Mi corazón siempre te recuerda; en el pasado cuando los tiempos fértiles nos dejaban ver el esplendor del cielo en el reflejo de las profundidades sagradas; cuando tu canto original invadía la tierra antigua y yo extasiado me dejaba ir en los efluvios de tu ferocidad felina.
Bajo la lluvia mi mente débil desfallece en la locura, aun así la oquedad vacía de mi cuerpo estéril sufre la sed de tus palabras que ya no se oyen. Y soy como árbol sin hojas que el viento empuja y soy precipicio que caigo en la eternidad de tu ausencia, solo las visiones me dejan recordar tus palabras blancas, tu manta jugando con los hilos de lana que entrelazabas con paciencia en el tiempo que se congela como la nieve de la sierra ¿Porque ya no escucho tus pasos? ¿ Porque ya no siento tu piel de maíz surcando mis tristezas?
Soy árbol sin hojas de lánguida silueta, miro hacia el suelo, mi espíritu se escurre entre los resquicios de las rocas azotadas por el fuego y así se escapa. Eso siento... Entre tanto tu sonrisa ilumina otros mundos que no conozco y desfallezco sin tu presencia.