Texto 4000: te ibas de mis manos.
Como algunos jacintos, en savia te escurrías
a lugares donde no pudieran tocarte
ni el hombre ni la bestia ni las horas mañosas.
Eras como esa hembra de figura bendita
que huye de las dagas que dan las ablaciones.
No conocías tú que te tenía romanza:
que a ti te esperaba bajo perales nuevos.
Mas cuando fue bajando tu descuido en volúmen
te así del talle hermético y estreche en mis poros
y te besé los labios, ceñidos como losas,
hasta que te entibiaras con esta bienvenida.
Texto 4000: parabienes contigo
y un trono de cadencias, sonrisas y palabras.
Acepta ya de mí el amor inmediato
que se gestó en mi alma antes de tu venida.