Tres niños, tapados con cartones,
duermen en la acera,
borrachos del pegante
que les quita el hambre
y les mata neuronas.
Se les ven los pies.
La gente pasa y pasa.
A pocos metros
un lujoso auto
parquea donde no debe,
quien lo maneja baja
y entra a la butique.
A los pocos minutos
como si se hubieran encendido
mil focos de alarma,
ululando sirenas
llegan presurosos agentes de transito
son tres hombres robustos
montados en tres motos modernas
brillantes rostros
brillantes uniformes
brillantes motos.
Inmensa grua,
tremenda infraccion.
La señora clama pero es tarde ya,
al auto lo llevan colgado.
Las eficientes leyes del estado,
deben respetarse,
por el bien de todos,
quedo bien sentado.
La dama se aleja,
los agentes aceleran pavoneandose.
La grua y su presa se alejan.
Mientras tanto,
tres niños,
borrachos de pegante,
a pocos metros, duermen en la acera,
tapados con cartones.
No se oye ninguna sirena de alarma.
La gente pasa y pasa.