METAMORFOSIS CONTRA EL ALAMBRE IRACUNDO
Publicado en Feb 21, 2013
Un alicate gira sobre el alambre de la ira
pero está hecho de hielo y se derrite antes de tiempo. Se mofa el alambre con ácidas palabras mientras el vapor de la palanca se disuelve en los hondos agujeros. ¿Quién es el más destacado para el arreglo improvisado de las fallas? ¿No soy yo, el alambre justiciero? Más el vapor tiene un vago recuerdo del frío nebuloso de las rocas y la fiesta metalúrgica. Vuelve sobre el agua y se eleva en busca del hierro Tiene la vaga memoria de su antiguo ser alicate y de las punzantes carcajadas del iracundo alambre. El alambre avanza como vibora insaciable viene cargado de veneno a la sopa de las palabras. Ha recopilado sales y mezclas imprevisibles. Recorre las cartas, las boletas incluso las recetas de cocina: ¡quiere fuego! El vapor de los halos lo alcanza por el fétido aliento de su piromanía jactanciosa y lo va cortando en trozos en implacables tenazas Alicate que regresa de sus telúricos vapores vuelve y vuelve, casi en danza giratoria a cortar los aires del alambre a quien maldice. Quien lo maneja se quema las manos. ¿Valía la pena? Los trozos quedan tirados en el barro y esperan algún incendio para volver a sus andanzas. Las manos, ésas manos han quedado marcadas y en los trazos de sus palabras hay dolor y lágrimas. Las tenazas regresan al taller del herrero y las aguas se disuelven en las olas al milenario vuelo de las gaviotas mensajeras.
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