La luna brilla su anillo de oro y plata,   las estrellas se distinguen    apenas   tras la catarata de niebla   de mis ojos mustios.   Pero la luna   inquilina del fulgor,   blancura que en la Tierra no existe       exibe en su mitad aurífera...   Su medio negro se confunde    en la profundidad del cenit de sombra. 

veneno con sabora miel y ocaso,tu recuerdo.en la ausencia del espejoroto de mi alma,sobre el colchón calienteondulado como un color de mary pesando los años,siglos de arenasy sales y espumas,que tu cuerpo y el míoemanaron a la hora de amar.  

                                                                                                parada en la lumbre que respiro,tierra y fuego, luciérnaga de vaporen un encantamiento de rutinapasada y anhelante desbordado el juicio del amor,cansino,desolado, bullicioso amorque en láminas de fulgor infiernome bebe, me acrecienta el desganoy la alegría, la piedad y la abundancia de tenerte por doquier, rodeándomi espíritu y mi sangre,lamiendo las plantas de mis pies ausentes de caminos,llagados por pernanecer en pie en la arena de la nada,del tiempo que perdemosy que recuperamos, volátilesmariposas del  destino.                

figura femenina de atroz decisión e ímpetupiletón de egos y deseos.te acuestas en la tranquilidadmentirosa de ya no sufrirmientras la sábanade algodón y olvidote hiela los pies morteros.aula de amores transumantesfluye el cálido abrazo de la leñadesde el suburbio visceralal azote del invierno.pobres tus sienes de blanco,poblado tu genital camino,marchitas casi tus colinas lácteasy ensanchado el vientreque ansía y que descubre...  

Voy subiendo,pedal de bicicleta que me inventalas alas que no tengo;arrebato rosay púrpura y violeta,el trepar por nubarrones de salitres, líquidosretornos a la tierrade algunas lágrimasque se perdieronde mis ojos en tinieblas. 

Desesperanza compartidaen ronda de mate y fogata.Multitudes de fantasmasrondan la noche;la tarde que se vacíaen despediday el perfume a humoque inhala el espírituy lo acecha certeza de muerte envasos rojos...Lúgubres luna iluminandoel pesaroso paso del tiempo.Adiós...  

No fue fácil sacudirme el polvodel destierro,ni encontrar sin sol ni lunael camino hacia mi adentro.Maleza, la esperanza;serpientes, las palabras.Vacío y soledad de penumbra;quebrado el sueño, onírico refugio.Marchita la línea de la vida.Nevada la tibieza,helados los deseos.Sólo escamas por fuera,mi interior sin hoguera.   hela 

Nunca estás cuando llueve.Y tengo frío.Y tengo miedo.Me arropo con tu ropa.Pero el frío sigue,con aroma a engañoa tu piel rozandootra piel, entibiando otra cama,abrazando otra vida.Y yo sola, en esta cama inmensay fría...Como la lluvia que cae. 

Amo a cada una de ustedes porque sé que están. A la distancia, por los mágicos cables de un oído que en caso de urgencia se hace voz, luz, palabra, han estado conmigo cuando mi presente obscuro y entristecido me aferraba a una idea de soledad sin retorno. Cuando no muchas explicaciones se necesitan para encontrar aquello que dicho en el momento justo, cambia el viento que vueve la loca veleta de la angustia.Están, aunque no estén, porque están en mi recuerdo sus risas, sus miradas, sus abrazos y sus lágrimas que se han unido a las mías muchas veces, contagiando las ganas de seguir viendo amaneceres  y ocasos, noches de estrellas infinitas, mares con arinas de sol y espuma, serdores de prlimavera y gestos de amor en todos los que amamos.Dios las bendiga, si creen, y si no, mi amistad entera está allí, donde nos encontrenos otra vez, en ésta u otras vidas.Con inmenso amor y gratitud.