El viento resopla en el balcón, allí no hace calor y se puede pensar tranquila mente. Camila ya no padece del calor que la agobiaba, y podía soltar su cabello rojizo. Con el soplar del viento su delicado vestido comienza a bailar, dejandose llevar por el compás de los soplidos. Ella ahora puede estar a solas con sus pensamientos, sin pensar en que ocurriría si se dan cuenta en su casa que ella esta en el balcón a estas horas de la noche. Variados temas atravesaban sus pensamientos, ¿Qué podre hacer mañana para no caer en el aburrimiento?, ¿Cuándo lloverá?, ¿Saldré con mis amigas?, etc.. Pero lo que más la inquietaba era saber quien era su nuevo vecino, desde que el cartel de "Se vende" desapareció del balcón contiguo al suyo esa pregunta no dejaba de aparecer en su inquieta mente. Casi rendida a los pies de Morfeo decidió hacer una ultima reflexión... ¿Seria posible que el hijo de su vecino nuevo sea un muchacho de su edad?. Ella siempre deseo tener un vecino de su edad, todos los del edificio rondaban los 50 años y ella era la mas joven. Hace unos días ella vió en el camión de mudanzas unas prendas de varón similares a las que usaban sus compañeros de curso. Quizas, solo quizas, el nuevo vecino sea de su edad, y de su agrado. Ella ya se encuentra mas cansada pero esta tan fresco allí afuera que decearia quedarse allí para siempre. Su mayor pasatiempo seria su arma para que Morfeo no gane la batalla. Cantar era su vida, pero solo en secreto, si alguien la escuchara probablemente ella se avergonsaría mucho. Siempre fue una muchacha tímida y solo el cantar le daba ánimos en la vida. Camila entono unas pocas notas cuando se dio cuenta de algo... su vecino si tenia su edad, y estaba parado en el balcón contiguo oyendo la y apreciándola, como si ella se tratara de una extraña obra de arte o un evento astrológico que solo se da cada cierta cantidad de años. ¿Qué hacer?, por primera ves alguien había escuchado su canto y ahora esta persona la miraba fijamente, como hipnotizado. Se produjo un silencio entre ambos, no era uno de esos silencios incómodos, todo lo contrario, era como si se entendieran solo con la vista y las palabras fueran innecesarias -Tienes una voz agradable- dijo el muchacho rompiendo el silencio-Gracias, a decir verdad eres el primero en escucharla--Es todo un honor para mi- Ambos sonrieron mirándose a los ojos. Esa misma noche Camila descubrió quien era su enigmático vecino, y también encontró un amigo secreto, con en cual podría pasar largas noches en su balcón solo observandolo y eventualmente dirigiéndole alguna palabra. Sus almas estaban en sintonía y carecía de lógica que con solo unas horas hablando actuaran como si se conocieran de toda la vida. Pero esa es la esencia de lo que ellos descubrirán mas adelante, la esencia del amor.
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