¿Por qué te alejas, pájaro
que llegaste a beber
las aguas de mi cisterna ?
Mis pasos te asustan,
lo sé, me sospecho y me condeno.
¿Y si camino con la sombra de mis pies,
me regalarías una pluma para pintar
la tarde, donde eres el hombre
y yo ave volando hacia tu hombro ?
¿Pájaro yo?  ¿Hombre tú?
Te quiero, por esto te dejo pájaro.
Merezco padecer
mi sangre, mi esqueleto.
No te atemorices,
no dejes que el agua del pozo    
se vuelva mar, se vertebre azul,
se derrame.
¿Qué haría yo con un mar en casa,
si en la sala no hay espacio para una playa ?
¿Por qué dejar el agua volver a su paraíso
de nubes , sin saborear un pájaro ?
Bébete el cielo,
no deje tu trino reventarse de calor,
¿Se formarían galaxias
cantando por el universo ?
¿O ardería en el infierno tu silencio ?
No trinar es el peor pecado
que puede cometer un pájaro.
Ven, deleita gota a gota, canto a canto,
el firmamento de mi hogar.
Vuela un poco; recorre las calles
del aire, yo también me alejo,
y espero al regresar verte trinar.