EL GLOBO ROJO
Publicado en Dec 22, 2012
Todo el año se la pasó trabajando duro, no descansaba, el sol le había curtido la piel en gran medida. Su tez natural, se escondió entre los pigmentos que la naturaleza le había regalado y le dio paso a los intensos rayos del sol. Calle arriba, calle abajo transcurrían las horas y los días para el. Entre los autobuses y autos finos se desempeñaba como todo un profesional de la mendicidad. Muchas veces se hacia acompañar de sus tres hermanitos que al igual que e,l estaban en el negocio. Así era la vida de Yuma desde que dejo su tierra natal, su comuna, desde que dejo el Orinoco y fue a probar suerte en la ciudad. Sueños tenia y muchos; sus brillosos ojos negros lo revelaban a diario. No sabia leer, tampoco escribir pero no le importaba, su vida así era bella para el. Las luces de los vehículos alumbraban su sitio de trabajo en las noches. Todavía conservaba su inocencia indígena como cuando llego a la ciudad. Quería tantas cosas que el no podía tener, que su corazón lloraba ante los grandes autos de la gente de dinero; los perseguía con su ilusión a flor de piel y sus ojos brillaban por una limosna. Su madre y hermanos le esperaban del otro lado de la calle para contar lo obtenido. Algunos echaban billetes y monedas de pequeño monto en la tacita que llevaba en sus manos y aunque por momentos su corazón se llenaba de alegría, sabia que nunca le alcanzaría para comprar un auto grande como el de ellos, pero el seguía soñando con un gran auto. Sueños...sueños de niño indígena. Un día se percato de lo que había dejado en su pueblo; recordó la selva, el río, extrañaba los animales con los que jugo por mucho tiempo. Ahora todo era diferente, su vida había cambiado. Pasaron los meses y las luces de colores adornaban las vidrieras de los negocios. El ajetreo en la ciudad aumentaba cada día mas, no había descanso para el pero aunque había mas actividad y la gente tenia mas dinero no era así para el. Los árboles de navidad encendieron sus luces y los villancicos se escuchaban cada vez más. La navidad había llegado por fin. Bellos regalos eran adquiridos en las mejores tiendas, la alegría y algarabía se mezclaban entre luces multicolores y finos dulces. Los adornos inundaron la ciudad, diversos motivos eran colgados de los postes y árboles, la música de la navidad contagiaba a todos y los negocios no alcanzaban a atender a tanta clientela. La navidad había llegado al fin, pero Yuma no sabia de que se trataban todos aquellos cambios que hacían lucir diferente a la ciudad, era su primera navidad fuera de su pueblo, su primera navidad en las calles de la ciudad. Un día, le pregunto a su madre de que se trataba todo aquel cambio que sus ojos observaban día a día desde hacia cierto tiempo. Ella trato de explicárselo en su lengua, intento de hacerle comprender lo poco que ella sabia. Yuma lo entendió y entonces deseo todos esos regalos para ella y sus hermanos; empezó a soñar con las comidas, con los regalos y con el árbol de la navidad. Soñó con el niño Jesús., con un pequeñito bebe de ojos negros y piel cobriza que envuelto entre trapos y mantas había nacido en una chalana cruzando el río mas bello del mundo, el Orinoco. La ilusión por la navidad se hizo presente en su corazón; en el día trabajaba y en la noche soñaba con la navidad. Llego el día de la navidad y Yuma esperaba fervientemente que su niño Jesús le concediera todos sus deseos. El auto grande, los regalos para sus hermanos y una caliente cena navideña. Así que muy temprano empezó su faena con mucho entusiasmo y fe. El día se apuraba en sus horas cada vez más, empujado por la noche que ansiosa quería reinar y festejar con todos aquellos que quisieran seguirla. Las campanas de la iglesia dieron las seis de la tarde y Yuma se alegro porque su niño Jesús le concedería todo lo que deseaba. La muchedumbre se agolpaba para terminar sus compras de noche buena, pero a e nadie lo veía. Cansado se sentó a observar lo que sucedía, el alboroto era tal que la gente se empezó a pelear en vísperas de noche buena. -Yo estaba primero-decían unos. -No, yo primero-replicaban otros. Una señora voluminosa con un elegante vestido llevaba una pequeña niña, cuyo rostro como los ángeles, expedía destellos de luz, su trajecito impecablemente bordado resaltaba su finura y su cabello lacio y claro estaba muy bien peinado. La niña observaba en silencio la calle. En su mano derecha llevaba un globo de color rojo. Yuma, que descansaba sentado en la acera la observaba y pensaba que así eran los angelitos que estaban con su niño Jesús. La chiquilla tendría cuatro años de existencia muy bien cuidados; la señora volteo y aprecio la escena entre Yuma y la niña, indignada la tomo por la muñeca y la halo dentro de la tienda, la niña no hizo caso y corrió hacia la calle. Su globo rojo se había escapado de su mano y ella iba tras el; un estrepitoso sonido paralizo el trafico; allí yacían los dos, abrazados, ensangrentados. El con el globo rojo en su mano derecha, ella con su mano derecha sobre el corazón de el. Esa noche de navidad Yuma y la niña del globo rojo entraron al coro de ángeles y entonando bellos villancicos arrullaron al niño Jesús que nacía en medio del Orinoco.
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MAVAL
saludos cordiales!
lourdes aquino
MAVAL
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Feliz Navidad♥.♥ para este año
que la felicidad reine en vuestro hogar
que tengas muchas cosas buenas en tu vida
y puedas compartir con cada uno de ellos por siempre!
gracias por tu amistad!
felicidades!