MECÁNICA CELESTE
Publicado en Jul 02, 2009
MECÁNICA CELESTE
1 Como verán, no soy Newton, Kepler, Copérnico ni Galileo, incapaz por lo tanto de explicar por qué los fragmentos de materia, grandes o pequeños, se atraen entre sí. Trataré de contarles, sin embargo, cómo me afecta la mecánica celeste: Los movimientos nocturnos de la causa de todos mis afectos son lentos, y en lugar de girar como cualquier cuerpo astronómico, insiste testaruda en lo contrario, porque quiere aparecer más rutilante que la explosión de veinte supernovas. Me impide incluso colocar la Tierra en el centro focal del universo, a la manera de Claudio Tolomeo, como evidencia de sus presunciones, con el Sol, la Luna y los planetas junto a la esfera de los cuerpos fijos girando inermes alrededor de ella. En tanto, reflexiono diariamente y digo que cuando las cosas son así no hay manera de llegar a un acuerdo en el mundo crucial de los amores. Todo se rompe o desbarata si las leyes naturales valen cero, y acabo concluyendo lo siguiente: No debemos caer en el dislate de gravitar alrededor de un astro. 2 La mecánica celeste contiene, entre muchas otras cosas, una máxima que dice: Dime dónde está ubicado un cuerpo celeste inmerso en un campo gravitacional en determinado momento y te diré la ubicación del mismo para cualquier otro tiempo, en el pasado o el futuro. Las leyes universales son muy serias, y me pregunto entonces: ¿Dónde diablos te has metido? ¿Por qué no imitas la mecánica celeste y te dejas ubicar siquiera en el pasado, incluso en el futuro, si no soportas hacerlo en el presente?
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