(Para mi padre que vive en mi menoría.... más allá de la piel)
Desde que aprendí
 
Desde que aprendí a mirarte, te aprendo
Desde que aprendí tus silencios,
   el silencio me llena de música
   y la búsqueda  me ilumina.
Desde que te vi mirar sin fronteras
  aprendí que el mirar me traslada.
Desde que aprendi a mirarte hacia adentro
  me di cuenta que cuando te miro te amo.
Desde que me mostraste que las manos son alas,
  cada cosa que toco paso a ser un roce.
Desde que aprendi a gozar los roces
  me revelaste  que amar es acariciar sin límites.
Desde que aprendi a acariciar
  me di dijiste que la piel es memoria.
Desde que aprendi a volar
  me di cuenta que no necesito alas.
Desde que aprendi a mirarte, desde niña,
  me di cuenta que siempre estaré aprendiendo.
Desde que aprendi a llorar, las lagrimas son solo un bálsamo.
Desde que te vi llorar, desde niña,
  supe que era honroso hacerlo.
Por eso te aprendo aunque no estés, te sigo aprendiendo.
 
María del Rosario Alarcón
Santa fe, 29 de noviembre 2011
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