arco iris
Publicado en Aug 02, 2009
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 ARCO IRIS
Cuando era chico veía el arco iris. Había elido en algún lado que alli donde este terminaba, los gnomos tenían una marmita con monedas de oro.
Algún día iría a buscar esa marmita. De chicos su madre no o dejaba ir tan lejos. Al menos, ella le había dicho que ese lugar estaba lejos. Él, no le creía asi. Si veía justo donde terminaba, mas allá de la casa de Don José, apenas un poco mas lejos que la escuela. Pero ya crecería e iría a ese lugar. Y alli estarían los gnomos riendo junto a su tesoro. Él, no pretendía las monedas, tan solo quería ver como era ese lugar.
Poco a poco fue creciendo y antes de llegara la terrible edad de la adolescencia hablaba cada vez menos de los gnomos, por temor mas al ridículo que por propia creencia. Interiormente aun creía, sabia, confiaba en que esos pequeños seres aun estaban ahí esperándolo. Obviamente llego el primer amor, al que no hablo nunca de su secreto. Este amor paso, siguieron años de estudio y desilusiones, todos la de ver el arco iris, cuando este aparecía y ese casi irrefrenable deseo de buscar ese lugar en el horizonte, donde el arco tocaba tierra La vida se le fue haciendo dura, la casa de Don José, ya no estaba mas, la escuela, si bien seguía ahí, había cambiado su fisonomía, pero seguía siendo su escuela, esa donde atrás siempre se escondía el mismo arco iris,
Llego la hora de encontrar pareja y perder  antepasados. Aunque la lluvia era siempre la misma y a veces cuando sucedía, el arco iris, también. En esas ocasiones oía la voz de su madre desangelandolo, cosa que no pudo lograr y estaba bien asi.
Años duros, fríos, desalmados se le fueron sucediendo a su vida, la única recompensa era ver cuando sé podia ese maravilloso efecto de luz y color.
Cuando estudiaba, encontró las explicaciones científicas sobre el efecto luminoso, faltaba la parte mística, esa que él buscaba desde que le vio por vez primera y que aun hoy se repetía sol mediante.
Junto con su compañera de vida vinieron los hijos, esos que después se irían para volver después.
A pesar de todo conservaba su secreto, que no se animo a confesar ni compartir con la persona que amaba. Al llegar los hijos compartió con ellos la fascinación de la maravilla natural, aunque nunca hizo referencia al tema de la marmita y los gnomos.
Muchas veces se sintió tentado de hablar del tema, pero no quiso poner mas fantasías en la mente de los pequeños.
Casi sin darse cuenta esos pequeños, dejaron de serlo, el se volvió más grande, miraba a su eterna compañera en silencio, guardando su secreto. Cuando los hijos se fueron, y se quedaron por un tiempo solos, cada vez que llovía él esperaba ese efecto que no siempre se daba. Su mujer lo miraba complaciente sin preguntar, sin imaginar nada mas que una ternura que había venido con los años.
Finalmente los hijos volvieron, la casa se transformo nuevamente, estaban grandes, los miraba y se sentía orgulloso, la niña se había transformado enana hermosa mujer que portaba una panza redonda donde latía una nueva vida.
Su compañera apenas llego a ver cuando el varón, que ahora era un hombre de cara angulosa, alto y fornido, ya convertido en profesional, y también acompañado, volvió a la casa.
El nieto lo encontró solo, ya, sin su eterna compañera que no pudo esperar a verlo. Él lo sintió mucho, y en ese momento, sintió también no haber compartido su secreto. Fue cuando decidió que seria el pequeño el seria el heredero de esa magia conservada durante tantos años.
Tantas cosas habían cambiado. Sus hijos lo trataban tan bien que  a veces se sentía casi inútil, claro que le dejaban, por suerte, estar todo el tiempo con el pequeño, ese que se había aventurado a caminar antes de tiempo. Casi no se dio cuenta que su nieto era ya un niño que le entendía todo y que lo escuchaba con atención, como escucha cualquier nieto las historias de su abuelo.
Finalmente sucedió que un día habría de llover y saldría el arco iris, en ese momento y como en un ritual que les pertenecía solo a ellos dos, le contó la historia de la marmita con las monedas de oro. Esa que algún día había dicho que iria a buscar.
Fue asi que el abuelo tomo la mano de su nieto, y le dijo que era la hora de ir en su búsqueda.
El niño vio alejarse a su abuelo tan feliz que no se despidió, ni dijo nada.
Paso largo rato, hasta que la madre del pequeño pregunto por el Abuelo, a lo que el niño no supo bien que decir, solo que el abuelo había ido a buscar un sueño. Cosas de chicos penso la madre. Después de bastante tiempo, el abuelo apareció sonriente, busco a su nieto, y una vez solos, le puso en la mano una reluciente moneda de oro.  
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Foto del autor sergio golovchenko
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Descripción

cuento corto

Palabras Clave: iris marmita anciano monedas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (1)add comment
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Enrique Dintrans Alarcn

Hola Sergio
Me acabas de regalar un cuento muy entretenido. Los niños son muy receptivos a los cuentos y suelen pedir más y más. ¿Qué significa "ésa" moneda de oro? Tarea para la casa.
Saludos y felicitaciones

Enrique
Responder
August 03, 2009
 

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