No el que engendra sino el que cría, con total amor y sabiduría.
El que sabe que sus hijos son su debilidad, su prioridad en la vida.
El que no mezcla sentimientos cuando la relación con la madre de sus hijos, llegó a su término; es consciente que más que nunca tiene que estar presente para sus tesoros.
El que cada detalle de sus hijos, lo valora como el oro más preciado, comparte los mejores momentos y es pilar fundamental para el crecimiento de los mismos.
El que da un ejemplo constante de responsabilidad, respeto y ternura.
El que da plena confianza y es el hombro de apoyo, en tiempos difíciles.
Ser padre no es nada fácil, todos los hombres son actos para procrear, pero muy pocos con aptos para ejercer este rol.
Un padre no es el que solamente provee económicamente a su familia, es el que debe de estar ahí siempre, dar amor y el mismo esfuerzo igual al que desgasta una madre.
Lamentablemente son muy pocos los que entienden que ser PADRE, es el regalo más maravilloso que Dios les pudo ofrecer, que es la prolongación de su especie.
Otros hacen y dejan frutos valiosos regados en el camino y piensan que no tienen importancia, que equivocados están, los hijos no pidieron venir a este mundo, están en él, por el amor puro, verdadero o en ocasiones falso que prometieron.
Para todos aquellos padres verdaderos, y por todas aquellas mujeres que también les toca moralmente cubrir a carta cabal esta función; por aquellos que saben a conciencia lo que significa la palabra PADRE...
P= pureza, paciencia
A=amor
D=dedicación
R=responsabilidad, respeto
E=entrega, esfuerzo.