Latir del tiempo:
       en la humedad enorme, el espacio palpita.
   Latir del tiempo en la celda de mis sienes
       mientras mis ojos giran a otros mundos
            y la nada se arroja por mi sangre.
Las palabras se abren de una manera tierna
           en versos que toman las sacristías:
Las palabras, como el tiempo: sin peso 
            se adosan a las cimas de mis manos:
         En un rubor de labios quebradizos
         palabra y tiempo se confunden en sílabas.
Las horas laten en mi pecho y, ese pecho, en el tiempo, se segmenta.
Sobre todos, el segundo gravita..... Lívido, sin presunciones de la carne.
    En éste tiempo, que se me torna abrupto, doy otra vuelta y giro hacia lo eterno.
      Tiempo que cuenta palpitaciones cuando me ve con el alma en desbandada.
   Y todo se disgrega en el universo oscuro, curvando el aroma del segundo.