FE O RAZN?
Publicado en Mar 27, 2013
![]() ![]() Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha planteado la disyuntiva de elegir uno de dos caminos posibles, para llegar a la verdad de su existencia y la del universo que lo rodea. Los que optaron por el sendero de la fe, a través del cual encontraron una respuesta válida según ellos, adjudican el origen y la existencia del universo y la de ellos mismos a un dios creador. Para los teístas, ese dios no sólo creó el universo sino que también le atribuyen la autoría de las reglas morales y éticas (Biblia, Corán); castiga a los pecadores y premia a los buenos; subordinando la conciencia del hombre a los mandatos divinos. Tienen la convicción de que todo tiene su origen en dios y recurren a las escrituras, según ellos sagradas e incontrastables, para documentar sus aseveraciones. Suelen recurrir a métodos racionales (Tomás de Aquino), para demostrar la congruencia de sus dichos pero cuando la razón plantea dudas respecto de sus creencias, inmediatamente buscan refugio en la fe y así mantienen incólumes sus argumentos. El sustento de la fe, es el dogma y por eso necesita del discurso permanente para mantenerse en el tiempo. El de la razón es el pensamiento crítico. La fe y la razón no transitan por el mismo camino, como pretenden los teístas (Tomás de Aquino: Summa contra Gentiles) y ni siquiera marchan en la misma dirección. Por cada paso que avanza la ciencia, las religiones retroceden uno o más. El de la razón es mucho más arduo, con más escollos pero más certero; necesita de la ilustración (Según Inmanuel Kant: ilustración es la emancipación del hombre de su autoculpable minoría de edad. Para ello se trata de que el hombre se atreva a pensar por sí mismo, a valerse de su razón, para dejar de concebirse como menor de edad, como alguien que está bajo tutela; en otras palabras: como un súbdito). Lo que la fe no puede demostrar racionalmente, lo convierte en verdad absoluta a través del dogma. La ciencia, en cambio, da pruebas de su verdad utilizando la razón como herramienta fundamental. Carlos Marx decía: “La religión es el opio de los pueblos” y cabe preguntarnos: ¿o el somnífero? ¿o el atajo que evita el camino del conocimiento? La búsqueda de la verdad no es fácil; es una aventura que implica el riesgo de equivocarse y volver a empezar; pero vale la pena. Sólo el hombre libre de dogmas es capaz de realizar esa búsqueda. Desde siempre, las religiones a través de la fe, exacerbaron el egocentrismo del hombre haciéndole creer que el universo había sido creado para él (Biblia, Capítulo I: Génesis 2, 7). Hoy, gracias a la investigación científica, sabemos que es un ser minúsculo frente a la magnificencia de la naturaleza. La ciencia aún tiene muchas respuestas pendientes, pero persiste en la búsqueda de la verdad. Valga la reiteración: el camino de la razón no coincide con el de la fe; es arduo, trabajoso y riesgoso. No goza de la comodidad de las verdades reveladas, pero evidentemente es el único que nos puede aproximar al conocimiento del universo.
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Nereida Rub Dek
Roberto Munyau