Ciudad Travesti
Publicado en Apr 11, 2013
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“Este es un intento de cuento, espero que por su contenido no te caigas de tu asiento; tu juzgaras si mi propuesta te agrada o no, eso depende de que tan dispuesto estés a escuchar”.
Ciudad Travesti
¿Qué más mi hermano? ¿Todo bien? Listo, así es que es. Vente para acá y te cuento mi historia tan particular, cuando no me entiendas me avisas.
Bueno, yo cuando niño no era muy distinto a como soy ahora, sólo los cachetes me cambiaron, y pues me añadí unos accesorios bien bacanos, recuerdo que me gustaba mirarme al espejo y darle besos a mi reflejo, y en ocasiones, me ponía la falda de mi tía y comenzaba a bailar.
De mis papás no supe ni más, como a los 10 años ya se habían ido, decían que yo estaba defectuoso, que se me había volteado el chupo, me dejaron entonces viviendo con mis tías disfuncionales, Doña Susan y su pareja, esa vieja si que estaba linda, lástima que se volteó, Vivi le decían a ella.
Como a los 12 años perdí la virginidad. Me levanté a una nena del colegio, ella estaba en once y era la más linda, Esbel era su nombre; recuerdo que después de haber hecho el acto, o de tener sexo, como mejor me entienda, ella me dijo que nos fuéramos a vivir juntos, que ella me amaba, que yo era su vida, que se moría por mí, que va, pura mierda. Pero bueno, yo le dije que sí, que listo, pero que me dejara terminar el año escolar.
El 20 de diciembre entregaron notas finales de ese año, me acuerdo que me tiré matemática, pero igual me pasaron, fui el segundo mejor de mi grupo, éramos como 16 en séptimo. Mis tías, la vieja Vivi y Doña Susan me felicitaron y me prometieron un regalo, yo les dije que me pagaran el colegio hasta once y que con eso me bastaba, les dije que me iba con Esbel, que no se enojaran, que todo bien.
Mi tía Vivi entendió y lo aceptó, la tía Susan, en cambio, no sabía que decir, se puso a llorar, me dio lastima, me fui a la semana.
 
Esbel me llevó a un apartamento que tenía al occidente de la ciudad, su papá se lo había dado para que aprendiera a bandearse sola; yo ubique mis cosas y me puse a ordenar el lugar, era un chiquero total. Recuerdo que me ponía un delantal blanco con lentejuelas doradas y escuchaba “Baby One More Time” mientras barría y arreglaba todo.
En las mañanas iba al colegio, y en las tardes, aunque no todas, visitaba a mis tías, y cuando regresaba al apartamento, encontraba a Esbel tirada en el sofá, con las venas dilatadas y los ojos hinchados; yo le acariciaba su cabecita mientras se quedaba dormida. Un día, me acuerdo tanto, como a las diez de la noche, se entraron unos tipos a la casa, todos locos e idiotizados, y Esbel me decía que me quedara tranquilo, que todo bien, que venían de farra, que va, puro estiércol.
Yo me metí al cuarto y me puse a escuchar música, de esa que es bien rosada, y como a la mitad de “Candyman” pasó lo que yo menos quería. En la sala, Esbel comenzó a gemir, gritaba como si se le fuera a salir el alma, y yo todo güevon, me dio por salir a mirar; habían cuatro manes manoseándola, todos en bola, todos sudando, y le cogían los senos y le metían los dedos por todo lado. Usted me perdonara, pero eso fue tenaz, discúlpeme si le parezco muy grotesco, si algo me para cuando quiera, ¿listo?
Bueno pues, yo los dejé ahí con su locura sexual, pero me pasó algo bien raro, en toda la noche soñé con esos manes, pero nada de nada con Esbel, ¿será que papás tenían razón?
Como al mes, otra vez llegaron los manes, esta vez venían con un par de nenas, Paola y Julieth, re lindas ellas, y pasó una hora, y después de beber y drogarse con píldoras, otra vez con su locura sexual, ahora multiplicada a lo más. A la medianoche se me acercó uno de los tipos al cuarto, y me ofreció uno de sus cigarros, yo le dije que listo, pero que no tocara a mi nena, y el man que listo, que todo suave.
De ese momento en adelante no me acuerdo más, y me levanté esa mañana, tenía severo man al lado, ahí fue que me di cuenta que se me había volteado el chupo por completo. Me di cuenta de que ése era yo ahora, un homosexual.
 
Seguí así como hasta décimo, y ahí fue que le dije a Esbel que lo nuestro no tenía futuro, ella me pidió que hiciéramos el amor por última vez, y yo le dije que listo, pero que ni más. Ya tenía yo como 16 años, pasé a once y me becaron por pepa, mis tías estaban contentas, me prometieron otra vez un regalo, yo les dije que quería que nunca se enojaran por las decisiones que pudiese tomar, y ellas dijeron que listo, que todo bien.
Terminando ese último año de colegio, me despedí de Esbel, ella me besó y me deseó suerte, me devolví con mis tías, y ¡mierda! ¡Que vaina tan seria! A la semana de estar viviendo otra vez con ellas me di cuenta de que esta pareja tan particular también tenía su locura sexual. Todos los miércoles en la noche tenían relaciones, la una gritaba y suplicaba por más, la otra le lamia y le tocaba todo el cuerpo, ¡que vaina tan seria!
Bueno, pues resulta que el 22 de diciembre de ese año me gradué con honores, me acuerdo bien, me dieron una beca para estudiar en la universidad, y a los seis meses entre a estudiar teatro, después me mudé.
Mis tías siguieron en lo suyo, me deseaban éxitos, tan atentas ellas, quien sabe cómo estén ahora; me conseguí un cuarto por la 19, allí fue donde aprendí a trabajar con sudor y poco pudor. Me compré resto de prendas para mujer y una peluca toda sexi, la ropa masculina la guarde para ir a la universidad.
Listo viejo, pues yo seguí estudiando normal, destacándome como siempre, y en las noches me paraba en una esquina con mis nuevos atributos a esperar algún hombre hambriento que quisiera comerme y me pagara por ello, me encantaba bailarles antes de lamerles todo el cuerpo, ahora ya no tanto, es puro visaje.
Una noche, se acercó un tipo bien lindo, acuerpado y misterioso, venia en una camioneta, me dijo que le diera el servicio ahí mismo, y yo que bueno, que todo bien;  me subí a la nave y me le abrí de piernas, pues yo ya era una hembra bien buena, y ahora estoy mejor, el man me agarraba los senos y me los chupaba como si fuesen un helado, y yo disque, si así ¡ugh! ¡Aah! ¡Así!
 
Ya casi acabando, y yo todo desnudo, el man se prendió un cigarro y me preguntó mi nombre, yo le dije que me llamaba Michelle, y el tipo disque no! Deme su nombre real, y yo se lo dije, papi me llamo Michael. El mancito me besó y me acarició los labios, yo le quité las manos, y el muy idiota me quemó un seno con el cigarro, y yo le dije que listo malnacido, ésta me la pagas carito.
A la semana supe por el periódico que el mancito se había suicidado, era un ministro o algo así de la corte, el man tenía sus problemas. Yo seguí con mi vida, me mande a arreglar los pechos, me gradué como profesional, me compré un apartamento decente, me conseguí un novio y lo boté por perro, me compré un carro y lo vendí al mes, me compré una moto y me fui a visitar a Esbel, ésta se había vuelto prostituta, estaba toda demacrada. Al mes supe que se había muerto, le dio sida o algo así; fui con mis tías a su funeral, no fue casi nadie, todo fue diferente desde ahí, no sé porque.
Cada vez que salía a las calles me daba cuenta de cosas que antes no podía ver; veía jóvenes desorientados que se drogaban para hallar un camino, veía niños abandonados teniendo a sus papás con ellos, veía padres prisioneros del trabajo, empresarios aficionados a su empleo, prostitutas, vagos, ladrones, asesinos, violadores, mentirosos, ambiciosos, y claro, los de mi combo, travestis.
Ahora, en esta ciudad desubicada, todo el mundo parece travesti, nadie sabe lo que hace, nadie sabe quién es en realidad, nadie sabe para dónde coger, nadie sabe si es hombre, mujer o animal, nadie sabe nada, ¡que vaina tan seria! ¿Si le ha tramado mi historia nene? ¿no lo estoy aburriendo cierto? Bueno, ya pa’ terminarle, le cuento que mis tías adoptaron un niño, Francis le pusieron, están todas felices, me alegro resto por ellas, y yo, pues estoy trabajando como actriz en el teatro mayor, y en las noches me entrego desalmada al mejor postor. Ahora a lo que vinimos, desvístete y le hacemos como animales, luego me pagas, si te gusta nos estaremos viendo seguido.
“Si después de leer el texto te quedaste pensando, entonces cumplí mi meta, nos veremos en otra historia mi estimado lector desorientado”.
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Descripción

Cuento Corto

Palabras Clave: Cuento Ciudad Oralidad Travesti

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fanfictions



Comentarios (2)add comment
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Marcos Pereyra

espectacular, uno debe hacer todo aquello que realmente le genere felicidad, si haces algo que te hace mal, es un error. Desde el comienzo hasta el final la historia es atrapadora, los maltratos que mencionaste son cosas habituales, que pasan diariamente, lo cual no me sorprendía leerlo...
Y el odio homofobico a mi me apena demasiado porque todos somos iguales y la condiciones social no diferencia la calidad de humano de cada uno.
Brillante!
Responder
April 12, 2013
 

daih

Todo el submundo del travestismo, la doble vida, la discriminación. Me pareció muy interesante el proceso, el relato humano. y toda la escoria que rodea, el doble estandar de los caballeros de buena familia de camisa y corbata. Las nasias de maernidad y de amor de las tias locas.
La verdad es que me gustó mucho,
Responder
April 12, 2013
 

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