Como el inicio habitual en mis últimos días:
éste, el de nunca acabar con esta historia,
la que me amarra a ti, la que tú escribías
cuando a mi lado vivías con tanta euforia.
 
Pero el tiempo se pasó entre mis manos,
y creí haber encontrado la soledad misma;
que prefería tener hasta llegar a ancianos
que encontrarte y creer en tu mismo carisma.
 
Creí que eras real cuando volví a verte,
cuando mis manos rozaron tu piel aun firme;
creí que a la soledad por mucho habías ganado
y que te quedarías para siempre hasta morirme.
 
Creí que la rosa y la canción serían suficientes,
que mis palabras de amor llenaban tu mente;
creí que mis deseos hacían rechinar tus dientes
y que ofrecerme a tus pies no era un accidente.
 
Creí tenerte cerca, juro que lo presagiaba,
los planes hechos desaparecieron en el aire,
como arte de hechicera, nada ya abrigaba
y no fue así, simplemente hablabas con donaire.
 
Quisiera terminar de una vez con esta historia
y cortejar de nuevo a la soledad misma, ¡así!
Y casi innegable es que vivas en mi memoria,
<para siempre>. Lo creo, porque siempre lo creí.
 
DANNTO
Danilo Castaneda