LA LUNA (2)
 
Hija ingrata y caprichosa
que quieres escapar de tu mamá
para viajar sin rumbo, a tu albedrío,
por esos mundos tenebrosos
llamados "universo" por los hombres.
 
Eres pequeña, desvalida y tonta
para tales aventuras,
así te creas la musa predilecta
de numerosos poetas y pintores.
 
Tus audacias no irán a parte alguna,
ya que esos lugares desconocidos
son morada de monstruos espantosos:
brujos, duendes, ogros y demonios
que te harán sudar de miedo
cuando te encuentres sola.
 
Siendo más inteligente
continuarías con tu madre,
sin intenciones de huir;
si ya te desvirgamos con un 69
y violamos muchas veces,
¿qué más quieres ahora,
muchachita presumida y crédula?
 
Estás tan paliducha y gélida
que nadie querrá vivir contigo,
mejor dicho sobre ti,
y aunque tu vientre luminoso invite
con ademanes de virgen prostituta,
te imagino displicente y frígida
como ciertas mujeres en la Tierra
que se niegan los goces de Cupido.
 
Será mejor que para siempre dejes
esa aparente timidez hipócrita
y nos muestres la mejilla oculta,
la manera de vivir que tienes
y las posibles diferencias que haya
frenta a la estulta población terrestre.
 
¿Te suples algo con tener tapada
la mitad de tu inconstante rostro?
¿Acaso es tan feo que te asusta
mostrarlo de frente a los humanos?
¿O piensas de pronto que el misterio
nos pondrá de rodillas ante ti?
 
Desde acá te vemos bella
y aceptamos cotidianamente
tu labor celestina en los amores.
¿Cuáles son entonces tus prejuicios
María Lunita descocada y cruel?
Tienes todo a favor y sin embargo
no escatimas tus berrinches necios.
 
Vuélvete seria y no te arriesgues
por solitarias cavidades cósmicas,
donde pueden violarte nuevamente
(quizás te agrade repetir el hecho,
pero al fin llorarás de tanto hacerlo),
mientras Júpiter y Saturno intentan
tender una celada en tu camino,
cual si fueran piratas siderales
o terrenas cuadrillas de bandidos.
 
No tendrás operaciones "Jaque"
que te libren de sus garras portentosas
en tu diaria migración por el espacio,
donde marcan tu destino y tu final
sus fríos rostros y tus suaves pasos.