Ahí  estoy nuevamente mendigándote.
Pasa el tiempo y vos te perdes
y yo también me pierdo;
pero cuando mi camino te encuentra,
es estrellar mi mundo
    revolucionar mi vida,
    explotar
    morir
    renacer,
y sobre todo perder otra vez.
¿Por qué perder?
Sí , pierdo porque no me resisto a tus signos.
Vos ahí, en tu mundito surrealista,
Donde no hay tiempo ni espacio para mí;
en  cambio yo, hago de vos mi mundo
mi existencia, mi sentido.
Vivo de ese encuentro casual de la vida
del abrazo
de las palabras
de ese instante efímero
que dura como si fuera eterno.
Tus migas, de eso existo
del tiempo que te sobra,
de las palabras que no comprometen
 del tacto irrelevante
intrascendente:
eso es esto.
Pienso en qué momento
llegué a vivir por tus sobras.
Hubiese sido capaz de conformarme la vida entera
Por ver  tus ojos como en aquel colectivo
(fue un grito de miradas,
una sustancia tan honda),
por la pasión que sentíamos
de compartir los viernes en concierto,
por contemplar tu respiración al escuchar Mozart,
pero te fuiste sin decir nada,
te olvidaste de todo.
Hoy
decido dejarte ir:
de mi mente
de mi alma.
Porque no quiero tu lastima
te quiero a vos, entero.
Te vas
escapas sin mí, yo me alejo de una vez,
y no lo lamentes,
no es tu culpa que mi alma se deshoje,
por tu ausencia en espiral.
Esto se trata de sentir,
y vuelve todo en círculo, en ciclos,
que solo con tu sombra
empiezo a encender todo lo que soy.
Quiero borrarte de mi ser,
pero creo que no puedo o no quiero,
porque estás ahí, tatuado sobre mi esencia.