La esmeralda profunda (cuento)
Publicado en Nov 12, 2012
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Estoy observando con mas curiosidad de la acostumbrada una de las revistas recogidas hace una semana en las inmediaciones del lujoso Hotel Imperial.
Aquí admiro las bellas imágenes estando tan lejos de ese destino y absorto desde el interior de la precaria vivienda que me sirve de morada. Las aberturas celosamente colocadas dentro de los dinteles son más que  pasajes de luces y sonidos entre ambos espacios del miserable barrio, son los ojos y oídos críticos que permiten apreciar todo el calor, la miseria y la idiosincrasia común de estos predios exteriores o interiores, según sea la posición del observador hastiado e irreverente, que apoyado sobre un catre de lona percudida, deja escapar las horas de las siestas acecinas, que dotadas por los rayos impiadosos del sol y la resolana, merodean los ranchos en este febrero cruel y arrogante del norte argentino.
Nosotros tenemos la tarea de juntar productos de rezagos para venderlos a las empresas recicladoras del medio.
Recorremos durante las mañanas y las tardes las aceras buscando papeles, cartones y otros elementos menos nobles, caminamos por infinidades de lugares observando con miradas críticas y astutas los depósitos domiciliarios. Allí vamos muñidos de carretillas, carritos o simplemente bolsas colocadas sobre nuestros hombros.
Al anochecer regresamos a nuestros hogares a clasificar el material hallado y luego de atarlos prolijamente los estibamos bajo el alero que da al patio o en el caso de los diarios y revistas en el interior de la única pieza, sobre unos trozos de leña.
Ese es el momento mas admirable, allí voy separando las revistas con delicadeza, con las imágenes mas llamativas para ojearlas durante los espacios de las siestas mientras aguardo a que afloje el calor asfixiante o durante los días de lluvias mientras escucho música de la radio.
Pero ninguna de las nuevas ha logrado empequeñecer ni un ápice a la que guardo celosamente sobre uno de los tirantes que sostiene el precario techo.
Aunque he repasado una por una todas las fotos expuestas en forma de colección no comprendo el mensaje de muchas de ellas, no hallo el motivo que impulsó al profesional a tomarlas y aun más, a sepáralas de otras muchas que seguramente fueron capturadas con estas, es aquí donde se necesita tener instrucción en el arte fotográfico. Pero aun asi con mi nulo conocimiento y guiado por el instinto hay una en especial que me ha atrapado en forma abrumadora.
A primera vista solo parece un amplio espacio, quizás una recepción,  el hall de entrada de un suntuoso casino o la sala de conferencias de una embajada. Siento que observo el espacio de un color esmeralda, no se si se trata de un filtro o simplemente es su aspecto real.
Puedo imaginarme más que solo estar parado a la par del fotógrafo sobre una posición algo mas elevada y apoyados en una fina barandilla, puedo sentir que estoy dentro de la foto y el esta posicionado en el interior de mis pupilas, porque nada de su presencia esta allí mas que el momento oportuno y la inspiración del disparo certero de su cámara imperceptible,  ni siquiera su sombra o respiración empañan la mirada directa del edificio casi mágico que ahora estará para siempre dentro de mis pensamientos dándole breves latidos de frescura insoslayable.
Por muchas horas cada día quedo prendado, con la mirada sumergida en lo profundo del salón casi vacio. El piso fue pulido hasta convertirlo en un fino cristal que permite observar en su reflejo todos los detalles de la construcción que no capto la foto de forma directa. Se aprecia mejor en el reflejo las luces de la pared y los tragaluces en lo alto del techo. Es una foto magnifica, simple pero profunda y astutamente capturada.
Cada mediodía infernal rescato una frisa fresca desde el mármol limpio y puro que refleja como un lago de hielo el transitar de las personas, las cuales quizás no contemplaron como Daniel ese espacio dinámico y a la vez apacible, donde se observa el cielo mirando hacia abajo, mas halla de los pies, profundamente entre el brillo de la luz, de la limpieza infinita y de las huellas imperceptibles de los zapatos.
He mostrado a mis colegas la foto que me trasmite frescura y calma, pero ellos no la ven como tal y se burlan de mí con sórdidas frases y nominan mi actitud, como la de mi imaginación desbordada por el hambre.
Absurdamente admito que algo de ello es verdad, es el apetito inagotable al arte visual lo ha despertado este fotógrafo en mi alma.-FIN
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LA ESMERALDA PROFUNDA -(cuento)
2009 --Argentina
1º premio en la foto 03
Antología especial formada por los cuentos ganadores en cada imagen de
/y las fotos de Daniel Goldberg. Proyecto TREINTATRIOS-
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LA ESMERALDA PROFUNDA -(cuento)
2009 -- Buenos Aires (Argentina)
Certamen Internacional - Antología -
«Latinoamérica Escribe»
Raíz Alternativa Ediciones
Página 1 / 1
Foto del autor Roberto Attias
Textos Publicados: 18
Miembro desde: Apr 06, 2009
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Descripción

es la vida de un cartonero que encuentra una fotografia que le despierta una nueva inquietud

Palabras Clave: cartonero revistas pobreza fotografia inquietud

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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