Presenciemos pues señores: el día de su fin.
Presenciemos con leve armonía que el poeta ha muerto
Ha muerto después de su frenética lucha,
Ha muerto después de su incansable batalla,
Murió su cuerpo pero su alma aún se escucha,
En cada verso que rindió a la belleza y al canalla.
 
Murió el poeta, unos dicen que de amor.
Murió el poeta, otros dicen que fue de pasión
Murió el poeta de pulmonía o anorexia
Murió eso es lo que importa: ¡el poeta murió.!
Si el poeta es un dios de las letras,
¿Porque ha de morir en este planeta?
En las letras su esencia plasmo,
con sutil hermosura muchos versos creó.
En aquella sepultura
 yace su cuerpo helado
Más su alma inmortal
en mi corazón se ha quedado.
Mi poeta se ha muerto, el poeta murió
Velemos su cuerpo
Catemos en su honor
Mi poeta ha muerto
Me ha destrozado el corazón
Con su partida me ha dejado
En las tinieblas un adiós
Recordando con esmero
Sus palabras de amor
Mi poeta se ha muerto, el poeta murió
El periódico, en portada, su gran nombre destacó
Mi poeta era mío,
Mío su dolor
Mi poeta se ha muerto, el poeta murió
Dejándome con su despedida
Un beso frio y su adiós

°°°°°°°°°°°°°°° La Nebulosa de Adelisha °°°°°°°°°°°°°°°