La pasión asecha a los distantes en mutuas corduras de desorientación sin límites, las marchas fúnebres van de un lado para otro, se vuelve  más confusa la solución, cada día más oscura, ante un callejón sin salida, el cuál mientras todas marchan de un lado para otro, sólo una se queda ahí, justamente en el camino, sin dar un paso, para atrás, ni para adelante, pensando que alguien le tomará de la mano. Así suele pasar cuando la pasión se agota, se escasea entre habitaciones donde existe el fuego, es como decir que el agua se vuelve la salvación de los dos o la perdición de uno.