Se desvanece…
Y el tiempo por fin se lo llevó
y yo siento que crece,
en realidad ya se esfumó.
 
Lo vi venir, a veces,
otras veces solo llegó.
Lo vi y sentí su tacto
frio en mi espalda tocó.
 
Lo siento, ¿lo ves? No lo ves.
Será que no está más tal vez.
Sin embargo mi mente me advierte
y me manda a llorar otra vez.
 
Al médico fui en la semana
dos veces, quizás hasta tres
y volví aun mas que curada
pero al llegar empezó otra vez.
 
Y el dolor se lleva mi vida
un dolor que no ves, tú no ves.
Un dolor que no deja heridas
incurable, en mi mente encontré.
 
Y pasan los años y días
y busco en todo internet.
En libros, encartas, en guías
acompañada solo de café
 
Imprimo millones de hojas
que mis síntomas pueden relatar:
lunares,  toses o heridas,
analizo mi forma de ser.
 
La gente se alejó de mí
pero no sin antes decir
que mi enfermedad estaba en mi mente
y que nunca se me iba a ir.
 
Con solo café, miedo y vodka
se llena mi living los viernes
y mi cuarto y computadora
de hojas con test y calmantes.
 
Recetas que yo misma hice
creé viendo mi sufrimiento
un dolor que es diferente siempre
porque siempre se lo lleva el viento.
 
Fiebre, dolor abdominal
¿Qué cura le podré encontrar?
Resfrió, acidez estomacal
¿Y mañana, que me deparará?