desastre areo (frag.)
Publicado en Aug 20, 2009
Prev
Next
Image
Ninguno de los noventa y cuatro pasajeros, ninguno de los cinco tripulantes hubiese dicho: "sucedió muy rápido", en ese último instante, aferrado, en una exhalación, al ahora de la Eternidad que mostraba cuán arbitrarios eran los tics y tacs de un reloj, tan invento de una hormiga díscola y rosada, como lo era aquel Boeing en plena desintegración. "Esto es la existencia", alcanzó a pensar el Comandante Ricardo Montes, iluminado por el estruendo con el que el 737, enchapado en matrículas y encabritado luego de aullar con una sola turbina en el aire de aquella mañana de invierno, reventaba desperdigando incendiado su íntegro tonelaje, para así hacerse un instante de silencio real, del mismo silencio total experimentado por la pasajera Nora Nexem.
El flight recorder fue encontrado a un centenar de metros del timón de cola.
Al minuto setenta y seis del vuelo, el motor derecho se había ahogado en una propia nube negra mientras sobrevolaban la cancha de River Plate; mas tarde y con un extraño estallido, la otra turbina hizo anhelar, a Montes y al copiloto, el logro de un aterrizaje tan forzoso como fuese posible. En el colmo de las desgracias, ya en gravedad de caída, los mismos controles con que los pilotos habían hecho lo imposible por mantener en vuelo a esa bestia desbocada, eran poseídos por los demonios fugados del sistema hidráulico.
Aferrados a amuletos varios, desde torre de control vieron cómo el jet pareció querer acomodarse y posar, manso, su vientre tubular. Perdió el ala de estribor, la del motor hirviente; luego, en explosiones, destellos y esquirlas, el fuselaje se volvió una masa ardiente de metales;  un flamante y mínimo infierno, un sucedáneo de cometa o de meteoro con sueños dentro, explotó en el pavimento deteniendo los relojes.
El combustible ardió. Los sueños se apagaban en el brillo del fuego.
En la caja negra, encontrada a un centenar de metros del timón de cola, sólo se descubrió una de las diez mil posibles respuestas a la pregunta de aquellos pasajeros.
Un laberinto de súplicas al silencio de un Dios, en su propio imperio, que volvería a no hablar sino a través del crónico lamento de la turbina moribunda; si Dios tan solo respondiera las plegarias con el milagro ya consumado ¿Cuántas deudas de pronto se volverían nada? ¿Cuántas nuevas personas nacerían en tales instantes de alerta y final nada feliz?... de haber tenido, aquellas almas, la implorada nueva oportunidad, ¿cuántas miserias se habrían secado, como epitelios de insectos que al despertar en vísperas de otro verano retozan y renacen, siendo aún los mismos y ya sin ser los que fueron alguna vez?
Cuando el destino es no arribar a los brazos del amor, cuando los papeles no llegan a ser firmados y los souvenirs del viaje son olvidados, el absurdo es una broma perversa que revela la falacia de las diez mil respuestas a una única y eterna pregunta. 
Página 1 / 1
Foto del autor inocencio rex
Textos Publicados: 220
Miembro desde: Jul 22, 2009
0 Comentarios 507 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

as comienza el cuento homnimo de 7 partes

Palabras Clave: desastre areo manso vientre tubular pasajeros splicas Dios

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy