, no hay gladiadores en un rin amotinado, no hay trenes enderezando rieles y dibujando valles, no hay sinfonías en los pinos mecidos en la madrugada, nada cuenta con lo bello, ni con la algarabía de la contentura implícita de la felicidad. ¿Pues cual sino otra razón seria?...., que tú seas la esencia de todo en mí y lo que me circunda en ese mundo donde juntos vivimos. ¿Pues cual sino otra razón seria?..., que mi oscuridad prevalece por que la divina luz hace de tu cuerpo lámpara y hace de tus manos rayos tan incandescentes que toda penumbra se desgarra en fragmentos, fulminada por el brillo de tus ojos. ¿Cuál?... Sino por aquella en la que nunca una caricia tuvo tanta ternura y tanta complicidad como ese roce de mis labios en toda colina y curva que te forma. ¿Será tu adiós prematuro, aguijón insólito de sentencias interminables? ò ¿será tan solo una escapada de mis instintos?, ¿será tu partida tan solo una leve aparición de demonios en la pesadilla del reclamo? ò ¿será tu adiós una razón más para convencerte, de todo lo que en verdad te estoy amando?....., por una o por otra aquí estoy, siempre esperándote porque siempre de ti soy. …(l.castellanos.r.)

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