Hoy estoy antojado
de un bocadillo rápido.
De esos urgentes y sabrosos.
Me acerco a un puesto de fritangas:
Sólo hay calamares al ajillo.
Los como y dejo la propina.
La humanidad, en sus periplos,
hoy vino a descansar a la playa.
Hay un sinfín de mujeres
con rostros pálidos y bellos
y destellos de guitarra en su cintura.
También hay modelos anoréxicas
y hombres libertinos en sus cigarros débiles.
El mar es un espejo ronco y movedizo:
Se vuelca como un rayo desde las lejanías.
Pasan pequeños vendiendo sus refrescos:
Parecen lumbres diminutas que se incuban.
A garganta plena, los mulatos oxidados
anuncian las poderosas virtudes del " rompecolchón".
Hay pirámides de lomos tendidos en sus toallas.
La marea gira y refresca todo con sus ecos.
No se le ponen bozales a los vendedores de cervezas.
La carne puede ser de origen gatuno o perruno.
Más de un hombre pélvico tose como aborigen.
Hoy descansan las piquetas y los puños.
Palurdos y ex convictos están de plácemes.
Las gaviotas pasan flotando hacia su almuerzo.
Por un día nada es formal y todo se palpa.
Toco las curvas de las hembras con mis mínimas miradas.
Un emboso de normalidad cubre la costa
y los niños hacen cadaveras y esqueletos en la arena...
No falta en la concurrencia la sonrisa,
el chiste chispeante, la broma célibe.
Parecen tropel de una misma grey.
Los paladines se bañan de sol en sus colchonetas.
y las trenzas vacuas de las niñas se salpican de espuma.
Se pasean las salvavidas como cristales de hermosura.
Como caramelos tiernos que llevaría a mi boca.
Los vientos constelares patalean en las olas
y las chupetas no faltan en las manos de los niños.
Bellas mujeres rubias rejonean mi corazón
y hay morenas sinuosas que las opacan.
Pero pronto me repongo entre los aires malva.
Los panzudos intrépidos piropean a sus chicas
y los viejos biliares saludan graciosamente a las matronas.
El mar obra estos espejismos milagrosos
y hace a los hombres aplacarse por un día