Lo que me gustaba de ella
Publicado en Oct 14, 2012
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La primera vez que la vi no me llamó la atención. No era bella, ni siquiera entraba en la categoria de fea. Llevaba el pelo teñido de rojo oscuro recogido por un broche, no era alta ni baja, normal, sus manos eran grandes como las de un hombre.
Algo de ella me gustó, en sus manos, la plata, mucha.
Imaginé: esta cuarentona debe andar necesitando una pija, y yo plata. Pero había un impedimento, estaba detrás de ella en la fila del banco y hubiera sido demasiado evidente interesarme por ella cuando acababa, casualmente, de sacar dos mil dolares. sí, dolares.
Retiré mi asqueroso cheque de docientos pesos que me daba la municipalidad por trabajar de payaso en el día del niño y me lancé a seguirla. Como era de esperarlo subió a un coche importado.
Alcé mi bicicleta y la monté, pedalié con fuerzas hasta agitarme- tengo que dejar el pucho- me dije.No la alcancé. Me rendí.
Al menos tenía mis docientos pesos, una buena excusa para comprar tres bolsitas de alita de mosca y bebidas.
Julio me mandó a lo de la Poty.
Nunca había caido y estaba algo nervioso, nunca se sabe con qué tipo de transas se puede cruzar uno, dejé mi bicicleta en el portón y caminé por un sendero hasta la puerta de entrada.Un enorme chalet se alzaba ante mí, pensé en el precio que vendian el porro y la merca para vivir ellos mejor. Sentí rencor.
Me atendió un pibito de aproximadamente doce años, yo pregunté por la poty y recogiéndose el pelo color rojo apareció ella.
Sentí adrenalina en todo el cuerpo, el corazon latía y no era la merca.
¡Cuánto había reflexionado cuando la perdí de vista!¡cuántas acciones planié para un pasado que no sucedió! y ahora la tenía frente a mi esperando que hablara. Le pedí la merca, no me animé a mas.
Empecé a ir seguido, no por la merca sino por lo que ella tenía algo que me atraia, plata.
Un día al final le mentí, le dije que estaba enamorado de ella, miró hacia adentro y luego a ambos costados. No habia nadie en la calle. Me hizo pasar
.La casa no era tan lujosa como aparentaba, habia suciedad, viejas costumbres de su pobreza anterior, exparcida por toda la casa. Tarros de dulce de leche abiertos, cubiertos de moscas, platos sucios, bolsitas a medio preparar sobre la mesa.Me ofreció merca, no quise, vino, dije que sí.
Hablamos un rato, bah, la dejé hablar. Cada vez la veía más cómoda.
Cuando el vino surtió efecto me decidí a sarparme del todo, con mi mano derecha acaricié sus piernas y cuando llegué a su tanguita estaba húmeda. Clavó sus uñas en mi cuello y me besó.Cogimos sobre la mesa, enharinados de merca. Me imaginé siendo un crepel tibio. Luego fuimos a la cama y lo hicimos con más fuerza. Nos desvanecimos de placer y quedamos ahí, tendidos, esperando las luces del alba.
El pendejo nunca se despertó.
A la mañana siguiente mientras me lavaba la cara la muy turra seguía durmiendo, su negocio era la noche.
Busqué un afilado cuchillo y presionando una almohada sobre la cara del chico le corté la yugular.
Cuando me preparaba a continuar con su madre, junto a la puerta, ella me miraba horrorizada y comenzó a gritar. No duró mucho.
Revolví los cajones y encontré mucha guita y varias tizas. A vos te lo cuento porque sos re piola y ya pasaron varios años, la gorra nunca se rescató de que fuí yo. 
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Foto del autor Jorge E hurtado
Textos Publicados: 9
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Descripción

Palabras Clave: sepian tnosin basavilbaso entre rios argentina gualeguaych jorge hurtado

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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