El Señorito de Vélez (Farsa en 3 Actos) Teatro.
Publicado en Mar 01, 2012
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Personajes

Florentino.- Señorito de Vélez.
Marujito.- Señorito homosexual.
Solitario.- Forastero.
Concho.- Señorito leonés.
Doña Gonzala.- Madre de Florentino.
Numeraria.- Profesora universitaria.
Doña Marcelina.- Esposa de Pepe El Caracoles.
Picapica.- Alcahueta.
Tita Saboya.- Ganadera taurina.
Torrijeña.- Señorita alcohólica.
Pepa de La Mancha.- Señorita.
Pepe El Caracoles.- Esposo de Doña Marcelina.
Menudita.- Niña huerfanita.
Criada.- Empleada de hogar de Florentino.
Aristotélica.- Profesora universitaria.
Lacalle.- Prostituta.
Kika.- Prostituta.
Nolita.- Prostituta.

ACTO PRIMERO

Salón de lujo del Restaurante "Casi Ná" de Vélez Rubio. En el centro, una mesa redonda, forrada con hule de color lila, sobre la cual hay una botella de vino abierta y un vaso. Al fondo se ve la puerta, con cristales, de los wateres. En la parte derecha hay una cortina estampada con motivos taurinos. En la parte de la izquierda hay una pequeña mesa con periódicos y revistas, con dos sillas frente a ella y, algo más arriba, un reloj de pared. Luce un sol espléndido que entra desde la calle por una ventana situada en la misma parte izquierda.

ESCENA I

Al levantarse el telón, aparece Menudita, con el uniforme colegial, que está durmiendo en la silla que hay frente a la pequeña mesa de los periódicos y las revistas. Se escucha, proveniente de la calle, un cante por malagueñas en la voz de una gitana. Por la parte derecha, corriendo la cortina estampada con motivos taurinos, aparecen, por este orden, Tita Saboya, Pepa de La Mancha y Torrijeña. La primera es una mujer muy guapa, con un cuerpo muy esbelto y un rostro algo cínico, que viene riendo. Le siguen las otras dos que son bien parecidas, de bonito rsotro y muy jóvenes.

Pepa de La Mancha.- ¡Eres inmensa!

Torrijeña.- ¡Formidable!

Pepa de La Mancha.- ¡Colosal!

Torrijeña.- ¡Estupenda!

Tita Saboya (dejando de reír e imponiendo silencio).- ¡Por Dios, callad que se va a despertar la niña! Debe estar en su primer sueño.

Torrijeña.- ¡Angelita!

Pepa de La Mancha (riendo).- ¿Queréis que le gaste una borma? Puedo gritar diciendo que el restaurante está ardiendo por los cuatro costados.

Torrijeña.- Sí. ¡Qué buena idea!. Venga... venga... no te olvides de decir por los cuatro costados.

Tita Saboya.- (Deteniendo a Pepa de La Mancha cuando ésta ya está dispuesta a hacerlo).- Es una idea muy graciosa, pero mejor la dejas para otro día. No podemos despertarla. Debe estar totalmente agotada y hay que considerar que es una huerfanita. Y ahora... (se acercan las tres para hablar en voz baja) mirad el reloj... (Tita Saboya señala el reloj de pared que hay sobre la niña dormida).

Torrijeña.- Las once menos cuarto.

Tita Saboya.- Dentro de quince minutos...

Pepa de La Mancha (riendo).- ¡Ja, ja, ja! !Que me parto de risa!.

Tita Saboya.- Dentro de quince minutos ocurrirá en este comedor el más famoso y prodigioso suceso que haya podido imaginar escritor alguno.

Torrijeña (riendo).- ¡Ja, ja, ja! ¡Va a ser inolvidable!

Pepa de La Mancha.- ¿Así que vas a llegar hasta el final?

Tita Saboya.- Absolutamente hasta el final. Todas estamos preparadas. Las cartas ya están sobre la mesa y las víctimas convencidos, así que nuestra reputación está bien protegida. No he dejado un detalle suelto.

Torrijeña (hechando vino sobre el vaso y bebiendo de un solo trago).- ¿Así que tú crees que esta broma será inolvidable?

Tita Saboya.- No bebas tanto, Torrijeña, y escucha bien. Esta broma va a superar a todo lo que hemos tenido que soportarles y eso que les hemos soportado algunas cosas inauditas. Va a ser una broma tan inteligente que quedará en el recuerdo de todos los vecinos y vecinas, pero en especial de todos los vecinos, de Vélez Rubio, como la burla más ingeniosa de que haya memoria en todo el pueblo. Ya lo veréis vosotras mismas.

Torrijeña (dejando el vaso sobre la mesa).- La verdad es que, según se acerca la hora, me da un poco de miedo.

Pepa de La Mancha (riendo).- ¡Ja, ja, ja! ¿Tú teniendo miedo? Te conocemos lo suficiente como para saber que eso es imposible. ¡Eso no te lo crees tú ni borracha!.

Torrijeña.- ¡Mujer, que yo he gastado muchas bromas, pero ésta es demasiado fuerte!

Tita Saboya.- ¿Demasiado fuerte dices? La burla a ciertos machistas es conveniente siempre; sana la mente y purifica el espíritu; castiga al necio, detiene al osado, asusta al ignorante y previene al discreto. No lo digo yo sino el mismísimo Carlos Arniches. Y, sobre todo, siguiendo con Carlos Arniches, como en esta ocasión, al escoger sus víctimas entre la gente ridícula, la burla divierte y corrige.

Pepa de La Mancha.- Eres una chavala digna de entrar en la Historia como la heroína de todas las mujeres burladas.

Torrijeña (volviendo a llenar el vaso y bebiendo de un solo trago).- ¡Viva Tita Saboya!

Tita Saboya.- ¡Que no bebas tanto para olvidar que no merece la pena! Yo no, compañeras. que toda la gloria sea para el Club de las Burladas, del cual yo sólo soy la digna presidenta y vosotras dos las más dignas de sus miembras.

Pepa de La Mancha.- ¡Silencio! Alguien se acerca.

Torrijeña (acercándose a la cortina de los motivos taurinos).- ¡Doña Marcelina! ¡Es Doña Marcelina, la esposa de Pepe El Caracoles!

Tita Saboya.- Silencio. Salgamos en silencio.

Pepa de La Mancha.- Vamos.

Tita Saboya.- Compañeras, empieza la fiesta nacional. Primera faena de una corrida inolvidable.

Las tres (riendo).- ¡Ja, ja, ja! (Salen, despacio, por la cortina de los estampados con motivos taurinos).

ESCENA II

Menudita y Doña Marcelina.

Doña Marcelina (entrando por la cortina de los motivos taurinos).- Parece que no hay nadie. El comedor está desierto. Esto es el Gobi del Restaurante "Casi Ná". Menudita, dormida, como siempre y ¡qué raro es todo este misterioso asunto! Por más que pienso no puedo descubrir a la autora de este anónimo papelote. La letra es de mujer pero no puedo saber de quién se trata. Voy a voleer a leer a ver si consigo entenderlo: "Querida Doña Marcelina: va a ser la primera testiga de una aventura que hará historia en Vélez Rubio, así que no falte mañana, seria señora, porque los sucesos serán lentos, como un gota a gota vivificador. La aventura será complicada pero mucho más complicada es usted. Que tenga usted, seria señora, la misma salud de siempre, a pesar de la gota que Dios quiera que se le calmen pronto los dolores, porque al parecer la alegría de su rostro brilla por su ausencia, que ya es brillar digo yo. Firmado Z". ¿Quién será esta tal Z? Es imposible saberlo. Aunque aquí estamos acostumbrados a los chistes me parece que ésto va a ser algo más que un chiste. Bueno. Voy a esperar a ver qué sucede. Vamos a ver qué dicen los periódicos locales. Aquí están "El Arte", "La Valla" y "La Chistera". ¡Y todo esto me pasa por estar casada con un cacique!. Y también están "El Pito", "La Coz", "El Amor" y "El Seco". Y todo porque mi esposo ha dicho cuatro majaderías contra las mujeres del pueblo (deja los periódicos después de haberlos estado escogiendo uno tras otro). Mejor será que mire las ilustraciones de las revistas extranjeras; al menos en el extranjero ni saben que existe Vélez Rubio. O por lo menos eso espero (Coge una revista escrita en alemán y comienza a deletrear) ¡e, e, e, e, e... (Doña Marcelina al hacer como que lee produce un zumbido como el de un moscardón. Menudita sacude con las manos, mientras sigue dormida, a ese imaginario moscardón. Doña Marcelina sigue sin darse cuenta de que está a punto de despertar a la niña y sigue con su zumbido. Por fin se despierta Menudita) ¿Qué hace ésta? (Llamándola) Menudita... (Más fuerte) ¡Menudita!.

Menudita (despertando del todo y sobresaltada).- ¡Socorro!

Doña Marcelina.- No te asustes, que no te voy a devorar.

Menudita.- ¡Caramba, Doña Marcelina! ¡Habría jurado que era usted una verdadera ogra! ¡Vaya forma de zumbar! (Se despereza extendiendo los brazos y abriendo la boca).

Doña Marcelina.- ¡Cierra la boca que es de mala educación abrirla delante de las personas mayores! Pues ya ves, niñita boba, que soy yo. Anda. Espabila de una vez.

Menudita.- Menos mal que no es usted más fea.

Doña Manolita.- ¡Qué graciosa!

Menudita.- Pero ¿cómo usted levantada tan temprano? ¿Es que hoy no ha tenido clase de equitación en la Escuela de Caballería?

Doña Marcelina.- No sucede nada más que hoy los caballeros no han querido correr conmigo.

Menudita.- ¿Por qué habrán decidido eso los caballeros si es usted tan simpática?

Doña Marcelina.- Sin bromitas. No admito bromitas hoy, que es el cumpleaños de mi Pepe el Caracoles.

Menudita.- ¡Ay va! ¿Y cuántos años cumple su interesante esposo?

Doña Marcelina.- El año pasado cumplió cincuenta y cuatro; este año no sé, porque les gusta saberlo él solo. ¿Ha llegado alguna carta desde Madrid?

Menudita.- Supongo que si ha llegado estará en el buzón.

Doña Marcelina.- ¡Pues corre a buscarla, huerfanita, a ver si sirves para algo más que comer la sopa boba!

Menudita.- Vaya bobada... pero es que a mí no me gusta correr porque nací cansada...

Doña Marcelina.- Asi que... ¡seguimos con la guasa!... ¿verdad?... Si no corres a ver si hay alguna carta enviada desde Madrid en el buzón te pego un tiro.

Menudita (Levantándose rápidamente y haciendo mutis a toda velocidad).- ¡Cuidado que es usted esaboría y malaje! ¡Además de poco agraciada tiene usted poca gracia! (Sale rápidamente por la cortina de los motivos taurinos antes de que Doña Marcelina la pueda dar alcance).

ESCENA III

Doña Marcelina. Luego, Picapica apareciendo por la cortina.

Doña Marcelina.- ¡Buena está la cosa y buena está la casa! ¡Cómo te pille te convierto en bocadillo de picadillo, niña malcriada! ¿Y yo qué hago con esta revista alemana si sé menos alemán que Mateo? ¡Claro que Mateo al menos se apellidaba Alemán y yo... aquí... ¡con estos pelos!... y contando kás, cús y todas las uve dobles de water que hay en esta dichosa columna! ¡Esto es la Torre de Babel pero en babilonio! ¡No entiendo ni jota aragonesa! ¿Qué ganas tengo yo de complicarme la existencia? ¿Para qué cuento tantas uve dobles, señor mío? Esto es como pedirle a Pepe el Caracoles que aprenda, aunque solamente sea una vez en la vida, quitarle las espinas al pescado. ¡Un día de esto se me atraganta definitivamente! (Entra la alcahueta Picapica, vieja vana y extravagante, con una elegancia de paleta provinciana queriendo hacerse pasar por vampiresa madrileña. Está ansiosa y nerviosa, y se mueve como si tuviera el baile de San Vito metido en su cuerpo).

Picapica.- Buenos días, Doña Marcelina (Deja la sombrilla y el sombrero de plumas de cacatúa sobre la mesa del centro del comedor, se acerca hacia la mesilla pequeña, mira hacia la pared para consultar el reloj y empieza a rebuscar entre todos los periódicos).

Doña Marcelina.- Hola, Picapica, ¿qué extraño es todo esto? ¿Desde cuándo sabes tú leer los periódicos si ni tan siquiera sabes leer el catecismo de Ripalda?

Picapica.- Dejeme ahora del Ripalda que me duele la espalda de tanto buscar. Es que resulta que no tengo más remedio que encontrar algo de provecho.

Doña Marcelina.- Mira que me sigue extrañando a mí todo este trajín que te traes entre manos.

Picapica (mientras sigue rebuscando entre los periódicos).- ¿Está por aquí "El Arte"?.

Doña Marcelina (cogiendo "El Arte") Si... aquí lo tienes y a ver si te gradúas la vista porque ves menos que la cotorra de mi abuela que en paz descanse... y es que un día la metí en la cazuela porque me daba dolor de cabeza oirle siempre la misma música... pero no sé de qué te va a servir (se lo da a Picapica cada vez más mosqueada) ¿Pero se puede saber qué haces tú leyendo un periódico cultural? ¡No salgo de mi asombro!

Picapica.- Que le repito... y a ver si se limpia usted las orejas que oye menos que el loro de mi abuelo... que un día lo metí en el puchero porque me dolía la mente de tanto verle siempre tan parado sin decir ni pío porque creo que no oía absolutametne nada de nada... quen no me queda otro remedio. Quiero cotillear un asunto.

Doña Marcelina.- ¿Cine, teatro, literatura?

Picapica.- ¡Venga ya, Doña Marcelina, menos cachondeo conmigo! ¡Quiero cotillear un asunto! ¿Me ha escuchado ya usted bien del todo? Yo no tengo ni idea de cine, ni de teatro ni de literatura pero "El Arte" es el más grande de todos y por eso me viene de perlas para hacerle un bujero (Se lo hace) y a través de este bujero, sentada astutamente en esta silla y le recomiendo que se siente usted en la que queda vacía, cuando aparezca Solitario, ese forastero franchute, averiguo yo qué está tramando (Hace cuanto dice y oculta su envejecido y arrugado rostro tras "El Arte" mirando por el agujero que ha hecho en el periódico).

Doña Marcelina.- ¡Granuja! ¡Con que ese forastero al que llaman Solitario está tramando algo! ¡Buen aperitivo sin que se entere El Caracoles!

Picapica.- Ese no es un aperitivo, Doña Marcelina, sino que es un banquete entero para cincuenta como usted.

Doña Marcelina.- Brindemos entonces por él. Pero lo que no llego a comprender todavía es lo del agujero en "El Arte".

Picapica.- Es un poco complicado de explicar para alguien tan lenta de pensamiento como usted; pero voy a ver si se lo resumo. Como el tal Solitario tiene relaciones con la criada empleada en casa del Señorito Florentino, que es un verdadro troglodita que se pega hasta con su señora madre si es necesario cuando ve que alguien solamente la mira aunque sea de soslayo, yo hago este agujero para ver el espectáculo en primera fila pero pasando algo así como por invisible, y mientras cotilleo, evito que me suelte una bofetada por meter las narices donde nadie me llama. ¿Ya me ha comprendido o se lo tengo que resumir todavía un poco más a ver si me comprende definitivamente?

Doña Marcelina.- (santiguándose).- ¡Ay, alcahueta! ¡Un día de estos vas a terminar pero que muy mal!

Picapica.- Espero que no. ¡Si supiera usted la de "Artes" que llevo yo agujereados!

Doña Marcelina.- Eres más pícara que todas las chicas del cuarenta y dos juntas.

Picapica.- ¡Cállese usted, por favor, y no me recuerde mis experiencias por Madrid! Las chicas del cuarenta y dos, que parecía un patio de gallinas en vez de una sala de baile, están totalmente locas. ¡Vaya demencia juvenil la de esa sala de baile!

Doña Marcelina.- ¿Sabes que ya me está entrando también a mí la curiosidad? Yo también veré todo desde aquí. (Se sienta en la silla vacía, al lado de Picapica, y coge otro periódico) Me conformaré con "El Seco".

Picapica.- "El Seco" es demasiado corto. Es más corto que la manga de un chaleco. ¡Hágame caso, Doña Marcelina, coja usté "la Coz"!.

Doña Marcelina.- Cojo "La Coz" pero espero que el mulo ese de Florentino no venga por aquí y me suelte una (Coge el periódico "La Coz", mete los dedos, arranca un trozo de papel, hace un agujero y mira a través de él) ¡Pluscuamperfecto1 ¡Me ha quedado pluscuamperfecto!

ESCENA IV

Doña Marcelina y Picapica mientras, moviendo la cortina de estampados con motivos taurinos, como si de un capote se tratara, Solitario está cantando La Marsellesa pero sin atreverse a aparecer en escena.

Picapica (asomando su cabeza por encima de "El Arte").- ¡Calla, franchute, que sueltas más gallos que todos los que hay en el corral entero de Pepe El Caracoles!

Solitario (dejando de menear la cortina y dejando de cantar La Marsellesa, se atreve a aparecer en escena).- ¡Hola, Picapica, belle mademoiselle que rima con fuelle!

Picapica.- Déjate de chirigotas y perdona que te hable por encima del "Arte" y olé tu arte chalao... que me diga... salao... pero es que visto así, por encima, me gustas mucho plus que visto por debajo.

Solitario.- Eso es solamente porque me miras a moi con ojos de lagarta... esto perdona... quise decir lagarterana... y lagarto lagarto yo ahora me aparto.

Picapica.- Gracias por tu piropo chalupa... esto perdona... quise decir chulapa... esto no... bueno... que más da. Y no me des las gracias por ello. Oye, eso que cantabas era propio de un ladrón o es que ladras cuando cantas. Eso de lagarta no sería por mí... ¿verdad?

Solitario.- Quiá de quiá. Usted es que me quiá el sueño y yo, sonámbulo del todo, no tengo mucho más que decir.

Picapica.- Eso de que yo te quito es sueño... ¿es una metáfora?

Solitario.- No. Que lo que quiero decir es que no llevo metálico ahora encima.

Picapica.- ¿Tú crees que yo me pirro por unas monedas de franco? No te quitaría yo ni un franquito de esos de liberté, egalité y fraternité, pero las ropas ya sería harina de otro costal (Ríen los dos).

Solitario.- ¿Y qué? ¿Culturizándote con "El Arte" andaluz?

Picapica.- Sí. Que bien bailásteis vosotros ustedes en Bailén. Aquí estoy echando una revista a los palos flamencos, que bien supistéis vosotros ustedes de palos flamencos cerca de Despeñaperros y vaya que va a haber palos flamencos hoy. ¿No sabes o no quieres recordar lo que son los palos flamencos?

Solitario.- Supongo que algo relacionado con el jaleo y cosas así. Pero, a todo esto, ¿qué van a hacer hoy los principales?

Picapica (con mucha malicia).- Los principales no sé bien lo que van a hacer hoy pero los secundarios me parece que váis a hacer más bien el ridículo; aunque a los secundarios como tú, por hacer una excepción caritativa, muy buena faena se les puede hacer... y sin tener que afeitarlos por cierto...

Doña Marcelina (para sí misma).- ¡Muy bueno, muy bueno está este franchute aunque ya le han dado la puntilla! ¡Y mira que es lástima que la Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa!

Solitario.- ¿Y qué otra cosa podrían hacer los secundarios como yo si es que se puede saber algo más?

Picapica.- Locuras de amor.

Soltitaria.- ¡Ay que risa, mi tía Felisa, que ha sido algo que he aprendido de mujeres más o menos parecidas a tí pero en mejoradas del campo! ¿Lo ha entendido usted bien, belle mademoiselle?

Picapica.- Según se entienda el asunto. A la larga, casi siempre se termina por sufrir algún revolcón en la arena, nimeño. ¿Tú te vendrías al huerto conmigo esta noche?

Solitario.- De buena gana sí que iría al huerto a coger algún limón que otro pero ya ves, Picapica, que los forasteros no podemos ir a ciertos lugares porque no nos dan permiso las autoridades que rigen nuestros destinos.

Picapica.- Pues si vinieses conmigo podríamos entrar hasta en el gallinero.

Solitario.- ¡Quiá de quiá belle mademoiselle! ¿Una alcahueta con un pollo en un gallinero? ¿Quién iba a matar a quién?

Doña Marcelina (Riendo para sí misma).- ¡Muy chalado, muy chalado este franchute!

Solitario (para Doña Marcelina a la que ha escuchado lo que ha dicho).- ¡Mon Dieu! Pero... ¿de quién es esa voz tan desgarrada que me ha desgarrado el corazón?

Doña Marcelina (Asomando su cabeza por encima del periódico).- Ha salido de "La Coz" regional... que es algo así como el Laorusse pero en tipografía biotipo... que pareces un biotipo galo... pero no te preocupes...

Picapica.- Oye, Solitario...

Solitario.- ¿Belle mademoiselle? ¡Soy todo orejas!

Picapica.- Ya lo veo... ya lo veo que eres todo orejas... pero ¿me dejarías pasear contigo esta tarde por la Calle Mayor del pueblo para estrenar dos piropos?

Solitario.- ¡Qué interesante más interesada! ¿Podrías adelantarme uno de ellos para ir ambientándome? Es que como soy extranjero todavía no estoy aclimatado del todo a las malagueñas aunque de sevillanas ya sé bastante.

Picapica.- Escucha (se asoma y habla en tono tan bajo que no se le oye absolutamente nada)

Soltiario.- (Riendo).- ¡Ja, ja ja! ¡No me he enterado de nada pero ha sido buenísimo! (Sale la criada del Señorito Florentino y agarra al Solitario por el cuello).

Criada.- ¡Sinvergüenza! ¡Venga para adentro que vas directo al matadero!

Solitario (Intentando zafarse de las manos de la criada).- ¡Ay, ay, ay, Jesús, José y María que me mata de verdad! ¡Ay, Virgencita de los Desamparados, dame tu amparo!

Picapica (escondiendo rápidamente la cabeza tras "El Arte").- ¡Atiza! ¡Vaya paliza!

Doña Marcelina (haciendo lo mismo con "La Coz").- ¡La novia!

Criada.- ¡Venga para adentro he dicho que te vas a enterar tú de lo que es el málaga virgen, so sinvergüenza!

Soltiario.- ¡Estos no son modos ni modales de tratar a un extranjero! ¡Me voy a quejar al Cónsul Honorario de Francia!

Criada.- ¡Ya te voy yo a dar a ti honoris causa, licenciado... quiero decir licencioso... a ver si se te acaba ya la costumbre de andar siempre de cháchara con las más sucias del "Casi Ná"!

Doña Marcelina..- ¡Socias! ¡No somos sucias sino socias!

Criada.- Sucias... he dicho sucias y sólo porque estoy obligada por mis propios principios y mis propios finales a no decir cosas peores. ¡Ya verán ustedes cual va a ser el final de todo esto ya que el principio sólo acaban de conocerlo! ¡Venga para adentro, pelafustán que te voy a pelar bien pelao!

Solitario.- Pero Jesús, José y María... ¡si yo sólo estaba intercambiando opiniones internacionales para sacudirme el bochorno del calor que hace por aquí! ¿Es que no sabes lo que son las buenas relaciones internacionales?

Criada.- ¡Sé perfectamente lo que son las buenas relaciones nacionales, internacionales y universales, míster Universo... que eres tan universal que esta noche vas a ver bien todas las estrellas al mismo tiempo y en colores vivos... so vivo... que eres más vivo que el tiovivo de la Feria de la Virgen de la Regla y vaya que te voy yo a arreglar yo a ti esta misma noche... que te vas a quedar tan arreglado que vas a parecer un cromo! ¡Ya te sacudiré yo bien la badana... y menudos sacudones te voy a dar que te vas a creer que eres una pelota de goma botando más que el botarate de mi amo el Señorito Florentino!

Doña Marcelina.- ¡Qué bruta!

Picapica (Sujetando el periódico de Doña Marcelina con su mano izquierda) Tenga usted más mano izquierda, señora... y no levante usted "La Coz" no vaya a ser que le suelte una.

Criada.- Y en cuanto yo consiga ver la jeta de chanchas que tienen esas dos que se esconden tras la prensa las voy a prensar pero bien prensadas. ¡Ay como las voy a prensar a dos columnas completas y todo! ¡Van a salir, milagrosamente, convertidas en aceite virgen de oliva! (La criada del Señorito Florentino cierra, de un tirón, la cortina y se le escucha discutir acaloradamente con el ya suficientemente acalorado Solitario)

Doña Marcelina.- ¡Qué chica más brutal! ¡Todo lo que tiene de guapa lo tiene de animal!

Picapica.- ¿Comprende usted ya lo útil del "Arte"?

Doña Marcelina.- Como que a mí me ha dado un retortijón en el estómago que es como si me hubiese dado una coz. ¡Tanto es así que por poco pierdo la voz!

ESCENA V

Doña Marcelina y Picapica.

Picapica.- Bueno, muy señorona vieja y revieja mía y de El Caracoles al mismo tiempo y viceversa si es necesario... habrá ya comprendido bien que ese monumento de chavalilla le ha puesto un candado bien cerrado a Solitario.

Doña Marcelina.- ¿Cómo me has llamado? ¿Me has dicho vieja revieja, somormujo caducado hace siglo y medio?

Picapica.- ¡A ver si se lava usted de vez en cuando las orejas! ¡Que le estoy explicando con sumo detalle que esa chavalilla tiene a Solitario como propiedad privada lo mismo que usted tiene como propiedad privada su buen chalé en Mijas, su buen chalé en Benalmádena, su buen chalé en Málaga capital, allá por el barrio de La Rosaleda para ser más exactas, etcétera, etcétera y etcétera de chalés!

Doña Marcelina (sonriendo hipócritamente).- Pero mujer, si yo sólo soy una pobre vieja revieja como bien me llamas tú, so penca, y no deseo para nada arruinar las ilusiones de esa chavalilla pero lo que deseo, de todo corazón, es que nadie la engañe.

Picapica.- Corazón de melón lo llamo yo a eso. ¿Quiere ahora hacerme convencer de que no la intentaba engañar con Silencioso?

Doña Marcelina.- Vamos a ser sinceras las dos aunque sea una vez en nuestras vidas. Usted estaba coqueteando como una gallina clueca con ese pollo francés pero, para que lo sepa de una vez, lechuza avinagrada con ojeras... perdón... quise decir con orejas aunque sean de coliflor por supuesto... pero cuando aparezca la Numeraria, que o mucho me equivoco o está bien metida en todo este lío, se va a enterar de lo que es bueno para el dolor de muelas que tiene usted las muelas ya bastante picadas de tanto darle al chismorreo.

Picapica.- ¿La Numeraria metida en algún lío?... ¡Ja, ja, ja! ¿Ella con el Señorito Florentino? (Ríe a todo reír) ¿La preciosa Numeraria con Florentino? ¡Ja, ja, ja!

Doña Marcelina.- Pero... ¿se puede saber de que se ríe usted tanto que se le va a desencajar la dentadura postiza? ¿Acaso el Señorito Florentino no es el más galán de todos los galanes de Vélez Rubio y las comarcas aledañas?

Picapica (Haciéndose la interesante y cambiando su actitud para ponerse completamente seria) Venga usted para acá, Doña Marcelina, que tengo que contarle un chisme (La coge de la mano).

Doña Marcelina (Intrigada).- ¿Qué sucede ahora?

Picapica.- Que la Numeraria no puede estar jamás liada con el Señorito Florentino. ¡Oigame usted bien y si no me oye bien le repito que haga el favor de lavarse las orejas de vez en cuando ya, so bruja!

Doña Marcelina.- ¡Caramba con la lechuza! ¡No se me ha vuelto ahora un búho!

Picapica.- Oiga... que yo seré tan fea como lo es usted pero no más. Le estoy haciendo saber que aquí hay gato encerrado. Algo así como un acuerdo general.

Doña Marcelina.- ¿Que cosa es esa de un acuerdo general?. No comprendo nada de nada.

Picapica.- Pues yo creo que aquí hay algo raro y vamos a descubrirlo enseguida. ¿Nos está oyendo alguien?

Doña Marcelina.- Yo creo que no pero hoy puede pasar de todo... hasta que las paredes oigan...

Picapica.- ¿Usted está enterada de algo, Doña Marcelina? Yo, que pertenezco al Club de Las Chismosas no entiendo ni catapúm de lo que está sucediendo hoy. Las chicas más jóvenes, guapas y bullangueras de este "Casi Ná" estoy segura de que han formado una alianza para gastar bromas, chirigotas y tomaduras de pelo a todos los galanes más galanes de varios kilómetros a la redonda. Ahora recuerdo que tienen formado una especie de Club de Las Burladas. No estoy nada segura de nada pero voy a disfrazarme de jovencita anónima a ver si me infiltro en sus filas y me entero de algo aunque sea de lo suficiente para tirar del hilo hasta llegar al ovillo.

Doña Marcelina.- ¡Muy bueno eso del hilo y el ovillo porque eso es lo que hacen las carcamales como usted! ¿De jovencita usted, so antigualla, que es usted más antigualla que las ruinas de Menga? ¡Eso sí que es la mejor broma, chiste y chirigota, las tres cosas juntas, que he oído en mi vida!

Picapica.- Ustes quizás se crea la Josefina de Napoleón en la época de su primera comunión quizás, que yo no sé lo que es eso de las ruinas de Menga pero usted está más ruinosa que el caserón del Ruano, que lleva como dos siglos que no blanquea sus paredes como está dicho y predicho por el Consejo de Ediles de toda la provincia malacitana, so anciana con la peluca cana. Me cachis en los mengues. De lo que sí estoy segura es que la Numeraria le ha tendido una trampa a Solitario pero yo no me creo que Solitario sea tan tonto como nos lo han hecho creer y que hemos sido nosotras dos las que en realidad hemos estado a punto de perder la cabeza por culpa de él. ¿Qué quiere decir todo esto? ¡Un compló! ¡Un verdadero compló! Aquí debe haber algunas personas interesadas en quitarnos de en medio y las jovencitas del Club de Las Burladas nos quieren hacer renunciar a esto de ser las socias más veteranas, con muchos años de diferencia por cierto para ser totalmente sinceras porque somos las pioneras desde la época de la Batalla de Lepanto... y aquí hay una verdadera batalla si no me equivoco un pelo de los pocos que me quedan ya sobre la cabeza... y nos han puesto como cebo a Solitario para que su novia nos haga huír del pueblo. Si eso buscan es porque nos consideran un estorbo para sus planes por lo chismosas y cotillas que somos y es que lo somos de verdad pero ya se sabe eso de genio y figura hasta la sepultura. Eso de la carta que tiene que venir desde Madrid lo tengo que investigar bien a fondo en Correos pero no le puedo decir más.

Doña Marcelina.- Es usted más retorcida que las tuberías del desagüe del caserón del Ruano ya que lo ha citado usted primera. ¡Diantres, diantres y diantres! ¿Qué broma es ésta?

Picapica.- Le repito que no puedo decirle más cosas porque en realidad no sé más cosas y las que sé sólo me las estoy iamaginando pero cuando yo imagino acierto, al menos, un cero coma cinco por ciento de las veces, pero estoy totalmente segura de que alguien, en algún instante, en este mismo comedor del "Casi Ná"... y casi ná es lo que se está tramando... verá usted aparecer a la Numeraria como angustiada, lloriqueando a moco tendido y haciéndose la víctima y la indefensa. Pero tenga usted mucho ojímetro y guarde las distancias metro a metro porque estoy segura de que es una farsa. Estoy segura de que es una trampa tramada por alguien que no es ella pero ella está en el lío. ¡Esto es cosa de esas jovencitas del Club de Las Burladas!

Doña Marcelina.- ¡Me está entrando miedo, pavor y hasta flojera sólo de pensarlo! Recuerdo la broma que le gastaron al donjuanesco y engreído escultor Carrascosa del Campo Florido que fue una cosa de tal magnitud que todavía se me ponen los pelos de punta cada vez que se me viene a la memoria como me está sucediendo hoy.

Picapica.- Pero estoy más segura de que el rïo Segura no pasa por Málaga precisamente de que aquello no fue nada con la que vamos a ver hoy mismo. Recuerdo que le hicieron creer que le habían concedido el Primer Premio de la Exposición de Johanesburgo, allá por Sudáfrica, a través, precisamente, de una carta que le llegó desde Madrid. Al pobre Carrascosa no le hizo ninguna gracia cuando llegó a Johanesburgo, con todos los gastos del viaje pagados de su propio bolsillo, y descubrió que no existía ni tan siquiera la mencionada Exposición. Pero como la carta procedía desde la propia Academia de las Bellas Artes y no sé cómo diantres, diantres y diantres, lo consiguieron porque es un misterio que todavía no he podido resolver, pues Carrascosa picó en el anzuelo. Desde entonces ya no se le ve rondando a ninguna chavalilla al viejo verde.

Doña Marcelina.- ¡A pesar del bochorno que hace hoy en el pueblo... frío me está entrando de pensar lo que pueden hacer ahora! ¡Son tremebundas!

Picapica.- Gastan cada bromita que se le cae el pelo al más calvo de todos los calvos. ¡Ja, ja, ja! (Proveniente de la calle se escucha, de repente, una música tocada por cuatro titiriteros ambulantes que están haciendo sonar lo de "malagueña salerosa besar tus labios quisiera" mientras lo canta una jovencita con pésima voz y peor entonación) ¡Doña Carcamal... perdón es que yo también me estoy poniendo nerviosa... quise decir Doña Marcelina! No sé si este es el principio de la jarana pero alguna cuestión va a suceder.

Doña Marcelina.- Pero... esto qué es si es que se puede saber y si no se puede saber pues que no se sepa. ¿Qué significa esto?

Picapica.- Supongo que esto significa esto... pero dejando cuestiones de la Lengua aparte... ¿oye usted esa canción? ¿Oye usted esa música? Estoy más segura de que el río Segura no pasa precisamente por Málaga ni por Malagón de que la broma ha empezado ya.

Doña Marcelina.- No me diga, bruja piruja, que esa canción está formando parte de este sainete y se la están dedicando a no sé quién pero a ver si usted se entera y me lo cuenta que ardo en pascuas floridas por saberlo.

Picapica.- O mucho me equivoco o estoy más segura de que el río Segura no pasa ni por Málaga ni por Malagón ni por La Malagueta de que esa canción o lo que sea que dicen que es canción está dedicada a la madre del Señorito Florentino, nuestro querido vecino... porque me parece que alguien ha dado la orden de afeitarle los espolones a ese gallito de oro, que es más rubio de bote que el bote del tabaco de pipa de su esposo El Caracoles. Es sólo una hipótesis nada más pero esa cantante ambulante no canta nunca a esta hora tan temprana sino que siempre lo hace mucho más tarde. ¡Esto me huele a chamusquina!

Doña Marcelina.- Pero... ¡mujer!... ¡bueno si es que se puede decir que lo que queda de usted es una mujer!... ¿no ve que las jovencitas guapas y bullangueras del "Casi Ná" no pueden tener tan malas intenciones que ve usted visiones por todas partes de tan cotilla que se ha acostumbrado a ser?

Picapica.- Deje de picarme que me pico y le pico a usted hasta la cocorota... y le vuelvo a insistir que yo creo que lo que les pasa es que están muy indignadas.

Doña Marcelina.- Silencio ahora que me parece que llega alguien...

Picapica (Riendo).- ¡Ja, ja, ja! ¿No se lo dije? A alguno le van a afeitar los espolones hoy mismo. ¡Verá usted, verá usted si es que no quiere seguir haciéndose la ciega como siempre que anda usted más ciega que el Ciego de Cabra y mire que no estoy tan cabra como usted se está creyendo!.

ESCENA VI

Doña Marcelina. Picapica y Doña Gonzala. Luego, Menudita.

Doña Gonzala (Aparece entrando por la cortina de los estampados con motivos taurinos; despeinada, todavía con los rulos puestos, media cara llena de jabón y un secador de pelo en la mano) ¿Pero qué sucede hoy? ¿Cómo están cantando lo de "malagueña salerosa besar tus labios quisiera" a estas horas? ¡Caramba, vaya dolor de cabeza me está levantando esa señorita! ¡Justo a la hora de arreglarme! ¡Esto me huele a algo raro y no es que se esté recalentando el secador porque todavía no lo tengo encendido! (Dirigiéndose en voz alta a la cantaora) ¡Silencio, cantarina! (Más alto y dirigiéndose también a los músicos) ¡Tengan la vergüenza ajena ya que vergüenza propia no tienen de desaparecer e irse con el concierto a otra parte o lugar o emplazamiento o donde diantres, diantres y diantres, quieran ustedes irse! ¡No me gusta ni cómo tocan ustedes ni cómo canta ella! (Como siguiendo la conversación con alguien que está invisible) Y como tengo ganas y sobre todo deseos de terminar de arreglarme a ver si deja de cantar porque me ataca de los nervios que hasta tictac me produce esa horrorosa voz tan desafinada por muy fina que se crea esa señorita, que hasta me he dado un trasquilón en el pelo que por poco me quedo calva de la mitad. ¿Que uso pelo postizo? Pues sí... la verdad es la verdad... ¡uso pelo postizo!... ¡pero si no hubiese niños pequeños en la calle iba yo a decirle a esa cantautora un adjetivo calificativo que también les vendría al pelo a esos cuatro acompañistas... ¡so sinvergüenzas!... ¡Lo que hay hoy en día es que se ha perdido la vergüenza por completo y esto es un completo desastre y dejen ya de molestar que tengo que visitar al sastre y no puedo presentarme con estos pelos de perogrulla y no me hagan hablar más de la cuenta que como le pille a esa le voy a ajustar yo las cuentas pero muy bien ajustadas! ¡No señorita, no estoy dispuesta a seguir escuchando por más tiempo sus berridos ni sus canciones tabernarias! ¡Vaya a cantar a una cantina del puerto de Santa María por ejemplo, allá por donde los gaditanos gitanos, barriobajera!

Doña Marcelina.- No la haga caso, Doña Gonzala...

Picapica.- Despréciela usted, Doña Gonzala...

Menudita (Que aparece saliendo de la cortina).- ¡Que me parece que ya se están marchando!

Doña Marcelina.- Ese cuarteto toca peor que un regimiento de ciegos.

Doña Gonzala.- ¡No, tocan todavía peor que eso! ¡Parecen sordos de la trompa de Eustaquio porque ni saben llevar el compás ni tienen idea de lo que es el ritmo de las malagueñas! El otro día estaban intentando imitar a Mozart por peteneras. ¡Imagínense ustedes el caos circulatorio que produjeron en la Calle Mayor pero mayor fue todavía la semana pasada... cuando intentaron emular a Chopin por soleares que hasta se nubló el sol y estuvo a punto de caer una granizada jamás vista en Vélez Rubio!

Doña Marcelina.- ¡Desprécielos, Doña Gonzala!

Doña Gonzala (Haciendo un gesto de desprecio) ¿Así? ¿Está bien así? Me ha salido bien o tengo que intentarlo de nuevo (Doña Marcelina y Picapica intentan escuchar con atención a ver si es verdad que se han ido definitivamente. Picapica, conteniéndose la risa, habla en voz baja con Doña Marcelina y no se escucha lo que dice)

Doña Gonzala (A Menudita y en tono autoritario).- ¡Tú haz el favor de callarte... niña... que nadie se entere de todo esto!

Menudita.- Lo que usted me mande, Doña Gonzala porque yo, le que es yo, no entiendo nada de estas cosas de mujeres tan mayores de edad como usted.

Doña Gonzala.- ¿He recibido alguna carta desde Madrid?

Menudita.- No una sola... sino hasta cinco.

Doña Gonzala.- Femeninas o... (gesto pícaro).

Menudita.- Por lo poco que sé leer yo creo que tres son femeninas y las otras dos también (soltando una risa infantil). Una de ellas está perfumada.

Doña Gonzala.- ¡Qué emoción más grande! ¿A qué huele?

Menudita.- A menta.

Doña Gonzala.- ¡Ya sé de quién es! No la pierdas por nada del mundo o te mando fuera de este mundo y te pierdes en el universo. ¿Qué sucede con la otra?

Menudita.- Está escrita con letra gótica. No entiendo ni papa de lo que dice.

Doña Gonzala.- ¿Letra gótica de las que se usan en las capillas?

Menudita.- No sé lo que es eso porque todavía soy muy pequeña y además de mayor no quiero ser monja ni aunque me den jamón; pero viene dirigida a su hijo porque aquí pone "para el Señorito Florentino de Vélez".

Doña Gonzala.- ¡Sí! ¡Bravo, bravo y bravo que de bravura le viene la casta a mi Florentino! ¡Ya sé de quién es esa!. Esa si que no puedes perdérmela bajo ningún concepto. ¿Me has entendido niña o te lo tengo que repetir en romance? ¡Menudo romance a la vista! ¡Toma un céntimo para que te compres, so mona, un caramelo de menta! ¡Va a ser el romance más importante de toda mi vida... esto... bueno... no quise decir eso niña... no me interpretes mal... es que los nervios son muy traicioneros!

Menudita.- No entiendo nada de nada de todo esto. ¿Se refiere usted acaso al Romance de Blancaflor y los Siete Enanitos del Bosque?. No... me parece que me estoy confundiendo un poco... yo quiero decir el Romance de Blancaflor y Rosalinda... esto... no... tampoco... vaya... que no me acuerdo... y mire usted que me lo repite continuamente Sor Remedios pero es que no tengo remedio alguno... porque con esto de los romances y que si el Romancero Viejo por aquí y el Romancero Nuevo para allá me están intentando volver loca del todo... o por lo menos tan loca como lo está usted, Doña Gonzala... bueno... que no sé a qué clase de romance se está usted refiriendo pero yo me voy ahora que ha terminado ya de cantar esa gente.

Doña Gonzala.- Se dice señorita y no gente, Menudita, a ver si hablamos con propiedad privada porque hay señoritas por un lado y gentes por otro. Existe mucha diferencia entre ambas cosas pero hoy en los colegios parece que en vez de educaros como Dios manda os educan a la buena de Dios. Ahora yo me voy totalmente convencida de que hoy es el mejor día de mi vida (Se marcha a través de la cortina con los motivos taurinos).

Menudita.- Adiós, Doña Gonzala. Mejor me muerdo la lengua antes de decirle una barbaridad que luego dicen que hablo barbarismos que me parece que es hablar mal el español o algo parecido pero que ganas no me faltan de decirle alguna barbaridad a esta tacaña que es más castaña pilonga que la milonga de mi compañera de pupitre, más estirá toda ella que el cuello de una avestruza porque tiene padre y tiene madre y que por eso se cree la más interesante de todas cuando ni le interesa al Paquirrín que es el peor parecido de todos porque se parece al barbero de Sevilla en versión sonámbula porque está más sonado el menda lerenda que el sonajero del bebé de la estanquera que fuma más que las fumatas del Vaticano que también lo he aprendido yo de no sé donde y... bueno... que me voy de aquí antes de volverme zumbada del todo. (Se va también la huerfanita).

ESCENA VII

Doña Marcelina y Picapica reanudando su conversación pero ahora en voz alta.

Doña Marcelina.- Vamos, Picapica. cuenta... cuenta sin miedo... ¿Qué es lo que está pasando aquí?

Picapica.- De verdad está usted mas cegata que la gata de escayola que tengo en la repisa de mi chimenea. No puedo saberlo porque seré muy bruja pero no tengo nada de adivina. Ahora bien... algo raro sucede...

Doña Marcelina.- Venga... olvidemos nuestras trifulcas y peleas... y dime todo lo que sepas. ¿Qué broma le están preparando al galán de Florentino? Tengo impaciencia por aclararme el coco un poco.

Picapica.- ¿No decía usted que no había ninguna broma de por medio? Pues me parece que no es una broma sino algo más serio que una broma. Cálmese y no se me ponga histérica. Esto es una historia o una histeria. O ambas cosas a la vez (Escuchando) No veo nada claro y menos todavía sin mis quevedos que esto más parece cosa de Quevedo que de Chespir o como se diga... pero silencio que alguien viene... y si no me equivoco ¡es ella!. ¡Por la forma de caminar tan salerosa y garbosa es la Numeraria!.

Doña Marcelina.- ¿La Numeraria dices? ¿Cuántos números has tenido que hacer para descubrir eso?

Picapica.- Estoy más segura de que el río Segura no pasa ni por Málaga, ni por Malagón, ni por La Malagueta ni por la península de Malaca, de que es la Numeraria y que viene a por su víctima. Aquí las tenemos ya a punto de llegar y esto está empezando a entrar en punto de ebullición y me parece que algún pollo va a bullir dentro de la cazuela antes de que se lo coman entre todas. Vamos a curiosear un poco. ¡Pobre de quien sea el pollo o pollino que ambas cosas suelen ir muy unidas! ¡Ja, ja, ja!

Doña Marcelina.- Pero... ¿estás segura de lo que barruntas?

Picapica.- ¡No empecemos de nuevo, Doña Marcelina¡ ¡Si alguna de nosotras dos barrunta es usted y no yo porque usted no es más burra porque no ha nacido asno! ¡Dejemos ya de picotearnos la una a la otra! ¡Sólo barruntan las focas y no he visto mayor foca que usted ni en mis viajes al zoológico de la Casa del Buen Retiro de Madrid!. Así que retirémosno ahora que estamos todavía a tiempo de salvar nuestros pellejos. ¡Vámonos de aquí porque hoy va a arder Troya de un momento a otro y ni usted ni yo somos precisamente Elena ni Paris se enamoraría jamás de nosotras ni aunque soñásemos que somos las elegidas de Júpiter y mire usted que Júpiter elegía entre muchas! Bueno... pues eso... que nosotras no pintamos nada en este follón y vámonos de aquí pronto porque irse pronto es mejor que irse tarde (Se marchan a toda prisa).

ESCENA VIII

Numeraria y Menudita.

Numeraria (Sale desde la cortina. Entra y mira a un lado y a otro).- Persona... eso es lo que debemos ser antes que nada... pero está visto que no se pude seguir soportando por más tiempo a algunos que no son personas sino solamente animales para satisfacer sus apetitos y después si te he visto no me acuerdo. Faltan sólo unos minutos para que llegue la hora. ¡Hora!. ¡Eso es lo que todas las demás están esperando de mí1 ¡La hora de hacer justicia equitativa porque la equidad de género es lo que debemos conseguir de una vez por todas! Existe una frontera que nunca debe traspasarse por medio del engaño y a cuerno quemado le corresponde cuerno quemado; porque esa frontera se llama dignidad y quien atropella la dignidad de una mujer se arriesga a que sea atropellado por todas las mujeres. Voy a observar antes de entrar en acción (Se detiene a observar todo el salón con sumo detalle) ¡Fantástico1 ¡Todo está en su debido lugar! ¡Todavía no ha venido el chorizo ese a llevarse a otra por delante! Y ahora todas esperan y la espera tiene que ser solamente la justicia. ¡Pobre de ti, donjuán de chavalas inocentes! ¡Vas a saber lo que es la inocencia en su estado más natural! ¡Voy a apagar un momento todo esto para poder reflexionar! (Apaga la luz y se produce una pausa).

Menudita (volviendo a entrar en escena).- ¡Carambola! (Andando a tientas) ¿Pero quién habrá apagado el sistema eléctrico? ¡Esto es peor que la electrolisis esa que me explican en Física y que no tengo ni la menor idea de lo que quiere decir ni falta que me hace porque yo de mayor sólo quiero ser cronista de sucesos varios y variados como los surtidos de los caramelos de la tía Sara que me los como de dos en dos y hasta de tres en tres sin que ella se de ni cuenta de tan variados que son!.

Numeraria.- Silencio, querida niña, silencio (Deteniéndola) ¡Feliz tú, Menudita, que aún no conoces lo que es la oscuridad! No enciendas todavía la luz que estoy terminando de pensar y lo puedes echar todo a perder sin darte cuenta.

Menudita.- ¡Carambola, señorita Numeraria! ¿Se puede saber por qué necesita estar con la luz apagada para pensar? ¿Es que para llegar a ser joven hay que pensar con las luces apagadas?

Numeraria.- Muchas veces es necesario pensar con las luces bien apagadas antes de cometer equivocaciones a plena luz eléctrica que es cuando más equivocaciones se producen, pero tú tranquila que no pasa nada más que lo que tiene que pasar. esto es sólo parte de un plan estratégico. Voy a contarte, por cariño y por amistad, un poco del futuro para así prevenirte a tiempo y que no te ocurra a ti lo mismo el día de mañana.

Menudita.- Eso, eso, señorita Numeraria... haga el favor de contarme algo de mañana porque lo que es hoy no me entero absolutamente de nada.

Numeraria.- Sólo voy a cumplir con mi deber porque te debo algo yo a ti.

Menudita.- Me conformo con un par de pesetas y, si es posible, un bocata de sardinas en escabeche que me gustan mucho... pero si va a resultar esto una escabechina prefiero solamente las dos pesetas.

Numeraria.- No. Lo que te debo es darte las gracias porque siempre me has querido tanto como si yo fuese tu propia mamá. Por eso necesito explicarte algo.

Menudita.- Lo que pasa es que me gustaría, cuando sea jovencita, ser como usted. No lo hago por cosas de esas que llaman altruismo que no tengo ni repajolera idea de lo que es pero que suena muy bien cuando lo dice el señor alcalde desde el balcón del ayuntamiento y que me lo he aprendido de memoria para ver si así me puedo enrollar mejor con Pepito, el chico más guapo de todo el cole que sabe mucho de cosas como aerodinámica y que es el más dinámico de todos y que digo yo que por eso es el que más corre cuando juegan en el patio para que no le pillen las chicas que no le gustan porque a las que le gustan bien que las pilla él.

Numeraria.- De eso se trata precisameente el tema. De pillar a las que le gustan. Pero no me estoy refiriendo a Pepito precisamente sino a otro algo más mayor que Pepito.

Menudita.- Suelte... suelte usted información sumaria de esa que tanto le gustan a los abogados de oficio y que también es algo que debo aprender algún día a saber manejar para poder enrollarme con alguien más interesante que Pepito si es posible que exista alguien más interesante que Pepito.

Numeraria.- Voy a hacerte una revelación pero te pido que no la reveles a nadie.

Menudita.- ¿En qué quedamos? ¿Es una revelación o no es una revelación? Porque resulta que si es una revelación no comprendo que no pueda revelarla. A ver si me aclaro un poco más porque, no sé si será porque está apagada la luz eléctrica, pero yo no veo nada claro el tema.

Numeraria.- Sensacional deducción.

Menudita.- Es que a veces, cuando cojo los caramelos de la tía Sara sin que ella se de cuenta, me da por deducir cuántos son los que quedan en el tarro para poder saber cual es la secuencia que debo seguir para que no se note demasiado... y que conste que lo de la secuencia tampoco sé muy bien lo que es pero sucede que me explican todos los días, en el cole, que a una secuencia lógica corresponde otra secuencia lógica o no sé yo qué cosas raras de causas y consecuencias o algo así.

Numeraria.- Pues de eso se trata lo que quiero revelarte. De que a toda causa le sigue una consecuencia. Y debes aprenderlo bien para no equivocarte como le ha pasado ya a muchas jovencitas.

Menudita.- ¿Han caído en contradicciones acaso? Y tampoco se lo que son las contradicciones pero supongo que debe ser algo malo, porque los mayores no saben más que repetirlo una y otra vez... y venga siempre con lo de usted está cayendo en una contradicción tras otra. ¿Tiene algo que ver con eso?.

Numeraria.- Exacto. Eres una niña muy inteligente. Tiene que ver con una contradicción muy grande, tan grande como la de llevarse la sorpresa de que lo que a algunas le cuentan algunos son las mentiras más grandes que te puedas echar en cara y es que hay muchos caras por ahí sueltos campando como si esto fuese la fiesta nacional.

Menudita.- ¿Cosas de cuernos acaso?.

Numeraria.- Ese es el caso. Veo que ya es hora de que te lo explique. Sí son cosas de cuernos, algo así como ir de cacería a por las piezas más apetitosas, así que enciende ya la luz para que lo entiendas con total claridad.

Menudita.- Ahora... ¡y ya era carambola que mire usted que esto parece un juego de bolas!... enciendo la luz porque a ver si es verdad eso que dijo un político llamado Romanones o Cánovas del Castillo o Castelar, que en esto de las cosas de los políticos y las bolas que cuentan que se parecen a cuentacuentos diciendo chistes de bolas que no hay quien se los crea por mucho que se los crean ellos y no se los crea nadie más salvo sus queridas mamás porque parece que todos ellos tienen complejos de Edipo y espere que me va a dar hipo, es difícil sabe quién es quién y quién dijo lo que dijo y me refiero a lo de luz y taquígrafos porque es que de taquigrafía sé bastante que la he aprendido viendo los apuntes de Pepito! (Enciende la luz).

Numeraria.- Calla un poco, Menudita, que pareces una ametralladora. Escucha. Mírame directamente a los ojos. ¿Qué lees en mis ojos?

Menudita.- Yo casi no leo nada si es que se está refiriendo a literatura de alta escuela social porque yo de escuela soy de las de las populares y a ver si logro algún día ser la más popular del cole y me enrollo, de una vez por todas batiendo a todas las demás, con Pepito. Pero está bien... en sus ojos leo algo así como un deseo. ¿No estará usted también enamorada del franchute ese?

Numeraria.- No. No es eso si es que te estás refiriendo a Solitario. Además, no es francés sino que ha nacido en Badajoz y se ha criado toda su vida en Madrid y ahora está por estas tierras escribiendo algo muy interesante sobre las feas costumbres de los señoritos andaluces de la aristocracia que tan gallardos montan yeguas lozanas de muy buen ver y en otro momento te explico lo que quiere decir todo eso. ¡Ya me gustaría a mí tener algo que ver en la vida sentimental de Solitario pero no! ¡Es imposible enrollarse con Solitario porque es de de ese monumento de chavala que lo quiere sólo para ella! Pero sí. Solitario tiene que ver mucho en este plan estratégico que es todo un plan de desarrollo para desarrollar lo que hay que desarrollar.

Menudita.- Ya se me vuelve a complicar esto de entender lo que pasa por aquí pero ya decía yo que no es tan solitario como dicen. O sea, ahora empiezo a darme cuenta y es que todo esto es para contarlo pero prometo no decir ni pío porque todavía soy solo una pollita pequeña nada más y no sé piarlas bien pero ya aprenderé digo yo que empiezo a ver claridad en este "Casi Ná" y de casi ná me entero pero estoy segura de que Solitario no quiere a la Soledad.

Numeraria.- Es verdad. No le gusta la Soledad pero sí le gusta la Esperanza. No creas que te estoy hablando de mujeres de la mala vida sino solamente de conceptos. Sé que eres lo suficientemente inteligente para saber la diferencia.

Menudita.- Un momento... un momento que me estoy perdiendo y a ver si me encuentro de nuevo. ¿Quiere usted decir, Señorita Numeraria, que a Solitario no le gustan los conceptos abstractos porque resulta que él es muy concreto a la hora de saber lo que le gusta? ¿Así que su verdadero amor es la criadita del Señorito Florentino?

Numeraria.- La misma que rompe y rasga. Y vaya que si rompe y rasga esa chavalilla que tiene ya a todos los galanes donjuanescos de Vélez Rubio y las comarcas aledañas coladitos por ella tal como el café de La Estrella; la que trae el café brasileño de contrabando pasándolo por la frontera con Portugal pero no se lo chismees a nadie.

Menudita.- Ya voy cogiendo onda y como coja una honda le arreo bien arreado a la estirá esa de mi compañera de pupitre que se va a quedar más calva que el trasero de una mona de Gibraltar. Ahora me explico yo por qué Solitario estaba tan parlanchín con esas dos brujas. ¿Así que no es francés sino extremeño criado toda su vida en Madrid? ¡Esto está más interesante que el rollo ese de la Ilustración Francesa que me aburre más que estar todas las mañanas lectivas, que no sé por qué se llaman mañanas lectivas ya que leer se lee más bien poco porque tenemos sólo la obligación de copiar al pie de la letra todo los que nos van dictando las monjitas con cara de vinagre y los profesores curuchupas
que tienen más cara de vinagre todavía que las dichosas monjitas, soportando a la avestruza de mi compañera de pupitre que se cree que es más interesante que el interés compuesto que me explican en matemáticas cuando sólo es, como mucho, de las de interés simple!. ¡Y qué simple que es la pava!.

Numeraria.- Calla un momento que esto es serio. Solitario estaba tonteando con esas dos brujas porque es necesario quitarlas de en medio porque son tan cotillas que rápidamente se habrían enterado de nuestro plan estratégico de desarrollo y nos hubieran dejado más plantadas que los olivos de Don Pedro El Onubense; ese señor que vino desde el pueblo de Valverde, el de Huelva, para erradicarse por aquí. Es por eso por lo que la criadita del Señorito Flotentino que, para que lo sepas, no es una criada sino un verdadero bombón de las clases más cultas de Hispanoamérica que está haciéndose pasar por criada al servicio de pollos peras como este Florentino, por lo que teñia el asunto de la charla atado y bien atado. ¿Lo estás comprendiendo ahora?

Menudita.- ¡Ya lo creo que lo estoy comprendiendo ahora! ¡Menuda está de buena la niña! Y que conste que sólo lo digo porque admiro a las más guapas a ver si algún día me parezco yo a una de ellas.

Numeraria.- Tú serás una jovencita muy guapa, Menudita. Sólo dale tiempo al tiempo porque el tiempo da razones y robarás corazones pero ahora es demasiado pronto para eso. Ahora vas entendiendo ya por qué te digo que esa criadita es la más apatecida por todos los señoritos donjuanescos de Vélez Rubio y las comarcas aledañas. ¿Estás de acuerdo conmigo en eso?

Menudita.- Es verdad. Es una chavala como para no juntarse nada más que con ella y olvidarse de todas las demás. Hace bien Solitario con serle tan fiel porque estoy completamente segura de que Solitario puede ser cualquier cosa menos tonto.

Numeraria.- Es cierto. Somos mujeres pero hay que reconocerlo. Esa chavala está como un tren. Es para no estar con nadie más aunque le provoquen las que se creen más interesantes que Madame Pompadour. Para Solitario lo único importante que hay en esta vida es su chavala y por eso no se casa con nadie más; sólo que en esta ocasión se nos ha unido a las jovencitas guapas y bullangueras del Club de Las Burladas, porque se lo ha pedido ese monumento que tiene como novia. ¿Me estás siguiendo?

Menudita.- Desde luego que la estoy siguiendo. Es natural que está tan loco por ella como para haberse metido en este cirio que me recuerda a Ciriaco El Loco, que está más loco que Carioco. Vaya jaleo. ¿Este plan de desarrollo es lo que se llama polo de desarrollo?

Numeraria.- Eso es, Menudita. A mí, en cuando me entra un deseo de pasión... pero no te confundas porque sólo es de admiración nada más... una admiración sobrenatural... ¿me entiendes?.

Menudita (Cogiéndose a la mano de la señorita Nuemraria).- La acompaño en el mismo sentimiento. Y es que estando acompañadas estamos mucho mejor que haciendo la guerra cada una por su cuenta. Vamos... que eso digo yo... pero que soy todavía tan pequeña que es lo que deduzco nada más... no vaya usted a creer que yo sé lo que no sé.

Numeraria.- ¡Mucho mejor, Menudita! Ya puedes considerarte como la socia más joven de nuestro Club de Las Burladas. Y ahora debes saber ya que están a la caza de esa chavala hispanoamericana y por eso estoy a la greña con Picapica y todo eso que no sabes. No pienses mal. Picapica ha estado detrás de ella para poder ofrecérsela al señorito Florentino. ¿Comprendes ahora por qué Solitario no dudó ni un instante en bacilar a la Picapica con el deseo de quitarla de en medio? ¡Es razonable!

Menudita.- ¿Y qué ha pasado ahora entre Silencioso y el Señorito Florentino?

Numeraria.- Que Silencioso, en silencio como cuando quiere hacer las cosas mejor, hace unos días le ha arrollado al Señorito Florentino como si todo un tren de marcancías hubiese pasado por encima de él y lo ha dejado para el arrastre. Le dejó bien en claro que ese bombón solo le pertenecía a él y que si quería que le partiera las nueces le partía las nueces.

Menudita.- ¡Arrea! ¡Atiza! ¿Qué son las nueces? ¿Es que se la han jugado a ver quién parte más nueces por minuto?

Numeraria.- Las nueces son los cataplines, Menudita, y es bueno que lo sepas para que estés prevenida para cuando ya seas una jovencita de buen ver (Saca una carta) Ahora escucha y deduce que deduciendo es gerundio como te habrá explicado en el cole. Hace aproximadamente un mes que yo le pedí relaciones amorosas a Florentino a través de una cartita cuya copia es ésta. Quiero que lo sepas para que no caigas en cosas que luego es difícil salir de ellas. Escucha lo que escribï: "Señorito Florentino. De palabra es que no me atrevo a decirle de sopetón, que de sopas sabe usted mucho, que es usted un galán muy guapo, tan guapo que se sale y que está usted de tan buen ver, y a ver si alguien me lleva la contraria, que le amo tanto... pero tanto... tanto tanto y tanto... que yo ya me tanteo como decírselo a usted. ¡Ahora acabo de descubrir que usted me desea desde hace mucho tiempo exacto con toda exactitud del omega de mi papá y por eso le cito para dentro de un mes en el salón comedor, por ver si podemos comer juntos porque una comida juntos es mejor que una comida por separados, del "Casi Ná". Soy muy tímida pero le espero dentro de un mes exacto, más exacto que el omega de mi papá, porque es que le amo tanto pero tanto tanto y tanto que hasta he perdido el sueño y no lo encuentro porque lo he buscado debajo de la cama y ná de ná. ¡Me ha conquistado usted locamente¡ ¿Estoy verdaderamente loca por usted aunque usted no tiene la culpa de ser tan guapo!"

Menudita.- ¡Madre del Amor Hermoso como dice mi tía cuando va y busca el tarro de los caramelos y ve que se va reduciendo su contenido a marchas aceleradas!

Numeraria (Sigue leyendo).- "No falte. Me mostraré a usted muy sexy. Tan sexy que es que la verdad estoy toda apuradita de saber cuánto de sexy debo aparecerme ante usted. (Vuelve la hoja) No vaya por allí hasta dentro de un mes exacto, tan exacto como el omega de mi papá, porque otros que me están rodando ronda que te ronda y se toman muchas rondas por mi culpa y, claro está, puede peligrar su vida porque son muy celosos aunque me parece que todos ellos ya están casados o a punto de casorio, lo cual yo no me perdonaría jamás. Suya. Completamente suya. ¡Pero tan suya que por favor no me huya!" (Gaurdándose la carta) ¿Qué te parece, Menudita? Ahora te voy a contar otro secreto porque creo en tí y sé que me vas a ser fiel y vas a guardar mutis callutis. La carta la ha escrito alguien desde Madrid pero no te puedo decir ahora quién es el escritor. Como habrás visto eso de "Suya. Completamente suya. ¡pero tan suya que por favor no me huya! no lo supera ni Gustavo Adolfo Bécquer en estado de éxtasis colgante. el caso es que ese guaperas de Florentino está en completo éxtasis colgante y me parece que está más colgado que el reloj de pared que hay en esa pared. Desde entonces se cree que soy una fruta tan extasiante que ya me tiene apuntada como una más en su palmarés.

Menudita.- ¿Pero qué sucede con ese tal Florentino? A mí me han explicado en Historia del Arte que los florentinos estaban bastante colgados pero es que creo que se colgaban de los andamios para pintar murales pero esto de ahora no lo comprendo bien... porque los de los andamios no son en estos días pintores sino obreros de la construcción.

Numeraria (Abriendo mucho sus ojos).- Que le van a estallar ipso facto y ya sé que todavía no sabes lo que es ipso facto, que quiere decir aquí te pillo y aquí te mato, estas dos granadas de mano.

Menudita.- ¡Carambola!

Numeraria.- Eso es . Carambola completa. Lo que sucede es que cuando tengo mucho mucho miedo porque en cuanto fijo diez segundos mis dos granadas en un objetivo indiscreto, y este Florentino es bastante indiscreto, lo enciendo como si fuese una yesca. No te puedo contar más. Ya te contaré más cuando pasen los días, las semanas, los meses y los años.

Menudita.- Vamos a ver. Voy a resumir lo que he aprendido hasta ahora. ¿Así que el floripondio ese ha recibido ya la carta y está pensando en la tarta? Me refiero a la tarta nupcial.

Numeraria.- Sí pero no. Bueno. Ya te lo explicaré cuando acabe todo. Que sí. Que ese floripondio como tú le llamas viene hoy dispuesto a tomar posesión de lo que cree que ha conquistado con su cuerpo serrano pero no sabe que yo soy una bandolera asaltadora de caminos por toda la Sierra Morena y pillo todo lo que pillo por delante y es que para morena lo que se dice morena, a mí no me gana ni La Morenita de Calahonda, pero no te vayas a Granada, Menudita, que es que también hay otra por allá y es que estamos en Málaga no vaya a ser que nos cambiemos de provincia y entonces... bueno... a lo que íbamos y no nos perdamos en divagaciones que para vagos hay bastantes por aquí y no hace falta irse a Granada porque eso ya sería otra historia; que el caso, y vamos a lo que vamos... ¡vamos y vamos y vamos la que se puede armar!... en esto de meterse en honduras yo profundizo más que una barrena de esa que tanto le gustan a los que cantan mineras. Y es que soy como una mina explosiva.

Menudita.- Lo que tiene que estar rabiando la Picapica...

Numeraria.- La Picapica y todas esas cretinas, no cristianas por cierto sino solamente cretinas trotaconventos y trota aldeas y trota que te trota todo lo demás y ya sé esto no lo comprendes pero déjalo de momento correr, me están amenazando con no sé qué historias de que yo me paso la vida en la calle y que lo van a decir en público, durante varias misas seguidas, con tal de que abandone mi lucha por conquistar, en el buen sentido de la palabra y no como ellas por cierto, y no te hagas bolas y deja que te explique, a ese bombón que tiene por novia Solitario, para ganarla para nuestra justa causa... y mira que a nosotras no nos importa si la Justa es bruta o no es bruta ni si el Justo es más bruto todavía. ¡Ja, ja, ja!

Menudita.- ¿Y a qué hora es esa célebre e inolvidable cita que la tengo que apuntar en mi cuaderno de citas célebre porque ya estoy cansada de apuntar tantas citas de Cicerón, Nerón y Napoleón y a ver si es una cita como Dios manda... ¡por Dios!... que tengo ya la cabeza mareá con tanta cita de tanto pensador loco que nos ha dado la Historia Universal.

Numeraria.- Falta solamente un poco. Cuando el reloj de la pared de las doce en punto.

Menudita.- Entonces será solamente cosa de segundos más o segundos menos como dicen en los combates de box... que me parece que significa boxeo pero en inglés... cuando uno de los dos queda cao. ¡Vaya cacao! (En ese momento suenan las doce del mediodía en el reloj de la pared).

Numeraria.- ¡Ya han dado las doce! ¡Estoy totalmente dispuesta y predispuesta que es antes que dispuesta y por eso lleva pre delante, a hacer justicia por todas las que hann confiado en mí! (A Menudita, que mirando por la cortina) ¿Ves algo?

Menudita.- Todavía no... pero... ¡silencio, señorita Numeraria!... sí... escucho pasos como algo así de tacones lejanos que se acercan con un taconeo que parece esto un tablao flamenco en vez de un restaurante como debería ser.

Numeraria (Mirando también por la cortina).- Es verdad. Alguien viene con un taconeo de espanto y ya no son tan lejanos sino más bien carcanos.

Menudita.- ¿Será él?.

Numeraria.- Sí, es él; porque veo su escultural silueta a pesar de lo enano que es. Espera un momento, Menudita (Se retoca y se acicala el cabello)

Menudita.- Pues sí que es verdad que esto va a ser un encuentro totalmente romántico y no esas pamplinas que veo yo en el cole entre el cursi de Nandito y la no menos cursi de Nandita... que parece que han nacido el uno para la otra y la otra para el uno y... bueno... que ya digo yo que algo aprenderé.

Numeraria.- Llevas razón. Voy a salir porque si no salgo se va a creer que esto es una cita a ciegas y que no va en serio. Y es que va ciego del todo. Voy a por él porque me parece que está más ciego que el del Lazarillo de Tormes en medio de un cementerio sin luna.

Menudita.- ¡Espere! ¡Espere! ¡No salga que ya viene él para acá! ¡¡Y qué dolor de cabeza me está entrando con todo ese taconeo!! ¿Es que le da trauma, complejo o crisis neutrótica ser tan enano que se ha calzado una plataforma del cuarenta y dos de alto con taco de aguja de aquí te espero? ¡Espere! ¡Espere!.

Numeraria.- Pues ahora le verás aparecer como todo un pimpollo en flor, proque me han dicho que es un verdadero picaflor que de flor en flor va y viene y viene y va y que con su linda carita como de angelito con cabello dorado va dejando huellas en todas las flores que encuentra en su taconeo continuo y que es verdad que levanta dolor de cabeza. Ahora verás lo que son capaces de hacer mis ojos morunos. ¡Déjale! ¡Déjale que se acerque que ya se sabe que quien es El Burlador de La Florida termina más burlado que El Burlador de Sevilla! ¿Entiendes ahora el porqué verdadero de esta cita? (Manudita corre a sentarse en una de las dos sillas que hay junto a la mesa de los periódicos y hace como que duerme profundamente, Numeraria cierra la cortina e, imediatamente, aparece ante ella el Señorito Florentino, mientras la cantaora ya conocida, está cantando, en la calle, como si fuera La Niña de Los Peines pero con una voz verdaderamente horrorosa)

ESCENA IX

Numeraria, Menudita y Señorito Florentino.

Señorito Florentino (Después de mirar con lascivia a Numeraria).- ¡Hola, chata chatunga de la chatunguería, ya está aquí tu león!

Numeraria (Un poco asustada pero manteniéndose firma y hablando para sí misma) (¡Dios mío píllame confesada! ¡Vaya fiera!).

Menudita (También hablando para sí misma y sentada en una de las sillas de la mesita de los periódicos y revista haciendo como que duerme).- (¡Zambomba! ¡Vaya monstruo! ¡Se parece al Frankestein pero a lo moderno!)

Numeraria.- Muy buenos días tenga usted machote. Se le ve a usted pletórico por completo.

Señorito Florentino.- Como verás, la más preciosa de todas las piedras preciosas habidas y por haber, he sido como un cronómetro de la marca omega que es él último grito de los cronómetros hasta el más ínfimo de los segundos. Tú también lo has sido.

Numeraria.- ¿Yo? ¿Que yo lo he sido? ¡De eso nada! Yo no lo he sido nunca ni seré lo que está usted pensando y no puedo hablar más claro porque hay una niña delante. Yo lo que soy es bastante lenta en estos asuntos.

Señorito Florentino.- ¡No sabes, monísima de monada además de que te he dejado anonadada, lo que me agradan a mí las mujeres que son tan totalmente puntuales!

Numeraria.- ¿Puntual yo?... (¿Se habrá dado cuenta de que estoy aquí ya desde hace bastante tiempo o seguirá soñando que soy la que cree que soy, siempre puntual para servirle la sopa boba el tío bobo este?).

Menudita.- (Guardando la risa para sus adentros) (¡Vaya plancha se va a llevar como si se la hubiese ganado en una tómbola benéfica para las viviendas de los necesitados! ¡Lo va a dejar más planchado que los pantalones que lleva que mira que seguro que se los plancha todos los días su querida mamá porque hasta la raya está impecable y ahora que pienso en la raya me pregunto si estará tan rayado como me parece o incluso más de lo que me parece!).

Numeraria (Hablando por lo bajo a Menudita sin que le pueda oír Florentino) (¡No te rías ahora que se nos viene toda la vivienda abajo y terminamos teniendo que vivir más escondidas debajo de un puente que un bandolero perseguido por la guardia civil!).

Señorito Florentino (Acariciando el cabello de Numeraria) ¡Guapa pero de verdad!

Numeraria (Apartándose a una distancia prudencial).- Floro.

Señorito Florentino (Animándose del todo y del todo ya decidido mientras le aflora una sonrisa como de conquistador, triunfador y vencedor sin duda alguna).- He recibido esta carta.

Numeraria.- ¿Qué es lo que ha recibido usted? (¡Dios mío píllame confesado porque este es capaz de haber descubierto que no es mi letra y ahora me tiene a tiro de piedra porque es tan bruto como se dice y me arrea una pedrada que me va a parecer que me ha tocado la pedrea de la Lotería de Navidad aunque estemos en plena época estival como yo me fíe demasiado!).

Señorito Florentino.- (Sacando la carta).- La he leído hasta mil y una veces seguidas tal como si fueran los cuentos de Las Mil y Una Noches y al final me he convencido del todo de que estás verdaderamente apetitosa y se me acaba de abrir el apeto.

Numeraria.- ¿Mil y una veces seguidas?... ¿De modo y manera que ha sido usted capaz de leerla mil y una veces seguida? (¡Pero de qué cuentos de Las Mil y Una Noche me está hablando este tiparraco que me parece que se cree el sultán de los majaras perdidos o algo parecido y no quiero pensar en lo que pueda sucederme pero debo seguir adelante como si estuviésemos en Alicante capital por supuesto!) Señorito Florentino, perdóneme usted y no se me ofenda, león africano... ¡que se me parece usted al Emiliano Escipión, el tan conocido León Africano del circo de los romanos, conquistando cristianas por España para comérselas vivas!... pero es que no comprendo del todo porque como usted se estará dando cuenta y espero que se esté dando cuenta pero no del todo porque siempre hay que dejar lo mejor para el final, yo sólo soy una pardilla en cuestiones de amor y me parece a mí, si no se me ofende usted creyendo que dudo de su capacidad genital... perdone... quise decir genial pero se me fue el huevo a la sartén antes de cascarlo del todo... que me parece a mí, y continúo si no se me enfada demasiado, que mil y una noches seguidas... ¿no le parecen demasiadas?.

Señorito Florentino (Sacando pecho de atleta para marcar su musculatura pectoral).- ¡Claro que sí y que sí y que también que sí! Sé que mil y una noches seguidas de sesión continua, y sin publicidad de ningún tipo porque no necesito publicidad alguna para ser lo famoso que soy entre las mujeres, es mucho para una novicia como tú en esto de las lides de amor... pero yo soy tan resistente que por supuesto que las resisto.

Numeraria.- Está bien. Le creo pero no acabo de salir de ningún convento... esto... que quiero decir que soy novata pero no novicia... y sé algo de amores pero muy poco, de verdad que muy poco. Pero por favor sea usted muy prudente en lo que dice porque, además de que le repito que hay una niña escuchando, es que yo me corto mucho cuando me dicen esas cosas.

Señorito Florentino.- No te preocupes nena, como dicen los más machotes en las películas de tipos duros como yo. Sólo hay una niña sentada en una silla, totalmente dormida y por eso no se está enterando de nada de lo que estamos diciendo y menos todavía de lo que estamos pensando.

Numeraria.- No. Si la niña no me preocupa tanto. Lo que me preocupa bastante es que me esté usted tratando como una niña a las primeras de cambio. Claro que bien pensado... en realidad... en estas cuestiones soy la más niña de todas las niñas que usted haya podido conocer.

Señorito Florentino.- No es por presumir de genética porque no lo necesito para nada por supuesto pero te aseguro de que soy capaz de hacerte un niño a las primeras de cambio o, mejor dicho, una parejita completa: un niño y un niña al primer intento y sin red, como los grandes trapecistas de los circos ambulantes, y además con toda rapidez y sin precalentamiento alguno.

Numeraria.- ¡Vaya tío! ¿Dice usted que una parejita completa y en esas condiciones tan de récord mundial que me parece que es usted más ligero que el campeón mundial de natación al estilo mariposa? Está bien. A la niña la pondremos de nombre de pila bautismal Flora para inmortalizar su bonito nombre, caballero, y al niño le pondemos poner, por ejemplo, Florín por lo bien que debe usted manejar el florete y que, además, es el el nombre de la moneda oficial italiana y también suena como a conquistador de floras y faunas salvajes, que es usted más salvaje que Pizarro, y vaya que esta usted bizarro Pizarro. Sepa, mi caballero enamorado, que los florines están que se salen en la actual cotización europea y le veo yo algo así como bastante salido... de sus casillas quiero decir... no me vaya a entender usted mal y crea que estoy diciendo un disparate... pero... ¡es que la emoción ha sido demasiado fuerte!... y mire usted que está bien fuerte que hasta me parece que voy a tener muchas aventuras con Sansón aunque, como ve, yo no soy Dalila por si acaso se me va usted a asustar creyendo que le voy a cortar... el pelo por supuesto... que le repito que yo me corto mucho en estas cosas y no pienso en cortársela... la melena por supuesto... que de verdad que es usted clavadito a Emiliano Escipión, El Léon Africano más famoso de la Antigua Roma. A lo mejor está usted creyendo que yo soy algo chapada a la antigua por decirle todo esto pero no... lo que sucede es que hace poco he visto jugar a unos niños a las chapas y no se me quita ese recuerdo de la cabeza... ¿le gusta a usted jugar a las chapas sin hacer trampa alguna? Verá... yo le puedo inventar un juego mucho más divertido... por ejemplo el de las bolas... ¿le gusta a usted jugar a las bolas sin hacer trampa alguna?... Ya sabe usted... eso de meter las bolas en el agujerito... que es cosa que he visto también jugar a los niños y también se me viene a los recuerdos de mi cabeza.

Señorito Florentino.- Sí. Todo eso está muy bien... pero como sabía que te iba a impresionar y deslumbrar tanto en cuanto me conocieses en persona pues me he atrevido a escribirte unas frasecillas en este papel ya que estoy totalmente encantado por tu culpa culpita culpa y viva tu rumba y tu salero.

Numeraria.- ¿Que se ha quedado usted totalmente encantado por mi culpa culpita culpa y viva mi rumba y mi salero? ¿Está usted tarumba con eso de la rumba? ¡No me lo había yo imaginado a usted tan flamenco!

Señorito Florentino (tirando el papel a la cara de Numeraria).- ¡Ahí va mi corazón entero!

Numeraria (Esquivando el golpe) (¡Qué bruto! ¡Por poco me deja más tuerta que la Princesa de Éboli!).

Señorito Florentino.- En ese papé está to mi corazón que lo tengo partío del to por curpa de tu queré. Lee. Lee y comprende mi fogosidad de fogonero ante la caldera donde bulle el calderete de conejo que me estoy imaginando que me vas a preparar todas las noches cuando ya estemos casados. Lee y juzga tú si soy o no soy capaz de hacerte una parejita en el primer asalto del primer combate.

Numeraria.- Me encanta la familia numerosa pero le digo sin rareza alguna, y mire que me parece que está usted un poco raro y no sé si será por la fogosidad o por la vaporosidad que a veces se confunden ambas cosas cuando son bien diferentes por cierto, que me parece que eso de la parejita en el primer asalto del primer combate no lo consigue cualquiera. Que sí. Que es bueno tener familia numerosa pero que no me diga usted esas cosas del calderete de conejo que le voy a preparar todas las noches porque yo soy muy tímida y en cuanto me hablan de ciertos suculentos manjares se me va la olla y no sé ni lo que digo, ni lo que pienso, ni lo que puede pasar de seguir con ese ritmo tan trepidante que parece usted que galopa demasiado y ya se sabe que carrera de caballeros parada de burros o no sé si es carrera de caballos en vez de carrera de caballeros y... ole su salero caballero... que me quito el sombrero... e imagínese que llevo un sombrero puesto ya que tiene usted tanta imaginación... ante tanta precocidad pero le ruego que, por favor, tengamos esta conversación en otro lugar que se me puede despertar la niña. Le hago saber y conocer de nuevo que soy muy nueva en todo esto y que por eso soy muy tímida. Vamos por partes. A ver. A ver se ha dicho que en viendo todo se nos está moviendo como la Tierra que gira alrededor del Sol. ¿No me diga que se ha enamorado locamente de mí pero de verdad? ¿Tanto le he gustado? Por favor, si van a ser mil y una noches seguidas en sesión continua y sin publicidad alguna, ¿por qué no mejor empezamos mañana en lugar de esta noche? Es que no estoy lo suficientemente preparada y tengo que rezar antes unos cuantos rosarios para pedir perdón. ¿Usted me está comprendiendo bien comprendida o solo me comprende un poco nada más?

Señorito Florentino (Abriendo su corazón).- Sin ironías, Nume... nunca me había enamorado tanto durante toda mi vida de conquistador excepto de las indias porque esas me pillan muy lejos y además no me gustan tanto y no piense mal de mí pero es que los conejos de indias me dan miedo porque muerden mucho. Nunca ninguna me había conquistado en el primer tercio de la corrida... esto... perdona... es que se me va San Florentino al cielo cuando te miro y te remiro y te vuelvo a mirar... pero no pienses que soy un mal hablado. Y es que por eso yo te perdono... quiero decir te amo... pero es que estoy corrido de verdad... ¡y qué vergüenza santo cielo que es usted todo un cielo completo!... así que, de manera generosa, altruísta y filantrópica, te doy la gracia, graciosa, de que puedas respirar todo el día de hoy. Pero mañana por la noche saldrá la luna que no sé por qué lo digo pero es que estoy totalmente salido... de mis casillas por supuestísimo que es una palabra que he aprendido de mi íntimo amigo... no pienses mal por favor... Alfonsito El Peginés... nacido creo en Pegín de Los Javaloyas, alguna aldea perdida quizás por Méjico lindo, muy agradable él en esto de conquistar... no sé qué cosas porque me parece que en realidad no conquista ni rosquillas de panecillos... y que menuda panceta se le está poniendo de tanto soñar que conquista con su bigotito a lo Canalejas mientras trabaja en el Banco Rural porque le encanta lo basto ya que es más basto que unos calzones de esparto... y me refiero a uno de esos políticos que tanto le gustan a él. Bueno. Que se me vuelve a ir San Florentino al cielo. ¡Adiós, Nume! (Sale todo emocionado y corriéndose de gusto por la cortina).

ESCENA X

Numeraria y Menudita.

Numeraria (A Menudita que está matándose de risa sentada en la silla donde ha estado disimulando que estaba profundamente dormida) ¡Madre del Amor Hermoso como dice tu tía Sara cuando descubre que el volumen de los caramelos del tarro se va reduciendo a marchas aceleradas!... ¡Ay, Menudita!... ¿pero qué le ha pasado a ese tiparraco? Se ha trastornado del todo. Reconozco que ya estaba bastante trastornado desde mucho antes de conocerme a mí pero esta vez está tratornado por completo si es que se puede decir que este esperpento es completo en algo porque lo vemos más imperfecto que un presente de subjuntivo en versión pasada de moda y, además, es más enano que un gnomo de cuento de hadas.

Menudita (levantándose de la silla y recogiendo el papel que está en el suelo) Parece que es verdad que debe saber escribir algo. A lo mejor o a lo peor no es tan analfaburro como yo estaba pensando.

Numeraria.- Se dice analfabeto en condiciones normales pero como este menda no es normal está bien que le llames analfaburro y además eso ya lo sabía yo. Lo que no me explico todavía y eso que yo me sé explicarme muy bien es ¿qué le ha pasado?, ¿qué tengo yo que no tengan las demás aparte de que en realidad esté bastante buena por cierto y no es por alardear de nada más que decir las verdad? ¿por qué tendré tan mala suerte que lo que nunca he logrado con Solitario lo haya logrado con este enfermo mental que, además, es tan burro que me arroja una pedrada como si le hubiese dado una catarsis colgante?

Mudita.- ¿Qué es eso de catarsis? Lo de colgante sé lo que es porque he oído que algunos se cuelgan de vez en cuando, y perdone señorita Numeraria que sea tan trágica. ¿Lo de catarsis es algo bueno o es algo malo? Esto es un verdadero lío. No me lo explique ahora porque no puedo aprender tantas cosas en un sólo día y además bastante tengo yo con el suplicio de tener que aprenderme de memoria todos los poemitas de Sor Juana Inés de la Cruz la antigua, porque Sor Juana Inés de la Cruz la moderna me amenaza con eso de mandarme a un convento de clausura y me clausura la media beca que le han dado a mi tía Sara porque hasta para dar una beca completa hay que estar tan enchufada como la fea esa del cuello de avestruza que no hace otra cosa sino intentar ligar con Pepito y mire usted que me tiene amargá la pava. Lo mejor que puedo hacer es coger este papelito y ya estoy harta de tener que coger yo todos los papelitos que tiran los maleducados al suelo y, además, de manera tan violenta que por poco le salta a usted un ojo, y deslielo usted porque de verdad que está bastante liado por cierto, leerlo y averiguar qué clase de cosas ha puesto y a ver si me las va explicando por si puedo ir comprendiendo todo lo que dice en ella y averiguo qué diantres le ha pasado por ver si me puedo explicar yo también a mí misma lo que, en principio, no tiene explicación posible o imposible porque es mucho imaginar que alguien tan desastroso pueda conseguir ligar con alguien como usted ya que la diferencia es bastante más grande de la que existe entre Vélez Rubio y Vélez Málaga por no decir entre Nantes y San Petersburgo que, aunque soy todavía algo pequeña ya voy aprendiendo cosas de geografía nacional e internacional.

Numeraria.- Tienes toda la razón, Menudita. Hay muchísima diferencia entre ese mamotreto y una servidora pero tengo que servir a la justa causa del Club de Las Burladas. Vamos a ver qué clase de catarsis colgante o no colgante, que eso ya te lo explicaré en otro momento más oportuno cuando pasen días, semanas, meses y años hasta que puedas entenderlo bien del todo, le ha atacado el cerebro, el cerebelo y el encéfalo a este Señorito Florentino (Coge el papel que le entrega Menudita y empieza a desdoblarlo haciendo enormes esfuerzos por la cantidad de dobleces que tiene) ¡Me cachis en los mengues de La Menga! ¡Y eso que decía que era directo! ¿Lo habrá liado tanto por culpa de la enorme emoción que le ha entrado y que yo, también emocionada, ya ni sé lo que me ha dicho?

Menudita.- Lo que le ha dicho a usted, señorita Numeraria, es que le había lanzado todo su corazón completo de forma directa pero yo es que... la verdad... le veo más torcido que a la garrota de mi tía Sara cuando la saca a relucir al ver que el volumen del tarro de los caramelos se reduce tanto y es que usted es que le ha comido el tarro a ese enano saltarín... porque vaya saltos de alegría se ha ido dando mientras desaparecía de nuestra vista... Y ¡Jesús del alma mía! a ver si tengo la fortuna, suerte o casualidad de no volver a verle más en mi vida.

Numeraria.- ¿Pero si está envuelto en una perra chica? Si esto es su corazón completo la verdad es que es sólo un pedrusco de muy poca importancia. ¡Será tacañón el muy Señorito Florentino! Jamás he visto a nadie que esté enamorado de verdad o con tanta locura y tase su corazón completo en tan poco valor. O es muy tacañón del todo o no comprendo nada.

Menudita.- Reaccione, señorita Nuemraria y déjese ahora de hacer números que las matemáticas no vienen ahora a cuento y que esto parece un cuento de hadas donde ese gnomo se está creyendo El Príncipe Encantador en vez de El Príncipe Encantado. Deje ahora las matemáticas que tengo el cerebro ya bastante quebrado con los quebrados de Don Miguel y ahora es mejor olvidar lo de los números comunes multiplicadores o los números mínimos divisores o yo no sé que gaitas me cuentan en el cole cuando yo lo que quiero aprender es comunicación social para cuando sea ya una jovencita. Si eso es un corazón completo creo que la ha metido para darle mayor empuje y no piense nada malo porque no estoy diciendo nada malo. Lo que pasa es que después he escuchado lo de la parejita a primeras de cambio y estoy aprendiendo educación sexual a marchas aceleradas y a distancia. Esto me ha parecido todo un cursillo completo y en pocos minutos creo que es todo un récord de pedagogía universitaria. De aquí salgo hoy ya con el título de licenciada pero sin haber tenido ni tan siquiera que conseguir el Bachillerato Elemental que es lo más elemental que yo creía que se necesitaba para poder pasar a otros cursos mayores y llegar a la Universidad con bases suficientes.

Numeraria.- Calla, Menudita y no me hagas reír más, que me parece que esto va en serio. Veamos que tiene dentro de su corazón completo este tipo tan raro (Leyendo): "Apasionada Nume".

Menudita.- ¡Zambomba! ¡Ya empezamos otra vez con la movida esta! ¡Es que me parece que salimos de Málaga y entramos en Malagón! ¡Vaya tostonazo de tío!

Numeraria.- ¿Yo apasionada? ¿Pero qué está pasando aquí si sólo le he mirado nada más? (Lee) "Después de haber leído durante mil y una horas completas su declaración de que se entregaba a mí como su amante sin reserva alguna de ninguna clase"

Menudita.- ¡Rezambomba! ¿Qué ha hecho usted, señorita Numeraria? ¿Qué locura es ésta?

Numeraria.- ¡¡Pero qué dice este majadero majara que está más perdido que un alfiler en un pajar!! ¿Cuándo me he ofrecido yo sin reserva alguna y de ninguna clase además, que es todavía peor que peor, a ser su amante? (Lee) "Y debido a tus entusiasmados elogios hacia mi belleza apolínea que sólo puedo atribuirlos a que en realidad soy más divino que Júpiter" (¡Qué tiparraco más esdrújulo que me parece que hasta ha perdido la brújula y no sabe ni en qué planeta está con tanto Júpiter de por medio!) "Consulte usted a un ginecólogo y pídale consejos acerca de lo que le espera" (¡Cuernos y requetecuernos!) "Y el ginecólogo en cuestión pues de esa cuestión se trata le hará saber de que debe aceptar sin ningún remedio el hecho consumado porque estoy estoy loco perdido por tu culpa y solo deseo lo mejor para ti; así que me ofrezco por entero para ser un semental y dejar de ser un león para transformarme en El Tigre de Malasia". ¡Se ofrece a transformarse en El Tigre de Malasia! ¡Madre del Amor Hermoso! ¡Esto es más prodigioso que lo que sucedió con Don Quijote y Dulcinea!

Menudita.- ¿Pero qué le ha hecho usted, señorita Nuemraria que le ha noqueado ya segundos más o segundos menos como sucede en el deporte del box que es como se dice boxeo en inglés? ¡Está más cao... quiero decir caótico... que un pugilista más sonado que las panderetas de las gitanas cuando bailan las zambras por toda nuestra Andalucía!

Numeraria.- ¡Pero yo qué le voy a hacer, niña! (Lee) "¡Ay, Nume, ya que te has entregado rendida por completo y te ofreces sin reserva ni clase alguna a ser mi amante esto es como si me hubiese tocado el gordo de El Nachito... quiero decir... el gordo de la Lotería Nacional" (¡Pero si insisto en que yo no me he ofrecido ni como amante ni como nada de nada y menos todavía sin reserva alguna y sin ninguna clase! ¡Este tiparraco está delirando más que una marmota dentro de una marmita en ebullición espontánea o, lo que es casi lo mismo, más que Platón dentro de su cueva cuando hablaba de amores platónicos¡ ¡Y qué manía ha cogido con llamarme su amante y además que no tengo ninguna clase como si yo fuese una fulana de esas que se bajan lo que se bajan a las primeras de cambio! ¡¡Este menda está más borracho que Baco en las bodegas de Jerez en una fiesta de barra libre!!) "Es una suerte tan generosa que seas tan generosa que me parece, repito que me ha tocado el gordo de El Nachito... quiero decir el gordo de la Lotería Nacional, y has hecho que mi corazón arda de tal manera que ahora se quema por completo y no puedo apagarlo ni aunque me ayudase todo el cuerpo de un bombero y podrás comprobarlo porque ya eres mía, Ave María, cuando seas mía. ¡Ay, Nume! ¿Te he sido directo del todo en este asunto?... Yo creo que más directo no puedo ser".

Menudita.- Y yo creo que está totalmente torcido de la chinostra aunque vuelva a insistir que es directo y me da la espina; o sea, la sensación, de que tiene más dobleces que el papelito que ha lanzado con tanta vehemencia y que es, precisamente, de los que dan rodeos a las cosas en vez de ser directo como tanto se empeña en aparentar. Soy todavía muy pequeña pero distingo perfectamente a los Judas Iscariotes de los Judas Tadeos. Yo siempre he creído, por esas cosas que aprendo en el cole, que los florentinos del Renacimiento se subían a los andamios para pintar murales pero lo que es ahora a los andamios sólo se suben los obreros de la construcción... pero este Florentino está que se sube por las paredes y ¿es que acaso quiere pintar un mural de monas completas?

Numeraria.- "No voy a reservarme absolutamente nada de mi potencia sexual y por eso te he lanzado todo mi corazón entero y lo que te voy a lanzar en el futuro no tiene ni nombre. Me muero por ti"

Menudita.- ¿Usted cree que ha tenido suerte y se ha muerto de verdad, señorita Numeraria?

Numeraria.- ¡Que más quisiera yo que se hubiera muerto de verdad! Lo que sucede es que se ha vuelto maruja del todo... quiero decir, para que no te asustes, que a lo mejor está pensando en alguna Maruja y la ha confundido conmigo (Lee) "Tuyo hasta más allá de la tumba, señorita Numeraria". ¡Tengo que confesarte algo, Menudita, pero por favor te pido que guardes el secreto puesto que ya eres socia de nuestro Club de Las Burladas! Quien escribió la carta que yo le envié a este estrafalario personajillo de opereta de pandereta fue Solitario. Yo la leí y tengo la copia. No ponía absolutamente nada para darle pie a que me conteste con este folletín donde me demuestra que está más tocado del ala que el sombrero de Napoleón. ¿Qué pasa aquí?.

Menudita (Mirando a los ojos de Numeraria).- ¡Sus dos granadas de mano!.

Numeraria.- Reconozco que son muy potentes pero no es eso. Estoy seguro de que no es eso. ¿A qué viene tanta pasión borreguil? ¿Quién le ha dicho a ese galán de cine de barrio que yo deseo ser su amante? Solitario ni ha escrito eso, porque tengo la copia de su carta, ni sería capaz de hacerme una traición así. ¿Cómo se puede entender todo esto?. ¡Ay Madre del Amor Hermoso y ay Madre del Amor Hermoso que aquí hay gato encerrado o quizás gata encelada!

ESCENA XI

Numeraria, Menudita, Tita Saboya, Picapica, Torrijeña y Pepa de La Mancha. Luego, Doña Marcelina.

(Tita Saboya, Picapica, Torrijeña y Pepa de La Mancha entran por la cortina muertas de risa. Doña Marcelina se asoma sin atreverse, del todo, a salir a escena)

Todas.- ¡Ja, ja, ja! (Riendo a todo trapo)

Tita Saboya.- Esto quiere decir que el Club de Las Burladas ha triunfado en el primer asalto.

Torrijeña.- (vaciando vino sobre un vaso y celebrando).- ¡Viva el Club de Las Burladas!

Numeraria.- ¿Pero vosotras sabéis ya lo que ha pasado de verdad?

Pepa de La Mancha.- Enhorabuena, Numeraria, ya eres la dueña de ese donjuán.

Tita Saboya.- ¡Venía a por la criadita para comérsela viva y se lo ha comido a él la profesora universitaria!

Picapica.- ¡Ahora la criadita es para mí porque necesito renovar mi servicio!

Numeraria.- ¡Ay de ti si se te ocurre acercarte a ella! ¡Silencioso te está esperando, bruja sarnosa! Solitario nunca olvida...

Picapica.- Quien mete la mano en el fuego se quema así que ya he entendido el mensaje. ¡No quiero morir aunque ya sea más vieja que la momia de Tutankamón! ¡Jamás se me ocurriría por nada de todos los mundos habidos y por haber ni tan siquiera intentar tentar a ese bombón de chavala que tiene Solitario como propiedad privada así que nada de malos entendidos que yo sólo quiero contratarla para mi servicio!

Todas (Salen de la escena riendo) ¡Ja, ja, ja!.

 Doña Marcelina (Se presigna continuamente haciéndose cruces en la frente, en la boca y en el pecho) ¡Jesús, José y María! ¡Ay, Numeraria la que has armado y a ver como desarmas ahora esto!... ¡Ja, ja, ja!

ESCENA XII

Numeraria y Doña Marcelina

Numeraria (Haciéndose la desesperada).- Pero ¿qué le ha pasado a ese adefesio del Señorito Florentino, Doña Marcelina, que se me ha confesado que piensa transformarse en El Tigre de Malasia? ¿Es quizás un transformista? Y solamente porque le he echado una mirada no más.

Doña Marcelina.- ¿Es que no te has dado cuenta todavía? Pues que resulta que imitando tu letra alguien, después de haber interceptado tu carta, ha escrito otra declarándote a él como entregándote a ser su amante sin reserva alguna y el Señorito Florentino está totalmente convencido de que has sido tú la autora de esa cartita.

Numeraria.- ¡Dios mío!

Doña Marcelina.- Y es que él, tan convencido como está de que es todo un rompecorazones femeninos, porque para eso es un super burlador de chavalas guapas y bullangueras, te ha estado observando muchos días creyendo que estabas cada vez más ansiosa por que llegara este día de hoy. Ha sido engañado con tan suma facilidad que si sumamos todo resulta un suma y sigue y sigue la suma; pero ahora resulta que, al sumar todas las sumas y sigue, el castigador de chavalillas inocentes es más inocente que el niño Vicente que siempre va a donde va la gente.

Numeraria.- ¡Cuernos, recuernos y contrarecuernos!

Doña Marcelina.- No le eches la culpa a ninguna de tus compañeras de club sino que ha sido la vil bruja Picapica, que para mí que sigue todavía insistiendo en conseguir poner a su servicio a la chavalilla de Silencioso intentando burlarle mientra él no dice nada pero yo creo que o lo sabe todo o lo va a saber. ¿Ves cómo es una alcahueta sin remedio alguno?

Numeraria.- ¡Dios mío, esto es una canallada de tal calibre que como se entere Solitario la descabeza por completo! Yo me salgo de todo este cirio ya mismo porque no estoy dispuesta a cargar con el cirio como si fuera yo una penitente de Semana Santa (Llamando en voz alta) ¡Florentino, Forentinito, Florentinín! ¡Ven para acá criaturita!

Doña Marcelina.- ¡Espera, mujer, espera! Dando gritos no es de buena educación y cuando se entere del ridículo que ha hecho, como es un verdadero animal, algún día de estos hará algo desesperado. Quizás hasta se olvide de perseguir a las jovencitas guapas y bullangueras hacia las que no tiene compasión alguna y que ya están hasta la gorra de ser burladas por él y como los que son como él.

Numeraria.- ¿Entonces qué es lo que tengo que hacer yo ahora. Doña Marcelina, que es usted como la gallina de los huevos de oro? Porque si resulta que es tan bruto mi vida está en serio peligro. Ahora vendrá con más mala leche que la que tiene su mamá Doña Gonzala así que tengo dos peligros de muerte en vez de uno solo.

Doña Marcelina.- ¿Que si tiene mala leche su mamita Doña Gonzalita? ¡Esa es la verdaderamente peligrosa ahora! El Señorito Florentino ha sido eliminado a la primera pero queda lo peor de lo peor si es que hay algo todavía peor. Doña Gonzala no va a parar hasta una de dos: o te corta el cuello o te casas con su amado hijito.

Numeraria.- Y como las noticias de este género y clase social vuelan más que los halcones que me miran desde los balcones cuando paso por las calles de su barrio y me recitan lo de morena saladá y no sé cuántas gilipolleces más... porque mire que son giles esos halcones, estoy total y plenamente segura de que Doña Gonzala ya se ha enterado de todo, todito, pero que todo todito todo y olé que tiene gracia la cosa esta tan salerosa.

Doña Marcelina.- Con esa fiera todo esto puede terminar en tragedia porque Doña Gonzala, que es peor que Don Gonzalo González de la Gonzalera, es tan orgullosa que no va a tolerar que ninguna de vosotras se burle del animal de su hijito así que ya te puedes esconder en el monte más alto del Himalaya porque ese chulito está tan super protegido por esa animala que te quiere pulverizar en el sentido más amplio de esta palabra que me está dando vergüenza hasta de pronunciarla. ¡Así que sí... que se ha enterado de que todo esto quiere ser un escarmiento para el Señorito Florentino pero no te lo va a perdonar ni aunque reces el sumsum corda porque a esa gorda ni todo el sumsum que reces la va a convencer de que no se celebre la boda!

Numeraria.- ¡No me asuste usted tanto, por favor!... ¿y quién ha sido la bruja que interceptó mi carta y escribió otra más subida de tono que todas las tonalidades juntas del Coro de Danzas de los antropófagos del Congo?... porque yo tengo una copia de la carta que escribí y no tiene nada que ver con ninguna danza macabra.

Doña Marcelina.- Que te repito que ha sido la bruja de Picapica que está dispuesta a tirarte... en el sentido más amplio de la tirada... esto... no... quiero decir de la palabra... antes que dejarte impune y por eso te quiere dar un castigo de aúpa que vienen arreando y mientras se sabe si es que sí o es que no del primer garrotazo no te salva ni el sumsum corda ese que antes te he citado.

Numeraria.- ¡Miserable Picapica! ¡No es más alcahueta porque serlo más es imposible serlo! ¿Y qué hago yo ahora, Doña Marcelina, que hago yo ahora y mire que es la hora de que me vaya antes de que me pille (Se oye un rumor de voces)

Doña Marcelina.- ¡Silencio! Intentaré ayudarte porque le has dado lo que se merecía y a ver si consigo dirigir todos los palos a alguna que no seas tú. ¿Escuchas?

Numeraria.- ¡Mi madre... esto... quiero decir la madre del señorito! ¡Es Doña Gonzala! ¡Es Doña Gonzala y viena ya hacia acá!

Doña Marcelina.- Intentaré que desconozca todos los detalles para que no sepa toda la verdad de toda la verdad sino solo la verdad que más interese que sepa.

Numeraria.- ¡Por favor, Doña Marcelina, sea usted como una gallina clueca empollando y hágame el favor de decirme que tengo que hacer yo ahora!

Doña Marcelina.- ¡Ocúltate de tal manera que sea imposible que te descubra por lo menos de momento! En cuanto me enfrente yo sola contra ella intentaré torearla un poco y a ver si se le pasa poco a poco. Existe una posibilidad de que le haga yo a ella una buena faena taurófila y tú actúa según vaya saliendo la corrida. Es lo mejor que se me puede ocurrir ahora.

Numeraria.- Sí. ¡Esta bien pero que muy pensado para una mente tan cortita como la suya! ¡Me esconderé en el water de caballeros para que no me pille si es que le entran ganas de hacer pis! ¡Esa Picapica es una víbora venenosa pero si salgo de ésta ya le pondré yo al corriente de todo lo que me va a tener que pagar aunque se le agote la cuenta corriente que bien gorda que la tiene y no me refiero a su nariz sino que como mete la nariz en todas partes pues se va a quedar más pelada que los del Banco no van a dar crédito ni al lechero Pacual que mira que está necesitado de ampliar el negocio de la leche esta... que esto ya pasa de leche y parece un lechón pascual! ¡Me escondo en el water de los caballeros como si yo fuese Cecilia Bohl de Faber haciéndose pasar por Fernán González! (Numeraria se esconde en el water de caballeros).

ESCENA XIII

Doña Marcelina, Doña Gonzala, Tita Saboya, Pepa de La Mancha, Torrijeña y Picapica.

(El ruido de las voces ha ido creciendo y por fin aparecen por la cortina de los estampados con motivos taruinos. Precediendo a Doña Gonzala aparecen Tita Saboya, Pepa de La Mancha, Picapica y Torrijeña que van armando bullicio juvenil y forman una doble fila para que pase por ella Doña Gonzala agitando un pañuelo y aclamándola las demás)

Tita Saboya.- ¡Hurra por Doña Gonzala que ha logrado y conquistado la boda que tanto está soñando, y que la siga soñando para siempre, para su amado hijito!

Todas.- ¡¡Hurra!!

Doña Gonzala (Se quita el sombrero con plumas de pavo real. Viste de forma exageradamente juvenil para su ya avanzadísima edad y avanza muy erguida y altanera hasta que se guarda el pañuelo dentro de un bolsillo de su cazadora).- ¡Chapó!

Tita Bedoya.- ¡Buenas tardes, Doña Gonzala, muy buenas tardes y veo que no ha tardado mucho tiempo en enterarse! ¡Lo ha conseguido!

Torrijeña.- ¡Esta usted como una verdadera sota de oros, cada día más deportista, y se nota en usted una alegría tan vital, vitalista y vitaminada, que es usted el Petronio pero en femenino si es que se puede decir que usted es muy femenina y perdone usted pero o mucho me falla el olfato y es que ya ve que me ha ido la olla... o es que está usted tan emocionada que me quedo emocionada tal como así... cómo le explicaría yo a usted para que me comprimiera dentro de su comprensión pero no me comprima demasiado que me deprimo entonces y esto... pues tengo que beber algún traguito que otro... y es que es usted tan espinosa con esa media barba que tiene que se parece a Barbazul pero en versión La Mujer Barbuda de las islas de las Barbudas y perdone la redundancia, señora de todas nosotras, pero es que que tengo clavada una espina por culpa de su moreno.

Pepa de La Mancha.- ¡Elegantísima! ¡Está usted que se sale de la fotografía! ¡Es cierto que cada día es más lora que la Sofía y más papagaya que papagayo! Esto... es que a mí también se me va a veces la olla. Perdone usted pero lo que quiero decir que es usted elegantísima sin ninguna clase de equívocos ni equivocaciones que, para el caso que le estoy haciendo, perdone pero se me ha ido otra vez la olla porque quiero decir que la hago más caso que al casero cuando me quiere denunciar porque le debo ya tres meses de alquiler, es realmente usted Petronio en género neutro... esto... ¡no!... ¡no quise decir eso sino que es usted totalmente neutral en todo esto!.

Picapica.- ¡Petronífela!

Doña Gonzala.- (Riendo con demasiado orgullo).- ¡Mujeres mías, andaluzas todas, españolas todas, hispanoamericanas todas... no es para tanto ni para tampoco pero bueno... es que me merezco todos vuestros elogios porque para eso yo soy la señora de todo esto que ven sus ojos y con qué buenos ojos me estáis todas mirando!

Picapica.- Vas a ser la noticia de la primera página de todos los periódicos regionales.

Tita Saboya.- Si. Lo van a saber, por fin, todos los de Vélez Rubio y comarcas aledañas. ¡Hasta en Jaén de la que algunos se empeñan en decir que no es andaluza y, sin embargo, claro que es andaluza! Vélez Rubio ya tiene, para toda su memoria histórica una Doña Gonzala como Córdoba tiene un Don Gonzalo si no me equivoco porque Don Gonzalo de Córdoba estoy segura de que era cordobés que para algo me debe a mí valer esto de ser ganadera y mire que no gano nada con todo esto porque la que gana la fama es usted. ¡Digamoslo ya bien alto!

Doña Gonzala.- Que no, que no, niñas mías que son ustedes solamente una niñas traviesas nada más porque no ha sido nada. Total, ya me están viendo lo pinturera que soy, sólo un sencillo vestido de organdí con mandil de Manila incorporado para cuando me toca hacer alguna faena que otra y es que en esos momentos soy muy fina filipina; en definitiva, una pequeña fantasía nada más. Lo demás es muy fácil: un nardo bien escogido, tal como mi amado hijito, apoyado en mi cintura de avispón que reconozco que es algo más bien como diría yo algo ensanchada si se mira con sumo detalle, un poquito de caché como de polvo de papel cuché en las mejillas que algunos me llaman por eso mejillona y nuestro amor. Nada importante, niñas mías (La abrazan) ¿Y que tal está usted, Doña Marcelina?

Doña Marcelina.- Yo no digo ahora nada, Doña Gonzala. ¿Y usted? ¿Que nos sigue diciendo usted, emperadora, que es usted más emperatriz que Eugenia de Montijo la del botijo que tanto sale en las láminas de nuestras revistas de moda algo así como posando para la posterioridad o posteridad que a mí es que ya estas emociones me embargan hasta el piso que poseo en el Barrio de Salamanca, no precisamente en Salamanca, sino en el Madrid de los Austrias?.

Doña Gonzala.- Ya lo estás tú viendo con tus propios ojos de bizca, bisoja y bisoña que parece que se le va a caer el bisoñé de un momento a otro. Estoy algo confundida por culpa de todas estas tarambanas de jovencitas guapas y bullangueras pero que me caen de maravilla y como me maravillaría yo para que cayera alguna. ¡Yo! ¡Una pobre que no tiene casi ná de castañas! ¡Imagínate!

Picapica.- ¿Que es usted pobre? ¡Usted es más rica que El Montilla y El Moriles los dos juntos, Doña Gonzala! ¡Cuantos más dineros tiene más glamurosa está usted porque... ¡válgame San Agapito la clase que tiene usted con esa elegancia que más que elegancia es prestancia y a ver si presta usted un poco de la que le sobra que yo también paso hambre!

Tita Saboya.- Y si eso no es verdad que venga Judas Iscariote y lo niegue. Todas las propiedades lo certifican como marca de denominación de origen y yo ya sé cómo se denomina pero prefiero no decir nada más. ¡Niéguenlo ustedes tres si es que se atreven o si lo osan que bastante osas están ustedes tres hechas y derechas!

Doña Gonzala (Creyéndose cada vez más joven).-¡Niñas, no sigan con más piropos indiscretos, niñas mías que se me está enturbiando la mirada y me conturbo como un turbo!... Voilá el "Casi Ná"... ¡Ja, ja, ja!

Todas (aplaudien do).- ¡Bravo, Gonzalita!

Torrijeña.- ¡Bravo por la música que nos hace mágicas! ¿Desea usted, protectora de animales, que llamemos a la cantaora de romances gitanos y a los cuastro magníficos de la Orquesta Mi Dragón para que vuelvan a dar otra serenata como la de esta mañana?

Tita Saboya.- Muy buena idea, Torrijeña, pero que muy buena de verdad está la que está y ya sabemos quien está como está de buena, pero... bueno... a ver si con otra serenata esta juvenil Gonzalita gracias a sus célebres peinados y las que la acompañan en la Orquesta del Chisme que te Chisme el Chisme, se hacen todavía más deslumbrantes con la jarana andaluza.

Doña Gonzala.- ¡No! ¡Nada de que aparezcan de nuevo por aquí! ¡No consiento que vuelvan a tomarme a chirigota porque estoy muy mal de la gota! Yo ya no soy la que era y ahora estoy dispuesta a volver a la cima en donde tanta ilusión perdí yo cuando estudiaba mecanografía allí por las mañanitas que cantaba el Rey David. Pero, en fin, aquello de todo aquello de la cima de mis paseos por la Calle Mayor de Madrid ya sólo son el crepúsculo de las diosas.

Todas.- ¡Bien, bien y olé!

Tita Saboya.- Beatriz Galindo... quizás usted entonces se parecía a Beatriz Galindo y alguna Maytechu del alma mía se reía en Las Vistillas madrileñas. ¿Y qué hacía usted allá en la cima? ¡Qué buenos e inolvidables recuerdos debe tener usted de todos aquellos años, Gonzalita, que está más retocada que la primera peli de Cirilo Fernández el de Cifesa, Doña Gonzala!.

Picapica.- Pero usted no haga caso a estas jovencitas, Doña Gonzala, que todas ellas están tan sólo en los años del merecer.

Doña Gonzala.- ¡Amor! ¡Ay el amor!... ¡Eterna gloria de un pasado esplendoroso junto al madroño y al oso! Todavía estoy recordando mis marchas por Bailén. ¡Qué tiempos aquellos que fueron como poemas empezando por un principio y terminando por un final. Pero... bueno... que no sé yo lo que hacía por allí, ni lo que pintaba por allí ni quien era yo en realidad.

Todas.- ¡Colosal! ¡Debió ser usted colosal!

Torrijeña.- Gran maestra en amores debió ser usted en aquel entonces.

Doña Gonzala.- ¿Maestra yo? ¡Quiá de quiá que me limité a decir que la ocasión la pintaban calva pero que ni por esa María Teresa que debió ser la culpable de que no consiguiera ligar con quien quise ligar. Aún recuerdo... aún recuerdo de que no me sirvió de nada que la ocasión la pintasen calva... y que conste que yo no era la maestra sino la más desesperada de todas. Aún recuerdo a una maestra tan doradita que la llamábamos Dorita que sí estaba de buen ver. Yo no. Yo ni era Beatriz Galindo ni ¡Ay maytechu de mi vida!. Yo no me comí ni una rosca.

Todas.- ¡Muy bien, muy bien y olé!

Doña Gonzala.- Sin embargo con aquel fracaso tan morrocotudo inventé mi propia teoría sobre el amor.

Todas.- ¡Cuente, cuente usted sin reserva alguna!

Doña Gonzala.- Conociendo a un desconocido no puede ser que el amor sea sencillo. Ahí va la teoría que saqué de aquel fracaso: El hombre cuanto más misterioso es más torero al parecer. No lo digo precisamente por mi amado Florito.

Pepa de La Mancha.- Muy bueno... muy bueno... porque yo... la verdad sea dicha sea en la cima o sea en la falda... es que no me imagino al Señorito Florentino con el traje de luces porque ya sin él alumbra más que la Alhambra de Graná y a ver si nos cantamos unas granaíllas.

Doña Gonzala.- Dejen ya el anda jaleo y jaleo porque como siga así esto viene el tiroteo. Comprendo que lanzar al ruedo a mi Florito es como lanzarle al vacío pero sin el como. No tiene remedios. Si le dice a alguna que sí es que la vuelve loca de alegría pero si le dice a una que no es que la vuelve loca de pena. Este Florito no es que tuviera nada que hacer en la cima pero en la falda ya es otra cosa...

Todas (Riendo).- ¡Ja, ja, ja!

Picapica.- ¡Muy bien! ¡Bravo, Juana de Arco, que se parece usted a Juana la Loca paseando por debajo del Arco del Triunfo de París con su monísimo Felipe el Hermoso que bien hermoso que es el Señorito Florentino cogidito de la mano se les ve por el jardín!.

Tita Saboya.- ¡Tie usted mas grasia salá pero salá requetesalá, Doña Gonzalita, que la Niña de los Peines vendiendo peinetas, puñetas! ¡Y es que está usted hecha toda una niña muy bien peiná!

Picapica.- ¡Vaya masa musculada y hercúlea! ¡Vean todas ustedes, jovencitas de tan buen ver, los bíceps, tríceps y hasta cutripliceps si es que fuera necesario, de Doña Gonzala (la golpea en la espalda) ¡Y vaya espaldar de espadachina que es capaz de tirar de espaldas a la más pintá como La Barrachina! ¡Esa que nos ha llegado desde Valencia para sumarse al rol del Club de Las Chismosas y que está en lista de espera hasta que veamos su pedigrí económico porque si es pobre ná de ná pero si es rica casi ná!.

Torrijeña.- Doña Gonzala, ¡es usted La Maja vestida de Goya! ¿Verdad que sí, Tita Saboya?
Doña Gonzala (Satisfecha).- ¡Eso sí que es verdad! ¡Todavía soy capaz de retorcerle el brazo a la más atrevida que se intente burlar de mi Florentinín y por supuesto que tengo tanta moral, tanta ética y tanta deontología de la comunicación social que jamás admitiría ser La Maja desnuda de Goya! ¡Decente! ¡Decente que soy y no como tantas de vosotras!

Tita Saboya.- ¡Mirad cuántos valores posee! ¡Se parece usted a Ulises pero en versión Diana, la cazadora de mujeres perdidas para arreglarlas el cuerpo con una buena retahíla de piropos deontológicos, que la comunicación social es que debe consistir, para usted y las que son como usted, algo así como el modelo de conducta que se ve! ¿Y lo que no se ve? ¿Qué sucede con lo que no se ve?

Pepa de La Mancha.- ¡Diana! ¡Has dado en la Diana!

Torrijeña.- Pero ¿os imagináis la de anuncios publicitarios de potingues varios y variados que puede todavía realizar como si estuviera otra vez en la cima?

Todas.- ¡¡Oh!!

Torrijeña.- ¡Bravo por la música que nos hace mágicas! ¿Quiere usted, protectora de animales, que llamemos a la cantaora de romances gitanos y a los cuatro magníficos de la Orquesta Mi Dragón para que vuelvan a dar otra serenata como la de esta mañana?

Tita Saboya.- Muy buena idea... pero que muy buena idea... Torrijeña. Que esta tan juvenil que ahora se cree Doña Gonzalita la Nueva en vez de Doña Gonzala la Vieja se va a hacer célebre con estos cantos y encantos tan deslumbrantes en medio de la jarana andaluza de los señoritos y las señoritas de la muy alta sociedad.

Doña Gonzala.- ¡No! ¡Nada de que aparezcan de nuevo por aquí! ¡No consiento que vuelvan a tomarme a chirigota que estoy muy mal de la gota! Yo ya no soy la que era y ahora estoy dispuesta a volver a la cima de mis aventuras paseando por la Calle mayor de Madrid por esto del crepúsculo de las diosas.

Todas.- ¡Bravo, bravo y olé!

Tita Saboya.- Cuente... cuente... cuente de sus aventuras por los madriles que parece usted la angelines de todos los angelines ya que no se sabe bien que sexo tienen los angelines ni las angelinas. ¿Cuántos recuerdos tiene usted  que debió usted quizás creerse la Beatriz Galindo o ¡Ay Maytechu de mi vida por allá por Las Vistillas madrileñas pues las malagueñas queremos saber!

Picapica.- Pero usted nmo las haga caso a estas jovencitas, Doña Gonzala, que está solamente y todavía en estado... de merecer por supuestísimo como dice Alfonsito El Peginés.

Doña Gonzala.- ¡Amores! ¡Ay esto de los amores inolvidables de mi gloria madrileña! ¡Eterna movida del pasado! Todavía estoy recordando mis marchas imperiales por Bailén. ¡Qué tiempos aquellos en que los peomas tenían un principio y un final y no como ahora que ni se saben donde se inician ni se sabe donde se terminan!

Todas.- ¡Colosal! ¡Debía ser colosal!

Torrijeña.- ¡Gran maestra en amores debio ser usted, angelines de los angelines! ¡Que estoy segura de que hasta era capaz de poder enseñar a ligar a los madrileños estuviesen solteros o estuviesen casados, pidiesen sus servicios o no pidiesen sus servicios! ¡Cuente! ¡Cuéntenos a nosotras para que se nos pase esto de ser las burladas por expertas como usted protegiendo a animales carnívoros!

Doña Gonzala.- ¿Maestra yo en cuetiones de saber ligar? ¿Sabéis lo que son los faroles? ¿De qué clase de maestrías me estáis hablando? Yo ni era Beatriz Galindo ni tampoco Maytechu del alma mía porque estaba a mucha distancia sideral de ellas. En realidad yo no estaba en la cima precisamente y no me comía ni media rosca por eso precisamente, pero recuerdo a una maestra bastante doradita que era conocida como Dorita, que sí estaba de buen ver o, por lo menos, de mucho mejor buen ver que yo.

Todas.- ¡Muy bien, muy bien y muy bien y olé!.

Doña Gonzala.- Sin embargo desde entonces tengo mi propia teoría sobre el amor.

Todas.- ¡Ardemos en desos de conocerla!

Doña Gonzala.- Conocer lo que es conocer no lo llegué a conocerlo ni bien ni mal ni ná de ná porque la verdad es que si os contara... pues que resulta que otras estaban muchísimo mejor que una servilleta... quiero decir que una servidora... y como no llegué a conocerlo ni bien ni mal ni ná de ná pues sólo tengo nada más que una simple teoría y bien simple que es: el hombre cuanto más misterioso parece... más torero es. Y no lo digo precisamenmte, ay pena penita pena pena de mi corazón, por mi angelito Florentinín.

Pepa de La Mancha.- Muy bueno pero que muy bueno está su amado hijito Florito que le quisiéramos ver con el traje de luces para verle alumbrar más que la Alhambra de Granada en noche de fiesta... y vamos todas a la fiesta si es que va él... porque es que como usted le adora tanto pues que nos está contagiando a todas.

Doña Gonzala.- Lanzar a mi Florito a la arena de un coso es como lanzarle al vacío pero sin el como. No tiene remedios. Como es tan conquistador y tan donjuan si le dice a una que sí es que la vuelve loca de alegría pero si le dice a una que no es que la vuelve loca de pena. Por eso es tan serio y siempre está cabreado durante las veinticuatro horas del día.

Tita Saboya.- ¿Y se le da alguna una calabaza un día?

Doña Gonzala.- ¡Pobre de la jovencita que le de una calabaza a él, porque entonces yo me encargo de reducirla a la nada difamándola y diciendo de ella que es más que las gallinas y perdonen pero no puedo decir ciertas palabras por pudor! ¡Porque tenéis que saber bien sabido ya que sois todas tan sabias que mi Florentinín no sería nadie en la cima pero lo que es en la falda... y que se eche en salmuera la infeliz que le diga que no y le convierta en un alcohólico por ese motivo porque en la falda de su mamá tiene mejor cobijo que en el cobijo de vuestros besos, brazos y abrazos!. Así que ni se le ocurra a Numeraria decir no a un chico tan guapo de cara.

Todas (Riendo).- ¡Ja, ja, ja!

Picpaica.- ¡Muy bien! ¡Bravo! ¡Apoyo la moción! Pareces a Juana del Arco, porque eres como Juana la Loca paseando por debajo del Arco de Triunfo de París y cogiditos de la mano se os ve por el jardín.

Tita Saboya.- ¡Tié usté más grasia salá pero resalá, Gonzalita, que la Niña de los Peines vendiendo peinetas en una de las casetas gaditanas de la Feria de Abril! ¿Será una rosa o será un jazmín? ¡Y es que está usted muy mona, aunque un poco amonada porque creo que bebe un poco más de la cuenta para olvidar la cuenta que le va a costar esta soñada boda! ¡Parece usté toda un niña muy peiná y muy repeiná! ¡Casi ná!.

Picapica.- ¡Vaya masa molecular... quiero decir muscular... más hercúlea!... ¡pero, fijaos bien compañeras y amigas... bueno no todas amigas... los bíceps, los tríceps y hasta los cuadríceps y quintúpliceps de Doña Gonzala! (Le golpea la espalda haciéndola toser) ¡Y vaya espaldar de espadachina que es capaz de tirar de espaldas y hacer escabechina a la que se atreva decirle que no a su amado hijito!

Torrijeña.- ¡Es La Maja vestida de Goya, Tita Saboya!

Doña Gonzala (Satisfecha).- ¡Eso sí que es verdad!... ¡Todavía soy capaz de retorcerle el brazo y el antebazo y si es necesario el bazo a la más atrevida que se intente burlar de mi Florentinín que es todo un angelito incapaz de engañar a ninguna! en cuanto a lo de La Maja vestida también es cierto porque soy de las que mantienen la moral y la ética y sobre todo, y a ver si alguna le dais un sobretodo a mi amado hijito como regalo de boda, la deontología de la comunicación social porque en mi clase social sabemos bien lo que es la deontología en nuestras comunicaciones sociales y no va a venir ninguno de esos periodistuchos de medio pelaje a decirnos como debemos vestir el traje. Yo La Maja desnuda jamás.

Tita Saboya.- ¿Ni aún estando en la cama con alguien? ¡Ah, se me olvidaba que los de su muy alta clase social saben entender y dar a entender lo que es la moral espiritual, la ética actitudinal y, sobre todo, añadiendo a eso la deontología profesional... porque es que ciertas cosas pues... eso... no son deontológicas. ¡Aprended la cantidad de valores que poseen! ¡Usted se parece a Ulises, no el de los griegos precisamente, sino el de la actualidad que es un libro precioso donde salen a relucir todos los valores de su muy alta clase social, pero en versión Diana cazadora!

Pepa de La Mancha.- ¡Diana! ¡Has dado en la Diana!

Torrijeña.- Pero... ¿os imagináis la cantidad de anuncios publicitarios que puede realizar Doña Gonzala en la cama pero haciendo de buena y no de mala? ¡Hasta podría volver a verse otra vez en la cima madrileña!

Todas.- ¡¡Oh!!

Doña Gonzala.- En fin, pimpollitas, esperadme afuera que tengo que solucionar un asunto con Doña Marcelina. Después corro a vuestros brazos y seguiremos jugando a todo lo prometido y todo lo no prometido y Santa Rita Rita lo que se da no se quita y lo digo por Numeraria.

Tita Saboya.- Pues la pobre tendrá ya el alma en vilo porque vaya vileza.

Picapica.- ¡Viva Doña Gonzala! ¡Os va a meter en cintura, y observad que es bastante gruesa su cintura, de una en una o a todas a la vez! ¡Váis a saber lo que es un bombón de chocolate por haber sido las culpables que el bombón de la criadita se despida este mismo mes de la santa casa de Doña Gonzala y su amado hijito el Señorito Florentino!

Todas.- ¡¡Eso, eso, el chocolate espeso!!

Tita Saboya.- ¡Arbitrium civilitates humanae y sálvese la que pueda o que Dios no salve a todas que es mejor!

Picapica.- ¡Os van a dar latinazos con latigazos a todas vosotras las del Club de Las Burladas! ¡De esta no se salva ni el obispo de San Sadurní de Noya que ya tendrá las maletas preparadas para venir desde tan allá hasta tan acá! (Se presigna tres veces como es lo reglamentario cuando va a misa)

Doña Gonzala.- Gracias a todas por habérmela puesto en bandeja (Todas se van riendo y saliendo por la cortina).

ESCENA XIV

Doña Gonzala y Doña Marcelina.

Doña Gonzala.- Marcelina.

Doña Marcelina.- Gonzala.

Doña Gonzala (Muy alegre y divertida).- Estaba deseando que todas esas jovencitas guapas y bullangueras que parecen verdaderas buganvillas en flor de merecer todas ellas a mi Florentinito se fueran por donde han venido. Y ahora que se han quedado todas ellas mudas al ver mis bíceps, tríceps, cuádriceps y hasta quintúpliceps ha llegado la ocasión de hablar con usted claro, más claro que que el flautín del Ruperto cuando se lo toca para que se tranquilicen sus abejas... esto... qué tonta estoy... quiero decir sus orejas... quiá de quiá... que estoy cada vez más tonta... que quiero decir sus ovejas y usted ya me entiende.

Doña Marcelina.- Pues... esto... es que yo... yo... yoyó... que me gustaría ahora hacer bailar al yoyó... de verdad que yo no...

Doña Gonzala.- No sea tan modesta que me parece usted que es bastante modistilla... pero es que cada vez estoy más tonta que tonta... que quiero decir modestilla y no acierto... pero abráceme.

Doña Marcelina.- ¡Mujer! ¡Que nos puede ver alguien!

Doña Gonzala.- Que le repito que no se me sea tan modistilla... esto... molestilla... no... no... estoy más tonta que la tonta del bote que ya es decir tonta... que quiero decir modestilla y no me sale. Abráceme, Marcelina (Se abrazan muy emocionadas) ¿No te has dado cuenta desde que he llegado que me siento como una jubilada a punto de caramelo?... esto... no... que soy muy tonta... quiero decir a punto de volver y volver y volver a tus brazos otra vez... no... pero es que estoy tontuna pero tontuna tontuna de lo más tontuna que te puedes imaginar... que quiero decirte que estoy a punto de volver a ser una pimpolla de nuevo.

Doña Marcelina.- Pero no les hagas ni caso a esas pelanas que son todavía muy jovencitas y por eso son tan guapas y tan bullangueras, Gonzala. ¿Qué te sucede para creer lo que te han dicho?

Doña Gonzala.- ¡Mi queridísima amiga del alma! ¡Esto es un suceso para aparecer en la primera portada de todos los periódicos de la región y las revistas de Los Ángeles de por allá de la América del Norte! ¡Vuelvo a ser de nuevo Angelines de Mercedes con Esperanza... o sea como tres brujas de la época de Alfonso XII juntas... no... que no me hagas caso... que estoy más tontaina porque soy muy feliz! ¡Esta aventura es para mi Florentino como una corrida... de toros por supuesto... y con rejones! ¡Vaya que se los va a colocar los dos... los dos rejones por supuesto... a la guapísima Numeraria! ¡Presumo de hijo guapo porque puedo presumir de él porque es el más guapo de Málaga y parte entera o casi entera de todo el Universo y es, por lo tanto, por reducción al mínimo común divisor porque la verdad es que es enano y está como dividido, el más guapo de todo Vélez. De los dos Vélez. Del Rubio y del Málaga... porque rubio es rubio, aunque sea teñido de bote... y málaga es que es más dulce que el moscatel.

Doña Marcelina.- Entonces... ¿qué va a suceder en realidad?

Doña Gonzala.- Tú conoces mejor que ninguna otra de las viejas reviejas de nuestro Club de Las Chismosas, mejorando lo presente y me refiero a mí, el inmenso, como el ancho mar de las chinas mandarinas, amor que tengo yo a mi Florito... ¡qué digo amor!... adoro día y noche y noche y día a ese muchacho que es que se me cae la baba cuando le oigo contar chistes sobre tontos y sobre inválidos y sobre enfermos mentales porque lo hace con tanto garbo y salero que es que se sale de lo gracioso que es y lo bien que se burla de todos ellos. Y mi adoración por mi chiquitín muñeco... que hasta parece un perrito de peluche... es porque no he conocido jamás a ningún galán donjuanesco más guapo que él y que se burle tanto contando chistes contra los minusválidos que se me cae la baba cuando los cuenta porque se pone tan garboso y saleroso que rezuma gracia hasta por los sobacos... ¿y cuándo se pone a hacer el orangután?... ¿Le ha visto usted a hacer el orangután o el gorila o las dos cosas a la vez? ¡Es monísimo verle hacer tan graciosamente el mono titiritero que me tirita hasta la piel y se me vuelve piel de gallina de lo monísimo que se pone haciendo el mono y qué cruz tiene que soportar de la envidia que le tiene su tío abuelo... y es que cuando se da la vuelta a los ojos haciendo el tonto de la mejor manera que se puede hacer el tonto es que me mondo de risa! ¿Y cuando le hace las pirulas, pero bien hechas por cierto, a todas las chicas guapas, regulares, feas o feísimas porque lo mismo le dan le dan lo mismo, que las va castigando con ese juego de piernas que parece un torero sacado de una maletilla porque la verdad se quede entre nosotras dos la talla de torero es que ni lo sueñe que la da?... pero ¿qué me dices de maletilla pero malo malo malo de verdad? ¡Es que no se puede aguantar lo gracioso que es que parece a José Antonio, el primo de la chica de los Rivera que es una de las muchas del barrio que ha dejado enloquecidas y que qué querrá ese tal José Antonio que ser más guapo y gracioso que mi Florito si hasta las falanges de las manos de mi hijito son más hermosas falanges que las de ese tal José Antonio! ¡Ese José Antonio no las clava las flechas tan bien como las clava las flechas mi amado hijito porque las deja más pero que mucho más flechadas que ese tal José Antonio que sólo es un primo y nada más que un primo pero mi hijito es bonito... pero mucho más bonito que el Tío Benito... el de la panadería de la muy alta clase social sólo que el pobre se vino abajo cuando llegó la depresión económica y está ya tan deprimido el tal Tío Benito que le da por inventarse historias tan locas como que ha picado muy alto en la Sierra Morena y es que ha enloquecido hasta creer que ha sido verdad todo eso que cuenta de su juventud que, por supuesto, es más mentira que eso de decir que no va a misa porque no le sale del pitillo que se fuma minuto tras minuto que ya tose más que la tos ferocina que hasta le va a entrar la tosferina como siga creyéndose que ligó con la crema y nata de Vélez Rubio y todas las comarcas colindantes que eso que lo diga mi Florito está pero que muy bien dicho pero que diga ese tal Tío Benito que es más calavera, y menuda calavera tiene por cabeza por cierto, que el calavera de mi amado hijito no se lo cree ni borracho... y mira que va borracho desde que le llegó la depre de cuando le arruinaron por completo las mujeres malas de la calle que es lo que en realidad ha ligado; o sea, más feas que Picio, más tarras que mi bisabuela y además pagando con dinero y salud y no como mi amado hijito que no paga a ninguna sino que las pega a todas. ¡Ala ya! ¡Ala ya¡ ¡Y ala ya! ¡¡Que estoy más loca de pura felicidad que la loca que se va a los puertos por ver si llega Marco Polo en transatlántico a la bahía de Cádiz y me lleva a dar una vueltecita por la costa malagueña y olé mi cuerpo serrano y olé y olé y oleeeeeeé!!

Doña Marcelina.- ¡Pues si que se ha vuelto usted afónica... digo eufórica con esta soñada boda! ¿No será solamente un sueño? Además...

Doña Gonzala.- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no lo consiento a nadie! ¡No consiento a nadie y a usted menos que a nadie que dude de la virilidad de mi Floripondio! ¡Si me está usted insinuando que alguna de esas jovencitas guapas y bullangueras le quiere dar un escarmiento por lo que hace con ellas las fundo a todas!. Y no me fío ni de la huerfanita. Yo he suspirado toda mi vida para poder llegar a verle a mi Florentino del alma cepillarse bien cepillada a la que ha tenido trabajando como criadita por un corto espacio de tiempo y se le he escapado del todo y ahora he comprendido que con esa bombón hispanoamericana no puede ser porque es imposible porque Silencioso sólo con mirarle un par de segundos a mi Florito este se me descompone y le entra una cagalera que sube toda la escalera como si le ardiese el culo con tal de desaparecer; pero no permitiré que nadie más diga alguna impertinencia sobre su valía varonil. Mi único tormento es no haber podido atrapar a esa criadita y cómo mi amado hijito, tan guapo él y tan gracioso él y tan buena persona él, no se la ha podido tirar... pero es que bien visto a mi Florentinín le falta estatura en todos los sentidos de la palabra como para quitársela a Silencioso que es que cuando oye su nombre se empieza a jiñar a la pata abajo. ¡Pero al fin ha conseguido conquistar a Numeraria que, aunque no sea lo mismo exactamente, está también buenísima y guapa es un montón! ¡Que nadie sepa que el Señorito Florentino se ha jiñado a la pata abajo por culpa de ese escritorzuelo de Silencioso porque quiero que siga aparentando ser tan heroico con las damas de la alta clase social, universitarias además y hasta profesoras numerarias para más santo y seña, como El Cid Campeador que hasta muerto las conquistaba! Y es que este hijito de mi alma es todo un santo lo que pasa es que hablan mal de él porque le tienen envidia las que no quiere ligar porque no le sale de los cataplines y yo no quiero que se nos venga abajo toda la fama de conquistador y donjuán que tiene y que sólo por culpa de ese Silencioso ha estado a punto de venírsele abajo y vamos a ver si podemos seguir disimulando por lo menos hasta que se celebre su boda con Numeraria! ¡Se me ha escapado la criada pero sólo ha sido por culpa de Silencioso! Pero...silencio a ver si me está escuchando Silencioso en silencio y me va a partir el silencio en pedazos... hablemos más bajito no sea que nos oiga. En todo esto hay algo más misterioso que el misterio de los milagros de Fátima.

Doña Marcelina.- ¿Y qué puede ser eso tan misterioso que parece, más bien, el misterio de la casa encantada del alcalde Señor Sáinz, este baranda de alcalde que tenemos en el pueblo, y me estoy refiriendo a este baranda?

Doña Gonzala.- No se lo digas a nadie, absolutamente a nadie, pero es que mi amado hijito se entiende con Marujito. ¿Entiendes o no entiendes lo que te estoy confesando que ni tan siquiera se lo he confesado al padre de nuestra parroquia para que no se entere ningún parroquiano? ¡Pero esa mujer ha llegado a tiempo para que mi Florentinín deje ya la corriente en que está y se convierta en un verdadero hombre! ¡Que no se entere la Numeraria! (Numeraria se asoma por la puerta que da entrada a los wateres con un gesto de terror)

Doña Marcelina (Aparte) ¡San Apapucio! ¡Ahora resulta que el Señorito Florentino y Marujito se entienden! Entonces y ahora también, por desgracia, eso quiere decir...

Doña Gonzala.- Sí. Y puestas a decir verdades ahora que nadie nos escucha pues resulta que quiero que se rompan las relaciones amorosas entre mi querido y amado hijito Florito y ese tal Marujito que ya llueve sobre mojado, porque no es su primer amante precisamente ya que antes tuvo sus cosas con Pilarín, ya sabes, el hijo de los del chalé de un poco más arriba que el mío porque son de mucha más alta sociedad que la nuestra. Pues buena está la Numeraria... esto quiero decir... y es que estoy cada vez más tontaina que tontaina y media... y de esto ni media a nadie... que quiero decir que buena está la cosa. La verdad es que Numeraria tiene muy buena pinta y ¡santa maría vaya pinta que tiene la niña! y que me parece que es conquistadora de verdad y podrá darse cuenta de que mi Florito es de tanta bondad que hasta es angelical y que la tiene cariño de verdad porque en el fondo... demasiado en el fondo por cierto porque es más malo que un demonio... esto... no... que no sé ni por donde voy. ¿Por dónde iba yo? ¡Ah, si! que no pudo ser con el bombón de la hispanoamericana que es propiedad privada de Silencioso pero yo lo que quiero es poder olvidarla... esto... vaya... que no doy ni a una ni a dos ni tan siquiera a tres hoy en día... que bueno que yo quiero saber en realidad quién es.

Doña Marcelina,.- ¿Quién?

Doña Gonzala.- La Numeraria. ¡Yo no me creo que sea profesaria universitaria, y además numeraria y todo que me parece que sabe demasiado de este numerito, por la poca edad que tiene! (Numerara sigue asomada, sin ser vista, pero con el rostro cada vez con mayores gestos de terror al conocer las verdaderas inclinaciones sexuales del Señorito Fkorentino) Creo que no es la que dice que es pero qué le vamos a hacer si ahora resulta que es el gran amor que necesita mi Florito para que deje de ser Florito y se convierta en Florenciano que termina en... pero no... es que no puedo ser más tonta todavía que ya ni sé lo que confieso... pues lo que quiero decir es que Numeraria debe aceptarle tal como es y sanseacabó.

Doña Marcelina.- Pero mujer... bueno eso de mujer es que lo digo para quedar bien... que bien estamos por cierto las dos a pesar de que estamos como cabras... que está super demostrado y todos saben lo super guapísima que está... de que sí es profesora universitaria de Literatura y que sabe un montón de Letras que es capaz de hacer un repaso a todas las letras del alfabeto español sin equivocarse y de carrerilla. Será todo lo jovencita que quiera ser y lo es pero también es cierto, verdadero y comprobado, que es Doctora en Literatura porque sabe hasta los de las peleas entre Ramón Menéndez Pelayo y Ramón Menéndez Pidal aunque ella no lo dice para ser más modesta y me molesta que dudes de eso. Tú no puedes ser más ignorante porque eres ignorante supina pero ella desde luego sabe más que los ratones colorados... y por eso estoy empezando a enfadarme de verdad.

Doña Gonzala.- Tonta, tonta y retonta que mira que tonta, tonta y retonta que soy que me parece que hasta llevas esta vez razón aunque sé que la razón no te rige demasiado. ¿Has leído la copia de la cartita que le ha enviado a la joya preciosa de mi amado hijito el castigador que las castiga tan bien castigadas que no hay peor castigo que enamorarse de verdad de Numeraria?. Estoy sospechando que una cartita así, tan llena de picardías picarescas que parece un relato picaresco del Siglo de Oro español, tan demoledora incluso más que si la hubiese escrito una cortesana de la gran época del Palacio de Versalles de cuando El Rey Sol y otros por el estilo y diciendo tal barbaridad como que se entrega sin reserva ni clase alguna para ser su amante durante toda la vida, no es propia de una profesora numeraria de Literatura. No ha escrito ni tan siquiera una sola cita de algún personaje célebre de la Historia Universal de la Literatura. Así que no ha debido ser ella la que la ha escrito.

Doña Marcelina.- (¡Qué canalla esta Picapica!) Y por lo tanto, esa boda es desaconsejable, por lo menos hasta que pasen unos doscientos años y podamos todos y todas vivir con mayor tranquilidad pero tú tranquila. Que no y que no y que olé lo de qué polvo tiene la Numeraria... esto... no.... que yo también estoy bastante tontiloca en estas fechas... que quiero decir la molinera y es que esto del molino de papel en forma de cartita sellada por los Correos españoles es ya más pesado que la historia de los molinos de viento de Cervantes. ¿Como puede usted comprender que en esta situación tan caótica no puede unirse el agua saladísima de Numeraria con el agua dulzona de su amado hijto el Señorito Florentino? ¡Una misma fuente no puede dar, al mismo tiempo, aguas tan dispares y tan disparejas! ¡Figúrese usted la que se puede armar si es que van juntos a la cama y ella descubre la verdad!

Doña Gonzala.- (Cogiendo de la mano a Doña Marcelina y poniendo cara de tragedia clásica griega).- ¡Cómo me llamo Gonzala y me siento una chavala que como todo esto haya sido una broma para escarmentar a mi Florito esa tal Numeraria lleva todos los números completos de ser un número menos en el padrón municipal de este pueblo!

Doña Marcelina.- ¡Hombre! ¡Que me diga mujer! Que no es para tanto y que lo que yo quería decir...

Doña Gonzala.- ¿Qué querías decir? ¡Suelta tu lengua de inmediato o te la suelto yo arracándotela con un alicate que tengo siempre preparado para si llegase el momento de que alguna de esas jovencitas guapas y bullangueras del Club de Las Burladas les entrase la locura conejil de gastar una broma a mi conejito Florito que será todo lo enano que quieras, tanto en lo físico como en lo mental, pero que es más bueno que el pan candeal y vaya que le doy candela a la que se le haya ocurrido todo esto si todo esto es todo esto que tú me estás insinuando!

Doña Marcelina.- No... detén tu brazo Abraham... digo Gonzala... no me arranques por piedad la lengua que yo... no... no estoy insinuándote nada, pero...

Doña Gonzala (Sonriendo en plan triunfadora).- ¡Estoy segura de que no es una broma y esa Numeraria ha picado en el anzuelo porque es un absurdo que arriesgue su vida, tan jovencita como es todavía, intentando bromear con el gilitonto de mi Florito... esto... que vaya que no doy una... que estoy más tontorrona que ya ni sé qué me va a dar; o un ataque de ira muy iracunda o un ataque de locura muy loca loca loca... estoy loca loca loca... pero de alegría por supuesto. Que no se le ocurra a ninguna consciente o inconsciente, que de todas hay en el palmarés de mi amado hijito, osar a eso que para osa ya soy yo bastante. Ninguna de toda Andalucía entera, incluída por supuesto la provincia de Jaen y ¡ay andaluzas de Jaén si se os ocurre meterse de por medio! puede evitar que yo evite las relaciones de Florito con Marujito. Quien le gaste una broma y le haga emborracharse más de lo borracho que está casi siempre para poder olvidarla, te lo juro por mi naturaleza machorra, esto... que no, chorra... que no quise confesar eso... que lo que digo es que soy como una patata brava y que me acuerdo mucho de mi época en los madriles con todo aquello de verles tomar patatas bravas en los bares de por al lado del Hispano Americano... ¡y que lástima que no haya podido atrapar a ese bombón de hispanoamericana!... pues eso... que tomaban ellos, los que no me hacían ni caso alguno y alguno ni se acordará de mí pero... ay como me encuentre a alguno de ellos por estas tierras andaluzas salvo, por supuesto, si fuese Solitario porque a Solitario no le tengo ningún miedo ni ningún pavor... ¡sino terror!, ¡verdadero terror! Que no se entere Solitario virgencita de los remedios porque entonces...

Doña Marcelina.- No te pongas así que se afea tu rostro todavia más feo de lo que es en su estado normal. Les dejaré bien en claro, y es que pongo los ojos en claro cuando te veo tan cabreada, a todas las jovencitas guapas y bullangueras del Club de Las Burladas, que es más que un club por cierto como dicen algunos nacionalistas de esta Cataluña nuestra para siempre, que no saben con quién se la están jugando y a ver si dejan ya de jugar tanto al fútbol esos que no nos hacen ni caso por ver si en río revuelto ganancia de pecadoras... no... me parece que se dice ganancia de pescadoras y no ganancias de pecadoras aunque siendo más lógicas podría estar mejor dicho lo de ganancias de pecadoras.

Doña Gonzala.- Aclarando que es gerundio y me estoy poniendo más frenética que una gerundense cuando la confunden con una leridana. Todas esas jovencitas guapas y bullangueras no saben con quién están jugando.

Doña Marcelina.- Pero... ¿es que están jugando a las muñecas todavia? Hombre... que me diga mujer... jovencitas son muy jovencitas pero me parece a mí que ya pasaron la edad de jugar con las muñecas. ¿No será que están jugando con los muñecos que es cosa bien diferente, distinta o como sea que se llame todo este embrollo que vaya bollo de pimpollo es Florito? Ah ¿no? ¡Es que el Señorito Florentino es tan guapo que ninguna se atrevería a jugar con él porque lo que yo digo es que es tan guapo que no puede ser un muñeco aunque una pepona podría ser! ¡No! ¡No me elimines que no se lo voy a decir a nadie!

Doña Gonzala.- Pobrecilla de Numeraria si descubro yo que se quiere cachondear de mi hijito tan castigador machista porque hombre... que digo yo que hombre es mucho pedirle... pero machista pues eso sí que sí y que sí. ¡Y como yo quiero que se casen pues será que sí porque yo digo que sí! ¡A Florito le veo muy felizote como puro machote! ¿Comprendes ahora por qué soy tan celosa... no... no pienses que es peor y se puede entender otra cosa... que lo que pasa es que tengo mucho celo por cuidar de mi Florito para que no le asalten las mujeres malas?. Está tan bueno el pobrecito de mi Florentinín que cuando me he enterado que Numeraria, que no llega a ser lo que hubiese sido de haber sido la bombón de la novia de Silencioso pero que también llega muy lejos en esto de la belleza y tal y tal y tal, está dispuesta a ser su amante sin reserva ni clase alguna pues se me ha subido el ego a la cabeza y por eso soy tan egoísta. Yo, muy emocionada del todo y también sin reserva ni clase alguna pero en mi caso es de verdad, le he dicho: "Antes mejor vivir con una mujer sola que con un verdadero lila y a ver si dejas de que te guste tanto la lila y se te quita eso de la cabeza; o sea, que te separas de Marujito para hacer dichosa a la dichosa Numeraria".

Doña Marcelina.- Pero mujer o lo que sea que da lo mismo lo mismo da... ¡no me seas tan radicalmente liberal que es que tanto radicalismo de liberalismo nos va a dejar hechas polvo!

Doña Gonzala.- Pues yo no cedo y no cedo y no cedo. Quiero que Numeraria libere a Florito de su amorcito Marujito. ¡Y no sé cómo le voy a poder liberar de tan liberal radical que es pero su liberación debe ser así porque a mí me sale de las narices! Yo soy muy demócrata y oigo a todos y todas... ¡¡pero aquí sólo se hace lo que ordeno yo!! ¡A mi Florito, que está en plena flor, le veo muy feliz! ¿Comprendes por qué tienen que casarse porque yo aunque no lo comprendo de lo tonta que estoy pues insisto en que se hace lo que ordeño... esto... no... que es que no se me pasa la tontera... se hace lo que ordeno?. ¿Comprendes, para que sigas comprendiendo lo que yo no comprendo, por qué estoy tan celosa de Solitario? ¡Caramba! ¡Que me confundo de lo tonta que soy, estoy y estaré toda mi vida! Que no estoy celosa deSolitario pero es que está tan bueno y es tan bueno el pobrecillo de mi Florentinillo que cuando me habla de cómo se le ha entregado Numeraria es como si me hubiera caído un obús en la cabeza.

Doña Marcelina (¡Dios mío con el cabezón que tiene y qué le digo yo ahora a esta monstrua de que todo es una broma para que no la castigue!)

Doña Gonzala.- ¿Comprendes o no comprendes mi felicitae felicitates felicitae que me corro de alegría, de placer, de gozo, de gusto y hasta de júbilo?

Doña Marcelina.- ¡Pero cuántos adjetivos calificativos sabe usted! No emplee tantos que se van a agotar todos. Claro que...

Doña Gonzala.- Nada, nada de nada, y nada de la más nada porque de la nada yo soy capaz de sacar todo de todo. Todo esto lo tengo más claro que el caldo del asilo del pueblo... así que de nada por aquí y de nada por allá, y no hace falta que nadie me dé las gracias por ello, saco una boda que no se la salta ni Costillares cuando huía despavorido ante un pastueño bragado y astifino porque mi Florentino es muy fino.

Doña Marcelina.- Entonces usted dirá aunque ya ha dicho bastante. ¿Qué hago yo ahora?

Doña Gonzala.- Que llames a Numeraria.

Doña Marcelina.- ¿A Numeraria?

Doña Gonzala.- Sí. A Numeraria. Sé que debe andar por aquí y dile que la quiero dar un abrazo de osa... esto... no... que tonta estoy... de burra... que no... que no doy una... de suegra agradecida.

Doña Marcelina.- Es que... si no estoy equivocada... me parece que ya se marchó.

Doña Gonzala.- No, no y no porque yo digo que no... que no me engañas, Marcelina... estoy segura de que está en algún lugar del "Casi Ná" y casí ná que le va a acer encima como me niegue este caprichito de casarla con mi amado hijito. Búscala, que tú eres la mejor en esto de buscarlas, y dile que tengo mucho interés compuesto, no simple sino compuesto, en hablar con ella; que lo que quiero es invitarla a una fiesta que voy a hacer en mi lujoso chalé con caché dentro de ocho días, de veinticuatro horas exactas cada uno de ellos para que no me diga que se le olvida, porque hay que anunciar la boda (Da un fuerte puñetazo sobre el tablero de la mesa y aparece Menudita) Menudita, haz el favor de decirle a la señorita Numeraria que venga un momento o te arrastro a ti también.

Menudita.- Sí, señora marimandona... esto... perdón... que quise decir señora madona que me parece que se dice así en Italia... y es que esto ya es como el Carnaval de Venecia pues ya no se sabe quién es quién ni cuala es cuala. Vaya lío. Aquí están todos y todas más liados que la pata de un soldado romano de esos que he visto dibujados en los libros de Historia Antigua que me parece que usted es bastante antigua pero no se ofenda que en cuánto la vea se lo digo... no se preocupe usted que no pienso decirla que usted es tan antigua como las que vivían en Pompeya que creo que se destruyó por culpa de un terremoto o maremoto porque es que está usted hoy hecha todo un terremoto o un maremoto, sino que solo quiere usted conocerla o decirla algo o algo parecido (Se va).

Doña Gonzala.- ¡Qué bodorrio, Marcelina, qué bodorrio!... Voy a llamar a todas mis amistades de la aristocracia madrileña y voy a contratar, pagando una alta suma por cierto, al Obispo de Tarancón para que formalice y formulice católicamente hablando, este enlace... quiá de quíá... a ese no porque Tarancón es un pueblo muy pobre... así que, pagando un pastón por supuesto como siempre ocurre con los curas, voy a hacer que los enlace el Obispo de San Sadurní de Noya... que ése sí que es un Obispo de pueblo bien rico y que la tiene tan larga... la jeta... digo no... que estoy muy tonta... que quiero decir la estola... porque la reputación es la reputación y un Obispo Mayor es más lujoso, y hay que pagarle mucho más por supuesto pero eso no importa aunque haya tantos pobres por aquí sueltos, que un Obispo Menor... ¡¡Qué conmocionada estoy!!

Doña Marcelina.- (¡Pobre Numeraria!)

ESCENA XV

Doña Gonzala, Doña Marcelina y Numeraria saliendo del water.

Numeraria (Haciendo un esfuerzo titánico para sonreír. Está pálida por el susto que lleva dentro del cuerpo pero no vacila ni un instante) Estimada diosa Doña Gonzala... bueno... lo de diosa lo digo por no decir algo más impresionante como divina o quizás dignísima.

Doña Gonzala.- ¡Numeraria!... ¡Querida Numeraria!

Numeraria.- ¡De ser su querida nada de nada pero de nada y de nada por su saludo que lo primero que debe usted hacer es darme las gracias para que yo le responda de nada, Doñita Gonzala!.

Doña Gonzala.- ¡Déjate de historias raras y de cuestiones ceremoniosas y ven a mis corpulentos brazos!

Numeraria.- De eso nada, monada, bueno mona, esto... pero un pequeño abrazo nada más ¿vale? (Se abrazan)

Doña Gonzala.- ¿No te dice nada un tipo que está escribiendo un libro?

Numeraria.- Sí señora. Le conozco. Está escribiendo una especie de diccionario enciclopédico sobre las relaciones interpersonales de los señoritos donjuanescos de Andalucía entera y parte del resto del Universo; por eso introduce algún verso que otro para que la unidad forme un conjunto global como usted más o menos... esto no... ¡no, por favor!... que no quiero decir que usted sea un globo... que lo que quiero decir es que escribe también versos en conjunto global.

Doña Gonzala.- ¡Pues preséntame a ese escritor que le quiero felicitar fuertemente! ¡Fuer-te-men-te!

Numeraria.- Ya se lo diré cuando le vea que es que le veo muy de tarde en tarde cuando consigo verle. Pero mejor dígale a su amado hijito que se lo presente él que le conoce mucho mejor que yo y me parece que no le gustó demasiado. Muchas gracias por la confianza que ha depositado en mí como si ya fuera yo camino del depósito funerario, pero es que era mucho mejor cuando me decía que ya no me quería y lo digo por su hijito el Señorito Florentino y suelte un momento que me asfixia antes de tiempo (Consigue soltarse del abrazo de ella)

Doña Gonzala.- ¿Cómo me estás diciendo? Que yo también como carne humana cuando se pone a tiro... esto... perdona hija mía... es que hoy tengo tal tontería encima que no sé cómo quitármela de tan encima que la tengo... y es que me parece que he debido darle demasiado alpiste al canario... pero mira que digo tonterías... por favor... ni caso a lo que digan por ahí... ¿vale?... que me como vivo o viva a quien se burle de mi amorcito pequeñito.

Numeraria.- La verdad, Doña Gonzala, que de pequeñito es que lo ve usted con buenos ojos porque sus buenos tacos lleva encima... y no me refiero a las palabrotas que le han dicho más de una, sino que ya está más o menos o menos o más entre los cuarenta principales. Yo también como de vez en cuando, no vaya usted a pensar que las profesoras numerarias trabajamos por amor al Arte. No. Nada de eso. Trabajamos para comernos de vez en cuando a alguno... digo... vaya... que me está usted pegando su tontería.. que quiero decir que comemos de vez en cuando a algo que nos guste.

Doña Gonzala.- Pues parece que estás muy preocupada porque te veo algo pálida.

Numeraria.- No tanto como usted si se va a poner a lanzarme piropos ahora. Lo mío es solamente por la emoción de lo que me he enterado hoy, como bien está usted pensando, pero lo suyo es más bien por la conmoción que le está entrando y saliendo continuamente al saber lo que yo he sabido.

Doña Marcelina.- Un poco de calma. Aquí alguien ha pillado por sorpresa a otro alguien. Y además está lo de Silencioso...

Numeraria.- Sí, señora Marcelona digo Marcelina porque no es usted de Barcelona sino de Medina... o sea... ¿qué también Medina está entre sus planes? ¿Qué sucede? ¿Que se quiere usted apoderar de todo Medina Zahara por completo?. Pues sí. Ha acertado. Sobre todo está el problema de ese Silencioso.

Doña Gonzala.- ¡Venga otro abrazo, Numeraria! (Se abrazan de nuevo)

Numeraria.- (¡Qué bruta... vaya bíceps que más que bíceps parecen triceráptores furibundus!).

Doña Gonzala.- ¿Qué estás diciendo?

Numeraria.- Nada de nada de nada monada de la limonada... que digo que no hay nada de nada de nada monada de la limonada.

Doña Gonzala.- ¿Ratificas que no hay nada de nada de nada entre mi hijito y tú o te estás refiriendo a
Solitario con la criada?

Numeraria.- No se me entusiasme usted tanto que con mucho gusto se lo aclaro, Doña Gonzala... y verá que a gusto se va a quedar usted. Tanto gusto le va a dar que le va a gustar a usted Solitario pero en fotografía.

Doña Gonzala.- ¿De verdad me lo vas a presentar aunque sólo sea en fotografía?

Numeraria.- Con mucho gusto lo haría pero no tengo ninguna foto de él y él no tiene mal gusto (Yo salgo esta misma noche para el Principado de Andorra)

Doña Gonzala.- Bueno. En vista de que no le gusto a Solitario vayamos a otra cosa.

Numeraria.- Vamos a donde usted quiera pero estoy muy cómoda aquí. Así que largue todo lo que quierar largar o lárguese donde quiera largarse so alargada... que está usted más alargada que un muelle en plena tensión... ¡y qué tensión me está entrando, madre mía!

Doña Gonzala.- De momento me quedo porque me parece que te estás quedando conmigo. Que me ha dicho Torrijeña que eres muy aficionada a la caza mayor. ¿Eres de verdad tan buena cazadora como tan buenas estás de presencia física?

Numeraria.- ¿Yo? ¿Se está usted refiriendo a mí o a la fama que me han echado a mí? ¡Por la Virgen de las Angustias, no se me angustie tanto Doña Gonzala; que existe por ahí mucha bruja vieja, muy revieja, que es muy guasona! ¡Yo sé cazar pero cazo otra clase de animales! Que ya sé yo que quizás pica y pica y ahora vaya a decírselo a Picapica pero vamos... señorona de su señor... y me refiero a su amado hijiyo... que de vez en cuando cojo a alguno que va por libre y otras veces a alguno que está más perdido de la cabeza pero en realidad nada de nada y de nada monada de la limonada... que no me como tantas rosquillas como dice esa bruja vieja revieja.

Doña Gonzala.- Buena... buena... que no... que estoy muy tonta hoy y no sé lo que digo... que digo que buena se está poniendo la cosa... que tú estás muy buena... esto... ¿pero qué me pasa hoy?... que quiero decir que no me seas tan modesta. ¿Quieres conocer a mis dos doberman que se llaman Enrique I y Enrique II, hijos de la pareja compuesta por Rómulo y Remo? ¿No te parece buena la idea?

Numeraria.- Hombre... esto mujer... me parece una idiota... perdón... quiero decir ideota. Como gustarme pues no me gustan los Enriques por muy enriquecidos que sean, pero sí que me gustan los perros y si además saben mamar de una loba... porque eso sucedió con Rómulo y Remo... pues todavía mejor que mejor.

Doña Gonzala.- Pues tengo que avisarte de que a una de las dos se la va a comer.

Numeraria.- ¡Pero si a ese Señorito Florentino solo le gustan los huesos! Yo le digo a usted que está... y me refiero a usted y solamente a usted... más seca que el río Guadalentín en época de estío total. ¡Y ya que hablo de estío vaya tío que es su hijito!

Doña Gonzala.- Pero... ¿es que lo has escuchado?.

Numeraria.- A mí me da lo mismo haberlo escuchado o no haberlo escuchado. El caso es que, como verá, no me van los hipocondríacos... o sea... en palabras más claras que las de los huevos... los de la acera de enfrente, a esos que tanto le gustan los polvorones de la estepa... sólo son lobos esteparios y ni una palabra más.

Doña Gonzala.- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡No te admito que le llames hipocondrio!

Numeraria.- He dicho hipocondríaco pero bueno... quizás también sea hipocondrio pues con esto del hipo parece que los hipopótamos como Picapica también saben hipar de vez en cuando... y no me venga con lloriqueos ahora porque para hipar ya tengo bastante con los problemas de la hipotenusa que tengo que explicarle a Menudita para que pueda comprender que una línea vertical no tiene por qué ser siempre masculina y que una línea horizontal no tiene por qué ser siempre femenina. ¿Me está usted entendiendo o se lo dibujo para que comprenda con total claridad lo que estoy queriendo decir?.

Doña Gonzala.- Con no seguir escuchando tus tonterías asunto sabido.

Numeraria.- No, si yo bien comprendo que usted de filosofía racionalista no tenga ni la más remota idea; pero le aclaro que ya es hora de que las líneas verticales dejen de ser solamente masculinas y las femeninas tengan que ser siempre las líneas horizontales.

Doña Gonzala.- ¡Me estás aturdiendo con tantas líneas!

Numeraria.- Bueno, pues entonces hablemos de otras cosas que no le aturdan tanto.

Doña Gonzala.- Está bien. Ya te mandaré a tu casa a Enrique I y a Enrique II.

Numeraria.- ¡No, por favor!... mándeme también a la loba para que esté todo el cuadro completo. Ya sabe que me estoy refiriendo al triángulo tricornial formado por el Señorito Florentino, Marujito y Picapica... a eso de una de dos o me llevo a la bruja o entre los tres nos las arreglamos para pasarlo bien... ¿qué le parece la filosofía autista? Yo, desde luego, como no soy autista les cedo mi casa para que se lo pasen bien de vez en cuando.

Doña Gonzala.- ¿Es que de verdad eres bohemia?

Numeraria.- Sí. Sé lo que es la bohemia pero, mire por donde, resulta que soy una bohemia abstemia porque me gusta El Arte sin añadirle estupefacientes... y me parece que se ha quedado usted ahora estupefacta. ¿Es verdad que le gustan los estupefacientes a toda la gente de su ambiente social?

Doña Gonzala.- ¡Te advierto que tengo cabezas cortadas en mi habitación privada!

Doña Marcelina.- No entremos en temas de cuernos, recuernos y contrarecuernos que nos liamos de verdad... que eso de las cabezas cortadas me suenan a corridas taurinas.

Numeraria.- ¡Caramba! ¡Qué entendida está usted en temas profundos!

Doña Gonzala.- Lo que tienes que comprarte, Numeraria, es un fanelógrafo para exponer tus piezas más valiosas.

Numeraria.- Exacto. Va a ser un fanelógrafo de ocho metros de largo por ocho metros de ancho; a ver si me toca un día el gordo de la Lotería Nacional y me lo compro... porque son tantas las cabezas cortadas que no es mala idea hacer una exposición con todas ellas arrejuntadas.

Doña Gonzala.- Mujer... ¡no exageres tanto!

Numeraria.- No, si no estoy exagerando. Hasta podría exponerlas en una extensión aproximada de medio kilómetro y eso que lo calculo a ojo de buen cubero pero, bien, también dispongo del pasillo, de un gabinete de estudios porque yo estudio y no como su hijito para que lo sepa usted, y una buhardilla además de mi habitación privada que, en caso de emergencia, podría valer también.

Doña Gonzala.- ¿Y por qué no incluyes al comedor?

Numeraria.- Sí... no es mala idea... pero si hago eso... ¿que hago con el mesón?

Doña Marcelina.- Arreglen todo de buena manera a ver si se puede que nadie más se entere.

Doña Gonzala.- ¡Ja, ja y ja! Muy bien... muchas gracias Marcelina... qué chistosa esta usted... después de esto sólo me queda marcharme... de momento. (Tiende la mano a Doña Marcelina) Querida Marcelina.

Doña Marcelina.- Adiós, Gonzalita.

Doña Gonzala.- ¿Amiguita Numeraria?...

Numeraria.- Doña Gonzala, que Dios le cuide su salud y no vaya tan despechugada que el tiempo puede cambiar y resulte que se constipe aunque estemos en pleno estío (Le va a dar la mano)

Doña Gonzala.- No... no... la mano se la tiene usted que dar a mi Florentino. ¡A mí sólo deme un abrazo familiar! (Se abrazan) ¡Fa-mi-liar!

ESCENA XVI

Doña Gonzala, Doña Marcelina, Numeraria, Torrijeña, Pepa de La Mancha, Tita Saboya y Picapica.

Todas (Saliendo de la cortina y aplaudiendo).- ¡Bravo! ¡Bravo!

Tita Saboya.- ¡Sensacional faena! ¡Se merece las dos orejas y el rabo!

Picapica.- Esto solo ha sido el preludio de la próxima tormenta.

Torrijeña.- ¡Ay que termento de mujer!¡Hurra que te zurra y vamos a hacer una zurra para templar la sed! ¡Tres veces viva la zorra que me diga la zurra!

Tita Saboya.- ¿Luego es cierto lo que se rumoreaba bajo sardina?... esto no... quiero decir bajo sordina?

Doña Gonzala.- ¿Pero éstas también lo saben?

Tita Saboya.- Entre nosotras corren las noticias como la pólvora y existen correos femeninas que tienen, por cierto muy poca edad, pero que son verdaderas palomas mensajeras.

Pepa de La Mancha.- ¡Congratuleision, Doña Gonzala!

Torrijeña.- ¡Enhorabuena, Numeraria!

Doña Marcelina.- (¡Españolas todas! ¡Sinvergüenzas todas!)

Numeraria.- ¡Granujilla! Pero espero que de todo esto salga algo de provecho si es que algo de provecho sale de todo esto.

Tita Saboya.- ¡Así que venga ese porrón... de zurra por supuesto! ¡La alegría de las jovencitas es el albor de una época inolvidable gracias a tan excelsa hazaña!

Pepa de La Mancha.- Adelante, bebamos de manera suave (Acude Menudita con el porrón de la zurra en la mano)

Doña Gonzala.- ¡Solo soy una cortesana nada más! Pero veremos si os hace gracia esa alborada de la que tan bien habláis.

Tita Saboya.- Empieza tú, Torrijeña (Le entrega el porrón) Señoras y señoritas aquí presentes y ausentes. Paso el porrón a Torrijeña para hacer el brindis por el enlace o el desenlace, que vaya Dios a saber qué sucederá al final, de Numeraria con el Señorito Florentino y a ver si construyen un hogar por una causa justa como es la parejita al primer intento para que sigan las tradiciones de la historia de los muy altos y preclaros y está muy claro de los muy caballeros donjuanes de Vélez Rubio y comarcas aledañas.

Todas (Cada una ya venía con un vaso en la mano) ¡¡Zurra!! ¡¡Zurra!! ¡¡Zurra!!

Doña Gonzala.- ¡Muy graciosas, pero que muy graciosas todas vosotras! y yo, en cuanto a gracias se dice pues veréis la gracia que tengo (En ese momento se escucha, procedente de una emisora de radio de algún vecino o vecina, "La marcha Nupcial" y, de repente, la voz del Señorito Florentino que canta de manera exagerada y hasta ridícula)

Tita Saboya.- ¡Silencio!

Torrijeña.- ¡Que os calléis! ¡Callaros todas! (Todas quedan exageradamente atentas)

Doña Gonzala (Muy emocionada).- ¡Es él! ¿Le oís? ¡Escuchad esa voz tan varonil! ¡Es un angelote!

Tita Saboya.- ¡Qué voz! ¡Qué pelma digo que palma... digo nada! (Suena el timbre del Restaurante "Casi Ná") ¡Qué timbre!

Torrijeña.- ¡Qué timbre más venido al pelo! Menos mal que se ha callado. Esto me recuerda a un timbre de correos.

Doña Gonzala (Indignada).- ¡Hagan que se calle ese timbre! ¿Qué es eso del timbre de correos?

Doña Rorrijeña.- ¡Ay, Doña Gonzala! Me vibra todo el cuerpo cuando escucho alguna pieza de Mozart que esto ya parece algo así como el romance de Polifemo con Galatea, o sea, el monstruo y la bella unidos como en un sueño cervantino pero en forma de novela ejemplar.

Pepa de La Mancha.- Yo lo encuentro más de novela ejemplar que de novela de verdad... porque la verdad es que vaya que si es ejemplar, señora... lo que se dice ejemplar del todo... y es que me parece que su Florentino es todo un señorito si es que la consigue...

Doña Gonzala.- ¡Basta ya! ¡Aquí ya no pía ni Pío Nono... no no... he dicho que no no!. No os perdáis ninguna nota de lo que vais a ver cuando llegue le momento oportuno (Todas callan mientras el Señorito Florentino vuelve a cantar y acabando con un gallo espectacular)

Todas.- ¡Bravo, bravo y bravo! (Aplaudiendo)

Doña Marcelina.- ¡Bravo, Florito, bravo!

Señorito Florentino (Levanta la cortina y se asoma) Gracias que con las que a mí me faltan y las que junto a las que a vosotras os sobran sois las que os merecéis (Cierra la cortina)

Todas (Volviendo a aplaudir).- ¡Bravo, bravo y bravo!

Doña Gonzala.- ¡Es un toro! ¡Es un toro!

Señorito Florentino (volviendo a descorrer la cortina) Gracias que con las que a mí me faltan y a las que a vosotras os sobran sois las que os merecéis (Vuelve a cerrar la cortina)

Pepa de La Mancha.- ¡Admirable!

Tita Saboya.- ¡Colosal!

Torrijeña.- ¡Suprema!... digo... ¡Supremo!... perdone doña Gonzala pero es que a veces, después de haber bebido algo para olvidar pues resulta que equivoco el género.

Doña Gonzala (Se limpia uns hipócritas lágrimas).- Nada... que se me saltan las lágrimas como de cocodrilo, de caimán y de aligator todas juntas.

Tita Saboya (Haciendo como que llora también).- Y a todo esto volvamos a aplaudir (Aplaude y le siguen los aplausos de las demás)

Señorito Florentino (Descorre la cortina, sonríe y lanza un beso volado).- ¡Para Nume! (Cierra la cortina y Numeraria se queda como obnubilada).

FIN DEL PRIMER ACTO.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Obra teatral escrita como homenaje a Carlos Arniches.

Palabras Clave: Literatura Teatro Farsa Comedia Sainete.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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