Corriendo por el gelido silencio de la calle, mis pisadas se hacen resonar por todo el lugar. Entre gritos y gemidos, lo unico que me excluye de esas cosas son mis jadeos. La fatiga me hace mas debil y vulnerable. No puedo mas. Me doy la vuelta, tomo la Pistola y apunto lo mejor que puedo. Los cascillos caen al suelo con un pequeño humo. Empiezan a caer algunos, pero al instante aparecen mas. Un "clic" anuncia la ausencia de balas en el cargador. No tengo a nadie mas, ni a donde ir. Ya no quiero estar aqui. "¡Vengan por mi!" pienso... Y sorpresivamente despierto.