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EL ULTIMO VIAJE

Publicado en Dec 05, 2012

EL ÚLTIMO VIAJE

Ves venir al Sol desde la cárcel de tú cama,
té ciegan sus destellos y desde tú oscuridad
dibujas el marco de la ventana.
Sus rayos té iluminan y calientan tú alma,
casi una sonrisa se dibuja en tú cara demacrada.
Quieres volar, tú imaginación té regala unas alas,
azules y violetas tejidas con plumas blancas.

Relajas esas manos retorcidas y gastadas,
llenas de miedos, historias, alegrías y palabras.
Té vistes túnica larga de seda y de color malva,
sobre tus grises cabellos, descansa una rosa blanca.
Los pies los llevas descalzos, no ocultas que están cansados,
y que todo el mundo sepa lo mucho que has caminado.

Tú cuerpo cansado pretende despegar, pero no puede,
no importa, aun lo puedes lograr, queda tú imaginación.
Queda esa imaginación que nadie pudo matar.

Y té remontas y vuelas y canta lloras y sonríes,
té sientes halada y bella rodeada de querubines.
Revolotean contigo millones de secas hojas,
presumiendo de colores, libres, rotas y dichosas.

Ahora es tuya aquella noche de amor que nunca tuviste.
Y tuyo es aquel poema de amor, que no lograste escribirle.
Ahora es tuya la paloma que se té escapo aquel día,
llevándose con su vuelo, tú corazón, tú alma y tú vida.
Pero otra paloma blanca té ha rozado con su pico,
té protege con sus alas y té inunda de cariño.

Los prados brillan al sol cubiertos de margaritas,
está perfumado el aire de Rosas, Jazmines y de Lilas.
Y vuelas sobre los valles, sobre las cumbres nevadas,
sobre el cauce de los ríos de las cristalinas aguas.
Divisas la inmensidad de un mar azul y esmeralda
y te invitan a bailar sus olas de crestas blancas.

A lo lejos se divisa un velero de cristal,
tiene las velas de plata y la quilla de coral.
La sinfonía del viento enreda entre tus cabellos
la letra de esa canción que té trae tantos recuerdos.
Y bailas a su compás, como lo hiciste aquel día
entre los brazos del hombre que té destrozó la vida.

No quieres malos recuerdos y danzas entre las olas,
entre recuerdos bonitos para no sentirte sola.
Cinco ángeles traviesos quieren que con ellos juegues,
se esconden entre las olas, para que tú los encuentres.

Ha llegado ya el velero, el baile se acabó ya.
Y tus olas té despiden con lagrimas de cristal.
Un “Te quiero” con un beso que siempre en tú alma estará
guardados con los recuerdos de las risas de tus niños,
las sonrisas, las palabras y los recuerdos bonitos.

Has de emprender el viaje del que nunca volverás.
En un cojín de algodones él té invita a navegar
por la calma, del silencio que nadie interrumpirá.
Té has cansado en el viaje, pero has volado a tú antojo
Ahora té duermes feliz, No se abrirán más tus ojos.
Antonia Rico.

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