E fallecido aun no vienes,
a verme que triste es que no
me recuerdes.

Ensoñado ese momento
de tu regreso, hasta después
de mi muerte.

Mi cuerpo
pálido tieso,
ojos abierto
con resentimiento .

Flores blancas,vela blancas,
rodean todo mi cuerpo
lagrimas y llantos,
de los que me acompañan
en mi entierro.

Se ah llegado, la hora
de mi sepultura
casa de silencio
llena,de misterios.

mis oído,perdidos
entre el viento incierto
gritos y clemencia murmuro,
de aquel cadáver que descansa
en el ataúd de madera.

Ve litas que se apagan
por la brisa, corona de flores
coloridas con la señal, que
no ahí vida.

Porque será que nadie,
le da respuesta a esta pobre
fallecida.

E muerto de dolor,y mi alma
vive penando por un
amor,
Que un pasado le dio
felicidad y hoy solo
reina el tormento
de lo que un ayer
floreció.

pétalos con aroma,
de tu piel, que ambulan
en el viento sin
dirección.

Sigo el camino que
el destino me a preparado
un desierto, en la tierra
tal vez en el cielo
sea recompensado, a que el corazón
enamorado.

Por estar prisionero
siendo inocente,
entre la soledad
y la tristeza.

En unos años mi cenizas
se expandieran, en
aquel verde y cristalino
mar.

Nacerá el poema
mas lindo del mundo
en lo profundo,
de aquellas aguas
un tesoro, de amor
escondido en el cofre
donde solo que do la
esperanza, de aquella
alma.

Que no recordaste en vida
después de muerte,
la olvidaras
no somos eterno
cadáver serás.

Si el viento rosa
en tus oídos
de mi sepultura,
lenguas te hablaran
no derrames lagrimas,
menos disfraces tu corazón
de luto.

A los Océanos recorrerás
detrás de mis resto,
confundido atado sin
moverte buscaras entre
la arena y las estrellas, la
sombra de aquella muerta.

tratando de olvidar
momentos bellos,
que existió entre dos, cuerpos
aun siendo esqueleto 
vivo en medios de bonitos
recuerdos, que reposan con migo
en el cementerio.

AUTORA: ANGÉLICA OSORIO