Se despertaron cerca del mediodía, Orión tomó una ducha mientras Electraba preparaba el almuerzo y luego almorzaron mientras mantenían una agradable conversación. Ya no había incomodidad, ya no se ocultaban opiniones ni se ahorraban las palabras; estaban completamente en confianza y por fin se mostraban en esencia al otro. "¿Ell, cuándo vendrá tu madre?" preguntó el pelinegro mientras la ayudaba a guardar la losa."En unas pocas horas según me dijo" contestó la joven para luego besar sus labios con ternura. "De acuerdo, en un rato me iré", susurró abrazándola de la cintura mientras se sentaban en el sofá de la sala a ver un poco de televisión. Al cabo de unos minutos, Orión la miró "Ell.."; "¿Ajá?" preguntó ella en una onomatopeya. "Me preguntaba si querías ser mi novia...-, la castaña lo miró con una suave sonrisa en sus labios."¿Preguntabas?; ¿Qué pasó que aún no te lo preguntas?" bromeó. "Ou, tienes razón ¿Ell, quieres ser mi novia?", preguntó mirándola con atención. Sin embargo ella no dijo ninguna palabra... asintió con su cabeza y lo abrazó; él le correspondió y se quedaron así por un buen rato. Pero no eran los únicos en plan de romance por esos momentos; de hecho Ulises estaba hecho una pila de nervios, ansioso porque ese día había quedado en verse con Olivia, con su Olivia... la chica que le gustaba desde que la había visto por primera vez. Para él era todo un logro que ella hubiera aceptado, y en parte aún no reaccionaba que realmente sucedería... con un poco de suerte de su lado, a lo mejor ella le correspondía. Así que a eso de las tres salió de su casa y tomó el bus rumbo a la feria; allí esperaría a su cita. Sin embargo en cuanto llegó no la vio... con cada minuto que pasaba, su ansiedad se acrecentaba. La llamó un mínimo de tres veces en menos de un minuto a su celular pero no respondía... Cuando estaba por darse por vencido la vio llegar, y en un suspiro alivió toda la carga que se le había creado. "Hola, Oli", la saludó sonriente con un beso en su mejilla."Hola Ú- respondió Olivia con una dulce risa. "¿Podemos comprar copos de azúcar? Estoy súper deseosa. La última vez que vine a una feria, tenía cinco años." Rió mientras Ulises trataba de encontrar palabras en su mente; y es que con solo verla, se quedaba mudo... ¡Todo un milagro! Aunque a decir verdad, por como lucía Oli, y su personalidad tan danzarina, libre y dulce, seguro a más de uno le quitaba la palabra... Era de estatura mediana, cabello largo y negro, tan negro como sus profundos ojos, y una envidiable figura esbelta de bailarina. Así fue que entraron a la feria; compraron copos de azúcar para ambos, y entre risas los devoraron... luego Ulises intentó ganar un oso de peluche para Olivia; pero quien se lo regaló finalmente fue ella a él, pues a diferencia de su chica, no había acertado ni en un solo intento. "¡Qué buena puntería tienes, Oli! yo realmente doy asco" dijo el moreno mientras se sentaba en un banco junto a su chica. "Bueno, como pasatiempo practico tiro al blanco con arco y flecha; quizá sea eso", le contestó riendo suavemente "pero personalmente no creo que des asco, todo el secreto está en la postura; curvas mucho la espalda y tus brazos así pierden fuerza. Mira, si me permites te enseño", procedió a levantarse y le tendió su mano; el joven dudó un poco pero finalmente aceptó. Ella se puso detrás suyo y rodeándolo con sus brazos fue corrigiendo poco a poco su postura. "Mira, inténtalo", le dijo dándole una piedra que había encontrado en el suelo. El enérgico muchacho tomó la piedra y la arrojó dando un buen tiro; ambos sonrieron y se volvieron a sentar. Sin duda aquella chica le gustaba más que mucho, pero temía no ser correspondido..