EL FANTASMA COJO
 
En la sobremesa de los silencios
me perdí gritando las desventuras
del fantasma cojo, sus travesuras       
cuando se enredaba, entre los lienzos.

El fantasma supo de mi infidencia
pues llegó golpeando de puerta en puerta
con una guitarra de herida abierta,
una sinfonía, de loca ciencia.

"No era para tanto, le dije, mudo,
que de los colores me des un grito,
y de la guitarra, saques un hipo.        

"Ese es tu problema", dice en el lienzo
Yo soy tu fantasma, que soy suplicio
vengo a molestarte, sin desperdicio.