Cada día que desfila sobre mí,
Un sentimiento intenso se revela,
Que intenta con todas sus fuerzas,
Un incesante encuentro con tu belleza.
 
Cuando en mi caminar contemplo,
Tu delicado cabello flameando con el viento,
Me recuerdas a las rosas con ese rojo intenso.
Con tu precioso cabello personificando los pétalos,
Y con tu conducta algo estricta que representa las espinas,
Pero posando para mí entre el escritorio y tu ventana,
Pareces una hermosa flor que quisiera regar todas las mañanas.
 
Llego el momento de saludarnos, con un calido y fuerte abrazo,
Instancia que con ansias he estado esperando,
Con solo sentir tus caricias que se me acercan,
Yo ya no siento los pies en la tierra,
Y me aferro a tu cintura para no salir volando,
Por eso prefiero finalizar y no terminar sobrepasado,
Este fraternal saludo con un beso en tus labios.
 
Mirando hacia el cielo, dándole gracias a dios,
Por dejarme acercar a una mujer con semejante esplendor,
Y aprovecho la instancia para pedirle que me regales una mirada,
Vitamina necesaria para fortalecer esta estresante jornada.
 
Por eso me doy cuenta de que díos la hizo, y se sentó a pulirla,
Por eso déle las gracias que la hizo tan preciosa y divina.