• Angela
espinozangela
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  • País: Chile
 
Un pequeño e insignificante bichito se sentia el más desdichado de todos, pues veía de color gris, en su vida no existían los colores...incluso cuando trataba de imaginarselos erraba una y otra vez en su acierto.Este insecto era depresivo, vivía una tortura, no conocía sus raíces, no tenía amigos, no le gustaba mucho sociabilizar, ya que sentía que solo molestaba en cada lugar al que tenia que ir...Un día se fijó en su reflejo y comenzó a charlar con él, estaba muy contento porque ahora ya no se sentía solo...y entre tantas cosas que hablaron el bichito se quedó pensativo y detuvo la conversación para indagar más en lo que su amiguito le contaba...al oír lo que éste le decía se puso a llorar, no habia consuelo en tanta tristeza. Esto descolocó a su reflejo. Antes que pudiera mencionar palabra alguna intervino el bichito diciendo... En mi vida solo existía la amargura, soledad (...), pues no tenía colores mi Arco iris Gris, pero ahora... ahora me doy cuenta quienes son realmente los que viven con nubes oscuras. Y fue entonces cuando su reflejo pronunció.. No nos damos cuenta en realidad de las cosas que vivimos, de que los hermosos momentos no sentimos, que la apreciada y corta felicidad no valoramos. En palabras cortas nuestra vida se nos va de pequeños momentos no apreciados muchas veces. Tú, que toda la vida te la pasaste llorando, Yo, que toda la vida me la pasé riendo, Hoy, nos damos cuenta de los daños, errores y horrores que causaron nuestros pensamientos.  Entonces el bichito se marchó para terminar y despues iniciar, mientras que su reflejo se quedó y solo concluyó...
El bichito y su reflejo
Autor: Angela  393 Lecturas
Mientras el recuerdo cosía una polera vieja se dio cuenta que de un extremo sobraba gran cantidad de hilo, pero de la parte final...solo quedaba para terminar el nudo. Pensaba angustiado porqué había ocurrido eso. Buscaba soluciónes a tamaña estupidez. Asi que decidió retroceder y comenzar otra vez, pero de nuevo ocurrió lo mismo. Una, otra y otra vez... era como si no pudiera evitar que el hilo sobrara al principio.Entonces optó por llamar a la ilusión y pedirle como favor que cosiera su polerita. Cuando terminó de coser todo estaba bien, nada sobraba por ningun extremo. El recuerdo quedó sorprendido. No encontraba explicación. Y preguntó: ¿Cómo hiciste para que no sobrara hilo?¿Por qué a mi no me salía bien coser? Y fue entonces cuando comprendió. Si observas con atención te darás cuenta que cortar el lado equivocado no es una buena opción, pues si lo aplicamos a lo que necesitas saber siempre molestarán los dos nudos, pero si tomas la iniciativa con seguridad nada de lo dicho anteriormente ocurrirá... Ahora. ¿Qué decidirás?.
A veces nos damos cuenta que hablamos por hablar, opinamos sin saber. Cuando escuchamos nombrar la palabra “prostituta” lo primero que se nos viene a la mente es la inmoralidad, pero ¿qué hay detrás de aquel oficio?. Esta era una mujer que tenía una familia “bien constituída”, sus cuatro hijos más su pareja la conformaban. Despues de muchos años juntos (casi 14) comenzaron a brotar muchos problemas, durante toda su relación vivieron con altos y bajos (como en toda relación), pero tanta humillación, tantos fracasos que aquella mujer había vivido la llevaron a tomar una drástica desición, aunque más adelante llegaremos a este punto. Con muchas esperanzas y optimismo decidió dedicarse a lo que más le gustaba a ella,” trabajar con personas escuchando sus distintas vivencias tras el golpe militar en Chile”, para así poder pensionarlos. Aproximadamente estuvo un año y medio tratando de ayudarles a aquellas personas que abiertamente le contaban sus historias, la mujer, a quien llamaremos Rubí, estaba muy entusiasmada con poder devolverles una pequeña alegría, pero con el pasar del tiempo (dentro de ese año y medio) se dio cuenta que fue utilizada por otra mujer para estafar a las personas, nunca se imaginó que sus buenas intenciones se transformarían en maldad. Rubí también fue estafada, utilizada, y víctima de una cruel e inescrupulosa mujer . Así fue como se armó de valor y abandonó aquel miserable trabajo, con miras a otro horizonte, por lo que se comenzó a dedicar a las rentas, pero esto no dio fruto alguno, ya que las deudas, el arriendo de su oficina, etc., la llevaron a volver a su hogar.Derrotada, cansada y fracasada se adentró nuevamente al mundo de “las dueñas de casa”. Comenzaron los problemas, sin ningún peso en su cartera tuvo que aguantar las humillaciones de su marido, mala convivencia e insultos (eran incesantes), ya no se soportaban, la principal causante de todo era la falta de dinero en el hogar. Los días pasaban y aumentaban las discuciones entre los dos, Roberto (el marido de Rubí), siempre le decía a su mujer: “Tú no vales nada, Sin mi no eres nadie, No puedes trabajar porque ¿quién va a cuidar de los niños?, ¿Quieres trabajar? Entonces trabaja, pero arreglatelas para no dejarlos solos, estás todo el día hechada sin hacer nada”, etc. Fue tanta la impotencia que sintió aquella infeliz que la llevó a tomar una drástica decisión. Después de llorar angustiada, se levantó, caminó hacía su habitación, donde se encontraba Roberto y le dijo con voz firme: “Te vas de la casa ahora mismo y si quieres vienes a dejar el dinero que les corresponde a nuestros hijos, pero ¡largate ahora ya!”, el hombre se largó a reir y dijo: “Héchame”, fue entonces cuando Rubí sacó una gran bolsa de basura, donde metio toda la ropa del altanero, tras esto, comenzaron los forcejeos y en un segundo la desdichada calló al suelo, con su nariz ensangrentada, el hombre la había golpeado, ella ya había vivido algo similar antes de que él apareciera en su vida, hace unos 14 años atrás, el padre de una de sus hijas la golpeaba a diario, hasta que la mujer tomó las riendas de su vida y arrancó de su lado, y se juró que jamás volvería a pasar por lo mismo, pero volvió a vivirlo, mientras estaba en el piso, se dio cuenta que la historia se volvía a repetir. Se levantó, lo golpeo y con ayuda de sus hijos logró que se fuera. Ahora que se había deshecho de su principal problema surgió otro, uno que muchos entienden porque lo han vivido o siguen viviendo, la falta de dinero. Rubí se vió sobrepasada por las cuentas y la escacez de comida, entonces, a través de internet encontró un trabajo, este decía “Se busca señora”, ella mandó su curriculum en la noche y a la mañana siguiente la llamaron para concretar una entrevista, rubí se arregló un poco y asistió, cuando llegó, se dio cuenta que no era cualquier trabajo, se trataba de hacerle compañía a los hombres, prestarles servicios de todo tipo, en ese momento, ella pensó en sus hijos, en sus cuentas, en que no había nada para comer y con un dolor en su alma aceptó trabajar para ellos. La primera reunión que tuvo con un cliente fue para ella lo peor, se sintió indigna y sucia por lo que estaba haciendo, pero “el fin justifica los medios”, Rubí trabajaba en eso porque estaba desesperada, tenía DICOM, en ningún lado le daban trabajo, ni su ex marido le daba pensión para sus hijos y éstos necesitaban comer. Ella era una prostituta, así la llamaban en el pasaje, sus hijos no tomaban en cuenta las palabras necias de sus vecinos, pues sabían que su madre se estaba sacrificando por ellos. Rubí también fue juzgada por sus familiares y seres más cercanos, todo el mundo le dio vuelta la espalda, nadie la apoyó, nadie a excepción de sus hijos. Pasaron unos años y Rubí ya se había acostumbrado a ser una prostituta. Había perdido su dignidad, amor hacia ella y hacia los hombres. Un día, su jefe la llamó con urgencia, un importante hombre de negocios llamado Santiago requería de sus servicios, ella como de costumbre aceptó. Cuando iba camino al lugar acordado con su cliente sintió una pequeña aceleración en su pecho, era algo que jamás había sentido antes, eran como unas grandes ansias de juntarse con aquel hombre. Miró a muchos hombres que estaban sentados en el salón del hotel, pero su corazón le indicó cual era Santiago, se acercó lentamente y le saludó, él, muy caballero, le tomó la mano y se la besó, luego se fueron a la habitación que el caballero había reservado para ellos, mientras Rubí se desvestía suavemente Santiago le puso su mano en el hombre y le dijo con su voz ronca: “No. Sólo quiero que conversemos. Pasar un rato agradable compartiendo un poco sobre nuestras vidas”, la sensual mujer no podía creer lo que ese hombre le estaba proponiendo, en pocas palabras, Rubí quedó maravillada. Las horas pasaron y estas dos personas no se habían dado cuenta de que ya eran las 3 de la madrugada, entonces se despidieron y quedaron en volverse a ver. Rubí quedó con un sentimiento inexplicable, se sentía como nunca antes. A la semana siguiente se volvieron a reunir, esta vez no fue en un hotel, si no que en una hermosa casa de campo, donde habitaba la tranquilidad. Fue así como se inició un hermoso romance entre ellos, ambos se sentían el uno para el otro, atraídos no solo por un cuerpo. Él, entre las vivencias que le reveló a su enamorada, se encargó de contarle detalladamente una hermosa y triste relación amorosa. -          Estabamos muy enamorados – decía Santiago- nos dedicabamos todos los fines de semana a pasear por los prados verdosos de nuestros terrenos, a veces, nos ibamos de viaje a recorrer distintos lugares de Chile, pues a ella le encantaba  que viajaramos juntos, pero… (mientras de sus ojos caían pequeñas gotas de tristeza) en una nostálgica tarde de invierno, Plácida y yo discutimos muy fuertemente, y ella muy exaltada abrió la puerta y de un portazo me dijo adios. -          Pero Santiago (decía Rubí), ¿ por qué discutieron?, -          Ella estaba muy enferma, tenía leucemia, y no me lo había querido decir, yo descubrí los resultados de unos exámenes que se había hecho hace unos días atrás y fue entonces cuando le reclamé llorando porqué no me había querido decir nada, ella se alteró y me dijo que yo no tenía derechos sobre ella y que la dejara sola. (respondía Santiago muy conmocionado) -          ¿Y qué pasó con ella? (preguntaba con curiosidad) -          Después que salió corriendo de la casa (decía el hombre), ella no se dio cuenta, pero venía un camión y la tropelló, ella murió al instante… Lo más triste es que ese camión yo lo había contratado para mudarnos de casa, a esta casa… me siento tan culpable Rubí. Nosotros no teníamos hijos, pero yo la amaba y era muy feliz con ella, desde hace muchos años que estaba esperando una oportunidad para volver a intentarlo con una mujer, y creo (con una pequeña sonrisa) que ya la encontré. Entonces Rubí y Santiago iniciaron oficialmente su romance, ambos había vivido historias muy similares (respecto al sufrimiento y desamor) e igualmente querían volver a rehacer sus vidas Frecuentemente se visitaban y pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Un día, mientras terminaban de desayunar Santiago le pidió a Rubí que plantara un palo de agua en el jardín de la casa de campo, entonces mientras ella hacía el ollo para colocar posteriormente la planta notó que había una pequeña caja de madera en aquel agujero, ella la tomó y le preguntó a su querido qué tenía dentro y éste riendo le dij: Sólo abrelo, y ella llorando lo miró y le dijo: Te amo tanto mi amor – ¿Te quieres casar conmigo? – Preguntó Santiago, - Claro que si (respondió Rubí). Despues de aquella maravillosa proposición se casaron, todo fue espectacular, la boda, la fiesta del matrimonio, etc., la pareja estaba muy contenta con todo lo bueno que les estaba pasando, los hijos de Rubí se encontraban encantados con la nueva pareja de su madre. Obviamente Rubí había abandonado el empleo que por tantos años le había dado para comer y vestir a sus hijos. Después de varios años de casado, Santiago se enfermó repentinamente y calló grave al hospital, su mujer pasaba horas y horas junto a él para que no se sintiera sólo. Una tarde de invierno, llegó a visitarlo como siempre y el doctor la esperaba con una lamentable noticia, “Lo sentimos, su marido a muerto”. Después aquellas palabras  sintió como si le hubieran tirado un valde de agua fría . Rubí gritaba desesperada: “¡No puede ser! mi Santiago, ¡No, no no!”, comenzó nuevamente a sufrir, esta vez por cosas naturales de la vida, no había nada más que hacer. Caminó como alma en pena alrededor de su cuerpo muerto, lloraba desconzolada, era un dolor inmenso en el corazón, su alma se partía en dos, mientras abrazaba el cuerpo de su amado decía una y otra vez: “Te amo, te amo, ¿Por qué me dejaste sola si yo te amo tanto?”. Un poco más repuesta, realizó los trámites para sacar el cuerpo del hospital y poderlo velar, fue muy doloroso aquel episodio, pero más aún, dolorosa su partida, su despedida final, aquella en el funeral, cuando iban bajando el ataúd, “No te olvidaré amor, esperame, esperame”. Al regresar a la casa se sentía un vacío enorme, Rubí tenía mucho frío y por más que sus hijos prendieran la chimenea y le dieran café no se le quitaba. Ese frío no era frío físico, si no que espiritual, se había apagado la llama de la vida, de la esperanza, las historias en la vida real son así, no tienen finales felices. Rubí,” fue llamada prostituta por las circunstancias de la vida y se quedó como tal por circunstancias del destino”.
Historia de Rubí
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