LA OTRA VIDA DE LOS OBJETOS
Publicado en Apr 03, 2013
Prev
Next
Image


Le costó un par de horas pasar de la fascinación al desengaño. Más o menos el
tiempo que un amigo común tardó en quitarle la venda de los ojos, contándole
cómo se estaba riendo de ella delante de todo el mundo.
Fue ella misma quien le hizo las maletas, rebuscando a conciencia en los cajones
para asegurarse de que no quedaba en el apartamento ni un solo resquicio del
paso por su vida de aquel impresentable. Mientras, en el recibidor, un
carpintero cambiaba la cerraja, de forma que cuando él llegó se encontró sus
pertenencias en la puerta.
Y supo, porque la conocía bien, que nada podría hacerle cambiar de opinión.

Le hubiera gustado, sin embargo, haber podido deshacerse de los recuerdos con
igual celeridad. Pero eso es imposible, y los meses siguientes fueron una
sucesión de flashbacks que relampagueaban en su mente: canciones evocadoras,
lugares comunes, expresiones salidas de otros labios...
Afortunadamente,
nada es eterno, y esas pequeñas cosas que en principio tanto se lo recordaban
se fueron diluyendo poco a poco en su memoria. Y al cabo del tiempo fue capaz
de escuchar esas canciones sin que se le humedecieran los ojos, de visitar esos
lugares sin que la invadiera la nostalgia.

A veces encontraba algún objeto suyo, algún resquicio olvidado en un rincón, y le daba
no se qué tirarlo. Lo guardaba en cualquier parte, sin emoción alguna, sabiendo
que tarde o temprano tendría que desprenderse de ese lastre para pasar la
página y seguir viviendo. Pero es complicado decidir dónde depositar las
emociones. No le apetecía llevar esos enseres a una institución benéfica, pero
tampoco regalarlos a alguien conocido. Y tirar a la basura algo útil no
encajaba con su austeridad.
De modo que empezó a olvidarlos en lugares públicos. Cada vez que encontraba alguna
cosa, la metía en el bolso y la abandonaba en un banco, en la mesa de un café,
en un vagón del metro... De esta forma, pensó, daba a los objetos la oportunidad
de disfrutar de una segunda oportunidad, de convertirse para aquellos que los
encontraban en algo precioso, nuevo y excitante.
Así que ya lo sabes: si un día entras a un bar, ves que una mujer se marcha olvidando
unas gafas en la barra y cuando le preguntas te dice que no son suyas, no
insistas. Simplemente tómalas, mételas en tu bolsillo y dales la oportunidad de
comenzar una nueva vida.
Página 1 / 1
Foto del autor mina.cb10000102
Textos Publicados: 7
Miembro desde: Mar 29, 2013
0 Comentarios 162 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Un cuento de esperanza

Palabras Clave: desamor recuerdos objetos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy